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12.autocontrol en Emergencias
12.autocontrol en Emergencias
Ha aparecido la palabra estrés pero aquí poco tiene que ver con el trastorno que sufren
muchas personas en nuestra sociedad. El estrés es una respuesta corporal que todos
experimentamos, y muy a menudo. Es la manera que tiene el cuerpo de prepararse
ante una situación que puede poner en riesgo su vida. El control mental ofrece la
posibilidad de manejar el nivel de estrés experimentado para adecuarlo a la demanda
de las circunstancias. La importancia de dicho control radica en que cuanto más se
eleva el nivel de estrés menor es la capacidad cognitiva y podemos acabar siendo
esclavos de nuestra emoción lo que puede acarrear graves consecuencias.
Aunque la respuesta de estrés es estereotipada cada persona la expresa con distinta
incidencia en cada uno de los tres factores que la componen: fisiológico (reacciones
físicas de ansiedad), cognitivo (pensamientos ansiógenos y preocupaciones) y motor
(inquietud, desplazamiento sin objetivo,…). El análisis individualizado de estos
parámetros resulta indispensable antes de iniciar cualquier entrenamiento de control
mental ya que indicará cuales son las herramientas psicológicas más adecuadas para
una persona en concreto.
EL CONTROL MENTAL
1. Control fisiológico
Las técnicas de control fisiológico son las conocidas técnicas de relajación. Sin
embargo, la necesidad de aplicarlas en un contexto estresante requiere una práctica
intensa con el objetivo de aumentar o disminuir en segundos la tasa cardíaca, la
respiración o la tensión muscular (entre otros) mientras se sigue prestando atención a
la circunstancia demandante.
La mejor combinación para acceder a un óptimo control fisiológico son las técnicas de
relajación muscular (tipo Jacobson) junto a las que incorporan Insight (Schultz).
2. Control cognitivo-emocional
Uno de los objetivos principales del control mental es evitar realizar actos movidos por
la emoción y no por una decisión razonada. Las conductas emocionales pueden
acarrear graves consecuencias. El entrenamiento cognitivo a través de técnicas como
la parada de pensamiento, la inoculación de estrés o la reestructuración cognitiva
permiten el anclaje del objetivo y redireccionar la emoción en el sentido y con la
intensidad que más interese.