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Trabajo Final Penal
Trabajo Final Penal
25 DE NOVIEMBRE DE 2022
BOGOTÁ D.C.
RESUMEN.
Este trabajo hace un estudio de los sistemas penales precedentes en el ordenamie nto
jurídico colombiano y las características del actual sistema penal acusatorio, instituido desde
el primero de enero de 2005, con el ánimo de realizar un examen de la legislación penal
procesal actual frente a los problemas que han acompañado su implementación y que a la fecha,
sigue padeciendo, con el ánimo de contrastar la realidad teórica y fáctica y así, poder
diagnosticar las principales falencias del sistema y cuáles serían las soluciones más viables para
ajustarlo a las necesidades del país, y determinar si este es o no eficaz. En el desarrollo de este
trabajo, se implementó un método de investigación mixto. En este trabajo se puede evidenciar
cómo el actual sistema penal acusatorio presenta falencias y congestiones que le impiden
desarrollarse con el nivel de eficacia y eficiencia necesarios para aplicar y ejercer una justicia
adecuada dentro del territorio nacional.
PALABRAS CLAVE.
Sistema penal acusatorio, ordenamiento jurídico, legislación penal, falencias del
sistema penal, eficacia.
INTRODUCCIÓN.
Como primera medida a través de una investigación tanto científica como socio
jurídica, se expondrá el origen y la evolución que ha presentado el sistema procesal penal en
Colombia hasta llegar a la implementación del sistema penal acusatorio, una vez este fue
implementado cuáles han sido sus mayores inconsistencias y errores a la hora de su eficaz y
eficiente ejercicio, y, por último, qué críticas ha aportado la doctrina al sistema colombiano y
qué mecanismos de reforma podrían establecerse.
CAPÍTULO I.
ANTECEDENTES DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO EN COLOMBIA.
Mediante este capítulo se pretende tener una perspectiva más amplia respecto del Sistema
Penal Acusatorio, decidimos acudir a los antecedentes procesales, sus principales reformas y
primeras instituciones del derecho Penal Colombiano desde su año de expedición en 1980.
Este código fue expedido entonces con el fin de reformar la ley sustancial como procesal
penal, pero se vio truncada su expedición luego de que la CSJ declarara la inconstitucionalidad
del decreto Ley 181/1981 el cual pretendía promulgar el nuevo código de procedimiento penal.
El código penal de 1980 tuvo que convivir con una normatividad positivista y con un eje central
que era la peligrosidad, este es el código penal de 1936, y con el código procesal del año 1971,
el cual tenía un pequeño problema y era su método “inquisitivo”, el cual no separaba las
funciones de juzgamiento y de investigación, pero sin embargo conservaba elementos del
sistema acusatorio toda vez que sí señalaba la figura de JUECES DE INSTRUCCIÓN, los
cuales tenían la función de adelantar la investigación en algunos delitos taxativamente, así
como de todos los casos de conocimiento de Jueces Superiores y de Circuito.
Por otro lado, se crearon entonces los Jueces Especializados, seguidamente de la creación
de un procedimiento especial con el fin de investigar y juzgar a los responsables de los delitos
de extorsión, terrorismo, secuestro extorsivo y los delitos conexos con estos. (Maya, 2008)
Ahora, partiendo desde la perspectiva del conflicto que atravesaba el país en esa época, se
denota como los tipos penales se extendieron más tarde a conductas típicas asociadas al
fenómeno del NARCOTRÁFICO y la DELINCUENCIA COMÚN, por lo que este
procedimiento especial fomento la prohibición de otorgar la libertad provisional y condena de
ejecución condicional, así como la atribución de facultades más amplias a los funcionarios de
la policía judicial, esto quiere decir que el DAS y la Policía Nacional hicieran parte de la policía
judicial y tuvieran acceso a practicar diligencias de tal índole.
Tales jueces estuvieron inicialmente con una limitación temporal de seis años de vigenc ia,
pero pues con total posterioridad al vencimiento del plazo, estos fueron conservados mediante
la figura de jueces de orden público
El estatuto de 1984 trajo al país la figura de los beneficios judiciales, los cuales se
entregaban por colaborar de manera eficaz con la justicia, esto le permitía al procesado una
disminución en la pena si este allegaba elementos probatorios suficientes y eficaces para
atribuir responsabilidad a otros delincuentes. Un importante autor se refirió a este estatuto
dando así su opinión basada en una “legislación importada, pues, al igual que las expedidas
durante los anteriores ciento cincuenta años, ha sido tomada de modelos foráneos: si antes se
copiaban de proyectos o códigos españoles, franceses o italianos, ahora se pensó en el Código
Tipo, que reflejaba en buena medida los desarrollos legislativos y doctrinarios alemanes”
(1994, p.203)
En el año 1987 se promulgó el Decreto 050 del 1 de julio el cual genero normativizar e
institucionalizar a los jueces de Instrucción Criminal, a los cuales se les asignó la
responsabilidad de conducir la investigación en los procesos de competencia de los Jueces de
Circuito y Superiores; también este decreto aclaro todas las dudas correspondientes a los vacíos
procesales vigentes del régimen de 1971 al especificar los objetivos de la etapa de indagació n
preliminar.
Este mismo año también es de suma importancia para el proceso penal, toda vez que se
estableció la Defensoría Pública a cargo del Ministerio de Justicia y también a su vez como
parte de la política contra el crimen, se legalizó el pago de recompensas monetarias a quienes
delataran o brindaran información que condujera a la captura de delincuentes.
Esto es una gran demostración de la necesidad del Gobierno por atacar las oleadas de
criminalidad a través de regulaciones contra el proceder de las organizaciones dedicadas al
narcotráfico, de aquí un claro ejemplo es la promulgación de la Legislación del excepción de
1988, conocida como el Estatuto para la Defensa de la Democracia, la cual tuvo como finalidad
el aumento de penas, circunstancias de agravación punitiva y creación de tipos penales nuevos
e indeterminados con el fin de juzgar actos delictivos de organizaciones del narcotráfico, una
de las principales características de tal Estatuto es como se agilizo el procedimiento para la
investigación y juzgamiento de delitos que tuvieran que ver con el narcotráfico y se le otorgaron
más funciones a la policía criminal.
La importancia de los años ochenta para el derecho penal es ver como se regularon sus
primeras instituciones, y la influencia de la Constitución de 1991 al otorgar las audiencias
previas de conciliación, la ampliación de las circunstancias por las que era posible extinguir el
proceso penal a través de una indemnización integral de los perjuicios, la competencia en
totalidad del territorio nacional, y sobre todo los límites para que se pudiera conceder la libertad
provisional a los implicados en homicidio, rebelión, sedición, terrorismo y delitos conexos,
medidas que fueron adoptadas con posterioridad al código de 1987, las cuales siendo creadas
como medidas de excepción, pasarían a ser después ordinarias (Serrano y García, 2008)
CONSTITUCIÓN DE 1991.
La oleada de violencia que estaba atravesando Colombia desde la década anterior fue el
desencadenante para que la reforma a la justicia fuera un tema trascendente en los debates
desarrollados en la Asamblea Nacional Constituyente, todo esto debido a la congestión de las
cárceles y la impunidad de los delitos, razón por la cual la Constitución del 1991 introdujo un
sistema semi-acusatorio al país.
Decreto 2700 de 1991, bajo este decreto se sistematizó la normativa dispersa existente y
aquella legislación que fue expedida a finales de los ochenta, este pasó a ser permanente debido
a la ardua lucha contra la violencia y el crimen organizado, por esto mismo a través de este
decreto se eliminó el procedimiento abreviado por la confesión y flagrancia, pero se desarrolló
más profundamente el mecanismo de la rebaja de pena por la COLABORACIÓN EFICAZ.
Se puede considerar a este estatuto como aquel con una orientación a agravar la situació n
de los inculpados, puesto que creó nuevos delitos, agravó las penas y de igual manera este
limitó las posibilidades para la aplicación de condenas por ejecución condicional y libertad
condicional.
JUSTICIA REGIONAL.
La llamada Justicia sin rostro es de especial atención en el desarrollo del reciente sistema
penal colombiano. Con esto, la Ley 2 de 1984 en virtud a las claras necesidades que tenía el
Estado para solucionar tales falencias de orden público y judicialización de los inculpados,
promulgaron la creación de los Juzgados Especializados, Juzgados que se encargaban
únicamente de delitos de terrorismo, extorsión y secuestro, creando un procedimiento especial
para este tipo de crímenes.
El Decreto 1631 de 1987 creó entonces los Jueces de Orden Público, quienes recibían
entonces una remuneración similar a la de los llamados Jueces Especializados (creados
mediante la ley 2 de 1984) y a quienes les correspondía conocer de delitos que recayeran sobre
la Seguridad Nacional.
Esto es un ejemplo de la creación de una Justicia Especial paralela a la Ordinaria, toda vez
que mediante el Decreto 474 de 1988 los Jueces de Orden Público fueron excluidos de la
justicia ordinaria y en su organización jerárquica, con esto, dejaron de ser subordinados de los
Tribunales Superiores de Distrito Judicial, para tener ahora como superior al Tribunal Superior
de Orden Público, de tal forma, el decreto 474 instituyó las propias normas y procedimie ntos
de esta “justicia paralela”.
Es así como a través de la Ley 270 de 1996 Estatutaria de administración de justicia en su Art.
205 dispuso:
Es así como esta disposición entonces da origen a la Expedición de la Ley 504 de 1999,
por medio de la cual se establece el régimen de transición procesal y administrativo, el cual
seguiría una vez extinguida la justicia regional, que en la actualidad y bajo el principio de juez
natural actúa como la justicia especializada.
CAPÍTULO II.
Una de las falencias del actual modelo procesal vigente responde a las características y
premisas de un sistema acusatorio el cual desde un inicio estuvo en desacuerdo con el articulado
original de nuestra Constitución de 1991, razón por la cual antes de que fuera introducido en
nuestro ordenamiento jurídico a través de una ley, fue de suma importancia generar un acto
administrativo modificatorio de varios artículos constitucionales, todo esto con la finalidad de
que tal sistema ingresara al ordenamiento jurídico colombiano con total vigencia y sin
problemas.
El Acto Legislativo 03/2002 fue el encargado de modificar los artículos 116,250 y 251,
los dos últimos de suma importancia, toda vez que su contenido corresponde a las funcio nes
que poseía la Fiscalía General de la Nación, y razón por la cual durante la exposición de los
motivos del Acto Legislativo el fiscal lo sustentó que "con la expedición del acto legislativo 03
del 20 de diciembre de 2002, el constituyente borró las ataduras normativas que impedían el
diseño, construcción e implementación del sistema acusatorio en materia criminal” (Calderón,
2005, pág. 90)
Después de que este Acto Legislativo fue aprobado e incorporado, el congreso pudo
entonces dedicarse de fondo a organizar lo que sería la Ley 906 de 2004 encargada de
implementar en el ordenamiento jurídico colombiano un sistema plenamente acusatorio,
prevaleciendo del modelo mixto consagrado en la Ley 600 del año 2000.
Ahora, los principales cambios que fueron introducidos por el nuevo código de procedimie nto
penal serían los siguientes:
C). Control de garantías: Como se sabe, al perder el fiscal las funciones jurisdiccionale s,
queda en manos de un juez de control de garantías (Juez Penal Municipal) la decisión
sobre la situación jurídica del procesado. Esta figura fue nueva en el ordenamiento
jurídico colombiano.
D). Proceso oral en la audiencia: Aunque ya había audiencias orales, en el nuevo sistema
la oralidad es el eje central de las etapas de juzgamiento y de control previo de garantías,
todo esto supone no solo la celeridad en el proceso, sino la cantidad de documentos y
papeles que integran el expediente.
E). Principio de concentración: Este principio supone que en diferencia a lo que ocurría
en los sistemas anteriores, el juez debe dar continuidad a la audiencia de juzgamiento y
solo en casos excepcionales, puede suspenderla, pero este deberá programar su
continuación en el menor tiempo posible, lo que no solo reducirá el tiempo en los
procesos, sino la congestión de trabajo del juez. (Pinzón, 2018).
Ahora, con la implementación del sistema penal acusatorio en el país, se pretende además la
integración efectiva de los siete subsistemas involucrados en el proceso:
7. El Penitenciario, del que hacen parte los establecimientos carcelarios del país y
el INPEC
Uno de los problemas con más incidencia es el aplazamiento de audiencias. Más que
ser un respeto por las garantías constitucionales y legales de las partes, esta figura ha sido usada
como estrategia dilatoria para prolongar el trámite de las audiencias (muchas veces con el fin
de llegar a un vencimiento de términos) por parte de los abogados defensores (Rincón Ortega,
2014). El aplazamiento de audiencias se usa como medio para proteger los derechos del
procesado y su incidencia se encuentra más que todo en las audiencias de juicio oral, donde se
ponen en evidencia los materiales probatorios que determinarán la culpabilidad o inocencia del
mismo. Sin embargo, y como se explicó en párrafos anteriores, ha significado también un
perjuicio para el principio de celeridad y el acceso al debido proceso. Así pues, si el procesado
se encuentra imposibilitado para comparecer a la audiencia, falta uno de los testigos llamados
a declarar o el abogado defensor renuncia; el juez, en uso de sus facultades, pospone el trámite
de la audiencia para nueva fecha en espera que esta se pueda realizar de manera concentrada y
cumpliendo con las condiciones establecidas por la ley. “El resultado de esto es el increme nto
en las solicitudes de aplazamiento, las cuales son concedidas por los jueces sin hacer antes un
análisis de la situación, garantizando un proceso justo a una de las partes, aun cuando se esté
perjudicando a la otra”. (Suárez,2016).
Otro elemento que ralentiza el trámite de las audiencias es la constante renuncia de los
abogados defensores como estrategia dilatoria en el proceso. La falta de preparación de los
nuevos defensores sobre el caso obliga a los jueces a posponer las audiencias hasta el momento
en que se puedan programar nuevamente. Así mismo, es común evidenciar la falta de
comparecencia en la audiencia de imputación, donde el fiscal debe al final pedir la contumac ia
para avanzar en el proceso.
Como se mencionó antes, el ente acusador debe lidiar con el número de procesos que
entran cada año. Su labor de investigación está relacionada con la recaudación de material 32
probatorio, comparecencia a audiencias y citaciones a testigos y partes. Por esta razón, al hablar
de congestión también es necesario enfatizar en el gran cuello de botella que se produce en esta
entidad, pues sin suficientes recursos para promover el desarrollo del proceso, la fiscalía ha
quedado corta en su labor encomendada por la Ley 906 de 2004. (Sarmiento, 2016).
Una dificultad grande de la justicia penal colombiana es la forma en que está previsto
el sistema, específicamente, su componente procesal. En el caso de las audiencias, el tiempo
que dura una investigación hasta la imputación puede llegar a ser de dos (2) años, mientras que
de la imputación a la acusación se habla de apenas uno o dos meses. Durante este periodo, que
no está exento de aplazamientos, las diligencias y requisitos procesales no tienen un impacto
significativo si se aplican de manera unificada o se eliminan. La audiencia de imputación ha
supuesto el incremento de los tiempos procesales sin una justificación válida aparente. Así
mismo, la imposibilidad del imputado de conocer las posibles pruebas que se van a allegar en
su contra ha supuesto un debate sobre la igualdad de armas de parte de este, pues es hasta la
formulación de acusación donde puede preparar su respectiva defensa.
En esta problemática, quizá una de las más complejas que se presenta a diario y en
especial en la formulación de la imputación en el sistema penal acusatorio, ya que no tiene un
control material como tampoco lo tiene la formulación de la acusación, genera que las
imputaciones por parte de los jueces de garantías se conviertan en imputaciones sin control,
por sus sinnúmero de delitos o circunstancias de agravación como ejemplo, los cuales no
proceden, pues los fiscales son los titulares de la acción penal, convirtiéndose las decisiones de
los jueces sin control en la discrecionalidad en la legalización de las imputaciones.
De similar forma ocurre con el control material de la acusación, pues los jueces de
conocimiento no ejercen dicho control. La formulación de la imputación como una de las etapas
del proceso penal debe ser coherente con los principios y derechos constitucionales, ubicando
al juez para cumplir su deber acatando la Constitución Política colombiana de 1991.
CAPÍTULO III.
A partir de enero de 2005 surgieron diversas críticas de toda índole contra el nuevo
sistema, basados en el argumento de que su implementación en una decisión política adoptada
desde Washington para América Latina, y en el caso Colombiano como una condición de ayuda
norteamericana para el país, una de las principales críticas la realiza Calle Calderón, quien
argumenta que el nuevo sistema acusatorio es una copia de un sistema de justicia que es
“selectiva, racista, desigual, esa que potencia escenarios tan bondadosos para la actuación
discrecional y unilateral de la fiscalía” (Calderón, 2005, Pág. 103).
Con el fin de obtener una investigación más objetiva y técnica respecto de la eficacia y
calidad en la implementación del nuevo sistema, acudimos al informe adelantado por la
Corporación Excelencia en la Justicia realizado cinco años después de la entrada en
funcionamiento del nuevo sistema y que se expondrá a continuación. Tal informe de la
Corporación entró a evaluar 5 objetivos del nuevo sistema de procedimiento penal:
El sistema penal acusatorio soporta críticas provenientes de las altas cortes y en materia
de imputación ante la crisis que enfrenta esta figura, nos preguntamos si ¿la formulación de
imputación, en un verdadero sistema constitucional o debe suprimirse? Este planteamie nto
existe en un proyecto de ley para suprimir esta figura.
Las decisiones judiciales, según los principios de la ley y los principios y valores
constitucionales son una regla inaplazable en la aplicación del derecho. El incumplimiento de
estos, genera el núcleo del problema. La crítica conlleva a preguntarse ¿debe conservarse la
formulación de imputación o esto implica romper con la estructura del proceso penal
adversarial? O la formulación de imputación debe suprimirse o ubicarse esta audiencia en la
audiencia de formulación de acusación, con su respectivo descubrimiento probatorio, como
garante del derecho de defensa y del debido proceso. Pero no culminar esta audiencia, sin que
el juez decida nada, sino ejerciendo un control formal y material.
Frente a esta crítica podemos plantear que existe un distanciamiento por parte del juez
de los principios y valores constitucionales, ubicándose entonces el juez, al dictar sus
providencias, ante el sometimiento al imperio de la ley y observa tan sólo la norma, la cual los
jueces la entenderían como un problema de ley formal. En esta crítica y a modo de conclusió n,
han sido cambiantes las posturas de la Corte Suprema de Justicia, sala penal, tanto de la
imputación como de la acusación. (Castañeda,2016)
La incorporación de las pruebas en el juicio oral necesita una profunda revisión legal,
para evitar juicios extensos, interminables y dilatados en el tiempo, pues no se justifica, por
ejemplo, hacer lectura de un documento de 50 páginas o más tan sólo para acreditar la
existencia y el contenido de dicho documento.
CONCLUSIONES.
A través de la presente investigación se logró hacer una aproximación al estado del Sistema
Penal Acusatorio de la Ley 906 de 2004, el cual se encuentra altamente congestionado. Este
sistema, basado en los ideales del Estado de Derecho propuestos por la Constitución Política
de 1991, debe hacer frente a la enorme demanda que se presenta en el país por motivo de las
conductas punibles que día a día entran a los despachos de las Fiscalías y Juzgados a través de
las diversas modalidades que prevé la ley. No obstante, la realidad de la práctica muestra la
falta de celeridad del proceso penal colombiano, el cual carece actualmente de los medios para
garantizar una justicia equitativa y en los términos correspondientes. De esta manera, la
congestión es una problemática actual del Estado colombiano y que ha tenido consecuencias
en otros sectores como el hacinamiento carcelario y el incremento de la delincuencia ante la
poca confianza que se tiene en el sistema de justicia penal.
Puede considerarse que la política criminal del Estado colombiano, prácticamente desde las
últimas tres décadas, ha estado orientada a combatir las que considera, con las principa les
amenazas para la seguridad y el orden público, principalmente, contra aquellos delitos
asociados al narcotráfico, el secuestro, la extorsión, el terrorismo y más recientemente, a través
de las reformas hechas al Código Penal con la vigencia de las denominadas Ley de Seguridad
Ciudadana y Estatuto Anticorrupción, dejando de lado, o mejor sería decir, ajustando el
procedimiento penal para que tramite los que se consideran delitos menos gravosos, de forma
más expedita o, llegado el caso, se recurra al archivo como medida de solución y descongestión
de este tipo de crímenes, que en relación con los más graves, son cometidos de forma más
regular y afectan directamente al ciudadano y su percepción sobre el sistema.
BIBLIOGRAFÍA.
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derecho germano, anglosajón y colombiano. Misión Jurídica. No. 1, 90-108.
Maya, R. P. (2008). Una aproximación histórica a la evolución del proceso penal colombiano.
Revista de Derecho Público No. 21, 3-43.
Pinzón Martínez, D. (2018). Falencias del Sistema Penal Acusatorio: estudio y propuestas para
su mejoría.
Castañeda Torres, G. (2016). La discrecionalidad del juez penal y Reseña crítica del sistema
penal acusatorio en Colombia.
Corporación Excelencia en la Justicia. (25 de Octubre de 2014). Las fallas del Sistema Penal
Acusatorio: https://cej.org.co/sala-de-prensa/articulos-de-prensa/las-fallas-del-sistema-pena l-
acusatorio/