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A San Juan de la Cruz

Juan de la Cruz, “madrecito”,


alma de sonrisa seria,
que sigues tu senderito
por tinieblas de miseria,

de la mano suave y fuerte


de tu “padraza” Teresa,
la que corteja a la muerte,
la vida ¡cómo te pesa!

Marchas por la noche obscura,


te va guiando la brisa,
te quitas de toda hechura,
te basta con la sonrisa.

De Dios el silencio santo,


colmo de noches sin luna
vas llenando con tu canto,
para Dios cantos de cuna.

Miguel de Unamuno

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