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Personajes:
Noé
Noé Niño
Gustavo
Rodolfo
Esposa de Rodolfo
Fantasma de papá de Noé
Lidia
Compañeros de trabajo de Noé: Erick, Oscar, Guillermo, Lola, Raúl
Espíritu de la Infancia
Espíritu de la Realidad
Espíritu
Narrador: Era la época de Navidad. Vivía allí un hombre llamado Noé. Era un hombre
pobre, poco trabajador, apático, solitario, soberbio y al mismo tiempo era muy
ambicioso, siempre soñaba en grande, pero no conocía el significado de la
generosidad. Un día antes de Navidad, Noé y su compañero de trabajo, Rodolfo se
encontraban en la oficina. Rodolfo estaba escribiendo en su computadora, mientras
Noé se encontraba jugando a aventar bolas de papel al cesto de la basura.
Narrador: De pronto se abrió la puerta, y entró uno de los amigos de Rodolfo, llamado
Gustavo.
Gustavo: Hola, les traje un pequeño detalle a los dos (Le entrega una pequeña cajita a
Rodolfo) ¡Feliz Navidad, Rodo! Y para ti Noé, tengo esto (saca una segunda cajita)
¡Feliz navidad! (Se la va a entregar)
Noé: Claro que lo digo en serio. La Navidad es sólo una excusa para ser amable, para
poner buena cara ante los problemas, para un falso sentimiento de armonía, unión y
compañerismo. Además, ¿qué motivos tienes tú para ser feliz? ¡Eres tan pobre, como
todos los que trabajamos aquí!
Gustavo: ¡Vamos,! Y, ¿por qué te molesta tanto eso? De hecho si lo que dices tiene algo
de cierto, es la única época del año que podemos compartir y llevarnos bien. ¿Por qué
estás en contra?
Noé: …
Gustavo: No te enoj…
Noé: ¿Por qué no habría de enojarme? Vivo en un mundo loco rodeado de tontos.
¡Feliz Navidad! ¿Qué es la Navidad? Es sólo una época para pagar cuentas con dinero
que no tienes. Donde te ves a ti mismo un año más viejo, y no un poco más rico. Donde
las familias se juntan para cenar y darse un abrazo comprometido y el resto del año
pelean por las herencias o evaden cuidar a los abuelos, donde los amigos, parejas y
compañeros se desean amor pero nada más empieza enero y se desatan las envidias,
los celos, los chismes, donde…
Gustavo: Mira, todos nos equivocamos a lo largo del año y muchas veces hacemos
cosas horribles es cierto, pero la Navidad es el único día en que la gente parece
llevarse bien. Es un momento para perdonar, amar y ser caritativos. Es un tiempo
donde la gente abre su corazón.. Tal vez, la Navidad no me ha dado una moneda de oro
o de plata, pero me hace bien. (A Rodolfo) Nos hace bien, ¿no? ¡Bendita sea la Navidad!
Noé: ¡Ohh! ¡Fue un discurso maravilloso! ¿Me pregunto por qué no trabajas para el
gobierno?
Gustavo: Nunca has ido a una posada de aquí, y estás utilizando mi ascenso como una
excusa
Gustavo: Siento que hayas tomado esa decisión, pero insisto en celebrar la Navidad,
así que, !Feliz Navidad! (Deja la cajita en su cubículo)
Noé: Buen día, un Feliz Año Nuevo, Reyes, Día de la bandera, Independencia y Día de
muertos, de una vez. Adiós
Gustavo: Como quieras. Y... Rodo, que pases una Feliz Navidad
Noé: (Haciendo otra bola de papel) ¿Qué te parece? Un empleado que gana el salario
mínimo, con esposa, hijos, perros y deudas hablando de una Feliz Navidad. ¡Debe estar
loco!
Rodolfo: Bueno, pues yo he terminado de hacer todos los reportes y de archivar las
copias. También le di mantenimiento a la máquina 1, por lo cual, ya me voy
Rodolfo: No quiero que por tu culpa nos regañen. Además… Sabes que, tienes razón,
de todos modos las tareas están asignadas. No me voy a meter en donde no me
compete, haz lo que quieras. Nos vemos pasado mañana (acercándose a la puerta) y…
¿Noé? (Deteniéndose)
Noé:…
Noé: Estupideces
Narrador: Noé tomó sus cosas y se fue de la oficina. Cuando llegó a casa, se dirigió a su
dormitorio para cambiarse la ropa por algo más cómodo. De golpe escuchó el sonido
de unas viejas campanas, y un ruido fuerte y extraño que provenía del exterior.
Narrador: Pero el extraño ruido continuó, hasta que vio que un espíritu atravesaba la
puerta del dormitorio.
Espíritu de Papá: ¡Quiero mucho de ti! ¿Ves estas cadenas? Estoy encadenado a mis
pecados
Espíritu de Papá: De todos. Lo siento mucho hijo, pero debes saber que me aproveché
de la gente. Mientras estuve vivo, nunca aprendí el valor del amor y de la caridad. Me
alejé de la familia, de mis amigos, de ti… te dejé a ti a la deriva, sin techo, sin comida,
sin sustento… y ahora no puedo, no puedo encontrar paz. ¡Escúchame, Noé! ¡Estoy
aquí esta noche para advertirte! Aún tienes la oportunidad de cambiar, y si no lo
haces, tendrás la misma suerte que yo. Escúchame bien, Noé, te visitarán tres
espíritus. El primero llegará mañana cuando el reloj marque la una. El segundo llegará
al día siguiente a la misma hora. Y el tercero en la noche siguiente cuando el reloj dé la
ultima campanada de las doce. (El espíritu se empieza a desvanecer)
Noé: ¿Papá?
Noé: No te vayas
Espíritu de la Infancia: Ellos no pueden vernos ni oírnos. Sólo son sombras del pasado
Noé: Este lugar se me hace familiar… es el parque de los Cárcamos. Y mira ese niño
pequeño, solo, olvidado, lo conozco
Espíritu de la Infancia: Sí lo es. ¿Y reconoces a ese niño pequeño sentado allí, jugando
con esos lapiceros?
Noé: Estaba jugando con esas plumas que simulaban mis soldados y mis coches.
Recuerdo que nunca tuve juguetes de verdad y recuerdo que pensaba que por eso no
me quería ni mamá, porque no era un niño normal. Los niños normales tenían
juguetes y se veían felices… pero yo no. Por eso mis Navidades eran tan tristes y
solitarias
Espíritu de la Infancia: No me eches la culpa. Te dije que eran sombras de las cosas
que fueron
Narrador: Y aparecieron en una habitación, pequeña y algo sucia. Ahí podíamos ver a
un Noé mucho más joven, de 11 o 12 años y a una mujer tirada en el único sillón
desgastado que había en el lugar
Noé: (entrando a la habitación con una pequeña vela y cerillos en la mano) ¿Mamá?
Lidia: ¿Qué?
Noé: Es Navidad y
Lidia: ¿Navidad Noé? Sabes que aquí no significa nada esa fecha
Noé: Pero mamá eso es lo que quiero cambiar, mira quiero mostrarte algo (se sienta
en el piso cerca de su mamá, saca un cerillo de la caja y lo enciende, después lo acerca
al mechero de la vela y está también se enciende) La Navidad va de lo mágico, de lo
que no podemos ver pero tenemos la esperanza de que esté ahí, va de la Luz, de la
calidez ¿no mamá? Mira, cierra los ojos y acércate a la vela (Noé se acerca) ¿sientes
ma? (Su madre no responde, entonces Noé abre los ojos y ve que su mamá no se ha
acercado pero tiene los ojos cerrados, entonces le acerca la vela a su cara) Primero
debes sentir calientito para poder pedir un deseo…
(Noé agarra la vela del suelo, aún prendida, se la queda viendo un par de segundos y
luego la avienta con todas sus fuerzas y esta se apaga. Noé sale. Se escucha a lo lejos
“Noche de paz”)
Noé: ¿Y tú eres?
Espíritu de la Realidad: No importa quien soy, importa lo que tengo para mostrar.
Tómate de mi bata. ¡Apúrate! No podemos llegar tarde
Narrador: Noé tocó el ruedo de la bata del espíritu y el dormitorio desapareció. Noé se
encontró en una calle de mucho movimiento y llena de nieve. Había mucha gente
comprando los regalos de último momento, las tiendas permanecían abiertas, la gente
cocinaba sus mejores platos, y las campanas de la iglesia sonaban. Todos asistían a la
iglesia con sus mejores ropas. Todos estaban felices.
Espíritu de la Realidad: Si. Hoy pueden dejar de lado sus problemas y sólo disfrutar
estar con sus familias, estar en la casa, cenar y aprovechar el tiempo juntos
Narrador: Entonces el Espíritu llevó a Noé a la casa de Rodolfo. Y estando allí parados
frente a la puerta, el Espíritu bendijo la humilde casa. Después Noé vio a Rodolfo
riendo con su esposa y llevando unos juguetes viejos en sus brazos.
Espíritu de la Realidad: Claro, con su salario, esto es todo lo que él puede pagar.
Espíritu de la Realidad: Se las lleva a su hijo, está muy enfermo. Su nombre es Ian, y
sus padres no tienen dinero para pagar un doctor
Espíritu de la Realidad: De todos modos ¿qué te importa? Eso hará que disminuya la
población mundial y… puede ser que Rodolfo se ponga mal, falte al trabajo y será tu
oportunidad para quedar mejor en el trabajo y robarle su posible ascenso
Narrador: En ese momento Noé se dio cuenta de que esas eran sus propias palabras y
sintió lastima por si mismo, pero se le pasó rápidamente. Entonces escuchó su nombre
Esposa: Le puedes hacer la invitación para Año Nuevo y el 26 que lo veas en la oficina
llévale del panque navideño que cocinamos.
Esposa: Espero que él tenga una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo
Narrador: Entraron a una fiesta donde pudo reconocer a varios compañeros del
trabajo
Raúl: Siempre se está quejando de todo y solo dice que cuando sea rico va a hacer esto
y el otro…
Guillermo: Si, siempre nos recuerda lo pobres que somos todos, como si el no lo fuera
y en lugar de ponerse a trabajar nos juzga
Oscar: A mi me da gusto que nadie lo haya invitado, así no puede amargarnos la noche
Gustavo: Yo lo invité
Todos: ¿Qué?
Lola: ¿Y qué dijo?
Guillermo: Miren, agradezcamos que no está, no quiero pasar la noche hablando de él,
que pérdida de tiempo
Óscar: De acuerdo
Espíritu de la Realidad: Nada puedo hacer Noé, nada podemos hacer. No quieres
cambiar y nada puedo hacer si tú decides continuar así. Me tengo que ir… ¡Feliz… bah,
te da igual. Adiós (desaparece)
Narrador: El Espíritu no respondió, sólo se dirigió hacia la puerta. Noé lo siguió hacia
la calle oscura
Noé: ¿Hola? Espíritu tal, quien seas… (sin respuesta) Menos mal que si se fue. (Noé
abrazó su cuerpo al sentir el frío de la noche)
Narrador: Noé decidió quedarse en la calle porque pensó que si regresaba a casa se
iba a volver a encontrar al espíritu, así que empezó a caminar pero su calle estaba algo
desierta, con excepción de las pocas luces navideñas que alumbraban la cuadra. A
unos metros de él vio a un niño que estaba tirado en la calle, cubierto con mantas
sucias, debido a la oscuridad y a las mantas no se podía ver su rostro
Noé: No
Niño: Pero ni siquiera ha revisado. Por favor, se las intercambio por otra cosa
Noé: No tengo, pero si tuviera, ¿qué tienes tú que me pudieras dar a mi?
Niño: (buscando entre sus mantas) Esto (sacó una vela pequeña que ya se veía usada y
unos cerillos) La estaba guardando para pedir un deseo a la media noche, pero, tenga
se la doy
Noé: Que desperdicio niño, los deseos no se cumplen, y de todos modos, ¿a mi de qué
me va a servir eso?
Niño: Le estoy dando mi deseo, creo que usted lo necesita más que yo
Noé: jajajaja no quiero ser cruel pero míranos, yo tengo una casa, y un par de
monedas… quiero decir, mira donde estamos, mírate
Niño: Usted tiene más cosas que yo, es cierto, pero está solo y no precisamente hablo
de gente, está solo de aquí (señala su corazón). Tenga, no me de nada, préndala
cuando decida volver a creer
Noé: Qué tontería más grande. Ya estoy grande para esto. Lo siento niño, no tengo
nada para ayudarte
Narrador: Noé siguió su camino, fue al final de la cuadra donde había una panadería y
se compró un pan con el par de monedas que llevaba. Quiso quedarse un poco más en
la calle con el fin de evitar que el espíritu se le volviera a aparecer, pero la noche cada
vez enfriaba más, por lo que decidió regresar a casa. Temió encontrarse de nuevo al
Niño, pero estando cerca vio que ya no había nadie ahí. Caminó y de pronto sintió algo
debajo de su zapato.
Noé: (Se hizo a un lado para ver lo que era y se dio cuenta de que era la vela y los
cerillos)
Narrador: Noé lo dejó ahí y avanzó unos pasos más, pero algo lo hizo detenerse y
regresar.
Noé: (Se agachó y tomó la vela y los cerillos, sacó uno de la cajita y lo encendió,
después lo acercó para encender la vela. Cerró los ojos. Pausa. Sonaron campanadas.
Abrió un ojo y vio todo igual. Gritando a la noche) Bravo Noé, qué pensabas que iba a
pasar, ¿algo nuevo? ¿No se supone que ya habías aprendido?
Narrador: Noé enojado se voltea para apagar la vela y se topa frente a él al Niño de
antes, ahora que la luz los ilumina puede ver su rostro y se da cuenta que está frente a
sí, un Noé niño le regresa la mirada.
Noé niño: Gracias por volverla a prender. Sabía que un día iba a regresar contigo.
Noé: (levantándose abruptamente) Oh, ¿qué, qué está pasando? (Mira su despertador)
¿Qué día es hoy? Aaaaa, me siento tan bien… hace tiempo que no me sentía así de
pleno
Narrador Entonces escuchó que sonaban las campanas de la iglesia. Salió corriendo a
la calle y vio a una persona en la calle
Noé: ¡Oh, qué bien! ¡Oye tú! ¡A ti! ¿Qué se festeja hoy?
Persona 2: La Navidad
Rodolfo: ¡¿Noé?!
Noé: Lamento llegar sin aviso ni invitación, Gustavo me dijo donde vivías y quería
saber si puedo pasar la Navidad con ustedes, no tengo ganas de estar solo en casa y…
Rodolfo: No, no, no, no digas más, que curiosas son las cosas, yo te iba a invitar a cenar
desde la oficina pero no supe cómo
Noé: Oh…
Esposa: Estamos felices de tenerlo aquí. Ha llegado justo a tiempo para el pavo
Noé: Gracias. Nunca había comido una cena tan deliciosa. Agradezco que me hayan
recibido en su casa. (Viendo a todos a los ojos) Feliz Navidad, deseo de corazón que su
hijo mejore y cualquier cosa que pueda hacer, háganmelo saber
Noé: Me di cuenta que los sueños y la magia no tienen edad. Los grandes podemos
tenerla aún en medio de la oscuridad y el caos. Se que no eres el único al que le dejó
decir esto, pero lamento ser un patán, no quiero volver a ser así nunca más
Narrador: Noé hizo más de lo que dijo que haría. Pidió disculpas, le compró un
presente a Gustavo en recompensa del que había rechazado. Algunos se reían al ver
cómo había cambiado, pero no le importaba. Noé nunca volvió a ver a los Espíritus, y
ahora, convivía con los amigos que poco a poco fue haciendo en el trabajo, en la calle,
en todas partes. Y cada vez que convivía con la gente, prendía una vela y decía…
FIN