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ARGUMENTO N2

La libre competencia a que se someten las empresas educativas, se dice


dogmáticamente, hará que de manera permanente todas ellas se esmeren por ofrecer
servicios de calidad para atraer y dejar satisfechos a “sus clientes” pues ésa es la única
posibilidad de mantenerse en el mercado, que tenderá a constituirse sólo con empresas
eficientes pues aquellas que no lo sean, tarde o temprano, habrán de abandonarlo. En
este sentido, según afirman Rose y Milton Friedman, dos de los promotores más
conspicuos del neoliberalismo, la competencia es el único camino que permite depurar
el mercado educativo, tal y como ocurre, por ejemplo, con el servicio ofrecido en bares y
restaurantes:

“Muchas escuelas se crearán por iniciativa de grupos no lucrativos. Otras serían montadas
para conseguir beneficios. No hay modo de predecir la composición definitiva de la industria
educativa: la determinará la competencia. La única previsión que puede hacerse es que sólo
sobrevivirán las escuelas que satisfagan a sus clientes; del mismo modo que sólo continúan
los restaurantes y bares que agradan a sus clientes. La competencia se ocuparía de
ello” (Friedman, 1983:235-236).

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