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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS


CARRERA: DERECHO

DOCENTE: Nieva Sotelo Griselda

INTEGRANTES: Noemí Céspedes Villarroel

Nelly Lopez Condori

Lisbeth Simon Soliz

Elena Plaza Rodríguez

Varinia Flores Mamani

Grupo: 332
ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN

2. ANTECEDENTES HISTÓRICO

3. UBICACIÓN GEOGRÁFICA

4. EL CONFLICTO GEOPOLÍTICO POR LA APROPIACIÓN DE HIDROCARBUROS

5. BREVE CRONOLOGÍA DE LAS ISLAS MALVINAS.

6. LA OCUPACIÓN MILITAR DE LAS MALVINAS.

7. DEL TRIUNFALISMO A LA DERROTA.

8. LA REACCIÓN DE LA POBLACIÓN ANTE LA GUERRA DE MALVINAS.

9. LA RENDICIÓN.

10.LOS EFECTOS POLÍTICOS DE LA DERROTA.

11.CONCLUSIÓN

12.BIBLIOGRAFÍA.
1.  INTRODUCCIÓN
El añ o 1982 quedara para siempre en la memoria de los argentinos.
El general Leopoldo Fortunato Galtieri, que había llegado al poder en el añ o 1981,
designado por la junta militar de gobierno, anunció la ocupació n de las islas Malvinas, el
2 de abril, en el marco de una creciente tensió n política y social que tenía lugar en el país.
Esta decisió n llevó a una absurda guerra que enfrentó a la Argentina no solamente con
Gran Bretañ a, sino también con la OTAN y con Estados Unidos.
Este enfrentamiento le costaría a la Argentina cerca de dos mil millones de dó lares. En
tanto la situació n econó mica del país era catastró fica, declará ndose estado de
emergencia. Esta guerra a generado a lo largo de los añ os una multiplicidad de opiniones
y discusiones sobre los verdaderos motivos que llevaron a que el gobierno argentino
tomara semejante decisió n, por eso es necesario realizar un aná lisis de los hechos y de la
situació n en la que se encontraba Argentina, para salir de las confusiones y las dudas y
poder sacar conclusiones.
El 2 de Abril de 1982, Argentina echaba a los ingleses de las Islas Malvinas.
Pocas semanas después, Londres envió una flota a recuperar el honor y las tierras, y lo
logró tras una guerra breve y vertiginosa que terminó el 14 de Junio. En el conflicto
combatieron má s de 12000 argentinos que lo dieron todo y 700 no volvieron a casa.
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CONFLICTO DE LAS MALVINAS
El conflicto de las Malvinas muchos añ os de disputa entre Españ a, la Argentina y Gran Bretañ a.
Los argumentos de cada parte se contraponen como en cualquier pleito judicial.
Las razones del descubrimiento que un tiempo fueron utilizadas por los ingleses han caído en
desuso en los alegatos de éstos, por falta de probanzas ciertas.
La Academia Nacional de Historia de Buenos Aires, en uno de sus dictámenes expresa: "El
descubrimiento de las Malvinas constituye un problema histó rico al que no puede darse todavía
una solució n categó rica, por falta de datos que permitan atribuirla con certeza a uno u a otro
navegante. Pero existen poderosas razones en apoyo de la prioridad españ ola. Estos las habrían
descubierto en la primera mitad del siglo XVI"
Los presuntos descubridores de las Malvinas podrían encontrarse entre Américo Vespucio, al
servicio del reino de Portugal (1.502), Hernando de Magallanes, al servicio de Españ a (1.530),
Esteban Gó mez de esa expedició n (1.520), Simó n de Alcazaba, al servicio de Españ a (1.535) y
Francisco de Camargo también navegado por Españ a (1.540). Las Islas está n registradas en los
siguientes documentos: mapa españ ol de Pedro Reinel (1.523), mapa de Weiner (1.527), Carta
del Mundo de Diego de Ribeiro (1.529), Islario General del Mundo de Alonso de Santa Cruz
(1.541) y mapa de Sebastiá n Gaboto (1.544). Por las cró nicas de viajes antiguos y sus cartó grafias
pueden estimarse que viajeros de Españ a han sido descubridores en el siglo XVI.
Los hipotéticos e inciertos avistajes de marinos ingleses pudieron haber sido de John Davis,
desertor de la escuadra de Thomas Cavendish (1.592) y Richard Hawkins (1.594). La validez de
este avistaje fue rechazada por el capital de Fragata B.M Chambers, de la Armada Real, en los
Anales de la Real Sociedad Geográ fica Britá nica (1.901).
Los holandeses navegaron el Atlá ntica Sur. Sebald de Weert en 1.600, divisa las islas sin
desembarcar y se lo considera el primer descubridor documentado. En 1.616 Isaac Le Maire y
Guillermo Schouton, avistaron las islas Sebaldes pertenecientes al archipiélago Malvinero.
En 1864 el inglés Ambrose Cowley llega a las Malvinas, creyéndolas descubrir, las que ya en
realidad lo habían sido por los españ oles y las llama islas Pepys. En 1964 el inglés John Strong
descubre el estrecho de San Carlos al que llama Falkland Soud en homenaje al Tesorero de la
Armada Real. Luego los ingleses llaman Flakland al archipiélago
En 1721 el holandés Jacobo Roggeveen avistó las islas.
Los franceses las visitan posteriormente. Beauchesne Gouin (1701), Pierre Perré (1704), Alain
Porée (1709), Capitá n Brignon (1771) y Amadeo Frezier (1714) son los principales viajeros.
El Académico Doctor Raú l de Labougle sintetiza los títulos de posició n argentina de las islas
Malvinas en los siguientes fundamentos:
Las Bulas Papales "Inter Coetera" del 4 de mayo de 1493 y "Dudum Si Quidem" del 6 de octubre
de 1943.
Las islas Malvinas son una dependencia geográ fica-geoló gica del territorio argentino y forman
parte de la meseta submarina que lo integra en el continente subamericano.
En el ejercicio de su soberanía y porque nunca fueron "resnullius", Españ a ocupó con
anterioridad a la fundació n de Puerto Egmont, las islas Malvinas, al ser reconocida su soberanía
por Francia
La Argentina, sucesora de Españ a.
El doctor José Arce, ex delegado argentino ante las Naciones Unidas, llega a las siguientes
conclusiones.
1- La soberanía de las islas Malvinas correspondió a Españ a desde 1492.
En razó n de haber descubierto el continente americano y de haber compartido solamente con
Portugal esa soberanía en lo que se refiere a Sudamérica.
En razó n de haber descubierto el archipiélago en 1520 (Magallanes), en 1535 (Alcazaba) y en
1540 (Camargo)
En razó n de ser el primer ocupante y colonizador de las islas, como cesionaria las instalaciones
de Bougainville en Puerto Soledad (1764)
Como consecuencia del convenio celebrado con Inglaterra en 1771.
2- Desalojada por la fuerza de la Trinidad (Saunders), Inglaterra viese obligada a reconocer la
soberanía de Españ a, a fin que ésta le diere una satisfacció n, por el agravio que le había inferido.
Con este motivo Españ a le permitió recuperar nuevamente, por un tiempo, el pequeñ o fuerte en
la isla Trinidad.
3- Gran Bretañ a desalojó definitivamente la Isla Trinidad y las precarias instalaciones que en ella
tenía en 1774.
4- Dicha soberana pasó a mano de las Provincias Unidas del Sur (Argentina) 1810.
5- Gran Bretañ a no volvió a ocuparse de las islas Malvinas hasta 1829, cincuenta y cinco añ os
después de haber abandonado la Isla Trinidad, y se apoderó por violencia de las mismas en 1833.
6- Si como consecuencia de una interpretació n amplísima del convenio de 1771, Gran Bretañ a
hubiese entendido que por dicho convenio había adquirido el derecho de permanecer en el
establecimiento furtivamente creado por ella en la Isla Trinidad en 1767, ese derecho nunca
pudo extenderse a la Isla Occidental, ni mucho menos a la Oriental, donde estaba situado Puerto
Soledad.
7- Los antecedentes de la cuestió n Malvinas demuestran que Gran Bretañ a proyectó disponer de
las islas desde mediados del siglo XVIII; puso un pie en ellas en 1767, fue desalojada en 1770,
volvió a ocupar su pequeñ o establecimiento en 1771, lo abandonó en 1774 y finalmente, se
apoderó del archipiélago por la violencia y por sorpresa en 1833, con la violació n de los má s
elementales principios del "Derecho de gentes".
"La cuestió n Malvinas está pendiente. La Argentina no cederá jamá s sus derechos y si Gran
Bretañ a no devuelve las Islas, habrá que esperar una solució n que pueda llegar por medios
imprevisibles".
LAS RAZONES QUE LLEVARON A LA GUERRA.
A principios de 1982 el régimen militar, estaba llegando a su fin. El descontento popular por el
deterioro de la situació n econó mica y política, sumado el conocimiento sobre las violaciones de
los derechos humanos que amparaba el régimen, llevaron a la Junta Militar a un callejó n sin
salida. Ante los resultados nefastos de la gestió n, el régimen, entró en una crisis casi terminal.
La recuperació n de la soberanía sobre las Islas Malvinas se convirtió en una de las
preocupaciones centrales del gobierno militar encabezado por el General Leopoldo F. Galtieri,
frente a la posibilidad de que Chile obtuviera el control de Canal de Beagle y Argentina perdiera
presencia en el Atlá ntico Sur. Para ello comenzó , una ofensiva diplomá tica e irreflexible que
duraría hasta el comienzo de la guerra.
Argentina se propuso reactivar las negociaciones y alcanzar algú n tipo de acuerdo con Inglaterra
sobre la soberanía de las Islas Malvinas.
En enero de 1982, la Junta militar decidió , retomar las negociaciones diplomá ticas y emplear la
fuerza armada en caso de fracaso de la primera opció n. La operació n militar prevista
inicialmente era incruenta y consistía en el desembarco, la ocupació n y el retiro inmediato de las
islas. De este modo, los militares argentinos buscaban evitar una reacció n del gobierno inglés y
obligarlo a una negociació n.
Sin embargo, una vez producido el desembarco, la Junta decidió no retirarse de las islas porque
advirtió que la campañ a militar por la recuperació n de la soberanía sobre las Islas Malvinas
podía generar importantes beneficios políticos internos, ya que los militares necesitaban realizar
una acció n espectacular que desviara la atenció n del pú blico del aumento de los conflictos
sociales. La guerra de Malvinas, una causa de reivindicació n nacional de largo tradició n, les
permitiría, ademá s, conseguir el apoyo de amplios sectores sociales que ya comenzaban a
mostrar su disconformidad y su oposició n a la dictadura.
A principios de marzo, el gobierno militar argentino propuso al gobierno britá nico acelerar las
negociaciones diplomá ticas para "obtener una pronta solució n".
Los reclamos de la Argentina fueron adquiriendo un tono cada vez má s agresivo.
EL EPISODIO DE LAS GEORGIAS, APARENTE DESENCADENANTE DEL CONFLICTO ARMADO.
Hacia fines de mayo de 1981, la empresa "Georgias del Sur", en cumplimiento de un convenio
firmado con Gran Bretañ a, contrató un grupo de operarios argentinos con la misió n de
desmantelar una planta ballenera que se hallaba instalada en la Isla San Pedro (la mayor de las
Georgias del Sur) ocupada al igual que las Malvinas y las Sá ndwich del Sur.
El 20 de marzo de 1982, Londres presentó una protesta considerando un hecho grave de
desembarco del personal civil y militar, quienes habían izado la bandera Argentina y cambiada
señ ales inglesas, y que ademá s se habían escuchado disparos de armas de fuego. Esta actitud fue
considerada por el gobierno britá nico como el primer paso de una invasió n.
Como consecuencia, se llevaron a cabo los primeros movimientos de tropa de ambos países.
Argentina envió varias unidades de la flota de guerra para prestar apoyo y proteger al citado
grupo de ciudadanos, el gobierno inglés por su parte envió una embarcació n militar para
desalojar de inmediato al grupo de trabajadores que había "cometido actos contrarios a la
soberanía britá nica en la regió n". Este hecho hizo pensar al gobierno argentino que Gran Bretañ a
estaba utilizando esta oportunidad para reforzar su presencia militar en las islas.
3. UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Las Islas Malvinas forman parte de un Archipiélago en el Océano Atlá ntico Sur. Tienen una
superficie de 11.718 km² con una cantidad de habitantes que asciende a aproximadamente a
2.000 personas permanentes. Esta se encuentran a 550 Km de la entrada del estrecho de
Magallanes y está formado por má s de cien islas siendo Soledad y Gran Malvina las mayores. Se
encuentran ubicados entre los paralelos 51 y 53 de latitud sur y entre los meridianos 57 y 62 de
longitud oeste de Greenwich.
Las dos principales islas se encuentran separadas por 15 kiló metros por el Estrecho de San
Carlos. Entre otras islas del archipiélago se encuentran Borbó n, Trinidad, Sebaldes, del Pasaje,
Goicochea, San Rafael y San José y Bougainville, de los Leones Marinos, Pelada, Jorge y Aguila.
La Isla Soledad tiene 4.353 Km2 y la Gran Malvina 6.307 Km2. Es decir que el resto de las
pequeñ as islas ocupan só lo 1.058 Km2. La Isla Soledad tiene una longitud de 156 Km y la Gran
Malvina 143 Km.
Su Relieve se puede considerar que es "maduro", ya que las islas está n constituidas por
formaciones del Paleozoico. Está constituido por planicies, onduladas y cerros redondeados cuya
altura media no llega a los 700 metros. Las planicies accidentadas, con asomos rocosos que
constituyen el tipo de relieve predominante en las Malvinas, como la muy extensa que forma la
parte de la isla Soledad. Tiene un desarrollo de costas, que se eleva a má s de 4.000 Km. Posee
también grandes bahías alargadas como la Bahía Choiseul, en la Isla Soledad, esta se interna
desde la costa oriental hasta acercarse a solo 3 Km. del estrecho de San Carlos. Muchas bahías
pequeñ as dependientes de las grandes multiplican las formas de la costa.
Su hidrografía consiste en una elevada cantidad de pequeñ as corrientes de corto recorrido y de
caudal sostenido todo el añ o, de pequeñ as masas de agua, almacenadas en cavidades naturales
de las planicies y de ríos de piedra.
4. EL CONFLICTO GEOPOLÍTICO POR LA APROPIACIÓN DE HIDROCARBUROS
Las Islas Malvinas ubicadas al sudeste de la Argentina y pertenecientes a la plataforma
continental argentina, ocupan un lugar estratégico geopolíticamente hablando al
encontrarse en las cercanías del continente americano y de la Antá rtida. Lugar de paso
desde el océano Atlá ntico al océano Pacífico, su proximidad es también importante por
encontrarse pró ximas a la Antá rtida, uno de los principales reservorios mundiales de
agua dulce y minerales. Los britá nicos conocedores de esta valiosa ubicació n han
aumentado el presupuesto de defensa de las islas con el pretexto de defender a los
kelpers de cualquier ataque argentino.
5. BREVE CRONOLOGÍA DE LAS ISLAS MALVINAS.
Las islas figuran en los mapas cartográ ficos desde los añ os 1515-1520, antes del viaje de
Magallanes.
Hacia 1527 las islas Malvinas fueron bautizadas como islas San Antó n por el rey españ ol
Carlos I. por el Tratado de Tordesillas de 1494 las islas estaban dentro del á mbito
geográ fico españ ol.
El inglés John Strong surcó en 1690, el estrecho de San Carlos. En 1701, los balleneros de
Saint Maló difundieron la existencia de las islas, originando el nombre de Malouines (del
que deriva Malvinas) con el que se las conoció en el siglo XVII, y actualmente.
Las islas permanecieron deshabitadas hasta 1764. En esa época Louis Antoine de
Bougainville fundó Fort Royal o foro Saint Louis, en la bahía de la Anunciació n.
En 1765, los ingleses establecieron una colonia, Puerto Egmont, en la isla Trinidad.
Españ a, que se consideraba soberana de la regió n, protestó ante Francia por la
colonizació n logrando la restitució n de Port Saint Louis que pasó a llamarse Puerto de
Nuestra Señ ora de la Soledad. También se logró erradicar a los britá nicos quienes
partieron definitivamente en 1774.
La creació n del Virreinato del Río de la Plata (1776), mantuvo a las Malvinas bajo la
jurisdicció n de Buenos Aires.
A fines de 1820, el gobierno argentino tomó posesió n efectiva de las Islas Malvinas que
pertenecía por ser herencia españ ola. El pabelló n nacional argentino fue izado por
primera vez el 6 de noviembre de 1820.
Argentina otorgó tierras a los ciudadanos Jorge Pacheco y Luis Vernet con el fin de que
establecieran una colonia. Ademá s, creó la Comandancia Política y Militar con asiento en
Puerto Soledad y designó a su cargo a Luis Vernet.
En esa época, la fauna costera era objeto de una depredació n irracional. El comandante
Vernet dispuso medidas para frenar esa situació n, ordenando la detenció n de tres barcos
pesqueros estadounidenses. La reacció n inusitada de Estados Unidos (saqueo de las
poblaciones y captura de los habitantes), provocó un largo pleito.
Inglaterra aprovechó la situació n conflictiva y envió sus fuerzas militares en la corbeta
Clío, bajo el mando de Jhon Onslow.
El 2 de enero de 1833, en Puerto Soledad, se enarboló la bandera inglesa iniciá ndose así
el largo periodo que Argentina considera una usurpació n, razó n por la cual, a lo largo de
los añ os, no ha cesado de reclamar su soberanía.
Numerosas negociaciones se han llevado a cabo desde entonces. La Argentina ha
presentado ante Gran Bretañ a, la ONU, OEA y varios organismos internacionales,
continuos reclamos que exigen la inmediata devolució n de las islas. Los argumentos
presentados son de cará cter histó rico, geográ fico y político: sin embargo Gran Bretañ a se
ha negado a admitir alguno de ellos.
En 1982 las tensiones desembocaron en un conflicto bélico que produjo profundos
cambios en la regió n. El triste episodio culminó con el triunfo de Inglaterra que contó en
todo momento con el apoyo de Estados Unidos y los países integrantes de la Comunidad
Europea. La Republica Argentina se encontró aislada internacionalmente.
Después de casi una década de interrupció n, se restablecieron las relaciones bilaterales
entre los dos países, inaugurá ndose una nueva etapa en la disputa de la soberanía sobre
las Islas Malvinas, Georgias y Sá ndwich del Sur.
6. LA OCUPACIÓN MILITAR DE LAS MALVINAS.
Durante la noche del 1º de abril de 1982 y la madrugada del viernes 2, parte de la flota
argentina de mar operaba frente a las Islas Malvinas. Entretanto, la reducida dotació n de
britá nicos en la capital malvinense se desplegaba en actitud defensiva.
Esa misma noche se reunía el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a pedido de
Gran Bretañ a, que denunció "la inminente amenaza de invasió n argentina a las islas". La
reacció n argentina fue inmediata. el embajador denunció ante las Naciones Unidas la
situació n de grave tensió n provocada arbitrariamente por Inglaterra en las Georgias.
A las 6.30 de la mañ ana del viernes 2 de abril, las Fuerzas Armadas argentinas (ejército,
marina y aviació n) desembarcaron en las Malvinas tomando posesió n de Puerto Stanley,
al que rebautizaron Puerto Argentino. Cabe aclarar aquí, que también los jó venes
argentinos que hacían el servicio militar fueron "embarcados y llevados" hacia el sur.
Ellos no combatieron en la guerra porque tenían una carrera militar sino porque el
servicio militar era entonces obligatorio. 
Luego de algunos enfrentamientos en diversos lugares de la isla culminaron con la
rendició n del gobernador britá nico, así fue como la Fuerza Armada argentina levantó la
bandera nacional.
Debido al exitoso resultado del operativo, el gobierno militar comunicó a la població n
que "la Republica, por intermedio de las Fuerzas Armadas, mediante la concreció n de
una excelentísima operació n conjunta, ha recuperado las Islas Malvinas, Georgias y las
Sá ndwich del Sur…". La noticia fue anunciada al país por cadena oficial y generó una
primera reacció n de sorpresa generalizada.
7. DEL TRIUNFALISMO A LA DERROTA.
 Como se mencionó en el apartado que se refiere a la ocupació n militar, con el episodio
sucedido el 2 de abril, el gobierno y la població n, creían que el triunfo estaba cerca.
Ademá s, las autoridades militares argentinas siempre consideraron improbable que las
autoridades britá nicas intentaran recuperar militarmente las islas, estaban confiados en
que Gran Bretañ a no entraría en una contienda bélica en territorios tan alejados, y segú n
creían los estrategas de las Fuerzas Armadas argentinas, sin importancia para los
intereses britá nicos. Este error de apreciació n fue la razó n por la cual la Junta no tenía
previsto un plan de defensa de sus posiciones una vez que las islas habían sido tomadas.
Por otra parte, confiaban también en que, en caso de un enfrentamiento armado, las
fluidas relaciones que la Argentina tenía con el gobierno de Ronald Reagan, presidente
de los Estados Unidos, servirían para asegurar, por lo menos, la neutralidad de ese país
en la guerra.
Sin embargo, la reacció n britá nica no fue la que habían previsto Galtieri y los otros jefes
militares. Los grupos conservadores de aquel país, liderados por la primera ministra
Margaret Thatcher conocida como la Dama de Hierro, vieron, al igual que los militares
argentinos, la posibilidad de utilizar la guerra del Atlá ntico Sur como un medio para
conseguir consenso hacia su política interna. Rá pidamente los britá nicos enviaron una
gran cantidad de buques de guerra hacia la zona austral, al mismo tiempo lograban la
solidaridad de los miembros de la Comunidad Econó mica Europea y el apoyo del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas, y también de la OTAN.
Argentina, por su parte, había conseguido un tibio respaldo de la Unió n Soviética y la
solidaridad total, aunque no armada, de los países latinoamericanos. El ministro de
Relaciones Exteriores Costa Méndez, realizó infructuosas gestiones para lograr el apoyo
del gobierno estadounidense, pero no se pudo lograr. Por el contrario poco después de
terminada la guerra se supo que Estados Unidos había otorgado apoyo logístico a las
tropas britá nicas.
Inicialmente, el gobierno de EEUU cumplió el papel de mediador entre sus aliados. Sin
embargo, la gestió n conciliadora, fracasó . La guerra, entonces, apareció como la ú nica
opció n.
La llegada de los buques de guerra britá nicos a las islas hizo evidente que los ingleses
consideraban que tenían muy poco para negociar con el gobierno argentino. Luego de
recuperar sin mayores problemas las Islas Georgias, a principios del mes de mayo, los
britá nicos comenzaron el ataque militar contra las Malvinas.
A comienzos de junio, la infraestructura de combate era considerablemente inferior a la
tecnología bélica de los ingleses y las condiciones alimentarias de los soldados
argentinos eran pésimas. Pese al heroísmo de los soldados y algunos resultados exitosos
de la aviació n, el resultado de la guerra iba mostrando la cruda realidad de la derrota
argentina.
8. LA REACCIÓN DE LA POBLACIÓN ANTE LA GUERRA DE MALVINAS.
 Al igual que en el apartado anterior, también el sentimiento de la població n transitó de
la euforia a la desmoralizació n.
En principio, la actitud triunfalista en el gobierno se extendió a todo el pueblo que apoyó
con fervor y entusiasmo el desembarco de la Fuerzas Armadas argentinas en las islas.
El 2 de abril, Galtieri convocó al pueblo a Plaza de Mayo. Desde el Mundial de Fú tbol de
1978, los jefes militares no habían tenido otro "bañ o de multitud". La sociedad argentina
se vio arrinconada contra una paradoja imprevista: el régimen que había sumido el país
en una de sus etapas má s tenebrosas, ahora aparecía como paladín de una vieja y
legítima reivindicació n: la recuperació n de las Islas Malvinas. Nadie pudo permanecer al
margen acerca del tema; muchos se movilizaron de una u otra forma, para expresar su
apoyo a la acció n militar. Una encuesta registra un 90% de adhesió n a los militares.
El pueblo argentino dio un total apoyo a la decisió n del gobierno militar, no só lo con su
voz sino también donando ropa, joyas, dinero, chocolates y todo que podía ser de ayuda
para los chicos de la guerra.
Como contraparte de la euforia que manifestaba el pueblo, sediento de venganza contra
la histó rica usurpació n inglesa sobre el país, se hallaban padres y familias enteras
rogando por el regreso de sus hijos; esos hijos que no eran má s que los soldaditos de
1982, desprotegidos, solos, lejos de sus seres queridos, con miedo de ser muertos como
mucho de sus compañ eros. Algunos de ellos, los que sobrevivían, enviaban cartas a sus
familiares y seres queridos, contando la verdad de los acontecimientos.
Así, el clima de euforia aumentaba y siguiendo instrucciones oficiales, los medios de
comunicació n eran los encargados de informar sobre este episodio, con la misma pasió n
con que se transmite un partido de fú tbol y con la misma seguridad de que el partido
estaba ganado.
 Es así entonces, como la sociedad mantuvo un espíritu triunfalista que era alimentado
por los ó rganos de prensa manipulados por el régimen militar. La censura aplicada a la
informació n sobre el curso de la guerra creó la ilusió n de la victoria.
A pesar de todo, la inferioridad de combate frente a los ingleses los llevó lentamente a la
derrota y cuando esto no pudo disfrazarse má s, los partes oficiales y los medios de
comunicació n lentamente comunicaron la verdad de lo que estaba ocurriendo, la
Argentina estaba siendo vencida.
9. LA RENDICIÓN.
Al mismo tiempo que el Papa elevaba sus sú plicas por la concordia y la paz ante
inmensas multitudes, recrudecía en las Malvinas y en las Georgias la lucha después del
desembarco britá nico en diversos puntos de sus territorios.
El día 14 de junio las fuerzas britá nicas presionaban con una manifiesta superioridad en
armamentos y en efectivos humanos, en las afueras del Puerto Argentino, capital
malvinense.
Al promediar la tarde de ese día, el Estado Mayor Conjunto informó que se había
acordado un alto el fuego, signado por el gobernador militar argentino en las islas,
general Mario Benjamín Menéndez y el comandante de las fuerzas britá nicas. La guerra
que había durado 74 días, en la que muchos soldados murieron en la lucha en la
que la inferioridad de condiciones materiales de las Fuerzas locales fue
determinante, había dejado como saldo más de 700 muertos y alrededor de 1500
heridos.
LOS EFECTOS POLÍTICOS DE LA DERROTA.
El día 15, Galtieri convocó a la población a Plaza de Mayo con el propósito de
anunciar la rendición y realizar un balance del conflicto. Una multitud volvió a
cubrir la plaza, pero esta vez repudió a la dictadura militar y también criticó la
irresponsable conducción de la guerra por parte de los militares.
Los partidos políticos de la oposició n, hicieron responsables a los militares de haber
utilizado la excusa del conflicto para frenar las presiones sociales y mantenerse en el
poder. También criticaron la falta de una correcta evaluación de la situación
internacional y la actitud negligente con la que los comandantes militares habían
enviado a la muerte a jóvenes conscriptos sin experiencia de guerra, mal
alimentados y con armamentos de dudosa efectividad.
La concentració n en la plaza, terminó con una violenta represió n de las fuerzas de
seguridad contra todos los presentes.
 La derrota de Malvinas provocó una profunda crisis en el régimen militar. El desgaste
del gobierno se aceleró y Galtieri renunció en julio de 1982. Por su parte, la oposició n
política y social reclamaba el fin de la dictadura, la convocatoria a elecciones y la
aparició n con vida de los detenidos-desaparecidos por la dictadura militar.
         La salida hacia la democracia ya tenía fecha: octubre de 1983 de la mano del Dr. Raú l
Alfonsín.

10.CONCLUSIÓN

         Fue evidente que no estaban preparados para una guerra en ningú n sentido: armas,
ropas, psicoló gica y moralmente, ni entrenados para enfrentar a los britá nicos. La mala
estrategia del gobierno, también los llevó a la derrota.
         A pesar de que este episodio no sirvió de mucho para la Argentina, porque fueron
muchos los hombres que murieron y porque las Malvinas siguen siendo "usurpadas":
parece importante aclarar que la apabullante derrota y la sangre derramada en Malvinas,
abrió paso al fin de la dictadura militar y el inicio de un periodo de transició n a la
democracia, esto fue muy importante para los argentinos y mucho má s para la
generació n anterior que sufrió la persecució n, el maltrato y el asesinato por parte de los
militares.
La Guerra de Malvinas, pudo haber sido evitada, porque se podía haber llegado a un 
acuerdo político y no haber terminado en un conflicto bélico.
        

11.BIBLIOGRAFÍA.
             • Alonso, M. E., Vazquez, E. C. HISTORIA –La Argentina contemporá nea 81852-
1999).            
Buenos Aires, Editorial Aique, 2000.
            • Cesarini Hnos. Argentina desde 1832 y el mundo contemporá neo. Buenos Aires,
1982.
            • Cibotti, Ema. HISTORIA 9 –El siglo XX-. Buenos Aires, A-Z Editora S.A., 1998.
            • Destefani, Laurio H. Malvinas, Georgias y Sá ndwich del Sur ante el conflicto con
Conflictos intramilitares y transició n política en la Argentina. Buenos Aires, Cedes, 1985.
            • Ló pez, J. L. La Guerra de las Malvinas, norte- sur, frente a frente, en los hechos
políticos del siglo XX. Buenos Aires, Hispanoamérica, 1985.
            • Thompson, Ancrés. Las luchas sociales en la Argentina (1976-1983). En:
Cheresky, I. y otro (comp.). Obra citada.
            • Tocuato Di Tella. HISTORIA ARGENTINA –desde 1830 hasta nuestros dias-.
Buenos Aires, Editorial Troqvel, 1995.
            • Vazquez de Fernandez, Silvia. El mundo/ America Latina/ La Argentina –desde
fines del     sigloXIX hasta el presente-. Buenos Aires, Kapelusz Editora S.A., 1998.
 http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/42570

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