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Tavilla, Pablo, Una mirada estructuralista sobre Argentina: el concepto de

Restricción Externa y sus efectos

Parte 1: Sobre concepto de Restricción externa.

-Introducción-

Restricción Externa:
➔ La expresión de un límite para el crecimiento económico originado, en buena parte,
en las características de la estructura productiva nacional. De ahí la idea de
RESTRICCIÓN: límite u obstáculo para el crecimiento expresado como de escasez
estructural de divisas
➔ Incapacidad para generar o procurarse de modo permanente y sostenido las divisas
necesarias para financiar el acceso a las importaciones de bienes intermedios y de
capital requeridos para el proceso productivo”.
➔ Se trata de un enfoque “estructuralista” para explicar los problemas de economías
como las latinoamericanas de desarrollo intermedio, en el sentido de que derivan de
su estructura productiva heterogénea o desequilibrada o “insuficientemente
diversificada”, constituyendo la insuficiencia de divisas un límite o barrera para
satisfacer con producción la demanda que surgiría de mejorar la distribución de los
ingresos de la población (empleo, salarios) y aumentar el nivel de actividad
económica interna (desarrollo del mercado interno).
➔ Remite a problemas determinados por una estructura económica
subdesarrollada, que es parte de un contexto económico y político mundial
jerarquizado y que, en su funcionamiento normal, se asocia a situaciones de déficit o
predominio de salida de divisas por varios rubros integrantes de la balanza de pago,
no sólo de la cuenta corriente sino, crecientemente, también por movimientos de
flujos de capitales que se registran en la cuenta capital y financiera. En la actualidad,
los flujos de capitales (sean estos financieros, préstamos o con destinos productivos
vía IED) resultan tan o más relevantes que los componentes históricos de balanza
comercial y ciertos rubros de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.
➔ Se trata de un problema histórico a partir de las insuficiencias del entramado de
actividades, sectores y ramas que caracterizan la estructura productiva nacional
(relaciones intersectoriales). Una estructura caracterizada por la escasez de eslabones
productivos críticos, con déficits de integración y diversificación para, al menos,
sustentar en el largo plazo el crecimiento económico.
➔ (In)capacidad para emitir divisas aceptadas internacionalmente, es decir, en este
último caso, debido a las jerarquías de las distintas monedas en el mundo y los
correspondientes casos de monedas dominantes y periféricas.

LOS PAÍSES DESARROLLADOS

Son los que se industrializaron durante el siglo XIX; tienen elevada productividad laboral e
ingresos per cápita, lideran el proceso de cambio tecnológico y por lo tanto acaparan la mayor
parte del comercio internacional de productos industriales complejos. Constituyen el núcleo
de la acumulación de capital a escala global y son por lo tanto la principal fuente
(actualmente, también el principal destino) de inversión y crédito internacional. Esta
supremacía económica les confiere también capacidad de dominación política y militar (y
viceversa).

LOS PAÍSES PERIFÉRICOS

Son aquellos que experimentaron una industrialización parcial, distorsionada y tardía y en los
que la acumulación depende de la tecnología, el capital y los mercados de los países
desarrollados. La dominación social de la burguesía en las sociedades periféricas refleja el
carácter dependiente que allí adquiere el capitalismo; el empresariado local comparte la
apropiación del producto del trabajo local con el capital extranjero.

-Límite al crecimiento “demand led”-

Los “motores” del crecimiento económico en cualquier economía capitalista, es decir,


movido por los componentes principales de la demanda agregada (básicamente consumo e
inversión, públicas y privadas, y exportaciones) y sus efectos aceleradores y multiplicadores.

Componentes del crecimiento económico:


➔ Componentes autónomos (gasto público, consumo autónomo impulsado por crédito y
exportaciones)
➔ Componentes inducidos (inversión, consumo, importaciones)

Todo impulso activador de estos componentes de la demanda genera efectos positivos sobre
el nivel de actividad económica que terminan chocando en algún momento con este límite de
oferta de divisas (no de capacidad productiva de bienes), es decir, limitaciones en la
disponibilidad de moneda aceptada para transacciones internacionales (dólar, euro) o
“restricción externa”.

Se da claramente una situación de déficit comercial en las industrias con mayor contenido
tecnológico (importaciones de electrónica, bienes de capital, bienes de consumo durable,
partes para automotores), que generalmente se asocia a procesos de mejor distribución de
ingresos y, por ello, acceso de más sectores de la población al consumo. Actualmente juegan
también las necesidades de importación del sector energético, en especial, en períodos de
mayor nivel de actividad económica.

Las políticas neoliberales de apertura comercial y liberalización financiera suelen ser


favorables a postergaciones temporales del problema de la restricción externa gracias a la
entrada de capitales especulativos y de corto plazo que se estimula (divisas) en una primera
fase.
La perspectiva estructuralista aquí adoptada jerarquiza la escasez de divisas como restricción
clave al crecimiento y explicación de la inestabilidad y péndulo. Esta última no guarda
relación ninguna con las cuentas fiscales. Muy importante, endeudarse o financiarse en pesos
es algo muy distinto, ojalá se pudiera en Argentina. Endeudarse en dólares, en moneda que no
se genera es el problema central.

-Elasticidades como expresiones de problemas estructurales-

Las elasticidades ingreso de sus exportaciones (mayoritariamente ligadas a productos


primarios) suelen ser muy bajas (no se incrementa su demanda en proporción al crecimiento
del PIB de los países centrales), así como también elasticidad precio (variaciones en precio en
relación con variaciones en cantidades producidas y exportadas relacionadas con su
participación en el mercado mundial), mientras la elasticidad del PIB nacional respecto de las
importaciones o compras externas es alta (también elasticidad precio de importaciones suele
ser algo mayor: más sensible, por ejemplo, a variaciones en tipo de cambio). En este último
caso nos referimos a que el crecimiento del PIB arrastra fuertemente las importaciones, que
crecen más rápido que las exportaciones.

-Un poquito de historia del concepto de RE-

Esta situación o problema estructural se identificaba y conceptualizaba ya en los años 60s y


70s en el marco de los conocidos como “modelos de ciclos stop and go” propios de la
etapa de industrialización por sustitución de importaciones (Diamand, Braun y Joy,
Canitrot, Díaz Alejandro), en un contexto mundial muy diferente al posterior y actual de
predominio de “finanzas mundializadas” que, lejos de solucionar, redefine la problemática de
restricción externa pero sin que pierda vigencia.

Las políticas de apertura comercial y liberalización financiera de inspiración neoliberal


(ciclos de endeudamiento y valorización financiera), iniciadas en 1976, profundizadas en la
década del 90 y continuadas a partir de 2015, fueron desplazando la discusión en términos
“estructuralistas”, generando soluciones temporales o postergaciones del problema de
Restricción Externa durante las fases de ingreso de colocaciones financieras, préstamos o
entradas de inversiones directas (IED, por privatizaciones, minería, mercados cautivos). Estas
políticas e instituciones de libertad de mercados más bien han agravado “estructuralmente” el
problema de restricción externa, por el lado de incremento de la demanda estructural de
divisas, y siendo que generalmente terminan en crisis financieras y de balanza de pagos
(estancamiento, alza del desempleo, aumento de los componentes importados en la
producción nacional, aumento del peso de la deuda externa y los pagos por intereses,
transnacionalización de poderosos actores que actúan en economía nacional, pérdida de
grados de libertad para el manejo del ciclo vía políticas económicas, etc. ).

En esos ciclos de endeudamiento los fondos no suelen destinarse a expandir sectores


productivos que generen o que ahorren dólares (sustitución de importaciones o aumento
de exportaciones) y así, la necesaria capacidad de repago posterior de las deudas
contraídas en divisas más intereses.

Estas políticas de apertura y liberalización profundizadas en la década del 90, junto al


contexto internacional de predominio de las finanzas (desde los 80s) y de movimientos de
capitales en general (también IED), sumaron componentes a la demanda estructural de
divisas: mayores pagos por intereses de la deuda en dólares y en giro de utilidades, pero sobre
todo facilidades para salida y entrada de capitales, transitorias fases de dólares baratos que
incentivan turismo hacia el exterior, consumos suntuarios, colocaciones financieras,
inversiones inmobiliarias, etc..

En la actualidad, es evidente que el componente “demanda especulativa de divisas”, también


llamado “ahorro en dólares” o “repudio de moneda nacional (periférica)” como reserva de
valor, medio de cambio y unidad de cuenta, especialmente por parte de los actores
transnacionalizados y aquellos con mayor capacidad de ingresos y ahorro, constituye un
factor relevante y de creciente importancia en la explicación de este límite estructural (divisas
insuficientes). Y para peor, la demanda de dólares se fue constituyendo en un hábito para más
amplios sectores de la sociedad, no necesariamente muy acomodados.

-La “tradicional” restricción externa comercial (productiva)-

En principio, el caso más tratado por toda una tradición en la literatura especializada es el de
tendencia al déficit en la balanza comercial (en los 60s y 70s: Braun y Joy, Diamand,
Sourrouille, Canitrot, Villanueva, Díaz Alejandro) propio del período de Industrialización
por Sustitución de Importaciones (ISI): cuando la economía crece, demanda cantidades
crecientes de importaciones (bienes de capital, insumos), las cuales aumentan más rápido que
la capacidad nacional para obtener las divisas en que se pagan aquellas, es decir, vía las
exportaciones del país.

Hacia mediados de los años setenta del siglo pasado M. Diamand planteó su idea de
Estructura Productiva Desequilibrada para representar la economía argentina luego de un
proceso expansivo de las actividades industriales (ISI), ocupando centralidad este problema
estructural en la explicación de los ciclos y la inestabilidad característica de la economía
argentina.

Reactivar la economía mediante impulso al mercado interno (empleo, salarios) y sostener el


crecimiento implica demandar importaciones de ciertos insumos (energéticos e industriales:
autopartes, partes electrónicas) y bienes de capital y, en los últimos años, también bienes de
consumo (p.e. electrónicos en general, equipamiento del hogar, automóviles; textiles y hasta
alimentos en etapas de gobiernos aperturistas como el que asumió en 2015).

Claramente, si clasificáramos los bienes por su complejidad tecnológica incorporada o grado


de diferenciación (cuasi rentas), el déficit comercial está en los bienes más complejos,
diferenciados y con mayor valor agregado de conocimiento técnico, que sueles ser tirados por
el consumo de sectores que acceden a los ingresos de “clases medias” y por el arrastre de la
inversión productiva.

El patrón de especialización comercial típicamente “periférico” del país que explica el grueso
de nuestras exportaciones está básicamente asentado en las ventajas comparativas
tradicionales (estáticas) de recursos naturales (tierras y minerales) (se puede relacionar
con lo de teóricos e la división el trabajo como origen de las riquezas de las naciones, la
especialización) que ocupan los segmentos menos dinámicos del comercio internacional: se
vinculan vulnerablemente a los ciclos económicos y las políticas e intereses geopolíticos de
los países centrales, en especial, de las economías hegemónicas, aunque más recientemente a
otros países periféricos industriales grandes como China, India y Brasil.

Es decir, preponderantemente se trata de exportaciones de “commodities” (bienes


estandarizados o no diferenciados por marca o diseño):
➔ productos primarios
➔ algunas manufacturas de primera etapa (Manufacturas de Origen Agropecuario)
➔ complejo oleaginoso (granos, harinas proteicas, aceites)
➔ minería (metales como oro, plata, litio, cobre)
➔ exportaciones industriales de insumos difundidos (siderurgia, petroquímica, aluminio,
químicos)

Ciertamente, son significativas la exportaciones del complejo automotriz pero que, en


realidad, se parece más a una industria de tipo “armaduría” con alto porcentaje de
importaciones de autopartes y componentes en los vehículos fabricados en el país (nunca
menos del 70% del valor agregado en los autos armados en el país), a partir de un fuerte
intercambio comercial entre terminales automotrices de Argentina y Brasil
predominantemente (Cadena de Valor Regional). De hecho, los principales componentes
explicativos del déficit comercial nacional (impo mayores que expo) son el sector
automotriz, sector de electrónica (bienes de consumo durable y bienes de capital en
general) y combustibles.

La balanza comercial es un buen indicador de la estructura productiva nacional, con su


especialización en commodities y déficits en bienes industriales complejos tecnológicamente.

ENTONCES, si asumimos que es prácticamente imposible resignar la voluntad de


acceso al modelo de consumo y pretendemos una sociedad más integrada (sin pobreza,
equidad en reparto de oportunidades, servicios de salud y educación generalizados y de
buena calidad, etc) es evidente que el foco apunta a las necesidades de desarrollo
entendido como diversificación productiva.

Argentina: la solución de largo plazo pasa por el desarrollo mismo, entendido como cambio
en la estructura productiva con sus correlatos de aumento de la productividad media de la
economía y, en particular, logros en materia de sustitución de importaciones y de aumento de
exportaciones de modo que alivien la Restricción Externa a través del ahorro o la obtención
de más divisas.

-La Restricción externa y los otros componentes deficitarios de la cuenta corriente-


En la estructural tendencia a la mayor presión de demanda de divisas, también debemos tomar en
cuenta otros componentes crónicamente deficitarios de la Cuenta Corriente (Cu Co) del Balance de
Pagos que integran la demanda o necesidad de dólares.

OFERTA de DIVISAS (disponibilidad de divisas DEMANDA DE DIVISAS (requerimientos de


en la economía nacional) divisas de la economía nacional)
Cuenta corriente: Cuenta Corriente:

- exportaciones de bienes - importaciones de bienes

- exportaciones de servicios (Ej: fletes y - importaciones de servicios (turismo en el


seguros de exportaciones, transporte exterior)
aéreo, turismo extranjero en Argentina,
software) - transferencias pagadas (remesas de
inmigrantes hacia su país de origen,
- transferencias recibidas (remesas de donaciones realizadas)
emigrantes argentinos en el exterior,
donaciones recibidas sin contraprestación) - rentas pagadas (en Argentina, este ítem es
importante, por la remisión de utilidades
- rentas cobradas (entrada por rentas de de las empresas extranjeras que operan en
capital argentino invertido en el exterior, el país)
p.e.ganancias de ARCOR o utilidades y
dividendos del exterior muy raramente - pago de intereses
repatriados)
Cuenta Capital y Fianciera:
Cuenta Capital y Financiera
amortizaciones de capital (pago de deuda
- entrada de capitales (inversiones de externa)
cartera, Inversión Extranjera Directa, etc.)
- salida de capitales (inversiones argentinas
- préstamos y créditos recibidos en el exterior)

- Demanda para atesoramiento:


colocaciones en el exterior (la denominada
“fuga de capitales”), compra de dólar para
ahorrar “en el colchón” (reserva de valor)

Podemos hablar entonces de un concepto “extendido” de restricción externa respecto al más tratado
tradicionalmente que es el componente de balanza comercial (impo y expo de bienes), y ahora
vinculado con otros tipos de relaciones comerciales y financieras externas.

Al componente comercial clásico le sumamos los otros componentes crónicamente deficitarios de la


cuenta corriente de la balanza de pagos:
➔ Intereses
➔ Giro de utilidades al exterior
➔ Turismo

CAPITAL→ Se registra en la CUENTA CAPITAL y FINANCIERA→ Y en la CUENTA CORRIENTE se


registran los intereses a pagar o el giro de utilidades.

En cuanto a la cuenta “remisión de utilidades al exterior” por parte de filiales de empresas


transnacionales, las mismas ocupan un lugar relevante en la estructura productiva y financiera
nacional. La evolución de este componente es interesante analizarlo conjuntamente con las IED
(inversiones extranjeras directas, un rubro registrado en la Cuenta Capital y Financiera) en lo que
hace al “balance de divisas”. Es decir, las remisiones son la contracara de los ingresos de estas últimas
y, al menos desde el punto de vista de la contabilidad de divisas en el mediano y largo plazo, no
suelen asociarse a un rol claro de aporte neto de divisas: la salida por remisión de utilidades a lo
largo de varios años suele más que compensar la entrada por Inversión en el momentos inicial de
llegada al país como compra de empresas nacionales existentes, ampliación de capacidad productiva
de empresas o apertura de una nueva filial.

Las IED tienen como motivaciones típicas, en el caso de países como Argentina las de abastecer
mercados internos (industria automotriz, grandes cadenas de supermercados, telefónicas) o
destinarse a explotación de recursos naturales para la provisión de materias primas (comercio
mundial, por ejemplo: petróleo, metales, alimentación).

-La cuenta capital y financiera y la restricción externa-


Sin dudas, el carácter de la Restricción Externa ha cambiado en los últimos años, complejizándose, en
especial a partir de la profundización en la orientación liberal ocurrida en la década del 90 del siglo
pasado y su reinicio en 2015 hasta 2019, al menos. El drenaje de divisas aparece fundamentalmente
ligado a la cuenta capital del balance de pagos, resultando la compra de dólares billetes por parte del
sector privado no financiero de los argentinos una variable clave al momento de entender el
problema

En cuanto al endeudamiento externo en divisas, desde ya que puede servir hipotéticamente para
paliar una situación coyuntural de escasez de las mismas (no deseable como forma permanente,
visto la experiencia histórica). Incluso puede ser un instrumento o “puente” para incluir en una
estrategia nacional de desarrollo siempre que se cuiden los balances intertemporales en materia de
demanda y oferta de divisas (generar capacidad de repago).

El dólar en Argentina se constituyó en una moneda que se demanda también como reserva de valor,
es decir, que cumple esa función del dinero para ciertos sectores sociales, especialmente de altos
ingresos y medio altos, que hacen colocaciones en divisas en el exterior. La referencia en el dólar es
clave para pensar la rentabilidad de este importante sector transnacionalizado, que es más “una
parte del sistema mundial en el país” que una parte de la economía nacional. De ahí que resulte
relevante entender los determinantes (internos y externos) de los flujos de capitales desde y hacia
las economías con estructuras productivas desequilibradas como las nuestras.

En definitiva, la dinámica de la balanza de pagos ya no depende sólo de la estructura productiva sino


también del sistema financiero internacional y de los intereses de sus actores transnacionalizados
que actúan en todos los países y activan una dinámica específica en los países periféricos que más
bien tiende a agravar sus problemas y su vulnerabilidad.

Se entiende así el lugar tan relevante pero excesivo que tiene la situación relacionada con la política y
el mercado cambiarios en la historia económica argentina (y en la actualidad).

Como sostienen Médici (2017) y Nagy (2017), la inversión extranjera directa (IED), las inversiones en
carteras (financieras) y el endeudamiento externo, si bien pueden traer un alivio de corto plazo,
terminan siempre constituyendo una costosa carga en el mediano y largo plazo cuando no son
destinados a expandir capacidades productivas.

-Una implicancia: “Desarrollo como diversificación productiva”- (especie de resumen de lo


anterior)

Frente a la restricción de divisas o restricción externa como problema priorizado, se plantea


un tipo de diagnóstico y una mirada que define el desarrollo como la necesidad de:
crecimiento como condición, por impulso de componentes de la demanda, y la idea de
desarrollo como diversificación de la estructura productiva (sustitución de importaciones,
aumento y diversificación hacia exportaciones industriales). Nada fácil, pocos países han
logrado avanzar al respecto y el tema da para mucho, excediendo los propósitos de este texto.

A los solos fines de ordenamiento conceptual, para enumerar muy brevemente las respuestas
que se fueron dando y que pueden darse frente a la irrupción de la restricción externa:

- La respuesta de política que más se dio en Argentina fue la que termina en una
devaluación de la moneda nacional. Cada vez menos eficaz, lo es transitoriamente y
con altísimos costos sociales y económicos gracias a la inflación con baja de salarios
y recesión que puede facilitar cierta caída de la demanda de importaciones. Es decir,
cierto alivio temporal con un alto costo social. Por cierto, la brutal crisis económica y
social de los años 2001 y 2002 nos da un ejemplo de contrapartida de depresión con
superávit en la balanza comercial a partir de la disparada en la cotización del dólar.
Así como los últimos meses de 2018.
- Hay casos muy puntuales de países que, por razones de geopolítica, se beneficiaron
con financiamiento externo u otras facilidades (acceso al mercado de EEUU). El caso
de Corea del Sur, por su carácter de frontera con el comunismo durante la Guerra Fría,
o Australia (integrante del Comonwealth británico, aliada de EEUU luego).
- Ser potencia hegemónica o imperialista, situación de poder económico, militar,
científico-técnico e ideológico que agregan el poder de emitir la moneda aceptada
para la inmensa mayoría de las transacciones internacionales (divisa clave como el
dólar)
- Estrategias de desarrollo como diversificación de la estructura productiva,
básicamente expandir actividades o sectores productivos “ahorradores” o
“generadores” de divisas. Históricamente, industrialización: un proceso rico que es
mucho más que un mero incremento en la fabricación de productos manufactureros
para integrar: fuerte inversión en infraestructuras, construcción de un sistema
científico y tecnológico, eslabonamientos y redes de proveedores, despliegue espacial,
formación de recursos humanos, etc. Es decir, que posibiliten amentar la
productividad global y así poder sustituir importaciones o aumentar exportaciones
industriales. Con la actual competencia de los países asiáticos es más difícil lo
segundo. Se pueden incluir estrategias de endeudamiento externo controlado para
financiar exclusivamente este tipo de proyectos productivos.

Conviene diferenciar el endeudamiento externo en dólares del interno en pesos. En este


último caso se trata de endeudamiento en moneda que emite el mismo Estado que se endeuda
y, de ser aceptada la posibilidad, prácticamente no presentaría ningún problema o uno
despreciable en relación con el tema que venimos tratando (problema de restricción externa,
agravamiento por endeudamiento en dólares u otras monedas que no emitimos).

Por supuesto, es clave y determinante el contexto mundial para pensar políticas de desarrollo
con cierta autonomía para fijar objetivos: impacto de finanzas especulativas y límites a
políticas económicas, rol de China como “fábrica mundial de manufacturas” a bajos precios,
oposición de medios de comunicación hegemónicos que están imbricados con intereses
transnacionales, fortaleza de poderosos actores capitalistas con presencia en el país que no
demandan desarrollo nacional y son socios articulados en sus intereses al sistema mundial
hegemónico (proveedores de materias primas, socios en administración de fondos
financieros, etc.), debilidad del sistema científico y tecnológico nacional para aprovechar
oportunidades tecnológicas, debilidad de sujetos de desarrollo nacional, predominio de
valores individualistas y hedonistas de despreocupación por otros aspectos macro sociales
(pobreza, restricción de divisas, etc.).

Parte 2: El tipo de cambio en el centro de la escena.

Tiene sentido detenernos y analizar más algunas cuestiones vinculadas al tipo de cambio o precio de
las divisas (el precio en pesos de los dólares). Nos parece interesante reflexionar y contar con algunos
elementos para comprender esta temática, al menos con carácter introductorio. Aquí pensamos que
de ninguna manera se resuelven los problemas estructurales y de subdesarrollo por la vía de un solo
instrumento como es la política cambiaria, más allá de la indudable relevancia que la ponen en el
centro de la escena.

Como se detalla en Médici, F. (2017), Introducción, un especial debate se da en torno al manejo del
tipo de cambio y su posible vinculación con las mejores condiciones para el crecimiento y el
desarrollo.

-Los tradicionales ciclos stop and go y las devaluaciones-


Los tradicionales modelos estructuralistas de dos sectores, explicativos de la estructura productiva
derivada del proceso de sustitución de importaciones, reflejaban una secuencia cíclica de fase
expansiva (nivel de actividad económica) que se iniciaba con aumento de salarios 🡪 aumento de
ventas en mercado interno 🡪 aumento de la producción industrial y el empleo 🡪aumento de las
importaciones de insumos y bienes de capital (al aumentar la inversión) 🡪déficit balanza comercial
(dado que las exportaciones, que dependen de factores externos y no de ese ciclo, no acompañaban
el crecimiento al mismo ritmo).
Esta situación deficitaria generalmente llevaba a una devaluación de la moneda nacional que reducía
los salarios en términos reales por el alza del costo de vida (inflación), por lo cual, se enfriaba la
economía y vía recesión se reducían las demandas de importaciones, posibilitando el cierre en las
cuentas del balance comercial externo de bienes (fase recesiva que lleva a superávit comercial). Las
devaluaciones son recesivas en la Periferia, pero sirven para distribuir ingresos regresivamente
(contra los asalariados) y para mejoras transitorias de la balanza comercial vía reducción de
importaciones (y NO de aumento de exportaciones).

LOS EFECTOS DE UNA DEVALUACIÓN (ahonda sobre los ciclos stop and
go)

●SOBRE EL NIVEL GENERAL DE PRECIOS 🡪 INFLACIÓN. Cuando se produce un alza en el


tipo de cambio, impacta automáticamente en la formación de los precios de alimentos y de los
productos importados, se motivan pujas distributivas lo cual traslada el aumento inicial a otros
precios aunque no estén vinculados de manera directa al mercado externo. Aumenta el precio en
pesos de los bienes transables o comercializables con el exterior. Es la también llamada “Inflación
cambiaria”.
●SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE INGRESOS 🡪 REGRESIVIDAD. Redistribuye ingresos en
contra de los asalariados especialmente. También discrimina en contra de productores de bienes no
comerciables con el exterior, los cuales se abaratan en relación a los bienes importados o los bienes
exportables (estos se encarecen por devaluación). Cae el salario en términos reales y se elevan las
ganancias y, en especial, las rentas del sector primario agroexportador. Podemos decir también que
se abaratan los salarios expresados en dólares, bajando costos de la producción nacional.
●SOBRE EL NIVEL DE ACTIVIDAD ECONÓMICA 🡪 RECESIÓN. Se da fundamentalmente
por la caída de los salarios en términos reales ante el encarecimiento de alimentos y productos
importados, es decir, por la contracción del consumo interno tomando en cuenta que es el principal
componente de la demanda agregada.
●SOBRE LA BALANZA COMERCIAL Y LA BALANZA DE PAGOS 🡪 MEJORA EL SALDO.
En general impacta mejorando la balanza comercial de bienes y servicios, fundamentalmente
porque reduce importaciones a causa de la recesión que genera devaluar (caída del consumo y la
inversión además del encarecimiento de las importaciones). También desalienta los viajes de
residentes al exterior y puede alentar el de No residentes a la Argentina por el abaratamiento
relativo. Pero, en la experiencia nacional, claramente, no mejora las exportaciones. Puede generar
transitoriamente algún pequeño saldo exportable (caso muy especial de empresas con redes en
países vecinos) como también favorecer la resistencia a la competencia de ciertas pocas
importaciones puntuales o mejorar ventas a turistas extranjeros (esto es muy puntual y marginal y
se sostiene transitoriamente mientras la inflación no compense el aumento del tipo de cambio,
como suele pasar). Aunque en general la contracción de la demanda suele ser el factor decisivo a la
hora de alentar o desalentar muchas producciones nacionales; es decir, el incentivo neto por
devaluación es despreciable en cuanto a expandir las producciones nacionales destinadas al
mercado interno ya que se contrajeron mucho las ventas y no hay incentivos para la inversión y la
contratación de empleados.
●SOBRE EL COMERCIO EXTERNO 🡪 PROTECCIÓN. Un tipo de cambio alto, mientras pueda
sostenerse en términos reales, opera como protección de la producción nacional; en otros términos,
otorga más competitividad a la producción nacional al encarecer las importacione. Si bien ello NO
implica que aumenten sus ventas y ganancias en el mercado interno, porque este claramente se
contrae a partir de la caída de los ingresos salariales que implica la devaluación y siempre es el
efecto predominante. Nuevamente, suelen darse mejoras en el saldo de la balanza comercial como
resultado del “ajuste” recesivo y de su efecto en materia de contracción de las importaciones.
Muchas de estas se demandan menos al caer la demanda interna (caída de salarios reales, caída del
consumo y la inversión, recesión) y encarecerse en pesos. Es decir, el efecto protección de una
devaluación, además de que suele ser transitorio, de por sí solo no suele traducirse en un impacto
relevante en materia de sustitución de importaciones y sólo puede ser beneficioso para escasos y
muy puntuales negocios (cierto comercio y servicios con turistas que vienen al país, algún
proveedor de empresas exportadoras, algunos que están en situación competitiva límite y pueden
resistir competencia importada, etc).
●SOBRE POSIBILIDAD DE EFECTO REAL SOSTENIDO. Estamos diciendo que otro aspecto
relevante es la duda acerca de la sostenibilidad en el tiempo de una buscada mejora o
encarecimiento en el valor del dólar respecto de otros precios, es decir, sostenerlo en términos
reales, al menos en una sociedad con funcionamiento satisfactorio de las instituciones
democráticas y respeto por cierta tradición igualitarista nacional.

Es decir, tal como demuestran las experiencias recientes de 2014 y de fines de 2015 y
principios de 2016, las devaluaciones suelen tener efectos muy transitorios de “corrección”,
es decir, si aporta soluciones son muy transitorias y cada vez menos duraderas en relación a
ciertos efectos aparentemente buscados de mejorar su precio en términos de otros, aunque sí
se pueden reconocer como seguros correlatos: posibilitar ganancias de capital a los tenedores
de divisas, bajar salarios y mejorar saldos de la balanza comercial por la vía de la recesión
interna y así la reducción de exportaciones.

Las devaluaciones de la moneda nacional suelen tener efectos inflacionarios posteriores


(espiral de amentos con tarifas y salarios, básicamente) que suelen compensar el alza inicial
en las cotizaciones de las divisas: es decir, los efectos reales suelen ser transitorios, salvo se
logre reprimir o bloquear los aumentos defensivos de los otros “precios”, como es el caso
típico del salario (real y nominal).

Finalmente, vale la pena esaltar que, en la historia nacional, las devaluaciones suelen ser las
principales causas de los empujes o shocks iniciales que disparan procesos inflacionarios
(inflación cambiaria, de costos o estructural). Es decir, inflación cuyas causas están en los
movimientos de “costos”, básicamente, disparada por movimientos en las relaciones entre
salarios, tipo de cambio y tarifas.

-Cuestionando el tipo de cambio como herramienta única-


Usar como herramienta única al tipo de cambio no es suficiente. Quienes defienden el tipo de
cambio alto único como herramienta de incentivo para la diversificación en la producción, es
decir, para promover la necesaria expansión de la producción de bienes transables,
industriales y más complejos tecnológicamente, pierden de vista el efecto negativo que tiene
sobre el salario real y con ello, el claro predominio del efecto contractivo de los principales
componentes de la demanda agregada (macro) y el nivel de actividad económica interna.
Las devaluaciones son recesivas en Argentina y eso es contradictorio con la búsqueda de
inversiones y de activar procesos de acumulación de capital. Su eficacia en cuanto a mejorar
la balanza comercial (reducir déficit), si la tiene, se debe precisamente a que la recesión
genera una disminución de las importaciones, es decir, a un costo social y económico
elevadísimo.

Pero también, y más que nada, retomar la discusión sobre desarrollo en sentido más amplio y
con vocación integral, “políticas desarrollistas”: políticas industriales y de ciencia y
tecnológicas, política de desarrollo de infraestructura (transporte, comunicaciones, provisión
de energía, servicios sociales baratos, etc.), políticas comerciales y de subsidios, así como la
situación geopolítica y de contexto histórico del capitalismo, formación “política” de bloques
sociales interesados en el desarrollo nacional ( hoy inexistente), un rol estatal activo (compras
del estado y créditos baratos para sectores definidos como estratégicos, empresas estatales
para desarrollo en ciencia y tecnología, etc.) y, lo que suele olvidarse, una macroeconomía
acorde, con un giro respecto de las conocidas como políticas contractivas y de austeridad
hacia las imperiosas políticas de sostenimiento de la demanda agregada como condición.

ANEXO

PRECIOS RELATIVOS

Los principales precios o “precios centrales” de una economía nacional son tres:
➔ tipo de cambio (precio de la moneda extranjera)
➔ salarios
➔ tarifas de servicios públicos

Son los principales precios que intervienen en la formación de los costos de producción de
todos los precios de una economía nacional. Expresan relaciones sociales: detrás de ellos
están las pujas de sectores, en especial el conflicto estructural entre las fuerzas del capital y el
trabajo por el reparto del excedente de la sociedad (salario y ganancias, que dependen de
relaciones de fuerza y conflictos en nuestra visión). En la tradición de los economistas
clásicos y la crítica de Max, la distribución del ingreso y del excedente guarda relación con
las pujas, con los conflictos sociales y luchas de clase.

Estos precios son tomados a fines de un análisis en función de objetivos de crecimiento, de


respuesta a una situación de emergencia como las presiones en mercado cambiario o bien
desde una óptica sectorial, para manifestar acuerdo o desacuerdo según beneficie o no a ese
sector (p.e. un sindicato de trabajadores, una cámara patronal) o en función de objetivos de
política e interés públicos.

-Magnitudes reales y nominales-

La relación de los niveles de estos precios entre sí nos remite conceptualmente a la


diferenciación entre los que llamamos habitualmente valores nominales y reales en el léxico
económico usual. Los cambios en términos reales, son “en relación a” otros precios.
➔ Real: el poder adquisitivo real ganado
➔ Tipo de cambio real: en relación a otros precios, salarios y tarifas

Desde esta línea de razonamiento, también podemos hablar de tasa real de interés (en relación
con la inflación del período) o variaciones de tarifas públicas en términos reales, si se los
compara en simultáneo con la evolución de otros precios que resulten de interés. En
particular, resulta un tema relevante entender que es muy difícil lograr una devaluación en
términos reales más allá de su utilidad o inutilidad.

-Bienes Transables y No Transables internacionalmente-

➔ Bienes transables o comercializables con el exterior: bienes industriales, agrícolas,


mineros. Todos los bienes exportables o importables son los transables, por lo cual, su
precio en moneda nacional tiende a estar determinado por: el valor del tipo de cambio
que lo traduce en pesos, la pretensión de alineamiento con su precio internacional y
los impuestos al comercio exterior (u otras medidas que aíslen el efecto de
alineamiento con el precio internacional).

Una fórmula muy difundida acerca de cómo se forma el precio de los bienes transables en el
mercado doméstico es:

Pbt$ = P* x TC +/- Tributos sobre comercio exterior

El precio de los bienes transables en pesos (en el mercado interno) es igual al producto del
tipo de cambio (nominal) por su precio internacional (en dólares), mas: los aranceles e
impuestos (en el caso de importados), o menos las retenciones (en el caso de exportables).
Por ejemplo, el valor de una tonelada de soja en dólares, multiplicado por el tipo de cambio
menos el impuesto al comercio exterior.

➔ Bienes no transables o no comercializables: la mayoría de los servicios. Presentan


la particularidad de no tener competencia importada por lo que en su precio esta no
presiona a la baja ni le fija ningún “techo”; dependiendo entonces su precio de las
condiciones de competencia en el mercado local. En Argentina, no obstante, se
verifica igualmente una transmisión de aumentos a los bienes no transables (servicios)
cuando operan devaluaciones de la moneda nacional, lo cual habla de una
dolarización más generalizada como referencia para los aumentos de precio, es decir,
que va mas allá de la lógica más justificada que se asocia al aumento de los precios en
pesos de los bienes transables.

-Los impuestos al comercio exterior-


Los impuestos al comercio exterior se relacionan con los conceptos de “tipo de cambio
efectivo” o tipo de cambios múltiples o diferenciados. Tipo de cambio en combinación con
otros instrumentos de política comercial o de subsidios e impuestos.

Es necesario destacar particularmente el efecto compensatorio que un impuesto sobre las


exportaciones (retenciones) tiene sobre los efectos de un tipo de cambio real alto o el caso de
un arancel en materia de protección, por ejemplo, en contexto de tipo de cambio bajo (dólar
barato).

Destacamos que este tipo de tributos no sólo sirven para recaudar impuestos sino como
instrumentos que, complementándose con otras políticas, también proveen a otros objetivos:

- anti-inflacionarios, por ejemplo, cuando se bajan aranceles para abaratar


importaciones o se colocan o aumentan retenciones a las exportaciones
- fomento de la producción nacional, cuando se suben aranceles encareciendo
importaciones competitivas para fabricantes locales (equivale a un tipo de cambio
más alto para un sector determinado). Esto protege a la industria local, pero encarece
los precios internos (dado que la producción local es menos competitiva que la
externa).
- contribuir a aliviar la conocida como “restricción externa” (alentando la
sustitución de importaciones) y posibilitar en consecuencia más altas tasas de
crecimiento económico compatible con la misma
- distribución del ingreso entre actores (retenciones para abaratar bienes salario) y
sectores ( proteger una actividad económica regional o a una Pyme)
- diferenciar situaciones entre sectores productivos impactando sobre
rentabilidades relativas, típicamente para compensar el desaliento a producciones
más tradicionales de cereales, carne y leche, de interés para abastecer el mercado
interno en condiciones de equidad distributiva, en relación con la alta rentabilidad
asociada a la producción sojera.

Es decir, en la Argentina, a mayores retenciones más baratos los precios en pesos en el


mercado doméstico de los productos exportados que se graven. Sirve para moderar la caída
del salario real en un contexto de tipo de cambio alto.

El concepto de “tipo de cambio diferenciado o múltiple” constituye una referencia interesante


a la hora de debatir sobre la combinación de políticas más adecuadas para países como el
nuestro, con estructuras productivas desequilibradas o heterogéneas (diferencias sectoriales
en cuanto a productividad), y necesidades de diversificación productiva (industrialización) y
homogeneización de niveles de productividad. Es decir, combinando instrumentos distintos:
tipo de cambio alto o mediano con aranceles a importaciones para sectores con menor
productividad relativa que se quieren alentar (sustitución), combinado con retenciones a
exportaciones primarias, subsidios a ciertos consumos de sectores de menores ingresos,
asignaciones sociales, etc.

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