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CUENTO DE NAVIDAD

Adaptación de Cuento de Navidad de Charles Dickens

Personajes:
Noé
Noé Niño
Gustavo
Rodolfo
Esposa de Rodolfo
Fantasma de papá de Noé
Lidia
Compañeros de trabajo de Noé: Erick, Oscar, Guillermo, Lola, Raúl
Espíritu de la Infancia
Espíritu de la Realidad
Espíritu

Narrador: Era la época de Navidad. Vivía allí un hombre llamado Noé. Era un hombre
pobre, poco trabajador, apático, solitario, soberbio y al mismo tiempo era muy
ambicioso, siempre soñaba en grande, pero no conocía el significado de la
generosidad. Un día antes de Navidad, Noé y su compañero de trabajo, Rodolfo se
encontraban en la oficina. Rodolfo estaba escribiendo en su computadora, mientras
Noé se encontraba jugando a aventar bolas de papel al cesto de la basura.

Narrador: De pronto se abrió la puerta, y entró uno de los amigos de Rodolfo, llamado
Gustavo.

Gustavo: Hola, les traje un pequeño detalle a los dos (Le entrega una pequeña cajita a
Rodolfo) ¡Feliz Navidad, Rodo! Y para ti Noé, tengo esto (saca una segunda cajita)
¡Feliz navidad! (Se la va a entregar)

Noé: (rechazando el regalo) ¿Navidad? ¡Tonterías! La Navidad es sólo una mentira

Gustavo: No lo dices en serio

Noé: Claro que lo digo en serio. La Navidad es sólo una excusa para ser amable, para
poner buena cara ante los problemas, para un falso sentimiento de armonía, unión y
compañerismo. Además, ¿qué motivos tienes tú para ser feliz? ¡Eres tan pobre, como
todos los que trabajamos aquí!

Gustavo: ¡Vamos,! Y, ¿por qué te molesta tanto eso? De hecho si lo que dices tiene algo
de cierto, es la única época del año que podemos compartir y llevarnos bien. ¿Por qué
estás en contra?

Noé: ¡Bah! Como sea


Gustavo: Venga Noé, no te enojes. No intento imponer nada, solo quiero compartir
esto contigo (le vuelve a acercar la cajita)

Noé: …

Gustavo: No te enoj…

Noé: ¿Por qué no habría de enojarme? Vivo en un mundo loco rodeado de tontos.
¡Feliz Navidad! ¿Qué es la Navidad? Es sólo una época para pagar cuentas con dinero
que no tienes. Donde te ves a ti mismo un año más viejo, y no un poco más rico. Donde
las familias se juntan para cenar y darse un abrazo comprometido y el resto del año
pelean por las herencias o evaden cuidar a los abuelos, donde los amigos, parejas y
compañeros se desean amor pero nada más empieza enero y se desatan las envidias,
los celos, los chismes, donde…

Gustavo: Basta Noé

Noé: Si, basta. Vayan a celebrar la Navidad a su manera, y déjenme a mi celebrarla a la


mía

Gustavo: Mira, todos nos equivocamos a lo largo del año y muchas veces hacemos
cosas horribles es cierto, pero la Navidad es el único día en que la gente parece
llevarse bien. Es un momento para perdonar, amar y ser caritativos. Es un tiempo
donde la gente abre su corazón.. Tal vez, la Navidad no me ha dado una moneda de oro
o de plata, pero me hace bien. (A Rodolfo) Nos hace bien, ¿no? ¡Bendita sea la Navidad!

Noé: ¡Ohh! ¡Fue un discurso maravilloso! ¿Me pregunto por qué no trabajas para el
gobierno?

Gustavo: Vamos, no te enojes y ve a la posada del trabajo mañana.

Noé: Gracias, pero no

Gustavo: Pero... ¿por qué?

Noé: ¿Por qué te ascendieron a ti?

Gustavo: Porque trabajé mucho

Noé: ¿Porque trabajaste mucho? ¡Qué tengas un buen día!

Gustavo: Nunca has ido a una posada de aquí, y estás utilizando mi ascenso como una
excusa

Noé: ¡Qué tengas un buen día!


Gustavo: No necesito nada de ti. Nada te pido. ¿Por qué no podemos ser amigos? O
por lo menos llevarnos bien

Noé: ¡Qué tengas un buen día!

Gustavo: Siento que hayas tomado esa decisión, pero insisto en celebrar la Navidad,
así que, !Feliz Navidad! (Deja la cajita en su cubículo)

Noé: Buen día, un Feliz Año Nuevo, Reyes, Día de la bandera, Independencia y Día de
muertos, de una vez. Adiós

Gustavo: Como quieras. Y... Rodo, que pases una Feliz Navidad

Rodolfo: Te deseo lo mismo, adiós. (Sale)

Noé: (Haciendo otra bola de papel) ¿Qué te parece? Un empleado que gana el salario
mínimo, con esposa, hijos, perros y deudas hablando de una Feliz Navidad. ¡Debe estar
loco!

Rodolfo: Bueno, pues yo he terminado de hacer todos los reportes y de archivar las
copias. También le di mantenimiento a la máquina 1, por lo cual, ya me voy

Noé: Si, creo que yo también

Rodolfo: Pero te falta ordenar tu mitad de las carpetas y copias

Noé: (buscando algún documento)

Rodolfo: ¿Noé? (Noé continúa en una búsqueda profunda) ¿Qué buscas?

Noé: Es que no encuentro…

Rodolfo: No encuentras ¿qué?

Noé: No encuentro el documento donde dice que ahora eres mi jefe

Rodolfo: No quiero que por tu culpa nos regañen. Además… Sabes que, tienes razón,
de todos modos las tareas están asignadas. No me voy a meter en donde no me
compete, haz lo que quieras. Nos vemos pasado mañana (acercándose a la puerta) y…
¿Noé? (Deteniéndose)

Noé:…

Rodolfo: …Feliz navidad (sale)

Noé: Estupideces
Narrador: Noé tomó sus cosas y se fue de la oficina. Cuando llegó a casa, se dirigió a su
dormitorio para cambiarse la ropa por algo más cómodo. De golpe escuchó el sonido
de unas viejas campanas, y un ruido fuerte y extraño que provenía del exterior.

Noé: ¿Quién está ahí? ¿Hola?

Narrador: Pero el extraño ruido continuó, hasta que vio que un espíritu atravesaba la
puerta del dormitorio.

Noé: ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando aquí?

Espíritu del papá: ¿Sabes quien soy?

Noé: ¿Papá? ¿Qué es esto? ¿Qué quieres de mí?

Espíritu de Papá: ¡Quiero mucho de ti! ¿Ves estas cadenas? Estoy encadenado a mis
pecados

Noé: ¿De qué pecados hablas?

Espíritu de Papá: De todos. Lo siento mucho hijo, pero debes saber que me aproveché
de la gente. Mientras estuve vivo, nunca aprendí el valor del amor y de la caridad. Me
alejé de la familia, de mis amigos, de ti… te dejé a ti a la deriva, sin techo, sin comida,
sin sustento… y ahora no puedo, no puedo encontrar paz. ¡Escúchame, Noé! ¡Estoy
aquí esta noche para advertirte! Aún tienes la oportunidad de cambiar, y si no lo
haces, tendrás la misma suerte que yo. Escúchame bien, Noé, te visitarán tres
espíritus. El primero llegará mañana cuando el reloj marque la una. El segundo llegará
al día siguiente a la misma hora. Y el tercero en la noche siguiente cuando el reloj dé la
ultima campanada de las doce. (El espíritu se empieza a desvanecer)

Noé: ¿Papá?

Espíritu de Papá: Lo siento hijo (pierde fuerza)

Noé: No te vayas

Narrador: Entonces el espíritu desapareció. Noé cerró la ventana y se fue a la cama


temblando, y se durmió. Al siguiente día cuando el reloj marcó la una, Noé vio una
extraña criatura al costado de su cama.

Noé: ¿Quién eres?

Espíritu de la Infancia: Soy el Espíritu de la Infancia. Sal de la cama y acompáñame.


Narrador: El espíritu llevó a Noé a través del tiempo hasta un pequeño pueblo que
Noé empezó a recordar. Recordó las casas, la iglesia, el rio, el puente, las tiendas, la
gente

Espíritu de la Infancia: Ellos no pueden vernos ni oírnos. Sólo son sombras del pasado

Noé: Este lugar se me hace familiar… es el parque de los Cárcamos. Y mira ese niño
pequeño, solo, olvidado, lo conozco

Espíritu de la Infancia: Ahora vamos a ver otra Navidad

Narrador: Entonces llegaron a una casa pequeña

Noé: Esta casa es donde crecí. Estuve aquí mucho tiempo

Espíritu de la Infancia: Sí lo es. ¿Y reconoces a ese niño pequeño sentado allí, jugando
con esos lapiceros?

Noé: Soy yo, de niño y ¿Qué estaba haciendo?

Espíritu de la Infancia: Tú debes saber la respuesta.

Noé: Estaba jugando con esas plumas que simulaban mis soldados y mis coches.
Recuerdo que nunca tuve juguetes de verdad y recuerdo que pensaba que por eso no
me quería ni mamá, porque no era un niño normal. Los niños normales tenían
juguetes y se veían felices… pero yo no. Por eso mis Navidades eran tan tristes y
solitarias

Espíritu de la Infancia: Ven, toma mi mano, no tenemos mucho tiempo

Noé: ¡No, ya he visto suficiente, véte! !No me tortures!

Espíritu de la Infancia: No me eches la culpa. Te dije que eran sombras de las cosas
que fueron

Noé: ¡Llévame de regreso!

Espíritu de la Infancia: Nos queda una parada, nuestro tiempo se acaba.

Narrador: Y aparecieron en una habitación, pequeña y algo sucia. Ahí podíamos ver a
un Noé mucho más joven, de 11 o 12 años y a una mujer tirada en el único sillón
desgastado que había en el lugar

Noé: (entrando a la habitación con una pequeña vela y cerillos en la mano) ¿Mamá?

Lidia: ¿Qué necesitas Noé? Me estaba durmiendo


Noé: Puedes despertar un par de minutos, quiero hacer algo contigo

Lidia: ¿Qué?

Noé: Es Navidad y

Lidia: ¿Navidad Noé? Sabes que aquí no significa nada esa fecha

Noé: Pero mamá eso es lo que quiero cambiar, mira quiero mostrarte algo (se sienta
en el piso cerca de su mamá, saca un cerillo de la caja y lo enciende, después lo acerca
al mechero de la vela y está también se enciende) La Navidad va de lo mágico, de lo
que no podemos ver pero tenemos la esperanza de que esté ahí, va de la Luz, de la
calidez ¿no mamá? Mira, cierra los ojos y acércate a la vela (Noé se acerca) ¿sientes
ma? (Su madre no responde, entonces Noé abre los ojos y ve que su mamá no se ha
acercado pero tiene los ojos cerrados, entonces le acerca la vela a su cara) Primero
debes sentir calientito para poder pedir un deseo…

Lidia: ¡Ay niño, me quemaste! (levantándose abruptamente y tirando la vela de las


manos de Noé) ¿¡Qué no te puedes fijar?! No entiendo por qué haces esto, es una
estupidez. ¡No tenemos ni siquiera comida en el refri, en lugar de pensar en cosas
tontas como la luz, los deseos o la maldita Navidad deberías salir a buscar algo de
comida para tu madre! Tu padre nos dejó, te toca ser el hombre de la casa y los
hombres no fantasean, hacen. No me vuelvas a molestar con tonterías, quiero
descansar (Sale)

(Noé agarra la vela del suelo, aún prendida, se la queda viendo un par de segundos y
luego la avienta con todas sus fuerzas y esta se apaga. Noé sale. Se escucha a lo lejos
“Noche de paz”)

Noé actual: ¡Basta! ¡Llévame a casa!

(Noé apareció en su dormitorio, estaba solo)

Noé: (momentos de respiro)

Narrador: Entonces sonó la campanada del reloj

Espíritu de la Realidad: No, Noé, si estás pensando que es un sueño, no, no lo es

Noé: ¿Y tú eres?

Espíritu de la Realidad: No importa quien soy, importa lo que tengo para mostrar.
Tómate de mi bata. ¡Apúrate! No podemos llegar tarde
Narrador: Noé tocó el ruedo de la bata del espíritu y el dormitorio desapareció. Noé se
encontró en una calle de mucho movimiento y llena de nieve. Había mucha gente
comprando los regalos de último momento, las tiendas permanecían abiertas, la gente
cocinaba sus mejores platos, y las campanas de la iglesia sonaban. Todos asistían a la
iglesia con sus mejores ropas. Todos estaban felices.

Noé: Todos parecen tan felices.

Espíritu de la Realidad: Lo están. Es Navidad. ¿Qué esperabas?

Noé ¿Quieres decir que estén felices sólo porque es 25 de Diciembre?

Espíritu de la Realidad: Si. Hoy pueden dejar de lado sus problemas y sólo disfrutar
estar con sus familias, estar en la casa, cenar y aprovechar el tiempo juntos

Narrador: Entonces el Espíritu llevó a Noé a la casa de Rodolfo. Y estando allí parados
frente a la puerta, el Espíritu bendijo la humilde casa. Después Noé vio a Rodolfo
riendo con su esposa y llevando unos juguetes viejos en sus brazos.

Noé: ¿Es aquí dónde vive?

Espíritu de la Realidad: Claro, con su salario, esto es todo lo que él puede pagar.

Narrador: Entonces la esposa de Rodolfo entró al comedor llevando un pequeño pavo


en una bandeja

Noé: ¡Parecen tan pobres! Sus ropas son tan viejas

Espíritu de la Realidad: Ve más allá de lo superficial. ¿Qué sientes?

Noé: Se ven… se ven… se ven contentos

Espíritu de la Realidad: Es más que eso. Se sienten amados

Narrador: Rodolfo fue por unas muletas y salió de la habitación

Noé: ¿Qué le sucede, a dónde lleva eso?

Espíritu de la Realidad: Se las lleva a su hijo, está muy enfermo. Su nombre es Ian, y
sus padres no tienen dinero para pagar un doctor

Noé: Pero debe haber algo que se pueda hacer

Espíritu de la Realidad: De todos modos ¿qué te importa? Eso hará que disminuya la
población mundial y… puede ser que Rodolfo se ponga mal, falte al trabajo y será tu
oportunidad para quedar mejor en el trabajo y robarle su posible ascenso
Narrador: En ese momento Noé se dio cuenta de que esas eran sus propias palabras y
sintió lastima por si mismo, pero se le pasó rápidamente. Entonces escuchó su nombre

Rodolfo: … (a su esposa) Es Noé, por la tarde cuando salimos de la oficina quise


invitarlo con nosotros a cenar, creo que no tiene familia con quien ir pero no supe
cómo, él es tan… diferente, me sentí un poco intimidado después de lo que le dijo a
Gustavo

Esposa: ¿Tienes manera de contactarlo? Aún estamos a tiempo de decirle, yo puedo


hablar con él, si lo prefieres

Rodolfo: No, querida, no tengo cómo hacerlo

Esposa: Le puedes hacer la invitación para Año Nuevo y el 26 que lo veas en la oficina
llévale del panque navideño que cocinamos.

Rodolfo: Si, suena bien

Esposa: Espero que él tenga una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo

Narrador: El Espíritu tomó del brazo a Noé y emprendieron otro viaje

Noé: Reconozco esa voz. Es Gustavo

Narrador: Entraron a una fiesta donde pudo reconocer a varios compañeros del
trabajo

Gustavo:… dijo que la Navidad era sólo una mentira

Lola: jajaja debería sentirse avergonzado

Erick: No es una persona agradable

Raúl: Siempre se está quejando de todo y solo dice que cuando sea rico va a hacer esto
y el otro…

Guillermo: Si, siempre nos recuerda lo pobres que somos todos, como si el no lo fuera
y en lugar de ponerse a trabajar nos juzga

Oscar: A mi me da gusto que nadie lo haya invitado, así no puede amargarnos la noche

Gustavo: Yo lo invité

Todos: ¿Qué?
Lola: ¿Y qué dijo?

Gustavo: ¿Qué va a decir? Lo mismo de siempre

Raúl: Lógico, no sé para qué pierdes el tiempo en ese tipo de cosas

Erick: Ya sabes cómo es

Guillermo: Miren, agradezcamos que no está, no quiero pasar la noche hablando de él,
que pérdida de tiempo

Óscar: De acuerdo

Lola: Sin problema

Noé: No les agrado

Espíritu de la Realidad: No, no lo haces

Narrador La habitación desapareció y continuaron su viaje. Visitaron muchos países,


viajaron hacia tierras lejanas. Visitaron a los enfermos que se sentían felices, los
refugios donde la gente sentía esperanza. Fue una noche muy larga, pero Noé parecía
no querer cambiar su punto de vista. Entonces, el espíritu lo regresó a su hogar

Espíritu de la Realidad: Nada puedo hacer Noé, nada podemos hacer. No quieres
cambiar y nada puedo hacer si tú decides continuar así. Me tengo que ir… ¡Feliz… bah,
te da igual. Adiós (desaparece)

Noé: Oh, nuevamente estoy en mi cama.

Narrador: Pero al incorporarse, otro espíritu flotaba en su cuarto. Estaba vestido de


negro y una capucha oscura ocultaba su rostro.

Noé: ¿Quién eres? Primero me visitó el Espíritu de la Infancia, luego el Espíritu de la


Realidad. ¿Tu que eres, ah? el Espíritu de la Muerte (riéndose de su propio chiste).
¿Por qué no todos los espíritus se regresan al panteón, al más allá o de donde sea que
vengan? Les aburre tanto ese otro lugar que deben salir a molestar a las personas ¿o
qué? ¡Lárguense!… ¿No me escuchas? ¿Quieres que ajuste tu transmisión? ¡Fuera de
aquí!

Narrador: El Espíritu no respondió, sólo se dirigió hacia la puerta. Noé lo siguió hacia
la calle oscura

Noé: ¿Hola? Espíritu tal, quien seas… (sin respuesta) Menos mal que si se fue. (Noé
abrazó su cuerpo al sentir el frío de la noche)
Narrador: Noé decidió quedarse en la calle porque pensó que si regresaba a casa se
iba a volver a encontrar al espíritu, así que empezó a caminar pero su calle estaba algo
desierta, con excepción de las pocas luces navideñas que alumbraban la cuadra. A
unos metros de él vio a un niño que estaba tirado en la calle, cubierto con mantas
sucias, debido a la oscuridad y a las mantas no se podía ver su rostro

Niño: ¿Tiene unas monedas que me pueda dar, señor?

Noé: No

Niño: Pero ni siquiera ha revisado. Por favor, se las intercambio por otra cosa

Narrador: Noé metió la mano en su pantalón y siento un par de monedas dentro. El


Niño escuchó el ruido que hicieron

Noé: No tengo, pero si tuviera, ¿qué tienes tú que me pudieras dar a mi?

Niño: (buscando entre sus mantas) Esto (sacó una vela pequeña que ya se veía usada y
unos cerillos) La estaba guardando para pedir un deseo a la media noche, pero, tenga
se la doy

Noé: ¿Un deseo? Navideño, supongo

Niño: Si, también, pero principalmente es porque es mi cumpleaños

Noé: Que desperdicio niño, los deseos no se cumplen, y de todos modos, ¿a mi de qué
me va a servir eso?

Niño: Le estoy dando mi deseo, creo que usted lo necesita más que yo

Noé: jajajaja no quiero ser cruel pero míranos, yo tengo una casa, y un par de
monedas… quiero decir, mira donde estamos, mírate

Niño: Usted tiene más cosas que yo, es cierto, pero está solo y no precisamente hablo
de gente, está solo de aquí (señala su corazón). Tenga, no me de nada, préndala
cuando decida volver a creer

Noé: Qué tontería más grande. Ya estoy grande para esto. Lo siento niño, no tengo
nada para ayudarte

Narrador: Noé siguió su camino, fue al final de la cuadra donde había una panadería y
se compró un pan con el par de monedas que llevaba. Quiso quedarse un poco más en
la calle con el fin de evitar que el espíritu se le volviera a aparecer, pero la noche cada
vez enfriaba más, por lo que decidió regresar a casa. Temió encontrarse de nuevo al
Niño, pero estando cerca vio que ya no había nadie ahí. Caminó y de pronto sintió algo
debajo de su zapato.
Noé: (Se hizo a un lado para ver lo que era y se dio cuenta de que era la vela y los
cerillos)

Narrador: Noé lo dejó ahí y avanzó unos pasos más, pero algo lo hizo detenerse y
regresar.

Noé: (Se agachó y tomó la vela y los cerillos, sacó uno de la cajita y lo encendió,
después lo acercó para encender la vela. Cerró los ojos. Pausa. Sonaron campanadas.
Abrió un ojo y vio todo igual. Gritando a la noche) Bravo Noé, qué pensabas que iba a
pasar, ¿algo nuevo? ¿No se supone que ya habías aprendido?
Narrador: Noé enojado se voltea para apagar la vela y se topa frente a él al Niño de
antes, ahora que la luz los ilumina puede ver su rostro y se da cuenta que está frente a
sí, un Noé niño le regresa la mirada.

Noé niño: Gracias por volverla a prender. Sabía que un día iba a regresar contigo.

(Noé grande y Noé niño se abrazan)

Narrador: El Espíritu de antes aparece en una esquina y con su magia, desaparece la


escena y Noé despertó en su cama.

Noé: (levantándose abruptamente) Oh, ¿qué, qué está pasando? (Mira su despertador)
¿Qué día es hoy? Aaaaa, me siento tan bien… hace tiempo que no me sentía así de
pleno

Narrador Entonces escuchó que sonaban las campanas de la iglesia. Salió corriendo a
la calle y vio a una persona en la calle

Noé: ¡Oh, qué maravilloso! ¡Oye tú! ¿Qué día es hoy?

Persona 1: Es Navidad. La mañana de Navidad

Noé: ¡Oh, qué bien! ¡Oye tú! ¡A ti! ¿Qué se festeja hoy?

Persona 2: La Navidad

Noé: ¡Sí, la NAVIDAD! ¡Hoy festejaré la Navidad!

Narrador: Noé se dirigió a la carnicería que estaba en la otra cuadra y compró un


pequeño pedazo de carne con las pocas monedas que le quedaban. Regresó a casa a
cambiarse y se dirigió a casa de Rodolfo para pasar la Navidad. Se sentía realmente
feliz y emocionado. Saludaba a todos en la calle y los trataba con amabilidad. Cuando
Noé llegó a la casa de su Rodolfo, este se sorprendió al verlo.

Rodolfo: ¡¿Noé?!
Noé: Lamento llegar sin aviso ni invitación, Gustavo me dijo donde vivías y quería
saber si puedo pasar la Navidad con ustedes, no tengo ganas de estar solo en casa y…

Rodolfo: No, no, no, no digas más, que curiosas son las cosas, yo te iba a invitar a cenar
desde la oficina pero no supe cómo

Noé: Oh…

Rodolfo: Pasa, por favor, nos da mucho gusto recibirte aquí

Narrador La esposa de Rodolfo colocó un plato extra en la mesa

Esposa: Estamos felices de tenerlo aquí. Ha llegado justo a tiempo para el pavo

Narrador Después de la cena, Noé dijo algunas palabras

Noé: Gracias. Nunca había comido una cena tan deliciosa. Agradezco que me hayan
recibido en su casa. (Viendo a todos a los ojos) Feliz Navidad, deseo de corazón que su
hijo mejore y cualquier cosa que pueda hacer, háganmelo saber

Rodolfo y su esposa: Gracias Noé y Feliz Navidad

Noé: Les ayudo a levantar la mesa

Rodolfo: ¿Noé? ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

Noé: Me di cuenta que los sueños y la magia no tienen edad. Los grandes podemos
tenerla aún en medio de la oscuridad y el caos. Se que no eres el único al que le dejó
decir esto, pero lamento ser un patán, no quiero volver a ser así nunca más

Narrador: Noé hizo más de lo que dijo que haría. Pidió disculpas, le compró un
presente a Gustavo en recompensa del que había rechazado. Algunos se reían al ver
cómo había cambiado, pero no le importaba. Noé nunca volvió a ver a los Espíritus, y
ahora, convivía con los amigos que poco a poco fue haciendo en el trabajo, en la calle,
en todas partes. Y cada vez que convivía con la gente, prendía una vela y decía…

Noé: Que la luz siga iluminando nuestros corazones…

FIN

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