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DISCERNIR "EL SIGNO" DE LOS TIEMPOS Ignacio Ellacurifa Estas broves Lincas del P.ELLacuria nos sofiagan ef Lugar con- enoto donde hay que escuchar hoy La voz de Déos. Fueron publica- das, dentro de un conterto de varias colabonactones sobre e& tena "Los signos de Los tiempos", por La revista esparota "Vida Nueva’, TP Petembne 190 =" Ss Eneno 196T. Nuestro tiempo est lleno de signos a través de los cua les se hace presente el Dios que salva la historia. El pro. plema esta en discernirlos, en llegar a saber qué dice Dios a_ través de ellos y(@6mo)debemos) Pesponder 165) hom-- bres a esa voluntad de Dios apuntada a través de signos. Porque a esos signos nos referimos, cuando hablamos de sig nos de los tiempos.(Son signos temporales, hist6ricos, de modo que a través de ellos, a través de su opaca transpa-- rencia, se nos hace presente el Dios histérico, el Dios que es mas Dios de vivos que de muertos, m&4s de las personas —- que de las cosas, m&s del acontecer histérico que del curso natural. Los muertos, las cosas y la naturaleza apenas tie nen novedad o su novedad es en definitiva una novedad lenta y fija, predeterminada. Constituyen, si se quiere, un signo permanente, un signo natural, pero no un signo de los tiem- pos. Es en las cosas que pasan, es en la historia, donde el Dios de los vivos y el Dios de lo nuevo se hace presente co. mo Sefior que quiere ser de la historia. -57- Pero entre tantos signos como siempre se dan, unos lla~ mativos y otros apenas perceptibles, hay en cada tiempo uno que es el principal, a cuya luz deben discernirse e inter- pretarse todos los demés. Ese signo es siempre el pueblo - histéricamente crucificado, que junta a su permanencia la siempre distinta forma histérica de su crucifixién. Ese -- pueblo crucificado es la continuacién histérica del siervo de Yahvé, al que el pecado del mundo sigue quitandole toda figura humana, al que los poderes de ese mundo siguen des- pojando de todo, le siguen arrebatando hasta la vida, so- bre todo la vida. Su car&cter de signo cristiano est4 asegurado por el mis mo Jesés. En el que tiene hambre y sed, en el encarcelado y desaparecido, en el que es perseguido hasta 1a muerte por - causa de la justicia y para que siga reinando la injusticia, en el que es pobre porque ha sido despojado,en ese se escon de y aparece Jesis. En 61 se da el gran signo de los tiem-- pos, precisamente en su opaca y ambigua transparencia. No - importa que no lo reconozcan as{ los sabios de este mundo, ni los escribas y fariseos, ni los levitas, sacerdotes y - pontifices; tampoco sus antepasados reconocieron a Jesis ni como profeta ni como Hijo de Dios ni siquiera como sier--- vo de Jahvé. ¥ si importa -porque comprueba la autenticidad del signo- que los poderosos de este mundo, los ricos y los opresores, le llamen subversivo, subvertidor del orden pé-' blico, samaritano o comunista, contradictor y negador de sus lujos, de sus explotaciones y sacres. Asi le consi dera; é: nt se lo muestra para que dejemos correr nuestras dulces lagri mas de cocodrilo 0, a lo sumo, para que se desahogue la ten sidn en una esporaédica protesta callejera. a la subida del precio del petrdleo o navidad, a jugar en la loterfa de la vida para ver si nos - cae el gordo del poder, del dinero, del dominio, del éxito, =58- de la diversién. Todo importa m&4s que escuchar realmente - la voz de Dios que con gemidos inenarrables o con gritos es tentdreos ¢, i injustici. “mento cono en las Luchas de LiberaciSn. Es posible que a algunos esa presencia les parezca oscura © esa voz demasiado lejana y tenue. iAy de ellosi Est&n muy lejos de Dios, est4n muy apartados de la salvaci6n. Pero - son ellos los que se alejan, porque el pueblo crucificado, crucificado por nosotros, est por todas partes y son la Verdadera humanidad. ¥ los que le crucifican, constituyen todos ellos la bestia del Apocalipsis. Y los que se hacen - sordos y ciegos, porque les parece que éste no es un proble ma religioso, esos son los tibios que Dios, asqueado, ha vo mitado ya de su boca. ves in misericordia~ Lo que las agencias de turismo hacen para que el mundo se divierta deberia hacer la Iglesia en direccién contraria para que el mundo se convierta. Que los hombres pongan sus ojos y su corazén en Guatemala y sus gentes asesina en El Salvador y sus diez mil victimas enterradas este afio, en tantos sitios donde las mayorias son oprimidas secularmen te y perseguidas cuando buscan liberarse de esa opresién. Quiza salga asi de ese - coraz6n abierto una humanidad nueva y renazca asi una Igle sia mas resplandeciente, con menos manchas y arrugas, con mayor impetu profético, con mayor semejanza con Jesiis muer to por nuestros pecados y matado por los ateos y asesinos de siempre. -59-

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