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Mars Vintempestif Grandeurs et misires d'une venture eritique (XIN¢ - XX siécles) © Librairie Arthéme Fayard, Paris,1995 lo de la edici6n en inglés: Mare for Our Temes Adventures and Misadventures of a Critique @ Verso, Londres - Nueva York, 2002 Traduecién: Agustin del Moral Tejeda Revisién y preparacién ds la edici6n en espaviol: Aldo Andrés Romero Disefio de tapa: Mario a. de Mendoza F Preparacién de textos: Maria Belén Sopransi Correccién: Mercedes Casas - Carlos Ediciones Herramienta © Editor Andrés Alfredo Méndez, Revista Herramienta Rivadavia 8772 1° B (C1204AAP) Buenos Aires, Argentina Tel. 4982-4146 Correo electr6nico: revista@herramienta.com.ar ‘wwwherramienta.com.ar Printed in Argentina Impreso en la Argentina en el mes de octubre de 2008 ‘Todos los derechos reservados Hecho el depésito que marca Ley 11.728 ISBN: 987-9806-120 Para Hippolyte 3 Una nueva apreciacion del tiempo Louise Michel cuenta las circunstancias en las que el comu- nero Cipriani experiments el repentino deseo de detener el tiempo en el reloj del ayuntamiento. Repitiendo sin saberlo el gesto de los insurgentes de 1830, tiré sobre el cuadrante, que se rompié. Eran las cuatro horas con cinco minutos de un mal dia de enero de 1871. En el mismo instante, su ami- Ro Sapia cayé muerto de una bala en pleno pecho, eQué es el tiempo? <¥ cémo decitlo? ‘Una nueva escritura de la historia es, también, una nue- va apreciaci6n y una nueva escritura del tiempo. Acompasada Por acontecimientos, la historia ya no tiene la unidad signifi- cativa de una Historia universal regulada por la alianza del o1 en y el progreso. De sus fracturas se escapa un torbellino de Ciclos y espirales, de revoluciones y restauraciones, de “monzo- nes histéricos” y oscilaciones! “que, sin embargo, avanzan’” Busfios y pesadillas de la historia La Providencia de Bousset persigue a través de la Historia ‘universal “un designio siempre continuo y siempre sostenido 1, Se encontrard en Robert Bonnaud, sobre tod 2p. et, un erudlto florlegio de exe vocabul Les Alernancs di progr 11s Mant intempestiva que desde el origen del mundo prepara lo que consuma al final de los tiempos”, Secularizado, ese gran designio se vuelve en Kant un “designio de naturaleza” para el cual los hombres, “persiguiendo fines particulares y a menudo en perjuicio de los dems [...] conspiran sin saberlo”. En La idea de una historia universal, su primera propuesta reivindica un orden teleolégico: “Todas las capacidades naturales de una criatura estén destinadas a desarrollarse tarde o tempra- no completamente segtin su fin”, Lejos de predicar la resig- naci6n a los decretos del destino, este reconocimiento del objetivo, donde la necesidad se conjuga en condicional, si- gue siendo un principio cfvico de libertad: "Este fin debe fi- jar, al menos en la idea del hombre, el objetivo del esfuerzo a realizar” Ms en general, la filosofia clésica alemana es resistente a los esquemas historicistas que con ligereza se le atribuyen, Inducido a error por los cuentos y las leyendas sobre el fin de a historia, el lector atento descubriré con sorpresa en la filo- sofia de Jéna una critica naciente de la raz6n historica: la oposicién entre un tiempo vacio (abstracto) y un tiempo ple- no (‘eno de luchas"), el rechazo de una concepcién abs- tracta (unilateralmente cuantitativa) del progreso, el recha- zo de una generalizaci6n puramente formal del sentido de la Historia, Al proclamar que “Ia historia se acabé” y que ya no hay “nada més que hacer”, Kojéve forz6 por el contrario la interpretacién de Hegel en el sentido del cumplimiento his- torico, La lengua alemana se acomoda mal, sin embargo, a las ambigtiedades del “fin”, objetivo en vista y fase terminal a Ja vez, Las categorias hegelianas son las de resultado (Resul- tat) u objetivo (Zweck), més que las de terminacién (Ende) 0 cierre (Schluss) Momentos de Ia unidad concreta de la naturaleza con el movimiento, espacio y tiempo mantienen en Hegel una re- laci6n de convertibilidad bien conocida por los estrategas, quienes siempre han sabido “ceder espacio para ganar tiem- po”. Para la representacién comin, hay un espacio y hay, también, un tiempo. Pero la filosofia, dice Hegel ‘combate 116 Una nueva apreciacin del este también’, porque el tiempo es “la verdad del espacio”? Rechaza asf Ia representaci6n abstracta de un tiempo lineal: las formas del pasado, del presente y del futuro se reencuen- tran en Ja singularidad del ahora, La disociaci6n de Ia historia y la l6gica por la filosofia hegeliana que la problematiza desemboca en interpretacio- nes caricaturescas. En contra de esos lugares comunes, He- gel se niega, precisamente, a ver en el devenir de las socie~ dades humanas “la necesidad abstracta ¢ irracional de un destino ciego”. Si “la historia universal” es un tribunal, no es an simple juicio impuesto”, sino el desarrollo de la concien- cia de si y de la libertad del espiritu. La “marcha del espiti- tu universal” trasciende a las grandes y las pequefias pasio- nes, alos “puntos de vista” subjetivos, a los momentos en los cuales "desaparecen las formas particulares’, Pero la historia concreta tampoco es “un simple progreso en las nociones abstractas del pensamiento puro”, ni “una progresién en un tiempo vacio”. Deriva de “un tiempo infinitamente pleno, Ueno de luchas’®, que se conjuga en el presente: “Los momen- tos que el Espiritu parece haber dejado atras de él, los sigue poseyendo siempre en su actual profundidad”, Tan es ver- dad, que en filosofia “se trata siempre del presente”, En fi- losofia? Y qué pasa con la politica? Cuando se trata del pre- sente y del desenlace de sus posibles, la politica prevalece sobre la historia. En la Europa del tratado de Viena, esa pri- macia, desgraciadamente, se malogré: mientras que la filo- sofia especulativa se apoderaba de un concepto no prictico de libertad, Ia historia universal recafa en el formalismo del devenir segiin el cual los grandes hombres caen como cartu- chos vacios después de haber jugado un papel que siempre los rebasa, Los astrofsica se han encargede de calcular la tas de cambio del espa tn tiempo: en a bana eésmica, un tegundo de tiempo valdria, se dice, 300.000 kilémetros de espacio (Thinh Xuan Thuan, La Mélodie secre, Pars, Fayard, 1989) 9, Friedrich Hegel, Legs sur 1 {6m al curso Marc intempestivo Esta teodicea del Espiritu conociéndose a si mismo re- duce Ia historia al “desarrollo necesario de los momentos de Ja raz6n”, De ahf su temible oficio judicial. La historia del mundo se vuelve el ‘juicio del mundo”. Esta racionalizacin formal no sofoca completamente, sin embargo, la rebelién contra la desesperante vatuidad del tiempo fisico: “[...] la historia ¢s la configuracién del espfritu en la forma del acom- tecer”, Hablar del lugar del acontecimiento en la génesis histérica es abrir, entre lo que es (pero que hubiera podido no ser) ylo que no es (pero que no ha agotado su poder ser), Ia brecha de lo posible. La obsesi6n por el fin deseado de la historia se expresa mucho més claramente en Comte 0 en Cournot que en He- gel. El primero ve acabarse la historia en la consagracién del espiritu positivo; el segundo la ve extinguirse en la eternidad insignificante del mercado de opiniones, Obsesionado por la urgencia de “dirigir la terminacién orgénica de Ia revoluci6n”, Comte suefia la historia de un progreso sin revolucién, En lo sucesivo, el espirina positive s6lo puede “representar convenientemente todas las grandes fases histéricas como otras tantas fases determinadas de una misma evolucién fundamental en la que cada una resulta de a anterior y prepara la siguiente segiin leyes invariables que fijan su participacién especial en la progresin comin”. “Re- gida por leyes invariables”, esta evoluci6n conjura un gran te- mor y revela Ia aspiraci6n a acumular sin riesgo. El triunfo positivista “restablecera el orden en la sociedad’ y aseguraré, finalmente, “un estado de cosas verdaderamente normal” 4. G.W.E Hegel, Principio de a fas 8 346, pags. 982.885. Ver también Paris, Gallimard, "Tl", 1993 5, Auguste Comte, Le Fondatewr de la sc positivist & quicongue dsr s' del dencho, Buenos Aires, 1975, § $41 igene Fleischmann, Hegel la paitique ‘nore, 8 de marzo de 1848. Se necesita na buena dosis de mala fe para confundir el pensamiento de Marx con el de Comte, aunque esta confue sin fuese alentada por el "marxiamo ortodoxo” de go, de la I Internacional, As, el Ensayo popular de sociol rn desencade- na fa furia de Gramsci, que ve en él légica formal a us Una nueva apreciacién del tiempo Para Cournot, la historia universal se acaba en el perio- dismo. El acontecimiento se suprime en el hecho diverso 0 en la hazaiia deportiva: los periédicos sustituyen a la historia. No se podria expresar de mejor manera el naufragio del gran relato hist6rico. Después de Hegel, cémo pensar el tiempo de la histo- ria? La salida del hegelianismo significa, segiin Paul Ricoeur, Ja renuncia “a descifrar Ia intriga suprema”, “la intriga de to- das las intrigas”, susceptible de fundar, al mismo tiempo, Ia ‘unidad significativa de la historia y la unidad ética de la hu- manidad. Este éxodo es indisociable del nombre de Marx, de su manera de pluralizar los tiempos, segtin los ritmos y los fen cuestiones de deta ‘esta carrofia positivista aparecié en 18921” El pos ni del respeto cientfico debido a a ect ico del es, Todo los opone, Uno piensa la te solidaci6n del orden, El otro piensa la subversi6n y la permanenci revolucién, Los detractores de Marx positivist cierran los os ante esta terca evidencia,jcomo sila oposicién radical entre la socilogia comtal inay la critica de la economia politica pudiera ira la par de alguna con vencia oculta! ug Marx intempestivo ciclos miiltiples de una temporalidad politica quebrada. El tiempo ya no es el motor de la Historia, su secreto principio energético dinamizador, sino la relaci6n social conflictiva de la produccién y el intercambio. Desde entonces, el presente yg no es un simple eslab6n en Ia cadena de los tiempos, sino un momento de seleccién de los posibles; la aceleracién de la historia no es la de un: tietapo embriagado de velocidad, sino el efecto de las rota- ciones endiabladas del capital; el actuar revolucionario no es el imperativo de una establecida capacidad de hacer la histo- ria, sino el compromiso en un conflicto de salida incierta. Hi- potética y condicional, erizada de discontinuidades, la totali- zacién imposible del devenir histbrico se abre en pluralidad de pasados y futuros.6 Para cada época, el presente hist6rico representa el desenlace de una historia cumplida y la fuerza inaugural de una aventura que (re)comienza. Se trata de un presente propiamente politico, estratégicamente identifica- do con la noci6n de circunstancias “encontradas, dadas, trans- mitidas”, en las cuales “los hombres hacen su propia histo- tia". La politica es el modo de ese hacer. El sentido practico de lo posible y el conjuro de la utopia arrastrada en la fuga de un futuro indeterminado. Si el espacio de Ia experiencia se reduce a medida que se expande un horizonte de espera lo suficientemente vasto para incluir ala esperanza y al temor, al deseo y al querer, al calculo pradente y a la apuesta aventurada, el sentido practi- co amenaza hundirse. Sin un determinado propésito para el futuro, la espera enloquece., La rememoraci6n de un pasado que se repite invariablemente gira hacia el delirio. “Cuando Ja espera se refugia en Ia utopfa y cuando la tradicién se con- vierte en depésito muerto”, el presente se abandona por completo a la morbidez de su propia crisis. La lucha politica se esfuerza entonces, sin tener la garantia de lograrlo, por 6. “hacer hace que la totalidad sea totalizable” (Paul Ricceur, TonpetRii, pig. 417). (B ML, Paris, Sex iempo y Narra: Una nueva apreciacién del evitar que Ia tensién desemboque en Ia ruptura indiferente de tiempos desacordes. Solamente una espera y una reme- moraci6n determinadas pueden sostener la persecucién de tun objetivo que no sea un fin - “La historia universal de Hegel es el suejio de Ia his- toria."7 ‘Marx no persigue ese sueiio, Dando la sefial del despertar, més bien interrumpe la pesadilla. El tiempo como relacién social En la pareja espacio-tiempo de la vieja metafisica, el espacio aparece como el elemento décil de 1a objetividad inmévil y de Ia eternidad matemética, Siempre en movimiento, el tiempo no se est4 quieto. El pasado ya no es. El futuro to- davia no es, El presente se desvanece en el recomienzo del instante que no es, cada vez, ni totalmente el mismo ni to- talmente otro. HI tiempo s6lo existe a través de las meta- morfosis de ese presente puntual cuya cambiante persisten- "7, Maurice Merleau-Ponty, loge dele plioophis, Parts, Gallimard, 1958, pag. 67. A contracorriente de ls interpretaciones comunes y corrientes que se hnacen de Marx, Merleaw-Ponty comprende perfectamente el tastorno lca esta exigencia de despertarse del suefio de la Historia cea lavida real, al que la filovofia vendia a conferi, con la rac ‘la existencia; es el medio donde se forma todo sentido. jad de pensar del pasado y del presente el que nos her ce percibirinsinuadamente, en el curso de ls cosas, wna légica que no lo guia desde fuera. [..] No hay, pues, historia universal; al vez nunca salge mos de Ia prehistoria. El sentido hist6rico es inmanente al acontet to interhumano y Sr4gil como Al [...] Todo acto de recurso a ‘universal corta el sentido del acontecimiento y wuele insignificante la his toria efectiva” (did, pg. 68). (Rdicién en castellano: Las avmnturas deta Aaléetics, Buenos Aires, Editorial La Pleyade) 121 Marc intempestivo cia desafia a la légica de uno y de otro. “Ese desafio es el tiempo.”® Al secularizar el tiempo, la ciencia moderna creyé des- baratar esos tormentos existenciales. A partir del Renaci- miento, el tiempo social suplanta al tiempo solar. Los signos cémplices del calendario.y la desigualdad de las horas esta- cionales se borran en la indiferente divisibilidad de las horas iguales. Relojes y cuadrantes se multiplican, El aio en que Spinoza redacta su “geometria de las pasiones”, el almacena- miento de la energia por el resorte permite a Huyghens “una nueva invenci6n de relojes certeros y portatiles”. Ha llegado Ia Epoca de los dioses relojeros y los hombres maquinas. La generalizaci6n del intercambio mercantil desacrali- za las relaciones humanas. En lo sucesivo, abstraccién reloje- ray abstraccién monetaria corren parejas. El tiempo es dine- ro. El tiempo es tiempo. Los tiempos capitales se yuelven el tiempo del capital, “dotado de numerosas y extratias cualida- des, variable, linealizado, segmentado, mensurable y mani- pulable a lo largo de una compatibilidad fantastica’®, En lo sucesivo, el espacio y el tiempo desolados de Ia fisica repre- sentan las condiciones formales de todo conocimiento, tanto de la naturaleza como de la economia. Al consagrar la coali- cién victoriosa de los absoluto y lo verdadero contra lo apa- rente y lo vulgar, Newton opone el tiempo, el espacio y el movimiento “absolutos, verdaderos y matemsticos” de la fi- sica al tiempo, al espacio y al movimiento “relativos, aparen- tes y vulgares’ 8. Paul Riwur, opt R, opt For elo comenzamos por peri "todo Junto el movinlento yl empo Hie inovnlente exe de nor deen fuse queto recor. gC6mo dicen =! tempo vido del tenteinien toy el tempo gramatcal del verb? La ples no debera saree de tempo sla temporaiad misma, Arapaos por l compromise ep: co den patabra en el sep y del tempo en palabra examen conde, osa“explcamosenel Seno con el empo™ a “habla tempore te del tiempo". ” ‘ baa 9, Kric Allies, Les temps eapitous, I. Récits de te conguite fi Alles, quite de temps, Paris, Cerf, 122 Una nueva apreciacién ‘Vaciado y calculado, ese tiempo que se gana y se pier- de sin vivirlo ya no es el de los dioses y los signos, los traba- {jos y los dias, los calendarios y las confesiones. Mal genio {que se rie burlonamente, en lo sucesivo parece mover los hi- los del lazo social. Es la medida mercantil de todas las cosas, comenzando por la actividad humana reducida a una sim- ple “armazén del tiempo”, El tiempo de la economia sigue siendo distinto, sin embargo, del tiempo mecénico con sus relojes, del tiempo psicolégico con su duraci6n, del tiempo politico con sus revoluciones y sus restauraciones. La histo- ria no serfa, tal vez, mas que una “zona fracturada” o “un puente tendido” entre esas temporalidades desunidas ¢ in- conmesurables.1° Juego de manos invisibles. Las del mercado, las del tiempo. Para Adam Smith, “Ia mano del mercado” teje armo- niosamente el lazo social. Para Darwin, “la mano del tiempo” retiene las pequeiias diferencias que hacen las grandes bifur- caciones. Convencidos de que basta tomar su mal con pa- ciencia, esperar la salida del tinel o el fin de la crisis (que no puede eternizarse ya que nada es etemo y el reloj devorador asi lo testimonia con cada dentellada), ret6ricos y periodistas confian en el paso del tiempo. EI tiempo, sin embargo, no hace nada por su cuenta. Y no tiene manos. No trabaja para nosotros, no hace justicia, no cura las heridas, No deshace ningiin nudo por el solo he- cho de transcurriz. Ahi hace falta el dedo del acontecimien- to, que es de otro orden y de otro registro. Fnito, Cronos de insaciable apetito. En Marx, como en Proust, el tiempo per- dido es el tiempo sin cualidad de un dios cronometista. Sin ‘memoria ni musica, simple patr6n de una historia insoporta- ble, ese tiempo desesperadamente vacfo de la abstracci6n re- lojera y monetaria encadena sus perfodos sombrios, siguien- do “el cambio puramente indiferente de la progresividad” op. ct, pig. V7. 123 Marc intempestivo del que se aflige Hegel. Manteniendo a raya a la moda y ala muerte mercantiles, el tiempo reencontrado ser el de la obra salvada y Ia actividad creadora Fascinado por las regularidades temporales de la fisica newtoniana, Marx, sin embargo, sigue pensando el tiempo desde Demécrito y Epicure, de Aristétcles y Hegel. El tiem- po de Epicuro es la forma activa del mundo, ‘Ta esencia, que devora eternamente al fenémeno como cambio", El mismo se manifiesta a través de “los acci- dentes de los cuerpos percibidos por los sentidos” cuando ‘se conciben como accidentes”: “La percepcién sensible re- flcjada en sf es aqui, por lo tanto, la fuente del tiempo y el tiempo mismo"!.1 ° La anunciada nueva escritura de Ia historia rompe con el tiempo sagrado dela saci, lo mismo que con tenn po abstracto de la fisica, Se trata de encontrar el sentido de Ios ritmos y los comienzos, de conjugar regularidad y nove- dad, de construir el concepto de un tiempo cuyas categorias (ctsis, ciclos, rotaciones) estén por inventarse. EI capital es una organizacién conceptual espectfica y contradictoria del tiempo social. Bsta desacralizaci6n radical del tiempo conso- lida la vepresentacién de una inmanencia hist6rica rigurosa, Marx no puede ir més allé. Sus anticipaciones programéticas exploran la linea del horizonte, Pero la critica de la econo- Infa politica no puede aventurarse mas allé del punto donde, ‘prefigurando el movimiento naciente del futuro (J se in- sintia la abolicién de la forma presente de las relaciones de produccién. [...] las condiciones actuales de la produecién se presentan como aboliéndose a s{ mismas y por tanto como poniendo los supuestos histéricos para un muevo ordena. miento de la sociedad”!2, Nada més. 1, Kart Man, Difco lta denariteana y cia (Py pigs 4548. Mare tambien tata con fir a Lacret,pog quien “el tiempo no tiene existencia en sf, son las cosas ‘vwuelven sensibles el pasado, el presente y el futuro” , sneane 12, Kart Mars, Gren oh ia pi 2, 124 Una nueva apreciacin del tiempo Economfa del tiempo: “He aqui en qué se resuelve, en ‘iltima instancia, toda economfa politica’. ¢Pero, qué es en ella de ese tiempo inscrito en el movimiento del capital, que acompasa sus ciclos, resuena sus pulsiones, vibra sus deseos, {que se escucha batir? Giclos, rotaciones, crisis: el tiempo frac- turado se pone en movimiento. Al articular esas temporalida- des, Marx hace obra de pionero: “Le era necesario, ante to- do, forjar todas las categorias conceptuales relativas al factor tiempo: ciclo, rotacién, tiempo de rotacién, ciclo de rota- cién, Es con toda raz6n que le reprocha ala teorfa clasica ha- ber descuidado el estudio del factor tiempo"!$ El libro primero de Bl capital el del tiempo robado, reve~ la el secreto prodigioso del plusvalor arrancado en las galerias subterréneas de la produccién, fuera del alcance de miradas indiscretas. Hl libro segundo, el de las metamorfosis y la cireu- lacién del capital, explora los silogismos del tiempo. El libro tercero, el del proceso de reproduccién de conjunto, encuen- traa través de la competencia ya transformacién del plusvalor en ganancia el tiempo vivo de los conflictos y las crisis. En el libro primero, el tiempo lineal de la produccién reve- Ja el misterio del plusvalor. Detras de las mistificaciones feno- ménicas del intercambio, en el subsuelo de la alquimia pro- ductiva, la lucha incesante por la divisién entre trabajo necesario y plustrabajo determina el trazo mévil de la tasa de explotacién. La barra que divide ese tiempo en dos segmen- tos se desplaza en funcién de la lucha de clases. A pesar de su aparente trivialidad mecanica, ese tiempo de la produc cin, donde la mercancfa es reducida ala abstracci6n del va- lory el trabajo a la abstraccién de un tiempo sin cualidad, es, de entrada, un tiempo social: “Si usted me permite, [...] de- cfa a Marx un honorable fabricante, hacer trabajar cada dia diez minutos més del tiempo legal, meterd cada aio mil li- ras esterlinas en mi bolsillo” 18, Henryk Grossmann, Mars, Ucnomie politique classique ele problime de a dy. namigus, Paris, Cham 1975. (Edicign en castelanor Ensayos sobre la trot de tases, México, Cuadernos de Pasado y Presente, 1987) 125 Manc intempestivo Tirdnico, ese tiempo enlutado sujeta mortifica los cuerpos. Hace del hombre una herramienta de trabajo: “To- do hombre muere cada dia 24 horas mas, Pero el aspecto de ‘un hombre no nos indica con precisiGn cudntos dias ha muerto ya. Esto, sin embargo, no impide a las compaiifas de seguros de vida extraer cénclusiones muy certeras, y sobre todo muy lucrativas, acerca de la vida media de los seres hui- manos, Lo mismo acontece con los medios de trabajo. La ex- periencia indica cudnto tiempo dura promedialmente un medio de trabajo, por ejemplo una maquina de determina. do tipo”. El descenso a los infiernos del capital revela, asf, una alquimia diabélica, en la que “Ios étomos del tiempo son los elementos de Ja ganancia”, en la que el trabajador es re- ducido a “tiempo de trabajo personificado” Marx escudrifia con atencién horrorizada ese despotis- mo temporal cuyo ritual revelan los informes y las encuestas de fabrica: “El comienzo de la jornada laboral se habré de fi- Jar segiin Ja hora indicada por un reloj piiblico, a modo de ejemplo el reloj de la estacién ferroviaria més cercana, por el cual deberd regularse la campana de la fabrica. El fabricante est obligado a colocar en la fébrica un cartel, impreso en ca- racteres grandes, donde consten el comienzo, el término y Jas pausas de la jornada laboral”. Bajo la vigilancia ciclépea del reloj, el “despedazamiento de tiempos diseminados” se abre desde ese momento. El mismo busca convertir la dura- cin en intensidad, ganar en la segunda lo que se pierde en Ja primera, cerrar sin cesar “los poros de la jornada de traba- jo” para “condensar” el trabajo mismo. De la fractura abierta de Ja mercancfa brotan en el libro primero las antinomias del capital (valor de uso/valor de cambio; trabajo concreto/trabajo abstracto). La unidad en- tre valor de uso y valor de cambio traduce un conflicto de temporalidades. E] tiempo de trabajo abstracto/general s6lo existe a través del trabajo concreto/particular. Puestos en re- laci6n esos dos tiempos, el valor se manifiesta con toda clari- dad como abstraccién del tiempo social. Reciprocamente, el tiempo se impone como medida que debe ser medida. La de- 126 Una nueva apreciacién del tiempo terminaci6n del tiempo de trabajo socialmente necesatio re ite al movimiento de conjunto del capital Los enigmas de Ia medida que aparecen en el libro pri mero reburgen ene bro segundo, da ceacién. Acuris Cado en la mercancs, el plsvalor todavia puede dsipars ahi sino aleanca arenacer en cada ciclo de sus metamorlo ts Elplusvaloreinerementayprospers al cera el ciclo de las rotaciones del capital. Frente al emp de wabso a fa el valor, el tiempo de circulaci6n aparece, ante todo, tome eben 0 meget, come ponin sobre tempo de plustrabao incrementoindirecto del dempo de wabajo necesario, , asf, como amenaza de una posible desvaloriza- Ci6n y no como creacion posi de valor Sila rotaci6n no crea plusalor, su aceleracién To multplica en fancién de Ia Selocidad: “Interviene pues aqui, en realidad, un moment de determinaci6n del valor que no provine de I relacion directa del trabajo con el capital. La relaci6n en Ja cual el mimo eapital, en un tempo dado, puede repetir el procsso de produccion es visiblemente una condicién que no esté di: rectamente planteada por el proceso de produccién mismo [.-J, Ademés del tiempo de trabajo realizado en el produc: to, el empo de circlacién del capita intervene, pues, co mo momento de creaién de valor (..}. Stel tempo de ts Bajo aparece como actividad que plantea valor el tempo de circulacign del capital aparece como el dempo de a desval Siacién [..].Poresto, cl empo de circulaci6n no c= un cle mento positivo creador de valor. [...] Es, pues, en realidad, tuna puncién sobre el tiempo de plustrabajo, es decir, un in- Gremento del tempo de trabajo necesario”. Al intervenir co- mo “un momento de determinaci6n del valor que no provie- he de la relaci6n directa del trabajo con el capital’, ese “hice lor na panda que dno ein ntonen Mar Guinmediael mismo eer aa connuiad de ls nets slimes ned ica elt ee dens aetna daracn el Some. 2 Se toctoe dl lo Bagh Mecha, Hp oh as pos SBS) 16, Nata Gnd ofl 127 Marc intempestivo riempo negativo” de la circulacién contribuye, sin embargo, al incremento del valor a través de Ia aceleracién endiablada de sus rotaciones. El libro segundo desarrolla, asf, “nuevos coeficientes de eficacia del capital, de su expansion y de su concentracién”, independientes de su valor El tiempo de circulitcién se descompone en segmentos que corresponden a las diferentes metamorfosis del capital. La secuencia de la compra de bienes de produccién corres- ponde al perfodo durante el cual el capital se encuentra en estado de capital-dinero; la de la venta, al perfodo durante el cual se encuentra bajo Ia forma de capital-mercancia, En su curso loco, el capital salta de un disfraz a otro con Ia vivaci- dad de un tiatleta, Considerado como un todo, ocupa, pues, “distintas fases, yuxtapuestas en el espacio”. Cada parte pasa sucesivamente de una fase, de una forma a otra, funcionan- do, asi, sucesivamente en cada una de ellas: “Las formas son asi formas fluidas, cuja sucesiin es mediadora de su simultanei- dad. Cada forma sucede y antecede a la otra, de manera que el retorno de una parte de capital a una forma esté condicio- nado por el retorno de otra parte a otra forma. Cada parte describe ininterrumpidamente su propia érbita, pero siem- pre es una parte distinta del capital la que se encuentra en esta forma, y estas Srbitas particulares s6lo constituyen fases simaulténeas y sweesivas del desenuolvimiento global S6lo en Ia uni- dad de los tres ciclos se efectiviza la continuidad del proceso global [...]. El capital social global posce siempre esta conti- nuidad y su proceso posee siempre la unidad de los tres ci- clos”!6, En Ja acumulaci6i del capital, ese doble juego de los lugares y las secuencias supera, pues, la yuxtaposicién inerte del espacio y el tiempo para cumplir el también hegeliano de un espacio-tiempo hist6rico. El tiempo de la reproduccin es el tiempo orginico del ca- ital. Tiempo de trabajo y tiempo de circulacién se abrazan ah en la unidad del proceso conjunto. Si el valor es abstrac- cin del tiempo y el tiempo medida de toda riqueza, la deter- 16, Karl Marx, B capital op. et, bro se 1 vol. 4, pigs. 122.198, 128 Una nueva apreciacién minacién del tiempo de trabajo “socialmente necesario” no puede ser dada més que a posterior, a través del autodesarro~ Ilo del tiempo en la reproduccién ampliada y a acumulacién del capital. Para asegurar su propia reproducci6n ampliada, cl capital consuma y consume permanentemente el trabq vivo. Al riesgo, si el salto mortal ¢s fallido, si el valor de uso yano sale al encuentro del valor de cambio, si la gran rueda se estropea, de las arritmias de la crisis 27 | Tiempo mecénico de la produccién, tiempo quimico dela circulaci6n y tiempo orgénico de la reproduccién se en- roscan y encajan, asi, en circulos de cfrculos, hasta determi- nar los motivos enigmiticos del tiempo hist6rico, que es el de la politica Tiempo medido y midiente Toda economia es “economfa de tiempo”. La categoria de tiempo est en cl centro de la critica de Ia economia politi- ca. Numerosos lectores superficiales se agarran a esta consta- taci6n, olvidando que economia no significa solamente aho- ro, sino también organizacién racional del tiempo. Bl tiempo es la medida de la relaci6n social.

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