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Ensayo sobre la Práctica Reflexiva Docente, Realizado por Ulises Godoy Zeferino

Article · June 2017

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Ulises Godoy Zeferino


Universidad Autónoma de Guerrero
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Ensayo
Práctica Reflexiva
Realizado por Ulises Godoy Zeferino

Al principio de los años ochenta, la noción de práctica reflexiva fue popularizada en


los Estados Unidos, en primer lugar por el trabajo de Schön (1983, 1987), el cual criticó la
prevaleciente representación del docente como un técnico. Schön hizo frente a esta
noción, sustituyéndola por la conceptualización del docente como un individuo
comprometido, responsable y autónomo en la toma de decisiones, el cual aprende
continuamente de sus experiencias y reconstruye su propia experiencia a través de la
constante introversión (Schön, 1983).

El término reflexión caracteriza una forma de pensamiento que acepta la


incertidumbre y reconoce los dilemas que se presentan, es decir, se reflexiona cuando
aparece un problema, lo cual nos obliga a indagar.

Sin duda la práctica reflexiva que el docente debe de realizar siempre se ha hecho,
porque siempre se ha enfrentado a problemas, tal vez no se había insertado en un marco
referencial en dónde se le proveyó de un nombre a ese ejercicio, pero, desde mi punto de
vista cualquier profesor comprometido con su tarea de lograr el aprendizaje de sus
alumnos, desarrolla estrategias, métodos y una serie de pasos personales para alcanzar
ese objetivo, se da a la tarea de indagar.

En esa situación, el docente piensa, analiza y reflexiona sobre cuáles de sus


estrategias fueron las adecuadas, cuáles pueden mejorarse y cuáles fallaron, en donde, la
mejor asimilación que hacen los alumnos de los contenidos escolares fue la mejor escala
de medición para valorar la efectividad de dichas estrategias.

Personalmente, la Práctica Reflexiva (PR) como su nombre lo indica, es una


reflexión que el mismo docente realiza sobre su estrategia en el justo momento de estarla
llevando a cabo, para después, en la siguiente o siguientes sesiones corregir o mejorar
una deficiencia presentada u observada en el referido proceso de enseñanza –
aprendizaje. Es pues, una retroalimentación del quehacer docente en situación de mejora
o dicho en otras palabras, una mejora continua del quehacer docente.

¿En dónde podemos observar este proceso?, en el andar en bicicleta. Para poder
realizar esta tarea se necesitan varias intentos de práctica en los cuáles cada intento
muestra alguna mejoría respecto al anterior por que se suprimen errores presentados y
observados en dicho intento, es decir, existe una retroalimentación sobre lo que se hizo
mal para poder corregirlo en el posterior intento, sucede pues esa situación de mejora
continua que se logra por medio de la retroalimentación hasta lograr el dominio de andar
en bicicleta. Conociéndose esto como una reflexión en la acción “Reflexion in Actión”
(Schon,1987).

Pero, necesariamente todo esto está relacionado con la toma de decisiones diarias
que afectan la vida de los estudiantes para poder enfrentar de manera efectiva las
incertidumbres, relacionadas con esa toma de decisiones, siendo esta una de las
poderosas razones por la que los docentes deberían desarrollar la práctica reflexiva. Los
docentes que desarrollan el hábito y las destrezas de reflexionar sobre su práctica, son
más efectivos en satisfacer las necesidades de sus estudiantes, en desarrollar un
entendimiento más profundo de las diferentes situaciones de los procesos de enseñanza
y aprendizaje y, en crecer continuamente como profesionales.

Situándonos en el contexto de nuestro País y reconociendo la diversidad que


existe en el alumnado, entonces el docente requiere de la adaptación y la capacidad para
lograrlo para ajustarse a un conjunto de diferencias étnicas, estatus socioeconómicos,
niveles de desarrollo, motivación para aprender, entre otras. Aunado a esto, debe tomarse
en cuenta la situación emocional de los aprendientes. El asumir una actitud reflexiva
contribuye a que los docentes reconozcan comportamientos y prácticas que inhiben su
potencial para la tolerancia y la aceptación.

Cuando el docente reflexiona continuamente acerca de su trabajo diario, esto


puede influir significativamente en su práctica y en su capacidad para asumir control sobre
su vida profesional.

Tan es así que su capacidad en la toma de decisiones se fortalece y empieza a


generar cambios dentro de su ámbito para poder percibirse a sí mismo como agente de
cambio, esforzándose para potenciar lo que existe de una manera exponencial. Otro de
los aspectos que me gustaría mencionar en este ensayo es que los docentes al realizar la
PR se liberan de un sistema de rutina que de alguna manera les ayuda, así como de los
actos impulsivos al permitirles actuar de una forma más deliberada e intencional.

Se requiere entonces de maestros que ejerzan la reflexión como una práctica


docente y poder así lograr un aprendizaje significativo en los estudiantes, por el contrario,
cuando la enseñanza se hace rutinaria llega hasta el punto de convertirse en el
equivalente de un acto mecánico que puede conducir al agotamiento y al desgaste
mental, físico y emocional. La práctica reflexiva implica asumir, de manera voluntaria y
espontánea, la responsabilidad para considerar acciones personales que contribuyan al
mejoramiento profesional.

Una enseñanza que cae en la rutina se estanca, se mecaniza, no produce cambios


y al no generar cambios jamás se modifica, existen algunos profesores que llevan varios
años, por no decir décadas, en la que siguen aplicando en su profesión como maestros de
matemáticas los mismos métodos y estrategias para enseñar, los mismos planteamientos
de ejercicios que cuando iniciaron su labor docente, es decir, están estancados, no
evolucionaron en la enseñanza y mucho menos en el aprendizaje; no han reflexionado
sobre su práctica, y al no hacerlo los más afectados son los estudiantes por no estar
produciendo en ellos un aprendizaje significativo y generar muy bajas expectativas de
desenvolvimiento en ya sea para una carrera escolar o una laboral.

Para ello, existen ciertos aspectos que son importantes y que merecen ser
mencionados: los importantes cambios curriculares que proporcionan mayor énfasis a la
integración de áreas de contenido, la enseñanza significativa, el diálogo interactivo, la
socialización y la colaboración requieren de cambios fundamentales en la forma en la que
los docentes perciben su rol. La posibilidad de funcionar en estos roles comienza con la
auto-conciencia, la auto indagación y la auto-reflexión por parte del docente. Al cumplir
con dichos roles el docente está ayudando a sus alumnos a aprender ejercitando la auto –
dirección, la auto – regulación y la auto – reflexión, dirigiendo las clases a un aprendizaje
más participativo y colaborativo en dónde el alumno puede empezar a formarse su propio
conocimiento al empezar a plantearse interrogantes y por supuesto, cuestionando.
El objetivo entonces de la práctica reflexiva es el de lograr un conocimiento y una
comprensión profunda que formará la base no sólo para considerar alternativas
educativas, sino además para tomar acciones con el fin de mejorar continuamente la
práctica a través de la carrera profesional que desarrolle el docente. Abrirse a una mayor
variedad de opciones posibles y respuestas que pudieran presentarse en el aula.

Hemos hablado hasta el momento de lo que es en sí la práctica reflexiva y como


puede ésta contribuir a lograr beneficios en el aprendizaje de los estudiantes tanto en su
quehacer escolar como profesional, pero, ¿qué sucede con los docentes que deciden
llevar a cabo la reflexión?

Los docentes que practican y ejercen la reflexión se insertan en una espiral de


aprendizaje permanente en la cual siempre se presentan situaciones que son observadas,
generando con ello un nuevo ciclo de observación, planificación, acción y reflexión que se
adaptarán en el nuevo ciclo que iniciará en el aula con la nueva sesión, haciendo con ello
las veces de una espiral en forma ascendente en la cual no existe interrupción alguna y
logrando con ello una mejora continua en la enseñanza – aprendizaje.

Me es importante mencionar aquí que la reflexión significa también el reconocimiento de


que la producción del conocimiento respecto a lo que constituye una enseñanza
adecuada no es propiedad exclusiva de los centros educativos y de investigación y
desarrollo; el reconocimiento de que también los profesores tienen teorías, que pueden
contribuir a la constitución de una base codificada de conocimientos sobre la enseñanza.
Aunque existe el peligro de que estos sentimientos puedan conducir al rechazo irreflexivo
del conocimiento generado en dicho centro educativo, es patente el reconocimiento de
que, para el perfeccionamiento de la escuela, no podemos basarnos sólo en el
conocimiento producido en las instituciones educativas.

Estamos ciertos que en México se han producido un buen número de reformas


educativas en donde el sujeto central es el maestro, siendo la última la forma de
evaluación de éste a través de lo idóneo o no que este resultara ser en dicha evaluación.
Pero gran parte de las investigaciones educativas que dan paso a las reformas, sigue
constituyendo un lujo que se permiten quienes no trabajan en el aula, a beneficio de
quienes no trabajan en el aula. En caso de que se les tenga en cuenta, sólo se considera
a los maestros como meros consumidores de tales investigaciones, existe con esto una
desvinculación entre los que realizan dichas investigaciones y quienes las aplican, que
este caso son los docentes, ya que los primeros no cuentan con la experiencia frente a
grupo de los segundos.

Como mencioné al inicio de este ensayo, un maestro comprometido con su labor,


que identifica errores que los subsana y vuelve a empezar, todo ello para lograr un buen
nivel de enseñanza y de aprendizaje se convierte en un docente que practica la reflexión,
es un docente reflexivo.

El concepto del maestro como profesional reflexivo reconoce la riqueza de la


maestría que encierran las prácticas de los buenos profesores. Desde la perspectiva del
maestro concreto, significa que el proceso de comprender y perfeccionar el propio
ejercicio docente ha de arrancar de la reflexión sobre la propia experiencia, y que el tipo
de sabiduría que se deriva por completo de la experiencia de otros, en el mejor de los
casos, se encuentra empobrecida y, en el peor, es ilusoria (Listón y Zeichner, 1983)
La reflexión supone también reconocer que el proceso de aprender a enseñar se
prolonga durante toda la carrera docente del maestro; que, con independencia de lo que
hagamos en nuestros programas de formación del profesorado y de lo bien que lo
hagamos, en el mejor de los casos, sólo podemos preparar a los profesores para que
empiecen a enseñar (Dewey, 1983).

Con el concepto de enseñanza reflexiva, surge el compromiso de los formadores


de profesores para ayudar a los futuros maestros a que, durante su preparación inicial,
interioricen la disposición y la habilidad para estudiar su ejercicio docente y para
perfeccionarse en el transcurso del tiempo, y se comprometan a responsabilizarse de su
propio desarrollo profesional.

Por último me gustaría realizar algunas apreciaciones sobre nosotros como


profesores de lo que hacemos y dejamos de hacer en el aula para poder cumplir nuestro
objetivo o meta en lograr un aprendizaje significativo en los alumnos.

Los profesores y maestros que no reflexionan sobre su ejercicio docente pierden


de vista el hecho de que su realidad cotidiana sólo constituye una alternativa de entre
muchas, una serie de opciones de un universo de posibilidades mucho mayor. Con
frecuencia, pierden de vista los objetivos y fines hacia los que dirigen su trabajo, y se
convierten en meros agentes de terceros. Cualquier problema puede enfocarse de formas
distintas. Los maestros no reflexivos aceptan automáticamente la visión del problema que
se adopta por regla general en una situación dada.

La reflexión no consiste en un conjunto de pasos o procedimientos específicos que


hayan de seguir los profesores. Es, en cambio, una forma de afrontar y responder a los
problemas, una manera de ser.

Como maestro, la acción reflexiva constituye también un proceso más amplio que
el de solución lógica y racional de problemas, la reflexión implica intuición emoción y
pasión: no es algo que pueda acotarse de manera precisas como han tratado de hacer
algunos, y enseñarse como un conjunto de técnicas para uso de los maestros (Villalobos,
Cabrera y M. Carmen 2009).

Referencias bibliográficas:

 Dewey, J. (1983). Logic: The theory of inquiry. Troy, MO: Holt, Rinehart &
Winston.
 Liston, D. y Zeichner, K.M.(1993): La formación del profesorado y las condiciones
sociales de la enseñanza, Madrid: Morata. (N. del T.)
 Schön, D. A. (1983, 1987). The reflective practitioner: How professionals think in
action. New York, NY: Basic Books.
 Villalobos, J, Cabrera de, & M. Carmen (2009). Los docentes y su necesidad de
ejercer una práctica... Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales.
Mérida-Venezuela. ISSN 1316-9505. Enero-Junio. Nº 14:139-166.
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