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¿Qué hay en tu corazón?

¿Que hay en tu Corazón?


Mar 7:14-15
“Y llamando de nuevo a la multitud, les decía: Escuchadme todos y
entended: “no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda
contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que
contamina al hombre. “

INTRODUCCIÓN: En el Antiguo Testamento hay dos palabras que a


menudo se usan para designar el corazón y son las palabras Leb y
Lebab. Si usted busca en cualquier diccionario bíblico, la palabra
corazón, va a encontrar que esta palabra encierra la totalidad o la
esencia de todas las cosas o actividades del hombre. Es el centro del
hombre de la personalidad del hombre y algunas veces representa,
no solo la parte física, sino también su carácter, su personalidad, su
voluntad y su mente.

Claro que saber esto es importante, pero mas importante es: ¿Cómo
esta tu corazón o que es lo que hay en él? Y no me estoy refiriendo al
órgano o si tienes artereoesclerosis,

DESARROLLO: Dice la Palabra en el capítulo 7 de Marcos, que los


Escribas y los fariseos criticaban que los discípulos del Señor comían
con las manos sucias y Él les contestó con la escritura pero antes de
eso les dijo hipócritas y luego les habló de cómo no es lo que entra en
el hombre lo que contamina sino lo que sale de su boca hombre y
luego en el capítulo 7:20-23 aclaró: “Y decía: Lo que sale del hombre,
eso es lo que contamina al hombre. Porque de adentro, del corazón
de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos,
homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad,
envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de
adentro salen, y contaminan al hombre.”

Hermano, yo no se si ya te diste cuenta que son trece maldades las


que salen del corazón del hombre y trece es número de rebeldía.
Ahora yo me pregunto ¿Cómo llegaron esas cosas al corazón del
hombre? ¿En que momento? ¿Será que alguien las puso allí?

En Génesis 8:21, “Y el Señor percibió el aroma agradable, y dijo el


Señor para sí: Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del
hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde
su juventud; nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo
he hecho.”

Fijémonos bien dice que la intención del corazón del hombre es mala
desde su juventud. Encontramos el origen del problema: Desde la
juventud y entonces ¿cuándo empieza la juventud? Entendemos que
es el momento de entrar a la adolescencia y entonces como que ya
nos explicamos como aquel niñito precioso empezó a comportarse
rebelde, le gustaba salir con sus padres y de pronto ya no quiere
nada con ellos, empieza a adquirir malos hábitos, su carácter se
pone difícil, Etc. ¿Cuándo sucede que los hijos empiezan a juzgar a
sus padres y se empiezan a considerar superiores a ellos y oímos
expresiones como: -Hay mamá tu ya estás anticuada, eres del tiempo
de don Porfirio. No sabes nada, estas obsoleta. Cuando entran a la
juventud.

Ahora entiendo más porque los judíos, al llegar sus hijos a los trece
años cuando se inicia la adolescencia, les celebran fiesta y les
imparten identidad y bendición a sus muchachos. Seguramente lo
hacen para desautorizar todo lo que han recibido durante su niñez y
que al llegar a la juventud puede afectar su vida. Es como si al llegar
a esa edad se activaran las cosas malas que hemos heredado.

La pregunta que usted se estará haciendo es ¿Qué hacemos pastor?


La respuesta es sencilla, primero debemos estar claros que es lo que
hay en nuestro corazón, como podrás darte cuenta al hacerte un
examen, no todas las cosas que Cristo menciona en Marcos están en
nuestro corazón, porque si así fuera la cosa sería seria, pero debe
haber algo: ¿Malos pensamientos? ¿murmuración? ¿envidia?
¿Calumnia? ¿Orgullo? ¿Insensatez? Bueno que se yo lo que hay en tu
corazón, pero Dios y tu lo saben o si no lo sabes dile al Señor que te
lo muestre y entrégaselo.

Bendito nuestro Dios que para esto hay un buen antídoto: Cristo y la
palabra. Por la palabra podemos levantar manos santas ante Dios.
Por la palabra podemos tener un corazón puro.

El Salmista decía: SAL 73:26 “Mi carne y mi corazón pueden


desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para
siempre.”

Así como del corazón del hombre pueden salir todas estas cosas que
hemos mencionado y que son las que lo contaminan, también
podemos llenar nuestro corazón de cosas buenas para sustituir lo
malo que hay en él.

En Prov. 27:19 dice: “Como el agua refleja el rostro, el corazón del


hombre refleja al hombre.” Si en tu corazón hay gozo, tu semblante
será gozoso, si en tu corazón hay paz, serás un hombre apacible, si
en tu corazón hay bondad, serás un hombres bondadoso.

SAL 86:11 “Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad;


unifica mi corazón para que tema tu nombre.”

Hoy es un buen día para que busquemos dentro de nuestro corazón


que es lo que hay.

Nuestra oración hoy debe ser como la oración de David: SAL 141:4
“No dejes que mi corazón se incline a nada malo, para practicar
obras impías con los hombres que hacen iniquidad, y no me dejes
comer de sus manjares.”

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