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El lenguaje de la bolsa

Lo que necesitas saber para no arruinarte

Javier Moya
Copyright © 2018 Javier Moya

All rights reserved.


ISBN-9781790599431

Autores: Javier Moya y Ángeles Aragón

Portada: Yudi Vargas

Montaje: Hermes Torres


A María Teresa, por su apoyo incondicional en todo
momento.
A mis hijos, por hacerme crecer con sus inquietudes.
A esas joyas de nietos, que me hacen emocionarme.
A mis padres y hermano, por su ayuda y aliento
continuados.
Gracias a todos.

Javier
Índice

Introducción . . . . . . . . . 9
Ingeniería financiera de ficción . . . . . 21
Funcionando en los mercados financieros . . . 41
Lo que nunca se debe hacer . . . . . . 51
Las leyes fundamentales . . . . . . . 63
Bibliografia . . . . . . . . . . 79
Autor . . . . . . . . . . . 81
Introducción

Este manual pretende ser una introducción a mis cursos de


formación sobre mercados financieros organizados. Mi
objetivo es compartir mis experiencias buenas y menos
buenas con personas que quieran proteger su patrimonio,
hacerlo crecer y, por qué no, plantearse esto como una
actividad profesional, siempre que estén preparadas para
ello y les interese este campo de la economía relacionado
con la Bolsa, que es el término genérico que utilizamos
para referirnos a los mercados financieros. Y ayudarlas
también a evitar los errores que tuve yo en este campo.
Me llamo Javier Moya y tengo dos pasiones
confesables: Madrid y los mercados financieros, y una
inconfesable: nuestro Atleti. Como diría Sabina: “quien no
ha llorado en el Calderón, no sabe lo que es sufrir”. Y ese
sentimiento crea una base excelente para enfrentarse a los
mercados. Nací en junio del 56 y llevo quince años
trabajando y participando en la Bolsa. Soy licenciado en
Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de
Madrid. Tengo además distintos másteres o grados en temas
de auditoría, especialidades contables, de gestión financiera
y de mercados organizados.
A los diecinueve años, cuando era todavía
estudiante, entré a trabajar en el Departamento Financiero
de una empresa de la que luego llegaría a ser director
general. Allí vi que una parte de la tesorería de la empresa
invertía en Bolsa. Y normalmente las decisiones se toma-
ban en base a comentarios, rumores o informaciones de
algo que había pasado en algunas de las sociedades que
cotizaban en el IBEX 35. Todo lo contrario de lo que hago
yo hoy en día y de lo que intento enseñar en este manual,
en el que quiero explicar lo que nunca jamás hay que hacer
a la hora de confiar nuestro patrimonio a los mercados
financieros.
En la universidad, a medida que avanzaba en los
cursos, veía que no existía una buena formación sobre este
campo, del que se hablaba muy de paso y sin profundizar
apenas. Básicamente, no había nada. Y casi mejor, porque
lo poco que se daba en las distintas asignaturas no tenía
ninguna relación real con el comportamiento de los precios
en las acciones, según he podido confirmar con la experien-
cia real de los mercados en estos años. Y desgraciadamente,
podemos afirmar que todo lo referente a Educación Finan-
ciera sigue igual ahora. Hay un vacío absoluto, tanto en
Secundaria como en la Educación Superior. Me resulta
increíble que todavía no existan cátedras relacionadas
específicamente con este tema. Yo aún no he perdido la
esperanza de que eso ocurra.

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Por mi parte, tenía cada vez más claro que lo que de
verdad me gustaba era la Bolsa, pero no tenía
conocimientos suficientes para entender cómo funcionaba.
Buscar todo lo que pudiera encontrar sobre el tema era para
mí un hobby y una diversión, que compaginaba con mi
trabajo de gestión en una empresa. Tened en cuenta que en
aquella época no había internet y una inquietud de ese tipo
había que cubrirla principalmente con revistas o con la
información que aparecía en prensa, pues en España
entonces existía poquísima bibliografía sobre el tema de los
mercados, y lo poco que había era en inglés o en francés.
Se publicaban muchos libros relacionados con la estructura
económica, la macroeconomía o la microeconomía, pero
prácticamente nada o muy poco sobre el tema que a mí me
interesaba.
La curiosidad me llevó a encontrar un día un libro
que se titulaba Análisis Técnico de las tendencias de
acciones, de Robert D. Edwards y John Magee.
Era un ladrillo voluminoso, muy centrado en lo que
se conoce como “análisis técnico” y que en aquel momento
pasaba por ser la Biblia de la Bolsa. Siguiendo esa línea del
análisis técnico, hice algún viaje a Londres para ver cómo
funcionaban mercados más avanzados que el español,
bastante corto en aquel momento. El libro y esos viajes,
más algunos cursos que empezaban a impartirse entonces
sobre el tema, me llevaron a especializarme mucho en la

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utilización del análisis técnico para participar en los
mercados. Para mí supuso un avance importante con
respecto a la oscuridad anterior.
A título de curiosidad, para que os hagáis una idea
de cómo se funcionaba entonces, os diré que constituí una
sociedad con unos amigos y el dinero de la sociedad nos
alcanzó para comprar un plotter, que, para los que no lo
sepáis, es una impresora gigante con una serie de plumines;
y un software americano, que se instaló en España y se
llamaba Computrac. Y la unión del plotter y del software
nos permitía confeccionar un gráfico que trabajaba con las
figuras del análisis técnico, que veremos más adelante.
Tenía ante mí el preciograma.
Quedaos con esta palabreja. La vais a ver bastante a
lo largo de este manual. Ese plotter, que era de los mejores
que había en el mercado entonces, tardaba entre diez y
quince minutos en imprimir un gráfico, que nos ayudaba a
tomar las decisiones de invertir en determinadas acciones.
Yo incluso confeccionaba un boletín para los socios sobre
la evolución de los mercados, lo que hoy en día sería un
blog.
En la actualidad, Visual Chart, Metatrader, o
cualquiera de los programas actuales que facilitan
gratuitamente brókeres y entidades financieras, generan los
gráficos en segundos, y en menos de un minuto los tenemos
impresos, lo que nos permite crearlos en los espacios

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temporales en los que queramos trabajar, ya sean cinco
minutos, una hora, un día, una semana, un mes, etc.
Más importante todavía era el problema de la
velocidad a la que nos llegaba la información sobre el
precio de las acciones, antes de que apareciera internet en
nuestras vidas. Nos enterábamos de cómo habían ido las
cotizaciones cuando aparecían al día siguiente en el
periódico, salvo, claro, que estuviéramos en el parqué de la
Bolsa de Madrid, pero la mayoría teníamos nuestro trabajo
u otra actividad y solo íbamos al parqué de visita turística.
Ese “retraso” en la información nos dio una idea. En
los años 50 y 60, antes de que se popularizaran los
transistores, los domingos, a la salida de los cines de Gran
Vía, unos muchachitos vendían un cuadernillo mal grapado
que se llamaba Goleada, con los resultados de los partidos
de fútbol, para que la gente pudiera comprobar ya sus
quinielas sin esperar al periódico del lunes.

Resultados de fútbol

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Partiendo de esa idea, un grupo de amigos creamos
La Cotizada, un boletín que vendíamos los viernes por la
tarde-noche, que también era día de cine. En él informá-
bamos de los precios a los que habían cerrado ese viernes
las acciones de las empresas españolas más importantes.
Cubrimos gastos y obtuvimos
un pequeño beneficio, pero lo
comento aquí para que enten-
dáis cómo ha evolucionado este
tema, hasta llegar a la inmedia-
tez de la información, a la
posibilidad de obtener imáge-
nes de los preciogramas casi al
instante y de tener acceso a
cualquier parte del mundo, y a
cualquier producto, a través de
Boletín de cotización
conexiones en tiempo real. A
ese nivel se ha avanzado más en los treinta últimos años
que en los dos mil anteriores.
Más o menos por aquella época empezó a
desarrollarse la figura del asesor de banca privada de los
bancos y, al menos en mi caso, lo que me decía la persona
que venía a verme para asesorarme sobre mi patrimonio,
parecía calcado de lo que yo leía en la prensa económica.
No había creatividad para mejorar una gestión, que más o

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menos era igual para todos, aunque se considerara
exclusiva.
Yo tenía cada vez más claro que la información que
me llegaba, tanto de personas como de la prensa, radio,
tertulias de televisión o de mi asesor privado, no era la
información correcta –o mejor dicho, era una información
incompleta– para participar y tomar decisiones en los
mercados financieros. Eso me impulsaba a seguir
investigando y buscando modos de mejorar mis conoci-
mientos sobre los mercados, que en aquel momento seguían
basándose en el análisis técnico. Y después de un tiempo
trabajando en el tema, encontré un método, que yo prefiero
llamar conocimiento, y que nos permite tomar decisiones
con cierta seguridad, pues nos enseña el lenguaje a través
del cual los mercados se comunican con nosotros. Ese
conocimiento es el preciograma. Y lo que intento, modesta-
mente, es explicar ese método o conocimiento en este
manual y ampliarlo en los cursos presenciales a aquellos
que estéis interesados en profundizar en ello.
En 2004, y debido a la globalización de la
economía, casi todos los sectores desarrollaron movimien-
tos de fusiones y adquisiciones a nivel internacional. La
empresa donde yo estaba tampoco escapó a esa corriente y
eso me abrió una ventana, me dio la oportunidad de dar el
salto y de poder trabajar en mi pasión. Dejé un puesto

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cómodo, donde estaba muy bien valorado y tenía un
prestigio –ahora diríamos una excelente marca personal–,
donde hacía un buen trabajo, pero que no era mi pasión,
para montar una sociedad enfocada en el tema que me
interesaba: los mercados financieros.
Esta sociedad iba a ser el medio con el que quería
gestionar mi patrimonio y el patrimonio de personas a las
que creía que podía interesarles mi forma de hacerlo, y con
el tiempo fui viendo que el mejor vehículo para lograr eso
era constituir una sicav (sociedad de inversión de capital
variable). La constituimos en el año 2007, y no olvidéis que
en el 2008 se produce la explosión de la crisis que hemos
vivido durante estos años. Parecía que habíamos elegido el
peor momento de todos, y puedo aseguraros que, si lo
hubiéramos hecho con un conocimiento incorrecto, habría-
mos tenido pérdidas importantes. Y debo decir que,
aplicando este conocimiento del que os hablo, tuvimos
unos resultados buenos, o como mínimo aceptables. Y si
los comparamos con la rentabilidad que hubo en aquellos
momentos, yo diría que excelentes, pues no solamente
logramos preservar el patrimonio, sino también hacerlo
crecer, los dos objetivos que perseguíamos con este método
de trabajo.
En un momento determinado, el concepto sicav
empezó a aparecer en la primera página de los periódicos y

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en los mensajes políticos, en mi opinión de una manera
absolutamente injustificada y con más desinformación que
información sobre cuál es el funcionamiento de una sicav,
sus ventajas y sus inconvenientes. Los socios y los
partícipes decidimos entonces que era el momento de
transformarnos y cambiar nuestro vehículo de inversión,
porque sospechábamos que, antes o después, iban a utilizar
a las sicavs para justificar ciertos programas electorales.
Eso, por desgracia, se ha cumplido y a lo largo de los años
ha habido mucha localización fuera de España, fusión,
transformación y cierre de estos vehículos.
En lo que a mí respecta, eso me sacó de nuevo de
mi zona de confort y me hizo plantearme qué nuevo
enfoque íbamos a dar a esta sociedad nueva nacida de una
sicav.
Nuestra actividad actual está centrada en tres áreas.
Una es la gestión de nuestro patrimonio financiero
propio.
La segunda es una división de trading, donde
participamos en los mercados con unos posicionamientos
intradía (activos que se compran y venden en el mismo
día).
Y la tercera área, es la formación en el tema de los
mercados organizados a personas que quieran iniciarse en
esta materia con el curso de iniciación, o que quieran

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profundizar en ella con el curso avanzado, a un nivel ya
casi profesional. Organizamos previamente unas sesiones
informativas, donde se explica el contenido de nuestros
cursos y sus objetivos.
En las tres divisiones mencionadas, trabajamos y
aplicamos el método que se explica en este manual y que
quiero compartir con vosotros.
Esta sociedad, como cualquier otra, tiene un
objetivo principal, que es intentar obtener un beneficio por
las actividades que desarrolla, pero también tiene otro, que
francamente me motiva y me gusta mucho, que es
compartir, en los cursos de formación presenciales, un
conocimiento que puede servir para dar respuesta a muchas
cuestiones de la vida, y que os ayudará a proteger vuestro
patrimonio y a vivir tranquilos con lo que tenéis. A estos
cursos han asistido más de 400 personas en cinco años, y
entre los asistentes ha habido altos directivos de empresas
multinacionales, actores, cantantes, amas de casa, estudian-
tes, arquitectos, etc. Es decir, personas que no poseían
necesariamente un conocimiento especializado financiero,
ni económico, anterior al curso.
Para explicar el objetivo de estos cursos, suelo
equipararlos a una escuela de idiomas, donde vais a
aprender inglés, francés, etc., sin que importe vuestro nivel

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de formación académica. Este método es un lenguaje más,
no hablado pero sí visible y entendible a través de un
alfabeto, que es el preciograma.

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Ingeniería financiera de ficción

En los últimos tiempos, en los que hemos pasado una época


dramática, se han acercado a mis cursos dos tipos de
personas. El primero, mayores de 50 años que, debido a la
reestructuración empresarial que ha habido, se quedaron sin
empleo a una edad a la que era ya muy complicado acceder
a otro puesto de trabajo y querían iniciar una actividad
donde ellos fueran sus propios dueños. Evidentemente,
dependiendo de la especialización que tenga cada uno, hay
muchas actividades posibles, pero los mercados financie-
ros, la Bolsa, son una actividad profesional como cualquier
otra, de la que se puede vivir, o a la que podéis tratar como
una parte complementaria de otra actividad.
A menudo hablo con alumnos que están dispuestos a
comenzar una actividad empresarial o profesional, con
inversiones fuertes en estructura, personal, compras, etc.,
sin dominar el conocimiento de esa actividad, y no lo
consideran un riesgo. Pero cuando se les plantea el tema de
los mercados organizados, con muchísimas menos necesi-
dades de capital, y donde se requiere un nivel de
conocimientos similares, les parece un gran riesgo…
Equivocadamente.
El segundo grupo de personas que se han interesado
por estos cursos han sido universitarios que estaban
terminando sus carreras y no veían salidas profesionales en
España. Muchos tuvieron que buscar esa salida profesional
fuera de España y otros vieron esta actividad como una vía
para trabajar profesionalmente.
A muchas personas de las que se acercan a este tipo
de formación, les ocurre lo que me ocurrió a mí, que llegan
con un conocimiento incorrecto, que no es aplicable y que,
desgraciadamente, se sigue enseñando en universidades y
escuelas financieras universitarias. En estos casos, yo
siempre digo que en primer lugar hay que aprender a
desaprender, un concepto al que doy mucha importancia. El
conocimiento que nos han enseñado sobre cómo funcionan
los mercados financieros no sirve para cuando tenemos que
trabajar en ellos. Si sois personas resistentes al cambio, no
sigáis leyendo este manual, porque muy probablemente
descubráis que la formación que tenéis sobre los mercados
financieros no es aplicable ni, en consecuencia, útil. Este
tema quiero que lo tengáis muy claro desde el principio.
En la vida real, vemos, en prensa, radio, o cine,
imágenes de lo que ocurre en los mercados financieros.
Una parte de esto que a mí me gusta especialmente, porque
resulta gráfica, visual y divertida, es la que nos muestra el
cine. Hay una serie de películas que son interesantes de ver
por los detalles que nos ofrecen. Históricamente, la más

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impactante, hace ya años, fue Wall Street, donde se ve
claramente lo que es un tiburón financiero. Después
aprovecharon la crisis que empezó en 2007 - 2008 para
hacer la segunda parte de esta película, en la que se explica
cuál fue el origen de dicha crisis.
Una cosa que tenemos que tener muy clara es que
siempre, siempre, la causa de una crisis es un éxtasis, es
una euforia. Si los mercados inmobiliarios suben hasta el
cielo, las Bolsas suben como un cohete hasta Marte y
parece que todo va a seguir subiendo sin cesar, en ese
momento de euforia hay que empezar a tener cuidado con
el siguiente movimiento, que será la crisis. La crisis, pues,
no es la mala de la película. La crisis es el efecto, la causa
es la euforia.
Hay otras muchas películas relacionadas con este
tema, pero a mí me gusta especialmente un documental,
que nuestros alumnos tienen que ver obligatoriamente:
Inside Job. Comienza con imágenes de Islandia, que es
donde parece que estuvo el enfermo cero y el origen de
todo lo que vino después, y va explicando cómo está
moldeado el sistema financiero: las escuelas de formación
de alto nivel, los auditores, las empresas de calificación, los
brókeres y los bancos. Todos ellos son elementos muy bien
encadenados con un solo fin: colocar sus productos y
quedarse con todo el dinero, ya sea mediante comisiones,

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con estafas o haciendo recaer las crisis sobre el público en
general.
Otra película divertida, pero que también resulta
bastante gráfica, y en ese sentido os recomiendo la escena
del restaurante en la que hablan de cómo funciona un
bróker, es El lobo de Wall Street. Merece la pena enterarse
de cómo ve un bróker a su cliente y lo que este debe hacer.
Ahí, uno de los interlocutores dice: “Todo es filfa, todo es
ficción”. Efectivamente, es así. Los mercados se lo
inventan todo, no existen como tales. Son una ingeniería
financiera de ficción, que no tiene nada que ver con la
economía real, pero, sin embargo, cuando entran en crisis,
arrasan con la economía real.
Hablamos de euforia y crisis. A lo largo de la historia
ha habido cientos de crisis. La más conocida es la de 1929,
cuando se desplomó la Bolsa. A partir de ese año hubo tres
fases. La primera fue la de la Gran Depresión, con paro y
hambre. Como consecuencia de esa depresión profunda, los
gobiernos y los estados entraron en una fase de
proteccionismo, es decir, protegían sus productos mediante
aranceles y aduanas, que imponían a los productos que
llegaban del extranjero. Todo eso fue formando una bola,
que creció y creció y desembocó en la II Guerra Mundial,
en el año 1939.

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Otras crisis importantes modernas fueron la burbuja
de las puntocom, a raíz del desarrollo de nuevas empresas
de negocios y servicios, la de la burbuja inmobiliaria y los
productos derivados de ella, etc.
¿Lo que hemos vivido desde 2007 se parece algo a
esa crisis del 29? Pues sí. Se parece mucho.
Ha habido una depresión, causada otra vez por los
mercados financieros, en los que se corta la liquidez,
empiezan a caer las Bolsas en porcentajes importantes y no
llega el dinero suficiente a la economía real.
En cuanto al proteccionismo, solo tenemos que ver
las medidas que el presidente Trump está tomando con los
aranceles a China y a la UE para proteger a la industria
estadounidense.
¿Esto acabará en una guerra? La guerra ya existe. No
es una guerra militar, una guerra convencional, es una
guerra que se desarrolla por otros conductos.
Uno de ellos es la tecnología, internet. Oímos a
menudo que países como Rusia, intervienen presuntamente
en las decisiones populares de las elecciones en EE.UU., en
Inglaterra, en el Brexit, en el referéndum catalán, en las
elecciones españolas, etc.
El segundo conducto en el que se produce esta
guerra, y que para mí es todavía más importante que el

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primero, son las divisas. En este momento hay cuatro
grandes divisas. La primera, el dólar. Como decía
Kostolany, uno de los primeros eruditos sobre la Bolsa, de
la primera mitad del siglo XX, autor de El fabuloso mundo
del dinero y la Bolsa, un gran libro de divulgación finan-
ciera: “el mundo se levanta y lo primero que pregunta es
qué hace el dólar”. El dólar sigue teniendo una gran
repercusión en todo el mundo. Se le han ido equiparando
otras divisas. El euro es un competidor importante, como lo
son la libra, el yen y el yuan. Esta última no está en el
“mercado libre”, es una moneda controlada, pero que tiene
mucha influencia a la hora de hacerle la guerra al dólar de
una manera directa.
¿Cuáles son las amenazas que puede tener el mundo
en este momento? Aparte de las habituales, de las que
aparecen diariamente en nuestras conversaciones, si bajan
las Bolsas, si se mantienen los tipos de interés, si se van a
dar hipotecas, etc., aparte de esas, hay una amenaza latente,
que tenemos encima y que muy probablemente provocará
en algún momento otra crisis como la que acabamos de
vivir.
Esa amenaza es la deuda. La deuda pública española,
que es la que más directamente nos afecta, sobrepasa en
este momento el 1,1 billón de euros, o sea, más o menos, el
PIB español de un año. Sin contar la deuda que puedan

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tener las empresas y las familias. Y España no es una oveja
descarriada en este sentido, no. Estados Unidos, Japón,
Alemania o Reino Unido están peor aún que España
respecto al PIB de su país. Eso es una bola que no para de
crecer. La deuda no es otra cosa que el dinero que solicitan
los gobiernos a los mercados para cubrir su déficit público.
Ingresan menos de lo que gastan y la diferencia la suplen
vía deuda. Deuda que puede ser perpetua, o sea para toda la
vida. Deuda a 50 años, deuda a 30 años, deuda a diez, a
cinco, a dos, a uno. Existen muchos periodos para esa
deuda, pero, en esencia, teóricamente, habría que pagarla
algún día.
La pregunta aquí es si se pagará y qué sucederá con el
resto de la deuda si alguna no se paga. Ha pasado ya con
Grecia o con Argentina, por ejemplo. Pero si de pronto un
país como Italia o España, por no hablar de Alemania o de
Japón, dejaran de pagar su deuda, automáticamente toda la
deuda mundial estallaría y eso provocaría una gran crisis en
el mundo. ¿Cuándo puede ocurrir eso? No se sabe. Es como
predecir cuándo la falla que hay en el Atlántico volverá a
inundar toda la costa andaluza y Portugal como ocurrió
hace dos siglos. Pero la amenaza está ahí.
Y como de muestra basta un botón, este es el ranking
de deuda pública mundial por países en 2018.

27
Tabla de países

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Como he dicho en la introducción, aquí vais a
aprender el conocimiento necesario para participar de un
modo correcto en los mercados. Vais a aprender el lenguaje
con el que se comunican los mercados para decirnos en qué
momento se encuentran. Si entendéis ese lenguaje, podréis
tomar decisiones financieras con cierto grado de éxito. Si
no conocéis ese lenguaje y participáis en los mercados, os
arriesgáis a perder vuestro patrimonio. Mi consejo es que,
si no comprendéis ese lenguaje, si no entendéis cómo
funcionan los mercados, no hagáis nada. Mantened vuestro
patrimonio con riesgo cero y tenedlo parado hasta que
sepáis lo suficiente para moverlo.
Este conocimiento que imparto es una corriente de
pensamiento. No es solo un método para trabajar en los
mercados financieros, en la Bolsa, es también un conoci-
miento que os servirá para dar respuesta a muchas decisio-
nes que tendréis que tomar en vuestra vida.
Por ejemplo, a la hora de comprar una vivienda, os
ayudará a decidir si es el momento idóneo según estén el
precio de la vivienda y los tipos de interés, pues este
método os dirá si la tendencia de los tipos de interés es a
subir o a bajar, lo cual influirá en la cuota que tendréis que
pagar en vuestro crédito hipotecario. Y por cierto, os reco-
miendo no contratar hipotecas en monedas distintas al euro,
salvo que esa moneda tenga un seguro de cambio. No

29
olvidéis los descalabros producidos por las hipotecas en
yenes o francos suizos. Por buscar un tipo de interés más
bajo, la gente se encontró con unas pérdidas enormes en la
divisa. El tema es de tal magnitud, que se ha creado una
asociación de damnificados por ese tipo de hipotecas.
Nuestro método os servirá también a la hora de
decidir sobre los fondos de inversión que os ofrecen las
entidades financieras y lo que debéis de saber a la hora de
elegir un fondo de inversión, o lo que no debéis hacer con
esos fondos de inversión.
Hago aquí un inciso porque me parece importante
que aprendáis algo del léxico que utilizamos cuando
hablamos de estos mercados. Los legos en la materia suelen
decir: “Compro una acción”, “vendo una acción”, “juego a
la Bolsa”. Estos términos nos delatan ante los profesionales
que quizá nos ofrezcan alternativas financieras. En nuestra
jerga, no compro ni vendo, sino que abro una posición corta
si creo que el precio va a bajar, o larga si creo que va a
subir, y cuando llega al precio que he estimado, cierro la
posición. O sea, abro una posición larga cuando invierto
pensando que mis acciones van a subir y vendo cuando
suben lo que he calculado, o abro una posición corta
cuando creo que van a bajar. Y en los mercados, a su vez,
hay dos tendencias: alcista, cuando están subiendo; y
bajista, cuando están bajando.

30
Volviendo a los fondos de inversión, hay fondos
simples y complejos.
Los simples son los fondos que invierten en un activo
concreto y solo en uno, por ejemplo, en acciones de Coca
Cola. Vosotros solo debéis invertir en fondos simples.
¿Por qué? Porque son los únicos que os darán la
posibilidad de crear y analizar un preciograma de ese
activo y, en base a eso, tomar la decisión de entrar según el
precio y la tendencia de dicho activo y de saber cuándo
debéis saliros de ese fondo de inversión, que será cuando
cambie la tendencia.
Normalmente, más del 90% de los fondos de
inversión funcionan en la dirección alcista, es decir, son
largos. Los fondos de inversión en los que podemos
trabajar en la tendencia bajista, es decir cortos, son muy
pocos.
Jamás invirtáis en fondos de inversión complejos.
¿Por qué no es aconsejable entrar en fondos que invierten
en distintos activos, por ejemplo, IBEX, renta fija, oro,
bitcoin, dólar, etc.? Pues porque es imposible crear un
preciograma de toda la cesta. Tendríais que analizar cada
activo por separado, y si las tendencias de los distintos
activos no coinciden, no sabréis qué es lo que tenéis que
hacer.

31
Mi método os servirá también para saber qué hacer si
vuestro sueldo o los ingresos de vuestra actividad dependen
de una divisa. Es decir, si facturáis en dólares o en
cualquier otra divisa distinta al euro, sabréis cómo debéis
protegeros para no incurrir en pérdidas por esa actividad.
Este conocimiento, este método, os permitirá también
conocer el funcionamiento de una criptomoneda para que
podáis tener éxito con ella. Últimamente están muy de
moda este tipo de activos y en particular el bitcoin.
Estudiando el preciograma del bitcoin, podemos deducir
que se comporta exactamente igual que los demás activos,
con la diferencia de que los movimientos, el rango de varia-
ción de precios en un día, son muy superiores a los de
cualquier otro activo. Eso es la mal llamada volatilidad.
A continuación podéis ver un gráfico y un
preciograma de bitcoin.

Gráfico de subidas del bitcoin y preciograma de un bitcoin

32
Y por último, este conocimiento, este método, os
ayudará también a proteger vuestro futuro. Por ejemplo,
vuestro plan de pensiones. Aunque este último no lo vayáis
a usar a corto plazo, debéis saber en qué está invertido ese
plan de pensiones, y qué riesgos corréis, para que, cuando
llegue el momento de la jubilación, o podáis rescatarlo por
algún otro motivo, no os encontréis con la sorpresa de que
ese plan de pensiones no tenga la cantidad que esperabais,
sino esa cantidad menos un porcentaje importante. Debéis
aplicarle este conocimiento a todo lo que tenga relación con
dinero. Y este conocimiento, no me canso de repetirlo, es
un lenguaje universal que os va a servir para dar respuestas
a las inquietudes o dudas que se os puedan plantear en el
terreno económico.

Tabla de los fondos

33
Mirad este gráfico. Y recordad lo que os decía de los
fondos de inversión simples o complejos. En vuestros
planes de pensiones tenéis que hacer lo mismo. Entrar en
un plan simple, del cual podáis tener un preciograma que
os permita elegir un buen momento para entrar y el
momento adecuado para saliros de él, en este caso para
cambiar de plan de pensiones.
Ciñéndonos ya al campo de los mercados financieros
propiamente dichos, las personas que quieren invertir su
patrimonio, da igual en qué tipo de activo, suelen hacerlo
por dos motivos.
Empiezan diciendo que quieren seguridad, quieren
mantener sus ahorros, pero enseguida también sale la frase:
“quiero rentabilidad”. Sin riesgo, ¿creéis que eso es
posible? En este momento llevamos dos años con los tipos
de interés negativos. Eso quiere decir que, a la hora de
hacer cualquier tipo de inversión, por ejemplo en renta fija,
en lugar de conseguir una rentabilidad, pagamos para que
nos den esa deuda pública. Es como si pagáramos una
prima de un seguro con la que nos cubrimos para que
dentro de un año, de tres o de cinco, recibamos nuestro
capital menos dicha prima. Esto es una aberración, porque
la renta fija no es fija, sino que dependerá de lo que pase
con los tipos de interés.

34
También, cuando alguien quiere lograr esos dos
objetivos de seguridad y de rentabilidad, en el noventa y
cinco por ciento de los casos, en lo que piensa es en lo que
tiene más próximo. Si está en España, lo primero que
quiere hacer es invertir en fondos de inversión, acciones,
renta variable o índices españoles. ¿Por qué? Porque los
conoce, le suenan y los tiene próximos. Pero España, nos
guste o no, es un mercado insignificante en el contexto de
los mercados financieros mundiales.
Tenéis que ampliar vuestra visión, dejar de mirar
hacia abajo, como cuando caminamos, ser capaces de alzar
la vista, mirar un poco hacia arriba y ver que, con este
conocimiento, podéis participar en cualquier mercado
financiero de cualquier parte del mundo. Vuestra gran
ventaja es esa, que vais a aprender el lenguaje con el que
funcionan los mercados financieros, y que de una manera
inmediata, a golpe de clic, podéis llegar a cualquier parte
del mundo y a cualquier producto del mundo en tiempo
real. Cuando logréis enfocar este lenguaje de un modo
amplio, lo que veréis será el mapa del mundo y lo que
tendréis que decidir es dónde y cómo queréis invertir
vuestros ahorros.
Trabajando de este modo, seréis vosotros los que
tomaréis vuestras decisiones, seréis independientes y

35
sabréis controlar el vehículo que necesitáis, porque es
obvio que, para participar en los mercados, habréis de tener
un producto, pero los pilotos seréis vosotros.
Hace diez años, antes de llegar a adquirir este
conocimiento actual, yo tenía uno incompleto, con el que
todo lo que hacía me salía bien. Si invertía en renta fija, en
divisas, en renta variable o en inmo-
biliaria, acertaba en todo. Y llegué a
creerme que sabía cómo tenía que
hacerlo. Pero en un momento deter-
Flechas de subida minado, el mundo giró y vino la
y bajada crisis, y lo mismo que hacía el día
anterior, tanto en renta fija como en variable, en divisas, en
inmobiliaria, etc., de pronto me salía mal. Perdía dinero.
Primero lo ganaba y luego lo perdía. Y si antes lo ganaba a
una velocidad de 100, después lo perdía a una velocidad de
150.
¿Por qué? Porque hay que saber manejarse en los
mercados financieros en ambas direcciones, o sea cuando
los mercados suben (tendencia alcista) y cuando bajan
(tendencia bajista). Eso es importantísimo. Si no tenéis esa
imagen en la mente, que los mercados suben y los
mercados bajan, no podréis conservar vuestro patrimonio.
¿Cómo podéis participar en los mercados? ¿Cómo
llegaréis a entender el lenguaje en el que los mercados

36
financieros se comunican con vosotros? Los mercados,
obviamente, no hablan, pero sí tienen un modo de
expresarse y decirnos lo que van a hacer. ¿Cómo?

Gráfico de “el preciograma”

Con esto. Esto es el preciograma del que vengo


hablando desde el principio. Este es el lenguaje que tenéis
que aprender para participar en los mercados financieros.
En el gráfico de esta página solo veis unas barras que
suben, unas barras que bajan, suben más o menos, pero no
sabéis qué es lo que os dicen. Debajo hay una fotografía en
la que aparece un cardiólogo. Un paciente que va al cardió-

37
logo le cuenta cómo se siente y él lo escucha, pero cuando
el paciente termina de hablar, el cardiólogo le pone unos
parches y saca un gráfico, un electrocardiograma. Y ve ese
electro y entiende y sabe cómo está el corazón del paciente.
Y lo sabe leyendo un gráfico que se lo dice, y que es igual
para cualquier corazón. El paciente puede ser español,
americano, chino, ruso, australiano o sudafricano. La
máquina y el gráfico, el cardiograma, le servirán al
cardiólogo para cualquier corazón.
Eso es lo que tenéis que entender aquí. Que nuestro
gráfico, que es el preciograma, os servirá para entender
cualquier tipo de activo con el que queráis trabajar. Es un
lenguaje universal, igual que el cardiograma. Y vosotros
tenéis que ser el doctor que lee el gráfico y entiende qué es
lo que pasa. Si no lo entendéis, es obvio que no podéis
hacer un diagnóstico. El diagnóstico os llevaría a tomar una
decisión financiera, y si no lo entendéis y no sabéis lo que
quiere decir, no sería una decisión acertada. Lo que tenéis
que hacer es no hacer nada hasta que entendáis y sepáis qué
es lo que comunica ese preciograma.
Si el doctor del ejemplo anterior no entiende su
cardiograma o ve algo raro en él, ¿qué hace? Repetir el
electro hasta que encuentre la imagen que necesita para
arriesgarse a dar un diagnóstico. Pues bien, eso mismo
tenemos que hacer nosotros a la hora de tomar una decisión
financiera.

38
Funcionando en los mercados financieros

Vuestro objetivo aquí es proteger vuestro patrimonio. Y


desgraciadamente, tenemos muchos ejemplos de cómo
funcionan los mercados financieros a la hora de quedarse
con él. Ejemplos como Madoff, como el del dieselgate con
los coches, todo el tema de las preferentes, Bankia, Glovex,
el Banco Popular… Hay una lista bastante larga que
demuestra que tenéis la obligación de proteger vuestros
bienes con los conceptos y el conocimiento adecuados, para
que no os pille ninguna de esas situaciones.
Para hacer eso, no tenéis que manejar variables
macroeconómicas, evaluar variables microeconómicas ni
analizar situaciones financieras determinadas. Para trabajar
en los mercados solo necesitáis el preciograma. Mi lema
es: “Precio, precio y precio”. Si os centráis en esto, os
aislaréis del “ruido”, de las “distracciones”.
¿Qué medios necesitáis para poder trabajar en estos
mercados? Los medios son sencillos, simples y baratos.
Necesitáis un ordenador, o un portátil, o incluso podéis
hacerlo desde un smart phone, porque todas las
aplicaciones desarrolladas por brókeres para trabajar en los
mercados funcionan tanto en ordenadores como en smart
phones. Necesitáis una conexión a internet con una
velocidad aceptable para trabajar con los datos del precio,
un software que genere el preciograma –y este programa
normalmente es gratuito y os lo facilita el bróker–, y nece-
sitáis un bróker.
El bróker es el vehículo en el que os montáis para
acceder a esos mercados financieros que están en todo el
mundo. Para entenderlo de una manera sencilla, los
mercados financieros son como los mayoristas de cualquier
producto, no venden directamente a particulares, solo a
profesionales.
Los profesionales que pueden acceder a esos
mercados son los llamados brókeres, intermediarios entre el
mayorista y el comprador final, que somos nosotros. El
bróker es una empresa, es la tienda a la que vamos a
comprar el producto. Y los medios que acabo de mencionar
os permiten comprar en todos los mercados del mundo a
través del bróker.
Cuando sepáis entender un preciograma y tengáis la
estructura mínima necesaria, ya os podéis poner en marcha.
Recuerdo de nuevo la estructura: ordenador/smart phone,
conexión a internet, un software de gráficos y el bróker. En
conjunto, un gasto de menos de cien euros al mes para
acceder a los mercados.
El preciograma, el equivalente nuestro al
electrocardiograma del doctor, lo creáis con el software de

42
acuerdo con el comportamiento de los precios de los
activos en un periodo de tiempo determinado. Solo hay que
interpretarlo. Lo que tenéis que buscar en él son las tenden-
cias, averiguar si un activo concreto va a subir o a bajar.
Utilizando términos técnicos, saber si os vais a poner
largos, que quiere decir que creéis que el mercado va a
subir; o cortos, porque creéis que el mercado va a bajar. ¿Y
cómo sabéis eso? En una tendencia alcista, cuando veis en
el preciograma que el activo está subiendo, tenéis que
fijaros en que los mínimos de esas barritas que veis, o sea
las rayitas horizontales, sean crecientes, suban. Y al contra-
rio, si buscáis una tendencia bajista para poneros cortos,
tenéis que ver que los máximos, las rayitas horizontales
superiores, bajen.
¿Pero de qué hablo cuando hablo de mercados
financieros? ¿Cuáles son esos activos con los que voy a
trabajar?
Hay cuatro grandes grupos de activos.
El primero es la renta fija. Renta fija que adelanto ya
que es un activo con riesgo, y mucho, dependiendo de los
momentos de los mercados.
Que el concepto “fija” solo se aplica si, una vez que
he entrado en cualquier tipo de activo de renta fija, espero a
su vencimiento. Por ejemplo, si compro letras del tesoro o
pagarés del Estado español a dos, tres y cinco años y me
dan un tipo de interés del uno por ciento, el dos por ciento o

43
el tres por ciento, el tipo de interés que voy a recibir es el
que me han indicado, pero el cien por cien de mi capital
solo lo tendré cuando llegue el día del vencimiento del
pagaré o de la letra del Tesoro.
Entretanto, en ese tiempo, el precio de mi letra o
pagaré oscilará en función de cómo estén los tipos de
interés. Si compré un pagaré del Estado a tres años, que me
daba un tres por ciento de interés y los tipos de interés
suben a lo largo de esos tres años, si quisiera recuperar mi
inversión en ese plazo, mi capital sería menor. ¿Por qué?
Porque han aparecido nuevos pagarés que dan una
rentabilidad mayor y el mío la da menor. Y esa diferencia
de rentabilidades se tiene que descontar del precio de ese
pagaré. Así que, si vendo antes del tiempo pactado, la dife-
rencia en los tipos de interés se paga de mi capital.
Y al contrario, si he comprado el pagaré a tres años a
un tres por ciento y los tipos de interés bajan, el precio de
mi activo sube. ¿Por qué? Porque las nuevas emisiones de
pagarés a tres años dan una rentabilidad menor que la mía y
esa diferencia se refleja en un precio superior al que yo
compré. Lo importante de este concepto, con lo que quiero
que os quedéis, es que en la renta fija hay riesgo. Hay un
riesgo oculto, y aquí quiero recordar el grave problema que
existe con el tema de la deuda pública, que en un momento
determinado, un país o una empresa declaren default, el

44
impago de esa deuda. Os podéis encontrar con que aquello
que en principio os iban a pagar a tres años, no lo cobréis
porque o la empresa o el país se declaren en suspensión de
pagos. ¿Es probable? Hoy parece que no, en grandes países
y en grandes empresas, pero no olvidemos que puede
ocurrir. Ha ocurrido en Grecia, ocurrió en Argentina y en
otra serie de países no precisamente pequeños.
El segundo grupo importante en los mercados es la
renta variable. Ahí es donde se negocian acciones de
empresas y donde podéis trabajar con índices mundiales.
Podéis tener acciones de empresas españolas, alemanas,
inglesas, americanas o de cualquier parte del mundo, y
utilizaréis el preciograma de cada uno de sus activos, que a
partir de ahora vamos a llamar “etiquetas”. Y la elaboración
y el análisis del preciograma os permitirán decidir si esa
etiqueta es alcistas o bajista, está de largo o está de corto.
En los índices solo podréis participar con determinado tipo
de activo, que puede ser un fondo de inversión, un futuro o
un CFD.
Un tercer grupo importante son las divisas. Hay
cientos de pares de divisas que cotizan diariamente en todo
el mundo. El euro con el dólar, el euro con el yen, el euro
con la libra, el euro con el dólar australiano, el dólar con el
dólar australiano, el dólar con la libra, el yen con el yuan, el
yuan con el dólar… Es decir, los pares que existen se dan

45
en un número muy importante. Este mercado mueve unos
capitales astronómicos. Solo a título informativo, os diré
que el movimiento diario de operaciones que se realizan en
el par eurodólar equivale al PIB español de un año, o sea,
más de un billón de euros. Si multiplicáis eso por todos los
pares y todos los volúmenes, os haréis una idea de la
magnitud de este mercado.
Dentro de esos pares de divisas están también las
criptomonedas. Una criptomoneda es una divisa que tiene
un par (casi todas ellas con el dólar) y funciona de una
forma parecida a las divisas convencionales, pero con un
rasgo de oscilación diario muy importante.
El cuarto gran grupo dentro de los mercados
financieros es todo lo que se refiere a materias primas. O
sea, el mercado del petróleo, del oro, la plata, el platino,
etc. En los mercados financieros cotizan todo tipo de
materiales. Es otro gran grupo en el que se puede invertir.
En todos estos grupos utilizaréis el preciograma y el
conocimiento que vais adquiriendo para elaborar dichos
preciogramas. Este método nos sirve para cualquier tipo de
grupo y, dentro de cada grupo, para cualquier tipo de
etiqueta.
Así que, si mañana queréis trabajar con el bono
alemán a diez años, si queréis trabajar en Estados Unidos
con el SP500, que es el índice más importante del mundo,

46
con el par euro dólar o con el petróleo y el oro, para todos
ellos aplicaréis el mismo conocimiento a sus preciogramas.
En algunos, el preciograma será alcista, en otros será
bajista, y en base a esa tendencia, tomaréis la decisión de
poneros en largo o poneros en corto en ese activo.
Asumo que todos entendéis bien lo que es una
posición larga. Si compráis una acción a 7 y sube a 8,
ganáis 1. Y si baja a 6, perdéis 1.
Pero entender la posición corta es un poco más
complicado, puesto que, al estimar que va a bajar, en
realidad vendéis algo que todavía no tenéis. Lo que hay que
entender aquí es que, cuando abrís una posición larga
porque creéis que va a subir o corta porque creéis que va a
bajar, vuestro beneficio o pérdida se da por la diferencia de
precios, no porque poseáis o no materialmente esa acción,
índice, divisa o materia prima. No es la propiedad, la
posesión de algo, lo que funciona aquí, es operar en el
sentido correcto, alcista o bajista, y obtener un beneficio en
ambas direcciones, por las diferencias de precios con
respecto a los precios con los que realizasteis vuestra
estrategia.
Sé que es difícil de entender, pero no os preocupéis.
En el curso ahondamos más en estos conceptos y aprendéis
a operar correctamente en ambas direcciones. Lo que sí
debéis saber ya es que, incluso si hay un lunes negro, un

47
viernes rojo, un crash, etc., puede que, si habéis aprendido
a operar en la dirección correcta, la tendencia bajista
suponga para vosotros días de gloria y alegría.
No digo “juego a la Bolsa”, digo “participo en los
mercados”. No voy a la Bolsa, voy a los mercados. Y
siempre, cuando tomo cualquier decisión en cualquier
grupo de los que hemos hablado, y en cualquier estrategia,
larga o corta, siempre debo tener claro dónde tengo que
poner mi stop loss, para asumir una pérdida que pueda
encajar dentro de mi estructura de inversión. Un stop loss
es el punto del que no pienso pasar bajo ningún concepto.
El punto en el que cierro y me salgo pase lo que pase.
Una vez que sabéis en qué grupos podéis invertir, que
tenéis las herramientas y los medios para trabajar, el
preciograma y el conocimiento, tendréis que saber cuáles
son los productos con los que podéis trabajar. Estos son:
acciones, opciones, futuros, CFDs, ETFs y warrants.
Para no alargarme con la exposición de lo que no
vamos a utilizar, eliminaré de este menú, de esta carta de
productos, las opciones, los ETFs y los warrants. Son
productos complejos y que no se adaptan bien al método ni
a lo que quiero hacer con los mercados financieros. El
producto más conocido y usual son las acciones. Los

48
futuros y los CFDs son lo que se llaman productos
derivados y sintéticos.
Vamos a ver con más detalle lo que debo y no debo
hacer con ellos.

49
Lo que nunca se debe hacer

Para empezar, vamos a fijarnos en esta transparencia.

Os indica lo que nunca debéis hacer. Y cuando digo


nunca, es nunca. Lo primero que os pido que aceptéis como
un hecho incontestable es que los precios de los activos
financieros, de la Bolsa, no se forman ni por la oferta ni por
la demanda, ni mucho menos son fruto del azar. Los precios
los suben y los bajan, y detrás de los precios de cualquier
activo financiero, siempre hay una intervención humana.
Podríamos decir que la causa de los precios es el
hombre y el efecto es el preciograma. El preciograma,
como no me canso de repetir, es el modo que tiene el
mercado de comunicarse con nosotros.
Cuando digo lo que no hay que hacer, me refiero en
relación al primer objetivo de este libro, que no es otro que
concienciaros de que tenéis que proteger vuestro patri-
monio. Para conseguir eso, hay ocho reglas que tenéis que
respetar en todo momento en vuestro funcionamiento finan-
ciero, ya sea en renta variable, en renta fija, en fondos de
inversión, en planes de pensiones, etc.
La primera es no invertir jamás por análisis funda-
mental. ¿Y qué es el análisis fundamental? Pues es el que
hacen analistas que estudian el mercado en el que se mueve
una sociedad determinada. Tienen en cuenta sus beneficios
(PER), sus deudas, sus proyecciones de negocio, etc., y en
base a esos estudios, que ya os adelanto que no sirven para
nada, determinan el potencial de subida –casi nunca de
bajada– de esa sociedad.
¿Y por qué no debemos invertir jamás según estos
análisis? Porque una cosa es el valor de una empresa y otra
su precio. Y ese precio lo vamos a analizar a través del
preciograma, por lo que en ningún caso analizaremos ni
escucharemos ningún dato de empresas por análisis
fundamental.

52
Otro método, que también utiliza el preciograma, es
el análisis técnico, el método del que hablaba en mi
introducción y que fue la base de la que partí yo para
empezar a participar en los mercados financieros con
criterio. Es un método que se basa en analizar gráficos que
forman una serie de figuras geométricas, las más conocidas
de las cuales son: doble techo, doble suelo, cuñas,
triángulos, banderas, hombro cabeza hombro, etc. En mi
experiencia, este método es útil pero muy lento a la hora de
indicarnos cuándo tenemos que entrar en el mercado y
cuándo debemos salir, con lo que nos perdemos una parte
importante del recorrido.
Esto son algunos gráficos de análisis técnico.

53
Gráficos de análisis técnico

Otro método muy extendido es este.

Esto son las velas japonesas. Una vela japonesa es


una figura que muestra la evolución del precio de un activo
en un periodo determinado. Las velas japonesas se forman
por dos componentes, el cuerpo y las sombras.
Estos gráficos analizan cuatro precios: apertura,
máximo, mínimo y cierre. Si el cierre de la sesión ha estado
por encima de la apertura, la figura es de color verde, y en
caso contrario, es roja. O sea, el verde indica que el valor
del activo ha aumentado durante la sesión, y se llama vela
alcista, y el rojo indica que ha bajado, y es una vela bajista.

54
En la imagen vemos también que el cuerpo de la vela
es la diferencia entre el precio de apertura y el de cierre. Si
el primero es mayor que el segundo, tenemos una vela
bajista y un cuerpo rojo. Y si el precio de apertura es menor
que el de cierre, tenemos una vela alcista y un cuerpo
verde.
El otro componente de las velas son las sombras. Se
llama sombra superior a la diferencia del precio máximo de
sesión con respecto al precio de apertura/cierre
(dependiendo de que se trate de una vela alcista o bajista).
Y se denomina sombra inferior a la diferencia del precio
mínimo de la sesión con respecto al precio de apertura/
cierre.
Tanto los gráficos anteriores como las velas japonesas
son distintos tipos de análisis técnicos. Solo los menciono
para que sepáis que existen, pero mi método no utiliza este
tipo de análisis ni de gráficos. No los critico ni mucho
menos, están muy extendidos. Pero no aportan nada a mi
método de trabajo.
La segunda máxima que nunca hay que hacer es
invertir por dividendos. Hay dividendos que pueden
pareceros rentables en función de los tipos de interés que os
pueden ofrecer otras inversiones, pero lo que hay que ver es
cuál es el movimiento de este precio en un momento

55
determinado. Puede que os estén dando un dividendo de un
dos por ciento o un tres por ciento anual, que es una
rentabilidad aceptable tal y cómo están actualmente los
tipos de interés, en negativo, pero veáis que la cotización de
esa acción ha bajado un 14%, por ejemplo. Si eso ocurre,
¿cuál ha sido vuestro resultado? Una caída del 14% menos
un 3% que habéis recibido vía dividendo, la pérdida es de
un 11%.
Tomando como ejemplo un día concreto, el 24 de
octubre de 2018, según los datos de Expansión, las 35
empresas del IBEX 35 repartieron un dividendo del 3,52%
cuando el índice llevaba una caída del 14%. Sacad vosotros
mismos las conclusiones.
La tercera máxima que nunca hay que hacer es ir a las
ampliaciones de capital. Si tenéis acciones de una empresa,
que en un momento determinado plantea una ampliación de
capital, lo que implica que vais a tener unos derechos para
comprar o unos derechos para vender, siempre –y cuando
digo siempre, es siempre– venderéis los derechos. Nunca
jamás compraréis derechos para tener más acciones de esa
sociedad.
Uno de los bancos más importantes de Europa
durante los últimos años ha realizado diferentes amplia-
ciones de capital. Las familias que más participaciones

56
tenían en él han vendido los derechos, han hecho caja y no
han comprado más acciones. Si ellos hacen eso, ¿qué
debéis hacer vosotros?
La cuarta máxima que nunca hay que hacer es entrar
en empresas que empiezan a cotizar en Bolsa. Debéis evitar
las salidas de nuevas empresas a Bolsa. ¿Por qué? Pues
muy sencillo. Si defiendo que vuestro trabajo va a estar
basado en un preciograma, la empresa que nace no lo tiene,
no tiene actividad anterior que podáis analizar, con lo que
no podréis determinar si entrar o no entrar, si creéis que va
a subir o que va a bajar. En consecuencia, no haréis nada
hasta que esta nueva empresa lleve un tiempo en el
mercado, tenga su preciograma, sea una más, y eso os
permita tomar decisiones en función del movimiento del
precio.
Quinta máxima. Nunca debéis trabajar con acciones
que tengan muy poco volumen, que sean lo que se conoce
en este argot como “chicharros”. ¿Por qué? Porque uno de
nuestros principios es que nuestro patrimonio tiene que ser
lo más líquido posible y en el menor tiempo posible. Si
estoy en una empresa como Coca Cola, sé que, tenga el
número de acciones que tenga, si las quiero vender hoy, las
venderé automáticamente en cinco minutos al precio en el
que esté cotizando, con beneficio o con pérdida. Pero si

57
tengo una acción con poco volumen, y en España hay
ejemplos, como ha ocurrido con Abengoa, o con
Pescanova, puede que tarde cinco o siete días en vender mi
paquete de acciones. Evidentemente, es mucho mejor ir con
empresas de primer nivel y con grandes volúmenes.
La sexta máxima que nunca hay que hacer es que,
una vez que he tomado una decisión financiera sobre una
acción porque creo que va a subir (posición larga), o que va
a bajar (posición corta), si el movimiento del precio va en
mi contra, nunca, nunca tengo que añadir o que promediar
porque el precio con el que entré era mejor. Respeto la
posición que abrí con el volumen que tenía, y lo que hago
es poner un stop para proteger mi pérdida. Y si el precio
toca ese stop, me cierra la posición y me quedo fuera de ese
valor.

58
Preciogramas con stop

La séptima máxima es que nunca debéis invertir con


el concepto de largo plazo. El largo plazo no existe. El
único plazo que hay es el que determina la tendencia del
precio, su movimiento, hacia arriba o hacia abajo y, en un
momento determinado, el giro que se produce hacia arriba
o hacia abajo, que debemos controlar.

Preciograma de evolución de Japón

Este gráfico muestra lo ocurrido en Japón desde el


año 1990, que cotizaba a 40 000, y después de 38 años,
ahora cotiza a 20 000. Ilustra bien por qué no debéis usar el

59
concepto de largo plazo a la hora de invertir. Si un japonés
que invirtió en los máximos históricos del Nikkei de 40 000
sigue todavía hoy dentro del Nikkei, habrá tenido una
pérdida del 50% después de 40 años, eso sin tener en
cuenta la inflación que haya habido en este tiempo.
Y la octava máxima es que nunca debéis entrar en
“jaulas”. Vuestra huida, y repito, “huida”, tiene que poder
ser lo más rápida posible. Esto está muy relacionado con la
máxima quinta, la de no entrar en empresas con poco
volumen. Tenéis que estar siempre en productos muy, muy
líquidos, que os permitan cerrar vuestra posición y
recuperar vuestro dinero y patrimonio lo más rápidamente
posible… aunque sea asumiendo pérdidas. Como decía un
buen amigo sevillano, “más vale perder que más perder”.

60
Las leyes fundamentales

Hay una serie de leyes que debéis de tener en cuenta a la


hora de gestionar vuestro patrimonio en los mercados
financieros. Estas leyes, junto con las 8 máximas de “Lo
que nunca hay que hacer”, forman los mandamientos que
debéis seguir como inversores. Y tenéis que ser
disciplinados a la hora de aplicarlos.
La primera ley fundamental es que el mercado tiene
un patrón. Hay que seguir a los creadores de mercado, que
marcan la tendencia de los precios, alcista o bajista. Los
creadores son cuidadores, designados por los rectores de un
mercado financiero, cuyo trabajo consiste en dar todo el
papel que haga falta cuando la gente quiere comprar un
activo, o todo el dinero que sea necesario cuando la gente
lo que quiere es vender. Cumplen una función de cataliza-
dores, de acomodación entre oferta y demanda. Pues bien,
tenéis que saber que estos creadores, o cuidadores, tienen
memoria. Y van dejando señales de esa memoria reflejadas
en los preciogramas. Cuando encontréis zonas en las que
veis que han dejado subir un activo hasta un precio
determinado y ahí se ha parado, eso es una referencia para
el creador de ese activo, para cuando el precio vuelva a ese
mismo nivel. A partir de ese momento, ese precio será una
resistencia. Y al contrario. Si a un activo lo han dejado caer
–y siempre digo “lo han dejado caer o subir”, pues no son
la oferta y la demanda las que lo hacen y ese activo se para
en un punto, ¿qué pasará cuando el precio vuelva a esos
niveles?
Como ejemplo gráfico, vamos a analizar el
preciograma del mayor índice del mundo, el SP500, que no
es cualquier cosa.

Preciograma del SP500

¿Qué vemos aquí?


Hay una subida espectacular antes del año 2000, pero
al llegar al XXXX se produce un giro que lleva el precio al
YYYYYY. Ahí vuelve a girar. Pero mirad. Ocho años
después, ya de bajada, se detiene exactamente en el mismo

64
punto y en el mismo precio del que partió.
Para que lo entendáis aún mejor:
1). Las 500 sociedades que cotizaban en el 2008 no se
parecen nada a las que había en el año 2000, debido a
fusiones, quiebras, etc.
2). Lo paran –y digo conscientemente “lo paran”, no
“se para”– exactamente en el mismo precio.
Es como si yo tirara hoy una moneda a la pared y
cayera a una distancia determinada, y dentro de ocho años
tirara otra moneda, que ya no es del mimo tamaño ni pesa
lo mismo y cayera exactamente en el mismo punto.
¿Casualidad? El tema no termina ahí. Cuando vuelve a
girar hacia abajo, sucede exactamente lo mismo. Lo paran
en el mínimo aproximado de la caída anterior. ¿Tiene me-
moria el mercado?
Debéis de tener presente que las referencias de arriba
son la resistencia, y las de abajo, el soporte. Si entendéis
esto, estaréis en sintonía con el lenguaje del mercado.
Después de estos movimientos, hay un nuevo
movimiento alcista parecido al anterior. Sube hasta el
primer máximo comentado.
La economía real es lenta, pero la economía finan-
ciera es muy rápida. Estas señales que he mencionado, si
encontráis en un activo una resistencia para seguir

65
subiendo, vosotros tenéis que asumir que, llegados a ese
punto, el cuidador del mercado dará todo el dinero que
haga falta para que ese precio no siga subiendo, mientras
que, si lo que encontráis son soportes, es señal de que no lo
dejará caer y pondrá todo el dinero que haga falta para que
no baje de ahí.
Aquí quiero hacer una puntualización. No estoy
diciendo que haya algo mágico o misterioso detrás de los
mercados. No me toca a mí analizar eso. Lo que sí me toca
y os quiero enseñar aquí, es que los mercados se comportan
de un modo determinado, tienen unos parámetros de
funcionamiento y control, unas rutinas que se repiten
constantemente. Y todo eso se puede estudiar, analizar y
aprovechar.
Lo importante no es saber quién hay detrás del
movimiento de los precios, lo importante es saber qué va a
hacer el precio, y vosotros seguiréis la dirección que defina
el precio. Si es alcista, largo, y si es bajista, corto. Hasta
que cambie de opinión o dirección y se produzca el giro. Y
entonces giraréis con él.
Yo lo que digo es que es así. Sobre por qué es así,
cada uno que saque sus propias conclusiones. Alguien
pensará en manos ocultas, otros simplemente verán los
intereses financieros de las grandes fortunas moviéndose en

66
direcciones en las que siempre van a ganar, y otros
buscarán explicaciones mágicas. Pero lo que interesa de las
leyes fundamentales a nuestros objetivos es saber que
funcionan siempre del mismo modo.
La segunda ley fundamental es la ley de simetría y
correlaciones. Es preciso tener una visión global. No
olvidéis que tenéis todo el mundo a vuestra disposición.
Hay 40 000 productos con los que podéis trabajar y en
todos ellos podéis aplicar este conocimiento. Además, las
correlaciones funcionan. Si miráis los preciogramas, veréis
que todas las masas relacionadas directamente, como
pueden ser la renta variable, la renta fija o la divisa,
respecto al dólar, por ejemplo, en un momento
determinado, todas giran el mismo día, el mismo minuto y
el mismo segundo en todos los países del mundo.
Todo esto no puede ser casualidad, es una correlación
que se da, y se da porque se busca que se dé. La simetría
consiste en mirar el preciograma desde arriba y ver dónde
está el soporte, y mirar el preciograma desde abajo y ver
dónde está la resistencia. Para trabajar, tenéis que tener en
cuenta la simetría y la correlación. Y lo que tenéis que
intentar localizar es la tendencia, y será en la tendencia
donde fijaréis vuestras estrategias. En la simetría, cualquier
activo, sea el que sea, nace, se desarrolla y muere.

67
Podéis verlo en los siguientes gráficos. Cuando el
pastor en renta variable, el SP500, gira, los demás índices
mundiales giran igualmente. Llamo pastor al SP500 porque
es el que marca el camino al resto del rebaño, que son los
demás índices mundiales.

Gráfico del SP500 y los índices mundiales

Se parecen bastante, ¿no?


Si los comparáis con los preciogramas de renta fija,
cuya correlación es inversa, veréis que los precios de la
renta fija se mueven en sentido contrario a los de la renta
variable.

68
Preciogramas de renta fija

La tercera ley fundamental es la ley de la


proporcionalidad. Lo que no se ve. No olvidéis que lo único
que importa a la hora de tomar una decisión en los
mercados es el precio, el precio y el precio. Cuando logréis
entender el lenguaje que utilizan los mercados para comu-
nicarse con el exterior, podréis tomar decisiones. A través
del preciograma, el creador del mercado nos está diciendo
lo que va a hacer con el precio y es importante que enten-
dáis lo que hace, porque si hacéis lo contrario de lo que va
a hacer él, perderéis seguro en vuestras operaciones.
En este contexto os voy a hablar de un método
operativo para participar en los mercados. Para entrar en
una posición, habrá un primer módulo de arranque. Luego
habrá un segundo módulo. Y después un tercer módulo. Lo
vemos en el siguiente gráfico.

69
Módulo de arranque, 2º y 3º módulo

Pues bien, en el precio del tercer módulo siempre hay


un fallo y se produce un giro. A este giro se le aplican unas
proporciones, que son cero coma cuatro, cero coma seis y
uno, y vuelta al origen, y este es el momento de entrada. Si
creéis que va a subir, entráis en largo, o si creéis que va a
bajar, entráis en corto. Ya sea en la estrategia (en largo), o
en la táctica (en corto), cuando el precio se acerque a
nuestra estimación, diremos que está sobre-comprado, si
estaba subiendo, o sobrevendido, si estaba bajando. En los
giros, normalmente resta primero el tercero y el segundo y
desde ahí puede que vuelva a tomar la senda que llevaba o
que reste ya el uno, lo cual sería vuelta al origen.
Los cortos se cogen bajando y los largos se cogen
subiendo. Siempre tenéis que estar vigilando los máximos y
los mínimos, nunca el cierre. Hay un sello, que es como de
imprenta, que el creador del mercado impone en el

70
preciograma. Es eso que llamamos dos palitos. Estos dos
palitos marcan un cambio de sesgo. En el tercer impulso,
siempre hay que considerarlo como una dilatación. Y
cuidado. Los giros son muy rápidos. Una tendencia alcista
puede durar entre cinco y siete años, pero cuando hay un
giro en esa tendencia alcista, como mínimo el 60% de esa
subida, si no el 100%, se perderá en un plazo de entre uno y
tres años. Es decir, las alzas son lentas y las bajadas son
muy rápidas.
No os preocupéis si no entendéis ahora todo esto. Lo
veremos en profundidad en el curso.
La cuarta ley fundamental y universal es la aplicación
de lo que llamamos Elliot. Las ondas de Elliot. Nelson
Elliott descubrió en 1934 que los gráficos de los precios no
se comportaban de una manera bastante caótica, sino que
mostraban patrones de los ciclos alcistas o bajistas. Y él
dividió esos movimientos en lo que llamó “ondas”.
Observó que un mercado en tendencia se mueve
según un patrón de ondas cincotres, en el que las primeras
cinco van en la dirección de la tendencia y, cuando se han
producido cinco ondas en una dirección, hay una
corrección que se produce en tres ondas consecutivas.
Este es el aspecto que tiene un patrón con cinco
ondas impulsivas y tres correctivas.

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Elliott

Las ondas de Elliot no tienen nada que ver con los


ciclos económicos tradicionales. Son análisis de los
mercados, no de la economía real. Para participar en ellos,
tenéis que ir paso a paso, nivel a nivel y lo primero es lo
primero. No podéis adelantaros ni intentar subir dos
escalones de golpe.
De nuevo analizaremos esto con más profundidad en
el curso.
La quinta ley, más que una ley, es una serie de temas
que hay que tener presentes y recordar siempre que
participéis en los mercados. Primero, el control emocional,
para que los movimientos que se produzcan no alteren
vuestro ánimo. Segundo, intentar aislaros de los

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campanarios: radio, prensa, televisión. Preparaos, estudiad
y formaos en este conocimiento para ser independientes y
autosuficientes.
Tened en cuenta que estáis trabajando en la mejor
empresa del mundo: los mercados. Son mercados perfectos,
sin alteraciones. Funcionan las 24 horas del día, los 365
días del año. Se respetan sus horarios individuales.
Empiezan a las ocho y acaban a las diez, sin que nunca
haya incidencias. Sois vuestros propios jefes. Vosotros
decidís qué capital ponéis en esta sociedad, cómo
gestionáis ese capital, con qué productos, con qué
herramientas, qué temporalidad queréis aplicar a vuestras
inversiones, o sea, si queréis inversiones con una tendencia
con cierre diario, semanal, mensual, si queréis hacer una
actividad de trading con movimientos en intradía o lo que
sea. Pero sois vuestros propios jefes, tomáis vuestras
decisiones, ponéis vuestro dinero. Sois emprendedores y
todas las decisiones que toméis serán vuestras. El mercado
y el precio están al margen. Ambos van a funcionar estéis
vosotros o no estéis.
Si estáis, tiene que ser con el conocimiento adecuado.
Sin ese conocimiento, es mejor que no estéis porque
perderéis el dinero. Entráis en un mercado donde la idea no
es tener, no es poseer. Tener acciones, tener oro, tener

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dólares. No. Vais a un mercado porque queréis ganar por
diferencia. Queréis abrir una posición larga porque creéis
que va a subir, y cuando sube y llega al precio que habéis
estimado, cerráis la posición y ganáis la diferencia. Si
pensáis que el mercado va a bajar, abrís una posición corta
con la idea de cerrarla cuando baje el precio a un nivel que
habéis determinado. No tendréis propiedad de nada.
Tendréis beneficios o pérdidas en función de las decisiones
de apertura y cierre de las posiciones que hayáis abierto.
Tenéis que mirar con el cerebro. Fijar siempre un stop de
protección. Es una actividad mágica, pero si no la sabéis
hacer bien, también es una ruina. La participación en los
mercados produce una descarga de dopamina en vuestro
cerebro que puede hacer que estéis enganchados
continuamente a ese mercado. Si no sois capaces de tener
un conocimiento bien asentado para participar, esa
dopamina hará que, si no tenéis un buen control emocional,
perdáis vuestro dinero.
Cierro aquí este manual. Si sirve para comunicaros
algo de mi pasión, estupendo.
Si tenéis interés en profundizar más en el tema, os
invito a una de mis charlas presenciales gratuitas.
Si después de asistir a alguna de estas charlas, queréis
profundizar en todo el contenido de este manual, podéis

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considerar nuestros cursos de formación presenciales, con
los mercados funcionando en tiempo real.
Y en cualquier caso, si queréis algo de mí, siempre
me vais a encontrar aquí:

JMOYA@MULTIPLO-FIC.ES
WWW.JAVIER-MOYA.ES
LINKEDIN JAVIER MOYA

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Próximamente:

Segundo manual sobre trading y productos derivados.

El lenguaje de la bolsa 2: el precio, el precio y... el precio.


Bibliografía

ROBERT D. EDWARDS Y JOHN MAGEE. Análisis


Técnico de las tendencias de los valores. Ed. Gestión
Moderna de Valores.

ANDRÉ KOSTOLANY. El fabuloso mundo del dinero y la


Bolsa. Ed. Gargola S.L.

Los gráficos de los preciogramas están creados por Visual


Chart.

La transparencia de la deuda mundial es de Visual


Capitalist.

El gráfico de las rentabilidades de los fondos es de Inverco.


Autor

Javier Moya es licenciado en Ciencias Económicas y tiene


distintos másteres y grados en temas de gestión financiera y
mercados financieros organizados.
Quince años dedicado a los mercados financieros,
compagina su pasión por la Bolsa con sus cursos de
formación financiera, actividad que encuentra muy
gratificante y que le permite compartir modestamente lo
aprendido en estos años.

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