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En el mundo repostería, si quieres obtener resultados óptimos al preparar cualquier receta ameritas las siguientes cosas

esenciales: buen uso de las técnicas, ingredientes de calidad, precisión, esmero y, especialmente, atención a los detalles.
Por esta razón, en el caso específico de cómo hacer que el bizcocho quede parejo, existen ciertos tips básicos para
conseguir un bizcocho de 10 puntos. No te preocupes, todas son recomendaciones muy simples de cumplir y algunas
posiblemente ya las conoces. Evita comprar ingredientes de mala calidad o inadecuados

Adquirir ingredientes frescos y en buenas condiciones resulta un requisito básico en cualquier receta, y en especial si
quieres aprender cómo hacer que el bizcocho quede parejo, es decir, lo más plano posible. En este sentido, también
toma en cuenta que si sustituyes un alimento inadecuadamente, puedes afectar a la preparación y, por ende, es posible
que te quede el bizcocho hundido en el centro o, por el contrario, con los bordes más bajos. Pensando en esto,
compartimos los siguientes tips:

Prefiere huevos talla M. Generalmente, en las recetas estándar no se usan ni huevos muy pequeños (S) ni muy grandes
(L). Cada huevo tipo M equivale 50 g de este producto.

No uses harina caducada o mal almacenada. Nunca guardes este alimento en la nevera o un lugar húmedo, pues se
deteriora antes de tiempo. Si empleas harina así, el bizcocho quedará apelmazado y con sabor desagrádale (sabrá a
humedad). Tampoco uses este ingrediente caducado porque pierde sus cualidades esenciales.

Emplea harina baja en gluten. Las mejores para este tipo de receta tienen entre 4-8 % de gluten (preferiblemente
siempre por debajo de 8 %). Entre este tipo de harinas se encuentran: harina todo uso y harina leudante (conocida
también como harina para bizcocho o de repostería).

Usa polvo de hornear, no levadura de panadería. Aunque el polvo de hornear se le conoce también como levadura, no te
confundas, ambos ingredientes son cosas muy distintas. El polvo de hornear incorpora aire en la mezcla, mientras que la
levadura fermenta. Ambas sirven para dar esponjosidad, pero en diferentes tipos de masa y se activan de forma
diferente. Eso sí, también es importante decir que en algunos países el polvo de hornear se comercializa con el nombre
de "levadura química", pero en estos casos siempre se especifica que es especial para repostería para diferenciarla de la
levadura de panadería.

No uses polvo de hornear caducado. Una vez pasado el tiempo de este producto, pierde sus cualidades. Es decir, el
bizcocho se levantará poco o nada.

Evita grasas muy pesadas o mantequilla de baja calidad. La mantequilla mala contiene demasiados líquidos, los cuales
desequilibran las proporciones de la preparación. Por otra parte, las grasas muy pesadas pueden hundir el bizcocho, por
lo que no quedaría parejo.

Usa la cantidad exacta de ingredientes

Las recetas en repostería se asemejan mucho a las fórmulas químicas, ya que la exactitud cuenta, ¡y mucho! Un
ingrediente de más o de menos lo cambia todo: la textura, el sabor, el tamaño, el color, etc. Si quieres hacer que el
bizcocho quede plano y no resulta como deseas, podría ser por falta, exceso o muy poca cantidad de algún producto.

Recuerda, lo mejor es pesar los alimentos y si no tienes una báscula especial para esto, usa tazas y cucharas medidoras
(nunca emplees utensilios convencionales, pues resultan muy inexactos, pero si los usas, intenta usar siempre los
mismos). También toma en cuenta a la hora de realizar sustituciones que debes conocer muy bien las equivalencias
correspondientes. Una vez aclarado todo esto, puedes consultar a continuación qué pasa con el bizcocho si las medidas
son inexactas:

Exceso de grasa. Aunque lo ideal sería no emplearla, pues así logras una textura más esponjosa en el bizcocho, hay
recetas que la incluyen. En esos casos, si te pasas con la grasa, la masa pesará más pesada de lo normal y, en
consecuencia, al bizcocho le costará subir o se hundirá. Solución: agrega un poquito más de levadura o emplea una grasa
más ligera, como aceite de girasol (también sirve disminuir la cantidad de la misma).
Demasiada levadura o poca. Mucha levadura provoca que suba la mezcla más de lo debido, por lo cual se rebosa del
molde y se desperdicia el contenido (alterando el resultado final). Si usas poca levadura, el bizcocho no sube, a menos
que se hayan batido muy bien las claras y después hayas batido poco la harina. Por otra parte, si usas poca levadura y
mucha harina, el bizcocho no crecerá y se apelmazará.

Exceso de harina. Mucha harina (en especial si tiene poca levadura) puede ocasionar que el bizcocho no suba y se
apelmace. También podría cocinarse más rápido y, en consecuencia, se formaría una capa gruesa en la superficie o se
quemaría.

Exceso de ingredientes secos. Si falta grasa o líquidos en la masa, el pastel quedará muy seco y compacto.

Poco azúcar. Un pastel escaso en azúcar no adquiere su apetitoso color dorado ni crece lo suficiente. En este sentido, es
importante destacar que hay muchas formas de añadir azúcar si se busca hacer un bizcocho sin azúcar, por ejemplo con
fruta natural.

Bate la preparación adecuadamente

Este es el punto de partida de todo buen pastel, así que si quieres hacer que el bizcocho quede parejo, bátelo
correctamente. En este aspecto, lo más importante será el equilibrio: batir suficiente cuando sea necesario y batir poco
cuando se amerite. Por esta razón, te servirá de mucho guiarte de los siguientes aspectos:

Incorpora suficiente aire en la masa. Mientras más aire incorpores, más esponjoso será el bizcocho (infalible). Los
huevos y la mantequilla son los ingredientes que nos ayudan a incorporar aire en las masas, aparte de la levadura. En el
caso de los bizcochos, se baten las claras de huevo solas o con poco azúcar hasta conseguir el punto de nieve. En el caso
de panqués, se usa mantequilla y azúcar para la misma función durante el cremado. Si quieres facilitar este proceso
necesitarás un bol profundo, pues esa profundidad ayuda a atrapar el aire en la preparación. Igualmente, prefiere las
varillas de globo, sin importan si son manuales o eléctricas. En cuanto a la técnica, comienza batiendo a velocidad baja y,
luego, súbela progresivamente.

Evita batir de más la masa una vez agregada la harina. El gluten se desarrolla a medida que lo bates. Al preparar
bizcochos ten en cuenta que, mientras menos se desarrolle el gluten, más esponjoso quedará, ya que al multiplicarse las
proteínas (desproporcionadamente en comparación con el resto de los ingredientes), el bizcocho queda apelmazado y
seco. Por esta razón, una vez incorporado este ingrediente, solo debes batir el tiempo justo para eliminar grumos e
integrarlo bien, ¡ni un segundo más! La mejor forma de incorporar la harina consiste en usar movimientos envolventes
ayudados por una espátula de silicona o batidor de globo manual.

Integra bien los ingredientes. La idea es batir hasta conseguir que no queden grumos y la masa sea totalmente
homogénea. Por este motivo, debes agregar los ingredientes secos poco a poco, tamizándolos y repartiéndolos de
manera equitativa en la preparación. Así, entre otras cosas, el polvo de hornear quedará bien distribuido y el bizcocho
crecerá parejo durante el horneado.

Agrega aire a la mezcla

Para muchos productos de repostería la incorporación de aire en la mezcla determina su altura, volumen y
esponjosidad. Por esa razón, si se trata de trucos para que el bizcocho suba mucho, este puedes considerarlo como el
número uno. Este truco se logra por medio de varias técnicas: cremado de la mantequilla, batido de yemas de huevo,
claras a punto de nieve, tamizado de los ingredientes secos y uso de polvo de hornear.

Generalmente, se combinan el aireado de los huevos o cremado de la mantequilla con el tamizado de los ingredientes
secos y el polvo de hornear, aunque en la repostería asiática, en algunas recetas, se obtienen bizcochos extra esponjosos
y altos empleando solo el batido de los huevos y tamizado, prescindiendo así de la levadura. En cambio, si se trata de
bizcochos exprés batidos en licuadora o con varillas, pero sin mucho esmero, la levadura resulta esencial para conseguir
un buen resultado.
Bate correctamente la mezcla

Algunas personas creen que incorporar aire en la preparación significa batir mucho y realmente significa batir lo justo.
Reducir o exceder este procedimiento puede ocasionar que se frene el crecimiento de nuestro postre o, peor aún,
puede provocar que se hunda. Pensando en todo esto, a continuación te dejamos los principales trucos para que el
bizcocho suba mucho durante el batido:

Mezclas aireadas

Usa los utensilios adecuados. Prefiere una varilla de globo y un bol muy profundo, pues favorecerán la incorporación de
aire. Además, usa utensilios impecables y secos (sin rastros de grasa, ni líquidos).

Inicia a velocidad baja o media-baja. Esta técnica permite la formación de pequeñas burbujas de aire, las cuales, por su
tamaño, proporcionan estabilidad. Cuando la preparación alcance más volumen, cambia la velocidad a alta.

Bate primero la mantequilla sola o los huevos solos antes de agregar el azúcar. Si se trata de mezclas aireadas, esto les
dará cuerpo y una base estable para crecer.

Agrega el azúcar poco a poco y disuélvelo por completo. Así, evitas que la preparación se hunda o pierda aire.

Verifica si la preparación está en su punto. Las mezclas aireadas están listas cuando duplican o triplican su tamaño,
aclaran su color, adquieren cierto brillo y el azúcar se disuelve por completo. Adicionalmente, cada una tiene algunas
características propias que lo denota: el punto de nieve picos firmes, el cremado de mantequilla textura cremosa y
ligera, el batido de huevos textura más cremosa.

Una vez listo el cremado, agrega los huevos uno a uno. En este tipo de mezcla debes añadir los huevos así, sino perderás
aire adquirido.

Incorporación de la harina de trigo

Nada más agregar este ingrediente, bate lo justo hasta que se integre en la preparación, pues no debe desarrollarse el
gluten, pero tampoco debe quedar ningún grumo. Agrega la harina en tres tandas y preferiblemente tamízala de nuevo
en cada una. Si usas batidora, aplica velocidad baja. Todo esto asegura que no se destruyan las celdillas de aire creadas
y, en consecuencia, se apelmace el bizcocho y no crezca.

Incorporación de las claras

Si tienes una preparación con claras a punto de nieve y debes añadirlas en la mezcla que contiene la harina, hazlo en 3-4
tandas y de manera pausada. En cada ocasión, realiza movimientos envolventes y cuidadosos, de esta manera no
perderás el aire logrado.

Incorpora los agentes leudantes en el momento correcto

El segundo ingredientes encargado de darle altura, proporción y esponjosidad al bizcocho son los agentes leudantes
(polvo de hornear o levadura química, bicarbonato, etc.). Aunque, si bates muy bien los huevos y no bates mucho la
harina, puedes obtener el mismo resultado sin emplearlos.

De cualquier manera, usar levadura nunca está de más, pero debes saber el momento correcto para integrarla y a
continuación te lo indicamos:

Si usas bicarbonato, agrégalo al final. Recuerda que este agente leudante se activa apenas hace contacto con la mezcla
gracias al huevo y los ingredientes ácidos que pueda contener. No olvides repartirlo de forma pareja en la preparación y
disolverlo muy bien.

Si empleas polvo de hornear, agrégalo junto con los ingredientes secos. Aunque existen polvos de hornear con doble
activación (al contacto con la mezcla y después al contacto con el calor), generalmente se activan solo durante el
horneado (polvos de una sola acción).
Evita los cambios de temperatura bruscos

Para hacer que el bizcocho quede parejo y plano, resulta esencial evitar cambios drásticos en la temperatura durante las
diferentes etapas de trabajo: en la preparación, el horneado y el tiempo posterior al horneado. En este sentido, los
siguientes puntos resultan determinantes en el resultado final:

Usa ingredientes a temperatura ambiente. Incorporar productos muy fríos en la preparación puede provocar dos cosas:
que no se integren bien en la mezcla o que la levadura no se active durante el horneado. Esta recomendación resulta
especialmente importante para los huevos, por eso debes sacarlos 30 minutos antes de preparar el bizcocho.

Precalienta el horno. Esto te permite cocinar en el tiempo justo y obtener una cocción uniforme. Si no lo haces así, el
pastel no esponjará o quedará crudo por dentro. Lo correcto es calentar el horno mínimo con 10-15 minutos de
antelación para que esté suficientemente caliente. Descubre más motivos que pueden provocar esto en este otro
artículo: "Por qué me queda el bizcocho crudo por dentro".

Evita abrir el horno antes de tiempo. El polvo de hornear empieza su proceso químico en el mismo momento que entra
en contacto con el calor, por lo tanto, no debe interrumpirse esta reacción. Así que, no abras el horno durante las ¾
partes del tiempo de cocción estipulado, es decir, durante los primeros 30-35 minutos aproximadamente. De lo
contrario, puede hundirse el bizcocho.

No subas o bajes la temperatura durante el horneado. A menos que la receta te lo exija, no cambies la temperatura
arbitrariamente, de lo contrario, también afectarás la acción de la levadura química (polvos de hornear).

Evita exponer el bizcocho a corrientes de aire nada más salir del horno. Un cambio brusco puede provocar que se hunda
o pierda altura. Ponlo a enfriar lejos de ventanas, puertas o lugares con corrientes de aire fuertes.

Consejo: nunca dejes enfriando el bizcocho dentro del horno todavía caliente, pues se seguirá cocinando. Lo que sí
puedes hacer es entreabrir un poco la puerta para que el calor salga progresivamente y el cambio no sea tan brusco.

Hornea a la temperatura adecuada

Una regla básica para cualquier amante de la repostería es: conoce tu horno como a ti mismo. Esto es importante
porque no todos los hornos son iguales ni todos calientan de la misma forma. En este sentido, deberás variar la
temperatura de la receta en función de tu horno y para realizar esto tienes dos opciones: ensayar o comprar un
termómetro especial. Así, evitarás cocinar de más o de menos tus bizcochos. Dicho esto, a continuación te indicamos
qué pasa si cocinas a temperatura muy elevada o muy reducida para saber cómo hacer que el bizcocho quede plano:

Por todo lo antes expuesto, si se te hunde el bizcocho al sacarlo del horno, probablemente la temperatura estaba
demasiado alta, por lo que se doró por fuera y no se cocinó por dentro. En cambio, si se hunde mientras lo horneas, la
temperatura estaba demasiado baja.

- Qué pasa si la temperatura es muy alta

Se forman grietas. La levadura sube muy rápido, sin dar tiempo a formar la miga.

La corteza esta dura porque se forma costra. Justo el paso previo antes de quemarse.

Solución: empelar una temperatura un poco más baja, pero sin exagerar, aunque esto implique dejar el bizcocho
durante más tiempo para obtener buenos resultados.

- Qué pasa si la temperatura es muy baja

Se hunde la zona central. La levadura no se activa o tarda en activarse, por lo cual, el bizcocho no se cocina bien y no se
desarrolla la miga. Probablemente, no solo quedará hundido en el medio, sino con restos de masa cruda, especialmente
en el centro.

Se reseca el bizcocho. Si la temperatura es demasiado baja, se extiende mucho el tiempo de cocción y pierde humedad.
Obtienes una miga densa y compacta. La levadura no se activa adecuadamente, en consecuencia la masa no sube ni se
desarrolla como debería.

Se queda blanquecino y no se dora. Los primeros 20 minutos son claves para que el bizcocho adquiera un apetitoso color
dorado. Si la temperatura es muy baja, seguramente esto no sucederá. Además, un color muy pálido puede indicar que
quedaron partes crudas o poco cocidas.

Si usas la temperatura adecuada, es importante que no hornees varias cosas a la vez. Nada debería salir mal empleando
la temperatura requerida, sin embargo, hornear varias preparaciones juntas impide una distribución del calor equitativa.
En consecuencia, el bizcocho se cocinará desigual y tardará más tiempo en cocerse.

Consejo: adquiere un termómetro para horno, así tendrás precisión.

Precalienta el horno

Mantener la temperatura constante durante el horneado puedes considerarlo uno de los más importantes trucos para
que el bizcocho suba mucho. En este sentido, precalentar el horno es el inicio de la etapa de cocción, pues, si introduces
la mezcla en frío, no solo el pastel tardará mucho más en cocinarse, sino que también puedes afectar la activación de la
levadura y quizás el pastel no crezca lo suficiente. Por este motivo, precalienta el horno 10 minutos ante de hornear

Cumple el tiempo preciso de horneado

Aunque ya sabemos que si queremos un bizcocho perfecto no podemos cocinarlo ni de más ni de menos, si no conoces
bien la intensidad de tu horno, se te puede pasar por alto que los tiempos varían a causa de este detalle. En
consecuencia, lo más seguro será que obtengas los siguientes resultados:

- Si cocinas de más un bizcocho se desquebraja, se producen grietas, se reseca la costra y se puede quemar.
- Si cocinas poco tiempo un bizcocho se hunde en el medio, no crece o/y queda crudo.
- Ajusta el tiempo sugerido de la receta a la capacidad de tu horno.

Emplea un molde adecuado

Aunque no lo creas, si no utilizas un molde del tamaño adecuado puedes perder todo el trabajo realizado. ¿Por qué?
Porque la masa puede rebosar el molde durante el proceso de horneado, cambiando así las proporciones y obteniendo
como resultado final un bizcocho disparejo.

En este sentido, debes dejar dos dedos sin rellenar en el molde. Si no tienes un molde con las medidas necesarias,
puedes forrar los laterales del mismo con papel de horno, dejando que sobresalga el papel unos centímetros hacia
arriba. De cualquier manera, siempre revisa las especificaciones de las recetas para saber qué molde necesitas.

Además, el molde debe estar en óptimas condiciones, si no tampoco obtendrás el resultado buscado. Por este motivo,
te recomendamos lavarlo con una esponja suave y guárdalo con cuidado, pues si se deteriora pierde cualidades.

Por último, es importante hablar de los materiales del molde. En general, es preferible optar por aquellos de acero
inoxidable, de vidrio o de silicona, aunque también dependiendo del horno puede que no todos te valgan. Por ejemplo,
si tu horno suele calentarse mucho, además de ajustar la temperatura es posible que necesites utilizar solo moldes de
vidrio porque los de acero inoxidable tienden a calentarse más, lo que puede provocar que el bizcocho quede crudo por
dentro o no se cocine correctamente. Además, deja el bizcocho 10 minutos en el molde antes de desmoldarlo. Después,
colócalo sobre una rejilla hasta que se enfríe.

Corta la parte superior del bizcocho

Durante el proceso de aprendizaje para conseguir un bizcocho plano y parejo es muy posible que prepares bizcochos con
el centro más elevado o agrietado, es decir, bizcochos que no cumplen con tus expectativas para hacer un buen pastel
decorado. Para estos casos, existe un truco infalible y muy sencillo: cortar esa parte superior que no te gusta para
dejarlo plano. ¡Así de fácil! La parte extraída puedes usarla para hacer tiramisú en vasos o cakepops, por ejemplo.
Para cortar la parte superior del bizcocho te recomendamos dejarlo en la nevera durante una hora como mínimo, de
esta forma la miga quedará un poco más compacta y te asegurarás de no romperlo al cortarlo. Luego, utiliza un cuchillo
para pan, que suele ser bastante largo y podrás hacer un corte recto.

Dale la vuelta al bizcocho

¿No quieres invertir tiempo en cortar la parte superior o te cuesta conseguir que te quede totalmente recto? No te
preocupes, existe otro truco todavía más sencillo: darle la vuelta al bizcocho. Normalmente, la parte inferior suele
quedar totalmente plana y con los bordes bien marcados, de manera que resulta perfecta para decorar y hacer un
bonito pastel de cumpleaños. Así pues, dale la vuelta para obtener un bizcocho plano y parejo, cúbrelo con la crema que
más te guste y decóralo. Antes de decorar el bizcocho te aconsejamos dejarlo en la nevera de una a dos horas para
evitar que se desmigue.

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¿Hay que seguir un orden en los ingredientes de un bizcocho esponjoso?

No existe un orden predeterminado aplicable a todas las recetas para hacer bizcochos perfectos. Así, en algunas recetas
pedirán batir primero los huevos con el azúcar mientras que otras indicarán que debe ser la mantequilla el primer
ingrediente. Lo que sí es cierto es que se recomienda lo siguiente:

Añadir los huevos uno a uno para integrarlos bien a la masa y agregar suficiente aire.

Dejar el ingrediente líquido para el final. Son muchas las recetas que indican agregar la harina en el último paso, sin
embargo, lo más adecuado para conseguir un bizcocho bien esponjoso y suave es dejar que el último ingrediente sea la
leche, o el líquido utilizado. Por supuesto, como hemos dicho, debe estar a temperatura ambiente. Si no lo está, es tan
sencillo como introducirlo unos segundos en el microondas.

Cómo hacer un bizcocho esponjoso - Los ingredientes, pesados y a temperatura ambiente

El truco para hacer un bizcocho esponjoso está en la masa

Resulta evidente pensar que una buena masa es sinónimo de un buen bizcocho pero, ¿cómo debe ser esta masa para
que quede tan perfecta? Muy sencillo, aireada. Es decir, para que un bizcocho casero esponje en el horno, es importante
introducir todo el aire posible a la masa durante su elaboración. Una masa con menos aire no consigue leudar de la
misma forma, y es cuando obtenemos bizcochos apelmazados, compactos o que no han subido lo suficiente. A
continuación, explicamos en detalle cómo introducir aire a la masa del bizcocho:

1. Separa las yemas de las claras de los huevos

Al separar las yemas de las claras podemos batir las claras a punto de nieve para introducir más aire y volumen a la
masa. Así, las claras batidas se deben añadir al final del proceso, haciendo movimientos envolventes suaves.

En cuanto a las yemas, también se tienen que batir enérgicamente para añadir todo el aire que nos sea posible. De esta
forma, el resultado es unas yemas espumosas y amarillas.

2. Tamiza la harina siempre

Quizá podemos pensar que tamizar la harina es un paso que nos podemos saltar, sin embargo, es uno de los más
importantes. Al tamizarla, se introduce mucho aire y se deshacen los grumos, por lo que la masa queda mucho más
aireada, suave y homogénea, características imprescindibles para conseguir un bizcocho esponjoso. La única excepción
reside en la harina integral, que no debe tamizarse. En este caso, introduciremos aire con unas varillas manuales o un
tenedor, moviéndola enérgicamente antes de introducirla a la masa.

¿Qué harina es la mejor para hacer un bizcocho perfecto? La harina denominada "suave" o "floja", que es la que tiene un
menor porcentaje de gluten. Actualmente ya encontramos en el mercado harinas preparadas, llamadas "harina de
repostería" o "harina para bizcochos", que incluyen, además, polvos de hornear. No obstante, si no disponemos de esta
harina, o queremos hacer un bizcocho esponjoso sin gluten, las harinas más recomendadas son la harina de maíz o la
harina de arroz.

3. Añade algún tipo de impulsor

Los huevos ya actúan de impulsor al introducir aire durante el batido, no obstante, siempre es aconsejable incluir un
extra para conseguir bizcochos esponjosos perfectos. Estos impulsores pueden ser los polvos de hornear clásicos (tipo
Royal), las gaseosas (tipo El tigre) o el bicarbonato de sodio.

Ahora bien, ¿si se añade más cantidad de impulsor el bizcocho quedará más esponjoso? ¡NO! Este es un falso mito que
nada tiene que ver con la realidad. Nuevamente, respetar la medida es la clave, y si en la receta se indica una
cucharadita de polvos de hornear, no es necesario agregar más. Así mismo, si se utiliza harina preparada, que ya incluye
impulsor, tampoco es necesario agregar más cantidad, no obstante, si se incorpora un poco tampoco pasaría nada.

4. Si hay crema de leche, ¡móntala!

La crema de leche batida proporciona más aire a la masa, por lo que si la receta incluye este ingrediente, móntala y
añádela al final para integrarla con movimientos envolventes.

5. Usa varillas eléctricas o licuadora

Un truco para hacer bizcochos perfectos infalible es el de utilizar varillas eléctricas o, directamente, la licuadora. Estos
aparatos permiten introducir a la masa más aire del que podríamos agregar manualmente, de manera que, si los
tenemos en casa, ¿por qué no usarlos? Aquí tienes una sencilla receta de bizcocho en licuadora: "Receta de bizcocho de
naranja en licuadora".

El truco para hacer un bizcocho esponjoso está en la masa

El molde, en su justa medida

Si nos tomamos la molestia de pesar los ingredientes uno a uno y de preparar una buena masa, ¿por qué no prestamos
atención al molde? Por supuesto, el tamaño del molde influye directamente en el aspecto final del bizcocho, ya que si la
cantidad de masa preparada es para una torta pequeña, y la vertemos en un molde grande, ¿qué pasará? Que el
resultado será un bizcocho prácticamente plano.

Por todo ello, si la receta no indica el tamaño del molde, podemos optar por dejar un comentario al autor o por intentar
calcular aproximadamente el molde adecuado en función de los ingredientes. En general, 300 gramos de harina suelen
dar bizcochos de tamaño medio, por lo que un molde de 25 cm de diámetro suele ser adecuado. Y si seguimos sin
tenerlo claro, el mejor truco es colocar la masa en el molde y observar hasta dónde llega. Para que esponje en el horno
sin que la masa se salga y el bizcocho se desbarate, debe sobrepasar un dedo la mitad del molde.

El horneado, clave para hacer bizcochos esponjosos

Conocer nuestro horno es la clave para saber cómo hacer un bizcocho esponjoso. Tanto es así que, a muchas personas
les ha sucedido que en un horno les queda la torta de una forma y en otro de otra. La temperatura ideal para hornear un
bizcocho es 180 ºC, no obstante, no todos los hornos calientan igual, por este motivo resaltamos la importancia de
conocer el producto con el que estamos trabajando. En este sentido, si tenemos un termómetro de cocina, mejor, ya
que nos dirá con exactitud la temperatura a la que se encuentra. Con este utensilio podemos comprobar si nuestro
horno alcanza los grados óptimos marcando esa cifra u otra. Además de la temperatura, la función del horno juega un
papel crucial en el leudado del bizcocho. Toma nota de estos trucos:

Para hacer un bizcocho perfecto precalienta el horno mientras preparas la masa, a 180 ºC, con calor arriba y abajo.

Al momento de hornear el bizcocho, activa solo el calor abajo. Esto permitirá que la masa ascienda correctamente, ya
que si se mantiene el calor arriba se cocerá la superficie, pero el interior quedará crudo.
No abras el horno durante los primeros 30 minutos. El cambio de temperatura desestabiliza la masa y hace que,
automáticamente, pierda le volumen que tenía. Pasados estos minutos, puedes empezar a comprobar el estado de la
torta.

Unos 10 minutos antes de acabar de cocer el bizcocho, se puede activar el calor arriba para que se dore la parte superior
si nos gusta crujiente.

Cinco minutos antes de que finalice el tiempo de cocción, se recomienda apagar el horno para que, al retirarlo una vez
hecho, el cambio de temperatura sea menos brusco. De hecho, se puede dejar dentro del horno con la puerta
semiabierta para que el calor vaya saliendo lentamente.

Una vez fuera del horno, dejaremos que se entibie, lo desmoldaremos y lo colocaremos sobre una rejilla para que acabe
de enfriarse. Si nos saltamos este paso, el bizcocho quedará húmedo por abajo.

Ahora que conoces los mejores trucos para hacer un bizcocho esponjoso, vamos a ponerlos en práctica con sencillas
recetas. Empezaremos con una muy fácil y rápida, ¡usando la licuadora!

Ingredientes

125 g de mantequilla

125 g de azúcar

3 huevos

60 ml de leche

125 g de harina

1 cucharadita de polvos de hornear

60 ml de aceite de oliva

1 pizca de esencia de vainilla

Preparación

Introduce en la licuadora la mantequilla y el azúcar y bate. Recuerda que la mantequilla y el resto de ingredientes deben
estar a temperatura ambiente.

Añade los huevos uno a uno y sin dejar de batir. Como esta receta es en licuadora, podemos saltarnos el truco de
separar las claras de las yemas.

Incorpora el aceite de oliva, la esencia de vainilla y sigue batiendo.

Tamiza la harina con los polvos de hornear, añade la mitad de la mezcla a la licuadora e integra.

Agrega la otra mitad de la harina y sigue batiendo.

Por último, vierte la leche.

Coloca la masa en el molde, esta vez uno rectangular de unos 26 cm de largo, y hornea con el horno precalentado
durante 35-40 minutos, o hasta que esté listo.

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