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ittps//rewstcrtaponchta.com/ duda/840) LA VIDA DEL HOMBRE EN LOS TRES MUNDOS (4a. PARTE) Por: Annie Beant Algunos creeh que la muerte les arrebata 4 sus pa- Fientes y amigos: pero no es asf, pues estin con nos0- tros y conscientes de nosotros aunque nosotros no seamos conscientes de ellos. Verdad es que unos ¥ otros poseemos cuerpo astral; pero ellos son conscien- tes en él y nosotros no. Ellos han perdido el cuerpo fisico por cuyo medio se comunicaban antes ‘con nosotros, y por lo tanto no pueden afectarse, Nosotros decimos que los hemos perdido, pero ellos no nos han Perdido a nosotros. Ellos estin conscientes de otro mundo en el cuerpo astral, y unos y otros vivimos en el mismo mundo astral aunque nosotros no podamos transmitir el comocimiento de él a nuestro cerebro fisico. Durante el suefio estamos con ellos, porque entonces también nosotros habremos desechado inte inamente el tupido velo de carne y actuamos unos y otros en el respectivo cuerpo astral 3 Mientras estamos despiertos no prestamos mucha atencién al mundo astral porque nuestras energias fluyen hacia el exterior; pero también entonces estén Junto a nosotros los muertos queridos y son conscien+ tes de nosotros, por lo que si retiramos nuestra con- siencia del mundo fisico, nos pondremos en contacto con ellos, aun en estado de vigil, No obstante, esta relacion es muy dificil cuando ellos pasan al mundo celeste, a causa de la sutilidad de las vibraciones de una tan'tenue materia: pero aun entonees, si practicamos lo que la religién de cada cual aconseja empleando ms tiempo en Ia oracién y en la meditacién, también nos pondremos en contacto con el mundo celeste. Entonces la muerte perderé para nosotros toda idea de temor y dolor, porque lz vida Se continuard sin interrupcién en los tres mundos sin que la muerte los separe Después de la muerte: sigue siendo el hombre el mismo que antes, con idénticos pensamientos, emo- ciones, descos, esperanzas.y temores. No hay mis diferencia entre cl hombre antes y después de la muerte, que la del mismo hombre antes y después de haberse cambiado de traje, El hombre al que lla- mamos “'muerto" se ha quitado el traje externo y de aqui que no pueda afectarle el mundo exterior. A veces la identificacién con su conciencia es tal que no sree haber muetto, y sdlo se percata de ello cuando poco a poco echa de ver que no lees posible afectar a Jos objetos fisicos nia las personas carnales, que no le Tesponden si les habla ni sienten cuando les toca, Puede ver la materia astral de un objeto: pero el obje~ to no se moverd si lo empuja, como se habria movido antes. Repetidas veces nos hemos encontrado con in- dividuos que no se crefan “muertos” y se admiraban de que sus parientes y amigos no les hicieran ef menor caso. (at penas de ulrtumbe no 198 teres: duran hasta le por fate de murician se desinegr la materieprosre del curpo stra, Es {once el hombre exis le lecciiny queda Hore. Tiempo vendrd en que todos desecharemosel cuerpo fisi¢o y nos encontraremos en el mundo astral con entera conciencia, saludados por nuestros. amigos, {Cudl seré entonces muestra condicién? Depende enteramente de nuestra. conducts actual. Por medio de los sentimientos, deseos y emociones de nuestra vida cotidiana vitalizamos l cuerpo astral, Si nos entregamos a los placeres sexuales quedari vitalizada Ja materia mds grosera del cuerpo astral; pero si prefe- rimos las emociones nobles, el amor de la familia, el afecto hacia tos amigos, el cultivo de las facultades: ¥-el interés por las casas espirituales, queds- izada la porcién mds sutil del cuerpo astral Ast todo depende de las condiciones que durante lt vida terrena establezcamos. Si todos nuestros placeres se concretan a la comida, bebida y concupiscencia camales, serd entonces Ja muerte violento y doloroso) choque, pues el deseo por todos estos placres cont ‘uaré en el mundo astral sin posibilidad de gozatlos, bs = Ya que nos faltard el medio dé relacion con el mundo fisico. En este hecho se fundamentan todas las ideas de inflernos expuestas por las religiones, porque las fansias imposibles de satisfacer constituyen tormen- tos positivos y terribles para el hombre y hacen para 41 del mundo astral un verdadero infierno. Razén tienen las religiones al decir que si tinicamente aten- demos a las cosas de este bajo mundo, sufriremos mucho después de In muerte. Asi ocurrird sin que sirva de disculpa la ignorancia del hecho ni de alivio la isericordia de Dios”, pues la miscricordia de Dios no nos salvar de quemarnos si ponemios las manos en fuego. Nadie nos librard de los sufrimientos después de la muerte si establecemos duirante la vida terrena las condiciones de sufrimiento. Dios construy6 los mundos de acuerdo con las leyes, y en el cumplimien- to de estas leyes consiste al fin y al cabo la verdadera misericordia. Pero el sufrimiento no sera eterno como algunas religiones afirman con horrible error por haber perdido el conocimiento de la reencarnaéién Las penas slo duran hasta que por falta de nutricién WH, Myers, Se desintegra Ia materia. grosera del cuerpo astral Entonces el hombre asimila la leecion y queda libre. Ha comprendido por experiencia la verdad ensefiada en el Bhagavad Gita de que los contactos de los sen- tidos son “matrices de dolor”. Esta grande y saluda- ble lecci6n queda impresa en el ego, que vuelve a la tierra con mayor conocimiento y experiencia que cuando de ella se marché. Supongamos ahora que durante la vida terrena hemos vencido la concupiscencia y que ya no son ca- paces los placeres sexuales de halagarnos y atraernos. Supongamios que ponemos nuestras complacencias en Ja miisica, escultura y poesia, en todo cuanto despierta nobles emociones. En tal ctso seguitemos inclinados después de la muerte a estos delicados placeres, porque habremos vitalizado la sutil porcién del cuerpo astral que nos capacita para disfrutar de la dicha y felicidad de las nobles emociones durante nuestra permanencia en el mundo astral y pasaremos enseguida al mundo celeste. Lo mismo ocumre respecto a las investigaciones ntificas. Quien vitaliza la parte del cuerpo astral que sirve de puente entre los cuerpos mental y fisico y se aficiona a experimentos cientificos que no daflan @ nadie, limiténdose 3 los procedimientes puramente fisicos de observacin y experiencia, se levard consi go valioso materia al otro mundo, Gifford, Huxley y Otros cient{ficos desu mismo temperamento prosiguen esforzindose en auxifiar a los cientificos del mundo fisico sugiriéndose invenciones y procedimientos fruc- ‘feros de investigacién, mediante la fuerza mental que ellos comunican a Jos cuerpos mentales de los cientficos vivientes en la tierra. Especialmente este es el aso cuando el hombre ha preferido durante la vida terrena la actuaci6n mental ¥ no ereyé en Ja vida de ultratumba, Permanece en- tonces en contacto con el mundo fisico 0, mejor dicho, con sus aspectos astral y mental, ayudando a Jos hombres en el cumplimiento de labores prove- chosas. También hacen lo mismo los politicos, no enten- diendo por tales los que s6lo buscan su medro perso- nal, sino los que desinteresadamente aman a su pais Estos hombres suclen permanecer mucho tiempo en e] mundo astral, auxiliando a quienes con cuya labor simpatizan. Por’ ejemplo, mi difunto amigo Charles Bradlaugh irabaja grandemente en este sentido, y sin embargo no crefa en otra vida, pues como acérrimo materialista se figuraba que al morir todo acabarfa para él, sin otro sentimiento que el de no poder ter- minar Su labor en este mundo, Pero Bradlaugh era hombre de cardcter noble, de ideales elevados, de abnegacién profunda, y reeibi6 su recompensa en el mundo astral sin perder nada de su interés por las cosas tiles, de suerte que continda auxiliando a las personas que amé en la tierra ¢ inspira a los esta- distas y oradores idealesaltos y modalidades de trabajo provechosas. Asf prosigue en el mundo astral la labor prematuramente interrumpida en el mundo f (Continuard).

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