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Sobre el acto de escribir

¿A qué me enfrento cuando estoy frente al papel? Es una pregunta que me ha agobiado por más
de diez años desde el colegio a la actualidad. me encuentro ante una hoja en blanco, una pagina
vacia que espera ser llenada, un monumento que espera ser edificado, un edificio que reclama se
pngan los cimientos, un muro que espera se abran las puertas y se de paso a la lectura, la
percepcion, la interpretación. Pregunta simplona, vanal pero al mismo tiempo de índole
existencial, difícil de responder: me estoy enfrentando a cualquier cosa que me venga a la mnete,
a cualquier cita predilecta de Homero, Ciceron, a los versos trascendentales de Shakespeare, a
cualquier análisis de Doctor Fausto, a los registros increíbles de Bernal Díaz del Castillo:

“Pues como ya fue elegido Hernando Cortés por general, de la manera1044 que
dicho tengo, comenzó a buscar todo género de armas, ansí escopetas, pólvora1045 y ballestas, y
todos cuantos pertrechos de armas1046 pudo haber y buscar de rescate,1047 y también otras
cosas pertenescientes a aquel1048 viaje.”

o a las maravillas de El libro de las mil y una noche, de la misma forma, a la historia de la filosofía
que es la historia del conocimiento humano, a la historia de las matemáticas y a las matematics
mismas. Pero ya no es mi sueño buscar la pedantería.

También esta la otras cara de la moneda: es el vacío, no el vacío que contiene a la misma nada,
sino que es el vacío mismo que procede del bloqueo estoy demostrando en estos momentos,
donde las ideas no se nublan, mas bien se dispersan, se disipan cuando veo un desierto todo árido,
cuando la hoja misma es un mundo que me aniquila, destruye, corroe… donde para saber lo que
debo escribir miro a la derecha y pienso en la aniquilación, la destrucción y la corrosión ya no de la
materia sino de la vida misma: me doy cuenta de que estoy perdiendo la vista, las letras me
parecen más lejanas, donde trato de enfocarlas bien y me siguen figurando borrosas, dispersas (o
acaso es solo el cansancio, esultado de no dormir en las ultimas noches); y me doy cuenta de que
sigo pensando porque me he quedado en blanco, un manantial que me devuleve lo que soy ahora
no en un futuro sino en este mismo instante (revivo las malas interpretaciones que he hecho de
los filósofos, los versos despercidicados de los poetas, los cuentos ignorados de los latinos, las
conversaciones tiradas a la basura de mis amigos), la ya gastada metáfora del espejo. La hoja
misma.

Es la tierra infértil que mirada desde fuera tiene cuatro fronteras, no creadas por Dios, sino sino
impuestas por el hombre. Es una tierra infértil que mirada desde dentro es un desierto sin limites
donde todo comienza a ser poblado, donde aparecen el agua y las nubes (la gastada imagen de la
naturaleza) y el tiempo comienza a existir (en mi mente las obras vuelven a ser), pansan los años y
nacen las primeras generaciones atraves del incensto (¿referencia bíblica?) con ellas nace un
primer predicador que fracasa en su misión, por un tiempo el Padre se olvida de ellos hasta que el
verbo encarna y divide la historia en antes y después no sin que se de cuenta que los trece
sentados a la mesa comían con ardua desesperacion: y así las generaciones son los
librepensadores -que los días han traicionado y ahora se llaman “de mente abierta”- y los que no
son -los que se aferran a que el tiempo no pase, a que siempre seamos iguales-; junto con todos
ellos nacen las enfermedades y los medicamentos (¿pero que fue primero las enfermedades o los
medicamentos?), las enfermedades del cuerpo y de la mente: aquellas voces que no dejan pensar,
que no dejan vivir en paz, la ansiedad, la preocupación, el estar siempre saturados durante
intervalos de tiempo (otra vez el tiempo porque el tiempo es el eje principal de mi discurso) y que
ahora -en el tiempo actual que yo he creado- lo llaman estrés. Donde todas las familias intentan
ser felices (y no pretendo referenciar a Carlos Fuentes) y las que no son también lo
intentanaunque yo no les haya destinado una vida acomodada, una vida llena de trivialidades que
llaman dinero. Donde eneste mismo intante un hombre frente a una maquina intenta referenciar
algo que no ha sucedido.

Son todos esos autores colocados en el estante, los leídos y los no leídos. Son todoas esas horas
de nuestra vida desperdiciada, también son todos esos días y años y siglos de nuestra vida
aprevechada (no es mi intensión citar a octavi paz) los que impulsan a seguir adelante a no desistir
en el camino: no es solo abandonar la pluma y ya es tirar todo por la borda, el interés el gusto, la
pasión, el conocimiento mismo: es un sentirse culpable pero no de castigo; mas bien es un sentirse
culpable por traicionar los principios.

El acto de escribir es un dialogo, una confesión y una justificación. Es un ponerse a prueba a uno
mismo: cada palabra, cada idea, cada párrafo, todo el desgloce de un titulo es la suave seda que
cobija y al mismo tiempo es una llaga que se abre y unde en la piel (me detengo y comienzo a
pensar que la imagen ‘llaga que se abre y unde en la piel’ es demasiado grotesca y no descartaría
que me estuviera equivocando (donde hay un pequeño guiño borgiano -palabra interesante que
hasta el corrector sabe referenciar porque no ha marcado ningún error-) una vez mas pero qué es
el error sino una prueba más para llegar al aprendizaje, a la formación que nos abre paso al
desbloqueo y así acostumbrarse al sonido ritmico del tecleo -en este momento hay todo un
tobellino de emociones en mi interior- o acaso no debería distraerme esto ultimo y debería pensar
que ‘…que es el error sino una prueba mas para llegar al aprendizaje,…’ escirto más arriba es una
idea demasiado optimista inculcada por la sociedad junto con todo el devenir al que se le ha
bautizado con el nombre de “gente bien” pero no pretendo abordar easpectos de indole moral ¿o
es mera divagancion porque ahora todo parece interesante y merecedor de ser registrado? ¿o es
mero interés por el consuelo de saber que lo escrito no va a pasar a los ojos de todo el mundo? ¡o
es la prueba irrefutable del ‘onerse a preba a uno mismo?). dialogo confesión y justificación.

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