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Tecnología 6G

Alina Guadamuz Flores


Abogada

Si bien es cierto que apenas comienza a desplegarse mundialmente la tecnología 5G,


vista como una gran novedad debido a la gran cantidad de beneficios que se supone
que generará en la sociedad, también es cierto que ya se están haciendo pruebas con
tecnologías nuevas, para seguir avanzando en esta área de las telecomunicaciones.
Sabiendo que existen varios tipos de tecnología de telefonía móvil, habiendo
comenzado estas desde la 1G hasta llegar a la 5G, es oportuno hablar sobre una nueva
tecnología en gestación: la 6G.

Esta nueva generación de tecnología alcanzará la velocidad de conexión de 1 TB por


segundo, lo que significa que sería 50 veces más rápida que la tecnología 5G
(ver Forbes México).

Como es de imaginar, cada tecnología irá mejorando y, así, mostrando claras ventajas
sobre las anteriores. Con la red de sexta generación se plantea la posibilidad de que,
para 2035, situaciones como el hacer que la inteligencia humana sea enviada de manera
instantánea por el aire, sea posible. CNN en español explica en detalle parte de ese
sofisticado panorama:

Por ejemplo, el teléfono 6G del futuro podrá probar el aire que lo rodea en busca
de alérgenos, explosivos o químicos tóxicos y determinar si su comida es apta
para ser ingerida. Le ayudará a ver en la oscuridad utilizando visión nocturna y
representará imágenes mucho mejores de lo que puede ver el ojo humano. Así
como un teléfono celular ha reemplazado a la cámara independiente y al reloj de
pulsera para muchos, y comienza a reemplazar a la billetera, los teléfonos de 6G
podrían llegar a reemplazar a los anteojos a través del uso de anteojos, que
pueden funcionar también como auriculares, que tengan una capacidad increíble
de representar imágenes y sonidos estereofónicos.

Esto implica crear los dispositivos y la infraestructura que permitan implementar la nueva
tecnología, por lo que, si bien apenas se empiezan a comercializar los teléfonos que
permiten accesar a la red 5G, ya varios países se encuentran desarrollando dispositivos
y la infraestructura que permitan usar a la 6G. Entre ellos están Japón, China y Corea
del Sur, siendo que el primero de estos se ha planteado tener la tecnología lista para
2030 (ver Japón ya desarrolla el 6G que será 10 veces más rápido que el 5G).

No obstante, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia están trabajando de manera


conjunta para avanzar en el desarrollo de la 6G (ver El futuro de las redes: 6G y 7G).

Al igual que como sucede con la tecnología de quinta generación, la sexta presenta el
reto de la inversión económica en la creación de la infraestructura. El sector de
telecomunicaciones no se escapa al desafío al que se enfrentan otras industrias, sea la
médica, aeronáutica, etc., donde las inversiones son cuantiosas. Por ejemplo, la
inversión que Corea del Sur planea llevar a cabo para desarrollar la tecnología de
telefonía móvil de sexta generación es de 143 millones de euros, aproximadamente
(ver Corea del Sur planea plan piloto de la red de datos 6G en 2026, 50 veces más
rápida que el 5G).

Todos estos avances que, por momentos, podrían percibirse como futuristas, se
encuentran incluidos dentro de todos aquellos a los que conlleva la Industria 4.0.

Este nuevo paso en la tecnología incluye desde el entretenimiento, pasando por


sistemas de comunicaciones autónomos, ciudades inteligentes, atención médica
remota, entre otros beneficios. Muchos de estos se conseguirán con el despliegue de
5G, pero aquellos servicios que esta no pueda suplir serán prestados tanto por la
tecnología móvil 6G, como por la Red 2030, que, a diferencia de las tecnologías de
telefonía móvil, esta última va más dirigida a una red fija.

En el libro blanco Network 2030, de la UIT, se pretenden estudiar todas aquellas


aplicaciones que estén desarrolladas dentro de diez años o antes y toma en cuenta la
capacidad que tendrá la sociedad para adaptarse a la transformación digital y la
interacción que se mostrará entre la inteligencia humana y las máquinas; también se
evalúa cuáles aplicaciones usarán a la tecnología para facilitar el bienestar de los
humanos. Para hacer este estudio se toman en cuenta tres características:

• la emergencia de nuevos verticales, impulsados por maquinaria de


funcionamiento autónomo en la industria y por experiencias de comunicaciones
personales llevadas a cabo casi en tiempo real, usando hologramas como los
nuevos objetos multimedia fundamentales.
• el desarrollo de nuevos servicios de comunicación: la Red 2030 desarrolla un
modelo para ofrecer un tipo de servicios en red que habilitan a las aplicaciones
para que interactúen con las redes de una manera más inteligente con una alta
precisión.
• una discusión más fuerte sobre la emergencia de nueva infraestructura de red,
tanto de manera terrestre, como aérea y espacial.

En el caso de los hologramas, presentan la necesidad de contar con un ancho de banda


suficiente que permita proyectar una imagen de calidad con todos sus detalles, lo que
significa una alta transmisión de datos. Esta necesidad se incrementa si, además, existe
la posibilidad de que la persona interlocutora pueda tocarlo.

Por otro lado, si se hace referencia al tema de las redes multisensoriales, se habla de
que se incluyen el sentido de la vista, al poder ver vídeos u hologramas; el sentido del
oído, por el sonido percibido, que es generado por el contenido; el sentido del tacto, por
los hologramas y, esto, lleva a algunas personas a pensar que porqué debería detenerse
la tecnología ahí: faltarían por incluir los sentidos del olfato y el gusto. Para activar a
estos sentidos se requiere de reacciones químicas directas del agente para que sean
percibidas por la persona receptora. Para lograr reacciones a la distancia en la persona,
se han hecho pruebas insertando dispositivos en la boca mediante las cuales se envían
corrientes eléctricas y diferencias de temperatura a las papilas de la lengua, con el fin
de simular sensaciones como acidez, salinidad o dulzura.

En el caso de la activación del sentido del olfato se requiere de un procedimiento aún


más invasivo, como lo es la “estimulación transcraneal”, por ejemplo, en la cual se
insertan imanes eléctricos, que se incorporan a un auricular, con el fin de enviar
estímulos a diferentes áreas del cerebro, responsables de crear las reacciones
sensoriales. Esto podría resultar de utilidad en el área de la medicina, como lo sería el
caso de un régimen nutricional al que debe someterse un paciente.

El volumen de datos que debe transmitirse para activar a estos sentidos es menor al
usado para activar el de la vista, sin embargo, sigue siendo un reto para la Red 2030.
Por ejemplo, otro reto es la precisión en el tiempo de los datos utilizados para manejar
un vehículo autónomo, ya que esta debe ser muy alta, debido a la cantidad de eventos
impredecibles a los que se encuentra sujeto el vehículo en el momento en que viaja por
una carretera.

De una forma muy apresurada, propia del área de las telecomunicaciones, ya se está
planeando la tecnología 7G, que será desarrollada en esta modalidad como su base y,
además, en 7.6G (ver El futuro de las redes: 6G y 7G), aunque aún no se encuentra
definido su estándar.

Por su parte, la UIT comenzará la definición del estándar 6G en 2021 (ver 6G será una
realidad en 2028 y detonará cuatro megatendencias, según Samsung).

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