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como para una eternidad; Los chicos así te la pegan a la mínima oportunidad, solo tienes que

mirar a mi novio Dan. -Ex, novio Dan-me corrigió, dándole otra calada a su cigarrillo.-Tienes
razón, los chicos como él son un peligro pero no te vendría mal disfrutar de lo que pueden
ofrecer y así olvidarte del cabrón de tu ex. ¿Quién dice que las mujeres no se pueden acostar
con tíos por el simple hecho de querer hacerlo? Estas soltera, es verano, eres guapa, disfruta y
no pienses demasiado. No pude evitar soltar una carcajada. Madre mía, Jenna estaba
completamente loca, pero lo que decía tenía sentido; tenía sentido si eras alguien como ella o
como aquellas chicas que eran capaces d acostarse con cualquiera. Yo no era de ese tipo de
chicas para nada. -Que tal si dejamos el tema Leister a un lado y me dices que te vas a quedar
esta noche aquí a dormir-le dije mirándola con ojos suplicantes. Si tenía que pasar tres días
con ese energúmeno yo sola y en esa casa tan grande moriría antes de que llegara el lunes.
Jenna sopesó mis palabras. -Seguramente Nicholas invite a los chicos, lo que significa que Lion
estará aquí y si a eso le sumamos bebida, música y alcohol...-sus dedos tamborilearon sobre su
mejilla-Me quedo, claroagregó con una sonrisa divertida. Aquello me puso de muy buen
humor. Con Jenna a mí lado los días pasaban muchísimo más rápido y eso era justamente lo
que necesitaba en aquel momento de mi vida: que los días volaran sin siquiera darme cuenta
de adonde me llevaban. *** Después de las cinco mi madre se despidió de mí y se ofreció a
llevar a Jenna hasta su casa para que pudiera vestirse, coger sus cosas y después venir con Lion
hasta mi casa. William ya se había despedido esa misma mañana por lo que la casa se hallaba
completamente sola, aparte de mí y del simpático de Nick. Desde aquella mañana no le había
vuelto a ver, y di gracias al cielo de que aquella casa fuera tan grande como para tener la
sensación de estar sola cuando en realidad estaba conviviendo con un montón de personas,
como los del servicio, como la cocinera, las dos asistentas, el guardia de seguridad de la
entrada... y por supuesto mi hermanastro. Esa noche, en cambio, Sophie, la cocinera se había
marchado y si recordaba bien las dos muchachas que limpiaban la casa tenían la noche libre.
Nunca me acostumbraría al hecho de regresar a mi habitación habiendo dejado todo hecho un
desastre y encontrarme la cama hecha y todo absolutamente limpio; era agradable, sí, pero
extraño. En ese momento, y después de haber estado metida en mi dormitorio leyendo un
buen libro había decidido bajar a comer algo. Ya eran las ocho de la noche y mis tripas no
dejaban de protestar enloquecidas. Me puse mis zapatillas de andar por casa y fui bajando las
escaleras al mismo tiempo que me iba recogiendo un moño desaliñado e improvisado en lo
alto de la cabeza. Y entonces justo cuando entré me encontré la escena más asquerosa que
alguien pueda ponerse delante. Una tía vestida con ropa interior que no dejaba nada a la
imaginación estaba sentada sobre la encimera donde desayunábamos todos los días, donde yo
desayunaba todos los días, y un Nicholas en pantalones de chándal y sin ninguna camiseta le
recorría el cuerpo con las manos al mismo tiempo que la besaba de forma que debería ser
ilegal. -¡Que asco!-no pude evitar gritar, al mismo tiempo que me tapaba los ojos con el brazo.
Escuché una maldición por parte de él y una risita tonta por parte de ella. -Lárgate, quieres-me
contestó el muy salido, repugnante, pervertido... -¡Estas en la cocina!-seguí gritándole. No
pude evitar sentir una rabia furiosa en mi interior. ¿Era idiota o qué? ¿Por qué no se ponía
hacer sus guarradas en su habitación; o en cualquiera de los miles de lugares que la casa podía
ofrecerle? ¿Por qué se ponía justamente en la cocina y justamente a la hora de cenar?-Llévate
a tu puta... -Mandy espérame en mi cuarto-escuche que le decía al mismo tiempo que me
interrumpía. Esperé aún con el brazo tapando mi cara hasta que escuche que la idiota salía por
la puerta. Al abrir los ojos vi a Nicholas mirándome con el semblante serio y enfadado. ¿Él se
enfadaba? ¿En serio? -¿No puedes mantener la puñetera boca cerrada ni cuando hay gente
delante?-me preguntó acercándose amenazadoramente. -uy, lo siento, ¿he herido los
sentimientos de la prostituta?-le dije con sarcasmo y disfrutando de cada una de las palabras-
¿Ahora no va a poder hacer su trabajo? El rostro de Nick ni se inmutó, es más sonrió con algún
tipo de malicia. -¿Te ofreces tú para hacer su trabajo?-dijo mirándome lascivamente de arriba
abajo. De alguna manera aquella mirada, en vez de cabrearme me encendió por dentro.-
Espera... no sabrías ni cómo empezar...-agregó sonriendo al ver cómo me ponía colorada. Vale,
yo no tenía mucha experiencia en ese campo, pero y tanto que podía conseguir que un tío se
volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que
iba vestido con vaqueros y camiseta negra ancha. Jenna se me acercó con una sonrisa
divertida. -Estas cañón, nena-me dijo guiñándome un ojo-¿Le has echado ya el ojo a alguien?
Ese cuerpo necesita que le den mambo-gritó soltando una carcajada y haciendo que yo me
sonrojara al mismo tiempo que me partía de risa. Jenna era un soplo de aire fresco y con los
pocos días que la conocía me hacía sentir que podía confiar en ella. -Vamos a beber algo que
tengo la garganta seca-le dije empujándola hacia la cocina y en donde la mayoría de la gente
se encontraba ya que la cocina conectaba con la puerta que daba al jardín y en donde media
docena de tíos ya se habían metido en la piscina y mojado a medio mundo. Lion nos siguió al
mismo tiempo que muchos de los allí presentes le saludaban y chocaban los puños con él. Ya
en la cocina, Jenna se fue directa al barril de cerveza y yo acepté cuando me tendió uno de
esos vasos rojos con líquido espumoso. Estaba buena, rica y refrescante y agradecí tener
aquella distracción para así poder olvidarme de mi ex. Allí apoyado en una encimera y rodeado
de mujeres estaba mi hermanastro que se sacó de encima a una tía pelirroja para así poder
saludar a su mejor amigo. Entonces me vio y su rostro se desencajó. -¿Qué haces aquí?-me
preguntó mirándome como si fuera lo último que quería tener delante. -Vivo aquí-le contesté
cortante sin poder evitar fijarme en lo bien que le quedaba aquella camisa blanca... Dios, le
resaltaba el moreno y el contraste con su pelo negro y sus ojos azules era increíble. Normal
que tuviera a casi todas las chicas pendientes de él. Jenna iba a tener razón, Nick estaba
demasiado bueno para que una no se sintiese afectada. -Desgraciadamente-me contestó
girándose y bebiéndose todo lo que le quedaba en su vaso de cerveza. Genial, intoxícate,
imbécil. -¡Vamos a bailar!-me dijo entonces Jenna tirando de mí hacia fuera, en donde la
música estaba más alta y subiéndose conmigo a una de las tumbonas. Casi todas las chicas
hacían lo mismo pero fue divertido; además en ese momento sonaba una canción que me
encantaba, la canción del verano y todos los allí presentes estaban cantándola a voz en grito y
moviéndose al son de la música. Seguí bebiendo mientras mi cabeza se alejaba de mis
horribles sentimientos y del rostro de Dan, tan rubio y tan guapo, y el recuerdo de sus manos
acariciándome cuando estábamos solos o como cuando me besaba en la nariz cuando hacia
muchísimo frío y se reía de mí diciendo que me parecía a un reno de navidad. Era una idiota
pensando en esos estúpidos recuerdos pero habían sido seis meses de mi vida... Tampoco era
mucho pero yo los había vivido con intensidad... le quería... había sido mi primer novio de
verdad y que me hubiese engañado con alguien tan importante... no, simplemente que me
hubiese engañado... Enfadada me giré y entré en la casa para servirme más cerveza. Jenna
estaba por allí con Lion por lo que fui a buscarla en el salón, repleto de gente y con la música a
todo volumen con la intención de distraerme con ella. Justo en ese instante me llegó un
mensaje al móvil. Sabía de quien se trataba, seguramente era Dan, pero al leerlo comprobé
que era de la misma persona que me había mandado la foto de Dan y Beth besándose. Quien
fuera estaba claro que le gustaba atormentarme puesto que el email tenía como nombre: más
evidencias de tu engaño. Justo cuando le iba a dar a abrir el archivo, con el corazón casi
saltándose de mi pecho, el móvil se me apagó. Mierda... me había quedado sin batería, normal
si lo único que había hecho ese día había sido recibir mensajes de Dan y llamadas telefónicas
que intente con todas mis fuerzas ignorar. Con los nervios a flor de piel e impulsada por algún
instinto masoquista, eso estaba claro, por que quién iba a querer ver más imágenes de su
novio poniéndole los cuernos, vi que el iphone de Nick estaba allí sobre la mesita del salón.
Había demasiada gente a mi alrededor por lo que nadie me vio cuando lo cogí y me dirigí a una
esquina que estaba más apartada de la gente, junto a la puerta del despacho de Will. Me
temblaban tanto las manos que me costó dar con los botones adecuados, teniendo que borrar
y volver a escribir mi correo electrónico como cinco veces pero finalmente di con lo que
buscaba y el archivo de email se abrió para mí. Allí junto la foto que ya había visto había un
montón de instantáneas de Dan y Beth enrollándose en la fiesta que supuse me habían
engañando por primera vez... nada más lejos que la realidad. Había más fotos, de días
diferentes de ellos besándose, incluso fotos hechas por ellos mismos, con la mano estirada y
mirando a la cámara con los labios hinchados y los ojos brillantes. Me enfade tanto viendo esas
fotos, sentí tanta rabia y dolor en mi interior que por poco se me cae el móvil al suelo.
Entonces alguien se me acercó por detrás. -¿Qué demonios estás haciendo con mi móvil?-me
dijo aquella voz tan conocida e irritante. Me sobresalté y antes de que pudiera cerrar lo que
había estado viendo, Nicholas me arrancó el teléfono de las manos y se puso a mirar las fotos
con el ceño levemente fruncido. -Dámelo-le dije sintiendo que comenzaba a ahogarme en mi
propia desdicha. Una sonrisa de lado apareció en su rostro. -Es mío ¿recuerdas?-me dijo aún
con la mirada clavada en la pantalla. Me propuse girar y marcharme. Sabía que estaba muy
cercana a pegarme con alguien, lo sentía en la forma que me temblaban las manos y el picor
que sentía en los ojos con unas increíbles ganas de llorar. Una mano me agarró el brazo
volviéndome a girar. Los ojos de Nick se clavaron en mi rostro mirándome con escrutinio. -¿Por
qué miras esta mierda?¿eres masoquista o que te pasa?-me dijo disgustado, metiéndose el
teléfono en el bolsillo trasero y aún sujetándome por el brazo. Al parecer yo no era la única
que pensaba eso de mí. -Puede que lo sea-le conteste mirándole fijamente.-Y ahora mismo te
aseguro que eres la última persona que quiere estar delante de mí-le dije sabedora de que
pagaría mi mal humor con cualquiera pero sobre todo con él

volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que
volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que
volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que
volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que
volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que
volviera loco si así lo requería la situación. -A ti no te tocaría ni con un palo-le dije seguramente
hiriendo su ego masculino pero en cambio él me dirigió una mirada divertida y lasciva. -Se dé
un montón de cosas que te harían enloquecer y que se hacen con un palo, un palo bien
grande, pecosa-me dijo acercándose más. ¿Qué estaba haciendo? -Eres asqueroso-fue lo
primero que se me ocurrió decirle porque su proximidad me estaba poniendo nerviosa. -Más
que asqueroso-me dijo acercando sus labios a mi oído. Me quedé quieta intentando
demostrarle que no me importaba su proximidad.-Tan asqueroso que no pienso desperdiciar
ni un segundo más hablando contigo-agrego volviéndose a separar. Sus ojos buscaron los míos
otra vez y me los sostuvieron con dureza- Quédate abajo si no quieres que tu mente inocente
tenga pesadillas a partir de ahora, con taparte los ojos no va a ser suficiente. -Que te jodan-le
dije dando un paso hacia atrás. Él sonrió con suficiencia y salió de la cocina. Yo fui directa hacia
la nevera. La abrí tan fuerte que los tarros de leche tintinearon con estruendo y varios botes se
volcaron sobre las encimeras. ¿Por qué demonios me molestaba lo que me había dicho? ¿Por
qué una parte de mí quería demostrarle lo "inocente" que podía llegar a hacer? ¿Por qué no
me podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos haciéndolo de manera escandalosa en la
habitación de arriba? Me comí mi bocadillo intentando no pensar en lo que estaba ocurriendo
tan cerca de mi habitación y tal y como él me había dicho me quedé abajo tirada en el sofá
mirando la tele esperando a que Jenna regresara. Media hora más tarde escuche como sonaba
el timbre y fui corriendo hacia allí. Al abrir la puerta me encontré con todo menos con Jenna y
Lion. Un montón de tíos y tías con barriles de cerveza comenzaron a entrar por la puerta. Al
escuchar el estruendo Nicholas apareció en lo alto de las escaleras, aún vestido solo con las
calzonas y con el pelo revuelto e invitó a todos a que entraran y pusieran la música. Diez
minutos más tarde aquello era una completa locura. No conocía ni a la mitad de las personas
que había allí, alguno sí que me sonaban de haberlos visto en las carreras pero la mayoría no
los había visto en mi vida. La bebida comenzó a correr como si se tratara de agua fría y la
música resonó por unos altavoces que no sabía ni donde estaban. Los vasos de plástico rojo
rularon como la pólvora y las tías en biquini y pantalones súper cortos ocuparon las mesas y
cualquier superficie alta para poder bailar provocativa mente. Me sentía totalmente fuera de
lugar con mis pantalones cortos de chándal y mi moño desaliñado. Estaba esperando a que
Jenna llegara pero esta se retrasaba y cada vez me apetecía menos estar allí rodeada de
aquellas personas. Me fui directa hasta mi habitación asegurándome de haber cerrado con
llave y me propuse ponerme algo mejor y más acorde con lo que la noche ofrecía. Busque en
mi vestidor algo con lo que sentirme cómoda y guapa al mismo tiempo. Jenna había estado
revolviendo mi armario en los días que había estado allí conmigo y había un conjunto de
pantalón corto negro y camiseta súper ajustada que le encantaba. Para fastidiarla y reírme un
rato me lo puse. Los pantalones eran negros y se pegaban a mí trasero como una segunda piel.
La camiseta era color naranja y cruzada por detrás y me quedaba de maravilla con el moreno
que había ido cogiendo durante aquellos días. Satisfecha con mi atuendo, me solté el pelo, me
puse unas sandalias chatas, por que pasaba de ponerme tacones para estar en mi casa, y salí
corriendo en cuanto volví a escuchar el timbre de la entrada, que sonaba tan fuerte como la
música. Antes de llegar hasta allí mi amiga ya había entrado acompañada del buenorro de su
novio Lion. Verlos juntos era un espectáculo para la vista. Ella al contrario que yo sí que había
optado por ponerse unos taconazos y aún así seguía siendo un poco más baja que su novio que

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