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Índice

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Introducción
Vivir es sonreír, llorar, lamentarse, querer, amar, compartir, y disfrutar. Vivir es
existir, pero no es igual para todos. La vida tiene fases donde los seres vivos tienen
la capacidad de desenvolverse y defenderse a su manera. Es un laberinto de
aventuras y desafíos, cada soldado toma su rienda, y es ahí, donde empieza su
propia historia.
La aventura de los personajes empieza desde su nacimiento hasta el último día de
su aliento. En el transcurso de su camino experimentarán sucesos, como:
accidentes, muertes, llegada de nuevos integrantes, nuevas experiencias, y entre
otras más. Éstos marcarán su vida por completo, adquiriendo un nuevo recuerdo,
conocimiento, sentimiento que formarán parte de su historia.
En esta recopilación de relatos se refleja una fase de vida de cada personaje donde
hallarán un nuevo desafío con su propio aprendizaje. Cada ser humano es capaz de
recrear o crear su historia. A continuación, se presentará cinco relatos de diferentes
personas donde se conocerá una parte de su vida.

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CAPITULO I
Pequeña traviesa
Autor: Blanca Cajamarca

Vivo a la entrada del noroccidente de la ciudad de Quito en un pueblo llamado


Calacalí. Está rodeada de grandes montañas, con llanuras de verdes sembríos, su
maíz es uno de los más dulces de la zona, y es conocida como “diamante incrustado
en el centro del mundo”, por el paso de la línea ecuatorial que divide los dos
hemisferios. En este pueblo contamos con un caserío colonial muy bien conservado
y también con viviendas de adobe, bareque y charqui, que han sufrido su deterioro
con el paso de los años. También, tenemos hermosas haciendas de más de 100
años con una arquitectura única y muchas quintas de equinos. En un lugar tan
hermoso y acogedor como éste, es donde he vivido bellas aventuras.
Nací en el subcentro, que está ubicado a un lado de la iglesia de la parroquia, frente
a uno de los parques más antiguos, con árboles longevos, hermosos, llenos de
historia donde jugábamos después de salir del catecismo ¡qué recuerdos llenos de
nostalgia! Jugábamos al elástico; las escondidas; solíamos subir a los árboles de
ciprés, que actualmente llegan a los 100 años de vida; comprábamos los ricos
helados de doña Antuca; después de un largo y divertido día, esperábamos con
ansias volver al parque la próxima vez.
Soy una mujer muy afortunada, he vivido toda mi vida en el campo, los recuerdos
más lindos están en mi niñez. Mis padres eran comerciantes, trabajaban duro para
mantenernos, ya que somos ocho hermanos. Tuvimos que aprender a ser
independientes, porque mi madre no tenía tanto tiempo para cuidarnos, los varones
ayudaban a cuidar el ganado, y las mujeres ayudábamos en la casa. Para ese
entonces, yo era la más pequeña y la consentida de mi padre, me gustaba mucho
que vaya a dejarme en la escuela especialmente cuando llovía, porque solía
cargarme en sus brazos y me llevaba hasta mi aula.
Siempre me ha gustado el invierno más que el verano por el ambiente acogedor que
genera en el hogar, es un “calorcito de hogar”, donde se puede tomar un cafecito,
ver películas toda la tarde en familia y muchas cosas más. En cambio, en el verano,
el sol es muy fuerte, los vientos soplan tanto que escapan a llevarse los techos
débiles de los vecinos, y como es campo, las tierras labradas alzan polvo por
doquier y hasta se forman huracanes por la fuerza del viento. Y, es agobiante para
los animalitos porque carecen de alimento fresco por la sequía y falta de lluvia.
Cuando tenía unos 4 años, en un verano particular de mucho viento y sol, todos los
niños del barrio y mis hermanos jugaban a saltar una llamarada de sarapangas, era
un juego muy divertido, todos participaban, pero a mí no me dejaban participar por
ser tan pequeña. Solo bastó un pequeño descuido para cruzar la llama. ¡Lo hice!

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Pero por ser pequeña no alcancé a saltar y mi pie cayó sobre el fuego, exactamente
donde se hallaba un residuo de plástico quemándose. Grité, y todos corrieron avisar
a mis padres, quienes desesperados me llevaron al hospital, donde me curaron la
herida.
Estuve internada un largo tiempo en el hospital porque los doctores notificaron a mi
familia que puedo perder mi pie, sin embargo, había una esperanza, un intento, y
ese, era un tratamiento muy largo y costoso. No lo voy a negar, tardé mucho en
recuperarme por la afección grave de mi piel, fue una lección muy grande de cual
aprendí que debo utilizar zapatos ¿zapatos? Sí, no me gustaba ponerme por el
calor. Hasta hoy tengo la cicatriz de aquella travesura de mi infancia, pero no impidió
que sea una niña feliz, jugaba todo el tiempo con mis amiguitas y no me cansaba de
disfrutar de los juegos tradicionales, como: la rayuela, el marro, las estatuas, san
venenito, el florón, juguemos en el bosque y muchos otros juegos más, que hicieron
de esta historia una hermosa etapa de mi vida.
Una de las cosas que también me gusta de mi tierra, es la temporada de cosecha de
choclos, son de los mejores de la zona, tienen un sabor dulcecito que con un buen
queso casero y un rico ají de piedra son un deleite. En este negocio trabajaban mis
padres, lo hacían todo el año y cuando no había producto aquí, se dirigían con sus
trabajadores a los pueblos donde producían el grano, salían el lunes y regresaban
sábado. Ellos tenían un camión GMC 250, y era uno de los dos que existían en el
pueblo. Mis padres eran bien acogidos y apreciados por todos sus trabajadores
porque sabían decir que eran muy considerados.
Vivir en un pueblo hace que las costumbres y tradiciones formen parte de nuestra
vida diaria. Los festejos, las mingas, los serenos fueron parte de la historia. La
mayoría de los habitantes de mi barrio fueron guasipungueros, mis abuelitos
maternos fueron guasicamas de la Hacienda Grande (peones), quienes festejaban
las oyanzas con un tributo a los dueños de hacienda donde entregaban las mejores
mazorcas de maíz, arveja, fréjol, habas, papas en agradecimiento por el préstamo
de sus tierras, acompañado de un castillo de madera para seguir en la gran
celebración. También, se realizaba la tradicional corrida de gallos, se faenaba un
chivo para la comida de todos, no podía faltar el mote, la chicha de jora y el
preparado con las puntas. Ochos días antes, se cortaban los para la quema de la
chamiza, donde participaban los moradores vestidos aruchicos, quienes eran los
más alhajas y bailaban desde que amanecía hasta que anochecía. Todo esto fue era
parte de nuestra niñez, de la cual disfrutamos jugando y aprendiendo las costumbres
y tradiciones junto a nuestros padres. El tiempo es fugaz, y toda esta cultura,
tradición, costumbres se han ido perdiendo, pero dejaron una huella en cada uno de
nosotros.
Mis raíces son parte de mi vida, son mi esencia.

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CAPITULO II
Los pura sangre
Autor: Jairo Guevara

Hace unos años, cuando era estudiante del colegio Benito Juárez, Institución muy
conocida y querida en el sector de la Magdalena en el sur de Quito, yo cursaba el
primer año de bachillerato, cuando mi colegio formaba parte de una competencia
intercolegial de maratón de 10km (kilómetros).
Esta actividad se desarrolló a mediados del año lectivo, con el fin de incentivar y
motivar a estudiantes, maestros y familiares el amor hacia el deporte, la actividad
inicio con la participación de estudiantes por cada curso para elegir a los atletas más
rápidos, veloces y resistentes. EL área de educación física fue la encargada de
organizar el evento dentro del colegio, los maestros de educación física armaron la
logística y horarios para la elección de los participantes por cada curso, con el fin de
que la participación brinde seguridad y confianza a los estudiantes. Esto se realizó
en las instalaciones del mismo colegio en sus patios principales.
Para la organización del evento el área de educación física, ingresaba a los cursos
para tomar nota de los participantes que se encontraban interesados por formar
parte de la competencia, una vez que los profesores recopilaban la información de
cada curso se reunían para poder armar las estrategias para las pruebas que se
realizarían para elegir a los mejores y denominarlos con el nombre de los PURA
SANGRE, estos estudiantes que pertenecerían a este grupo tan competitivo debían
cumplir con varios requisitos para lograr traer una medalla y engrandecer el nombre
del colegio.
La estrategia que trabajarían los profesores y las características que verían en cada
estudiante serían las siguientes:

 Resistencia
 Velocidad
 Perseverancia
 Motivación

Por cada curso se elegirían a 5 estudiantes, acompañados cada uno de una


compañera del mismo curso quien sería la encargada de anotar las pruebas a
realizarse.
Prueba de resistencia: Los estudiantes debían cumplir con un ciclo de 20 vueltas
continuas que se realizarían en las canchas de futbol de la institución

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Prueba de Velocidad: Esta prueba era la continuidad de la prueba de resistencia,
una vez que se culminaba las vueltas en la cancha debías pasar al patio principal
para cumplir con el ciclo de velocidad en un tiempo estimado, para este caso era los
profesores de educación física quienes cronometraban el tiempo que los estudiantes
llegaban de un punto a otro.
Una vez que culminadas las pruebas los maestros de educación física evaluaron y
valoran los mejores rendimientos para elegir a los 10 estudiantes que formarían
parte de los PURA SANGRE para representar al colegio en la carrera intercolegial.
Dos días después, los maestros publicaron en la cartelera a los 10 mejores
estudiantes del concurso, siendo una alegría para mí ya que mi nombre formaba
parte de la lista, este fue un momento de felicidad y al mismo tiempo de mucha
responsabilidad ya que tenía que lograr traer una medalla y representar de la mejor
manera a mi colegio.
Para esto empecé a prepararme con la ayuda y motivación de mi Abuelita María
quien fue una atleta que cada año participaba en la carrera de las ultimas noticias a
nivel local y provincial y quien sería la encargada de enseñarme todo lo que ella
había aprendido en cada una de sus competiciones.
A las 5am todos los días por el transcurso de una semana salíamos a trotar con el
fin de crear resistencia para la competición, era admirable ver que a pesar de su
edad tenía una resistencia de hierro que a pesar de mi edad no la pude superar ni
equiparar, luego regresábamos y mientras caminábamos me contaba sus
experiencias para motivarme y no rendirme. Llevo en mi corazón que siendo ella una
mujer con más de 70 años tenía una fortaleza y perseverancia inigualable, llevando
ese recuerdo tan bonito en mi corazón y ahora transmitiendo a mis hijos, pero así
como este recuerdo estruja mi corazón y me lleno de lagrima también viene a mi
mente algo muy jocoso ya que nunca nos imaginamos que en la carrera en la que
yo iba a participar tenía cuestas en su mayoría ya que fue desarrollada en el centro
histórico de Quito, sin embargo nuestro entrenamiento había sido en áreas planas
por lo que cuando llegue a la cuesta mi corazón y pulmones no podían más, me
sentía débil, cansado, y con ganas de retirarme , pero recordé la fortaleza de este
ser tan maravilloso que era mi Abuelita y logre llegar a la meta.
A pesar de no haber cumplido con mi objetivo me sentía un joven muy afortunado ya
que mi Abuelita María fue parte importante de este proceso en mi adolescencia
fomentando en mí que la perseverancia y la motivación no tiene edad al contario es
cuestión de actitud.

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CAPITULO III
LA MISIÓN DE MI VIDA
Autor: Steven Pilacuan

Hola mi nombre es Alejandro Pilacuan y quiero poder contarles una de las


experiencias mas especiales de mi vida; empezare con que son miembro de una
iglesia, llamada la “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” desde
que soy pequeño, mis padres se bautizaron cuando yo tenía 3 años y desde
entonces siempre me llevaron ahí, crecí aprendiendo de Dios, cantando canciones
de la iglesia, y esforzándome por hacer lo que se nos enseñaba que era correcto;
una de esas cosas correctas era el poder servir a Dios siendo misionero, eso incluía
poder dejar mi casa, mis amigos, mis estudios, mi trabajo, mis pasatiempos y mi
familia y costear mis gastos por dos años, para poder ir a otro país u otra región de
mí mismo país, para poder enseñar a las personas conocer y acercarse a Dios así
como a poder servirles en cualquier cosa que necesiten en su diario vivir.
Me llamaron para ser misionero cuando tenía veintitrés años, normalmente a los
hombres jóvenes se les llama a servir desde los dieciocho hasta los veinticinco años
cada uno sale en el tiempo en que estén preparados, al recibir mi llamamiento el 29
de febrero del 2019 sentí mucha felicidad y emoción, de saber el país en donde se
me asigno servir, se me decía en una carta que tenía mi fecha de salida el 29 de
mayo del 2019 a la misión Guatemala Ciudad de Guatemala Ciudad Central, y debía
ir a un centro de capacitación misional por dos semanas dentro de la misma ciudad,
en esos tres meses que se me dio debía preparar varias cosas con una lista que se
me dio en la cual me pedían camisas, corbatas, pantalones y muchos zapatos ya
que es lo que más necesitaría para mis dos años de proselitismo.
Llegue a centro de capacitación misional de la ciudad de Guatemala el día 29 de
mayo del 2019, estuve dos semanas aprendiendo acerca de Dios, también se me
enseño como enseñar mejor a las personas así como el poder estudiar eficazmente
las escrituras de la iglesia, después de ese tiempo de preparación salimos y se nos
asignó una área específica para prosélitar, también se nos asignó un compañero con
el que debíamos estar juntos siempre día y noche, solo podíamos separarnos para
poder ir al baño y otras normas que se encontraban en un manual especial para
todos los misioneros en general, muchos verían esas normas o pautas como
estrictas, pero yo sabía que nos ayudaba a ser más disciplinados y obedientes;
varias normas eran por ejemplo el poder levantarnos y acostarnos todos los días a la
misma hora, no ver televisión, no escuchar música del mundo, no comer ciertos
alimentos que nos harían daño, teníamos un horario para el estudio del idioma

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inglés, y un horario para estudiar las escrituras de la iglesia, debíamos salir vestidos
siempre de la casa con pantalón obscuro, camisa blanca y corbata, llevando siempre
un distintivo en el pecho de la camisa en una plaquita que se nos daba, el cual
llevaba el pronombre “ELDER” junto a nuestro apellido, seguido del siguiente texto:
La Iglesia de JESUCRISTO de los Santos de los Últimos Días”, entre otras; era un
poco raro acostumbrarse a varias normas que teníamos, pero con el paso del
tiempo era más sencillo poder cumplirlas y mas que nada se podía ver un cambio
total en nuestra vida y eso nos daba mas razones para cumplir esas normas con
exactitud.
Nuestra misión principal era el poder enseñar a las personas acerca de Dios y
también ayudarles a estar más cerca de Él y poder así mejorar su espiritualidad,
esto se conseguía al mostrarle los mandamientos que Jesucristo enseño cuando
estuvo en la tierra y que se encuentran registrados en las escrituras sagradas,
también les enseñamos de los convenios (promesas hechas entre Dios y el hombre)
que les permitían poder recibir la guía del Espíritu Santo por medio de su primer
convenio llamado el Bautismo.
Pude enseñar a muchas personas estas cosas y muchas de ellas tomaron la
decisión de poder cambiar su vida y se bautizaron, prometiendo así a Dios que lo
seguirían, lo obedecerían y se esforzarían por servirle y amarle toda su vida;
también pude servir a muchas personas ayudándoles en su diario vivir haciendo las
tareas de la casa, levantar algo pesado, en la construcción, etc. Conocí varias
personas que rechazaron nuestro mensaje, estuve entre personas de bajos recursos
y otras que tenían más y compartían, vi personas tristes y sin un propósito en la vida
recuperar la esperanza y ser felices y muchas otras que incluso abandonaron las
promesas que hicieron a Dios y volvieron a su antigua vida; pero a pesar de todas
estas cosas que vi e hice, algo aprendí es que Dios vive y es nuestro Padre
Celestial, que siempre nos bendecirá y estará para amarnos, cuidarnos y
protegernos de todo lo malo que tengamos en esta vida, sé que cualquiera que
quiera acercarse a Él puede hacerlo y así poder cambiar su vida y la de su familia,
ser felices al conocer el plan que Dios ha puesto en esta tierra para todos sus hijos,
estos dos años han cambiado mi vida porque me han hecho mejor ciudadano, mejor
vecino, mejor hijo y mejor persona, aun sigo esforzándome por mejorar y hacer
siempre o correcto pero lo que pase cambio mi vida y cambiara mis generaciones si
sigo fiel a mis promesas hechas con Dios.
Fin.

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CAPITULO IV
Llegada inesperada
Autor: Lucia González

Esta historia se remonta hace aproximadamente 3 años y medio atrás, para que ser
más específica en febrero del 2019. Era un miércoles aparentemente normal,
aunque tengo que admitir que desperté un poco cansada. Me encontraba
atravesando mi semana número 36 de embarazo; era el primero, recuerdo tener una
sensación agobiante de calor y sentirme fatigada durante todo el día; trate de
descansar.
Tenía pensado preparar lo necesario para el momento del parto el fin de semana
que se avecinaba, sin embargo, mis planes no saldrían como lo pensaba. La
madrugada del miércoles al jueves no fue una noche placentera como las demás,
pues mi sueño se vio interrumpido a las 3 a.m. por leves dolores que se originaban
en mi vientre, con temor y desesperación junto con mi esposo nos apresuramos a
salir de casa para acudir al servicio de emergencias de un hospital ubicado al norte
de Quito, durante el trayecto se intensificó el dolor y era más frecuente.
Afortunadamente al llegar nos atendieron de manera inmediata, solo tardaron un par
de minutos en tomar mis datos y signos vitales. Me sentía tensa y preocupada, a la
vez desesperada ya que no me podía acompañar mi esposo durante mi valoración.
Los dolores empezaron a ser aún más fuertes y recurrentes; trataba de no moverme
para contener el dolor, estaba haciendo un gran esfuerzo por soportar. Sentía una
gran presión en mi vejiga, no podía imaginar que era lo que estaba pasando, solo
pensaba en aliviarme rápidamente. Tuve que esperar unos momentos hasta que
viniera la obstetra que se encontraba de turno, después de chequearme me dio la
sorpresiva noticia, ¡no lo podía creer!, había llegado el gran momento y no me sentía
preparada, por un momento sentí estar en medio de un sueño, no podía ser verdad,
me sentí aún más angustiada y los dolores que hasta ese momento supe eran de
parto se apoderaron de mi en ese momento de desván. No me encontraba lista, aún
no tenía preparado nada en casa, tampoco llevé nada.
Venían a mi mente muchas experiencias distintas que había escuchado de
conocidos y familiares, no sabía que sucedería, sentí una gran incertidumbre. La
mayor parte de mujeres que me habían contado su experiencia la relataban como el
día más tétrico, lo hacían ver como sufrimiento y dolor, mucho dolor. Minutos
después vi entrar a mi esposo por la puerta del consultorio, sentí un gran alivio

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dentro de mí, en cuanto pude le di la noticia, al igual que yo quedó atónito, noté en
su rostro el asombro y la preocupación que lo invadió ese momento, sin embargo,
trató de guardar la calma. Aún faltaba alrededor de un mes para la llegada de un
nuestro primer hijo y como lo mencioné anteriormente, no teníamos preparado nada.
Todo fue tan rápido, al momento me encontraba con una dilatación muy avanzada,
para ser específica de 9 cm, era un parto expulsivo por lo que el camillero bajo tan
pronto pudo ante el llamado de los médicos. Me llevaron a sala de labor de parto
donde debía esperar dilatar por completo para entrar en el quirófano, de nuevo me
encontraba sola y angustiada, sentía la necesidad de tener a mi esposo a mi lado y
sentir el alivio de su presencia. Los médicos y enfermeras estimaban que demoraría
al menos 2 horas, pero el tiempo también jugó en su contra, quedaron sorprendidos
al ver que solo fue cuestión de minutos para empezar la labor, tenía una sensación
de pujo impresionante y no me podía contener más, ¡pujé!, fue el instinto, y ahí
estaba dando a luz en una camilla. Los doctores de turno pretendían hacerme dar a
luz en la sala de labor de parto ,pero mi esposo no estaba dispuesto aceptarlo ya
que esta práctica pondría en riesgo la vida de nuestro hijo y la mía, exigió de
inmediato me llevaran a quirófano, hubo un pequeño choque de opiniones ,pero al
final decidieron lo que pienso fue lo mejor .Prepararon y esterilizaron el área del
quirófano y llegó el momento de la verdad, ahora lo estaba experimentando ,ya no
eran solo anécdotas ajenas e incertidumbre, lo estaba viviendo en carne propia,
palpe el dolor y valor que solo conocemos aquellas mujeres afortunadas de traer a
un nuevo ser humano a este mundo y lo logré!, debo admitir que no me sentía capaz
, tampoco fue fácil pero lo logré. Ahí estaba él, la persona que cambio mi vida por
completo, desde el momento en que miré su rostro entendí el verdadero significado
de la vida, puedo decir sin pensarlo dos veces que esa fue mi primera cita con el
verdadero amor, el regalo más preciado y anhelado que pude recibir de Dios.
Entendí el amor de madre y lo que es capaz de hacer por sus hijos, entendí a mi
madre y su manera de preferirnos antes que a ella. Aquí estoy pasando por esta
gran travesía que es el ser madre, aunque no es fácil es una de las mejores
experiencias que me encuentro viviendo.

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CAPITULO V
Historia triste con final feliz
Autor: Nataly Gavilánez

Mi nombre es Nataly, en 2019 estaba embarazada de un niño a quien llamaríamos


Nicolas, a pesar de ser mi segundo hijo era como empezar de nuevo pues mi primer
hijo nació en 2012.
Mi esposo Juan Carlos y yo teníamos todo preparado y listo para su llegada y
estábamos muy tranquilos, pues mi embarazo transcurrió con total normalidad sin
ninguna complicación; aunque la única duda que yo tenía era ¿cómo sería mi parto?
pues en mi primer hijo yo nunca tuve dolores ni contracciones espontaneas sino
inducidas por la medicación llamada “Pitosin” que a la final terminaron en una
cesárea.
En mis manos estaba una decisión muy difícil: dar a luz en un hospital de IESS o
hacerlo con mi seguro privado, entre tanto pensarlo tome la decisión de hacerlo en el
IESS, pues pensé en lo económico, ya que de por si la llegada de un bebe implica
un gran gasto, al optar por un hospital privado debería pagar un valor adicional que
estaba fuera de mi alcance, además que había tomado la decisión de ligarme y lo
mas seguro seria que mi parto fuera por una cesárea, así los gastos se duplicaban.
En la última semana de mi embarazo empecé a sentir ciertos dolores, pero se
presentaban una vez al día, me asustaba e iba al hospital ahí me revisaban y me
decían que aún faltaban días, quizá dos o tres.
Sin embargo un 15 de Mayo empecé a sentir las llamadas contracciones, me
encontraba en mi trabajo y supe que había llegado la hora, sin embargo trate de
tomarlo con la mayor valentía posible, ya que la doctora me había advertido que no
asistiera al hospital en los primeros dolores pues hay que esperar que las
contracciones sean con menor intervalo de tiempo, es así que cumplí mi jornada en
el trabajo, llegue a mi casa, lleve a mi hijo mayor donde su abuelita y con mi esposo
empezamos a preparar las maletas. Tome la decisión de asistir a la madrugada pues
considere que es cuando menos gente hay, me duche y tome un tiempo para
relajarme y a las dos de la mañana aproximadamente salimos rumbo al hospital.

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Al llegar como lo había previsto no había nadie, me revisaron de inmediato y esta
vez ya ¡por fin! fui ingresada. Mi esposo estuvo conmigo en todo momento a
diferencia de mi primer parto, lo cual me tranquilizaba mucho, después de unas dos
horas de sufrimiento, de ese que no se puede explicar con palabras pero que solo
las que somos madres entendemos, la doctora me pregunto si quería intentar un
parto normal pues cumplía todos los parámetros, y mi respuesta fue obviamente que
no, pues en ese momento solo quería liberarme del dolor así que me mantuve en mi
decisión de un inicio que fue tener una cesárea y ligarme.
Me prepararon y me llevaron a la sala de operaciones, yo estaba muy tranquila mi
esposo estaba muy nervioso se notaba en su cara pues estaba pálido, los médicos
se presentaron me explicaron el procedimiento y la verdad la atención fue muy
buena, por eso lo que está por venir nunca me lo imagine ni lo esperaba.
Me pusieron la anestesia y empezaron a hacer su trabajo, la anestesióloga me
preguntaba a cada momento como me sentía y le decía que bien, hasta que tuve un
fuerte dolor de cabeza ella se preocupó mucho y enseguida puso un medicamento
en mi suero y a la par me alivié.
Lograron sacar a mi bebe y escuché lo que todas quieren escuchar en ese
momento: su llanto y a los doctores decir que es un niño sano, me lo acercaron y le
di un besito. Mi bebe y esposo salieron de la sala hasta que me realicen la ligadura y
cierren mi pancita.
Enseguida salí a la sala de recuperación, aquí va mi versión y como yo lo viví: para
mí, fueron cinco minutos en los cuales vi a mi esposo quien puso a Nico a mi lado,
conversamos un poco de como fue el momento y como él pudo ver como cortaron
mi pancita en vivo y en directo, yo tenía mucho sueño y me quede dormida por un
minuto al despertar habían muchos doctores a mi alrededor muy asustados y
poniendo varios medicamentos en mi suero cuando abrí los ojos pude ver sus caras
de alivio, me preguntaron cómo me sentía y yo tenía mucho pero mucho frio como
nunca había tenido. Me trajeron varias mantas y a mi alrededor pusieron sueros
calientitos al cabo de unos dos minutos el frio se fue desvaneciendo. Mi esposo se
acercó y estaba también muy asustado le pregunte que paso y me dijo que todo
estaba bien, pude convivir con mi bebe los últimos 5 minutos, pues no nos volvimos
a ver hasta después de cuatro días.
La doctora se acercó a mí y me explico lo que paso, me dijo: tuviste un shock
hipovolémico (en ese momento yo no sabía que era eso ni que tan grave era) y por
esto tengo que llevarte a cuidados intensivos por unos días para que tus órganos
respondan nuevamente. Yo no entendía bien pues para mí no paso nada solo tuve
mucho frio.
Me llevaron a la famosa sala UCI y allí estuve un día y medio, los momentos más
feos en mi vida pues es un lugar donde están personas que no responden, que no
se mueven, y es difícil no sentir que estás ahí y tal vez ya no puedas volver a tu casa

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nunca más, en ese momento me quebré pues ya me encontraba sola, al ser un lugar
delicado mi esposo ya no me podía acompañar solo visitarme dos veces al día.
Una vez mas vino la doctora y ahora si le pedí que me explique bien que me pasaba,
ella me dijo que el dichoso shock hipovolémico es cuando todos tus órganos dejan
de responder debido a algo y en mi caso fue por una hemorragia debido a que mi
cuerpo no soporto una cesárea y una ligadura, me dijo que mis riñones no
respondían pues orinaba sangre y que cuando mi orina sea normal de nuevo puedo
salir de ahí.
Llego la hora de visitas, entro mi esposo y luego mi mami muy asustados los dos, yo
trate de mantenerme fuerte y no pregunte nada, mi esposo me conto que a mi bebe
pronto le darían el alta e iría a casa, pase una noche muy dura ahí hasta que al día
siguiente por fin mis riñones respondieron y pude irme a una habitación solo para mí,
pase ahí tres días más y me sentía muy triste pues no había podido ver a mi bebe.
¡Al fin llego el día de alta! y pude ir a mi casa, encontrarme con mis hijos y familia y
dejar ese mal momento en el pasado, Ya en casa le pregunte a mi esposo como él
vivió ese momento y la gran diferencia fue, lo que para mí duro un minuto para el
fueron los 10 minutos más largos de su vida pues al momento de conectarme a las
maquinas la enfermera noto que no tenía signos vitales se empezó a preocupar
reviso el monitor, los cables, entonces levanto las sábanas que me cubrían y vio una
hemorragia, alerto a los médicos quienes hacían una y otra cosa por ayudarme sin
que hubiera respuesta, él se sentía impotente pues no podía hacer nada mas que
rezar para que yo estuviera bien, el último intento de los doctores fue llamar a un
especialista en UCI quien al llegar pidió una serie de medicamentos que inyecto en
mi suero y desde ahí empezó mi recuerdo.
Los dos lloramos y agradecimos que todo salió bien a la final.
Al cabo de unos días acudí con mi ginecólogo personal quien reviso el informe de lo
que me había pasado y me dijo que la verdad es que se debió a una mala práctica
médica en la ligadura y que este hospital tiene ya varios casos de estos.

¡Nos duele gastar en salud sin imaginar que nos puede pasar por no invertir en ella!

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CAPITULO VI
Cuando no estas
Autor: Andrea Flores

Quisiera comenzar con una pequeña reflexión: “la vida es muy corta para no vivirla”,
no recuerdo quien me lo dijo en un momento de mi vida, que sentía un vacío enorme
en mi interior.
Siempre se escucha que parte de la vida es la muerte, pero cuando uno es parte de
ese proceso de morir esa definición cambia por completo, obvio no digo que soy la
única persona en el mundo con alguien cercano que ya no está, pero supongo que
cada uno carga su dolor a su manera.
Considero que tengo una vida normal, con alegrías y tristezas con una madre
excelente, que siempre paso pendiente de cada uno sus hijos y mi papá también lo
hacía a su manera, hago énfasis en, a su manera, porque era un personaje bastante
peculiar, él era carpintero, grande, fuerte y para mi criterio sin desmerecer al resto
era muy bueno en su trabajo, ponía bastante cuidado en los detalles, en dar ideas,
hasta algo decorador le gustaba ser.
Pero no todo puede ser color de rosa, con mi mami comenzaron a tener ciertos
problemas que como muchachos con mis hermanos no le dábamos mucha
importancia, así como siempre digo “cada uno vive en su mundo conitos, lo demás
no importa”, pero llego un día que tuvieron una fuerte discusión y mi papi se fue de
la casa dejándonos, en ese entonces mi madre estaba embarazada y con mis dos
hermanos solo nos dedicábamos a estudiar.
A mí la ira me inundo, no quería saber de él, yo le saludaba porque mi mamá me
obligaba más no porque me naciera hacerlo, y así con ese resentimiento me
mantuve por varios años, mi hermana pequeña ya tenía 5 añitos, mis hermanos
varones hasta se casaron y yo no daba mi brazo a torcer.
Vivía con mi mami y mi pequeña hermana, sin el apoyo de mi papá lo cual fue
impactante, ya que ver como mi madre se esforzaba para que no nos faltara un
techo, educación y comida, pero dentro de las carencias vivíamos bastantes felices;

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y, yo como era de esperar seguía molesta con mi papá porque yo sentía que nos
abandonó y nada ni nadie me quitaba esa idea de la cabeza.
Logre graduarme del colegio porque mi mami lo que se propone lo consigue, y
jamás permitió que deje de estudiar y menos faltar, con ella el supletorio no era una
opción a lo cual hoy en día a mis 38 años le agradezco, al culminar mi etapa
secundaria busque mi primer trabajo y con lo que ganaba pude aportar en los gastos
de la casa y pude entrar a la universidad.
Un buen día llego mi papá a la casa un poco enfermo y mi madre una mujer noble
como es ella, le ofreció quedarse hasta que se sienta mejor, yo pase molesta con él
y aún más con ella, ya que no comprendía como pudo haber hecho algo así y
ofrecerle quedarse en una casa donde no aportaba nada, a lo que ella solo me decía
“sea lo que sea es su papá”, y esa frase me hacía hervir más la sangre.
Pasaban los días, las semanas y hasta meses, pero papá no mejoraba y los horarios
de mi trabajo eran un poco complejos y en ocasiones trabajaba por las noches, por
ende, dormía en el día lo cual me ayudaba a cuidar de mi hermana pequeña
mientras mi mama salía y note un comportamiento extraño en papá y eso le
comente en la tarde a mi mami, a lo cual ella me contesto que él estaba yéndose
solo al Hospital del Sur a que le revisen porque cada vez él se sentía peor, ya en
este punto no podía ser indiferente y pese al resentimiento que aun mantenía,
comencé a acompañarle al hospital en donde le hacían varios exámenes de todo
tipo y nadie podía darle un diagnóstico y él se iba deteriorando más, para lo cual en
una de las citas médicas un doctor me pregunto si no he notado nada extraño y
recordé el comportamiento que vi hace algunas semanas atrás.
El cual consistía en sentarse al filo de la cama sin razón aparente y acomodar una
almohada varias veces sin ningún motivo, el doctor en ese momento me envió a
sacar un turno de rayos X para que le hagan una placa de la cabeza y claramente
recuerdo que salió una pequeña transparencia en la placa, y en ese momento
comenzó el verdadero martirio de ver como una persona se acaba a causa del
cáncer.
Yo, en ese entonces tenía 19 años mi hermana 5 y mi papá se nos fue en 3 meses,
esta terrible enfermedad se hizo visible cuando le hicieron una resonancia magnética
de cerebro y un especialista nos explicó que las tres manchas eran tumores que
estaban enraizados en los pliegues cerebrales y que en este punto el cáncer era
terminal y no había nada más que hacer.
Pero las personas no asimilamos ese tipo de noticias, le internamos en varios
hospitales y lo desahuciaron de todos, nadie nos daba esperanza de nada y nuestro
último recurso fue SOLCA en donde le volvieron hacer exámenes y ya en este punto
mi papá ya no era el hombre que yo conocía, ya de sus hijos no se acordaba, su
conciencia estaba perdida, tubo deterioros de la vista y oído, los doctores nos
explicaban que uno de los tumores estaba oprimiendo la parte del cerebro que hace
que las personas miren y escuchen.

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Mi papá con la conciencia perdida se volvió agresivo, tuve que hacer permanentes
mis horarios nocturnos y en el día pasaba dentro del hospital cuidándolo, ya que en
varias ocasiones lo encontré amarrado y eso me partía el alma, por eso con mi
madre aprendimos el trabajo que hacían las enfermeras desde suministrarle sus
medicinas hasta bañarlo ya que él no podía, y los trabajadores de SOLCA le temían
por sus arranques agresivos, ya que si mi mamá o yo no estábamos, él
prácticamente les golpeaba, y por ende, les causaba temor y no lo atendían.
Dentro de los delirios de su enfermedad, debo señalar que de mi mama y mi
hermana pequeña nunca se olvidó, pero del resto del mundo si, pese a la
inconsciencia de su mente el amor de su corazón siempre pudo distinguirlas hasta el
día que dio su último respiro.
El desgaste físico, mental y emocional que nos ocasionaba la enfermedad no se
puede describir, ya en este punto optamos por llevarlo a la casa, porque dentro de
sus escasos momentos de aparente lucidez le solía pedir a mi mami, que ya está
cansado, que quiere irse a la casa y ya no tuvimos más opción que llevárnoslo.
Mi mami que siempre recalcare que es la mujer más noble de este mundo, con todo
el cariño y paciencia conversaba con él, y cada día le preguntaba que deseaba
comer y luego le preparaba los platillos que mi papá le pedía, era una escena
bastante tierna y a la vez triste.
En una madrugada que llegaba del trabajo lo encontré despierto en la camita y
cuando entre se me quedo mirándome como queriéndome reconocer o así fue como
lo sentí, con una sonrisa me acerque y le pregunte si estaba bien y solo me tomo la
mano y nos quedamos en silencio viéndonos, yo sentía como él se estaba apagando
de a poco y a los dos días, un 14 de mayo mi papá se me fue.
Soy la persona menos indicada en criticar a las personas que sienten resentimiento
por sus padres, pero así sea para pelear ahí están, porque cuando no están ya no
hay nada, ya no hay por quien sentir ira o resentimiento y las flores en el cementerio
o los llantos de funeral no sirven de nada, hay que disfrutar de ellos mientras estén
sin importar lo bueno o malo que hayan hecho en su vida, a la final son nuestros
padres.

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Cierre

En resumen, Facetas de la vida es una compilación de historias tan personales que


salen del fondo del corazón, historias que son contadas con todo el cariño, dolor,
alegría y tristeza, que ha hecho que cada uno de sus protagonistas se transporte a
sus recuerdos, en las experiencias que lo han llevado a ser lo que hoy es y le han
dado esa sabiduría y madurez para enfrentar la vida con todo lo bueno y malo que
esta nos da.

Con estas historias queremos llegar al lector que busca un consejo de vida, una
salida a lo que le aqueja, o simplemente identificarse con personas reales con
hechos cotidianos, que nos suceden a todos. Queremos abrir nuestro baúl de
recuerdos y brindarle al mundo un pedazo de nosotros, al mismo tiempo que nos
desahogamos y nos sentimos escuchados.

¡No te darás cuenta del valor de un recuerdo, hasta que se convierte en


memoria!

Intentamos plasmar nuestros recuerdos para que perduren como memorias.

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