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El clima templado es el que se registra en las regiones templadas, es decir, las situadas entre 35°

y 66° de latitud norte y sur. Su característica distintiva es la existencia de cuatro estaciones bien
diferenciadas, con dos estaciones extremas, el invierno, durante el cual se registran las
temperaturas más bajas, y el verano, cuando se registran las temperaturas más elevadas, y otras
dos intermedias, otoño y primavera, que sirven de transición entre las anteriores.

No obstante, dentro del clima templado pueden distinguirse cuatro variedades: el clima
oceánico, el mediterráneo, el continental y el templado frío. El clima oceánico se caracteriza por
la suavidad de las temperaturas a lo largo de todo el año, ya que ni los inviernos son demasiado
fríos ni los veranos demasiado calurosos. Por otra parte, la pluviosidad, muy abundante, supera
los 2.000 mm anuales.

El clima mediterráneo es de inviernos suaves y veranos calurosos y secos. Las dos estaciones
intermedias, primavera y otoño, son muy marcadas y a menudo lluviosas. Las precipitaciones
oscilan entre 400 y 700 mm anuales.

El clima continental que predomina en las regiones de la zona templada alejadas del mar. Se
caracteriza por inviernos muy fríos y veranos muy calurosos, con una oscilación térmica anual
que supera los 20 °C. Las precipitaciones se producen principalmente durante el invierno, y
varían entre 500 y 1.000 mm anuales.

El clima templado frío se considera una variedad del clima oceánico o del clima continental, en
la que las temperaturas son sensiblemente más bajas tanto en verano como en invierno. Es
propio de las latitudes más elevadas de la zona templada.

Al existir tantas variedades climáticas, existen asimismo en la zona templada numerosas


formaciones vegetales distintas. Las más características son el bosque templado, el bosque de
coníferas o taigá, la pradera y el matorral mediterráneo. El bosque templado se distingue del
bosque tropical en que es mucho más abierto y más homogéneo en las especies que lo
componen.

En las latitudes donde el frío es excesivo para el desarrollo de estos bosques, aparece el bosque
boreal de coníferas o taiga, formado por abetos, piceas, alerces y pinos. Es un bosque abierto,
con sotobosque pobre, que constituye una de las regiones naturales mejor conservadas del
planeta. Se desarrolla en la zona de contacto entre las regiones templadas y frías, en torno a los
60° y 70° de latitud norte.

La degradación del bosque mediterráneo da origen a su vez a un matorral de plantas


esclerófilas, que puede ser de dos tipos: garriga y maquia. Por su parte, la degradación del
bosque oceánico o de frondosas da lugar a la landa, un matorral de brezos y tojos que se utiliza
como pastizal. También son características de las regiones templadas la pradera y la estepa. La
pradera es una formación de hierbas altas, que crecen en invierno y se agostan en verano.
Ocupaba grandes extensiones de terreno, en el pasado, sobre todo en Estados Unidos y
Argentina, pero ha sido sustituida en gran medida por campos de cultivo. La estepa es una
formación vegetal muy pobre, constituida por plantas espinosas y hierbas ralas, propia de las
regiones templadas con gran escasez de precipitaciones.

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