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BLOQUE II

PROCESOS DE CONFORMACIÓN DEL ESTADO MEXICANO

PRESIDENCIA DE ANASTACIO BUSTAMANTE.

Bustamante formó su gabinete con distinguidos miembros del partido conservador, entre ellos Lucas Alamán, quien
proponía como metas inmediatas disciplinar el ejército, reajustar la hacienda pública, y reconciliarse con España y el
Vaticano para obtener el reconocimiento de la independencia nacional.
Alamán procuró eliminar a todos los gobernadores de los estados que no fueran leales al régimen, encarceló y
persiguió a los liberales. La guerra civil se reanuda, Alvarez y Guerrero se levantan en armas al ver que se atentaba
contra el federalismo.
Facio, Ministro de Guerra, planeó con Francisco Picaluga el asesinato de Guerrero, mediante el pago de 50 000
pesos. Picaluga con engaños hizo prisionero a Guerrero abordo del Colombo y lo llevó a Oaxaca, en donde sus
enemigos lo juzgaron por el delito de conspiración, siendo condenado a muerte y fusilado el 14 de febrero de 1831 en
Cuilapan, Oaxaca.
Ante esta acción, Santa Anna se sublevó en Veracruz y lo mismo ocurre en otros estados, tras algunas batallas,
Bustamante se vio obligado a firmar los convenios de Zavaleta, por los que reconocía a Gómez Pedraza como
legítimo presidente.

PRESIDENTES DEL SISTEMA FEDERAL


Presidentes Periodo
1. Guadalupe Victoria 10 de octubre de 1824 1º. De abril de 1829
2. Manuel Gómez Pedraza No ejerció cargo
3. Vicente Guerrero 1º. de abril de 1829 18 de diciembre de 1829
4. José Ma. Bocanegra 18 de abril de 1829 21 de diciembre de 1829
5. Triunvirato: Pedro Vélez, 23 de diciembre de 1829 31 de diciembre de 1829
Lucas Alamán y Luis Quintanar
6. Anastacio Bustamante 1º. de enero de 1830 14 de agosto de 1832
7. Melchor Múzquiz 14 de agosto de 1832 24 de diciembre de 1832
8. Manuel Gómez Pedraza 24 de diciembre de 1832 1º. de abril de 1833
9. Valentín Gómez Farias 1º de abril de 1833 16 de mayo de 1833
10. Antonio López de Santa Anna 16 de mayo de 1833 3 de junio de 1833
11. Valentín Gómez Farias 3 de junio de 1833 18 de junio de 1833
12. Antonio López de Santa Anna 18 de junio de 1833 5 de julio de 1833
13. Valentín Gómez Farias 5 de julio de 1833 27 de octubre de 1833
14. Antonio López de Santa Anna 27 de octubre de 1833 15 de diciembre de 1833
15. Valentín Gómez Farias 16 de diciembre de 1833 24 de abril de 1834
16. Antonio López de Santa Anna 24 de abril de 1834 27 de enero de 1835
17. Miguel Barragán 28 de enero de 1835 27 de febrero de 1836
18. José Justo Corro 27 de febrero de 1836 19 de abril de 1837

PROGRAMA POLÍTICO Y ECONÓMICO CONSERVADOR:

PROYECTOS DE LUCAS ALAMÁN Y EL BANCO DE AVÍO

Toma posesión el 1ero. de enero de 1830, el presidente Bustamante lo nombra Ministro de hacienda, en su gestión
reorganizó la hacienda pública, mejora la recaudación de impuestos, promovió la industrialización, la minería y el
comercio.

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Don Lucas Alamán pensó en contrarrestar la influencia de los Estados Unidos apoyándose en Inglaterra, establecer
un gobierno monárquico centralista, defendió los privilegios de la iglesia como única fuerza moral y educativa, pero sin
tener en cuenta las verdaderas necesidades del pueblo mexicano. Así fue como Alamán formó en Inglaterra y
Alemania varias sociedades, como la Compañía Anglo-Mexicana, que invirtieron en la República más de treinta
millones de pesos con el fin de industrializar al país. Pero en el fondo lo que deseaba Alamán, como la mayor parte de
los intelectuales del partido conservador, era que prosiguiera el dominio de la aristocracia y que el pueblo continuara
en las mismas condiciones en que había vivido durante la Colonia.

Con el apoyó de Joaquín Castillo y Esteban de Antuño, solicito un préstamo de 1 millón de pesos a Inglaterra, con el
préstamo crea el Banco de Avío en octubre de 1830, con el apoyo del Banco, creó industrias textiles, fomento la
ganadería, fundo escuelas de artes y de agricultura, incremento la producción algodonera y lanar, sustituyo el arado
por las trilladoras y estableció zonas industriales, adquirió máquinas de hilados y teñido, molinos y despepitadotas,
contrato técnicos estadounidenses y franceses para capacitar a los obreros en el uso de la maquinaría.
Como ministro de Relaciones Exteriores, se negó a la colonización de Texas, se empeño en fijar los límites entre
México y EUA, conforme al Tratado Adams-Onís, se opuso al expansionismo territorial de Estados Unidos.

En 1825 el fuerte de San Juan de Ulúa era el último baluarte de los españoles en tierra mexicana, desde donde
habían bombardeado a Veracruz, haciendo necesaria la clausura del puerto y su cambio a Alvarado. Pero tan pronto
como llegaron a Veracruz los buques comprados en Inglaterra, el castillo fue bloqueado y la fortaleza se rindió por
capitulación, la guarnición española salió y fue conducida a la Habana.

Mientras se preparaban expediciones de reconquista en Cuba, los españoles residentes en México conspiraban y por
lo mismo el gobierno decidió expulsarlos. La expulsión ayudó a consolidar la independencia, pero fue perjudicial para
la economía, pues los expulsados se llevaron sus capitales a su país de origen. Entraron en su lugar los onerosos
empréstitos exteriores, el dinero y la maquinaria de ingleses para la rehabilitación de la minería, y los comerciantes de
Hamburgo, Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
Los proyectos de Bustamante y Alamán fracaso debido a la inestabilidad política del país y de la quiebra del Banco de
Avío
En ese momento, a las clases directoras de México sólo les interesaban los asuntos políticos, y poco o nada los de
índole económica y cultural.

LA 1ª REPUBLICA CENTRAL

Después del destierro de Valentín Gómez Farías, Santa Anna es pronunciado como presidente de México por la
tendencia conservadora, formando un nuevo Congreso Constituyente para la proclamación de las 7 leyes
Constitucionales, que establecía el régimen centralista.

LAS SIETE LEYES

Las Siete Leyes Constitucionales fueron promulgadas el 30 de diciembre de 1836. A esta forma de estado unitaria o
centralizada, se añadió un complicado sistema de gobierno, en el cual, junto a los poderes que hasta entonces habían
existido en México, legislativo, ejecutivo y judicial, cuyos órganos eran, las cámaras, el presidente de la república y los
tribunales, fue colocado un poder denominado conservador, compuesto por cinco individuos elegidos
combinadamente por las juntas departamentales y el congreso y cuyas funciones principales consistían:

♦ La primera ley de derechos y deberes de los ciudadanos mexicanos, establece la obligación de la religión católica.
♦ La segunda crea un cuarto poder llamado Supremo Poder Conservador Superior, el cual era superior a los otros
poderes, pues podía declarar la incapacidad física o moral del presidente y anular sus actos; suspender la
suprema corte y las cesiones del congreso, pudiendo además declarar la nulidad de las leyes, decretos o
reformas que hicieran las cámaras, los Estados se convierten en Departamentos.
♦ Las leyes 3ª,4ª, y 5ª organizaban los poderes, fijando los procedimientos de su elección y sus atribuciones.
♦ La 6ª ley establecía la división del territorio de la República en Departamentos y su gobierno anterior.
♦ La 7ª señalaba el tiempo y modo de hacer las formas constitucionales.

El papel político que se le atribuía era, pues, el de un poder moderador, es decir, de un poder encargado de evitar los
abusos de los otros poderes y de constituirse en árbitro de los conflictos entre ellos.
Se dividió el Territorio Nacional en Departamentos, habiéndose otorgado a éstos, limitadas facultades y quedando
sometidos de modo casi absoluto al gobierno del centro.

Los resultados del establecimiento del centralismo, fueron:


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■ La declaración de independencia de Texas en 1836.
■ La separación de Yucatán del resto de la República, en 1839.
Yucatán se declaró independiente de México en tanto que la nación no adoptara nuevamente el sistema federal. No
fue el federalismo, el que condujo a la desintegración política y territorial de la nación, sino el sistema centralista
proclamado y establecido por la reacción mexicana en 1836.

PRESIDENTES DEL SISTEMA CENTRAL


Presidentes Periodo
1. Anastasio Bustamante 19 de abril de 1837 20 de marzo de 1839
2. Antonio López de Santa Anna 20 de marzo de 1839 10 de julio de 1839
3. Nicolás Bravo 10 de julio de 1839 19 de julio de 1839
4. Anastasio Bustamante 19 de julio de 1839 22 de septiembre de 1841
5. Francisco Javier Echeverría 22 de septiembre de 1841 10 de octubre de 1841
6. Antonio López de Santa Anna 10 de octubre de 1841 26 de octubre de 1842
7. Nicolás Bravo 26 de octubre de 1842 4 de marzo de 1843
8. Antonio López de Santa Anna 4 de marzo de 1843 4 de octubre de 1843
9. Valentín Canalizo 4 de octubre de 1843 4 de junio de 1844
10. Antonio López de Santa Anna 4 de junio de 1844 12 de septiembre de 1844
11. José Joaquín Herrera 12 de septiembre de 1844 21 de septiembre de 1844
12. Valentín Canalizo 21 de septiembre de 1844 6 de diciembre de 1844
13. José Joaquín Herrera 6 de diciembre de 1844 30 de diciembre de 1845
14. Mariano Paredes y Arriaga 4 de enero de 1846 27 de julio de 1846
15. Nicolás Bravo 28 de julio de 1846 4 de agosto de 1846

GUERRA DE LOS PASTELES

En abril de 1837 es elegido presidente de la República, Anastasio Bustamante. Llevaba un año en la presidencia
cuando hicieron crisis las reclamaciones francesas, que el gobierno mexicano no había atendido debidamente. El
gobierno francés pretendía hacer responsable al gobierno mexicano y demandaba indemnizaciones, por los perjuicios
que habían sufrido los súbditos franceses a consecuencia:
a) De las contiendas civiles
b) De los préstamos forzosos
c) De la denegación de justicia y de los actos arbitrarios de las autoridades administrativas.

Y lo más exagerado eran las altísimas cantidades, causadas por un robo de poca monta a un pastelero francés, que
valoraban en treinta mil pesos; exageración que sirvió para dar al conflicto armado el donoso nombre de Guerra de los
Pasteles.

Con un poco de buena voluntad pudo Francia haber evitado la guerra, ya que el gobierno mexicano sometió la disputa
al arbitraje de una tercera potencia. Pero el gobierno de aquél país prefirió el camino de la fuerza y envió una
poderosa escuadra al mando del almirante Bazoche, desde la cual el barón de Deffaudis, ministro de Francia en
México, dirigió un ultimátum al gobierno de Bustamante (23 de marzo 1838). El ultimátum, en que se exigía el
inmediato pago en Veracruz de seiscientos mil pesos en concepto de indemnizaciones, no fue contestado por el
ejecutivo mexicano, que estimó indigno tomarlo en consideración mientras la escuadra francesa permaneciese frente
al referido puerto. Al expirar el plazo del ultimátum, el almirante Bazoche declaró rotas las relaciones entre los dos
países y ordenó que fueran bloqueados los puertos mexicanos por los buques que él mandaba. Así continuaron las
cosas hasta la llegada del contralmirante Baudin (octubre de 1838), quien traía plenos poderes del gobierno francés
para resolver el conflicto. Las nuevas exigencias de este enviado lo agravaron más, pues, junto con las
indemnizaciones, que elevaba a ochocientos mil pesos, reclamaba para los ciudadanos franceses residentes en
México un trato especial o privilegiado.

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Al rechazar el gobierno mexicano estas demandas, Baudin rompió el fuego contra San Juan de Ulúa, que capituló
después de un combate de cuatro horas; al día siguiente capitulaba también Veracruz. El gobierno mexicano también
respondió declarando la guerra a Francia, negando validez a las capitulaciones firmadas por los jefes de Veracruz y
San Juan de Ulúa y confiando al general Santa Anna el mando de las fuerzas destinadas a combatir a los franceses.
Estos entraron en Veracruz el día 5 de diciembre e hicieron prisionero al general Arista, pero fueron rechazados por
Santa Anna, a quien una descarga de artillería le destrozó la pierna izquierda, que se le tuvo que amputar.

Tal triunfo, que en realidad careció de importancia, y la referida desgracia, le sirvieron a Santa Anna para recuperar,
por lo menos en parte, el prestigio perdido.
La ciudad de Veracruz tuvo, sin embargo, que ser abandonada por él mismo Santa Anna, ante el continuo bombardeo
de los buques enemigos. Las dos partes prefirieron entonces parlamentar, habiendo rebajado mucho los franceses
sus exigencias, se concertó un tratado de paz (9 de marzo de 1839) que sólo comprometía el gobierno mexicano
apagar seiscientos mil pesos por concepto de indemnización; todas las demás reclamaciones del gobierno francés
fueron retiradas.

2ª REPUBLICA CENTRAL VENTA DE LA MESILLA

Mientras practicaba su parodia de cesarismo, en los Estados Unidos se acrecentaban las ambiciones de expansión
territorial, la gran república necesitaba construir un ferrocarril que comunicara sus puertos del Atlántico con los del
Pacífico. Para abreviar la ruta y hacerla menos costosa, sólo había un medio, cruzar el territorio mexicano. Se
presionó a Santa Anna en un momento que aún no estaban determinados correctamente los límites entre los dos
países. Se envió como comisionado para tratar con el gobierno mexicano a James Gadsen. El representante de los
Estados Unidos dio a entender que su país deseaba adquirir la Baja California y parte de los Estados de Sonora,
Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas. A cambio de todo se daría una indemnización.

El ministro de Relaciones Exteriores, don Manuel Díez de Bonilla, se negó a acceder a las exorbitantes pretensiones
del vecino anglosajón. Pero no pudo negarse a la entrega del territorio de La Mesilla. En compensación, el gobierno
americano ofreció pagar 10 millones de pesos, de los cuales sólo recibió nuestro país 7, quedando 3 en poder de los
Estados Unidos.

Este acto ha sido múltiples veces censurado a Santa Anna, pero juzgando desapasionadamente, precisa comprender
que no había otra posibilidad que ceder a las exigencias del fuerte. Nada podía contener ya el avance de los Estados
Unidos. La negativa del gobierno mexicano hubiera producido una guerra de consecuencias más desastrosas que la
simple cesión de una faja de territorio nacional.

LA REFORMA DE 1833 DE JOSE MA. LUIS MORA Y VALENTIN GOMES FARIAS.

En las nuevas elecciones de 1833 significó el triunfo del partido liberal, aunque Santa Anna no era partidario de estas
ideas liberales.
Valentín Gómez Farías quién, se hizo cargo del poder el 1 de Abril de 1833, por que Santa Anna se retiro a su
hacienda Manga de Clavo en Veracruz.

Gómez Farías simpatizaba con el partido Yorkino guiado por las ideas de José María Luis Mora y Lorenzo Zavala,
intentaron establecer una serie de Leyes para transformar el país en un Estado moderno, que se abriera a un nuevo
régimen económico, político, social y cultural.
Las reformas, se tenía como antecedente de las reformas de los Borbones del siglo XVIII, la Religiosa, la Educativa, la
Militar.

Las reformas de 1833 estaban fundamentadas en el liberalismo mexicano y en términos generales pretendía incautar
los bienes de la Iglesia, suprimir los fueros militares y eclesiásticos, instaurar la enseñanza laica, arrebatándola al
control de la iglesia, establecer la libertad de expresión, retomar las órdenes monásticas y dar al gobierno la facultad
de distribuir los cargos eclesiásticos.

Orden Económico
1. Disposición del 27 de Mayo de 1833 que se hiciera cargo de los bienes del duque de Monteleone y sus rentas se
destinaran al sostenimiento de la deuda pública.
2. Ley del 17 de Agosto de 1833, se ordenó la secularización de las misiones de California, que las rentas pasaran a
las arcas de la nación.

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3. Decreto, 31 de Agosto de 1833, se ordenaba que los bienes y capitales de las misiones de Filipinas pasaran a la
federación.

Reformas a la Iglesia
1. Leyes del 6 y 8 de Junio de 1833, prohibía al clero regular y secular no intervenir en asuntos políticos.
2. Ley del 27 de Octubre de 1833 suprimía la coacción civil para el pago del diezmo.
3. Ley del 6 de Noviembre de 1833, suprimió la coacción civil para el cumplimiento del voto monástico
4. Ley del 17 de Diciembre de 1833, provisión de curatos y supresión de sacristías mayores.
5. Ley del 31 Enero de 1834, cedía a los estados de la federación los edificios que pertenecían a los Jesuitas.

Don José María Luis Mora y Antonio Garay, quienes proyectaron la venta de los bienes de la iglesia para el
mejoramiento económico del país.

Reforma Militar
1. En 1833, ordenó la destitución de los jefes militares que se hubieran pronunciado contra las instituciones
federales.
2. El 11 de Noviembre de 1833 se ordenaba la reducción del ejército
3. 15 de Noviembre del 1833, ordenó la disolución de todos los ejércitos sublevados contra el federalismo.
4. 21 de marzo de 1833, disponía de la formación de una milicia cívica en el distrito federal y en los territorios.

GOBIERNO DE ANTONIO LOPEZ DE SANTA ANNA (1833-1855)

Antonio López de Santa Anna es un personaje controvertido de la historia de México. Se destacó como buen soldado,
pero mal general; político ambicioso que gustaba de los honores y del poder más que de organizar un gobierno
estable, fuerte y comprometido, y que una vez terminados los efectos de sus triunfos, se retiraba a su hacienda de
Manga de Clavo en Veracruz.

Así en 1833, después de asumir la presidencia de México por primera vez, dejó la dirección del país en manos del
vicepresidente Valentín Gómez Farías, que se caracterizó por ser un liberal anticlerical y ardiente federalista.
Gómez Farías asesorado por el doctor José María Luis Mora, se propuso minar la base del poder de la Iglesia
iniciando una serie de reformas, que serían básicas para reformas posteriores.

La Iglesia sintiéndose agredida por las reformas que impulsó Gómez Farías en 1833, promovió levantamientos
populares con la consigna de "Religión y Fueros", y solicitaron a Santa Anna que regresara al poder, éste volvió,
destituyó a Gómez Farías, derogó las reformas y nombró un gabinete de tipo conservador, que el mismo Santa Anna
gobernaría hasta el 27 de enero de 1835, en que renuncia a la presidencia deja el mando al Congreso, el cual nombra
como presidente interino a Miguel Barragán ya José Justo poco después. Para entonces Santa Anna suspendió la
federación junto al Congreso, y propuso el cambio de forma de gobierno. Surgiendo el régimen centralista como
opción

El 30 de diciembre de 1836, tras una fuerte y prolongada discusión, el Congreso derogó la Constitución de 1824, que
venía regulando la vida política del país y la sustituye por las Siete Leyes, que organizaron al país en forma de
República Centralista, siendo Anastasio Bustamante el primer presidente bajo éste régimen.
A pesar de los esfuerzos de Bustamante para enderezar el país, el centralismo no consiguió dirigir correctamente los
destinos del país: seguían los pronunciamientos federalistas en todo el territorio; Texas se declaró independiente en
1836 con el pretexto del proceso gubernamental, Estados Unidos se preparaba para invadir el país; Francia
amenazaba con la guerra, y el país se desmoronaba en lo económico. Poco a poco el poder central se debilitaba.
Después de los fracasos del centralismo Bustamante deja el gobierno Santa Anna el 18 de marzo de 1839, Santa
Anna deja el cargo a Nicolás Bravo

Hacia 1840 se inician movimientos sociales por la inseguridad y el movimiento separatista de Yucatán. Santa Anna,
regresa al gobierno dejando el poder a Mariano Paredes Arrillaga, en 1841, la guerrilla entra a la capital; regresa
Santa Anna y Bustamante toma el poder nuevamente no pudiendo controlar los movimientos armados de la capital,
Santa Anna regresa con un fuerte ejército a su mando, entró a la capital del país e hizo renunciar a Bustamante al
firmar el Plan de Tacubaya en 1841, asumiendo la presidencia y suspendiendo los poderes y leyes. Santa Anna deja
al mando del gobierno a Javier Echeverría. En ese momento el país ya no era federalista ni centralista, la búsqueda
de un proyecto viable se hacía difícil.

Los federalistas, alentados por los fracasos centralistas, aprovechaban cualquier oportunidad para promover revueltas
y recuperar poco a poco influencia y poder.
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El 11 de octubre de 1841, Santa Anna vuelve a tomar la presidencia como dictador, convoca un nuevo Congreso
Constituyente en 1842, bajo el nombre de Bases de Tacubaya, redactando una nueva Constitución el 12 de Julio de
1843 se publicaron las llamadas "Bases de Organización Política de la República Mexicana" deja como presidente
interino a Nicolás Bravo, quién promulga las Bases Orgánicas, que conservó el centralismo y las asambleas
departamentales. Se eliminó el Supremo Poder Conservador y se mantuvieron los fueros y privilegios eclesiásticos,
militares y la oficialidad de la religión católica. Una vez más las dos grandes potencias conservadoras retenían sus
poderes. No obstante, poco a poco los liberales iban ganando espacios que posibilitaron la presidencia a José
Joaquín Herrera, quien como hecho casi insólito en la historia del México independiente terminó su periodo
constitucional, (pues sólo Guadalupe Victoria lo había hecho antes). Para 1851 fue electo presidente de la República,
Mariano Arista.
La situación política de México durante los años comprendidos entre 1821 y 1850 fue tan variable que en ese lapso
hubo cincuenta gobiernos, casi todos productos de cuartelazos; once de ellos presididos por Santa Anna.

Última Administración de Santa Anna.


Santa Anna inició su última administración el 20 de abril de 1853. Lucas Alamán, refiriéndose a Santa Anna: “Conjunto
de buenas y malas cualidades, talento natural muy claro sin cultivo moral ni literario, espíritu emprendedor, sin
designio fijo ni objeto determinado; energía y disposición para gobernar, obscurecidas por grandes defectos, acertado
en los planes generales de una revolución o de una campaña, e infelícimo en la dirección de una batalla de las que no
ha ganado una sola”.

Lucas Alamán, como Ministro de Relaciones Exteriores procedió a revisar el cuerpo diplomático y revisó los aranceles
aduanales, pero muere en junio de 1853, y el partido conservador perdió el último de sus grandes jefes. "Santa Anna
ya no tendrá freno que sujete su autoridad. “No se había preocupado por convocar al Congreso, que de acuerdo con
el Plan del Hospicio debía redactar una Constitución. Por primera vez en la historia de su vida va a tratar de ejercer el
poder absoluto. Un acta redactada en Guadalajara propone que ejerza la dictadura. El gobierno del centro secundó la
iniciativa y dio el decreto del 16 de diciembre de 1853, que autorizaba a Santa Anna para ejercer el poder con
facultades omnímodas por todo el tiempo que juzgase necesario a fin de lograr la consolidación del orden público, el
aseguramiento de la integridad territorial y el completo arreglo de los ramos de la administración. Podía también
designar un sucesor, para el caso de muerte o de imposibilidad física. En 1853 renuncia al poder, toma el gobierno
Juan Bautista Ceballos (quién convoco un Congreso de liberales), es sustituido por Manuel María Lombardini.

En 1853, el sector militar, el clero, establecen el sistema de dictadura, reeligiendo a Santa Anna como presidente, crea
una nobleza constituida por altos jefes militares, jerarcas del grupo conservador y de la Iglesia, le dieron el
nombramiento a Santa Anna como Alteza Serenísima y dictador perpetuo.
En su gobierno centralizó el poder de los departamentos y municipios, cobro contribuciones exagerados y ridículos,
provocando descontento de la población. En la última etapa de su vida política, Santa Anna, trató de concentrar la
mayor suma de poder, cometió innumerables desaciertos. En su afán de centralizar el gobierno vulneró las libertades
locales, destituyó a muchos funcionarios eminentes y efectuó la expulsión de liberales como Melchor Ocampo y Benito
Juárez.

En 1854 estalla la revolución de Ayutla en contra del gobierno de Santa Anna y por la venta de la Mesilla, mas los
liberales no estaban dispuestos a permitir los excesos y las arbitrariedades de Santa Anna. Una colonia de proscritos
mexicanos establecida en Nueva Orleans encabezados por liberales radicales que luchaban por la transformación del
país. Sus representantes fueron Melchor Ocampo, Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada, Francisco Zarco, Guillermo
Prieto, Ponciano Arriaga y José María Mata, entre otros, regresaban al país y luchar por el triunfo de sus ideas.

REPUBLICA FEDERAL (1854-1856)

REVOLUCION DE AYUTLA

La inestabilidad política y económica que México pasaba desde que se constituyo como país independiente se fueron
agravando, durante el gobierno de Santa Anna los problemas se volvieron más complejos, el centralismo formado por
el alto clero, jefes militares, los terratenientes y los comerciantes acaudalados, abusaron de sus privilegios amparados
por el presidente Santa Anna. Los conservadores obstaculizaron el desarrollo económico y político de los otros
sectores de la población, el clero continuó controlando la educación para evitar la difusión de las ideas liberales, Santa
Anna hacia uso de la represión en contra de las personas que sostenían tales ideas las castigaba con el destierro o
con la cárcel, los extremos de abuso de poder y privilegios provocaron el descontento de la población.

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A mediados de 1853, un grupo de liberales conspiraban activamente en Nueva Orleans en contra de la tiranía de
Santa Anna, Melchor Ocampo, Benito Juárez, José María Mata, Ponciano Arriaga, Juan José de la Garza, Manuel
Gómez y otros trabajaron en la formulación del programa del Partido Liberal.

La doctrina sustentada lo siguiente:


a) La emancipación completa del poder civil con respecto al poder religioso.
b) La supresión de los fueros y de las comunidades religiosas.
c) La abolición de las alcabalas (aduanas internas entre estado y estado).
d) Garantías individuales y derechos del hombre

La oposición estaba constituida por los viejos federalistas desplazados del poder político, el 27 de Febrero de 1854, en
Ayutla Guerrero se reúnen varios militares para la creación de un plan revolucionario para derrocar la dictadura de
Santa Anna, entre ellos son: Florencio Villarreal, Juan Alvarez, Diego Alvarez, José Salgado, Gordiano Guzmán.

El Plan de Ayutla proclamado el 4 de Marzo de 1854, apoyándose de los principios liberal republicano permitiendo un
transformación de la sociedad mexicana en los aspectos económicos y políticos, los puntos más importantes son:
1. Cesan las funciones de Santa Anna y funcionarios del gobierno y opositores del plan
2. Reunión de una junta revolucionaria, con un representante de cada Estado para elegir presidente interino.
3. Convocar a un Congreso Constituyente, para redactar la Constitución del país con base que la nación debía ser
república, representativa y popular.
4. Supresión de medidas impuestas por el régimen, entre ellas la leva, los sorteos y la contribución personal.

El plan Ayutla fue proclamado por el coronel Florencio Villareal apoyado por Ignacio Comonfort, el movimiento armado
es iniciado por Juan Alvarez, apoyado por campesinos, indígenas y obreros, el gobierno trató de sofocar el
movimiento intensificando aún más la represión, fusilamiento sin juicio y recurriendo a artimañas políticas que
resultaron infructuosas, Santa Anna comisiona a Félix Zuloaga para combatir a los sublevados pero es derrotado,
Santa Anna, toma el mando del ejercito para hacer frente a la rebelión, pero es derrotado en varia ocasiones obligado
a retirarse, aprovecharon otros Estados para levantarse en armas; Veracruz, Guanajuato, Puebla, Michoacán, Nuevo
León, Colima, San Luis Potosí, Tamaulipas. Santa Anna al verse derrotado presenta un plebiscito ante el congreso
para su renovación del poder, el congreso obliga a Santa Anna a salir del país el 19 de Agosto de 1855, dando fin a la
era santanista, dejando un Triunvirato formado por Ignacio Pavón, Mariano Salas, Martín Carrera.

Al triunfo de la Revolución de Ayutla el general Comonfort convoca a una reunión para designar a Juan Alvarez como
Presidente en octubre de 1855, restaurando la república o la reforma liberal.
El liberalismo es una ideología política – económica fundamentada en las filosofías de la ilustración. Esta ideología
surgió de la clase social que se desarrollara con el crecimiento mercantil, la industrialización y el maquinismo.
En lo político el liberalismo sostenía la filosofía del derecho natural la cual todos los hombres son iguales, derecho a la
libertad y la protección de la soberanía popular.

En lo económico (idea de la fisiocracia) significaba libertad de empresa, libertad de comercio, que el individuo se
ocupara en los oficios y profesiones que más convinieran a sus intereses; contribuyo al desarrollo del capitalismo. La
no intervención del gobierno en los asuntos económicos (teoría Laisser Faire).

GOBIERNO DE JUAN DE ALVAREZ (Oct. – Dic. 1855)

Toma posesión en Cuernavaca, Morelos, formo su gabinete con algunos liberales (que se encontraban desterrados en
Nueva Orleans): Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública, Benito Juárez; Hacienda, Guillermo Prieto;
Gobernación, J. Miguel Arrioja; Fomento, Ponciano Arriaga; Relaciones, Melchor Ocampo y en Guerra un moderado
Ignacio Comonfort, quién trataba de conciliar los intereses del clero y del ejército.
El 16 de octubre de 1855, Álvarez expidió la convocatoria para la integración del Congreso Constituyente que debería
organizar al país sobre nuevas bases. E ese documento se fijó el plazo de un año para que el Congreso concluyera
sus trabajos.

De acuerdo al plan de Ayutla firmo dos leyes, que son:


1.- Convocar a un Congreso Constituyente.
2.- Formar la guardia Nacional con civiles para sustituir al ejército Santanista.

Se redactaron las dos primeras disposiciones reformistas:


a) Decreto la Ley de Administración de Justicia, suprimía los fueros eclesiástico y militar, desaparecían los Tribunales
especiales, llamado Ley Juárez el 23 de noviembre de 1855.
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b) (Ley Ocampo) cancelaba el derecho de voto a los clérigos.

El decreto de estas leyes que perjudicaban los intereses de la Iglesia y el sector militar, hubo protestas contra
revolucionarias iniciado por Manuel Doblado en Guanajuato, la promulgación de las leyes surge divisiones dentro del
grupo liberal. Los Moderados (Comonfort moderado) temía de un cambio drástico tuviera consecuencias violentos,
que se prolongaría en una guerra civil. Los Radicales (Ocampo radical) pretendía un cambio rápido y completo por
medio de rígidas leyes liberales, Álvarez renuncia a la presidencia en diciembre de 1855, nombrado a Comonfort
como presidente interino.

GOBIERNO DE IGNACIO COMONFORT 1855 - 1857

Una vez iniciado el gobierno de Comonfort se continua la reforma legislativa a pesar de las protestas que continuaban,
entre las leyes que decreto, son:
■ Ley Juárez (Benito Juárez) suprimía los fueron eclesiásticos y militares, aboliendo de ser juzgados por sus propios
tribunales en delitos del orden común.
■ Ley Iglesias (José María Iglesias) prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales, que hasta entonces
la iglesia había exigido para la administración del sacramento a los pobres, 16 de abril de 1856.
■ Ley Lafragua,(José María Lafragua) ley de imprenta, libertad de expresión, (que no lastimara el orden moral y a la
libertad individual), 28 de febrero de 1856.
■ Ley Lerdo (Miguel Lerdo de Tejada), que desamortizaba los bienes del clero y militar (25 de junio de 1856),
prohibía que en el futuro las corporaciones civiles y eclesiásticas pudieran poseer bienes raíces o administrarlas
en beneficio propio.
■ Ley del Registro Civil (Melchor Ocampo), regulaba el uso de los cementerios (27 de enero de 1857)

Falta de garantías, después de haber sido promulgada la Ley Lafragua, nuevos actos de desasosiego se repitieron, al
privarse de la libertad a civiles y militares de filiación conservadora, como don Antonio Haro y Tamariz, a quién se
sentenció a destierro sin probársele en juicio que fuera rebelde; el general Rómulo Díaz de la Vega; el general
Blancarte; el escritor Ignacio Aguilar y Morocho, y otras personas más, a quienes se recluyó en varias prisiones
capitalinas, algunos gobernadores hicieron lo mismo, sobre todo en relación con eclesiásticos, que fueron expulsados
de sus respectivos territorios.

Comonfort se enfrento a movimientos armados, conspiraciones y levantamientos por el clero y militar y la clase
conservadora, el primer movimiento surgió en Zacapoaxtla Puebla por el Coronel Luis G. Osollo, con la adhesión del
cura Francisco Ortega y la conspiración del convento de San Francisco, se unió más tarde el general Haro y Tamariz,
quedando al frente de los sublevados, a los que se unieron dos comandantes enviados; el general Ignacio de la Llave
y el general Severo del Castillo y de algunos Estados, bajo el lema de “Religión y Fueros”. En Nuevo León el
gobernador Santiago Vidaurri, federalista radical, se negó a aceptar las disposiciones del gobierno, se suscitó otro
movimiento de origen agrario encabezado por el indio nayarita Manuel Lozada (Tigre de Alica) defendía las tierras de
Jalisco, Nayarit y Zacatecas.

En enero de 1856, los rebeldes conservadores, tomaron Puebla y formaron un gobierno, pero perdieron la batalla de
Ocotlán ante Comonfort, recuperando Puebla mediante capitulación.

LA REFORMA LIBERAL

CONSTITUCIÓN DE 1867

El 18 de febrero de 1856, el congreso liberal formado por Ponciano Arriaga, Melchor Ocampo, Valentín Gómez Farias,
Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, Guillermo Prieto, pretendían restablecer la Constitución de 1824, dieron comienzo
las sesiones del Congreso Extraordinario para elaborar un nueva Constitución, de acuerdo con lo dispuesto en el Plan
de Ayutla.

En 1857 se reformo la Constitución de 1824, promulgando una nueva Constitución (5 de febrero) no era en sentido
estricto, una asamblea popularmente elegida. Don Justo Sierra, autor liberal, reconoció que el Congreso era
representativo de sólo un grupo minoritario de mexicanos, cuando dijo que tal Congreso no era en realidad la
representación de la nación, ya que “la nación rural no votaba, la urbana e industrial obedecía también, y el partido
conservador tampoco fue a los comicios. La nueva asamblea representaba en realidad una minoría... de la opinión.
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Se constituyó una república, representativa, democrática, federal, con 23 estados libres y soberanos y un territorio,
que representaban los nuevos ideales, protectora de los intereses sociales de los creadores del liberalismo.
La nueva Constitución garantizaba los derechos del hombre, las garantías de libertad, igualdad, propiedad, seguridad
y la soberanía popular. Se incluyeron las leyes dictadas anteriormente sobre abolición de fueros y la libertad de
enseñanza Art. 3ª Constitucional.

El gobierno dividió los poderes, en tres:


■ LEGISLATIVO: Reglamentaba el poder supremo integrado por una sola Cámara de Diputados, renovado cada
dos años mediante elección indirecta.
■ EJECUTIVO: Se depositaba en una persona “ Presidente de la República “ y debería durar en el puesto 4 años,
pudiendo ser sustituido por el Presidente de la Suprema Corte de Justicia.
■ JUDICIAL : Estaba a cargo de un sector que era el patrocinador de Obras Publicas, regulador de empleos, debía
ser ejercido por un Corte Suprema de Justicia y los Tribunales de Distrito y de Circuito.

La Constitución tuvo un carácter marcadamente liberal, los primeros 29 artículos reglamentaban los derechos
individuales del hombre, se inspiraron en las doctrinas jurídicas de los norteamericanos, la Constitución de Cádiz y las
ideologías de los derechos del hombre de la Revolución Francesa de 1789, fundamentadas en la ideología de la
Ilustración, que se pronunciaba en contra de la esclavitud, también establecía en artículo 123, que corresponde
exclusivamente a los poderes de la federación ejercer en materias de culto religiosos y disciplina externa, la
intervención que designen las leyes.

GOLPE DE ESTADO DE IGNACIO COMONFORT 1857 - 1858

Con la nueva Constitución se convoco a elecciones, designando como presidente a Ignacio Comonfort y a Benito
Juárez como Presidente de la Suprema Corte de Justicia, tomando posesión el 1 de diciembre de 1857. A la
promulgación de la nueva Constitución de 1857, el partido conservador y el clero rechazaron el nuevo código, con la
incitación del movimiento armado. El clero mexicano rechazó la Constitución por orden del papa Pío IX.

Al verse reconocida la constitución de 1857, se iniciaron movimientos revolucionarios, estos conflictos políticos
provocaron la reacción de los conservadores que exigían la total desaparición del nuevo Código legal. Los liberales se
dividieron en Puros que defendían la vigencia de las nuevas Leyes. Los Moderados temerosos de la reacción de los
conservadores que deseaban suprimir la Constitución y el Tercer Grupo buscaba la solución por la vía legal
proponiendo modificarla.

Ignacio Comonfort le fue imposible gobernar con una Constitución muy radical, para evitar una guerra, era realizar una
total supresión de las Leyes reformistas, Don Felix Zuloaga y de acuerdo con el presidente Comonfort proclamaron el
plan de Tacubaya el 17 de diciembre de 1857 donde desconoce la constitución, entre los puntos que postulaba el plan
son los siguientes:
a) La Constitución cesaba de regir por no satisfacer las aspiraciones del país.
b) Comonfort continuaría en la presidencia y se le otorgaría las facultades omnímodas.
c) Se convocaría a un Congreso Extraordinario que redactaría una Constitución conforme con la voluntad nacional y
que garantizara los verdaderos intereses del pueblo.
d) Se promulgaría una Ley para elegir un presidente constitucional y mientras habría un Consejo de Gobierno.

Comonfort deroga la nueva Constitución el 11 de enero de 1858, Félix Zuloaga se pronuncia contra Comonfort y su
elección como presidente conservador el 11 de enero de 1858. Con estos hechos Benito Juárez fue hecho prisionero
junto con el presidente del Congreso y tres diputados, el golpe de Estado fue condenado por algunos gobernadores de
los Estados. Con estos hechos los Diputados desconocen el Gobierno de Comonfort y eligiendo a Juárez como
presidente interno. Iniciando la Guerra de Reforma.

LEYES Y GUERRA DE REFORMA 1857 - 1860

Se llama Guerra de Tres Años al conflicto que generalmente se designa como Guerra de Reforma, en virtud de que
entendemos que precisamente constituyó un movimiento armado promovido por los conservadores, tendiente a evitar
la aplicación de la reforma. En consecuencia, contemplamos esta guerra civil como una verdadera contrarrevolución,
que de ninguna manera merece que se la confunda con una lucha popular destinada a imponer la reforma, ya que
ésta se venía realizando con gran decisión desde el gobierno del general Álvarez hasta el triunfo de la revolución de
Ayutla; por consiguiente, si bien es cierto que con esta guerra, que tuvo una duración de 3 años, se fortaleció la obra
de los reformistas de los liberales, de ninguna manera se puede admitir que haya sido gracias a ella que se gestó y se
dio forma a la transformación del país.
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Al día siguiente de ponérsele en libertad, Benito Juárez asumió el poder Ejecutivo conforme a la Constitución, Juárez
traslado su gobierno a Guanajuato el 19 de enero de 1858, bajo la protección de Manuel Doblado, declaró establecido
allí su gobierno, procedió a organizar su gabinete y publicó un manifiesto que inicio la revolución de Reforma. “ El
gobierno Constitucional de la República cuya marcha fue interrumpida por la defección de que fue depositario del
poder supremo queda restablecido”. Al instalar el gobierno hace un llamado a los Estados para defender el
Constitucionalismo, los estados que apoyaron el federalismo fue Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Nuevo
León, Coahuila, Tamaulipas, Colima y Veracruz, pero son derrotados por los conservadores, después traslada su
gobierno a Guadalajara, bajo la protección del gobernador Jesús Camarena, organizó su gabinete con Melchor
Ocampo, Santos Degollado, Guillermo Prieto, Manuel Ruiz, León Guzmán Juárez abandona Jalisco el 20 de Marzo
rumbo a Manzanillo, después a Panamá pasando por la Habana y continuar el viaje a Veracruz donde estableció su
gobierno bajo la protección del gobierno de Manuel Gutierrez, abandonando el país dirigiéndose a Nueva Orleans,
E.U.
Durante este periodo hubo dos gobiernos que pretendían gobernar el país, entre liberales y conservadores, luchando
por el poder y de sus ideas. Los Liberales defendían la Constitución de 1857 representado por Benito Juárez.
Los conservadores proponían derogar todas las leyes reformistas contrarías al clero y al ejército y el reconocimiento
de Félix Zuloaga como presidente, comenzó a restablecer su gobierno con las llamadas cinco Leyes por las cuales
derogaban las reformas, se devolvían sus empleos a los remisos a jurara la Constitución y se restablecía la Suprema
Corte de Justicia conforme a la organización de la época de Santa Anna, propuso una nueva Constitución. Estaban de
su parte los estados de México, Puebla, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango, Tabasco, Tlaxcala, Chiapas, Sonora,
Sinaloa, Oaxaca, Yucatán y contaba además con la ayuda de la Iglesia y el ejército.
En la ciudad de México Zuloaga deroga todas las leyes de desamortización y la organización de un ejército para
combatir a los republicanos. Con el triunfo de los conservadores durante la primera etapa de la guerra dirigido por los
generales Miguel Miramón y Leonardo Márquez, dominando casi todo el país, empezó haber divisiones dentro del
partido por la lucha del poder, en Ayutla el general Miguel María Echeagaray propuso el Plan de Navidad (23 de
diciembre de 1858) para desconocer a Félix Zuloaga como presidente y proclamando a Miguel Miramón el 2 de
febrero de 1859.
A principios de 1859 Juárez estableció el gobierno en Veracruz, Miramón considerando terminar la guerra,
combatiendo directamente al gobierno liberal, partiendo a Veracruz el 18 de marzo de 1859, durante el primer los
generales Miramón y Márquez obtuvieron victorias sobre las tropas liberales en los combates de Puerto Carretas, San
Luis Potosí; barranca de Atenquique, Colima, Acámbaro, Guanajuato; Ahualulco y Poncitlán, Jalisco y San Joaquín,
en Colima. Las tropas de los conservadores pese a sus continuas derrotas por las tropas de los liberales, las ciudades
de San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas, Guadalajara, Colima, pasaron alternativamente de uno a otro bando en el
transcurso del año. A fines de diciembre el general Miguel María Echeagaray, que había apoyado a Zuloaga en su
gobierno, se pronunció con su ejercito en Ayutla con el Plan de Navidad, formando así un tercer partido que no estaba
ni Juárez ni con Zuloaga. Por este movimiento, al que se adhirió Manuel Robles Pezuela.Los jefes de los partidos
lanzaron sus respectivos manifestaciones a la nación para dar a conocer sus ideas políticas por las que luchaban.
Juárez sostenía la Constitución de 1857 y hacer una serie de reformas, que se acabaran el poder de la Iglesia y de los
militares, expidiendo las Leyes de Reforma, en Veracruz.
Por su parte Miramón, basado en el plan de Tacubaya, sostenía en la reorganización de la administración pública y
suprimir las leyes que provocaban el descontento del clero y de respetar los derechos de la iglesia.

LEYES DE REFORMA

El 7 de julio de 1859 el gobierno juarista, publico un documento en el que establecía una serie de leyes que regulaba
la vida del clero e impedir su intervención en la política, en el que se acusaba al clero de haber sido el promotor y
sostenedor de la guerra, se comenzaron a expedir a partir del 12 de julio de dicho año, firmadas por el Presidente
Juárez, Melchor Ocampo, Manuel Ruiz Miguel Lerdo de Tejada, (puede afirmarse, por lo demás, que las Leyes de
Reforma no fueron hechas por el Congreso, y eran por eso, anticonstitucionales y sin validez legal).
El documento fue contestado por el Arzobispo de México, Monseñor de la Garza, y por otros prelados, recalcó que los
obispos no tuvieron ningún conocimiento del golpe de Estado que desconoció la Constitución, ni los nuevos cambios
que la política sufrió y negó el cargo de que el clero era sostenedor de un simple partido rebelde.

Pese a todo, las Leyes de Reforma fueron sostenidas por la administración liberal, que hizo de ellas una nueva
bandera de lucha. Y tales leyes, en concreto, eran las siguientes:
■ Ley de nacionalización de los bienes eclesiásticos, 12 de julio de 1859 (establecía la independencia entre la
Iglesia y el Estado y la prohibición de establecer nuevos conventos en la república)
■ Ley de ocupación de bienes eclesiásticos, 15 de julio de 1859.Ley de matrimonio como un contrato civil.
■ Ley que creaba el registro civil, 28 de julio de 1859. (la iglesia entregaba al Estado el control de la población).
■ Ley de secularización de cementerios civiles.
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■ Ley que suprimía las festividades religiosas, 11 de agosto de 1859.
■ Ley de libertad de cultos, fue la que más tardara, 4 de diciembre de 1860, para frenar las arbitrariedades del clero
mexicano.

Paralelamente a eso, el Gobierno de Juárez, a través de don Melchor Ocampo, dio su apoyo, en octubre de 1859, a
una iglesia cismática, la “Iglesia Mexicana” que tratara de alentar un clérigo llamado Rafael Díaz Martínez.
Los dos partidos para solucionar los problemas, solicitaron la ayuda del exterior para ganar de una o de otra forma la
guerra e imponer su régimen, que a la vez pusieron en peligro la soberanía del país.

TRATADO MAC LANE – OCAMPO

Por una situación de crisis económica e insuficiencia militar, y por las ligas políticas que el gobierno liberal tenia con el
de Estados Unidos, se celebraron varios pactos que tenían por objeto el que éstos proporcionen ayuda económica
militar, a cambio de cesiones de territorio mexicano, o de derechos que ponían en peligro a la soberanía nacional.
El gobierno de Juárez por medio de Melchor Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada, contactaron con un enviado de los
Estados Unidos, William M. Churchwell, un acuerdo en virtud del cual se admitía:
1. La entrega de Baja California a los Estados Unidos.
2. La cesión, a éstos, de derechos de tránsito por Tehuantepec y por la frontera del norte, hasta Guaymas y
Mazatlán, mediante caminos que serían protegidos por tropas norteamericanas aunque eso no se concretó.

El 4 de abril de 1859, Ocampo recibió a un nuevo enviado, Robert MacLane, quién insistió en que el gobierno de
Juárez confirmara el anterior acuerdo. Ocampo dijo que sí, y gracias a eso los Estados Unidos dieron su
reconocimiento a la administración liberal. En Veracruz el 1 de diciembre de 1859, se firmo el tratado con MacLane,
representante de E.U., este convenio se concedía el derecho de tránsito a perpetuidad por tres vías: una, por el Istmo
de Tehuantepec; otra de Nogales, u otro punto fronterizo cercano, a Guaymas; otra más desde Camargo y
Matamoros u otro punto del Río Grande hasta Mazatlán; más el permiso y el empleo de fuerza militares para
garantizar la seguridad en las rutas, para viajeros y comerciantes. Estados Unidos se comprometió el pago de 4
millones de pesos por las concesiones otorgadas. (se invalidó este tratado por que el senado norteamericano no la
acepto, se ponía en riesgo la soberanía del país, ya que Estados Unidos buscaba más el expansionismo territorial)

TRATADO MON – ALMONTE

El 26 de septiembre de 1859, los conservadores firmaron un tratado en el que intervinieron Alejandro Mon,
representante del gobierno español y Juan Nepomuceno Almonte, representante de los conservadores, buscaban
establecer un protectorado español en México (se arriesgaba el país con la llegada de la Santa Alianza y el
establecimiento de la colonización).

(No se llevo a cabo este tratado, en virtud de la derrota de los conservadores en la guerra de tres años, otro error de
los conservadores fue pedir un préstamo con el banquero suizo Jacker por 7 millones de pesos y reconocer una
deuda de 15 millones de pesos con un interés del 20%).

Miramón continuó la campaña en occidente y, tras vencer el 13 de noviembre en Estancia de Vaca a Santos
Degollado, marcho a Guadalajara a disciplinar a Leonardo Márquez que se había insubordinado, se dirigió a Colima
venciendo a los generales Ogazón, Valle y Pueblita, para regresar a la capital donde preparo una nueva campaña
contra Veracruz.

En Veracruz comisionó al contralmirante Tomás Marín para que adquiriera en Cuba dos barcos: el “Marques de la
Habana” y el “General Miramón”, por los que pagó 200 000 pesos. El jefe conservador se presentó ante Veracruz y
demandó la rendición, el gobierno liberal empleó los servicios del comandante norteamericano Turner, quién el 6 de
marzo capturó en Antón Lizardo a las embarcaciones de Miramón, evitando el ataque planeado por los
conservadores.

Miramón realizó un último intento para capturar el puerto, bombardeo a la población donde no obtuvo el triunfo,
regresó a México para atender la rebelión de Zuloaga que desconocía a Miramón como presidente, partió a Jalisco
para combatir a los ejércitos liberales de Zaragoza y Ogazón, el cual no pudo vencer.

Los generales Ignacio Zaragoza y Jesús González Ortega reunieron sus ejércitos, rindiendo al general Severo del
Castillo recuperando Guadalajara, poco después recuperaron Querétaro, Zacatecas, Toluca y Oaxaca, a finales de
1860, los liberales controlaron casi todo los estados del país, después de varias derrotas sufridas, Miramón tuvo que

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retirarse a México, el 22 de diciembre de 1860 en San Miguel Calpulalpan México, los conservadores tuvieron su peor
derrota hecha por el general González Ortega, donde Miramón renuncio a la presidencia, partiendo a la Habana.

LAS INTERVENCIONES EXTRANJERAS

En su proceso de construcción como una entidad libre y soberana, México encaró dos grandes obstáculos: la lucha
fraticida que enfrentó a los mexicanos divididos por su ideología política y la acción incalificable de Francia, España y
Estados Unidos que, al darse cuenta del caos, se aprovecharon de la situación imperante en nuestro país.
Estas naciones, a excepción de España que deseaba recuperar sus antiguas posesiones, pretendían consolidarse
como potencias mundiales; era necesario demostrarse como potencias, por eso competían entre ellas y se disputaban
el dominio sobre las más débiles. Esta idea, que a final de cuentas fue asumida por Estados Unidos en su Doctrina
Monroe y Destino Manifiesto, no era otra cosa más que el reflejo de lo que ya pensaban y hacían las naciones
europeas a partir de la Revolución Industrial, que impulsadas por la consolidación del sistema capitalista y legitimadas
por el discurso modernista vieron en el expansionismo un medio para mantener o aumentar su hegemonía política y
económica.

LA INVASIÓN NORTEAMERICANA

LA INDEPENDENCIA DE TEXAS

ANTECEDENTES La expansión de los Estados Unidos hacia el sur comenzó en 1803 con la compra de la Luisiana a
Francia, y la colonización del deshabitado territorio texano por ciudadanos del vecino país, fueron las causas de la
segregación y guerra de Texas.

El tratado Adams-Onis, en que se concertó dicha cesión, contenía una cláusula que autorizaba a los colonos de la
Florida a establecerse en territorios españoles, valiéndose de esta cláusula, Moisés Austin solicitó le fueran
concedidas en Texas, tierras para instalar en ellas trescientas familias provenientes de la Florida, la petición que le fue
concedida a Esteban Austin, por el gobierno español, quien exigió como condición para ser colono, tres cosas:

1º. Que el solicitante tuviese un modo honesto de vivir.


2°. Que fuese católico, apostólico, romano.
3°. Debía además jurar obediencia al Rey ya la Constitución de Cádiz

Con estas facilidades la provincia del norte se fue poblando de agricultores estadounidenses, atraídos por el buen
rendimiento que en ella producía el cultivo del algodón.

La población de origen sajón fue siempre muy superior ala de habla española. Por una razón de orden geográfico, por
cuestión de intereses, por motivos étnicos, por similitud de costumbres, Texas tenía que gravitar cada día más hacia
los Estados Unidos. Los texanos buscaron excusas para volverse contra México

Una.- fue su unión a Coahuila, con la que formaban un estado de la federación.


Otra.- la supresión del sistema federal, a finales de 1835 por Santa Anna.

Para separarse de Coahuila se insurreccionaron, siendo fácilmente sometidos, Para no formar parte del gobierno
centralista, protestaron por segunda vez, otra causa fue la modificación a la Ley de Colonización, en 1830. Detrás de
los texanos y con propósitos expansionistas, se hallaba el gobierno de los Estados Unidos, que les proporcionaba
ayuda bélica y presionaba sobre los poderes supremos mexicanos.

INDEPENDENCIA
A fines de 1835, se celebró una convención general y en ella se acordó la separación de Texas del territorio al que
pertenecía, fundándola en que los centralistas habían roto por la fuerza de las armas el pacto social, es decir, el lazo
federal que existía entre Texas y los demás miembros de la confederación mexicana; Lorenzo de Zavala, que se
había refugiado en Texas, se unió a los rebeldes, creía servir así a la causa del federalismo.

El 2 de marzo de 1836, proclamaron definitivamente su independencia y establecieron un régimen republicano de


gobierno, a cuyo frente pusieron como presidente a David G. Burnet y a Lorenzo de Zavala como vicepresidente,
Samuel Houston comandante en jefe del ejército texano.

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La inestabilidad política y económica del país, facilitó el movimiento separatista, sin que Santa Anna pudiera reunir el
ejército. La falta de recursos fue el mayor obstáculo con que tropezó el ejecutivo para organizar el ejército
expedicionario, de cuyo mando se encargaría el mismo presidente de la República (Santa Anna).

Con muchas dificultades se formó un ejército de seis mil hombres deficientemente equipado, que se puso en marcha a
principios de 1836.

CAMPAÑA DE SANTA ANNA


A pesar de contar con un ejército mal pertrechado, Santa Anna avanzó victoriosamente y pudo apoderarse de San
Antonio de Béjar, El Refugio, Cóporo y los fuertes de Goliath y El Álamo.
Cometió muchas arbitrariedades en contra de los derrotados, lo que dio lugar a una separación más eminente. Los
Estados Unidos intervinieron protegiendo a los texanos, por lo cual Santa Anna, al llegar a la ciudad de Austin, dividió
su ejército y persiguió a los texanos hasta Harrisburgo, enfrentándose en San Jacinto, donde Houston logró
sorprender al ejército mexicano cayendo Santa Anna prisionero, lo que desmoralizó a los combatientes y marcó el
principio de la derrota.
Prisionero Santa Anna y por su condición de Presidente de la República firmó el Tratado de Velasco (1836), por el
cual se comprometió a que las tropas mexicanas cesaran las hostilidades y abandonaran el estado, además de
reconocer la independencia de Texas.

El presidente Andrew Jackson se vio presionado por el mismo Santa Anna para intervenir a su favor para salvarle la
vida y liberarlo; Santa Anna pudo retirarse a Veracruz a su hacienda de Manga de Clavo. Nueve años después (1845),
Texas quedó incorporada a Estados Unidos, hecho de desencadenaría la guerra entre los dos países, a su regreso
renuncia a la presidencia, dejando en el poder a José Joaquín de Herrera.

INTERVENCION NORTEAMERICANA (La Guerra de 1846-1848)

Desde que adquirieron su independencia, los Estados Unidos persiguieron tenazmente la expansión hacia el sur: en
1803 compraron la Luisiana; en 1812 forzaron la cesión de la Florida Occidental y luego promovieron la colonización
de Texas y otros territorios mexicanos y presionaron de muchas maneras y en diferentes momentos sobre los
gobiernos de nuestro país para obtener la cesión de Texas, Nuevo México y la Alta California. La guerra de Texas les
dio un magnífico pretexto para aumentar la presión y para renovar las proposiciones de cesión.

Para el logro de sus propósitos recurrieron primeramente a medidas pacíficas, propusieron que se reconociera como
límite de Texas el río Bravo y ofrecieron 5 millones de pesos por Nuevo México y 25 por la Alta Ca1ifornia, la
proposición fue rechazada, no había otra solución más que la guerra. Buscó James PoIk un pretexto para justificar la
agresión en México. Ordenó a Zacarías Taylor penetrar en territorio de Texas, avanzando más allá de1 río de 1as
Nueces y buscar un encuentro con los mexicanos, debía sin embargo, provocarlos para que éstos fueran los primeros
en romper las hosti1idades. El hecho es que en la zona ocurrió un enfrentamiento entre los ejércitos, ante este hecho
E.U. reclama el pago de dos millones de pesos por supuestas agresiones, el cual fue falso, pretexto de E.U para
declarar la Guerra a México el 13 de mayo de 1846.

Nuestro país se hallaba entonces en una situación deplorable para encarar una guerra con Estados Unidos, no había
recursos y reinaba la anarquía en el Estado y el ejército, el presidente Joaquín de Herrera intento un acuerdo con E.U,
no obstante su política conciliadora, disgusto a los partidarios de la confrontación armada, y uno de ellos, el general
Mariano Paredes Arrillaga, encabezó un golpe de Estado el 14 de diciembre de 1845, Arrillaga fue nombrado
presidente provisional, declaró el estado de guerra el 7 de julio de 1846.

Pero ante la codicia de los norteamericanos, en esta guerra con los Estados Unidos, se distinguen básicamente tres
campañas:
■ Una dirigida a conquistar los territorios codiciados de Nuevo México y Alta California.
■ Otra encaminada a amenazar el centro del país desde el norte
■ Y la última tenía como objetivo la toma de la capital desde el oriente.

El ejército estadounidense atacó a México por tres frentes en el norte y uno en Veracruz. El general Zacarías Taylor
avanzó sobre el territorio, derrotando las fuerzas mexicanas que mandaba el general Mariano Arista en Palo Alto el 8
de mayo, y resaca de la Palma o de Guerrero el 9 de mayo de 1846, lo cual a se dirigió a Matamoros.

En Guadalajara estalló un levantamiento armado dirigido por Valentín Gómez Farías y Mariano Salas en la capital se
pronunciaba contra el gobierno, Mariano Paredes nombró a Santa Anna como presidente y a Valentín Gómez Farías
como vicepresidente, Santa Organiza la defensa contra E.U.
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Por su parte el general William Doniphar marchó sobre Chihuahua, atacan Monterrey; el 24 de septiembre, defendida
por Pedro Ampudia al que derrotaron y el general Stephen Watts Kearney entró por Nuevo México y después por
California; otra avanzada cayó sobre Tampico, defendida por el general Anastasio Parrodi, entregando la plaza sin
enfrentamientos por ordenes de Santa Anna.

Valentín Gómez, renuncia al gobierno por haber puesto en subasta alguno bienes de la Iglesia, en 15 millones de
pesos para solventar los gastos de la guerra, regresa Santa Anna nombrando a Pedro María Anaya como
vicepresidente.

El general Antonio López de Santa Anna recibió noticias de que el general Taylor había tomado la ciudad de Saltillo,
en Coahuila, y salió a combatirlo. El 22 de febrero de 1847 los dos ejércitos se encontraron en un lugar llamado La
Angostura. Los mexicanos obligaron a los estadounidenses a retirarse, pero la superioridad de la artillería invasora
logró imponerse. El ejército mexicano estaba agotado, Santa Anna ordenó la retirada a la hacienda de Agua Nueva y
luego hasta San Luis Potosí. La batalla de La Angostura dejó a México a merced del enemigo, pese a la valerosa
resistencia.
El general Winfield Scott recibió órdenes de tomar el puerto de Veracruz, lo bloqueó el 12 de marzo de 1847 e inició
un bombardeo simultáneo por mar y tierra. El 27 de marzo de 1847 el general Scott y su ejército tomaron San Juan de
Ulúa y la ciudad de Veracruz.
La defensa del territorio mexicano se hizo con más coraje que esperanza, con más desesperación que orden
estratégico.

El general Santa Anna creyó que una vez tomado el puerto de Veracruz el ejército norteamericano tardaría en
organizarse para continuar avanzando hacia la capital. Se equivocó, el 8 de abril los norteamericanos iniciaron su
marcha directo a la ciudad de México. El ejército invasor avanzó a la capital, tomó Cerro Gordo, sometió a la ciudad
de Puebla y llegó a las inmediaciones de la ciudad de México, en Lomas de Padierna. Al día siguiente de la batalla de
Padierna, los invasores avanzaron hasta el convento de Churubusco, allí los mexicanos opusieron feroz resistencia;
sin embargo, la falta de refuerzos y parque obligó al general Pedro María Anaya a rendirse.

Lo mismo ocurrió el 8 de septiembre en Molino del Rey y después en las Garitas de San Cosme y Belén. En
Chapultepec los soldados del Batallón de San BIas y los cadetes (niños heroes) del Colegio Militar tuvieron que
rendirse el 13 de septiembre de 1847.

Cuando el ejército invasor ocupó la ciudad de México, Santa Anna ordenó la retirada y el traslado de poderes a
Querétaro. Renunció a la presidencia que ocupó Manuel de la Peña y Peña y luego el general Pedro María Anaya.
El 2 de febrero de 1848 México firmó el Tratado de Amistad y Límites (Guadalupe Hidalgo), negándose a conceder el
libre tránsito por Tehuantepec y a entregar Baja California. El país fue mutilado perdiendo no sólo Texas hasta el río
Bravo, sino Nuevo México y Alta California, más de la mitad del territorio, 2,400 000 km2 y recibiendo a cambio la
irrisoria cantidad de quince millones de pesos como pago por uno de los despojos territoriales más vergonzosos de la
historia.

Santa Anna renuncia en 1847, a la perdida de los territorios, deja el poder a Manuel Peña y Peña, en 1848 es electo
como presidente José Joaquín Herrera, en el mismo año se inicia la Guerra de Castas en Yucatán. En 1851 toma el
poder Mariano Arista quién reorganizó el gobierno.

Después de la guerra de 1847, Estados Unidos se convirtió en una potencia continental, pero el desorden provocado
por el repentino crecimiento territorial y la guerra, aceleraron las contradicciones internas que lo llevaron a una
sangrienta guerra civil.

La guerra con Estados Unidos, demostró con claridad los efectos de la desunión, la deslealtad de los militares y el
egoísmo del clero, México iniciaba así su desigual relación con Estados Unidos.

LA INTERVENCIÓN FRANCESA

ANTECEDENTES

PAISES EXTRANJEROS Y SU VISIÓN HACIA MÉXICO


Con el triunfo de los liberales, Juárez estableció de nuevo su gobierno en México el 11 de enero de 1861,
reorganizando su gabinete y la expulsión de algunos diplomáticos extranjeros; el nuncio apostólico, representante del

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Vaticano, el destierro del obispo de México, cuatro prelados y los representantes de España, Guatemala, Ecuador,
partidarios de los conservadores, los problemas más urgentes eran:

1. La pacificación del país, que implicaba el sometimiento total de los conservadores. Este era un problema muy
difícil porque aún sobrevivían elementos de conservadurismo que habían organizado guerrillas y se acercaban a
la capital amenazando con un nuevo estallido de violencia, sino porque entre los liberales existían divisiones, pues
no todos estaban de acuerdo con las medidas adoptadas por Juárez. Para algunos esas medidas eran demasiado
drásticas, y consideraban que Juárez abusaba de su poder, para otros el presidente carecía de energía, y
opinaban que debía establecerse una dictadura.

2. El reconocimiento internacional. El reconocimiento externo era de gran importancia para consolidar al gobierno en
el plano de las relaciones internacionales. Juárez afirmó la legitimidad del gobierno liberal aun durante la guerra
civil, y manifestó al mundo su deseo de buscar la relación amistosa con todos los pueblos, ofreciendo cumplir sus
compromisos internacionales, en los primeros tres meses de 1861, Juárez recibió representantes de los países de
Estados Unidos, Prusia y Francia.

3. La celebración de elecciones para seguir el orden constitucional. En junio de 1861, tras serios debates, el
Congreso declaró a Juárez presidente constitucional con un periodo de cuatro años, el general Jesús González
Ortega fue nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia, que equivalía al de vicepresidente.

4. La organización de las finanzas públicas. Uno de los problemas más urgente era conseguir fondos para acabar
cubrir los gastos más apremiantes del gobierno y pagar la deuda pública. Los bienes del clero se habían
confiscado teóricamente, pero en la práctica, al comenzar a efectuarse la nacionalización en enero de 1861, se
encontró que la riqueza eclesiástica valía menos de lo que se suponía y de lo que habían calculado los
acreedores ingleses, que en 1856 habían hecho una investigación para evaluar el monto de los bienes clericales
con loa que México podría pagar su deuda externa.

Desde tiempo atrás, tanto los acreedores nacionales y extranjeros como el gobierno había visto los bienes del clero
como la solución al pago de la deuda pública; sin embargo, no era fácil disponer de esos bienes de un momento a
otro, por varias razones:
1. La imposibilidad de que una cantidad considerable de bienes, muebles e inmuebles, se pudiera vender de una
sola vez.
2. Por motivos religiosos, por parte de los posibles compradores, existía cierta renuencia a adquirir los bienes de la
Iglesia.
3. La oferta fue muy superior a la demanda, y esto hizo bajar los precios de venta.
4. No todos los bienes pertenecían a la Iglesia, por lo que el gobierno no podría quedarse con el producto de la
venta.

La gravedad del problema financiero era muy seria y no se vislumbraba una solución a corto plazo. El gobierno se vio
entonces en la necesidad de tomar una decisión que resultaría ser la oportunidad que los monarquistas mexicanos y
el imperialismo francés estaban esperando. El 17 de octubre de 1861, el gobierno promulgó un decreto por la cual se
suspendía el pago de la deuda interna y externa pos dos años, incluso el de las asignaciones destinadas para la
deuda contraída en Londres y las convenciones extranjeras.
A) La deuda “contraída en Londres” era en realidad la última convención de la deuda que México tenía con Inglaterra
desde los primeros años de vida independiente, desde 1850, había resultado beneficiosa para México, ya que se
consiguió la reducción del interés vencido y del porcentaje del interés por pagar, el que fue cubierto puntualmente
durante los tres años siguientes, y se suspendió al estallar la revolución de Ayutla, en 1854.
B) Las “convenciones extranjeras” eran contratos que los capitalistas extranjeros – ingleses, franceses y españoles –
establecían con el gobierno mexicano cuando éste no podía pagar. Estos nuevos contratos garantizaban a los
acreedores condiciones especialmente ventajosas y un rédito exorbitante que se hacía aparecer como
correspondiente el 6% anual.

El gobierno de Miramón también había contraído deudas con el exterior, al adquirir préstamos los que se emitieron
bonos, y cuyo poseedor más importante era una firma bancaria dirigida por un suizo, después nacionalizado francés.
La deuda externa de México en 1861 estaba compuesta de la siguiente manera:
$69 994 542.54 a los ingleses
2 800 762.03 a los franceses
9 460 986.29 a los españoles

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ROMPIMIENTO EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Al conocer el decreto de la suspensión del pago de la deuda, los ministros de Inglaterra y de Francia pidieron al
gobierno mexicano la derogación del decreto y, al conseguir únicamente la promesa de Juárez de reanudar los pagos
tan pronto se lograra la estabilidad interior, sus respectivos gobiernos rompieron relaciones con México, una semana
después de promulgado el decreto de suspensión de pagos. España se uniría luego a aquellas dos potencias
extranjeras en contra de las decisiones del gobierno mexicano.

Las verdaderas razones para la Alianza Tripartita contra México y, en última instancia, para la intervención francesa
que originara al Segundo Imperio, se fundamentan en las luchas hegemónicas de la política internacional y se
relacionan con la situación histórica de los países europeos involucrados, y también con los Estados Unidos,
aparentemente al margen de los acontecimientos entre México y Europa.

INTERESES DE FRANCIA, INGLATERRA, ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS EN MEXICO

A los ojos de los europeos y de los estadounidenses, los mexicanos habían demostrado, hasta entonces, no ser
capaces de gobernarse a sí mismo ni de solucionar sus problemas, mientras que las riquezas naturales del territorio
se desperdiciaban e incluso se perdían debido al perpetuo estado de guerra civil en que el país se encontraba desde
su independencia de España, desafortunadamente no sólo los extranjeros eran de es opinión; algunos mexicanos
creían que la única solución era la intervención de un gobernante extranjero, un monarca “ya hecho” importado de
Europa, de donde, según ellos, debía proceder todo aquello que significara orden y civilización.

En Europa se encontraba una representación de monarquistas mexicanos, que había ofrecido el trono de México a
los príncipes de la dinastía española, pero los problemas internos de España impidieron la realización del trato.
Entonces acudieron a Napoleón III, precisamente mientras el país se encontraba dividido por la guerra de Reforma, y
el emperador francés se interesó en apoyar el proyecto de instrumentar una monarquía en México. La decisión de
Juárez de suspender el pago de la deuda externa dio a Napoleón la oportunidad de contar con el respaldo de
Inglaterra y España para invadir a México con el pretexto de las reclamaciones financieras.

Pero en el fondo de aquellos pactos había implícitos intereses político-económicos muy fuertes, indudablemente los
monarquistas mexicanos, veían en la solución europea el único camino para vencer al liberalismo y evitar el
derrumbamiento del antiguo orden social, que les era tan favorable. Más poderosos aún eran los intereses de los
países extranjeros, rivales enfrentados en una lucha competitiva por la hegemonía imperialista, que ahora no sólo
involucraba a las potencias europeas sino que incluía a la nación estadounidense en ascenso. El rápido desarrollo de
los Estados Unidos constituía un grave peligro para las potencias europeas, que se veían desplazadas no sólo por tal
desenvolvimiento sino por la política contenida en la doctrina Monroe. La cercanía geográfica de México con los
Estados Unidos brindaba a los europeos la oportunidad de detener el avance expansionista de esa nación:
● Inglaterra, el país más poderoso de la triada, había adquirido una gran influencia política y económica en América
Latina desde las luchas de independencia, influencia que por supuesto trataba de mantener, procurando evitar
que las potencias europeas rivales, y ahora los Estados Unidos, se la arrebatara.
● Francia, que se estaba convirtiendo en una poderosa nación moderna, ansiaba llegar a ser el enorme imperio que
soñara Napoleón III, deseoso de demostrar que podía explotar las riquezas naturales de las tierras americanas.
Ambicionaba posesionarse de la riqueza aurífera de México, sobre todo la de Sonora y Baja California, zonas
vecinas a los ricos yacimientos recién descubiertos en la Alta California, además como pretexto exigía el pago de
la deuda que Miramón había contraído con el banquero Suizo Jecker e intentaba la apertura de los puertos
americanos al comercio francés.
● España, México era la nostalgia de una riqueza perdida, el remordimiento de pasados errores, la búsqueda de
una nueva oportunidad que, si no iba a restituir sus pasadas glorias, le ayudaría al menos a resolver los conflictos
del presente. España se consideraba con mayores derechos sobre una nación que no había logrado crecer por sí
misma y cuyos descalabros parecían demostrar la necesidad de volver al seno de la Madre Patria, la reina Isabel
II de España pensaba instalar en el trono mexicano a una princesa europea, además reclamaba al gobierno
mexicano la expulsión de su embajador en México y el cumplimiento del tratado Mon-Almonte.

El decreto provocó una fuerte reacción de los países prestamistas, Francia, Inglaterra y España, esta disposición fue
pretexto de las naciones europeas para la intervención en nuestro país con la firma de los convenios de Londres el 31
de octubre de 1861.

La Convención de Londres. La Convención, firmada en Londres el 31 de octubre de 1861, argumentaba en principios


que debido a la conducta arbitraria y vejatoria de las autoridades de la República de México, los gobiernos de las tres
naciones se veían obligados a exigir una protección más eficaz para las personas y propiedades de sus súbditos, así
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como el cumplimiento de las obligaciones que la misma República tiene contraídas para con ellos. Para tal efecto
convenían en:
1. Enviar a las costas de México fuerzas combinadas de mar y tierra capaces de ocupar las diferentes fortalezas y
posiciones del litoral de México, y llevar a cabo las demás operaciones que después les parezcan propias.
2. Las partes contratantes se comprometen a no buscar para sí, al emplear las medidas coercitivas previstas por la
presente convención, ninguna adquisición de territorio ni ventajas alguna particular, y a no ejercer en los asuntos
interiores de México ninguna influencia que pueda afectar el derecho de la nación mexicana de elegir y constituir
libremente la forma de su gobierno.
3. Se nombrará un comisionado por cada una de las naciones reclamantes, facultado para resolver las cuestiones
que se susciten con motivo del empleo o distribución de las sumas que se recuperen.
4. Deseando las altas partes contratantes que las medidas que se proponen adoptar no tengan carácter exclusivo, y
sabiendo que los Estados Unidos tienen como ellos reclamaciones por hacer, por su parte contra la República
Mexicana, convienen en que inmediatamente que sea firmada la presente convención, se remita copia de ella al
gobierno de los Estados Unidos, y que se invite a dicho gobierno a adherirse a ella.

Este último punto respondía al deseo del ministro inglés de invitar a los Estados Unidos a sabiendas de que los
problemas internos de este país le impedirían participar en la convención; pero creían que tal invitación diplomática
podría disminuir el riesgo de una posible reclamación por parte del gobierno estadounidense ante la incursión de las
tropas europeas en México.

La unidad de las potencias europeas era sólo aparente puesto que cada una tenía intenciones no manifiestas en la
expedición a México, la Convención de Londres podría ser interpretada de acuerdo con la conveniencia de cada una
de las partes. Así, a pesar del convenio, cada potencia actuó de acuerdo con sus propios intereses y objetivos. Para
llevar a cabo la expedición los gobiernos de las tres naciones europeas dieron instrucciones por separado a sus
respectivos comisionados cuando de acuerdo con lo establecido en la Convención, debieron hacerlo de forma
conjunta, reuniendo sus tropas en La Habana, de donde debían partir presentarse juntas ante México. Pero no fue así
pues los españoles se adelantaron y ocuparon primero Veracruz; los ingleses y franceses habrían de llegar tres
semanas después. Los tres comisionados fueron: por Inglaterra, sir Charles Wyke, por Francia el conde Alphonse
Dubois de Saligny, y por España el general, Juan Prim, conde de Reus, Este último, un reconocido liberal. Una vez
que las fuerzas europeas ocuparon Veracruz, los tres comisionados estuvieron de acuerdo en dirigir una proclama al
gobierno de Juárez la que le enviaron el 10 de enero. En ella aseguraban que venían a “tender una mano amiga al
pueblo a quien la Providencia otorgó todos sus dones, y a quien ven con dolor ir gastando sus fuerzas y extinguiendo
su vitalidad al impulso de guerras civiles y de perpetuas convulsiones”. Reconocían la legitimidad del gobierno
constituido.

Pero no eran específicos acerca de las reclamaciones ni sobre las medidas coercitivas que planeaban. Cuatro días
más tarde, los delegados europeos enviaron, una nota colectiva a Juárez, en la cual exponían sus reclamaciones. En
la contestación a tal nota, el gobierno republicano se decía satisfecho por las buenas intenciones de los aliados, pero
agregaba que, México no necesitaba de la fuerza armada extranjera para consolidar su gobierno, desde que se supo
en México que se había celebrado la Convención de Londres, Juárez había derogado el decreto del 17 de julio relativo
a la suspensión de pagos de la deuda externa. Pero dicha medida no cambió los planes de la Alianza Tripartita. Sin
embargo, México condicionaba ahora la disposición de cumplir con las exigencias de las potencias europeas, a que
fueran reembarcadas las tropas y se efectuaran pláticas en Orizaba. El 25 de enero Juárez expidió una Ley por la que
condenaba a muerte a todo aquel que conspirara contra la independencia de México. Días después, otra nota de los
comisionados informaba al gobierno acerca del traslado de las tropas al interior del país ya que deseaban acampar en
las tierras altas porque el clima de la costa había causado estragos y que cientos de soldados habían enfermado.
Manuel Doblado, el ministro de Relaciones de México entro en negociaciones, el gobierno de la República no podía
permitir el avance de las fuerzas extranjeras sin que se establecieran con precisión las bases y las verdaderas
intenciones de los aliados después de lo cual podían efectuarse las negociaciones definitivas, una vez establecidos
los tratados preliminares, el gobierno podría, permitir el avance de las tropas aliadas. De esta manera, Doblado
comprometía a los representantes de las potencias aliadas a celebrar un convenio.

Los Tratados de La Soledad. Estos fueron firmados el l9 de febrero en el pueblo de La Soledad en Veracruz. En las
cuatro partes contratantes acordaban que:
■ México no necesitaban de auxilio que le ofrecían los representantes de la Alianza.
■ Las potencias aliadas no atentaban contra la independencia, soberanía e integridad del territorio mexicano.
■ Se celebrarían posteriores negociaciones en Orizaba y, mientras se llevaran a las fuerzas de las potencias aliadas
ocuparían las poblaciones de Córdoba, Orizaba y Tehuacán.
■ En caso de ruptura de las negociaciones, las fuerzas aliadas desocuparían las poblaciones mencionadas y
volverían a colocarse en la línea de fortificaciones cerca de Veracruz.
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Estos tratados, celebrados entre Juan Prim como representante de las potencias aliadas, y Manuel Doblado, fueron
ratificados por Juárez y por los comisionados de Inglaterra y Francia, quedando así con carácter de oficiales.

Rompimiento de la Alianza Tripartita


Pese a lo convenido en los Tratados de La Soledad y antes de que pudieran celebrarse las negociaciones en Orizaba,
el 6 de marzo llegaba a Veracruz el conde de Lorencez, general francés enviado por Napoleón III con refuerzos para
apoyar a las tropas francesas que habían venido previamente. Arribó también a Veracruz Juan N. Almonte,
representante de los monarquistas mexicanos, que regresaban de Europa. Al llegar a México, declararon
abiertamente su intención de establecer una monarquía bajo la protección de las tropas francesas. Al partir, Prim
expresaba que Francia había roto los acuerdos de Londres y de La Soledad. Los franceses informaron a Juárez que
retrocederían al lugar estipulado en los Tratados de La Soledad, pero no lo cumplieron sino que avanzaron de
Córdoba a Orizaba al mando de Lorencez, para iniciar desde ese lugar las hostilidades. Daba comienzo así el conflicto
armado entre México y Francia.

LA INTERVENCIÓN FRANCESA
De nuevo se enfrentaba México a una invasión extranjera, el conflicto armado con Francia se daba en los momentos
en que ya había en el país un gobierno liberal consolidado con el triunfo de la Reforma. Esta circunstancia evitó la
desintegración del gobierno republicano, que de hecho nunca fue vencido. Juárez, como en aquella ocasión, durante
la intervención francesa hubo de mantener su gobierno fuera de la capital.

Habiendo llegado hasta Córdoba, el ejército francés al que se unieran los jefes militares conservadores que habían
participado en la guerra de Reforma se dispuso a continuar su avanzada hacia la capital de la República, en marzo de
1862 uniéndose Juan N. Almonte, Miguel Miramón y Tomas Mejía a las ordenes de Laurencez, el 19 de abril toman el
Fortín de Veracruz y el 28 Acultzingo Puebla, a su avance fueron interrumpidos el 5 de Mayo de 1862 por las tropas
del general Ignacio Zaragoza, con el apoyo de Porfirio Díaz, Francisco Lamadrid, Miguel Negrete, Miguel Berriozabal,
donde derrotaron las tropas francesas con la ayuda de los indios Zacapoaxtlas.

Después de su fracaso en Puebla, los militares franco-mexicanos provocaron serias derrotas a los republicanos.
Puebla fue sitiada un año después, y al cabo de dos meses se rindió el 17 de mayo de 1863. Al tener noticia de la
ocupación de Puebla, Napoleón III ante las derrotas sufridas, envió más hombres a cargo del Mariscal Elías Federico
Forey, después de 60 días fue tomada la ciudad de México, Juárez abandonó la ciudad y trasladarse a San Luis
Potosí, donde permaneció del 9 de junio al 22 de diciembre de 1863, los franceses controlaron 63 poblaciones
importantes, Tampico, Puebla, Pachuca, Toluca, Tulancingo, Cuernavaca, Perote, Veracruz y Zacapoaxtla Puebla.

Las fuerzas franco-mexicanas entraron a la capital el 10 de junio, al mando de Forey, enviado por Napoleón III para
sustituir a Lorencez. Al día siguiente de ocupar la ciudad de México, Forey ordenó la formación de una Junta Superior
de Gobierno que nombrara a tres personas para ocupar el poder ejecutivo y constituir, una Asamblea de Notables,
que gobernara mientras llegaba a México el príncipe europeo escogido por Napoleón III y por los monarquistas
mexicanos, para ser el emperador de México.

Al entrar en funciones, la Asamblea dictaminó:


La nación mexicana adopta como forma de gobierno la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico.
El soberano tendrá titulo de Emperador de México.
La Corona Imperial de México se ofrece al príncipe Fernando Maximiliano, archiduque de Austria.
En caso de que el archiduque Fernando Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se ofrece, la Nación
mexicana se remite a la benevolencia de Napoleón III, para que le indique a otro príncipe católico.

Ya establecidos en San Luis Potosí el gobierno republicano, por circulares Juárez se dirigió a los gobernantes de los
estados, participándoles la instalación provisional del gobierno en aquella ciudad, al tiempo que los exhortaba, a
través del Ministerio de Guerra, para que los comandantes militares de cada estado se prepararan para la defensa
nacional. Sin embargo, no todos los estados de la República estaban del lado de Juárez; algunos habían reconocido
al Imperio y otros se habrían de adherir a éste después.

Conforme las tropas invasoras se fueron adentrando en territorio mexicano, Juárez se vio obligado a replegarse hacia
el norte; de San Luis Potosí se dirigió a Saltillo, donde permaneció desde el 9 de enero al 3 de abril de 1864. Algunas
personas opinaban que Juárez constituía el obstáculo para entablar negociaciones con los intervencionistas, y así se
lo hizo saber una comisión enviada por los generales Doblado y González Ortega, quienes incluso le pedían que
renunciara a la presidencia. Otro que pedía la renuncia de Juárez era Santiago Vidaurri, gobernador de Coahuila y
Nuevo León (anexos por el mismo Vidaurri desde 1856), se había distanciado de Juárez por desavenencias políticas,
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Juárez se negó a renunciar. Partió luego hacia Monterrey, y de allí, regresó a Saltillo para decretar en seguida la
separación de Nuevo León y Coahuila. Vidaurri rompió definitivamente con Juárez, partió hacia Texas y poco después
regresó a México para adherirse al Imperio.

Cuando Vidaurri hubo salido rumbo a Texas, el gobierno de Juárez se estableció en Monterrey. Por esas fechas sólo
algunos estados de la federación permanecían fieles a Juárez: Nuevo León, Coahuila, Durango, Chihuahua, Sonora,
Baja California, Guerrero y Oaxaca, en estas zonas los generales liberales luchaban para resistir a las tropas de la
Regencia, aquella lucha parecía no tener fin cuando llegó a México el nuevo monarca, a fines de mayo de 1864.

Después de que Napoleón III decidiera apoyar los planes de los monarquistas mexicanos, se ofreció el trono de
México al archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo, hermano del emperador Francisco José de Austria.

Para los monarquistas mexicanos, Maximiliano fue el indicado para salvaguardar sus intereses era un príncipe católico
joven, casado con una hija del rey Leopoldo de Bélgica, por ello, cabía esperar que los archiduques restituyeran al
clero mexicano los privilegios que el liberalismo juarista les había quitado.

Ofrecimiento de la corona. En Miramar, recibió la primera proposición para ocupar el trono de México de parte de
Napoleón III, en septiembre de 1861, cuando se formaba la Alianza Tripartita contra México, y el ofrecimiento oficial de
la delegación mexicana en octubre de 1863. En ambas ocasiones Maximiliano puso como condición que el pueblo
mexicano estuviera de acuerdo en aceptarlo como emperador, había pedido que su gobierno en México fuera
respaldado por Francia, Inglaterra y España, pero con el rompimiento de la Triple Alianza fue imposible que estos
últimos dos países le brindaran su respaldo, por lo que debió conformarse únicamente con el apoyo de Napoleón. Ese
apoyo estuvo condicionado a la firma de dos acuerdos, uno público y el otro secreto, que se conoce como el Tratado
de Miramar.

El Tratado de Miramar. En la primera parte del acuerdo público se trataba lo relativo al número de soldados franceses
y el tiempo que permanecerían en México; las tropas a 25 mil hombres, para luego irse retirando a medida que se
organizaran las fuerzas militares mexicanos con las que Maximiliano las sustituiría, compuesto por 8 mil hombres. Más
adelante, se acordaba que en las guarniciones donde hubiera tropas francesas y mexicanos, al mando del ejército
estaría a cargo de un jefe francés.

En el aspecto económico, el Tratado imponía a Maximiliano condiciones que, dado el estado financiero de México, le
sería imposible cumplir; se le exigía pagar no sólo los gastos y sueldos de las tropas francesas, sino también los
gastos de la expedición francesa a México, los gastos de guerra y las indemnizaciones a los súbditos franceses que
reclamaban haber sufrido daños en sus personas y propiedades.

En la parte secreta del tratado se decía que "cualesquiera que fuesen los acontecimientos que pudiesen ocurrir en
Europa, la ayuda de Francia nunca le faltaría al nuevo imperio". Se establecía que las tropas francesas se irían
reduciendo de 38 mil hombres que había en México en 1865, a 25 mil en 1866 y a 20 mil en 1867. Además de estos
acuerdos con Napoleón III, que no eran del todo favorables a Maximiliano, la aceptación al trono de México estuvo
condicionada por un "pacto de familia" fue obligado a firmar por su hermano. En el acuerdo, Maximiliano renunciaba
en su nombre y en el de sus descendientes, a todos los derechos de sucesión a la Corona de Austria. En Bélgica,
proporcionara un cuerpo de 2 mil soldados, que habrían de constituir la guardia de la emperatriz. Al visitar al papa Pío
IX en Roma, el pontífice les recomendó velar por la espiritualidad de su pueblo y respetar los derechos de éste y de la
Iglesia, llegó a Veracruz en la fragata austríaca Novara, el 28 de mayo de 1864.

SEGUNDO IMPERIO MEXICANO

Situación política Labor legislativa. Al iniciar su gobierno, Maximiliano buscó la conciliación de los partidos
antagónicos, pero sobre todo a los liberales, mientras alejaba a los conservadores,. Introdujo en el Ministerio a
elementos liberales, pero su gabinete particular, que influía en gran medida en las decisiones gubernamentales,
estaba integrado por extranjeros que en su gran mayoría desconocían las costumbres, la lengua y las necesidades de
los mexicanos. Ratificó Maximiliano la proclama de Forey en favor de la nacionalización de bienes eclesiásticos y la
libertad de cultos, además de confirmar el carácter constitucional de la monarquía.

Maximiliano intentó en varias ocasiones establecer una Constitución; en parte porque no podía actuar libremente,
estaba siempre bajo la tutela y de los consejos de Napoleón III. Maximiliano jamás tuvo un consenso absoluto de la
opinión de los mexicanos. Pronto admitió que los republicanos no estaban vencidos y que los miembros de la Junta de
Notables habían sido arbitrariamente nombrados y no representaban a toda la nación. El emperador realizó tres viajes
por el centro del país y la emperatriz visitó Veracruz y Yucatán, nunca pudo contar con la opinión unánime y libre de
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toda la nación, pues el país jamás fue ocupado ni dominado totalmente, y que el emperador no resolvía los urgentes
problemas socioeconómicos.

Ante esta situación le fue imposible a Maximiliano formular una ley suprema para el país; lo que sí logró establecer fue
un Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, en abril de 1865. Consagraba las siguientes garantías individuales a
todos los habitantes de imperio: la igualdad ante la Ley, la seguridad personal, la propiedad, la libertad de culto, la
libertad de publicar sus opiniones. Especificaba que no existiendo la esclavitud ni de hecho ni de derecho en el
territorio mexicano, cualquier individuo que lo pise es libre por sólo ese hecho. Consideraba la propiedad como
inviolable, prohibía el trabajo gratuito y forzado; reglamentaba el trabajo para los menores, que no podrían prestarlo
sin la autorización de sus padres o de la autoridad pública, establecía las normas impositivas fiscales que serían
generales y se decretarían anualmente, y promulgaba la libertad de prensa. Sin embargo, el Estatuto; otorgaba al
emperador el poder absoluto indefinidamente, contradiciendo las primeras declaraciones de Maximiliano en el sentido
de conservar la soberanía por breve tiempo para crear luego instituciones liberales. Por lo tanto, este documento no
satisfizo a conservadores ni a liberales; a los primeros les contrarió la tolerancia de cultos y el resto de las
características liberales del Estatuto, mientras que a los liberales les disgustaba la concentración de poderes en la
sola persona del emperador.

En noviembre de 1865, el emperador; expidió un decreto que liberó a los peones endeudados; limitaba las horas de
trabajo a diez, aboliendo los castigos corporales; obligaba a los patrones a proporcionar asistencia médica a los
jornaleros y a establecer escuelas gratuitas. En una voluminosa colección de leyes y decretos se organizaba el
Ministerio de Justicia, el Ministerio del Instrucción Pública y Cultos, por el cual se creaban la Academia Imperial de
Ciencias y Letras, el Museo Nacional de Historia Natural, Arqueología e Historia; la Escuela Especial de Comercio, la
Escuela Imperial de Agricultura y la Biblioteca Nacional. Se establecía además una serie de reglamentos sobre
administración económica y militar. Asimismo, Maximiliano se ocupó de continuar un' Código Civil que ya había
iniciado Juárez; el emperador se encargó personalmente de su realización, y fue publicado en junio de 1866.

Relaciones Iglesia-Estado. A los seis meses del gobierno de Maximiliano llegaba a México el nuncio, representante
del Vaticano, enviado por el Papa con objeto de arreglar los asuntos pendientes entre la Iglesia católica y el Estado
mexicano. Sin embargo, no pudo haber arreglos; el emperador de México: había preparado de antemano, en
colaboración con los liberales mexicanos de su gobierno, un Concordato que chocaba con los intereses de la Iglesia
católica. Tal documento le fue presentado al nuncio y comprendía los siguientes nueve puntos:
1) Tolerancia de todos los cultos, pero siendo la católica la religión del Estado.
2) La Iglesia habría de ser un órgano del Estado y recibiría una subvención por parte de éste.
3) Los servicios del clero serían gratuitos.
4) Cesión de los bienes eclesiásticos al gobierno.
5) Establecimiento de un Patronato imperial como el español.
6) Nueva reglamentación para las órdenes monásticas por acuerdo entre el Papa y el emperador de México.
7) Supresión del fuero eclesiástico, la jurisdicción del clero se mantendría sólo en causas de fe y fuero interno.
8) Registro civil llevado por sacerdotes, pero en calidad de funcionados civiles.
9) Secularización de cementerios que, sometidos a la autoridad civil, serían comunes para los católicos y los que no
lo fueran.

El nuncio se negó a firmar el Concordato y Maximiliano trató de presionar mediante la promulgación de una serie de
leyes que, por una parte, confirmaban la legislación reforma de Juárez, y por otra, establecían el patronato imperial
sometiendo por completo a la Iglesia. Esa actitud del emperador acabó de agravar las relaciones con el Vaticano; fue
una actitud imprudente de Maximiliano, que siguió de manera radical sus ideas liberales y los consejos de Napoleón
en un momento en que su posición no estaba aún consolidada, y cuando su gobierno necesitaba todavía de la ayuda
de aquella facción conservadora que lo había traído a México.

Situación económica. La economía del Imperio fue desastrosa de principio a fin; constituyó el problema más grave
que tuvo que afrontar Maximiliano el compromiso financiero contraído con Napoleón III en el Tratado de Miramar, y la
continua sujeción a la política del emperador francés representado en México por Bazaine, el general en jefe, que
ejercía atribuciones excesivas en las cuestiones financieras e impedía que Maximiliano tomara decisiones al respecto.
Por otra parte, como ni Napoleón ni Maximiliano confiaban en los mexicanos para dirigir la Hacienda imperial, ésta se
puso en manos de varios europeos, que sucesivamente ocuparon el cargo y que en su mayoría no demostraron
interés por normalizar las finanzas del Imperio mexicano.

La situación financiera se fue haciendo cada vez más desesperada para Maximiliano, quien se vio obligado a pedir a
Napoleón que subsidiara la empresa por él iniciada o que se abstuviera de intervenir en ella. En mayo de 1866,
Almonte fue enviado a París a proponer un nuevo trato que ampliara el de Miramar. Napoleón, que ya comenzaba a
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sentirse presionado tanto por la política estadounidense como por la amenaza de un conflicto con Prusia, empezaba a
pensar en poner fin a la ocupación de Francia en México, y rechazó la propuesta de Almonte, prometiendo no
obstante seguir ayudando al Imperio mexicano, a condición de que se pagara al gobierno francés la mitad del
producto de las aduanas, para cubrir los créditos que se habían otorgado al gobierno de Maximiliano. El emperador se
vio obligado a aceptar esas costosas condiciones de la ayuda francesa, Napoleón agregaba a las demandas de orden
económico la amenaza de retirar todas sus tropas si Maximiliano no aceptaba. Abrumado por los problemas
financieros y políticos, el emperador de México decidió abdicar al trono.

Obra material. La obra material de Maximiliano se enfocó básicamente hacia dos aspectos: a remodelar y embellecer
la ciudad de México, y a fomentar el estudio de los recursos naturales de país y de sus monumentos arqueológicos e
históricos. Para la realización de tales estudios se formó la Comisión Científica de México, integrada por notables
hombres de ciencia europeos y también por algunos destacados mexicanos. Estas personas realizaron una minuciosa
labor de investigación, de acuerdo con la ciencia de la época, sobre todo de los recursos naturales del territorio
mexicano, al que dividieron en cincuenta departamentos, dentro de ocho grandes áreas cuyos límites se fijaron
conforme a las características naturales de cada una.

LA DEFENSA DE LA REPUBLICA.

GOBIERNO BENITO JUAREZ


El gobierno republicano continuó existiendo durante todo el tiempo que duró el Imperio de Maximiliano. Aun cuando
debió cambiar de sede continuamente por la persecución de las tropas franco-mexicanas, y a pesar de los problemas
que se suscitaban dentro del grupo republicano, el gobierno de Juárez se mantuvo. En 1865, los imperialistas seguían
avanzando, y Juárez tuvo que trasladarse de la ciudad de Chihuahua, donde se había establecido, a Paso del Norte
(hoy Ciudad Juárez); ahí instaló su gobierno.

Para los imperialistas, la llegada de Juárez a Paso del Norte significó una huida al extranjero, y la prensa imperialista
lo dio como un hecho. Al recibir Maximiliano la noticia de la supuesta huida, creyó que era el momento de combatir
con mayor rigor a la resistencia, el emperador expidió entonces un decreto, el 3 de octubre de 1865, por el cual se
ordenaba aplicar la pena de muerte a los que formaran bandas o conjuntos armados, y a quienes les brindaran
cualquier clase de apoyo. Este decreto, con el que el emperador creía acabar con toda oposición, reavivó en el pueblo
el deseo de echar fuera al intruso europeo. El "bárbaro decreto", como se le llamó luego, provocó además la
indignación del gobierno de los Estados Unidos, que protestó ante Francia.

Estando en Paso del Norte el gobierno republicano, se cumplió del periodo presidencial de Juárez y, ante la
imposibilidad de celebrar elecciones, el camino exigido por la Constitución era que automáticamente fuera transferido
el poder ejecutivo al presidente de la Suprema Corte de Justicia, cargo que en aquel entonces desempeñaba el
general Jesús González Ortega. Pero Juárez no consideró conveniente el cambio de poderes debido a la situación
conflictiva que el país estaba viviendo; el 8 de noviembre de 1865 expidió un decreto por el cual prorrogaba sus
funciones presidenciales hasta el fin de la guerra; destituyó luego a González Ortega de su cargo, con la acusación de
que había abandonado el territorio nacional fue aprobada por la mayoría de los generales republicanos, Juárez
continuó siendo el presidente de la nación.

Y si bien al principio el gobierno estadounidense se había mostrado neutral ante la intervención europea en México,
podía ya empezar a cambiar su política y tornarse a favor del gobierno de Juárez. En las varias ocasiones en que
Maximiliano intentó obtener el reconocimiento de Washington, las autoridades estadounidenses se negaron a
establecer relaciones con quienes estaban "en actitud de revolución contra la autoridad soberana de un país con el
que los Estados Unidos se encuentran en amistosa relación diplomática".

A principios de 1866, Napoleón III hizo un nuevo intento de conseguir para Maximiliano el reconocimiento de Estados
Unidos, prometiendo a cambio el retiro de sus tropas del territorio mexicano, pero el secretario de Estado, Seward, le
contestó que no bastaba con que retiraran sus tropas, sino que deberían dejar de intervenir en México y de imponer a
ese país instituciones políticas incompatibles con el gobierno nacional republicano que ahí existía. En el comunicado a
Francia, Seward repetía su negativa de otorgar el reconocimiento a Maximiliano.

En marzo de ese mismo año, el emperador francés resolvió que sus tropas salieran de México, Napoleón confiaba en
que esos soldados fueran reemplazados por tropas de voluntarios austríacos que Francisco José había aceptado
reclutar, pero el gobierno de Washington advirtió al de Viena que tal acción se consideraría como una declaración de
guerra de parte de Austria hacia México, a la que se opondría Estados Unidos de la misma forma que se oponía a la
intervención de Francia. La evacuación se inició el l 3 de febrero de 1867, y el 11 de marzo Bazaine salió de

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Veracruz, sin que hubieran logrado una completa victoria sobre los republicanos. Con la salida de Bazaine,
Maximiliano, quien a petición de su esposa había decidido no abdicar, se sintió al fin libre de la tutela napoleónica.

Los republicanos empezaron a obtener importantes victorias sobre el ejército invasor desde mediados de 1866,
alentados por la noticia de que Napoleón retiraría sus tropas, y respaldados por el gobierno estadounidense, que no
sólo les prestaba apoyo diplomático, sino que les ayudaba de forma material con armas y municiones. Cuando salió el
ejército intervencionista, las fuerzas del imperio ya sólo dominaban las ciudades de México, Puebla, Veracruz,
Querétaro y Morelia; el resto del país había sido recuperado por las tropas republicanas.

FIN DEL SEGUNDO IMPERIO


En 1866, los continuos avances del ejército republicano, el retiro de las tropas europeas y la crítica situación
económica, determinaron la decisión de Maximiliano de abdicar al trono; la emperatriz le aconsejó que esperara y se
ofreció a ir a Europa para convencer a Napoleón de que consintiera en destituir a Bazaine y en prolongar la
permanencia de las fuerzas francesas en México. Carlota planeaba, además, entrevistarse con el Papa para arreglar
los asuntos con la Iglesia, en un intento por recuperar el apoyo del clero.

En el mes de agosto Carlota se entrevistó con Napoleón III, pero no logró nada. El emperador francés le hizo saber
que la amenaza de una guerra con Prusia lo obligaba a hacer regresar al ejército destinado hasta entonces a la
intervención en México. Lo único que prometía a Maximiliano era mantener las tropas hasta el año siguiente. La
entrevista con el Papa tampoco tuvo éxito, y después de estas negativas, al ver perdida toda esperanza, la emperatriz
enfermó seriamente. Jamás pudo regresar a México.

Al tener noticias del fracaso de las gestiones de su esposa y de la enfermedad que la aquejaba, Maximiliano decidió
abdicar, decisión que fue alentada por los consejos del embajador francés y de Bazaine, quienes incluso se ofrecían
para llevarlo a Europa. Pero los familiares de Maximiliano se opusieron de manera tajante, haciéndole ver que por
cuestión de honor debía permanecer en su puesto. Además, sus partidarios y ministros mexicanos lo exhortaron a
seguir defendiendo el Imperio. Maximiliano renunció a su deseo de abdicar y decidió aceptar la ayuda que le ofrecían
aquellos conservadores mexicanos con los que nunca había simpatizado del todo, y a los que incluso muchas veces
había menospreciado.

Los generales Miramón y Márquez, que acababan de llegar de Europa, fueron llamados para reorganizar el ejército
imperial a fin de que prosiguiera en su intento de someter a los republicanos, Miramón se dirigió a Zacatecas, donde
Juárez se había establecido, y tomó la plaza el 27 de enero de 1867, sin que lograra capturar al presidente. Días
después, Miramón era derrotado en San Jacinto, Zacatecas, por las fuerzas del general Escobedo, mientras
comenzaba ya la evacuación de las tropas francesas, con la derrota de Miramón, Maximiliano mismo se puso al
frente de un ejército de diez mil hombres, que se concentraron en Querétaro para esperar la llegada de los
republicanos.

El día 14 de marzo se inició los enfrentamientos entre ambos ejércitos, el imperialista y el republicano, compuesto por
25 mil hombres al mando de Escobedo. Al cabo de dos meses se rindió la ciudad de Querétaro, el 15 de mayo de
1867; el emperador, sus generales y soldados fueron hechos prisioneros. Mientras tanto, Márquez había salido de la
ciudad de México hacia Puebla amenazada por tropas republicanas al mando de Porfirio Díaz pero antes de llegar fue
atacado y derrotado por esas fuerzas, que ya habían tomado Puebla, el 2 de abril. Regresó Márquez a la capital y
mantuvo la defensa del sitio hasta que los conservadores no pudieron ocultar a los habitantes de la ciudad de México
la toma de Querétaro y la consecuente aprehensión del emperador y de los generales Miramón y Mejía.

Con apoyo en la ley del 25 de enero de 1862, que condenaba a muerte a todo el que atentara contra la independencia
de México, Juárez dispuso que Maximiliano y los dos generales fueran juzgados de acuerdo con esa ley. El proceso
se efectuó en Querétaro, mientras los amigos de Maximiliano agotaban todos los recursos por salvarle la vida. Los
gobiernos de Austria, Francia e Inglaterra pidieron al gobierno estadounidense que intercediera ante México para la
concesión del indulto. Francisco José ofrecía restituir a su hermano sus derechos de sucesión, tan luego fuera
liberado y renunciara para siempre al trono de México.

Pero a pesar de todas las presiones y peticiones de indulto en favor del príncipe de Habsburgo, Juárez se mantuvo
firme en la decisión de hacer cumplir la ley en defensa de la independencia nacional. El jurado de Querétaro dictó la
sentencia de muerte y ésta se cumplió el 19 de junio de 1867. Maximiliano, Miramón y Mejía fueron fusilados en el
Cerro de las Campanas.

Las causas del fracaso del Segundo Imperio Mexicano se pueden resumir en los siguientes factores:

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■ El desconocimiento de Maximiliano sobre la realidad política, económica y sociocultural de México.
■ La fuerza política de los republicanos encabezados por Benito Juárez.
■ Los valores nacionalistas de la mayoría del pueblo mexicano, reforzados ante la intervención extranjera.
■ Las medidas liberales de Maximiliano, que condujeron al rompimiento con la Iglesia católica y con el grupo de los
conservadores mexicanos, quienes se sintieron defraudados por el monarca que ellos mismos habían llevado al
trono.
■ La excesiva confianza de Maximiliano al suponer que le favorecía el desenlace de la guerra civil estadounidense.
■ La inestable posición de Napoleón III en política internacional, tanto frente a la amenaza prusiana como a la
presión ejercida por la doctrina Monroe de los Estados Unidos.

LA REPUBLICA RESTAURADA

GOBIERNO DE BENITO JUÁREZ 1867-1872


El triunfo de los liberales sobre el Imperio de Maximiliano significaba también una gran derrota para el
conservadurismo mexicano; se restauraba la República Federal y se consolidaba el poder de los liberales. Poco
tiempo después de reinstalado el gobierno en la capital, Juárez se dispuso a poner en orden los asuntos
administrativos y a reorganizar los proyectos del programa liberal que las circunstancias le habían impedido llevar a la
práctica.

Aspecto político. En el aspecto político, el gobierno se propuso aplicar la constitución de 1857, y la primera acción en
este sentido consistió en convocar a elecciones. En la convocatoria que dirigió al pueblo para celebrar los comicios,
Juárez proponía una serie de reformas a la Constitución con el objeto de "equilibrar los poderes supremos. Con esto
buscaba el apoyo popular, a fin de que el ejecutivo tuviera mayor poder que el que le confería la Constitución, y
pudiera así tener más influencia en el Congreso. La propuesta provocó una fuerte oposición de parte de algunos
liberales que temían que el presidente Juárez siguiera ejerciendo facultades extraordinarias, como la había hecho
durante los periodos de guerra, y que el Congreso quedara sometido a su influencia, Juárez logró ganar las elecciones
generales para el periodo 1867-187, derrotando al otro candidato, el general Porfirio Díaz.

En esas elecciones, como presidente de la Suprema Corte de Justicia quedaba Sebastián Lerdo de Tejada, y ese
cargo equivalía al de vicepresidente.
La paz interna seguía amenazada por el bandolerismo, por la persistencia grupos de por las políticas de los militares,
que habían defendido a la República y que ahora se sentían con derecho a gobernarla, en donde actuaban como
caudillos. Esta lucha por el poder amenazaba con reiniciar la anarquía, y por ello Juárez se vio precisado a decretar
estado de sitio y a suspender las garantías individuales, decisiones que fueron consideradas por el Congreso como
anticonstitucionales.

Aspecto económico. En el orden económico, la restauración juarista tenía como objetivo atraer el capital extranjero,
necesario para poner en práctica los siguientes proyectos: a) fomentar la agricultura, para lo cual se pretendía
introducir nuevos cultivos, producción otras zonas del país aún no explotadas, sobre todo en el norte b ) incorporar al
país a la revolución industrial, c) convertir a México en un puente comercial entre Asia y Europa, y entre Estados
Unidos y América del Sur.
Sin embargo, puesto que la realización de esos proyectos estaba condicionadas la inversión del capital extranjero, al
gobierno le fue imposible ponerlos en práctica.

Aspecto social, el gobierno de Juárez proyectó una política poblacionista que pretendía atraer la inmigración de
europeos, como ocurrió en Estados Unidos y en Argentina, pero esto no pudo realizarse porque en el extranjero se
desconfiaba de la seguridad interna de México.

Otro proyecto social fue el de la formación de la pequeña propiedad, a partir del fraccionamiento de los latifundios por
medio del deslinde y venta de terrenos baldíos, y de la desamortización de las tierras del clero y de las comunidades
indígenas, así como a través de la venta de las grandes haciendas. El gobierno se proponía dotar a cada campesino
de un rancho de pequeñas dimensiones, en el que libremente trabajara la tierra y criara ganado. Además, el problema
social agrario se había agravado por el despojo de tierra de que se hizo objeto a las comunidades indígenas.

Aspecto cultural. En el orden cultural, creó un sistema educativo, fundamentado en la filosofía del positivismo, con
la que se buscaba dotar a los mexicanos del instrumento intelectual necesario para impulsar el desarrollo científico y
técnico alcanzado por los países industrializados. Esta filosofía pedagógica importada de Francia era muy acorde con
los propósitos del liberalismo mexicano, que se inclinaba por una educación laica, la introdujera en el camino de la
ciencia universal y del progreso de la nación, inculcándole el amor al trabajo.
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Los postulados del positivismo al sostenían que "no hay progreso sin orden, y el orden era un ideal que México aún no
realizaba, bajo el decreto de que la educación debía ser obligatoria y gratuita. Algunas de estas instituciones fueron la
Escuela Nacional Preparatoria, organizada por Gabino Barreda; la Academia de Ciencias y Literatura, destinada a
impulsar la investigación científica y a formar profesores para los niveles de educación superior; la Escuela Nacional
de Ingenieros y la Biblioteca Nacional de México, establecida para apoyar a aquellos centros educativos. La acción
educativa del gobierno de Juárez consistió en una reforma pedagógica muy importante aunque todavía no fuera de
total alcance nacional que renovó los métodos de enseñanza y tuvo como meta una educación integral mediante la
enseñanza objetiva que postulaba el positivismo.

Otro proyecto de índole cultural fue el que tenía la finalidad de fomentar el nacionalismo unificador como el que había
ayudado en la formación de los Estados - naciones europeos. El gobierno pretendía la unificación cultural en un
México dividido desde tiempo inmemorial por el regionalismo, por la multiplicidad de grupos étnicos que no hablaban
la misma lengua y por la diversidad de culturas con costumbres e intereses distintos. En tales condiciones, difícilmente
podría darse un sentimiento de unidad nacional.

La labor constructora que Juárez pretendía realizar era ambiciosa, y los liberales en el gobierno la juzgaban necesaria
para la transformación del país.

REELECCIÓN DE JUÁREZ EN 1871


Había otros dos candidatos: uno era Sebastián Lerdo de Tejada, quien se había postulado para la presidencia
suponiendo que a Juárez ya no le interesaba otra reelección, y el otro candidato era Porfirio Díaz, pero Juárez no
estaba dispuesto a dejar la presidencia; continuar en el poder durante más tiempo para cumplir con los proyectos que
había planeado
Porfirio Díaz, previendo que Juárez manipularía las elecciones y triunfaría con fraudes, preparó una rebelión armada,
antes de conocer el resultado de las elecciones, que se celebraron el 25 de junio de 187 1, un grupo de porfiristas se
sublevó en Tampico y desconoció a Juárez como presidente; lo mismo hizo Gerónimo Treviño en Monterrey. Sin
embargo, el ejército juarista logró dominarlos, como era de esperarse, dadas las fraudulentas circunstancias en que se
efectuaron las elecciones, Juárez resultó triunfante e inició su nuevo periodo 1871-1875 en el mes de octubre.

Pocos días después se publicó en Oaxaca el Plan de la Noria, por el que Porfirio Díaz se declaraba en contra de la
reelección indefinida de Juárez, proponía una serie de reformas políticas y sociales, y concluía diciendo que ningún
ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder y ésta será la última revolución.

Desde que Juárez iniciara su nuevo mandato en 1871 se produjeron continuas rebeliones en su contra, apoyadas por
Porfirio Díaz o por otros adversarios de aquél, pero casi todas fueron controladas por el ejército del gobierno.
Finalmente, esas rebeliones dejaron de tener Sentido con la repentina muerte de Juárez, causada por un infarto, el 18
de julio de 1872. Al morir Benito Juárez correspondía a Sebastián Lerdo de Tejada, como ministro de la Suprema
Corte de Justicia, desempeñar interinamente el poder ejecutivo. Tres meses después se verificaron las elecciones y el
presidente interino triunfó sobre Porfirio Díaz, para gobernar a la nación de 1872 a 1876.

GOBIERNO DE SEBASTIÁN LERDO DE TEJADA

Aspecto político. Lerdo de Tejada conservó el gabinete que Juárez había formado en 1871. Por presidente ejerció un
fuerte predominio sobre los ministros, se preocupó por pacificar al país, publicó un decreto por el cual concedía la
amnistía a las personas que se habían sublevado en contra del gobierno; otorgaba la libertad a los presos por delitos
políticos y el perdón a aquellos que se entregaran a las autoridades. En general, esta medida fue considerada
prudente y tuvo efectos positivos, aceptaron la amnistía; incluso Porfirio Díaz, la ley de amnistía había logrado
pacificar a los militares insurrectos.

Otras rebeliones armadas en contra de Lerdo, del caudillo agrarista Manuel Lozada, que había causado problemas
tanto a los gobiernos republicanos como al de Maximiliano. El Tigre de Álica, después de un enfrentamiento con las
fuerzas del gobierno, Lozada fue hecho prisionero y posteriormente fusilado; con su muerte, la región que dominaba
y, gran parte del país volvieron a la tranquilidad.

Una de las acciones políticas más importantes de Lerdo de Tejada fue la creación del Senado de la República, que se
estableció con el objeto de moderar a la Cámara de Diputados, al estar aquél compuesto por personas de mayor edad
y, obviamente, con mayor experiencia política. El ejercicio de las funciones de los senadores habría de durar cuatro
años, dos más los diputados, y deberían representar a los estados de la misma forma que lo hacían para dar a la
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creación del Senado carácter de ley, fue reformada la Constitución, entonces consagra la forma dual del poder
legislativo.

Otra de las medidas importantes de Lerdo de Tejada en el aspecto legislativo fue la incorporación a la Constitución de
las leyes que se habían expedido antes y después de 1857, y que habían quedado fuera del ordenamiento general. El
propósito de Lerdo de Tejada era que esas leyes tuvieran carácter obligatorio y no se mantuvieran como decretos
aislados.

Aparte de consagrar en la Constitución esas leyes anticlericales, que Lerdo de Tejada se propuso hacer cumplir,
decretaba otras medidas en contra de la Iglesia, que prohibían las manifestaciones religiosas fuera de los templos; se
expulsaba del país a los jesuitas y se obligaba a dejar los conventos a las monjas de San Vicente de Pau1, Hermanas
de la Caridad. Además, Lerdo de Tejada apoyó la introducción del protestantismo, buscando restarle poder a la Iglesia
católica.

Esas medidas del presidente dieron origen a un nuevo movimiento en su contra, incitado por el clero, que estalló en
Michoacán y Jalisco en 1875. Los rebeldes, llamados cristeros, pedían la renuncia de Lerdo de Tejada, desconocían
la Constitución de 1857, proponían un presidente interino que convocaría luego a un congreso para restablecer a la
religión católica como la oficial, y pretendían arreglar un concordato con el Vaticano. Pero detrás del problema
religioso había otro de índole socioeconómica, pues los cristeros campesinos en su mayoría luchaban por la defensa
de sus propiedades agrícolas, sobre todo por las que habían formado parte de las tierras comunales, confiscadas a
raíz de las leyes reformistas. El movimiento fue reprimido y los cristeros vencidos, pero el problema social agrario,
mezclado con el fanatismo religioso, habría de persistir en estado latente para resurgir en circunstancias especificas.

Aspecto económico. En el aspecto económico, la República Restaurada no presenta grandes transformaciones, y


los que destacan en este renglón son algunos proyectos para la industrialización y modernización de México, que en
su gran mayoría no pudieron llevarse a la práctica por falta de inversiones del capital extranjero.
Durante el gobierno de Lerdo de Tejada, el ministro de Hacienda, Francisco Mejía, consiguió organizar un sistema
fiscal a nivel nacional que permitió el pago uniforme y justo de impuesto, normalizó la contabilidad fiscal, moralizó a los
funcionados y logró un orden hacendario como no se había dado antes. Esta mejoría en la hacienda pública permitió,
a su vez, el comienzo de algunas obras que habían estado en proyecto desde tiempos de Santa Anna. Uno de esos
proyectos era la construcción de una red ferroviaria que uniera las principales ciudades del país, y sobre todo que
agilizara el transporte de mercancías hacia el exterior. El ferrocarril era entonces un símbolo de progreso, y traerlo a
México había sido el sueño de muchos gobernantes; fue durante la República Restaurada cuando comenzó a hacerse
realidad. En 1869, el gobierno de Juárez inició la construcción de la vía México-Veracruz, que correspondió inaugurar
a Lerdo de Tejada en enero de 1873.

Hubo otras realizaciones importantes en el campo de las comunicaciones: entre los años 1872 y 1875 se amplió la red
telegráfica en unos 2, 600 km., que en total llegó a alcanzar más de 9 000 km. También aumentaron y se mejoraron
los caminos carreteros, que podían comunicar a la ciudad de México con casi todas las capitales de los estados, y a
éstas con las ciudades vecinas. Pero no fue posible realizar otras obras públicas, o siquiera proseguir con las que se
habían iniciado, pues los problemas políticos y económicos que aquejaban al gobierno de Lerdo de Tejada lo hicieron
suspender las obras y recurrir al aumento de impuestos, medidas que hicieron crecer más aún el descontento.

Aspecto social. En la estructura social tampoco hubo transformaciones sustanciales, población nacional se estima
para el periodo en poco más de nueve millones de habitantes, siete de los cuales formaban la población rural y sólo
dos millones la urbana. Así, más del 80% de la población total vivía de la agricultura, y un 35 % de la población total
estaba constituida por las diversas etnias indígenas dispersas en el territorio del país, pero aisladas del contexto
nacional, marginadas y recelosas del mestizo y del blanco, que durante siglos las habían hecho objeto de explotación
y de un trato inhumano. Estas circunstancias se agravaban con la reciente confíscación de la propiedad comunal
agraria, que provocó el flujo migratorio hacia las grandes haciendas, hacia los centros artesanales de las ciudades e
incluso hacia los Estados Unidos.

La situación de los grupos indígenas preocupaba al gobierno de Lerdo de Tejada por el trato de que eran víctimas
y porque, en consecuencia, constituían un peligro latente de insurrección, aparte de la poca productividad que
aportaban con sus técnicas agrícolas rudimentarias y su falta de instrucción. Por ello, Lerdo de Tejada trató de dar
impulso a la educación pública para lograr la transformación social. La instrucción pública fue, como en otros
aspectos, una continuación de la política educativa de Juárez, y como ésta, basada en el positivismo, sólo que en el
gobierno de Lerdo de Tejada se denota un mayor interés por lograr el desarrollo de la cultura en todos los sectores y
extender los beneficios de la educación a las mujeres, empezando a establecer la escuela mixta. Pero también la

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labor educativa tuvo que suspenderse, debido a los mismos problemas políticos y económicos que impidieron la
realización de otros proyectos.

Continuar la política poblacionista del gobierno anterior fue, asimismo, un propósito de Lerdo de Tejada, en 1875
expidió una ley por la cual se ofrecían tierras a los inmigrantes extranjeros, al igual que facilidades para instalarse,
exención de impuestos y la oportunidad de adquirir la ciudadanía. Pero a pesar de esas ventajas, muy pocos
extranjeros se interesaron en venir a radicar a México, y los que lo hicieron ocuparon principalmente las áreas urbanas
y no las regiones que el gobierno se proponía poblar, por otra parte, los inmigrantes extranjeros fueron menos que los
trabajadores mexicanos que emigraban a los Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

La lucha por el poder político 1876. Hacia fines 1875, cuando se aproximaban las elecciones para un nuevo periodo
presidencial, Lerdo de Tejada decidió renovar el Congreso con el propósito de introducir en él a personas que le
fueran adictas y que le favorecieran en las elecciones, ya que tenía pensado reelegirse. Y en efecto, el Congreso así
renovado manipuló las elecciones para que Lerdo de Tejada saliera triunfante en los comicios que se verificaron a
mediados de 1876. Pero este triunfo, obtenido por medio de fraudes, no fue reconocido por los adversarios de Lerdo
de Tejada, y éstos, aún antes de que se hiciera público el resultado de las elecciones, decidieron organizar una nueva
rebelión armada que tomaría el nombre de Plan de Tuxtepec, cuyo caudillo era Porfirio Díaz.

Revolución de Tuxtepec. La efervescencia política resurgió con la reelección de Lerdo de Tejada; el grupo de sus
adversarios había aumentado y ahora incluía a políticos de renombre que se unieron con los militares antilerdistas y
veían en Porfirio Díaz al líder idóneo para encabezar un movimiento armado. Uno de aquellos políticos, Vicente Riva
Palacio, redactó el Plan que se proclamó en Tuxtepec, Oaxaca, el l de enero de 1875. En síntesis, en el Plan de
Tuxtepec se acusaba a Lerdo de haber violado la moral y las leyes hasta el punto que se creía imposible una solución
por la vía pacífica, por lo que se hacía responsable de la revolución a Lerdo de Tejada y a sus funcionarios. Se
reconocía a la Constitución de 1857 como la ley suprema. Aceptando incluso las reformas hechas a la misma por
Lerdo de Tejada; se postulaba como ley el principio de no reelección al cargo de presidente de la república y al de
gobernador de los estados; se desconocía como presidente a Sebastián Lerdo de Tejada y a los funcionarios electos
en 1873, reconociendo a los gobernadores y militares que se adhirieran al Plan; se designaba como jefe de la
Revolución al general Porfirio Díaz y se establecía que el poder ejecutivo sería ocupado por la persona que obtuviera
mayoría de votos entre los gobernadores de los estados.

Porfirio Díaz se había trasladado a Texas por considerar que desde ahí sería más fácil reclutar partidarios y conseguir
armas; mientras tanto, algunos de sus partidarios se organizaban en Oaxaca y Veracruz para atacar alas tropas
lerdistas. Estando en Bronwnsville, Díaz tuvo noticias de que José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de
Justicia, se había pronunciado en contra de Lerdo de Tejada, y decidió modificar el Plan de Tuxtepec. En marzo de
1876 se proclamó en Palo Blanco, Tamaulipas, la nueva versión.

En esencia, el contenido del nuevo Plan era el mismo que el primero, sólo que en el documento modificado en vez de
que el poder ejecutivo quedara en manos de quien eligieran los gobernadores, se señalaba que se confiaría
interinamente al presidente de la Suprema Corte de Justicia, con la condición de que éste aceptara el Plan y, en caso
de negarse, el jefe militar de la Revolución ocuparía la presidencia, también de forma interina. En la nueva versión del
Plan se suprimía, además, el artículo que hacía responsables a Lerdo de Tejada y a sus funcionarios de los gastos y
perjuicios ocasionados por la Revolución.

Con esas reformas al Plan de Tuxtepec, Porfirio Díaz buscaba la adhesión de Iglesias, con el doble objetivo de dar al
movimiento un carácter de legalidad y evitar que Iglesias obstaculizara su acceso al poder. Sin embargo, el presidente
de la Suprema Corte se negó a secundar plan revolucionario alguno. Después de publicado el nuevo Plan de
Tuxtepec, Díaz marchó a Matamoros, acompañado de unos pocos partidarios; de ahí se trasladó a Nuevo León y a
Coahuila para reunirse con los militares norteños antilerdistas, pero al enfrentarse a las tropas del gobierno, en
Icamole, Coahuila, los revolucionarios fueron vencidos y sus jefes se dispersaron.

Al ver que la causa no contaba con suficientes adeptos en el norte, Porfirio Díaz dejó ahí a algunos de sus
compañeros y se fue a Nueva Orleans, E. U, para regresar al país por Veracruz y trasladarse luego a Oaxaca. En
esas regiones, los porfiristas eran más numerosos y estaban mejor organizados; Díaz consiguió reclutar un
contingente todavía mayor y se preparó para tomar la ciudad de Puebla. Al avanzar hacia Puebla, Porfirio Díaz
entabló varios combates contra las tropas del gobierno, y con ayuda de los refuerzos que traía desde el norte el
general Manuel González, logró al fin triunfar contra el ejército lerdista en Tecoac, Tlaxcala, el 16 de noviembre de
1876. Tres días después, los porfiristas entraban en Puebla. Cuando Lerdo de Tejada conoció la noticia del triunfo de
Porfirio Díaz, abandonó la ciudad de México y se fue a Toluca, para cambiar la residencia del gobierno, aunque dejó la
administración del Distrito Federal en manos de un reconocido porfirista. Aunque intentó mantener el poder, no lo
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pudo lograr y salió hacia Estados Unidos a principios de 1877. Porfirio Díaz entraba triunfante en la capital el 23 de
noviembre de 1876, y ocupó la presidencia de forma interina.

José María Iglesias había estado preparando políticamente sus planes para tornar el poder desde que Lerdo de
Tejada anunciara sus proyectos de reelección. En espera de que el presidente informara los resultados de las
elecciones, Iglesias planeaba desconocerlas por ilegales y fraudulentas, creyendo que por la vía de la legalidad
conseguiría la renuncia de Lerdo de Tejada y, en consecuencia, su acceso al poder; pero éste descubrió su juego
político y retardó la publicación de¡ resultado electoral. Al verse descubierto, Iglesias tuvo que huir, dejando antes a
sus partidarios una protesta sin fecha, que debían hacer aparecer al día siguiente de que el Congreso declarara
reelecto a Lerdo de Tejada. Esto sucedía el 26 de octubre, e Iglesias, que se había trasladado a Guanajuato apoyado
por el gobernador de esa entidad, declaró nula la reelección de Lerdo de Tejada y se autonombró presidente de la
República. Además del gobernador de Guanajuato, en un principio respaldaron a Iglesias los gobernadores de Jalisco,
Guerrero, Sinaloa, Durango y Sonora, y también algunos jefes militares. Pero el movimiento iglesista no era lo
suficientemente fuerte, y sus tropas fueron vencidas por un ejército que envió Lerdo de Tejada. Cuando en noviembre
se produjo el triunfo de Porfirio Díaz, muchos iglesistas se pasaron a su lado.

En la capital, y actuando ya como presidente interino, Porfirio Díaz dejó en su lugar a Juan N. Méndez, y fue en
persecución de Iglesias; se entrevistó con él en una hacienda cercana a Querétaro, pero ante la imposibilidad de un
arreglo y viéndose en situación desventajosa, José María Iglesias decidió abandonar el país. Porfirio Díaz regresó
inmediatamente a la capital; el 23 de diciembre de 1876, Juan N. Méndez expidió un decreto por el que convocaba al
pueblo mexicano a elegir diputados al Congreso, presidente de la república y presidente y magistrado de la Suprema
Corte de Justicia. Se omitía convocar a elecciones para senadores, por considerar a Méndez que el Senado era obra
lerdista, pero posteriormente, Díaz, ya en el poder ejecutivo, tuvo que lanzar la convocatoria para elegir al nuevo
Senado, Una vez celebradas las elecciones, Díaz fue declarado presidente constitucional por una mayoría
abrumadora. El 2 de abril de 1877 inició el que había de ser su primer periodo de gobierno.

GUERRA DE CASTAS

Como consecuencia del centralismo, varias regiones del país fueron olvidadas en forma absoluta por los diferentes
gobiernos, y Yucatán era una de ellas, pero a pesar de ello se han unido a la Federación y han contribuido a su
sostenimiento.

Como ya se expuso, en 1835 se suprime el pacto federal; Yucatán al igual que los demás estados de la Unión, había
perdido su autonomía y soberanía al convertirse en Departamentos bajo el mandato de un gobernante designado
desde la presidencia de la República. Esta situación continuó hasta 1839, cuando se produce la sublevación en
Yucatán ante la política centralista que impone aranceles al comercio, y otras disposiciones que son consideradas
como lesivas a los intereses de los yucatecos. En mayo de 1839, en Tizimin, Yucatán, estalla la rebelión contra el
centralismo. En 1840 Anastacio Torrens por su cuenta restablece el federalismo en Yucatán. Y al año siguiente
decreta su independencia y firma con Texas un tratado de Amistad y Comercio, pero en el transcurso de este mismo
año decide reincorporarse al país, aunque con algunas reservas.
Sin embargo, el descontento continúa latente y se recrudece en 1847, año en que se inicia una prolongada y
sangrienta guerra civil, más conocida como la Guerra de Castas.

Guerra de Castas 1847-1902


Causas: varias fueron las causas que dieron origen a esta guerra. Por una parte el estado de abandono y aislamiento
en que se encontraba la península de Yucatán, principalmente la población maya, ya que un núcleo importante de
ellos habían sido despojados de sus tierras y sometidos a la situación semi-servil del peonaje e inclusive a la
esclavitud, malestar económico-social por la mala distribución de la tierra, la deportación de aborígenes a Cuba y
finalmente la ayuda inglesa a favor de los indígenas, facilitándoles desde Belice, armas y municiones. Era esa una
manera de presionar sobre el gobierno mexicano para que reconociera la soberanía inglesa sobre dicho territorio,
cuya legítima posesión aún estaba en litigio, ya que Inglaterra no tenía más derecho sobre Belice que el derivado de
una autorización que le dio España en la época colonial, para cortar y sacar palo de tinte.

Otra parte de la población, la minoría era dueña de las fincas henequeneras, integrada por personas a las que con
justa razón se les llamaba "reyes del henequén". Y el resto de la población integrada por clases medias, es decir,
empleados o profesionistas asalariados. Con base en lo anterior es posible concluir que la guerra de castas tuvo
motivos económicos y sociales principalmente, aunque también políticos, pues en Yucatán se produjeron movimientos
separatistas con respecto del país.
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Sucesos importantes
En julio de 1847 los indios mayas y oriundos del sur y del oriente de la península se lanzan contra la población blanca,
mestiza e incluso indígena, pero aliada al gobierno. Este hecho marca el inicio de la guerra civil.

Santiago Méndez y Miguel Barbachano, dirigían los asuntos del gobierno, y al escuchar los rumores de que una
rebelión indígena era inminente, ordenan la captura de los cabecillas, pero solamente logran detener a Manuel
Antonio Ay, a quien ordenan ejecutar en Valladolid. La muerte de Ay provocó la ira de los indios. Poblaciones y fincas
fueron atacadas por los rebeldes y sus habitantes asesinados. El gobierno como respuesta reprimió en forma
sangrienta a los rebeldes, que fueron perseguidos y muertos por el ejército. Los alzados incrementaron sus acciones
contra la población y cometieron atrocidades en: Valladolid, lzamal, Tekax y otras.

Los blancos, para salvar sus vidas solicitan ayuda de España y Estados Unidos.
Los rebeldes por su parte, recibían ayuda desde el territorio de Belice, propiedad de Inglaterra. Justo Sierra O´Reilly
se traslada a los Estados Unidos en busca de auxilio.

En 1848, los sublevados se aproximan a Mérida, causando terror a sus habitantes. La población reúne efectivo para
hacer frente a los mayas. Los blancos contra atacan con crueldad a varios de los miles de sublevados y los
sobrevivientes son vendidos a Cuba.

En ese mismo año, Yucatán se reincorpora a México, pues habían fracasado los intentos por anexarse a los Estados
Unidos. La rebelión comienza a perder intensidad, a medida que los recursos de los rebeldes, disminuyen. Finalmente
la población blanca, con la ayuda del gobierno, consigue aplacar la insurrección.

En septiembre de 1853 se firma un tratado de paz entre los beligerantes, y con ello se logra la pacificación de la
Península, aunque aún subsistían focos de rebeldes en la región oriental.

En 1893 se firma un tratado de límites con Inglaterra entonces este país, además de suspender definitivamente toda
ayuda a los mayas aún sublevados, determina las fronteras con Belice, por entonces ya, colonia inglesa.
Porfirio Díaz liquida totalmente todos los focos rebeldes, pues envía tropas para que ocupen los reductos sublevados
y ordena dividir a la península, de esta manera, con la porción oriental de Yucatán, crea en 1902 el territorio de
Quintana Roo.
La pacificación se logra mediante crueles medidas por parte del gobierno.

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