Luis Lumbreras

El síndrome colonial en
el Perú de hoy

Cuando llegaron los españoles al

territorio de los Andes, aquí existía
un pueblo que había logrado supe-
rar las más difíciles condiciones de
existencia que tuviera pueblo al-
guno en territorio americano, un
pueblo que tuvo que enfrentar al
desierto, convirtiendo las arenas en
tierra fértil, que transformó las más
quebradas y profundas vertientes en
lugares aptos para cultivar y para
poder dar vida; un pueblo que tuvo
que vencer a los lugares más altos
de la cordillera convirtiendo el frío,
la helada y las dificultades que
todos conocemos, en el territorio
alto andino, en elementos benéficos
para el desarrollo, para el progreso,
para la vida de la gente. Un pueblo
que había experimentado con los
bosques duros, transformando el in-
fierno verde, como se llama a la
amazonia, en un lugar habitable,
Esta magistral experiencia, en
capaz de permitir una vida equili-
su relación con la naturaleza, sólo
brada entre el hombre y la natu-
fue posible a lo largo de experi-
raleza. Una sociedad que había
mentos larguísimos, a lo largo de
exitosamente transformado su
muchísimos ensayos y aplicando
medio ambiente convirtiendo la
muchísima creatividad. Cuando
geografía de este territorio en una
llegaron los españoles, aquí éramos
geometría llena de mil posibilidades
el pueblo más poderoso del
y de formas de hacer vida.
territorio americano. Las
actividades de las gentes estaban
determinadas no sólo por la
necesidad de lograr su
sobrevivencia y producir los
recursos de vida, sino también de
generar suficientes excedentes que
permitieran levantar las obras más
magistrales que haya conocido el
mundo americano, siendo capaces
además de organizar el trabajo y
de construir una sociedad lo sufi- El síndrome colonial
cientemente organizada y grandiosa
como para dominar todo lo adverso El principal trauma que hemos
y para convertirlo en beneficio. No heredado como consecuencia de la
era un pueblo que vivía, desde conquista española es lo que yo
luego, en condiciones de llamo el síndrome colonial.
abundancia y felicidad absoluta. Este trauma se ha alojado en la
Todo esto significaba siglos de conciencia nuestra y nos impide ver
trabajo y una permanente actitud de de cerca las relaciones reales y
lucha, no sólo contra las concretas que nosotros tenemos que
condiciones ambientales, sino establecer con nosotros mismos, y
contra todo lo que significan las parte, en primer lugar, de nuestras
disputas entre unas y otras gentes y relaciones distorsionadas con las
obtener la riqueza de esta tierra tan condiciones materiales de
difícil en la que vivimos existencia.
Los hábitos de la conciencia con
Ruptura de la matriz los cuales nos manejamos nos crean
andina hábitos de consumo que inducen al
proceso productivo en una
determinada dirección. En esa
Hoy somos uno de los pueblos
perspectiva es que hemos re-
más pobres del mundo. A 500 años
emplazado nuestros ganados,
de la invasión española, cabe pre-
nuestros cultivos, nuestra dieta,
guntarse de qué progreso se re-
nuestros tejidos, nuestras tradicio-
claman portadores los civilizadores
jera: la supremacía de occidente. Y nes, nuestras lenguas por todo
europeos, cuando para todos
cuando hablamos de matriz andina, aquello que venga de Occidente.
nosotros, es una evidencia que los
tenemos en cuenta que lo andino Están dislocadas nuestras relaciones
resultados de aquella brutal agre-
comienza desde el mar y termina al específicas entre nosotros y nuestras
sión contra las culturas andinas se
otro lado de la cordillera. Así lo condiciones materiales de
expresan hoy día en cuadros de
vivieron nuestros pobladores existencia. Este es el principal daño
miseria estructural para la gran
nativos. Desde la invasión española de la conquista. Este es el principal
mayoría de nuestras gentes.
se consolida una falsa imagen de problema de la condición colonial.
Todo el desarrollo de las fuerzas
nuestra densidad territorial, Nosotros tenemos una sociedad
productivas del capitalismo occi-
arrinconando sólo en la sierra la clasificada, clasista, dentro de
dental no ha generado progreso, ni
presencia cultural andina. Sin condiciones coloniales, en donde
felicidad para los hombres de estas
embargo, miles de años antes de que "nuestra" burguesía sobrevive
tierras. Y no sólo se llevaron -y lo
llegaran los europeos, los pueblos necesariamente alienada a un
siguen haciendo- nuestras riquezas,
precolombinos, en una magistral sistema mundial de desarrollo. Y
sino que para que ello fuera posible
experiencia de complementariedad sus consignas y condiciones de
dislocaron toda la matriz andina,
ecológica, sabían que la orilla del existencia son, por lo, tanto
aquella que permitió triunfar a este
mar era andina, porque es el flanco alienadas y enajenadas totalmente a
país porque permitió el equilibrio
occidental y que la cordillera se la consigna colonial de la existencia
sosegado, coherente, entre el
pierde en el mar. Sabían además que que en esta etapa pasa por
hombre y el trabajo y, a través de su
nuestra sierra es marítima y que la situaciones en las cuales el
trabajo, entre el hombre y las
costa nuestra es total y absoluta- imperialismo nos impone sus
condiciones materiales de
mente andina, es territorio andino. modelos y sus presupuestos de
existencia. Eso que no lo hemos
La civilización (civilidad), la ciudad existencia (o sus impuestos).
logrado en estos últimos 500 años
europea, ha pretendido durante 5 Nosotros hemos creado, a raíz de
porque entre otras cosas, hemos
siglos erigirse sobre una, falsa esta racionalidad colonial, un
dejado de lado nuestro neolítico,
imagen del territorio invadido. pueblo profundamente racista en
toda nuestra historia de
donde la segregación parte de
construcción de este país y lo hemos
reemplazado artificialmente con una
consigna extran
nosotros mismos, por propio
avergonzamiento de lo que somos:
un pueblo convicto de etnicidad y
de una profunda calidad dictatorial
sobre las masas oprimidas de las
comunidades andinas. Esta
condición fundamental que se re-
produce en nuestras conciencias
tiene que ver con nuestra produc-
ción, con nuestro trabajo, con
nuestra forma de ver el futuro.
Los intelectuales que pertene-
cemos al sector que transmite y
comunica como esencial y fun-
damental la cultura de occidente,
estudiando como "folclore" todas
las manifestaciones culturales
andinas, somos cómplices de ese
desprecio por todos los aspectos del
conocimiento de origen empírico
que proviene de las masas no
occidentales, dándoles existencia
"real" sólo en la medida en que
somos capaces de incorporarlos
dentro el conjunto de pertenencias
de esa parte colonial de nuestra
conciencia.
Es un problema que está al interior
de nuestras conciencias que, desde
luego, tiene condiciones
específicamente económico-
sociales que la explican. Y esas
condiciones son las relaciones de
clase que se mantienen y que se
desarrollan a lo largo del capitalis-
mo en todo su proceso.
La ciencia, el arte y lo que lla-
mamos la cultura nacional del Perú,
tienen en su base grandes y serios
problemas de identificación con
una matriz diferente a aquella que
no provenga de la creación y la
investigación occidental. Así,
hemos absorbido, sea como
evolucionismo, sea como cualquier
otra perspectiva o crítica histórica,
la tesis de que Europa estaba
mucho más adelantada que
nosotros cuando se produjo la
invasión española. Esquema que
desde luego justifica para nosotros
mismos la disposición, absorción y
desarrollo de los proyectos de
existencia y de vida occidentales
desde la ideología religiosa,
pasando por la tecnología operativa
en el campo de la producción
directa de bienes de consumo y,
desde luego, también en todos los
otros elementos del comportamiento.
Y lo que hizo en nosotros esta
concepción, fue congelar todo lo que
no fue experiencia desarrollada en
Europa a menos que ella pudiera ser
incorporada dentro del conjunto de
elementos que occidente estaba en
capacidad de absorber. Nunca nos
percatamos de que occidente no
estaba en capacidad de absorber
creadoramente las experiencias que
habían adquirido las gentes de los
bosques tropicales, las gentes de las
punas, las gentes de los desiertos, las
gentes que habían logrado desarrollar
una tecnología total y absolutamente
distinta a la de los fríos bosques de
Europa, totalmente distinta a la de sus
praderas.
El congelamiento del mundo
aborigen, entonces, estuvo nece-
sariamente organizado en torno a la
inversión total de nuestra energía
hacia el desarrollo de occidente. Esa
es la razón por la que desde
entonces nosotros no hemos
inventado nada, no hemos creado
nada, siempre hemos absorbido y
hemos esperado las cosas que
vienen desde fuera, producto de una
concepción enajenada que,
paradójicamente, nos ubica a la
zaga, sabiendo que en la punta está
el paradigma occidental que nunca
alcanzaremos. Hecho que agrega a
nuestros complejos históricos, una
profunda decepción y una profunda
vergüenza por nosotros.
Un camino autónomo: la
reindígenización
Indígena es una posición histó-
rica, que se refiere a la relación que
uno establece con las condiciones
materiales de existencia del
lugar en que se nace. Una consigna
total y absolutamente ligada a la
reindigenización es la consigna de
"Peruanicemos el Perú". Cuando
Mariátegui exigía peruanizar el
Perú quería decir que, para partir
hacia cualquier cambio, nece-
sitamos en primer lugar establecer
que la base material de nuestra
existencia condiciona cualquier
tarea que nos propongamos. Y ese
retomar la tarea autónoma de
desarrollo, es decir la
reconstrucción de nuestra relación
auténtica entre nosotros mismos y
entre nosotros y las condiciones
materiales de existencia, que es lo
significativo del mundo andino
precolonial, es lo que aquí deno-
minamos reindigenización.
Hemos vivido estos últimos 500
años una situación colonial y de lo
que se trata es de salir de esta
situación. Porque no sólo no hemos
superado esa condición colonial,
sino que la seguimos desarrollando.
Y no se trata del problema de
occidente como cultura. No. Se
trata de un problema cultural que es
estrictamente social y económico y
de partida clasista. Es obvio que las
limitaciones de nuestras fuerzas
productivas están impuestas por las
condiciones del desarrollo colonial
dentro del cual subsistimos, en su
moderna versión imperialista,
porque las condiciones históricas
del capitalismo así lo determinaron.
Por ello, reindigenizar nuestra
existencia, romper la relación
distorsionada entre nosotros y
nuestras condiciones materiales de
existencia supone, entre otras
cosas, un proceso de liberación
nacional, de lucha contra el
imperialismo y con los elementos
que lo sustentan en nuestro terri-
torio.
En consecuencia, desde mi
punto de vista, lo que estamos
planteando no es una
reindianización, ni un volver al
Tawantinsu-yo. Hace 500 años era
posible plantear una continuidad,
idealista si se quiere. Hoy, ya no.
Pero, sí es posible una
reindigenización, reestablecer las
relaciones coherentes entre nuestra
sociedad y sus condiciones
materiales de existencia.
Reclamar todo esto pasa tam-
bién por revalorizar los distintos
aportes culturales que se han dado
y se siguen dando en nuestro país.
Tiene que ver con nuestro
sentimiento de identidad y con
nuestra historia, asumiendo que
nuestro patrimonio tiene ese ca-
rácter multiétnico, multi-racial,
pluricultural, y es dentro de esa
pluralidad que nuestros pueblos
han asumido un conjunto de co-
lores y formas que han venido de
acá o de acullá, pero a partir de una
matriz andina que fragua como
suyo todo aquello que viniendo de
todas partes le sea beneficioso para
sus vidas. En suma, afirmaría,
utilizando el método marxista -no el
dogma-que para el Perú, superar no
sólo los problemas de la deuda
externa, sino la terrible situación de
miseria y frustración a la que han
sido condenados sus pueblos en
estos últimos 500 años, pasa por
reafirmar, en un complejo contexto
de clases y culturas, que uno de los
aspectos medulares que tenemos
que encarar es este síndrome
colonial que limita la posibilidad de
un camino autónomo para nuestro
desarrollo y que ha bloqueado,
suicidamente, una relación
armónica ente las relaciones
específicas de nuestra sociedad y
sus condiciones materiales de
existencia.KN