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Perspectivas sistémicas del síntoma

por Virginia Riccio

1- La mirada de Stephan Hausner sobre el trabajo de constelaciones familiares con


enfermedades y síntomas

Entrevista a Stephan Hausner. Alemania, noviembre de 2016.

Entrevistador: ¿Cómo ha sido en estos últimos 20 años tu experiencia en constelaciones


familiares aplicadas a síntomas y enfermedades?

Stephan: Ha sido realmente una aventura, en orden de explorar la potencialidad del


trabajo de constelaciones en el campo de la enfermedad y también sus limitaciones. Estoy
contento de decir que lo que más he aplicado lo aprendí de Bert Hellinger y aprecio
mucho eso. Lo primero que se hizo más evidente al principio es que usualmente los
representantes del síntoma nos guiaban a aspectos excluidos de la persona o del pasado
de la familia, de su historia. Al principio pensamos que incluir estos aspectos era uno de
los pasos más importantes. Cuando incluíamos estos aspectos excluidos, los
representantes de la enfermedad o síntomas se sentían con ganas de irse o se
debilitaban. Cosas así han pasado y este fue un gran paso. Pero la realidad es que,
muchas veces, los consultantes exploraban esto y tenían un movimiento emocional incluso
fuerte, pero al volver a la vida cotidiana los síntomas eran los mismos o no había grandes
cambios. Así que investigué mucho sobre esta discrepancia. Es decir que un gran paso ha
sido descubrir qué es lo que está excluido, y luego empecé a darme cuenta de que lo que
nos tiene atados a la implicancias o a lo que está excluido es una profunda sensación de
pertenencia, relacionada con la vida primaria del niño hacia los padres y a la familia de
origen.
Parte de la solución tiene que ver con renunciar a la lealtad con los padres y con el
sistema familiar—de alguna manera, ganar más fuerza y mayor continuidad en poder
permanecer en el conflicto que tenemos entre nuestro devenir y la pertenencia a nuestra
familia de origen.

Esto me llevó a enfocarme más en la relación de los niños con sus padres y apoyar al
consultante en este proceso de crecer hacia su propia vida y permitir a su potencial
desplegarse. Ese fue un gran momento en todo el proceso que vengo haciendo con
constelaciones.
Luego entendí que muchos síntomas o enfermedades aparecen cuando las personas han
hecho pasos significativos fuera de su familia de origen. Por ejemplo, cuando tienen una
pareja, o tienen un hijo—todos estos pasos te sacan de tu familia de origen, y si alguien
tiene un rol muy importante dentro de tu familia, esto agranda el conflicto y la tensión. El
síntoma pasa a ser como un intento de solución inconsciente a este conflicto.
Otro aspecto que se me hizo evidente en la evolución de este trabajo es la relación que el
cliente tiene hacia la vida en general. Muchos síntomas o enfermedades se refieren o se
relacionan con un NO inconsciente hacia la vida en general. Me di cuenta un dia, dando
un curso a médicos—de alguna manera es como que me escuche decir que los médicos
no tienen nada para hacer cuando el cliente dice NO hacia la vida, ya que aunque tengan
éxito en sacar los síntomas, estos volverán a aparecer de otras formas.

También me he sentido inspirado por la pregunta: ¿qué es lo que realmente sana? y, en


este sentido, creo que todo lo que se puede relacionar puede sanar. Porque básicamente
el trabajo con constelaciones familiares es trabajo con trauma. Básicamente, detrás de la
exclusión de alguien o de algo hay un trauma personal o en la historia de la familia.
Trauma significa que en algún momento de la historia, y en ciertas circunstancias, el
consultante o algún miembro de la familia no pudo contener la información que se
desplegó y a fin de protegerse a sí mismo de esa información, inconscientemente se
crearon filtros que permanecen en generaciones posteriores y desde los cuales hoy en el
presente miramos hacia el afuera. Nos disociamos de la información que nos circunda.
Con los filtros nos separamos de esta información, del potencial, pero la información sigue
ahí.
El movimiento sanador implica que, en calidad de terapeutas o facilitadores, creemos
condiciones para que el consultante derribe estos filtros otra vez y que ahora pueda
relacionarse con esa información. Es posible que ahora el consultante tenga los recursos
para integrar lo que tiene que integrarse, y de esta forma se agrande el potencial y por
ende también la habilidad de responder a la información que nos trae la vida.
De esta forma nuestra salud crece. Porque la salud es, en general, la habilidad de
responder a lo que la vida nos trae, y lo describiría hoy como uno de los principios más
importantes del movimiento de curación.

Entrevistador: ¿Cómo cambió tu mirada sobre los síntomas y enfermedades en estos


últimos años?

Stephan: Para ser honesto, la verdad es que diría que mi visión nunca ha cambiado. Para
mi siempre fue evidente que el potencial de curar yace dentro de cada uno. En ese
sentido, mi visión no cambió, pero sí puedo decir que ahora estoy más preciso y más claro
para percibir cuándo un cliente inconscientemente está dando la responsabilidad a la
familia o a las circunstancias y de esta manera está regalando su poder personal. Esta
claridad me permite entender más este movimiento y quizás traer al cliente de vuelta en
contacto con su propio potencial y responsabilidad.

2. ¿Por qué Constelaciones Familiares para la salud? Entornos y contextos.


Constelaciones familiares para la salud significa que buscamos configurar contextos o
entornos a través de una constelación de la que pueda emerger un potencial sanador para
la persona que tiene un síntoma o enfermedad.

Stephan Hausner, por ejemplo, considera que la enfermedad no es un fenómeno personal.


Esto significa que es imposible abordar un síntoma o enfermedad sin considerar todos los
contextos y entornos con los que la persona que está enferma se relaciona o de los que
forma parte. Algunos de estos contextos se hacen visibles a través de las constelaciones
familiares, en especial el familiar.

Solemos percibir al individuo como una parte de su entorno, una parte aislada que se
vincula con él entrando y saliendo constantemente de manera direccional. Por ejemplo, una
persona va a la universidad de lunes a viernes y no los fines de semana. Esta misma
persona va a su trabajo todos los días en la mañana, incluso sábado y domingo. Cuando
era niño iba a la escuela por la tarde y la mañana en doble escolaridad. Por las noches ve a
sus padres los miércoles y jueves en una cena familiar. Con su amiga de toda la vida se ven
los viernes, cada dos semanas. Esta es una manera de ejemplificar que para imaginar a una
persona en relación con sus entornos, imaginamos a alguien que entra y sale de la familia,
de la universidad, del trabajo, de las reuniones con amigos y no como un emergente de sus
entornos.

Desde esta mirada, debemos aprender a percibir al individuo como un emergente de sus
contextos, con los cuales está relacionado todo el tiempo, más allá de cuando
efectivamente se dirige hacia dichos lugares o ve a dichas personas físicamente. También
debemos aprender a mirar a los entornos vinculados unos con otros, a la universidad con la
familia, a los padres con la pareja, a la pareja con la amiga. Unos emergen siempre de los
otros y viceversa. También debemos aprender a verlos de forma atemporal, pues algunos
ya no están: por ejemplo, el jardín de infantes al que concurrió de niño, los abuelos que
visitaba todos los días después de la escuela, etc.

De todo lo dicho y volviendo a las palabras de Stephan en relación a que la enfermedad no


es un fenómeno personal, podemos decir lo siguiente:

- Los entornos y contextos hacen emerger a un individuo determinado.


- Los entornos y contextos están vinculados y emergen unos de los otros. Existen
entornos actuales (con la pareja, en el trabajo, con los miembros de la familia de
origen que están vivos, con los amigos, etc.), del pasado personal (niñez,
adolescencia, enfermedad cuando tenía 20 años, época universitaria) y del pasado
familiar (historia familiar que excede el conocimiento y participación del consultante).
Existen muchos más, como el entorno cultural, pero no los mencionamos porque las
constelaciones familiares trabajan mayormente con estas tres capas.
- Los entornos y contextos, incluso el actual, son atemporales.
- La enfermedad o el síntoma es un fenómeno sistémico.

Cuando decimos que la enfermedad es un fenómeno sistémico, significa que ella muestra
la tensión que emerge de las relaciones que tiene un individuo con sus contextos y
entornos y, por lo tanto, con las personas que participan de ellos.

Con una constelación podemos ver de qué manera funciona el entorno actual (por ejemplo,
la relación con la familia actual o las relaciones laborales), el entorno del pasado personal
(trayendo momentos de la historia del individuo en su niñez) y el entorno del pasado
familiar (algo que ocurrió a la bisabuela con su primer hijo, aunque el consultante no sepa
nada de esto).

Stephan Hausner dice que la enfermedad y el síntoma son multifactoriales: hay un nivel
físico, espiritual y familiar para la enfermedad. La constelación muchas veces habilita que
los tratamientos puedan hacer efecto. Uno puede adquirir nuevas miradas sobre el
síntoma, aunque también Stephan dice haber visto sanaciones espontáneas.

El entorno del pasado del sistema familiar (familia de origen, abarcando generaciones que
el consultante no conoce) influye en todos los demás entornos. A la vez, las pequeñas
modificaciones que alguien hace, por ejemplo, en el entorno que tiene con la pareja actual,
repercuten directamente en la forma de relacionarse con la familia de origen. Algo que
ocurre en el sistema laboral puede repercutir en la familia actual o en el entorno de amistad
y todos los entornos pueden afectarse mutuamente.

Sin embargo, el entorno del pasado del sistema familiar tiene un poder especial sobre los
otros y los tiñe constantemente. Si los integrantes de la familia de origen están vivos,
formarán parte del entorno actual. Cuando decimos entorno del pasado del sistema familiar,
no nos referimos a la relación actual con la familia de origen, sino que hablamos de toda la
historia de la familia cuya carga inconsciente atraviesa la vida de un individuo, más allá de
sus elecciones y voluntad.

Las constelaciones familiares se ocupan de las enfermedades o los síntomas crónicos. Los
tres entornos son capaces de generar síntomas. Sin embargo, el entorno actual solamente
genera síntomas crónicos hacia el futuro, por lo que que desde esta mirada revisamos
siempre el pasado personal o familiar del consultante.

El movimiento de solución, en cambio, es diferente. Puede ser que en una constelación


salga a la luz un hecho del pasado familiar de otra generación y se trabaje allí, pero que el
movimiento de solución más grande venga de hacer algún tipo de interacción, modificación
o intervención en la actualidad del consultante (por ejemplo, en su relación de pareja).

El funcionamiento del sistema y sus patrones


El patrón del síntoma y de la enfermedad está profundamente conectado con el patrón del
sistema familiar. En una constelación, habitualmente, se selecciona una capa del sistema
familiar (por ejemplo, el pasado del hijo cuando era pequeño, en relación a sus padres y a
la muerte de un hermano al nacer) y en dicha capa es posible observar, en algunos casos,
cuál es el patrón a través del cual funciona el sistema. Generalmente ese patrón proviene
de generaciones anteriores y la razón de su aparición en el sistema responde a un sentido
de supervivencia.
No siempre en una constelación vamos a ir al momento original donde apareció dicho
patrón (“implicancia”, en los términos de Bert Hellinger): la selección del momento de la
historia que se va a hacer visible depende exclusivamente del momento en el que se está
trabajando con la persona y de la posibilidad de reunir diversas señales como
consteladores para poder configurar aquello que realmente resulte una llave para el
consultante. Abordaremos este tema en mayor detalle cuando lleguemos al fenómeno de
la representación.

Como decíamos, este patrón que rodea a una enfermedad o a un síntoma, por ejemplo, el
sostener a todo y a todos, está ligado a la manera en que el consultante se relaciona con
todos sus entornos y con sus anhelos infantiles más profundos. Si la persona está
acostumbrada a sostener a todos, la enfermedad o síntoma estará haciéndole en este caso
de sostén o apoyo, otras veces de protección, etc. Es decir, el sistema familiar al que
pertenece la persona tiene un asunto con el sostener y puede haberse originado con un
abuelo que abandonó a la familia (implicancia). La persona puede estar ligada a esto por
lealtad a su padre (es la forma que encontró para acercarse a él) y esta lealtad funciona
como un surco que se marcó en el suelo con mucha fuerza y a través del cual la energía de
la persona circula, casi sin que se dé cuenta.

Stephan Hausner dice acerca del funcionamiento de los sistemas cuando le preguntan
sobre los órdenes del amor de Bert Hellinger:

Yo me pregunto si existe algo así como un orden fijo. La impresión es que todo aquello que
resulta sobreexigente y que por ende no puede ser integrado y se excluye en alguna
generación, queda dando vueltas en el sistema y molesta “la paz” del presente de una
familia. Hay un anhelo de que eso sea integrado y así es como vuelve a introducirse por la
puerta de atrás. Todo proceso que conlleva mucha emocionalidad o trauma en una familia
y no puede ser integrado perturbará el presente familiar, empezará a aparecer en un lugar
donde no corresponde que esté. Entonces allí ese orden se ve perturbado, se genera un
desorden.
No todo suceso del pasado es importante en una familia, sino aquellos hechos del pasado
que continúan vivos. Aquellas cosas del pasado que han sido integradas, que están en su
lugar, no perturban el presente.
Tengo la experiencia de que aquello del pasado que no puede tener un lugar empuja para
que una y otra vez creemos situaciones inconscientemente que nos vuelvan a poner en
contacto una y otra vez con esa información, con ese suceso, con ese acontecimiento, con
esa energía no resuelta hasta que finalmente pueda tener un lugar.
No todo lo que ocurrió en el pasado es importante, pero sí aquello del pasado que sigue
vivo y que busca ser integrado.

El representante del síntoma

Configuración
Solamente inicio una constelación donde está el consultante y un representante del
síntoma cuando, en el transcurso de la entrevista, no aflora información acerca de si el
consultante esté experimentando alguna tensión en relación a sus entornos o al propio
mundo emocional. Podría darse el caso de que empiece de otra forma, pero habitualmente
hago esto porque me brinda la información de qué es lo que el consultante está
necesitando, anhelando o excluyendo de sí mismo. Luego agrego representantes para sus
padres, hermanos o pareja según como se vaya desenvolviendo la configuración.
Si durante la entrevista sale a la luz algo pendiente, difícil o importante con los padres, es
posible que decida comenzar por configurar con representantes para el consultante, sus
padres, y más tarde incorpore al representante del síntoma. En algunas ocasiones
comunico al consultante quién es este nuevo representante, pero no siempre. Si
experimento mucha contradicción entre lo que está saliendo en la configuración y la
vivencia interna del consultante, es posible que no comente nada al representante del
síntoma acerca de quiénes. Asimismo, en algunas oportunidades me guardo el dato y no
informo al representante cuando se trata de representar a una enfermedad grave, para
impedir así cualquier impulso natural de ayudar que pueda surgir en él.

Representante del síntoma y lo que está excluido

Stephan nos cuenta que en los inicios de su trabajo con constelaciones familiares, el
representante del síntoma nos aportaba la información de qué o quién se encontraba
excluido de la familia. Por lo general, en el momento en que uno hace ingresar a los
excluidos a la constelación, los representantes de los síntomas se sienten debilitados,
tienen la sensación de que sobran, que son superfluos o que se encuentran en una suerte
de espera. A veces incluso quieren retirarse.
Stephan dice haber sentido por un tiempo que eso era lo que necesitaba hacer, averiguar
qué es lo que estaba excluido. Observó así que, para muchos consultantes, esto era muy
movilizante durante la constelación, pero después, cuando volvían a su vida cotidiana, el
síntoma volvía a aparecer. En ese momento comenzó a preguntarse: ¿qué es lo que falta?
¿Habría que haber trabajado con una generación anterior o se trataba más bien de una
actitud personal del cliente?
Así fue descubriendo que era esencial observar el amor de los hijos hacia los padres,
porque los hijos están dispuestos a dar su vida por ellos o por la familia (lealtad). Y cuando
alguien logra salirse de la implicación a veces eso significa que alguien siente que ya no
pertenece a su familia o que pierde a los padres. Por este motivo es que para poder
transitar el proceso de sanación, es necesario soltar un anhelo infantil y crecer para poder
salir de la familia de origen y así pasar a la responsabilidad propia.

Representante del síntoma como un aspecto de la persona


En mi experiencia he observado que muchas veces un representante de la enfermedad
está conectado con muchos niveles en simultáneo. Por un lado, como mencionábamos
anteriormente, representa a algo o a alguien excluido. De pronto puede representar a un
aspecto de la persona que está separado de la identidad del consultante, por ejemplo, el
anhelo que la persona tiene hacia su padre y que no se permite sentir porque fue
abandonado por él al nacer. En este caso, el representante del síntoma nos está mostrando
un movimiento posible de solución.
No debemos confundir cuando el representante del síntoma se ha debilitado de cuando se
ha transformado en un aspecto de la persona que, por ejemplo, desea tirarse al piso,
abandonar la lucha o morirse. Generalmente la diferencia radica en que, en el primer caso,
la energía ha dejado de ir hacia ese representante, se ha concentrado en otros aspectos de
la constelación, y a menudo ese representante también empieza a sentir que ya no es
necesario estar allí. En el segundo caso, la energía se concentra en ese representante, es
como un vórtice que consume y absorbe toda la energía, y lo que está emergiendo como
información es que el consultante está ligado a una implicancia de su sistema familiar
(quizás a alguien que murió temprano) y que posiblemente este movimiento que se
muestra sea algo que su padre o su madre hicieron o deseaban hacer. Es posible que allí
se esté representando entonces, también, la lealtad de la persona, su amor ciego que
intenta ayudar a sus padres con una pesada carga.

Sesiones individuales
Muchas veces en las sesiones individuales sigo los mismos parámetros que en las
grupales, pero en los últimos tiempos me ha resultado muy útil armar dos constelaciones
paralelas con plantillas siempre que constelo síntomas. Nunca digo al consultante (salvo
casos excepcionales) a quiénes están representando las plantillas, es decir, asigno los roles
con anticipación y no le transmito el dato acerca de quiénes son.
La persona las distribuye en el espacio sin saber. Le pido que imagine que el consultorio
está dividido en dos partes y que de un lado hacemos una configuración, y del otro, la otra.
Así pongo a la persona en relación a su familia actual o a su futuro, en un sector, y en el
otro, en relación a la familia de origen. Después de la configuración y de ir registrando las
sensaciones en cada plantilla, le doy la plantilla del síntoma para que elija dónde agregarla,
ya sea en alguna de las configuraciones o en el medio de ellas. Habitualmente es el lugar
donde decide ubicarlas que para mi trae la información acerca del contexto se despertó el
síntoma o la enfermedad, así como también acerca de su función. A menudo, si el síntoma
se despertó durante su vida en la familia actual, le pido que se pare en ese lugar, mire a la
familia de origen y le formulo una serie de preguntas: ¿qué sugerirías hacer en esta otra
constelación?, ¿qué plantillas te llaman la atención?, ¿a quiénes mirás?, ¿le dirías que haga
algo?, ¿qué le sugerís?
Es como si el síntoma hablara y propusiera algo. En general, la propuesta del síntoma es
hacia movimientos de solución y, algunas veces, hacia mayor implicación. En este último
caso, debemos tomar el mensaje como la muestra de la dirección hacia donde se dirige la
lealtad de la persona o su amor ciego.
En las constelaciones grupales no suelo utilizar el recurso de preguntar al representante
del síntoma qué sugiere, porque ese representante tiene pleno conocimiento de quién es
cada uno: sabe quién es el padre, la madre, etc., por lo que esas palabras podrían surgir del
intento del representante de ayudar y no del mensaje real de la enfermedad.

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