Las operaciones de la Guerra de los Pasteles se enmarcan dentro de un intento de obtener
privilegios económicos en Hispanoamérica. Previamente se habían producido bloqueos a
Buenos Aires y sobre Uruguay el 28 de marzo de 1838, bloqueo que se completó con la organización de un ejército insurgente contra Uruguay, que junto con el bloqueo marítimo acabó tomando la capital de Uruguay (el presidente de Uruguay renunció y se fue a Buenos Aires). Después de tomar esta capital los del ejército contra Uruguay fueron a buscar más integrantes que los ayudaran y elevar el nivel de hombres que tenían en Francia por su temor a un nuevo ataque contra ellos. Como explicaba una carta del vicecónsul francés Aimé Roger al primer ministro de Francia, el objetivo de este primer bloqueo era «infligir a la invencible Buenos Aires un castigo ejemplar, que será una lección saludable para todos los demás Estados americanos, corresponde a Francia hacerse conocer si quiere que se la respete». En 1827 se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de Declaraciones Provisionales, que sentaban las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos países. A través del barón Antoine-Louis Deffaudis , embajador francés, los comerciantes franceses avecindados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas en París con alarma. Entre estas reclamaciones se encontraba la del señor Remontel,2dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa Anna se habían comido en 1832 unos pasteles sin pagar la cuenta (posiblemente fue por daños al restaurante), por lo cual exigía ser indemnizado con seiscientos mil pesos.1Ese fue el motivo por el cual el pueblo mexicano identifica esta guerra con Francia con el nombre de «guerra de los pasteles». Adicionalmente, ese mismo año, un ciudadano francés fue fusilado en Tampico, acusado de piratería, lo que tensó aún más las relaciones entre ambos países.1La guerra tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.