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RECOMPENSAS DE LA MANSEDUMBRE

1) Conocer al Señor Jesús


La meta del Apostol Pablo era… Conocerle, y el poder de su resurrección (véase Filipenses 3.10) La
importancia de esta meta la vemos en el gran sacrificio que hizo Pablo para alcanzarla “Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
(Filipenses 3.8)

2) Comprender el Evangelio
Las buenas nuevas de salvación están disponibles a todos. Sin embargo, solamente los mansos
entienden y responden correctamente al Evangelio. El Señor explicó esto cuando abrió el rollo del
libro de Isaías y lo leyó, “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me
ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos…” (Isaías 61.1) El salmista escribió “Porque
Jehová tiene contentamiento en su pueblo, hermosear a los humildes con la salvación” (Salmos
149.4”... Para salvar a todos los mansos de la tierra” (Salmos 76.9

3) Transformar nuestras almas


Solo por la mansedumbre hacemos de la palabra de Dios una parte vital de nuestra mente, voluntad y
emociones para poder conquistar los hábitos pecaminosos y destructivos que afectan nuestra vida
“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la
palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1.21). Por ser el Señor Jesucristo
la palabra viva de Dios, mientras más lo conozcamos mejor comprenderemos la Palabra de Dios
(Véase Juan 1.1)

4) Recibir la guía de Dios


Uno de los retos más grandes de la vida es tomar decisiones sabias. Solemos tomar decisiones que
creemos que son correctas pero al final resultan ser equivocadas.
¿Cómo pues obtendremos el buen juicio necesario para tomar decisiones sabias?
“Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera” (Salmos 25.9)

5) Desarrollar verdadero carácter


La Escritura explica que es más importante adornar el corazón interior que adornar la apariencia
exterior de la persona. Este adorno interno deberá ser la mansedumbre. “Vuestro atavío no sea el
externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón,
en el incorruptible ornato de un espíritu afable (práus) y apacible, que es de grande estima delante de
Dios” (1 Pedro 3.3-4).
6) Gozar la vida en plenitud
Mucha gente tiene muchas posesiones, pero no puede disfrutar de ellas. Comerán los humildes, y
serán saciados; alabarán a Jehová los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre” (Salmos
22.26)

7) Recibir una herencia duradera


El Señor Jesús prometió: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”
(Mateo 5.5). Una explicación más amplia la encontramos en Salmos 37.9-11: “porque los malignos serán
destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no existirá el
malo, observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con
abundancia de paz.”

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