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Síntomas y Constelaciones Familiares. Apuntes para Formación Individual.
Síntomas y Constelaciones Familiares. Apuntes para Formación Individual.
Esto me llevó a enfocarme más en la relación de los niños con sus padres y apoyar al
consultante en este proceso de crecer hacia su propia vida y permitir a su potencial
desplegarse. Ese fue un gran momento en todo el proceso que vengo haciendo con
constelaciones.
Luego entendí que muchos síntomas o enfermedades aparecen cuando las personas han
hecho pasos significativos fuera de su familia de origen. Por ejemplo, cuando tienen una
pareja, o tienen un hijo—todos estos pasos te sacan de tu familia de origen, y si alguien
tiene un rol muy importante dentro de tu familia, esto agranda el conflicto y la tensión. El
síntoma pasa a ser como un intento de solución inconsciente a este conflicto.
Otro aspecto que se me hizo evidente en la evolución de este trabajo es la relación que el
cliente tiene hacia la vida en general. Muchos síntomas o enfermedades se refieren o se
relacionan con un NO inconsciente hacia la vida en general. Me di cuenta un dia, dando
un curso a médicos—de alguna manera es como que me escuche decir que los médicos
no tienen nada para hacer cuando el cliente dice NO hacia la vida, ya que aunque tengan
éxito en sacar los síntomas, estos volverán a aparecer de otras formas.
Stephan: Para ser honesto, la verdad es que diría que mi visión nunca ha cambiado. Para
mi siempre fue evidente que el potencial de curar yace dentro de cada uno. En ese
sentido, mi visión no cambió, pero sí puedo decir que ahora estoy más preciso y más claro
para percibir cuándo un cliente inconscientemente está dando la responsabilidad a la
familia o a las circunstancias y de esta manera está regalando su poder personal. Esta
claridad me permite entender más este movimiento y quizás traer al cliente de vuelta en
contacto con su propio potencial y responsabilidad.
Solemos percibir al individuo como una parte de su entorno, una parte aislada que se
vincula con él entrando y saliendo constantemente de manera direccional. Por ejemplo, una
persona va a la universidad de lunes a viernes y no los fines de semana. Esta misma
persona va a su trabajo todos los días en la mañana, incluso sábado y domingo. Cuando
era niño iba a la escuela por la tarde y la mañana en doble escolaridad. Por las noches ve a
sus padres los miércoles y jueves en una cena familiar. Con su amiga de toda la vida se ven
los viernes, cada dos semanas. Esta es una manera de ejemplificar que para imaginar a una
persona en relación con sus entornos, imaginamos a alguien que entra y sale de la familia,
de la universidad, del trabajo, de las reuniones con amigos y no como un emergente de sus
entornos.
Desde esta mirada, debemos aprender a percibir al individuo como un emergente de sus
contextos, con los cuales está relacionado todo el tiempo, más allá de cuando
efectivamente se dirige hacia dichos lugares o ve a dichas personas físicamente. También
debemos aprender a mirar a los entornos vinculados unos con otros, a la universidad con la
familia, a los padres con la pareja, a la pareja con la amiga. Unos emergen siempre de los
otros y viceversa. También debemos aprender a verlos de forma atemporal, pues algunos
ya no están: por ejemplo, el jardín de infantes al que concurrió de niño, los abuelos que
visitaba todos los días después de la escuela, etc.
Cuando decimos que la enfermedad es un fenómeno sistémico, significa que ella muestra
la tensión que emerge de las relaciones que tiene un individuo con sus contextos y
entornos y, por lo tanto, con las personas que participan de ellos.
Con una constelación podemos ver de qué manera funciona el entorno actual (por ejemplo,
la relación con la familia actual o las relaciones laborales), el entorno del pasado personal
(trayendo momentos de la historia del individuo en su niñez) y el entorno del pasado
familiar (algo que ocurrió a la bisabuela con su primer hijo, aunque el consultante no sepa
nada de esto).
Stephan Hausner dice que la enfermedad y el síntoma son multifactoriales: hay un nivel
físico, espiritual y familiar para la enfermedad. La constelación muchas veces habilita que
los tratamientos puedan hacer efecto. Uno puede adquirir nuevas miradas sobre el
síntoma, aunque también Stephan dice haber visto sanaciones espontáneas.
El entorno del pasado del sistema familiar (familia de origen, abarcando generaciones que
el consultante no conoce) influye en todos los demás entornos. A la vez, las pequeñas
modificaciones que alguien hace, por ejemplo, en el entorno que tiene con la pareja actual,
repercuten directamente en la forma de relacionarse con la familia de origen. Algo que
ocurre en el sistema laboral puede repercutir en la familia actual o en el entorno de amistad
y todos los entornos pueden afectarse mutuamente.
Sin embargo, el entorno del pasado del sistema familiar tiene un poder especial sobre los
otros y los tiñe constantemente. Si los integrantes de la familia de origen están vivos,
formarán parte del entorno actual. Cuando decimos entorno del pasado del sistema familiar,
no nos referimos a la relación actual con la familia de origen, sino que hablamos de toda la
historia de la familia cuya carga inconsciente atraviesa la vida de un individuo, más allá de
sus elecciones y voluntad.
Las constelaciones familiares se ocupan de las enfermedades o los síntomas crónicos. Los
tres entornos son capaces de generar síntomas. Sin embargo, el entorno actual solamente
genera síntomas crónicos hacia el futuro, por lo que que desde esta mirada revisamos
siempre el pasado personal o familiar del consultante.
Como decíamos, este patrón que rodea a una enfermedad o a un síntoma, por ejemplo, el
sostener a todo y a todos, está ligado a la manera en que el consultante se relaciona con
todos sus entornos y con sus anhelos infantiles más profundos. Si la persona está
acostumbrada a sostener a todos, la enfermedad o síntoma estará haciéndole en este caso
de sostén o apoyo, otras veces de protección, etc. Es decir, el sistema familiar al que
pertenece la persona tiene un asunto con el sostener y puede haberse originado con un
abuelo que abandonó a la familia (implicancia). La persona puede estar ligada a esto por
lealtad a su padre (es la forma que encontró para acercarse a él) y esta lealtad funciona
como un surco que se marcó en el suelo con mucha fuerza y a través del cual la energía de
la persona circula, casi sin que se dé cuenta.
Stephan Hausner dice acerca del funcionamiento de los sistemas cuando le preguntan
sobre los órdenes del amor de Bert Hellinger:
Yo me pregunto si existe algo así como un orden fijo. La impresión es que todo aquello que
resulta sobreexigente y que por ende no puede ser integrado y se excluye en alguna
generación, queda dando vueltas en el sistema y molesta “la paz” del presente de una
familia. Hay un anhelo de que eso sea integrado y así es como vuelve a introducirse por la
puerta de atrás. Todo proceso que conlleva mucha emocionalidad o trauma en una familia
y no puede ser integrado perturbará el presente familiar, empezará a aparecer en un lugar
donde no corresponde que esté. Entonces allí ese orden se ve perturbado, se genera un
desorden.
No todo suceso del pasado es importante en una familia, sino aquellos hechos del pasado
que continúan vivos. Aquellas cosas del pasado que han sido integradas, que están en su
lugar, no perturban el presente.
Tengo la experiencia de que aquello del pasado que no puede tener un lugar empuja para
que una y otra vez creemos situaciones inconscientemente que nos vuelvan a poner en
contacto una y otra vez con esa información, con ese suceso, con ese acontecimiento, con
esa energía no resuelta hasta que finalmente pueda tener un lugar.
No todo lo que ocurrió en el pasado es importante, pero sí aquello del pasado que sigue
vivo y que busca ser integrado.
Configuración
Solamente inicio una constelación donde está el consultante y un representante del
síntoma cuando, en el transcurso de la entrevista, no aflora información acerca de si el
consultante esté experimentando alguna tensión en relación a sus entornos o al propio
mundo emocional. Podría darse el caso de que empiece de otra forma, pero habitualmente
hago esto porque me brinda la información de qué es lo que el consultante está
necesitando, anhelando o excluyendo de sí mismo. Luego agrego representantes para sus
padres, hermanos o pareja según como se vaya desenvolviendo la configuración.
Si durante la entrevista sale a la luz algo pendiente, difícil o importante con los padres, es
posible que decida comenzar por configurar con representantes para el consultante, sus
padres, y más tarde incorpore al representante del síntoma. En algunas ocasiones
comunico al consultante quién es este nuevo representante, pero no siempre. Si
experimento mucha contradicción entre lo que está saliendo en la configuración y la
vivencia interna del consultante, es posible que no comente nada al representante del
síntoma acerca de quiénes. Asimismo, en algunas oportunidades me guardo el dato y no
informo al representante cuando se trata de representar a una enfermedad grave, para
impedir así cualquier impulso natural de ayudar que pueda surgir en él.
Stephan nos cuenta que en los inicios de su trabajo con constelaciones familiares, el
representante del síntoma nos aportaba la información de qué o quién se encontraba
excluido de la familia. Por lo general, en el momento en que uno hace ingresar a los
excluidos a la constelación, los representantes de los síntomas se sienten debilitados,
tienen la sensación de que sobran, que son superfluos o que se encuentran en una suerte
de espera. A veces incluso quieren retirarse.
Stephan dice haber sentido por un tiempo que eso era lo que necesitaba hacer, averiguar
qué es lo que estaba excluido. Observó así que, para muchos consultantes, esto era muy
movilizante durante la constelación, pero después, cuando volvían a su vida cotidiana, el
síntoma volvía a aparecer. En ese momento comenzó a preguntarse: ¿qué es lo que falta?
¿Habría que haber trabajado con una generación anterior o se trataba más bien de una
actitud personal del cliente?
Así fue descubriendo que era esencial observar el amor de los hijos hacia los padres,
porque los hijos están dispuestos a dar su vida por ellos o por la familia (lealtad). Y cuando
alguien logra salirse de la implicación a veces eso significa que alguien siente que ya no
pertenece a su familia o que pierde a los padres. Por este motivo es que para poder
transitar el proceso de sanación, es necesario soltar un anhelo infantil y crecer para poder
salir de la familia de origen y así pasar a la responsabilidad propia.
Sesiones individuales
Muchas veces en las sesiones individuales sigo los mismos parámetros que en las
grupales, pero en los últimos tiempos me ha resultado muy útil armar dos constelaciones
paralelas con plantillas siempre que constelo síntomas. Nunca digo al consultante (salvo
casos excepcionales) a quiénes están representando las plantillas, es decir, asigno los roles
con anticipación y no le transmito el dato acerca de quiénes son.
La persona las distribuye en el espacio sin saber. Le pido que imagine que el consultorio
está dividido en dos partes y que de un lado hacemos una configuración, y del otro, la otra.
Así pongo a la persona en relación a su familia actual o a su futuro, en un sector, y en el
otro, en relación a la familia de origen. Después de la configuración y de ir registrando las
sensaciones en cada plantilla, le doy la plantilla del síntoma para que elija dónde agregarla,
ya sea en alguna de las configuraciones o en el medio de ellas. Habitualmente es el lugar
donde decide ubicarlas que para mi trae la información acerca del contexto se despertó el
síntoma o la enfermedad, así como también acerca de su función. A menudo, si el síntoma
se despertó durante su vida en la familia actual, le pido que se pare en ese lugar, mire a la
familia de origen y le formulo una serie de preguntas: ¿qué sugerirías hacer en esta otra
constelación?, ¿qué plantillas te llaman la atención?, ¿a quiénes mirás?, ¿le dirías que haga
algo?, ¿qué le sugerís?
Es como si el síntoma hablara y propusiera algo. En general, la propuesta del síntoma es
hacia movimientos de solución y, algunas veces, hacia mayor implicación. En este último
caso, debemos tomar el mensaje como la muestra de la dirección hacia donde se dirige la
lealtad de la persona o su amor ciego.
En las constelaciones grupales no suelo utilizar el recurso de preguntar al representante
del síntoma qué sugiere, porque ese representante tiene pleno conocimiento de quién es
cada uno: sabe quién es el padre, la madre, etc., por lo que esas palabras podrían surgir del
intento del representante de ayudar y no del mensaje real de la enfermedad.