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“ESA COSA AL FINAL DE LA ESCALERA” (FINAL)

Por que sus dedos habían tocado algo... Era esa Cosa al final de la
escalera. Que se preguntaba dónde había estado. Que había esperado
todos estos largos años... Que él volviera a casa.

Entonces cerro rápidamente sus ojos mientras sentía como su corazón dejaba de latir,
entregándose completamente a “esa cosa” que lo espero todos estos años al final de la escalera.
Pero algo en el lo forzaba a abrir sus ojos, a enfrentarse a “la cosa”. Entonces respiro
profundamente y agacho lentamente su cabeza, abrió sus ojos y aunque estuviera todo oscuro
lograba ver de igual manera, quizás por la adrenalina, quizás por el miedo. ¿Quién sabe? fue
levantando levemente su cabeza para no ver a “la cosa” directo a la cara que lo mataria sin dejarlo
decir una palabra.

Entonces vio los pies y las piernas de “la cosa”. Tenia unos pies horribles, extremadamente flacos y
pálidos, unas piernas mas delgadas aun y también extremadamente pálidas, manchadas de
sangre, como si de las piernas de un vampiro se tratase.

Luego vio su torso. Era algo enorme y gordo, inclinado hacia adelante como si de un jorobado se
tratara.

Por último, y lleno de miedo dentro de él, respiro profundo y miro su rostro. Quedo paralizado al
ver que “la cosa” tenia el rostro de nada mas y nada menos que de su padre.

Pensó “esto no puede ser real”, “la cosa no puede ser real”. entonces solo le grito -TU NO ERES
REAL, NUNCA LO FUISTE. Y vio como la cara de su padre sonreía mientras que estiraba en sus
manos la cinta de cuero. Entonces Emil intento golpearlo. Pero su mano trapazo la joroba de “la
cosa”. “qué demonios” pensó. Y en ese preciso momento “la cosa” se avalancho sobre el. Emil
grito y cerro bruscamente sus ojos esperando a morir en manos de “la cosa”. Pero no sintió nada,
“la cosa” lo había atravezado.

Y en ese preciso momento se dio cuenta de que estaba en lo correcto “la cosa” solo estaba en su
cabeza, eran sus propios fantasmas internos, que lo atormentaban en el silencio de la noche.

“La cosa” era cada golpe y cada grito de su padre, cada lagrima y cada grito de piedad que a su
padre no le importaba. Entonces nuevamente le grito a “la cosa”. –“NO ERES REAL, NUNCA LO
FUISTE Y NUNCA LO SERÁS. YA LO COMPRENDI, NO ME PUEDES TOCAR Y NUNCA LO HARAS”.

Entonces “la cosa” se fue desvaneciendo lentamente, mientras el miedo de Emil se esfumaba
junto a “la cosa”. Y sabía bien que jamás iba a volver.

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