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Ley be Conrearo be Tranao no cualquier inmueble de su propiedad son irrelevantes a este efecto tanto el valor de la propiedad como el momento en el que aquélla haya sido adquirida™ C. Pluspeticién inexcusable ‘Se considera que existe pluspeticién inexcusable cuando se reclama en juicio un derecho sin fundamento en norma alguna 0 con grave error en la interpretacién de ella, 0 invocando hechos o situaciones Inexistentes, con clara conciencia de su falsedad™ Frente a esta hipétesis, que supone, normalmente, un proceder in ccomrecto del abogado del trabajador, el texto originario de la LCT artculo 22 imponfa a éste el pago de las costas Luego de la reforma producida por la ley 21.297, la obligacién es ahora solidaria entre la parte y el profesional actuante. ‘Segiin bien precisaba Centeno quien, ademas, cuestioné la validez cconstitucional de la norma, en cuanto supone tun avance sobre una ‘materia procesal no delegada a la Nacién-, la pluspetician debe pro- venir de dolo del profesional, quien a sabiendas reclama mas de lo debido*, por lo que, amén de que la aplicacién debe ser hecha con ‘suma prudencia y con criterio restrictivo, no serfa razonable imponer las costas procesales al abogado cuando el exceso en el reclamo no resulte de un incorrecto enfoque juridico de la cuestidn, sino de hechos ‘por los cuales, en principio, no le incumbe responsabilidad alguna ya que al efecto, él tiene que fundarse en lo que le manifiesta su atrocinado?®, ‘© BTALA, Contato de trabajo cit, ps. 7273 ‘1 En el concept de VAZQUEZ, VIALARD, en VAZQUEZ VIALARD iit) ¥Y OJEDA (coord), Ley de Conrato de Trabujo. Comenada y concordada ct-t 1, pms ‘En LOPEZ, CENTENO y FERNANDEZ, MADRID. Ley de Contrato de Dra ajo comentada cit, 1, ps. 230239, ‘6° VAZQUEZ. VIALARD Git.) y OJEDA (cooud), Lay de Contato de Trabujo. Comenias 9 comcondeda ch Ae pI: 280 ‘THTULO DEL CONTRATO DE TRABAJO EN GENERAL, : CAPITULO I DEL CONTRATO ¥ LA RELACION DE TRABAJO Art 21 Contrato de trabajo. Habra contrato de trabajo, cualquiera sea su forma 0 denominacin, siempre que una persona fisiea se ‘obligue a realizar acts, ejecutar obras 0 prestar servicios en fa: vor de la otra y bajo la dependencia de ésta, durante un periodo ddeterminado 0 indeterminado de tiempo, mediante el pago de tuna remuneracin. Sus cliusulas, en cuanto a la forma y con- diciones de ta prestacién, quedan sometidas a las disposiciones, de orden pablico, ls estatutos, las convenciones colectivas 0 las, laudos con fuerza de tales y Ios usos y costumbres. I. Este articulo es el primero de los cuatro que integran este capitulo, ¥ regula un aspecto fundamental del Derecho Individual del Trabajo: cel contrato de trabajo. En una primera mirada, no deberfa suscitar ninguna perplejidad 4que una norma pablica instituyera el contrato como la figura paradig- ‘mética, incluso en un smbito en el cual se regula una relacién que ‘compromete la persona misma de uno de los contratantes. En realidad, la relacién de trabajo desde sus comienzos se regulé Juridicamente a partir de la reoria det contrato, especialmente a través de la locacién de servicios, ‘Tanto la locacion de servicios como el contrato de trabajo tienen 2a Ley pe Contato ne TwARo ‘como nota esencial, como ocurre con todo contrato, la libre votuntad de las partes, tanto en la génesis de la relaciGn jurfdica como en el contenido de dicho vinculo, Desde este punto de vista, el contrato ela creacinjuridiea mis elevante de la modemidad, ya que supwso un avance dei Derecho Privado a expensas del Derecho Pablico; se instiuy6 como sujeto a un individuo libre, dejando atrés la figura del sibito, y se concibié como el resultado natural de la razsn humana La intituci6n del libre acceso al trabajo en el siglo XVII fue una revolucién juridica sin duda tan importante como la Revolucin In- dustrial, de la que, por otra parte, era la contracar, ya que rompe con las formas seculares de onganizacin de los gremios y hace del trabajo forzado una supervivencia birbaa! Las normas publicas no debian hacer otra cosa que asegurar la Validez de los negocios privados, hacer obligatrios sus efectos para Tos sujet que se han obligado a través de ellos, garantzar el acceso 4 una instancia judicial que hiciera cumplie sus ckiusulas Esto era asf porque el contenido de los contatos es ley para las partes, y si el servicio de justicia limitaba los efectos de 10 que los coniratantes lbremente habfan acordado, se ponia en riesgo incluso la reputacién de una repibica. Por eso Shylock futiga alos jueces con la advertencia de que, si se le negase su derecho nacido de contrat: anatema contra vuestra ley”; sino se le reconociera su derecho aa e|jecucién de la ckéusula penal de su contrato, sobeevendrfa una mal- dicién tan grande que el “dailo que resulte de ello recaiga sobre la Consiucién y las liberiades de yuestra ciudad”. Y anuncia que, en tal caso, los deeretos de Venecia no tendrian fuerza. En suma, en ‘Venecia’no habria justicia El contrat, pues, es el resultado institucional qu tiene como pre= supuesto féetico un acuerdo de voluntades que conciertan en obligarse a través de sus cliusulas Pero la historia del contato como categoria jurdica para regular CASTEL, Rober, Las metamoyfass de lr cueston sci Una erdnica del salarado, Pads, Buenos Aies, 200, 9.31 “SHAKESPEARE. Willi, Elimemador de Venecia 22 An. 21 el trabajo humano estuvo signada por una formalizacién de sus carac- terfsticas, al costo de negar la realidad. Se someti6 a la relacién de trabajo al lecho de Procusto de la teoria del contrato, y lo que no ccuadraba en ese molde, pues se lo condenaba a la inexistencia. Y asi fue como durante mucho tiempo se trata relaci6n entre un patrén ¥y un obreto como un contrato entre dos sujetos libres y auténomes. Ello suponia la negacién de la necesidad, la creacién de un mundo ilusorio de libertad. La libertad sin proteccién puede llevar a la peor de las servidumbyes, la servidumbre de Ia necesidad’ ‘Aparece el trabajo abstracto, que supone la negacién de que, quien Jo presta, no da ningsin objeto patrimonial, sino que “se da asi mismo”, ‘en palabras de Hugo Sinzheimer*. Esta negacin, muchos alos después, también fue denunciada por Alain Supiot, en su Critica del Derecho del Trabajo, y antes que é1, también Ripert habia dicho con notable sinceridad: “Hay que decir que el trabajo es el hombre en su cuerpo yen su espiritu, y que no es el objeto posible de un contrato de derecho privado”® EI trabajo abstracto destruy6 al trabajador en cuanto sujeto, puesto {que el contrato de locacién de servicios Io reducta a mero objeto durante su gjecucisn. Luego, el contrato rompié los limites que hacfan casi una parodia del trabajo humano en régimen de subordinacién, y le restituys al twabajador su cardcter de sujeto de la ejecucién del contrato, pero la ‘nueva figura, aun con sus particularismos, siguié tratando a la relacién de trabajo como un contrato de cambio, y de ahi a considerar a la fuerza de trabajo como una contraprestacién separable de quien la presta hay un solo paso. Con todo, no puede negarse lo que significé para el devenir jurfdico la figura del contrato, como emblema de autonomfa, aunque, como un cfecto parad6jico, ese paradigma de la autonoma sirviera para explicar tun vinculo juridico que consagra la dependencia y el sometimiento a los designios de otro sujeto. 2S CASTEL, Las metamorfosi.. ct. p31 4 Ver La exenia del Derech del Trabajt, 1927 5 Citado por SUPIOT, Alain. Critica del Derecho del Trabajo, Ministerio de “Trabajo y Acton Soles, Madrid, 1096, p80 283, Ley ne Covraato be Tanwo ‘Tal vez por eso no fueron pocas las opiniones que se alzaron para nnegar la tascendencia que se le aribufa al contrato, tanto en la génesis, del vinculo juridico que suponta el trabajo personal como en la apli- ceacidn de las normas de protecciGn Porque, en palabras de Robert Castel, el salariado no nacié de libertad nit del contrato, sino de la tute. Si ya desde los setenta del siglo pasado se comenzaba a percibir tuna transformacién de 1a empress, con los consecuentes. problemas para la identificacién del empresario, actualmente es éste un problema crucial del Derecho del Trabajo, con la generalizacién del modelo de la empresa en red y las dificultades jurfdicas que plantea la represen- tacidn de los asalariados dentro de los grupos, la deslocalizacién y Ia cextemalizacién del empleo, a subcontratacién y los problemas de fron- teras de la empresa IL, Ya Deveali hablaba, antes de que se dictara la ley 20.744, de tuna suerte de “contractualidad de la relacién de trabajo”. Este autor racional ya adverta sobre las dificultades te6ricas que debian sortear los juristas para mantener la idea de contrato en un mito que desde sus comienzos se caracteriz6 por una fuerte intervencién sobre la at tonoméa de la voluntad. Es que la figura que sirve como instituci6n jurfdica superadora de la relacién servil y como garante del principio de libertad del hombre se encuentra en una constante tensién con su postulado fundamental: la libertad. ‘Aunque es cierto que La relacién de trabajo modema rompe los rmoldes del trabajo esclavo y del trabajo de servidumbre, que se ca- racterizaban por la falta de libertad, a poco que se garantiza la libertad {del hombre ¥, por tanto, Ia libertad de contratar, cobra relevancia un factor que en esos antecedentes histérieos no tenta gran visibilidad: a necesidad. EL trabajador, al que la ley lo consideraba libre para contratar, debja hacerlo condicionado por la necesidad de ganar el sustento para Ly para su familia, En palabras de Mario Ackerman, el plato de © SUPIOT, Alain, Homo Juriicus. Ensayo sobve la funcién onropaigica det Derecho, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007, p. 180. ans An 21 Tentejas ya no era una necesidad del amo para su manutencién, sino ‘que, como hombre libre, debfa pagar por él, y debia obtener el dinero para poder hacerlo, En realidad, antes y después, siempre se tat6 de garantizar la bertad del hombre, lo que ocurre es que en los comienzos del indus- trialismo la libertad ha sido formalizada por el Derecho, es decit, ha sido abstrafda de Ia realidad. Pero los propios juristas advirtieron sobre esa formalizacién, como lo evidencia Ia siguiente declaracin de George Ripert: “La libertad no es més que una apariencia de libertad cuando se debe contratar ara vivir" La realidad acab6 por imponerse, « punto tal que amenaz6 Ia sub- sistencia del propio régimen liberal decimonénico, y aunque cierto discurso liberal tiende a ver en las medidas proteccionistas un atentado 0 boicot contra el pleno desarrollo de la economia de mercado (y, por tanto, del mercado de trabajo) ya demostré de manera inigualable Karl Polanyi que no hubo tal boicot, sino que todas las medidas proteccio- nistas (desde Ia Ley de Speenhamland inglesa de 1795, que instaurs tun subsidio que estuvo vigente hasta 1834) provenfan de la necesidad de los propios protagonistas de atenuar las consecuencias distorsivas ‘que generaba la libertad de mercado”. Se ha considerado a la relacién de trabajo como un contrato de ad- hhesiGn, o como una variante del mandato,¢ incluso Paul Bureau ta taté ‘como una variante de la compraventa, tal como fo cita Ramirez Gronda cn el Tratado de Derecho del Trabajo que ditigié Mario Deveali. A tal punto fue dificultoso el encuadre de la relacién de trabajo ‘que un gran jurista como Camelutti, quien se sum6 a ta doctrina de la compraventa, recurrié al argumento del suministro de la energia cléctrica, Decfa el autor italiano cue la energia eléetrica no puede ser ‘objeto de arrendamiento, porque su objeto (Ia energia misma) se con- sume, Concluyé que la energia necesariamente debfa ser objeto de compraventa *POLANYI, Karl, La gran ransformecin, Fondo de Cultura Econsmica, Mévico, 20 RAMIREZ GRONDA, en DEVEAL, Mai Lr), Tratado de Derecho det Trabajo, Fedye, Bucoos Ages, 1971 2s Ley ne Contato pe TRARwo ‘Aunque en la actualidad mueva a perplejidad, Camelutti esgrimia tun argumento por analogia para explicar por qué el trabajo no podia ser objeto de contrato de locacién, ya que el hombre no puede ser “objeto de contrato, sino su fuerza de trabajo, es decir, su energia, ¥ ‘esa energia, que se separa del trabajador y no vuelve a él, puede ser objeto de compraventa, tal como ocurte con la energfa eléctrica. Agre- gaba que “Responder que el trabajador conserva su fuerza de trabajo 'y que sélo concede el goce, es confundir la energia con su fuente; lo {que queda al trabajador es la fuente de su energia, es decir, su cuerpo ‘mismo; la energia, sin embargo, sale de él y no vuelve mds”. Decia Camelutti que, para aceptar que la energia humana es una ‘cosa, no debe perderse de vista que la energia humana s6lo puede ser ‘objeto de contrato en cuanto se objetiviza exteriorizdndose al separarse {del cuerpo humano. Y concluye: "y no se diga que por su origen umano no puede ser vista como na cosa, porque cosas son los ca bellos que se venden a un peluquero o los esqueletos que se colocan Nada més elocuente para comprender el trabajo abstracto de los ceconomistas liberales. Pero esos intentos por encuadrar la relacién de trabajo dentro de las figuras contractuales tradicionales no fueron satisfactorios, porque todas las argumentaciones lo hacian al costo de sustraer 0 negar as- pectos esenciales de esa especial relacisn, Paulatinamente se fue gestando un nuevo contrato, al tiempo que ro pocos sostenian que debia abandonarse la explicaciGn contractual ppara un vinculo que estaba signado por normas estatales © colectivas imperativas. YY entonces se desarrollé de manera incesante a teorfa de la su bordinacién o dependencia. TI, Aun cuando los articulos de doctrina ya daban cuenta de la posibilidad de abordar la relacién de trabajo a través de las figuras contractuales tradicionales, durante mucho tiempo no habia ninguna ‘norma juridica que definiera el contrato de trabajo, y la nica regulacién de un negocio juridico relacionado con el trabajo humano eran los » RAMIREZ GRONDA, en DEVEALI, ob cit, p. $65. 2865, an2 articulos 1623 y 1629 del Codigo Civil de Vélez Sérsfield (ley 340), ‘que regulaban la locacién de servicios y de obra respectivamente. Tam poco el viejo Cédigo de Comercio provefa una definicién de contrato de trabajo. EL primer antecedente, aunque incompleto, del articulo 21 de ta Ley de Contrato de Trabajo fue el decreto 8389/46, que al modificar el articulo 3° del decreto-ley 23682/44, disponfa en el articulo 1°, ciso ¢, que se entendia por empleado u obrero a la persona que presta servicios retribuidos en las condiciones establecidas en el inciso d, ‘con exclusién de quienes perciban snicamente comisiones y no estén cn relacién directa de permanencia y subordinacién con uno © més empleadores!®. Pero esa descripcién de uno de los sujetos del eontrato no es, en rigor, una definicin del contrato de trabajo, El otro antecedente que se registra es la malograda ley que el Poder Ejecutivo nacional promulg6 bajo el nimero 16,881 el 28 de junio de 1966, durante ta presidencia de Arturo Ilia, que habia sido dictada ppor el Congreso de la Nacién el 29 de abril de 1966, y que en su articulo 1° contenia una definicién de contrato de trabajo: “Habré con: rato de trabajo cualquiera fuera su denominacién, cuando una persona se obligue a prestar servicios en relacién de dependencia, durante un periodo determinado 0 indeterminado de tiempo, en forma permanente, ‘transitoria 0 accidental, a cambio de un salario” Por otra parte, Ia ley proponia modificar el articulo 2° de la ley 11.729, y definia al trabajador amparado como toda persona que “realice tareas en relacin de dependencia para uno 0 varios emplea dores, altemnativa, conjunta 0 separadamenue, en forma permanen: te, provisoria, transitoria, accidental o supletoria, en: 1) explotacio: nes, negocios, actividades agricolas, ganaderas, agricola-ganaderas, Jforestales, mineras, industriales 0 comerciales de toda clase, sean ellas ‘realizadas por una sola persona o por asociaciones civiles 0 comer- ciales, con o sin personeria jridica, sociedades de personas, de capital 0 de capital ¢ industria, sociedades mixtas, con excepciin de los em- © Ver COLOTTI, Julio E., Parones,empleados y obreos ante el contrat de 2st Lay or Conrexto De Tras ppleados y obreros ocupados en el servicio doméstico, tos de las en- tidades de servicios publicos en cuanto sus leyes de concesién vigentes las eximan del cumplimiento de las obligaciones de la clase de las cestablecidas en el presente decreto-ley y de los fiscos nacional, pro- vinciales y municipales y los de las instituciones pertenecientes a los ‘mismos; 2) la explotacién de campos y fincas rurales, sea ella efectuada directamente por el duefio 0 por arrendatario; 3) actividades que rea: licen los ausiliares 0 factores de comercio; 4) todas las actividades civiles realizadas por una sola persona o por asociaciones, persigan (0 no fines de luero y rengan 0 no personerta juridica”. Como se puede advertir, a lo largo de veinte aos, desde 1946 hasta 1966, indudablemente la labor de 1a jurisprudencia ha ido pro- fundizando el estudio dela relacion de dependencia, y se puede advert, y esto es importante, un pavlatino abandono de la idea de permanencia ‘como caracteristica complementaria del contrato de trabajo, junto con la subordinacién © dependencia. En el texto de la ley 16.881 se pone ‘en evidencia que ya a fines de los sesenta se habia abandonado la cexigencia de “relacidn directa de permanencia” por la ampliaciGn ex- presa de los supuestos contemplados de las prestaciones provisorias, transitorias, accidentales o supletorias, de modo que se incluy6 en su cconcepto también a los vinculos a plazo fijo o signados por la even- tualidad ‘Adin hoy, en el Reino Unido, se considera trabsjador subordinado ‘a quien cumple con el requisito de la continuidad en el trabajo". Este dato es trascendente a Ia hora de encarar un estudio diacrnico de la evolucién doctrinaria y legislativa del concepto de contrato de trabajo, ‘ya que, en los alos que siguieron a la Sancién del decreto-ley 3302/45 todavia estaba vigente una suerte de asimilacién entre continuidad y dependencia, a punto tal que s6lo se consideraba configurada la relaci6n de dependencia en los casos en que la prestaciGn de tareas era permanente. ‘Volviendo a la ley sancionada por ef Congreso de la Nacign el 29 de abril de 1966, es curiosa su inclusién en algunas recopilaciones de a época, siendo que, en realidad, Ios articulos que definfan el contrato 1 Ver OJEDA AVILES, Antonio, La deconstuccdn del Derecho det Trabajo, La Ley, Madi, 2010, p37. 28 de trabajo y la figura del trabajador amparado, junto con la mayoria de Jos sesenta y dos articulos de aquella ley, habian sido vetados por cl Poder Rjecutivo nacional, que tan s6lo promulg6 cuatro articuls. En efecto, la ley 16.881 sélo promulgé las normas relativas a la ex- {inciGn del contrato de trabajo y a las indemnizaciones correspondien- 6, en particular, las que definian el contrato y determinaban su dmbito de aplicaci6n (arts. 1° a 5°. La norma definia el contrato de trabajo, inclufa expresamente la relacién de dependencia como nota caracteristica y ampliaba el marco de proteccién de los sujetos tutelados por Ia ley 11.729, pero esos articulos nunca fueron promulgados por el Poder Ejecutivo nacional No séto eso, sino que, al aio siguiente, la Corte Suprema de Justicia de la Nacidn declaré la invalidez. constitucional de Ia ley 16.881, con fundamento en que el Congreso de la Nacién habia dictado un cuerpo organico destinado a reglar el contrato de trabajo, y en que el Poder Ejecutivo nacional, al arrancar los articulos més relevantes de ese cuer- Po, y al promulgar separadamente s6lo cuatro articulos,circunscribié Jos mismos a un mbito que no fue el querido por el legislador, con lo ‘cual la promulgacién parcial debia ser considerada constitucionalmente invalid’ Con todo, ese antecedente merece ser destacado como una muestra del estado de evoluci6n de la jurisprudencia y de la doctrina en torno al concepto de contrato de trabajo. IV. EI articulo en comentario muestra la consagracién de la figura del contrato como resultado institucional para dar fundamento a la relacidn de trabajo, y a partir de ese paradigma se derivan sus Sujetos (el trabajador y el empleador © empresario) y su objeto (la realizacién de actos, la ejecucidn de obras o la prestacién de servicios), La norma simplemente destaca que, para que haya un contrato de trabajo, el trabajo personal debe realizarse a favor y bajo la dependenci de otro. {{Cuindo puede afirmarse que una persona presta tareas “bajo una relacién de dependencia”, 0 “en régimen de subordinacidn™? La ley no lo precisa, y ha sido Ia doctrina y la jurisprudencia las que le P CSIN,08 67. in ro“Collla, Circe eve y Basset 6A ys oo Deep” 29 fueron dando forma a ese concepto, incluso antes de que se sancionara la ley 20.744, como se destacé en el apartado anterior Siguiendo a Francisco Garcia Martinez, entre nosotros, y Ludovico Barassi entre la ilustre doctrina italiana, podemos hablar més bien de ‘un “estado de subordinacién", en donde una persona enajena su tra bajo a favor de otra persona fisica o juridica a cambio de una remu- neracidn, Este estado normalmente implica que quien se beneticia con cl trabajo impone las condiciones temporales, espaciales y materiales, ‘en que el mismo debe prestarse, e incluso ejerce poderes diseiplinarios Barassi nos aporta el dato de la incorporacin del trabajador & una ‘empresa de otro (assuncione), hecho que tiene una gran relevancia, Deveali expresa que la relacién de dependencia no es la nota ex- clusiva del contrato de trabajo, pues, en mayor o en menor medida, aparece contenida también en a locaci6n de servicios y en el mandato' Esta opinin es compartida por De la Cueva, Krotoschin sostiene en cambio que el concepto es decisivo. idea {que comparten Caldera, Francisco Garcia Martinez, De Ferrati y, en Ia actualidad, Carlos Alberto Eta Lo cierto es que, pese a alguna opinién divergente, la dependencia constituye la nota distintiva y esencial del contrato de trabajo en re- laciGn con otras modalidades contractuales afines, al extremo que con- trato de trabajo y relacién de dependencia suelen ser tomadas como expresiones equivalentes'® De hecho, para probar la existencia de un contrato de trabajo debe probarse la relacién de dependencia, por medio de la acreditacién de sus indicadores mas relevantes. A, Las tres facetas de la dependencia en la doctrina elésica. En doctrina se distinguen tres dimensiones de la dependencia; Ia juridica, la t6enica y la econémica. GARCIA MARTINEZ, Francisco y GARCIA MARTINEZ, Jlio Argentino, _Elcontrato de rabjoenel Derecho argentino y Comporado, pena per, Bustos Aires, 1945, p. 158 DEVEALL Mati, Trtado de Derecho del Trabwjo, La Ley, Buenos Aires, 1964, 1p 8, 'SETALA. Carlos Alberto, Contato de abajo. Comentado, anotado¥ concor ado, & ed. Area. Buono Aires. 2002p. 85. 20 an.21 La dependencia jurdica es Ia necesaria consecuencia del eontrato de trabajo, ya que es el sometimiento del sujeto trabajador al poder dlisciplinario de su empleador, quien normalmente se beneficia con su trabajo personal. Esta es la subordinacién propiamente dicha, La dependencia técnica es la sujeciGn del tabajador al poder de onganizacién del empleador. Es lo que se conoce como trabajo di- risido. La dependencia econsmica es un concepto de raigambre sociol6- ica, que tiene que ver con la necesidad del trabajador de percbir su remuneracién, punto tal ue en su percepcin se juega su subsistencia Y la de su familia. Lo que el trabsjador obtiene por su trabajo, pues, tiene un cardcteralimentario. Estérelacionada con el trabajo por cuenta jena, lo que implica que el trabajador no participa de los connaturales Tiesgos del negocio o de la empresa en cuyo beneficio pone a dispo- sicidn su fuerza de trabajo. Como conseevencia de ello, el wabgjador no toma parte en las utilidades del negocio; slo percibe una remu- neracin. No consagra su energia de tabajo a fines de luero, sino que la dediea a otra persona. El contrato de trabajo no es una oportunidad para el trabajador, es una necesidad Borsiy Pergolesi consideran a la dependencia econémica como una telacién econsmica prejuriica" Expresa Krotoschin que, mientras por lo general toda dependeacia Personal leva implicitacierta porcién de dependencia econémic ‘esos en que existe una apurent independencia personal y, sin embargo, debe reconocerse una fuerte dependencia econsmica (cita como ejem- plo el caso de los trabajadores @ domicilio) En la concepcién de Krotoschin, la dependencia econémica tiene mucha relevancia, ya que sostiene que quien sSlo dispone de su po- tencial de trabajo personal como tnico medio, o el medio principal, ¥ posee un eseaso capital, es sociol6gicamente trabajador dependiente ¥y deheria ser tratado como tal incluso desde el Derecho, cuando encara ‘una relaci6n de trabajo continuada”. "= GARCIA MARTINEZ, ob cit. p. 17S KROTOSCHIN, Erno, Trad prdctico de Derecho del Trabajo, Depa, Buenos Aires, 1962, vol Ip 168 1 Lay ne Contato be TeaBuo Este hecho ha sido paulatinamente soslayado por la jurisprudenci que se atuvo casi exclusivamente al concepto de dependencia juril co-personal del trabajador. En fa préctica, pueden darse situaciones en las que. junto con ele- imentos propios de la relacién laboral, hay otros que corresponden ‘a una de caricter civil o comercial (trabajo auténomo). En estos ca- sos, la calificacién contractual debe realizarse con sumo cuidado, es- pecialmente en actividades en las cuales es frecuente que se recurra a figuras fraudulentas para disimular la existencia de una relacién la- bral. No debe perderse de vista que en el mbito del contrato de {rabajo el que presta el servicio se compromete « una obligacién de medio (brindar su capacidad laboral que otro dirige), mientras en el ‘campo auténomo el locador se compromete a la realizacién de una fobra (no a una obligacién de medio) que realiza bajo su propio riesgo econémico. En doctrina también se han destacado algunos otros elementos como notas tipicas de la relacién de trabajo, como la habitualidad, la con- tinuidad, la profesionalidad, la exclusividad, la citada dependencia eco- niémica y la dependencia técnica. Si bien por lo general estos elementos se dan en ta mayoria de los casos, no hacen, sin embargo, a la esencia de 1a relacién juridica. Esto significa que, si faltasen, no podria afirmarse, sin més, que el vinculo fuera de naturaleza extralaboral, Puede que exista prestacién subordh nada sin que se den alguno o todos ellos. El cardcter de la relacién se define por el modo las circunstancias ‘en que la tarea se presta, careciendo de relevancia que el trabajador ro haya realizado nunca tareas en relacién de dependencia. Del mismo modo, la continuidad tampoco es un elemento esencial de la relacién de trabajo: s6lo tiene importancia para determinar su ‘vocacién de permanencia, pero no para asegurarle o negarle su cardcter dependiente. En cuanto a la exclusividad, excepto en los casos en que la ley lo ‘determina expresamente, no constituye tampoco un elemento necesario para que se configure Ia relacidn laboral Destaca Vézquez Vialard que, de acuerdo con las diversas circuns- a Aa 21 tancias hist6ricas que han llevado al desarrollo del Derecho del Trabajo, se considers que la subordinacién econdmica tenia especial trascen- dencia. Recondamos en este punto la opinién de Krotoschin, expuesta ins arriba. En efecto, en algtin caso, como el del trabajador a domicilio (ley 12.713) se considess que la situacién de dependencia econsmi ra suficiente para dar ala relaci6n el caricter de laboral, aunque no se cumpliera uno de sus elementos fundamentales (puesta al servicio de la capacidad laboral durante un determinado tiempo). Esta tendencia a romper la hegemonia de la dependencia juri co-personal a favor de la dependencia econsmica ha adquirido vigor en Ia actualidad, en donde los cambios en las formas de contratacién del trabajo ajeno se han modificado de una manera dréstica, dejando ‘numerosas actividades que antes se Hlevaban a cabo bajo el molde de la dependencia juridica fuera de sus limites. Esto levé a Supiot a Preguntarse: A quin se protege, de quién se lo protege y qué se Protege, En la doctrina nacional, se han ocupado del tema Vézquez Vialard, Goldin, Atimenti, Ackerman, Simén, Rodriguez Mancini y Beatiz Fon- tana, entre otros. Pero el debate se ha nutrido con destacados aportes doctinarios ex- tranjeros, como et caso de D'Antona, Sala Franco, Ermida Uriarte yy Sanguineti Raimond ~aparte del mencionado Supiot-, entre muchos otros. Frente a lo que se ha calificado como una huida del Derecho del ‘Trabajo (Rodriguez Pifero), se han ensayado en doctrina distintas Propuestas. Se ha estudiado, por ejemplo, 1a posibilidad de que se ejerciera 1a tutela por medio de reformas de los Cédigos Civiles!™; se ha sugerido permitir la autotulela de colectivos de trabajadores a " Akemativa propuesta por et profesor Rasso Degve en las Sextas Jrmadas lorgaizadas por la Asocacdn de Maistrads del Trabajo dela Replies Argentina (AMTRA), Sepin ef destacado profesor una alematva st {éculos en el Codigo Civil hoy Cio Civil y Comercial ley 26.98) que extabezcan, ‘ert sormas minimas para cotatntesdabile, para agli que la coacin otuniad sino una necesidad. Esta allt pone el acento le del contenido del relaién contractual, en agar de postu una expansion cl colectvo y jurisdic, 23 Lev ne Conant "10 través de la negociacién colectiva”: se postuls permitir la autotutela através del contrato individual, se pens6 en el dictado de leyes especiales que regulasen cada una de las actividades en donde se advierte un colectivo de trabajadores vulnerables que prestan su tra- bajo en condiciones de gran dependencia econémica”; € incluso se ° Afi Supiot quel negocacin colectiva esl psa en pci de a bend individual de cjereiio clectvo. Desde este punto de vista, pra pensarse ea la shemativa de que re sserbicran convenios coectivos de abajo pars agellos ue Som autnomos pera qe neesitan protec en azn de su suborincidn econ ‘inquer Visa formula ea propel, la ha atiicade recentmente en as Sextas Jomadss de AMTRA. El problema seria el poder de negocaciin de los colectvos de trabajedores para obtener veraeros derechos o condiciones de trabajo favorable. oc ora part, nuestra legisla excle & ls atoomos de a posbildd de cons tivieasoisiones profesionals de rabsjadors. Sanguine Raymond tambien eopene fst altemativa, que reconace un anlecedente en Aleman; cers tabajadbes "as ‘lads 4 tajadones dependints” tienen Ia poled de celebrarconvenios co leeivos de tnbajo (Seccién 12, dela ley de 1974 soe convenioscoletvo) 20 Baylos habla dena tndenca, en Europa, al arendamiento de servicio, on onde a autonome las partes es I que fj el tpo de rlacion la insta en tipolog contactal de Ios absjs por cuenta propia. y. portant, resulta diel de desig el Hove e individual acento de voluntades ela prolemiica que contapene tatyjo aénomo y trabajo por cuenta y bajo dependencia de otto, Freie est fenimen, que Martin Valverde denomins “user retomo del artendamiena de servicios” Baylos se moesira a mi jiclo may epimistarespecto del poder de nego ‘acin det prestador de wabajo ea tales acuerdosidivdaaes, cuando sestiene ue ‘esas fons de wabgjo "en eépimen de autonomia, pueden saponer no slo la ree Peracn de espaciosnegcils ies, dferentsysjnos al fenimeno delboizacion {través de los cuales se esila la prestacion de servicios arn oto, sino que a través e produce ls “emerson” de nuevas ocupcions genera por las tanslor: Imciones del sisema prodoctivo. 2 Raso Dele clabord una tcoia de fos crus concéins, en cuyo nikon bia al taboo tipico, cya caraceiticn ex la subordinacin, al allo cost Ia aha ‘rotecidn: mis alls del ndcleo se encuentra el abajo atic, caraeteniza por una fubordimacién diwid, cosos medianos y tutela median; y por fuera del tao ‘pico, tenemos el campo de la iformaldad, en donde no existe subordnacidn, no Sete costo ni prowcccdn. Delgo opina que el Derecho el Trabajo debra esr ‘onformado por este exquema de ciculos conosco, en que, a medi que nos alejamos del icleo, Ia protecciin se hace mas atenuada, pero todos les cites se encontarianprotegidn Sanguine Raymond sostine que Ia implementcign de a propuesta puede hacerse de dos formas: 1) a aves de una clausula general que deimite en forma abstracts los cntoros del colectve de uabjadores anomie proteger.y 2) mediante un conn de regulon especies, adapta ake 208 An. 21 cespecul6 con cambiar el tipo legal de contrato de trabajo por el de ‘un contrato de actividad, ‘Tienen razén los autores que, como Borgi y Pergolesi, consideran ‘Ia dependencia econémica como un hecho prejuridico, 0, si se quiere, siguiendo a Krotoschin entre nosotros, como una situacién sociolégica, No obstante ello, se incurriria en una suerte de falacia naturalista si se Ia descartase de plano del andlisis juridico con el argumento de que, por decirlo en otros términos, se trate de un hecho “previo a la Jiwridicidad de la relacién de trabajo”. Admitir un argumento de esa ‘especie implicaria asumir con resignacién la operacién de abstraccién ¥¥ de formatizacién de! Derecho en general y, lo cual es més grave, del Derecho del Trabajo en particular, desimeresindose de regular las ceonsecuencias que tiene para el trabajador esa condicn, Después de todo, 1os motivos que configuraron lo que se dio en amar la “cuestidn sociat” también proventan de! mundo de los hechos, ¥ el fenémeno de Ia industriaizacién y sus consecuencias sociales también eran prejuridicos. Podria afirmarse que Ia dependencia econsmica es un hecho de dificil conceptualizacién para el Derecho del Trabajo, ya que no son claras las condiciones que podrfan seleccionarse como relevantes a fin de construir una nocidn de lo que es un trabajador econémicamente ‘esas especifias de detemminados grupos setores de automo, Ente nosot, tenemos algunos antecedentes de esta écica de regan, coma es el caso de ks traujadores 4 domiclio y el régimen dl tambero medier. Hacia la mitad del siglo pasado, Deveai express que el concepto de subori ‘acion jrdica extaba destinado& desapareery hasta abl de shanna concepto de conrato de tabao para agrupalo jan una gran fara el contato de actividad. Este contrato incur a todas ls formas de eomato en que intervene Ia actividad {del hombre, como la locacin de obra, las prestacioes profesional, et mnt, las socieades de industria, la coopeatvas de produc, et ‘Afirmaba este autor que esta solic oe notables ventas en el terreno pi ico, como es Ta de evitar los inconvenientes que menudo ocasona el exfoer> se aplicar norma dictadas para una deteminada case de contatos a otros contatos «ve. si bien tienen el caricer de labors, e presenan con crates tan dition ‘ue hacen imposible la apicacion de I normative labor sin llerar su naturleza Finatidad. Esta solucion también fue propusta por Gera y sepun Poet fin de ‘ue no se pier la esencia del conto de aaj, elena esti deen tu contato de trabajo,» n0sapio. 295 Ley oe Contato te Tea dependiente, y ese argumento sf deberia ser admitido, pero su admision plantea un desafio mayor para el jurista, pero no una buena raz6n para sostener que el Derecho no debe tomar ese hecho como relevant. Explica Supiot que una teorfa juridica puede ignorar las situaciones iales © econémicas que parecen desmentir sus construcciones, pues ‘estas ulimas no forman parte de la economia o de la sociologta, ‘del Derecho (es decir, a un orden ideal, en donde las fieciones son mo- neda corriente y necesaria) pero, ala larga, el ordenamiento juriico no puede acomodarse a la existencia de contradicciones intemas, ya que Anat decisivo para que se acreditase ta posibilidad de aplicar suspensiones 'y multas a los transportistas, ya que no resulta ajena a toda relacién Contractual la existencia de cléusulas destinadas a compeler al obli- gado a cumplir debidamente con su prestacién, o a establecer el re- sarcimiento pecuniario del perjuicio que pueda derivar de tal incum- plimiento. ‘Tambien se ha destacado como indicador de dependencia el hecho de que el fletero confeccionara facturas mensuale, en lugar de hacerlo Por cada servicio prestado, como corresponderia si se tratase de un fletero independiente™. D. Remixeros. En cuanto a los remiseros, debe dilucidarse que re- Jacién anudan estos trabajadores con las agencias que, por lo general, fijan las tarifas y centralizan la contrataciGn de los viajes. Creemos ue si los vehiculos que conducen pertenecen a la agencia (0 & un tercero), no podria ponerse en dua la relaciGn de dependencia, puesto que, en estos casos, el trabajador aparece claramente inserto en una ‘onganizacién ajena”. Sin embargo, se registran casos en los cuales, pese a que el re ‘misero aporta su propio vehfculo, se admite la existencia de un vin- cculo dependiente cuando compromete sus servicios personales a un organizacién que lo convoca, ordena y dirige con miras a producie tun bien o prestar un servicio, abdicando de sus derechos biisicos de libertad, autodeterminacién y a Ia propiedad de los frutos de st labor, No puede soslayarse que las agencias de remis son empresas en los términos previstos en el articulo 5° de la LCT, de modo que si sta pacta los viajes con los clientes y estiputa el precio de los mismos, debe admitirse que el chofer completa o conforma la actividad normal ¥ specifica de la agencia, quien sin su aporte de trabajo no podria 2% SIN. 2491, re “Copa Mita de Tas Tacs Lid, ACASFEC” ® CNAT, sala Vi, 3-10.20, in re "An, Jue creo Sana Rosa SA MDespito SD 61.535. CNAT, saa I. 187-200, “Gay Jan c/Ayal any os Desi D. T. 2003-B-1859, ~ * “© CNAT. sa Ih, 28-72008, in ve “Giwdano, Eschan Gabriel Ge, Viviana ‘Alba Dopir 8D 9807 a Ly ne ConATO De THA ccumplir con su objeto. Esta circunstancia no debe perderse de vista, si la agencia esté dotada de un nombre, y de un sistema de comunicacién y de publicidad del servicio, la situacién del choter ‘que s6lo cuenta con lt propiedad del yehiculo y aporta su trabajo personal no es equivalente a la de la agencia que cuenta con esa oF- ganizacién de medios instrumentales y personales, ya que sin los me- dios de la agencia el chofer no podria cumplir su tarea. ‘Sin embargo, en un caso jurisprudencial, esa misma circunstancia sirvié de fundamento para sostener que habia una mutua dependencia centre la agencia y el chofer, ya que tanto una como otro nada podrfan hacer por separado, y ninguno podria considerarse patr6n o empleado del otro en el verdadero sentido del Derecho Laboral®® ‘También se ha argumentado para sostener la autonomia de los ser- vicios que el chofer se quedaba con el 80% del precio que pagabar Jos clientes, que asumfa los gastos del mantenimiento del vehiculo y {que s6lo le pagaba el 20% del precio como pago del servicio que le presta la agencia®. Resulta importante también tener en cuenta si el chofer puede o o sustituir su labor de conductor, puesto que, si lo puede hacer, esa posibilidad es un indicio que descarta, en principio, la existencia de tun contrato de trabajo. ‘También resultan trascendentes las condiciones en que el remisero desarrolla Su labor, ya que si éste no tiene horari fijo ni remuneracién cestipulada -cobra por viaje-, si no es controlado o sancionado en caso ‘de no presentarse a trabajar y si se desempefia con libertad y sin sujecién ‘a més directivas que las necesarias para la buena organizacién de la Agencia, no se configuraria uno de los elementos esenciales y carac- teristicos de una verdadera relaci6n de dependencia, ya que no habeia subordinacién técnica ni juridica™ © NAT, sala I, 309-2003, “Soto, Francisco c/Ageneia Bevador SA WDespido” (voto dela Br. Pot), Holes de Jursprudencia de la CNAT. "SENAT, sala V, 234-2010, in re “Kravchenko, Anatoly c/Navaro, Hemin (Oscar sDespido", SD 72.265 “S ENAT. sala Vi. 1-4-2007, in re “Vili, Lain Rmulo Remies Para Mayo SRL y otos WDespido, SD 59.497 "8 CNAT. sala TV, 218-2001, "Salaber, Marcelo Continental Turismo SRL sIDes- pd, Bolen de Janigradencla do Ia CNAT. m Entendemos que estos fundamentos ~extraidos de un_ pronuncia ‘miento judicial~ evidencian un andlisis s6lo parcial de la cuestién si ‘no se indaga también si se presentan en el caso indicios de dependencia ‘econémica, puesto que todas Is pautas que se destacan para sostener la falta de subordinacién bien pudieron ser alentadas por la empresa beneficiaria de los servicios personales, precisamente para evadir la aplicacién de las normas de protein de los trabajadores dependientes. En estos casos, pues, Ia depemdencia econémica pondria al desnudo tuna relacidn que s6lo serfa auténoma de manera aparente, segtin con- diciones que ocultan no el fru de la autonomfa del trabajador sit el producto de la imposici6n del dador de trabajo. En cualquier caso, si el chefer duefio del vehiculo trabaja en tales condiciones extensas jomadas para recaudar los medios econsmicos suficientes para subsistir él y su familia, aun cuando no se presentasen las notas tipicas clésicas de dependencia jurdiea, no hay duda alguna de que st trabajo personal recluma proteccién de la ley, por mandato consttucional (cfr. ar. 14 bis de la LCT), E. Deponistas amateur. Eno que hace a los deportistas amateur, hha dicho 1a Corte Suprema de Justicia de la Nacién que el hecho de que el deportista (en el cas, un jugador de véley) se sujetase a tun determinado orden y progrmacién no implica que existiera en- tte éte y el club una relaciér laboral, puesto que esta sujecion es necesaria para los propssitos deportivos y es slo aceptable en un context de estricto orden volintario impuesto por las necesidades deportivas® Sin embargo, se registra un fallo que considers configurado un contrato de trabajo entre un entenador de véley y un club deportivo, en donde se hizo aplicacién de la presuncién del articulo 23 de la LCT, y se expres6 que careefa de relevancia que el dependiente haya emitido facturas, a lo que se suma que no podia afirmarse que el reclamante tuviera una estructura empresarial propia, ni que haya po- ddido gozar de los frutos de su abajo, ‘© €SIN, 47-2003, “Taiber, Cas D_clClub Alico River Plate Asociacion (Gwi LN’L 2008-289, LL 2007-438 “'CNAT, sla X, 19-42010, in re "De Valais, Fabién Jorge c/Club Néutco aco Avoiacisn Chil People $0 17.389. ms Ley ne Coxtaaro De Tasso F. Deporisas profesionales. Eel cao de los depots profe- sionates:n hay dues de que a vino jrdico c aboral . Arbiosdepotvs, Enel eso de un bit de vley, se registra un precedent que no considers relevant pra califcar It caciOn con ta fedracion espctva como ahora, el echo de qu se tate de tna prestacin personal insustuble,y de qe el recamanteextuvira sometid ai epamentaciOn deporivay las drecivas de In insti turn par lca se desempet fo cual 0 necesanamenteimplicaba ta existenca de subordination Judea, Se eaprimis para rex ee ancia sles nficadoes el hecho de que, en el anaterimo l de- empeto del abi de un deport como el vley es fuera de Derecho Tora ye que su finalidad esencial es la prt del depone por fume. rerecon place, de manera dsintresaday grat Eel ‘nm precedent oe invoco un precedent dela Cont Suprema de u3- tia dela Nacion, “Abalay. Enrique cFederacion Reglonal de Bis. Gebel dele Capital Federal” (st 30-4-96 en donde se considers ‘Slovan evar cl contenido conet del estat del relamento inemo de la emda que aspects como la contin de bitos rel papel ecesario de ellos pra el compliment de los fies de la instucon. Con eita de exe precedente dl alto tibunal, se destacs Ge no pod elfen de emer lot visicos que os clubes Ie sbonaban como compensicion de ison” Mas complj es la situacion de los drbitros de ftbl, ya que segin el CCT 126/75, ampliado de comin acuerdo por las partes Ta ‘rociacion del Patho! Argentino pu cela conts de servicios fvbivates sin lacion de dependenci, con Tos bites que nepan © integen us pantcles oils ese «qv dichaampliacin fue consent y honelogada po as pares, sem expresado que los Contos de servis afitales son tras mises fomales pre snl la eacin aoa sbyacene, por quesonuls de acuerdo cone aul 4, LCT. Se fundamen ata conclsin en que i para eliza iguales tres, unos se incor- poran median conaos de ajo os mediante servos lbo- © NAT, sla X, 183-2008, tr re “Alvarez, Gabriel Oscar cFederacin Mewo a4 ——— ee —————— An 21 rales, cobrando diferentes remuneraciones, el empleador violenta el aniculo 17, LCT, discriminando sin razén objetiva que lo justfique al que devengue un salario menor, ‘Sin embargo, la Corte Suprema dejé sin efecto esa sentencia, con el argumento de que ta pericia contable no habia detectado drbitros utsnomos desempeiténdose en la misma categoria del reclamante (IV del CCT 126/75), de modo que no se configuraba la igualdad de cir- ccunstancias, de modo que los argumentos de desigualdad reributiva eserimidos por la Cémara Laboral eran insuficientes®. Debe destacarse ‘que en ese precedente el actor estaba registrado como dependiente, y sostenfa que fa demandada lo discriminaba en relacidn con su salario Porque los drbitros que se registraban como autGnomos tenian una remuneracién mayor, En relacién con la validez de la norma convencional que admite la contratacién bajo relacin de dependencia o en forma aut6noma, se registran precedentes que postulan su validea, aunque con fundamento en cuestiones de hecho y prueba, y en casos en los que no se habia ccuestionado Ia constitucionalidad o la ilegalidad de la normativa con- Vencional aplicable™. Como se podri apreciar, lo que esté en juego es si por la via de la autonomfa colectiva puede dejarse de lado la preceptiva del articu- lo 21 de la Ley de Conirato de Trabajo, puesto que bien podria sos- tenerse que dicha norma legal integra lo que se ha denominado en doetrina derecho necesario en sentido estrcto. En nuestra opiniGn, ese precepto de fuente colectiva parece admitir sin ambages la cocxistencia de relaciones dependientes con otras no dependientes, cuya califcacién en uno u otro dmbito no estaria supe- ditada a su correspondencia con el mundo de los hechos (la realidad), sino con la exclusiva voluntad del que se beneficia con la fuerza de ‘© CNAT, sala VI 285.2003, "Blanco, erg cfASoe del Fitbol Argentino Des Pid", Bolen de Jurigradencia dela CNAT, sla V, 2692002, “Domingo Rando ‘fFedeocion Regional de Bisel de Ia Capital Federal Des Bole de Jursprudencia de Wt CNAT. SIN, Falls: 330:372 del 17-10-2007 | RENAT: sala I 30-12-3002, “Ronzti, Cosa eFAse, del itl Argentino, ms 1 ne Contato be TRABO trabajo, Seg anarma convncional basariacon qu It AFA invoeara ter precept cafes ala relain como no dependent para que focal ae, aunque el vical jutdico, visto deseo peta SC tos principon generals del Derecho dl Tabao, eh colic tment Un contrat de abajo Sostencmos que wo hay buenos arguments par coma na norma smefunte que desde el plano dea totoom ndvival nadie douara em eaifct de fraudulent (po conactal es imperaivo para atoomf nvidia vere argumento ms peineme Tenel ques lee us fone de genercn la aon colectiva on eds, a incompaibiiad dela noma con is rely rnepios de in Leyte Conta de Trabajo ea auto entender exes, de todo que slo pote sestenerse a valid dela nora clectva si posers defenders on buenos armenos que lesion colectivos enon une pote cst eoberaa pars disponer robe regs, prin Cpls y dechoscnsagados en unt nora de fens exal TEmendemos que eto noes posible, puesto gue, ung volmtad coletva merece ued mayor cnsdracion qu a autnonia id (porque pti amare que el ner cOlecivo ucocia pe ‘alsa tore el fees nvidia, ee mayer favor pede tas ‘endere asta el punto desostner ql volta colectiva prvalece sabe el imerés gnc (es dec she I ley) y enon an podria tomenerse quel vlniad clectva puede aarase sn ningina con- Seren de inte uricn del marco Inperavoe ndgenble de ison defen eta En cule ewo, entendemos que a cluslaconvecional 0 podria epliceae como una Torn de eval a apicaion det lei Tain abo de concretar un discriminacin sla ent personas Ge realzan igual tre, De comprobane I lizacion fawlnta de ich cis envencinal, debe dase pind I imac de la telidad cla la elacon como dependent, con ods los bene ios gue elo implica pra I avid profesional de qo tate, Tr de destcer quo se reir un pecdents dela Cre Suprema 2 igual sentido, ver CNAT, sla VI 291-2012, in re “Deevin, Alejandro Gustave s/Asocncin del itl Argenting Desa". SD 20.148, x26 a de Justicia de la Nacién com respecto al control de constitucionlidad de una disposicién que desert la exstecia de una relacin labora, aunque en el caso se trataba de ls trabajadores de pesca costera y ta norma desclificada no era un convenioeolectivo, sino un decet, Entendi el alto uibunal que el decteto 2104/4, cuando calfes de trabajo autinomo ct de los pescadoresretibuidos “ala pane”, no {uyo en cuenta que est modalidad de pago también estaba presente en la Ley de Contrato de Trabajo (art. 104), y que el desarrollo histrico Y normativo de la actividad imponta el reconocimiento de una subor. Ginacién jurdica,caraterizada como una derivacion del wabajo di ido, conssteme en la posiilidad que tienen los propietrioso arma dores del buque de ejeeer et poder de direccin y tos poderes dis. plinaros en caso de incumplimiento de quienes realizaron taeas de “pesca costera’”, H, Artistas. En relacién con los artistas, es dificil establecer una linea clara de separacn entre la obra de ate que se espera del atta Y la prestacion de servicios bajo la forma devun contato de trabajo Gute tiene por objeto una muestra de arte. En principio, como se tata, Por lo comin, de una labor que se realiza por cuenta expo sjeno Y se inserta en una organizacén empresa, cuando asf ocune se Presume que es un contato de trabajo, y slo pode arribare 4 una solucién contaria cuando por Ia propia movalidad de la contatacion resulteexcluida la posiiidad de dicha relasion, En cualquier caso, erfendemos qu la jrargaa del artista puede consttir una pauta para iar el ici en situaiones confusas, cuando no se dan los elementos tipicos dela relacién de trabajo, aunque no consttye un dato excla- vente Justo Léper sostene que los contratos de actuacin artistica (de Inisicos tanto solstas como en grupo-, acores y cantantes en ex. Pectéculos teatrales, televisivos,cinematogrfics oradiles y de esos otros que actian en especticulos lmadlos de varedades 0 cireenses) deben consderarse normalmentecontrato de trabajo, no debiendo con. fundise la euestin relativaa si lo som ono con ade si son permancntes © meramente eventuales,Tampoco importa esencalment sila actu. CCSIN, 19-899, in ve “Trach, Pablo Miguel CDG Amparo” a Ley ne Conearo ne ThaRwo cin es reiteradao nica: el actor que hace un “bolo” en un especticulo {elevisivoes tan trabajador subordinado como el que acta regularmente cen una “tra” que se graba cotidianamente”: ‘Carlos Alberto Etala arma Ta existencia de un vinculo contractual labora en el caso de los contratos de actuacién artistica, Observa este autor que el trabajo del artista se presta en condiciones de subordinacin econdmica indudable, es decir, por cuenta ajena, Io que significa que € tabajador no asume riesgos econdmicos referidos alos resultados de la empresa, permaneciendo intactos sus derechos remuneratorios por ‘masque la empresa arroje pérdidas, La juisprudencia se ha inctinado por la calificacién como conirato de trabajo de la labor artistica, y se hha reconocido la existencia de dicho contrato en los casos de bailarines ‘que trabajan en un cabaret, de piaistas de una confiteria, de os ine tegrantes de la orguesta estable de un canal de televisiGn, y se ha deseartado la posibitidad de que el pago por dia excluyera la conf- fguracién de un contrato de trabajo" 1. Teletrabajo, En el caso del teletrabajohichD, la cuesti6n es bas- tante compleja, puesto que quien presta su trabajo personal no se en- cuenta dentro del émbito fisico de control del empleado. Hay fllos de tribunaes exianjeros que han calificado una stuacin de teletrabajo ‘como dependiente, tomando en cuenta que los servicios estaban ret- buidos po el empresario, que la empleadora cori el riesgo e {que el tabajador estaba sometido a continuas érdenes patronales, que eran impartidas a través de Intemet © del teléfono mévil y sujeto a instrucciones de la empresa para realizar su trabajo, y que el abajo era personalisimo™ J. Cuidado de enfermos y ancianos. Ek anieulo 2 de a ley 26.844 >» LOPEZ, So, en LOPEZ, CENTENO y FERNANDEZ MADRID, oc. cit for SALA Cato Ales El rinen labore dels aris del eee, evi de Derecho Labora © 20082. p89 Se Candy poe FERNANDEZ MADRID, CAUBET y ROSON, Manual prt cou cg pI “FERNANDEZ MADRID. CAURETy ROSON, Mona prio it. “SDE VIRGILIS Mie Angel DE VIRGILIS, rnc, ec. a nuns vada va en Revs de Derecho Labora 820082, P93. Lx ‘sire ian ao dea Sala en Socal dt ‘Tana Soper dni Maa, 9559 328 — An. 21 (BO. det 3-4-2013), que establece el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares, pone fin a una larga ccomtroversia acerca de si el cuidado de enfermos y ancianos se enmarca ‘© no en un contrato de trabajo. Dispone la norma que se considerard trabajo en casas particulares 4 la asistencia personal y acompariamiento prestado a los miembros de la Familia o a quienes conviven en el mismo domicilio con el em- pleador, asi como el cuidado no terapéutico de personas enfermas 0 ‘con discapacidad, entre las cuales debe incluirse alas personas ancianas. EL articulo 3°, inciso ¢, de la norma excluye su aplicacién a las Personas que realicen tales tareas cuando se trate de prestaciones ex- clusivamente terapéuticas © para Io cual se exija contar con habilita- ciones profesionales especfficas, de modo que es preciso determinar {qué tipo de relaci6n tendrfan tales profesionales con quienes requieren sus servicios en el hogar, Nosotros entendemos que, en principio, no hay contrato de trabajo, puesto que, en estos casos, no puede sostenerse que quienes requieren ls servicios de cuidado y atenci6n terapéutica conformen una empresa en los términos dispuesios en el articulo $* de la LT”. Para determinar la existencia de relacién laboral dependiente, en cstos supuestos, es decisivo el concepto de empresa, puesto que para {que resulte aplicable la Ley de Contrato de Trabajo los servicios per- sonales deben prestarse para una empresa, segin la define la propia ley. Avala esta conclusion el hecho de que el artculo 23 de la LCT, {que consaigra una presuncidn de la existencia de un contrato de trabajo en caso de prestacién de servicios, declara que dicha presuncién no se activa si puede calificarse de empresatio a quien presta el servicio”, Pero esta conclusién no es unénime, puesto que hay precedentes Jjurisprudenciales que han sostenido que ea estos casos son aplicables P ONAT, sala VI, 143-2000, “Gigena, Vilma cAGuemeo de Martinez, Rosa” D.1,2001-4-479, * Ver PERUGINL, Alejandro, Conrato de trabajo y locacin de servicio: lst bajadores domésicos excludes del ext, en revista LexisNers Labor, 2003, IN'To, p- 676: compare ext postura MAZA, Miguel Angel, Cuidado hogareo deen {fermos y tro qportes laborativas a favor de quienes no son empresa para ef Derecho ‘del Trhajo em Ducting Labora! Erepar, N° a9 XM, enero de 1008, 13S, x

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