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Hacen esta revista:
Ramén Alcalde
Eduardo Griner
Luis Gusmén
Forge Jinkis
Mario Levin
Luis Thonis
Participan en ef mimero 1
a sabiendas:
‘Ana Maria Barrenechea
‘Antoine Berman
Omar Borré
Beatriz Castillo
Luis Chitarroni
Héctor Grisafi
Leénidas Lamborghini
Osvaldo Lamborghini
Graciela A. Lopez
Joaquin A. Maraval
Silvia Molloy
Oscar Pérez.
Néstor Perlongher
Enrique Pezzoni
Marcelo Pichon Riviére
Hugo Savino
Ricardo Zelarayan
Colaboran inadvertidamente:
Léon Bloy
Pascal Bonitzer
Leonora Carrington
Macedonio Femandez
Witold Gombrowicz
Esteban Echeverria
Leo Strauss
Emilio Zola
Compuso, armé y cuidé la edicién:
Eduardo Suérez
Disefio de tapa:
Norberto Céppola
Indice
ENTREDICHOS.
de Jorge Jinkis, Eduardo Griiner, Luis Gusmén, 3
Leo Strauss: Escribir entre lineas, un arte olvidado. 8
Eduardo Griner: El festin de Ja letra: a la manera de Rabelais. 13
Oscar Péree: El responso del rezante. 21
Graciela A. Lopez: Dos cuentos. 24
Leonidas Lamborghini: Poemas. 26
Mario Levin: Inttoduccién del cine, descomposicién del campo. 27
Pascal Bonitzer: Desencuadre. 29
Ana Maria Barrenechea: La literatura fantastica, 33
Witold Gombrowicz y sus traductores: Ferdydurke en espafiol. 37
Ricardo Zelarayén: Salvar la ropa. 4]
Luis Thonis: La rsa del tiempo.44
ANEXO: Dinero I
Ramén Alcalde: De judios, dineros y Bolsas:
Drumont, Bloy, Zola, Martel. 57
Léon Bloy: La salvaci6n por los judios. 67
“=Emilio Zola: Notas manuscritas para L’Argent. 91
Luis Gusmén: El hombre de los gansos. 97
Héctor Grisafi: Quaker. 101
PREFERENCIAS
“La Habana para un infante difunto” de Cabrera Infante
(Luis Chitarroni). 105
“El rodaballo”, de Ginter Grass. (E.G) 106
“Paginas autobiogrdficas”, de Esteban Echeverria (L.G.) 107
Marcelo Pichon Riviére: Poemas. 108
Enrique Pezzoni: Silvina Ocampo: la nostalgia del orden. 109
Omar Borré: La inquisicién y los Tegobitos. 113
Osvaldo Lainborghint: Sonia (o el final). 114
Néstor Perlongher: Mentira e inconsecuencia, 18
Silvia Molloy: Voracidad y solipsismo en la poesia de Rubén Dario. 127
Antoine Berman: E\ lugar de la traduecién. 124
DESTIEMPO
Papeles de Buenos Aires. 128
Leonora Carrington: Abajo, 131
CORREO PERDIDO 139‘Aventirese a una idea: queremos hacer un
SITIO. io.de in comogidad,
igradecemos toda colaboracion de palabra,
palabra de critica o palabra de reflexién (si
Ie sucede esto tltimo, no deje que se le esca-
pe: podria escribir diez libros antes de recu-
perarla), Palabra inventiva, de ficcién, sondm-
bula, de vigiia 0 de segunda botella, Palabras,
aunque le salgan cruzadas: nuestra pedanteria
hard que el mérito de su discusin recaiga en
‘huestro error. Si también usted sabe equivo-
carse, hégalo en esta direccién: Revista SITIO,
Piedras 1664, Piso 2; 1140 Buenos Aires,
Argentina.
Aun siendo deseable, toda reproduccién, par:
cial 0 completa, exige autorizacién expresa
de la revista,
SITIO se terminé de imprimir en:
Grafica Saavedra. J.A. Salmin Feijoo 1285
Buenos Aires, Argentina, en_la primera
Quincena del mes de diciembre d@ T98T.——
Registro de la Propiedad Intelectual:
En tramite,
Suscripci6n: 3 niimeros por aio.
Argentina: $ 150,000
Exterior: uss 15,
Distribucién:
Libreria Viridiana
Corrientes 1145 - Local 26
Buenos Aires.
Entredichos
Suele Hamarse editorial a esa especie de prélogo de las revistas en el que la vor se vuelve més grave: flamado a la
seduccién, declaracién de principios, hibito de decir lo que se quiere decir antes de decirlo. Casi nunca lleva firma y
se atribuye paradéjicamente alos responsables, Hay que revelar que no encontramos quien procurara volverse respon
sable susentindose de su nombre. Por lo dems, nadie querfa evitar un riesgo bajo la forma de controlar lo que se
pueda leer antes de escribirlo. No habiendo entonces editorial, nada impide hacer conocer lo que una editorial habria
tachado 0 acallado,
‘noias que siguen llevan firmas para no sugerir unvautor colectivo. Tratan de asuntos ya juzgados, prejuzgados
Y que, sin embargo, todavia despiertan pasiones y provocan silencios. Asuntos que volvimos a discutir entre todos, a
sacudir, a poner en entredicho mientras hacfamos la revista. Aqui se exponen algunos de esos deseos entredichos en
aquellas conversaciones.
Jorge Jinkis
No quiero disimular un temor: que florezca un
nuevo brote de humanismo, que se le vuelva a ofrecer al
hombre-rey-delmniverso un nuevo poder, una nueva feli-
cidad, un nuevo placer. Que el hombre ha estallado hace
ya mucho tiempo, que vive mutilado en las cuevas de la
historia dedicado a la rapifia sobre los cadaveres de algu-
‘nos pocos cuerpos de sentido que ain yacen en el paisaje
cada vez mis deshabitado de las religions, no lo dude,
Pero que en nombre de la intemperie se quiera reunir los.
fragmentos forjando una nueva forma de la vieja idolatria,
me parece una dimisién intelectual. En una doble vertien-
te, la de responsabilizar a alguna forma Social desgraciada
de las miserias del hombre, y desconocer que ese hombre
sufre de su propia medioctidad y estupidez; o declarar a
la violencia utopica, y practicar entonces esa estupidez
amparada ahora en una impunidad cretinizante.
La filosoffa habla de la totalidad, aun habiendo
aislado algin rasgo como esencial las cencias se despreo.
cupan de lo esencial y la parcialidad de lo real que las
‘ocupa no les resta derecho sobre su poder creciente que
pretende legitimarse por asentarse en la logica; la religion
fevanta el lazo necesario entre ia estructur dela realidad
y las medidas del hombre para hacer luego de ese lazo la
‘medida del hombre. Pues bien, las ideologias a las que se
‘han lanzado y en las que quedaron enlazados la mayoria
de_nuestros intelectuales hasta lograr que esta palabra
‘Sdquiera un-valor poyorativo, tienen de'la filosofia que
se ocupan de todo, de las ciencias nada, esto es el olvido:
de la l6gica para Racer de alguna parcialidad la base de
un maniqueismo religioso por su valor absoluto.
Pero el temor no dicta, apenas precipita estas lineas.
Y si algunas aclaraciones se vuelven necesarias no es
porque la pridencia exe salvedades, sino. part, que
rningin confundido confunda nuestro lugar con alguna
precaucién circunstancial. ;Y hemos llegado aa bendita
palabra! Casi un dios de nuestro tiempo, invariablemente
se la invoca para explicar alguna “servidumbre volunta-
.”. Omnicomprensiva, la circunstancia es capaz de
tia”.
justificar cualquier cobardiay Waalquic® débilidad, cual-
quier impostura. Como una cantera inagotable, én ella
se encuentran los mil y un recursos para sustraerse mejor,
un tesoro legendario vigilado pormésde cuarenta ladrones,
E] cardcter devastador de estas ideologiasen nuestro
medio, se puede calcular midiendo el hecho de que su
dominio se origina desde 1o que se aman ls ideologias
politicas, precisamente el lugar donde més falta hace la
imaginaci6n, Alli, todo parece ordenarse segiin a percep-
Gidn_ mds irreflexiva de las lateralidades del cuerpo: se
‘comienza alzando del montén uno por uno, y se van
arrojando hacia 10s costados bautizados “izquierda” y
“derecha”, Esta diligencia taxindmica no conoce obstai
Jo y Io que no encaja también encaja en una categor
residual llamada del “centro”, “liberal” o masclaramente,
pero siempre respetando el valor magico del tres, “tercera
Posicién”, “no alineados” e incluso, pero mas cémico,
cuando es el alma bella quien se autodefine “indepen-
diente”.
{Debiera nuestro ser disolverse en la sensibilidad’
del vértigo por no hallar su lugar en los agujeros de esta
rejilla? “Recordamos la extrafieza de un estudiante al
comprobar la persistencia de nuestros intereses por la
fecha de un primer articulo, época de entusiasmos ahora
pasados. Pero no todo tiempo pasado fue mejor ni pasa-
ero. Y ahora hablo para algunos que vienen de afuera y
sus Socios que para radicar su exilio, recién Hlegaron al
tono “cientifico” de algiin neolacanismo, 0 ala avispada
semiologia o a la més modema critica literaria, Recién
Uegaron pero pronto se fueron, ya se estén yendo sin
haber estado. Mejor abandonar la imaginacion y dar
algunos pasos en una geometria que la excluye para decir
ue siempre hemos estado bien afuera del adentro, sin
confundir la politica con el declaracionismo ideol6gico
de la impotencia politica.
Me place recordar que ur hi le la culturg se
Pi omenrrremncaggrnrg ar
“politica” resistemexplicablemente los anacronismos
del pensamiento reglamentado, “cultura” se ha corroido
hasta pudrirse. Y sin embargo, si hacemos una cuestin
de palabras es porque nos paréce posible sostener en ‘|
labra una politica consecuente que permita no combatir
qué més_pediria el sintoma?), sino interpretar ese
uuniverso de lenguaie.
{Como entender esto? Ante todo descarto cual-
quier andlisis sobre el poder de las palabras, y el homena-
J, se sabe, es la via mas répida para restarles todo poder.
No hay palabra que no quiera decir, pero no se alude a
esto cuando se habla de sus significados. Hay una larga,
accidentada y a veces trabajosa historia que ha ido cons-
3truyendo buenas vecindades entre las palabras, privile-
giando lazos y congelando sintagmas, consagrando oposi-
iones, jerarquizando prerrogativas 0 legitimando afini-
dades inconfesables. Llamamos significado al status quo
de estas relaciones entre las palabras, Agreguemos ahora
algunas fechas en sucesi6n cronologica y estaremos ten-
tados de precipitamos en esos moldes para halla allf el
+ sentido de la historia, y para desconocer mejor que ese
)
|
(
sentido nos justfica y nos consuela de nuestro lugar en
esa trama,
Asi, las palabras han_configurado territorios_ de
fronteras