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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE SANTIAGO

SISTEMA CORPORATIVO

(UTESA)

Recinto Santiago de los Caballeros

Facultad de Ciencias de la Salud

Carrera de medicina

Asignatura:

Unidad de cuidados intensivos

Tema:

Protocolo del manejo de shock

Grupo:

01

Estudiante:

Raimer Aquino Garcia

Matricula:

1-18-1856

Profesor:

Dra. Marianny Pérez

Fecha de entrega

14/11/22
Protocolo en el manejo del shock
Por ser el shock un proceso crítico que amenaza la vida del paciente, la actuación terapéutica debe ser inmediata,
lo que supone en la mayoría de las ocasiones iniciar un tratamiento empírico.
Soporte Respiratorio
Al igual que en otras situaciones críticas la prioridad inicial en el shock es asegurar una correcta función
respiratoria, lo que incluye mantener la permeabilidad de la vía aérea y una ventilación y oxigenación adecuadas.
Normalmente se usa la administración de O2 mediante mascarilla tipo ventimask con FiO2 del 40% o gafas
nasales. Se empleará la intubación endotraqueal en casos de insuficiencia respiratoria severa (PaO2 < 60 mmHg
con o sin hipercapnia, taquipnea grave con aumento del trabajo respiratorio y/o alteración del nivel de conciencia
(Glasgow <8).
Soporte Circulatorio
Una vez asegurada la función respiratoria hay que establecer un acceso venoso para la administración de fluidos y
fármacos. Los angiocatéteres de grueso calibre (14G ó 16G) colocados en una vena periférica son más adecuados
para una rápida reposición de la volemia. Si se administran fármacos vasoconstrictores es preciso utilizar siempre
una vía central.
Reposición de la volemia
Independientemente de la causa del shock, y si no existen signos de sobrecarga de volumen, es imprescindible
restaurar el volumen circulante. Para ello se pueden usar:
Soluciones cristaloides
Se emplean habitualmente las soluciones salina fisiológica (ClNa 0,9%) y el Ringer Lactato. Son soluciones
baratas, pero con algún efecto secundario, ya que rápidamente difunden al espacio extravascular, por ello se
requieren grandes volúmenes para conseguir una volemia adecuada. Recientemente se han empleado soluciones
salinas hipertónicas (7,5%) en el tratamiento del shock hipovolémico, con mejoría en los parámetros
hemodinámicos, requiriéndose volúmenes mucho más pequeños; sin embargo, ningún estudio ha demostrado que
el suero salino hipertónico logre una disminución de la mortalidad y que su utilización no está exenta de
complicaciones, en el momento actual no se recomienda su uso.
Soluciones coloides
Su ventaja es que expanden la volemia con un menor aporte. El coloide natural por excelencia es la albúmina. Sin
embargo las soluciones coloides más empleadas son sintéticas:
Dextranos: son polisacáridos de alto peso molecular (PM), formados por polímeros de glucosa. Se comercializan
en dos formas: dextrano-70 y dextrano-40. Los principales inconvenientes de los dextranos son su capacidad
antigénica, por lo que pueden provocar reacciones anafilácticas severas.
Gelatinas: Son compuestos obtenidos de la hidrólisis del colágeno bovino; producen una expansión de volumen
del 80-100% de la cantidad infundida.
Almidones: Son derivados sintéticos de la amilopectina; son muy buenos expansores y producen una expansión
volémica de un 150% del volumen infundido.
Fármacos cardiovasculares:
Son los fármacos más empleados en la actualidad en el tratamiento del shock. Se dividen en dos grupos: fármacos
que actúan sobre el inotropismo cardiaco y fármacos que actúan sobre las resistencias vasculares. Sin embargo la
mayoría de ellos tienen ambos efectos dependiendo de la dosis empleada y todos se administran en perfusión
continua.
Adrenalina:
Es una catecolamina endógena que actúa sobre los receptores adrenérgicos alfa-1 y alfa-2 y beta-1 y beta-2. Su
acción es dosis dependiente; por debajo de 0,02 mcg/Kg/min tiene un efecto predominantemente beta, produce
vasodilatación sistémica y aumenta la frecuencia y el gasto cardiaco con poco efecto sobre la presión arterial, a
dosis superiores tiene un efecto predominantemente alfa y produce vasoconstricción importante.
Noradrenalina:
Al igual que la adrenalina tiene efecto beta-1 a dosis bajas, pero a las dosis empleadas habitualmente tiene un
potente efecto alfa-1, produciendo una vasoconstricción que es especialmente útil para elevar la PA.
Dopamina
Es un precursor de la noradrenalina, también tiene acción mixta y dosis dependiente: por debajo de 4 mcg/Kg/min
tiene efecto sobre los receptores dopaminérgicos, favoreciendo la perfusión renal, (aumentando la diuresis)
esplácnica, coronaria y cerebral, entre 4 y 10 mcg/Kg/min su acción es predominantemente beta y por encima de
10 mcg/Kg/min tiene un predominio alfa produciendo vasoconstricción con aumento de la presión arterial.
Dobutamina
Es una catecolamina sintética que actúa sobre los receptores beta-1 y beta-2, aumenta la contractilidad
miocárdica, elevando el GC y por su efecto beta-2 disminuye ligeramente las RVS. No modifica la presión
arterial.
Tratamiento etiológico
Sobre la base del tratamiento general del apartado anterior, se debe tratar de manera lo más específica posible
cada tipo de shock; destacaremos los más frecuentes:

Shock hemorrágico: Lo fundamental es localizar y controlar el foco de sangrado. Se deben colocar 2


angiocatéteres de grueso calibre e infundir rápidamente 2 L de Ringer lactato. Si a pesar de ello persiste la
inestabilidad hemodinámica se debe administrar concentrado de hematíes, previa realización de pruebas cruzadas
o en caso de extrema gravedad usar sangre 0 Rh negativo; en hemorragias graves se debe transfundir 1 unidad de
plasma fresco congelado por cada 5 unidades de concentrado de hematíes para reponer factores de la coagulación
y 1 unidad de concentrado de plaquetas por cada 10 Kg de peso si el recuento plaquetario es < 100.000/mm3.
Recientemente se ha estudiado que si se aumenta de manera prematura la presión arterial cuando el foco
hemorrágico no está controlado se puede provocar mayor pérdida de sangre; así, la reposición enérgica de fluidos
solo debe realizarse cuando el foco hemorrágico está o va a estar controlado de manera inminente.

Shock hipovolémico no hemorrágico:


La elevación de las extremidades inferiores es una medida general que se debe aplicar inicialmente para
aumentar el retorno venoso. En cuanto a la administración de volumen, se puede comenzar administrando 1 ó 2 L
de cristaloides en aproximadamente 10 minutos y valorando con frecuencia la situación clínica. Continuar con la
administración de cristaloides a un ritmo de 1 ó 2 L en 20 minutos hasta que se alcance una PAM mayor de 70
mmHg o aparezcan signos de sobrecarga de volumen. No se deben emplear fármacos vasoactivos hasta que la
volemia esté controlada.
Shock cardiogénico
La causa más frecuente de este tipo de shock es el IAM. Por lo tanto el objetivo fundamental será limitar el
tamaño del infarto ya sea mediante la administración de fibrinolíticos, la angioplastia coronaria o la cirugía de
revascularización. En cuanto a la reposición de volumen, hay que hacerla con gran precaución y con vigilancia
continua de la respuesta clínica. Si aparecen signos de sobrecarga de volumen se deben usar fármacos inotrópicos
como la dobutamina a dosis de 5 mg/Kg/min. Si apareciera hipotensión grave se puede usar dopamina a dosis
crecientes hasta llegar a los 20 mcg/Kg/min.
Shock séptico
La hipovolemia se debe corregir con suero salino o Ringer lactato, que son de elección. Se puede empezar con
500cc y repetir a los 15 min, valorando siempre la respuesta clínica. Si no mejora tras 2 ó 3 L o aparecen signos
de sobrecarga se usa dopamina a dosis de 5-10 mcg/Kg/min. Si no se consigue un aumento la PAM hasta los 70
mmHg se empleará noradrenalina o dobutamina. Además es fundamental el uso precoz de terapia antimicrobiana
y el drenaje del foco infeccioso. El uso de corticoides está contraindicado. A pesar de estas medidas la mortalidad
del shock séptico sigue siendo muy elevada.
Shock anafiláctico
Se debe suspender de inmediato la administración de cualquier fármaco sospechoso o la transfusión, si se está
realizando. La adrenalina es el medicamento de elección en la fase inicial de este tipo de shock (0,4 ml
subcutáneo repitiendo si no hay mejoría en 20 minutos hasta 3 veces o en infusión venosa a dosis de 1-10
µg/min). Los corticoides (250 mg de metilprednisolona en bolo y luego 40 mg IV cada 8 horas) también deben
usarse, siendo su acción fundamental la de prevenir nuevos episodios.

http://www.medynet.com/usuarios/jraguilar/Manual%20de%20urgencias%20y%20Emergencias/
shock.pdf

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