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Las 

mariposas monarca son mundialmente conocidas por la increíble migración


masiva que lleva a millones de ejemplares a California y México cada invierno. La
monarca norteamericana es la única mariposa que realiza una travesía tan
espectacular, con una distancia cercana a los 5000 kilómetros. Estos insectos
deben partir cada otoño antes de que llegue el frío, que acabaría con ellos si se
demoran demasiado.
La monarca es una de las mariposas más reconocibles y mejor estudiadas del
planeta. Sus alas naranjas están entrelazadas con líneas negras y bordeadas con
puntos blancos. Aunque la mariposa monarca es nativa de América del Norte y del
Sur, se ha extendido a otros lugares cálidos donde crece el algodoncillo, su único
alimento. 
(Relacionado: La mariposa monarca ya es una especie en peligro de extinción)
Las mariposas monarca de América del Norte, que ya no se encuentran en América
del Sur, se dividen en dos grupos principales: las monarcas occidentales, que se
reproducen al oeste de las Montañas Rocosas y pasan el invierno en el sur de
California; y las monarcas orientales, que se reproducen en las Grandes Llanuras y
Canadá, y pasan el invierno en el centro de México. También hay poblaciones en
Hawái; Portugal y España; y Australia, Nueva Zelanda y otras partes de Oceanía.

Las mariposas monarca occidentales alcanzaron en 2020 un mínimo histórico,


colocándolas al borde de la extinción. A pesar de que el recuento cifró a esta especie
en menos de 2000 en California, el gobierno decidió no incluirla como especie en
peligro de extinción. A pesar de los esfuerzos de protección, estas cifras suponen
una disminución muy importante frente a las 30 000 documentadas el  año
anterior y las millones que había en vuelo en la década de 1980.

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VÍDEO: LA ESPECTACULAR METAMORFOSIS DE UNA
MARIPOSA MONARCA
Este trágico descenso de las poblaciones en los últimos 20 años se debe
principalmente a que las asclepias (Asclepias syriaca) están desapareciendo por el
uso de herbicidas y la pérdida de hábitat. La asclepia, o «algodoncillo», es la única
planta donde las mariposas monarca pueden poner sus huevos y la única planta de
la que se alimenta la oruga. 
(Relacionado: Las mariposas monarca están extinguiéndose: ¿cómo pueden
ayudarlas las ciudades?) 
Ciclo de vida
Las mariposas monarca nacen en huevos, de los que eclosionan en forma de larva.
A continuación se comen la cáscara del huevo y después se alimentan de las plantas
del algodoncillo sobre las que nacieron. Por ello, las mariposas monarca dependen
de las plantas del algodoncillo, que constituyen prácticamente el único alimento de
las larvas.

La mariposa monarca hembra pone cada uno de sus huevos individualmente en la


hoja de una planta de algodoncillo, adhiriéndolos con un poco de pegamento que
secreta. Una hembra suele poner entre 300 y 500 huevos durante un período de
dos a cinco semanas.
(Relacionado: Las mariposas, biomarcadores de salud de los ecosistemas
urbanos)
Después de unos días, los huevos se convierten en larvas, también conocidas como
orugas en el mundo de las polillas y las mariposas. El trabajo principal de las
orugas es crecer, por lo que pasan la mayor parte del tiempo comiendo
algodoncillo, razón por la cual la hembra pone sus huevos en las hojas de
algodoncillo.
Las orugas comen hasta saciarse durante unas dos semanas. Conforme engordan,
las larvas se convierten en jugosas y coloridas orugas. Después crean una dura
bolsa protectora que las rodea conforme entran en la fase de crisálida o la etapa de
pupa. 
Alrededor de una semana o dos más tarde, terminan su metamorfosis y emergen
como mariposas monarca adultas completamente formadas, de color negro y
naranja. Estas mariposas monarca nacen para volar, y saben, por el cambio en el
clima, que deben prepararse para su prolongada travesía.
Estas mariposas desarrollan comportamientos diferentes dependiendo de cuándo
completen su metamorfosis. Si emergen en la primavera o principios del verano,
comenzarán a reproducirse en cuestión de días. Pero si nacen a finales del verano o
del otoño, saben que se acerca el invierno, hora de dirigirse al sur para disfrutar de
un clima más cálido.

De las crisálidas emergen en forma de adultos bellamente coloreados en negro,


naranja y blanco. El colorido patrón de las monarcas hace que sean fáciles de
identificar, y esa es la idea. Los colores distintivos advierten a los depredadores que
tienen mal sabor y son venenosos. El veneno proviene de su dieta. El algodoncillo
en sí mismo es tóxico, pero las monarcas han evolucionado no solo para tolerarlo,
sino también para usarlo en su beneficio al almacenar las toxinas en sus cuerpos y
volverse venenosas para los depredadores, como las aves.

(Relacionado: ¿Por qué se están desplomando las poblaciones de insectos?)


Mariposa monarca sobre una flor

La gran migración
En el este, solo las monarcas que emergen a fines del verano o principios del otoño
realizan la migración anual hacia el sur durante el invierno. A medida que los días
se acortan y el clima es más frío, saben que es hora de abandonar sus lugares de
reproducción en el norte de EE. UU. y Canadá y dirigirse al sur, a las montañas del
centro de México, donde hace más calor. Algunas migran casi 5 000 kilómetros.
Allí, se acurrucan en los oyameles - un abeto nativo de las montañas centrales y del
sur de México y del oeste de Guatemala - para esperar el invierno. Una vez que los
días comienzan a alargarse de nuevo, las mariposas comienzan a regresar al norte,
deteniéndose en algún lugar a lo largo de la ruta para poner huevos. 

Luego, la nueva generación continúa más al norte y se detiene allí para poner sus
huevos. El proceso puede repetirse durante cuatro o cinco generaciones antes de
que las monarcas hayan llegado nuevamente a Canadá.
(Relacionado: Cómo afecta a la extinción de las mariposas la desaparición de las
granjas de Europa)
Por tanto, las monarcas occidentales se dirigen a la costa de California para pasar el
invierno, deteniéndose en uno de varios cientos de lugares conocidos a lo largo de
la costa para esperar que pase el frío. Cuando llega la primavera, se dispersan por
California y otros estados del oeste.
Para cuando comience la migración invernal del a siguiente, varias generaciones de
verano habrán vivido y muerto, y serán los tataranietos de los migradores del año
pasado los que realicen el viaje. Sin embargo, de algún modo las nuevas
generaciones conocen el camino. Siguen las mismas rutas que sus ancestros y en
ocasiones incluso vuelven al mismo árbol.

¿Cómo hacen las monarcas un viaje tan largo? Usan el sol para mantener el rumbo,
pero también tienen una brújula magnética para ayudarlos a navegar en días
nublados. Un gen especial altamente eficiente les da una ventaja para vuelos de
larga distancia.
En diciembre de 2022, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) publicó junto con colaboradores de Suecia, Malasia y Estados
Unidos, un análisis de los genomas de 97 especies de mariposas. Los datos
demostraron que aquellas especies que migran estacionalmente son genéticamente
más ricas, algo, a priori, beneficioso, porque les ofrece la ventaja evolutiva de una
mayor adaptación ante cambios ambientales bruscos. Los resultados aparecen
publicados en la revista Molecular Ecology.
Aurora García-Berro, investigadora del Instituto Botánico de Barcelona (IBB-CSIC-
Ayuntamiento de Barcelona) y autora principal del trabajo, destaca: “Esta
diversidad genética es producto del movimiento. Una migración continuada en el
tiempo facilita el flujo genético entre individuos distribuidos en territorios muy
amplios. Esto sólo puede pasar en especies con números poblacionales muy altos,
de forma que siempre haya individuos que se puedan encontrar durante sus
migraciones para reproducirse”.

Amenazas a la supervivencia
Los grupos conservacionistas han solicitado al gobierno de los EE. UU. que inlcuya
a la mariposa monarca en la lista de la Ley de Especies en Peligro de
Extinción. Aunque aún no se ha tomado una decisión, los científicos alertan de que
la especie está en grave declive y se enfrenta a grandes amenazas.
Las monarcas occidentales han disminuido en más del 99 por ciento desde la
década de 1980. Las monarcas orientales han disminuido en aproximadamente un
80 por ciento.
La desaparición del algodoncillo es una de las principales razones de la
disminución de su población. El algodoncillo, que es el único lugar donde las
monarcas pondrán sus huevos y el único alimento que comerán las orugas, solía
crecer dentro y alrededor de los cultivos agrícolas. 
La eliminación sistemática del algodoncillo de los campos en los últimos años, así
como el mayor uso de herbicidas y la siega junto a caminos y zanjas, han reducido
significativamente la cantidad de algodoncillo disponible.
(Relacionado: Esta mariposa modifica sus rutas migratorias en busca de las
mejores condiciones de supervivencia)
El cambio climático también es motivo de preocupación por varias
razones. Las monarca son muy sensibles a los cambios de temperatura y clima, por
lo que el calentamiento global puede afectar los procesos biológicos, como saber
cuándo reproducirse y migrar.
Además, cada vez se dan más eventos climáticos extremos, que afectan
negativamente sus hábitats de hibernación, a la disponibilidad de algodoncillo en
sus hábitats de reproducción y a su supervivencia directamente: demasiado calor o
demasiado frío y las monarcas morirán

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