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En la desaparecida Carcosa.

A lo largo de la orilla donde las olas de nubes chocan,


Los soles gemelos se hunden bajo el lago,
Las sombras se alargan,
En Carcosa.
Extraña es la noche en la que se alzan estrellas oscuras,
Extrañas son las lunas que cruzan los cielos,
Pero aun más extraña,
Es la perdida Carcosa.

Canciones que las Híades cantaran,


Donde se agitan los rasgados harapos del Rey,
Perecerán sin ser escuchadas,
En la oscura Carcosa.

Canción de mi alma, mi voz ha muerto,


Mueres, sin ser cantada, como lagrimas sin derramar,
Que se secaran y olvidaran,
En la perdida Carcosa.
Camilla: Usted, señor, debería quitarse la mascara.
Extraño: ¿En verdad?
Casilda: En Verdad, es tiempo. Todos hemos removido todo disfraz salvo usted.
Extraño: Pero yo no uso ninguna mascara.
Camilla: (Aterrorizada, junto a Casilda.) ¿Ninguna mascara? ¡Ninguna mascara!
Caía la noche y pasaban las horas, pero seguíamos murmurando sobre el Rey y la
Máscara Pálida, y la medianoche sonaba desde las agujas brumosas en la ciudad
envuelta en niebla. Hablamos de Hastur y de Cassilda, mientras afuera la niebla
rodaba contra los cristales en blanco de las ventanas mientras las olas de las
nubes rodaban y rompen en las costas de Hali.

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