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La Espana Del Siglo Xix
La Espana Del Siglo Xix
cito; supresión de la pena de azotes en las acentuaron cada vez más, avivando el deseo
escuelas; planteamiento de una contribución de verlas nuevamente planteadas en su pa
única directa, y otros másde análogo sentido. tria.
2. La reacción. — Aunque todas estas Esta dualidad de tendencias irreductibles
medidas fueron aprobadas por una gran trazó el camino inevitable de la historia na
mayoría de diputados, no representaban cional durante casi todo el siglo xix. El
sino la opinión de las gentes ilustradas é in problema consistía en decidir qué ideas y
fluidas por el espíritu reformista de la época. qué hombres gobernarían la nación: si los
Tenían, en cambio, muchos enemigos, em liberales ó los reaccionarios; y para esto, la
pezando por el rey, que veía con disgusto lucha se había de entablar necesariamente
mermadas sus facultades absolutas. Todas en el terreno político, con el fin de obtener
las clases sociales y los organismos todos el poder y limitar el absolutismo de modo
cuyos antiguos privilegios se mermaban en que pudieran significarse las aspiraciones
aras de la igualdad jurídica (y especialmen de los reformistas y del pueblo entero. La
te mucha parte del clero) agitaron la opi tenacidad de ambas partes; la resistencia,
nión en contra. La masa, indiferente por siempre viva, de la reacción, empeñada en
ignorancia y desconocimiento de los nuevos no conceder ni lo más mínimo á los doce-
ideales, era materia propicia para dejarse añistas (nombre dado á los partidarios de la
llevar más bien en el sentido de la tradición Constitución de 1812); la crueldad de sus
que en el de las reformas. Así fue posible persecuciones y los odios que, merced á
que, al volver á España Fernando V il, abo todas estas circunstancias, arraigaron en
liese radicalmente toda la obra de las Cortes ambos partidos, hicieron que en el período
de Cádiz. Fué más allá todavía la reacción. de 1814 á 1833 (fecha en que murió F er
No sólo persiguió de muerte á los liberales, nando V il) hubiera una serie no interrum
declaró nulos los decretos dados en ausen pida de conspiraciones, sublevaciones y
cia del rey, restableció la Inquisición., etcé asechanzas de una y otra parte, que consu
tera (proclamando el principio de que los mían la atención y las fuerzas todas del
años trascurridos desde 1S0S á 18 13 de país. El corto gobierno de los liberales
bían darse como no existentes), sino que (1820-1823), en que se reanudaron las refor
extremó su sentido, retrocediendo á un es mas legislativas—división del territorio en
tado de mayor restricción que el del si provincias (las actuales), ley orgánica de la
glo x v i i i . Como consecuencia de este retro Armada, Beneficencia pública, aranceles de
ceso, se admitió nuevamente á los jesuítas, Aduanas, Código penal, nuevo Plan de estu
se multiplicaron los conventos de frailes y dios—enconó más los ánimos y produjo
monjas, se cerraron las Universidades y los una reacción (1824) más dura que la de 1814
teatros, se prohibió la publicación de más y nueva emigración á Francia é Inglaterra.
periódicos que la Gaceta oficial, y se impi En los últimos días de Fernando VII
dió toda propaganda en sentido de mejora (1832), se dulcificó algo la política regia, por
miento material ó moral del país. La Ha iniciativa de María Cristina, quien, necesi
cienda volvió á desorganizarse, bajó la ri tando después, como Reina Regente, apo
queza pública, creció desmesuradamente el yarse en los liberales para defender la suce
número de empleados y se repitió el espec sión de su hija Isabel II, dió amnistía á los
táculo de un pueblo hambriento y un ejército emigrados, abrió de nuevo las Universida
miserable al que no se pagaban los sueldos. des y adoptó otras medidas de transigencia.
Los liberales que pudieron sustraerse á El programa reaccionario pasó á ser defen
Jas persecuciones, huyeron á Francia é In dido en toda su integridad por D. Carlos,
glaterra, en cuyos países, el contacto de hermano de Fernando VII, que aspiraba á
civilizaciones más adelantadas, el espectácu la corona, naciendo así el partido carlista.
lo de pueblos mejor gobernados, el deseo La lucha fué desde entonces doble: con
de venganza y la amargura del destierro, no el carlismo en las guerras civiles, y con la
sólo afirmaron sus creencias, sino que las corona en el gohierno} para que aceptase
Altamira.— la. espana del siglo xix 277
sinceramente las reformas liberales; cosa produciendo una excisión y una nueva, aun
que procuraba evitar con subterfugios ó que breve, guerra civil. El federalismo ha
mixtificaciones, siempre que le era posible. continuado como partido hasta nuestros
El sentido dominante en la política mo días, y su.tendencia en parte la re presenta hoy
nárquica fué el de transacción entre el ab también el regionalismo, más acentuada por
solutismo y la soberanía popular, constitu lo que toca á la autonomía y completamente
yendo lo que se llamó el doctrinarismo. La opuesta en lo referente al radicalismo liberal.
inclinación preferentemente conservadora La restauración borbónica de 1874 pro
de los doctrinarios y los abusos del poder, dujo una reacción muy violenta en los pri
unidos á otras causas, hicieron que se repro meros años, echando por tierra las conquis
dujeran las conspiraciones y los pronun tas liberales de 1869. Sin embargo, en la
ciamientos, hasta que una última reacción Constitución de 1876 se ve la huella de la
más acentuada dió motivo á la revolución revolución. Aunque algo vaga en muchos de
de 1868, sus términos, de modo que deja amplio
3. La revolución y sus consecuencias.— campo á interpretaciones de muy diverso
Durante todo este tiempo, el partido liberal sentido, reconoce más ó menos atenuados
había cambiado mucho. Ya en 1820, parte algunos de lo s principios liberales. Más
de él (los exaltados) encov. traba deficiente la
*
reaccionaria que la Constitución fué la con
política de 1812 y aspiraba á reformas más ducta de los primeros gobiernos de Alfon
radicales, y lo mismo ocurrió eti las Cortes so X II. En 1881 empezó á rectificarse este
de 1837, que votaron nueva Constitución. sentido con la subida del partido fusionista
La corriente progresista vino á significar (dirigido por D. Práxedes M. Sagasta), mer
se de un modo especial en las Cortes de ced á cuya política y á la de los republica
1854, en que también hubo de manifestarse nos (más directamente que ninguno D. Emi
públicamente la existencia de una tendencia lio Castelar) se fueron restaurando en leyes
republicana, todavía poco extendida, pero diversas otros puntos del programa de 1869
que fué creciendo desde entonces cada vez sufragio universal, jurado, libertad de im
más. En 1868, era ya importante, así como prenta, etc.
la tendencia radical entre los monárquicos. Queda, no obstante, mucho que cumplir,
La Constitución de 1869 refleja los nuevos tanto en la legislación como en la interpre
ideales, combinados con los de 18 12 : sobe tación y en la práctica del gobierno, de los
ranía nacional plena; sufragio universal; de ideales revolucionarios, aun de los de 1812;
claración de los derechos individuales; di y merced á esta discordancia subsisten la
visión de poderes independientes entre sí; dirección radical y la conservadora en los
reformabilidad de la Constitución; libertad partidos monárquicos, además de la republi
de cultos; secularización de la vida civil, et cana y la carlista, que respectivamente as
cétera. Los gobiernos revolucionarios, y es piran en primer término al cambio de régi
pecialmente los d e l periodo republicano men y de dinastía, como condición para im
(1873), acentuaron el sentido radical en otras plantar sus programas totalmente contra
leyesy en el proyecto de nueva Constitución. rios entre sí.
Dentro de la república, tomó aquél una En 1882, se constituyó un partido socia
dirección especial con la doctrina federalis- lista obrero, que aspira á hacer efectivas des
¿at predicada en España por Pi y Margall, y de el poder todas las peticiones de los tra
cuya base es una autonomía absoluta en las bajadores manuales, parte de cuyo progra
regiones, ligadas tan sólo por un pacto com ma han defendido también diferentes grupos
pletamente voluntario para crear un gobier del partido republicano.
no central encargado de los asuntos que se Últimamente, y de la misma masa obrera,
consideren de carácter é interés común á ha surgido un movimiento divergente del
todas. Este sentido, en que coincidieron al socialismo, el anarquismo, que cuenta tam
principio los más de los republicanos, fué bién con algunos prosélitos entre los hom
rectificado bien pronto por muchos de ellos, bres intelectuales.
278 Altamira.—la espada del siglo xix
4. La unificación ju ríd ica ,—Otro de los rina, que tienen sus Códigos propios. El
caracteres del siglo xix es la continuación, clero está sujeto á las mismas leyes que los
hasta cumplirlo casi por entero, del ideal demás ciudadanos. Al propio tiempo, supri
centralizador y unificador de la monarquía, miéronse las antiguas divisiones territoria
haciendo que el gobierno municipal y el re les, que recordaban los diferentes reinos,
gional dependan completamente de las ofici sustituyéndolas por las actuales provincias,
nas centrales y que desaparezcan los fueros y con régimen igual, dependiente en gran
especialidades jurídicas, imponiendo á todos parte del Gobierno supremo.
los españoles las mismas leyes. Por lo que respecta al derecho civil, el
A comienzos del siglo, subsistían muchas siglo xix ha acentuado la corriente indivi-
de las antiguas diferencias y privilegios de dualista, con ánimo de romper las trabas
derecho público y privado, no obstante las que se oponían á la libertad de cada indivi
numerosas disposiciones comunes dictadas duo. Guiado por este criterio, realizó la des-
por los reyes. Conservaban sus fueros com amortización de toda la propiedad inmueble
pletos Navarra y las Provincias Vasconga que estaba en poder de las iglesias, conven
das; los civiles, Aragón, Cataluña y Balea tos, municipios y otras corporaciones, in
res, con algo también en el 01 den adminis cautándose el Estado de ella (bimes nacio
trativo. En Castilla, regían á la vez (aunque nales) y vendiéndola en pública subasta, á
más en la apariencia que en la realidad) cambio de ciertas indemnizaciones que, res
fuentes legislativas muy diversas, como el pecto de la Iglesia, dieron lugar á que, desde
Fuero Juzgo, el Real, las Partidas, etc,, y se mediados del siglo, el Estado se encargase
reconocían especialidades locales. Quedaban de pagar los gastos de culto y clero. Asimis
vestigios de jurisdicción señorial en muchos mo, la legislación tendió á suprimir los bie
puntos; y además, muchas clases sociales nes comunes -de vecinos y, en términos ge
(clero, ejército, comerciantes, etc.) tenían nerales, toda forma colectiva de propiedad;
tribunales propios, que conocían de sus abolió los mayorazgos y los gremios obli
pleitos y causas con independencia de los gatorios, declarando libre el trabajo y la
tribunales comunes. En la misma aplicación agrupación de los menestrales, y trató, en
del derecho penal, se marcaban diferencias fin, de realizar el ideal absoluto de libertad
según la categoría del delincuente, así como en cada individuo. Contra esta corriente, se
en el pago de las contribuciones. Todo el levantó más tarde otra, bastante acentuada
esfuerzo del siglo xix, y singularmente de ya, que supone la rectificación del individua-
los partidos liberales, ha ido contra semejan lismo en muchas de sus afirmaciones y la
te particularismo. En diferentes épocas, á restauración de algunas de las instituciones
partir de 18 12 , se han abolido las jurisdic antiguas derogadas. Coinciden en esta ten
ciones y fueros especiales de clase, los fue dencia los socialistas, muchos liberales y
ros político-administrativos de Navarra y aun algunos conservadores, bien que con
Vascongadas, y las exenciones de contri propósito y alcance diferentes en su res
buir á las cargas del Pistado; la diversidad pectiva doctrina.
legislativa de Castilla ha desaparecido por También han contribuido á mitigar el
la publicación de Códigos y leyes en ma rigor del individualismo absoluto las leyes
teria comercial, penal, de aguas, minas, re obreras iniciadas en tiempo de la república,
gistros, hipotecas, notarías, caza, pesca, pro patrocinadas luego por Cánovas del Castillo,
cedimientos, servicio militar, derecho pri desarrolladas posteriormente, y con las
vado,etc., obligatorios en toda España; salvo cuales se tiende á proteger el trabajo de los
el Código civil (1888), que no rige en Cata- obreros manuales, á resolver más ó menos
- luna, Vizcaya, Aragón y Baleares más que los conflictos entre ellos y los patronos, y á
como supletorio y en lo que no se oponga recoger y sancionar algunos de los princi
á las leyes especiales de estas regiones. No pios del nuevo sentido económico.
han quedado subsistentes más jurisdicciones 5. La pérdida de las colonias continenta
especiales que la penal del ejército y la ma les de América.—De intento hemos dejado
Altamira«—LA espana del siglo xix 279
para este párrafo último el relato de la his hispano americanos, engrosando sus filas y
toria colonial española durante el siglo xix. haciendo más vivo el sentimiento de inde
Aunque, naturalmente, ligada de raíz á la pendencia. En 1810 se produjo en Venezue
historia de la metrópoli, y en parte conse la el primer movimiento de sublevación,
cuencia de esta misma (si bien con la interr comunicado bien pronto á Méjico, Buenos
posición de factores extraños muy podero Aires y demás países. No obstante, á las
sos), constituye en cierto modo un capítulo Cortes de Cádiz acudieron diputados ame
sustantivo, y sus últimas consecuencias vie ricanos, y tal vez se hubiera evitado la
nen á cerrar la centuria con hechos de gran emancipación, de haber sido algo más flexi
resonancia política. ble la doctrina política de los liberales es
Salvo las pérdidas ó cesiones de Florida, pañoles. En efecto, habían éstos comenzado
territorios del Mississipf, Santo Domingo y por declarar que los dominios de España en
Trinidad (ya señaladas (1) anteriormente)- las Indias no debían ser considerados como
en 1808 conservaba España bajo su domina factorías ó colonias, sino como «una parte
ción la mayor parte del territorio america esencial é integrante de la monarquía espa
no, á saber: el SO. de los actuales Estados ñola», por lo cual se habían de gobernar de
Unidos (California, Tejas, etc.), Méjico, toda modo idéntico á los territorios españoles,
la América Central y toda la Meridional, dándoles el nombre de provincias ultrama
excepto el Brasil y algunas pequeñas pose rinas y proclamando la absoluta igualdad
siones de potencias europeas. En Oceanía, jurídica de españoles y americanos. Pero al
eran colonias españolas las islas Filipinas, aplicar esta doctrina á la constitución de
Marianas, Carolinas y Palaos. las Cortes, se excluyó de la ciudadanía y del
Como sucede siempre en todas las colo derecho electoral á los que no fuesen blan
nías que progresan y se educan (y en esto cos y libres («descendientes de españoles
último la metrópoli había puesto tanto in por ambas líneas»), es decir, á los negros y
terés respecto de los americanos como de mulatos. Los diputados americanos comba
la población peninsular), en las de América tieron esta exclusión, y su polémica con los
se había ido formando un partido antiespa españoles «produjo una serie de rozamien
ñol, ó por lo menos lleno de recelos y de tos y susceptibilidades,,., sentidos los de la
sentimientos poco cordiales para España. Península porque se les acusara de poco li
Formábanlo descendientes de los coloniza berales, y agraviados los de América porque
dores, y particularmente mestizos, llevados se les rebajaba en la esfera de los hechos y
á tal actitud, no sólo por tendencia cons en la práctica».
tante del espíritu en las razas mestizas, mas La sublevación continuó en América di
también por los frecuentes desaciertos, abu rigida por Bolívar. El gobierno de la pri
sos y ridiculeces de las autoridades españo mera reacción boibonica (1814) recrudeció
las y del clero. Semejante disposición tuvo la lucha, aplicando el procedimiento terro
ya manifestaciones en el siglo xvm, adver rista, representado por el general Morillo;
tidas por algunos ministros de los Borbo- pero esto no hizo más que excitar los odios
nes, que señalaron el peligro y aun llegaron de los americanos. Unida la fuerza de la
á indicar su remedio en un cambio de régi sublevación á la falta de tropas españolas
men gubernativo para las colonias. Algo se (por haberse sublevado con Riego y Qui-
hizo, en efecto, pero no todo lo que era ne roga las que había preparadas para mar
cesario. char á América, 1S20), hicieron que defini
El ejemplo de las antiguas colonias ingle tivamente venciese aquélla, consiguiendo la
sas, que a fines de aquel siglo se emancipa independencia todo el Sur de América en
ron de la metrópoli, constituyendo el tron 1S24. Poco antes, había conseguido lo mis
co de lo que hoy son Estados Unidos del mo el territorio mejicano. Con esto, no que
Norte de América, alentó á los separatistas daron á España más posesiones en el Nuevo
Mundo que las de las Antillas (Cuba y
(1) E11 otros lugares del libro. Puerto Rico) y las oceánicas. Habíamos
28o Alt&mira«— la espada del siglo xix
formalmente hasta 1S79, tras un manifiesto- la paz del Zanjón, se reconoció igualmente
programa (Agosto 1878). Pero los intransi la libertad á todos los negros rebeldes, y
gentes, que seguían siendo muy numerosos aunque la justicia y la lógica imponían que,
en la Península y en las Antillas, combatie con mayor motivo, se concediese igual cosa
ron duramente el autonomismo, motejando á los que habían permanecido fieles, la ley
á sus defensores de filibusteros y malos pa que á éstos se refería no se dió hasta 1S80;
triotas. La doctrina dominante consistía en pero les dejó todavía sujetos al patronato
considerar á Cuba y Puerto Rico, no como durante ocho años. Por fin, en 1886, un de
colonias, sino como provincias ultramarinas, creto adelantó la fecha é hizo efectiva la li
sin seguir por esto el sistema de la asimila beración.
ción pura, sino el de leyes especiales. Así, 8. E l desastre colonial.—El desengaño
aunque en 1878, al aplicar á Cuba la ley de las reformas de 1895, unido á las quejas
municipal, se le devolvió el derecho de ele- contra la administración española y al aban
gir diputados, se hizo esto restringiendo dono de todo lo relacionado con el fomento
el voto muchísimo más que en la Penínsu de la cultura y de la riqueza del país, dió
la; y lo mismo en Puerto Rico, que desde ánimos á los que mantenían la posición ra
la revolución había gozado del sufragio uni dical del separatismo, y la guerra estalló de
versal. De igual modo se aplicaron con mo nuevo con el grito de Baire (1895), guerra
dificaciones el Código penal, en 1879; la alentada por una gran masa de opinión en
legislación hipotecaria en 1880; la Constitu los Estados Unidos. Muchos políticos espa
ción de 1876, en 1881; la ley de Enjuicia ñoles abogaron entonces nuevamente por la
miento, en 1^85; el Código de Comercio, en concesión de la autonomía, como medio de
1886, etc. No bastaban tales medidas. La transacción honroso; mas la mayoría, repre
aspiración autonómica se afirmaba cada vez sentada en este caso por el jefe del partido
más, y en las Cortes se significó repetida conservador, Cánovas del Castitlo, se ence
mente por medio de sus diputados, sin con rró en completa intransigencia, sentando la
seguir que se la atendiera, ni aun que se hi doctrina de «la guerra con la guerra» y exi
ciera justicia á sus intenciones. En 1882, la giendo, para conceder reformas, que se so
ley de Relaciones mercantiles entre Cuba metieran previamente los rebeldes. Esta ac
y España hizo crecer el descontento en la titud hizo crecer la insurrección en Cuba,
Gran Antilla. En 1893, un proyecto de re aunque gran parte de los autonomistas con
formas políticas y administrativas presenta tinuó fiel á España. Puerto Rico se mantuvo
das por el Sr. Maura reanimó las esperanzas; apartado de la guerra, como la vez anterior.
pero fué rechazado, y la ley de 1895 que lo Pero los Estados Unidos consideraron lle
sustituyó, muy deficiente, ni siquiera llegó á gado el momento de dar el paso decisivo en
plantearse. su política, y precipitaron el desenlace, ale
Por lo que toca á la esclavitud de los ne gando, para intervenir en la lucha, la pro
gros, el remedio se consiguió más pronto y longación de ésta, los procedimientos mili
efic az. Iniciadas las tendencias abolicionistas tares del general Weyler (represión dura,
en las Cortes de Cádiz, repetidas en las campos de reconcentrados, etc.), y la vola
de 1854-1855 por Orense, Rivero, Castelar dura del crucero Maint?, surta en el puerto
y otros demócratas, cuajaron en 1865 con de la Habana, Su actitud y la conciencia,
la formación de una Sociedad Abolicionista, clara ya en muchos de los políticos libera
que se vio muy combatida en sus propósitos, les, de que era preciso cortar la rebelión
pero que, año tras año, iba ganando la opi mediante reformas, produjeron las de 25 de
nión pública. En 1S68, quedó suprimida la Noviembre de 1S97, aplicadas en Enero
trata de negros, es decir, la introducción de de 1898, y que representaban un sentido au
nuevos esclavos. En 1870, una ley preparó tonomista muy acentuado. El remedio lle
la libertad de los que existían, y otra, en 1872 gaba tarde, sin embargo. No puede hoy de
(á pesar de la viva oposición de los escla cirse si hubiera ó no arraigado en el país y
vistas), hizo libres á los de Puerto Rico* Por reducido á los que peleaban, porque faltó
282 Aitami ra,—tLà espada del siglo xix
tiempo para que la experiencia se produ interior, el comercio recibió nuevo y duro
jese. golpe con la emancipación de las colonias
Los Estados Unidos de una parte, y los americanas del continente.
antirreformistas cubanos de otra, pusieron En los últimos años de Fernando VII, al
todo género de obstáculos á que prosperase gunos Ministros, mejor intencionados que
la autonomía. la mayaría, intentaron ya promover un re
4
Ante pretensiones exageradas del Gobier nacimiento de la vida económica, regulari
no de la Unión, inaceptables para España, zando la Hacienda y creando instituciones
estalló la guerra entre ambos países (Abril favorecedoras del progreso mercantil é in
1898), con éxito desfavorable para nosotros, dustrial, como el Colegio de Comercio y la
cuyos medios económicos y militares eran Dirección general de Obras públicas. Estas
enormemente inferiores á los de la Repú tentativas no arraigaron, sin embargo, hasta
blica norteamericana. Terminó la guerra con después de la muerte de aquel rey, y, espe
el Tratado de París de 10 de Diciembre de cialmente, hasta la terminación de la guerra
1898, en virtud del cual pasaron al dominio civil (1839). Combinado este último hecho
de aquella Cuba y Puerto Rico. Lo propio con la desamortización de la propiedad, rea
sucedió con Filipinas, cuyos habitantes se lizada por los decretos deMendizábal(i836)-
habían sublevado también contra los espa que leyes posteriores confirmaron y amplía,
ñoles (1896), y á donde acudieron igual ron, produjo un nuevo afán por los negocios
mente los Estados Unidos (1898). industriales y mercantiles, el cultivo de la
De este modo perdió hispana los restos de tierra y la edificación, constituyéndose en
su poder colonial americano y oceánico, unas partes grupos de pequeños propieta
con daño, todavía más que para su prestigio rios, entre quienes se subdividió la propiedad
internacional, para su vida económica y antes acumulada, y en otros, grandes fortu
para el porvenir de su influencia civilizado nas que se lanzaron á la explotación capi
ra; aunque tal vez las consecuencias últimas talista.
de este golpe vengan á producir un cambio Al mismo tiempo, el Estado atendió en
de orientación en la vida nacional, benefi mayor escala que hasta entonces al desarro
cioso para el progreso interno de ella. llo de los medios auxiliares de la vida co
9. La vida económica.— La guerra de mercial, impulsando las obras públicas.
la Independencia, las grandes agitaciones En 1834, se volvió á abrir la Escuela de In
políticas de 18 14 á 1833, las luchas civiles genieros de Caminos, que tuvo su origen á
posteriores á este año, combinadas con las fines del siglo xvm; se aumentó considera
sublevaciones y revoluciones frecuentes, y blemente la red de carreteras, que en 1807
la decadencia política de España en el ex no excedía de 706 leguas, construyendo al
tranjero, no fueron hechos abonados, ni gunas tan importantes como la de las Cabri
para que el país y los Gobiernos atendiesen llas; se inauguró en 1839 el primer faro len
á desarrollar las iniciativas del siglo xvm ticular (en Santander), siguiendo otros en
en favor de la industria y el comercio, ni años sucesivos, hasta el número de 40 cons
para que obtuviese aquel un puesto ventajoso truidos y 19 en construcción, en 18¿6; se
en las relaciones económicas con el resto del acometieron ó se planearon grandes traba
mundo. jos de canalización en el Guadalquivir,Tajo,
El primer efecto de la guerra de la Inde Ebro, Alcocer, Lozoya, etc.; se emplazaron
pendencia fue una paralización en todas las vías férreas (iniciadas ya en 1828, aunque
empresas acometidas. Durante la lucha, no sin llegar á la práctica), especialmente á
pocas fábricas fueron destruidas, ya por las partir de 18 5 1, y más aún después de la des
tropas francesas, ya por los aliados ingleses, amortización de 1855; se generalizó el telé
y la agricultura padeció de un modo enor grafo eléctrico y se difundió la iluminación
me. Hemos visto, también, lo que las reac por gas. Comparadas todas estas obras con
ciones de 1814 y 1824 perjudicaron al país; las que había al comenzar el siglo, suponen
y como si no fuera bastante la perturbación un progreso enorme; pero si se tiene en
Altamtm. —la españa del siglo xix 28 o
cuenta el impulso grandioso que en las de tima en este concepto, es Cuenca. Las regio
más naciones adquirieron y la grande y espe nes más industriales y ricas son Vizcaya,
cial atención que en este punto requieren las Cataluña y Asturias. Valencia, Murcia y
condiciones denuestro relieve geográfico, re parte de Andalucía son muy importantes por
sultan, sin duda, muy inferiores á las necesida su producción agrícola.
des nacionales, aun contandocontodolo que Sin embargo, España produce todavía
en el último tercio del siglo han aumentado. poco para sus necesidades y para que su co
A la vez renacieron la industria de tejidos mercio le sea ventajoso. Compra más que
en Cataluña y la explotación minera en mu vende, y su porvenir estriba en cambiar esta
chos puntos de la Península. El comercio, relación, ó en depender menos del extran
así como las rentas públicas, fueron subiem jero, explotando más sus producciones na
do notablemente, á pesar de las terribles turales y trasformándolas en productos fa
cargas contributivas que las guerras y la briles dentro de la Península misma.
centralización imponían al país. De 1S50 10. La instrucción pública.—La guerra
á 1860, la importación fue de 279.500.000 de la Independencia hizo imposible la ense
pesetas y la exportación de 237.000.025. En ñanza en muchas localidades, ó la perturbó
los diez años siguientes, se duplicaron am hondamente. Los más de los alumnos uni
bas, y de 1870 á 1880 creció sobre todo la versitarios corrieron á pelear contra los in
exportación (de 312 millones y medio á más vasores; y aunque el Gobierno francés de
de 507).Las rentas del Tesoro eran, en 1820, José Bonaparte, por un lado, y las Cortes
de 275 millones, y desde entonces fueron de 1812, por otro, procuraron impulsar la
subiendo, hasta ser de 800 en 1883. A partir instrucción popular, creando escuelas nue
de la revolución de 1868, se observa un vas y formando planes de enseñanza, todo
acrecentamiento grandísimo de la vida eco ello tuvo poco arraigo.
nómica que, á pesar de algunas crisis, ha La reacción de 18 14 ayudó á esta deca
continuado hasta nuestros días, creando in dencia con su sentido estrecho y receloso; y
dustrias completamente nuevas en España, aunque la situación liberal de 1821 acometió
perfeccionando algunas de las tradicionales de nuevo el problema, planteando con el
y promoviendo la colocación de capitales Reglamento de 29 de Junio la incorporación
(muchos de ellos, extranjeros) en negocios al Estado de todos los establecimientos, la
productivos; la circulación de la riqueza y nueva reacción de 1824 echó por tierra este
el mejoramiento de las condiciones de vida plan y extremó su enemiga hasta el punto de
en todas las clases, relativamente á los esta mandar recoger de Real orden todos los li
dos anteriores. Según cálculo de un econo bros extranjeros introducidos en España y
mista, la riqueza nacional de España era, los impresos aquí desde 1820 al 23, estable
en 1894, de 65 ó 66 mil millones, algo más ciendo rigurosa vigilancia en las Aduanas
que lo supuesto para Italia (50 mil millones). para evitar la entrada de impresos sospecho
También hacrecido la población rápidamen sos. Más tarde (1830), Fernando VII mandó
te. En rSoo, era de 15.668.531 lili.; en 1877, cerrar las Universidades; y eso, que éstas
de 16.731.570; en 1887, de 17.560.352, creci eran, por su sentido doctrinal, del tenor de
miento que iguala al de Italia y excede en la de Cervera, cuyo Rector dijo en un dis
mucho al de Irlanda, Austria, Grecia, Fran curso de 1827 las siguientes memorables
cia y al de veinte de los principales Estados palabras: «Lejos de nosotros la funesta ma
alemanes, no obstante la mucha emigración nía de pensar.» Las únicas instituciones de
que se produce hacia América (desde la re cultura creadas durante el reinado de Fer
gión N. NO.) y Africa (S. SE.). Posterior nando V il fueron el Museo de Pintura
mente, ha subido hasta 18.642.0S7 (1900). el Colegio de Cirugía médica de Madrid
cifra que algunos autores estiman ser toda (Colegio de San Carlos), con el plan de ense
vía inferior á la verdadera. Las cuatro pro fianza quirúrgica de 1827, obra del Catedrá
vincias de población más densa son Vizcaya, tico Castelló, y el Conservatorio de música
Barcelona, Pontevedra y Guipúzcoa. La úl y declamación (1830).
284 Altamlra. — la espada del siglo xix
nías hechas desde 1859 consiste, de una serie de grandes descubrimientos y noveda
parte, en llevar al Estado todas las atencio- des que ilustran la historia de las ciencias
nes de la instrucción publica, y de otra, en en el siglo xix, la colaboración de los espa
proclamar y sostener el principio de la «li ñoles haya sido muy escasa, relativamente á
bertad de enseñanza», tanto en lo que res la de los sabios de otros países. Merecen
pecta á la creación de Escuelas, Colegios, citarse, ya en este orden, ya en el dé la difu
Universidades, etc., como á la facultad, en sión y aplicación de la ciencia y en la prác
el alumno, de escoger los maestros que quie tica de la enseñanza, los trabajos matemáti
ra, y el derecho en éstos á la más absoluta cos de Rodríguez González (1770-1824) y
independencia doctrinal. La enseñanza ha Chaix (1), procedentes del siglo xvm ; de
continuado, no obstante, atribuyéndose al D, Lucio del Valle, Lista, Vallejo, Zorra-
Estado, de quien emana exclusivamente la qufn, Pérez del Rivero, Alemany, Sánchez
coucesión de los títulos académicos, previos Cerquero, Eulogio Jiménez, Coello y otros
los exámenes y demás pruebas, que se prac publicistas, Ingenieros y profesores, y del
tican en los establecimientos oficiales. general Ibáñez, cuya autoridad en cuestiones
12. Direcciones de la cultura científica.— geodésicas fué reconocida en toda Europa;
Refiriéndonos ahora particularmente á la las investigaciones químicas de Elhuyar
minoría intelectual de que queda hecha (1757-1833), descubridor de cuerpos nue
mención (§ 11), veamos cuáles han sido vos, Torres Muñoz Luna, Rioz, Bonet,
durante el siglo x ix sus direcciones ó 111, Sáenz Diez, Camps y Calderón (Laureano);
fluencias dominantes. los descubrimientos, catalogaciones y estu
La restauración de los estudios llamados, dios de los naturalistas La Gasea (j- en 1839),
por autonomasia, científicos (ciencias mate Rodríguez, Donato García, Rojas Clemente
máticas, naturales, etc,), iniciada por los Mi ( t en 1827), Cavanilles, Fontán, Boutelou,
nistros de Fernando VI y Carlos 111, y que Laguna, Puga, Casiano del Prado (fundador
se paralizó totalmente á comienzos del siglo, de la geología y la prehistoria ibéricas),
es la que más ha tardado en reanudarse, y Loscos, Pérez Arcas (creador de la «Socie
de manera muy débil, si se compara con dad Española de Historia Natural»), Col-
otros estudios. Por las condiciones y pre meiro, Jiménez de la Espada (á quien se debe
ocupaciones especiales de la vida nacional el conocimiento de muchas especies nuevas
en estos últimos cien años, el espíritu de americanas), Botella, Quiroga, Vilanova,
ios españoles y la atención de los Gobier Macphersson, etc,, algunos de los primeros,
nos han mirado preferentemente á otros ór procedentes del siglo xvm; la pericia prácti
denes de cultura (el derecho, la filosofía, la ca y el entusiasmo científico de médicos y
historia, etc.), descuidando aquéllos en gran cirujanos como Seoane, Castelló, Argumosa,
parte. Por esto—y aunque ya desde 1834, Marqués de San Gregorio, Sánchez Toca,
según vimos, se trató de producir en la en Isern, Asuero,Monláu, Méndez Alvaro, Mata,
señanza el renacimiento de los estudios cien Velasco, Nieto y Serrano, Federico Rubio, y,
tíficos—este género de cultura ha tenido es en fin, las novedades é iniciativasdelquímico
caso desarrollo en el seno de una minoría Oí fila (1787-1853), fundador de la Oxicolo-
muy reducida; y, por más que en él han des. gía, el cual, si bien hizo todos sus trabajos en
collado algunas individualidades, fruto de Francia y allí se naturalizó, era mallorquín,
condiciones personalísimas, del autodidac- estudió en Valencia y Barcelona y, con una
tisino ó de influencias extranjeras, ni se ha pensión de la Junta de Comercio de esta úl
formado una escuela propiamente española, tima ciudad, pasó á París, donde se com
ni la afición á las investigaciones de este pletó su educación científica y se desarrolla
género interesan todo lo que fuera necesario, ron sus excelentes aptitudes.
ni los Gobiernos les prestan el apoyo que ( Concluirá.)
requieren para desarrollarse conveniente
mente. (1) En esta enumeración y las de los párrafos
De aquí se deriva el hecho de que, en la siguientes no se citan mas que los fallecidos*
312 AMumira. — la España d el siglo xix
por L . R afa el Altam lra% diada y representada desde los últimos años
de Fernando V il por algún Ministro, y, más
Catedrático de Historia del Derecho en la Univer
sidad de Oviedo.
tarde, por Mendizábal, M011, Bravo Murillo
y otros, adquirió singular viveza en los tiem
( Conclusión*) pos próximos y preparatorios de la Revolu
13. Los estudios filosóficos y jurídicos.— ción de 1868,con la fundación de la Sociedad
Como hemos dicho, fueron éstos de los más libre de Economía política, en que se agru
cultivados durante el siglo xix. paron todos los liberales individualistas de
Habíase roto, en los de filosofía, la tradi cididos, y de su hijuela, la Asociación para
ción de la antigua escuela española, por la la reforma de los aranceles,en que bien tem-
decadencia enorme del escolasticismo du prano( 1859) figuraron hombres como Alcalá
rante el siglo xviii (bien acusada por Feijóo) Galiano, Canalejas (L). Francisco de P.), Car-
y por difusión de ideas nuevas de los enciclo bailo, Rodríguez (1). Gabriel), Bona, Pastor,
pedistas franceses,que no dieron aquí ningún Sanromá, Castelar y otros que aún viven,
fruto propiamente científico. promoviendo la lucha empeñada entre libre
A mediados del siglo, el sacerdote catalán cambistas y proteccionistas, que continuó du
D. Jaime Balmes (18 10 1S 4 7 ) intentójrestau- rante todo el período revolucionario, aunque
rar la filosofía católica, reanimando, con con ventaja para los primeros; pues los par
elementos nuevos, sus formas tradicionales, tidos liberales se afiliaron, casi en masa, á
y con sus libros Filosofía elemental y funda la doctrina librecambista, aplicada en la le
mental, E l Criterio y E l Protestantismo com gislación particularmente durante la Revo
parado con el Catolicismo, produjo un movi lución, merced á la gestión ministerial de
miento de atención hacia estas cuestiones; Figuerola y de Pedregal. La escuela protec
que ninguno de sus continuadores directos cionista—que ya antes de 1868 había tenido
supo mantener. por mantenedores á Morquecho, Menéndez
Una tendencia distinta, que, por exagera de Luarca. Giiell y Renté y otros—logró
ción del sentido religioso, llegó casi á caer preponderar después de la restauración bor
en la heterodoxia, la llamada tradición alista, bónica, merced, sobre todo, á la influencia
de Cánovas del Castillo y de los economis
(1) Véase el minierò anterior del B oletín. tas catalanes y vizcaínos.
Altamfra.—la españa del siglo xix 3 i3
A este período—en que se señalan con cla por la influencia de nuevas corrientes euro
ridad las influencias de los métodos alema peas, se produce un tercer período, de ma
nes y franceses modernos—pertenecen Mu yor equilibrio, en que, sin dejar de haber
ñoz y Romero, Jiménez de la Espada, Fer- reminiscencias románticas, van ganando
nándezGuerra, Riaño, FérezPujol, Cánovas, terreno el tradicional realismo, de una parte,
Coróléu, V. La Fuente, Rada, Valmar y otros y de otra, el corte clásico ó el fondo ideal
muchos. de la poesía. Preludiaron ya esta Dirección
Pero á la vez, y paralelamente, se desarro poetas como Cabanyes (1S08-1833), nove
lló el concepto literario de la composición listas como Fernán Caballero (1796-1877) y
histórica, haciéndolo predominar sobre el narradores como Mesonero Romanos (1803
cientíñco; y de aquí multitud de obras que, a 1882) y Estébanez Calderón (1799-1867);
ó son pura retórica, sin respeto ninguno á pero su entronizamiento es, naturalmente,
Ja exactitud de los hechos, ó dan preferencia mucho más moderno,y comprende nombres
á las cualidades de aquel orden sobre las de enteramente contemporáneos: Avala, Ta-
la rigurosa investigación crítica, ó respon mayo, Felíu y Codina en el teatro; Quero!,
den á una idea preconcebida, política, reli Campoamor y otros en la poesía; Alarcón,
giosa ó de otro género. Entre las mejores Alas, Ganivet, etc., en la novela. La filiación
historias de este tipo, deben citarse las de doctrinal y artística de estos escritores ha
Toreno, Quintaua, Tapia, M. Lafuente, Cas- sido muy varia, y puede decirse que, aparte
telar y otros. Semejante modo de escribir la su propia originalidad, han representado las
historia tiende á desaparecer, predominando diferentes influencias que se dividen el arte
nuevamente la investigación monográfica y moderno, desde las clásicas (particularmente
la publicación de materiales. del clasicismo español) hasta el realismo
En los demás géneros literarios, la obra inglés, el naturalismo de Zola y sus conti
del siglo xix ha sido brillante. Nótanse en nuadores, el sentido social y ético de los
ella dos periodos: uno, en que se acentúa la literatos rusos, escandinavos y alemanes, el
influencia neoclásica francesa, cuyos más teatro francés moderno, etc. De todas estas
grandes cultivadores en la poesía son Quin corrientes, las que más han impreso huella
tana (uno de los poetas más inspirados del en el período á que nos referimos, son el
siglo) y Gallego; y otros, en que vence el naturalismo, el gusto teatral francés y los
romanticismo francés, preparado ya ante modelos rusos y escandinavos. La mayoría
riormente por influencias de algunos román de los literatos que pudieran añadirse á los
ticos ingleses (Byron, Scott) y alemanes, y que acabamos de citar, como representantes
robustecido con la reivindicación del anti y continuadores de las diversas corrientes
guo teatro castellano, que no dejó nunca de del arte literario, viven aún y no debemos
tener partidarios. Siguen esta corriente Mar nombrarlos aquí.
tínez de la Rosa, el duque de Rivas, Lista, En el siglo xix, se ha producido también
Espronceda, Zorrilla (el representante más la restauración de las literaturas regionales
característico de la poesía romántica), Tas- de lengua no castellana, empezando por el
sara, García Gutiérrez, Hartzenbusch,Bretón catalán, cuyo órgano característico han sido
de los Herreros, Gertrudis G. de Avellaneda los Juegos Florales (Jochs Floráis'. 1S59).
Bécquer, Larra (Fígaro), Enrique Gil, Fer Este renacimiento ha contado durante el
nández y GonzálezjE.F. Sanz, etc., habiendo siglo con representantes de gran valía, cu
sido el teatro (Don Alvaro, Los Amantes de yos nombres principalmente son; Rubió y
Teruel, E l Trovador, Don Ju a n 'Tenorio, Mar Ors, Aguiló, Soler {Pitarra), Balaguer, Ari-
cela, D. Francisco de Qucvedo, etc.) y la poe bau, Masferrer, Briz, Blanch, Bofarull, Milá,
sía lírica sus nnis altas manifestaciones. Maspóns, Ixart y, especialmente, Verdaguer
Pasada la efervescencia radical del roman (el más grande poeta épico español del si
ticismo, y rehecho el gusto de los escritores glo xtx, notable también como lírico), en el
por un contacto más íntimo con nuestros catalán y mallorquín; Baldo vi, Escalante,
autores clásicos y con los de otros países y Llombart é Iranzo, en el valenciano; Pintos,
3ir> Altamira* — la bspaña del siglo xix
Anón, Camino, Rosalía Castro, Pon Jal, P é El periódico representa hoy en España el
rez Ballesteros, Fernández Morales, Lamas principal órgano de cultura literaria popu
Carvajal, Losada, Barcia, Saco, Posada, en lar, por el carácter enciclopédico, no pura
la gallega. La más importante de todas estas mente político, que suele dársele, por su
manifestaciones es la catalana. baratura y por la forma elemental y vulga
1 6. E l Periodismo y el Ateneo. — Dos rizados de sus escritos, que se amolda bien
factores importantes en la vida intelectual á la falta de preparación en que se encuentra
española del siglo xix han sido el Periodis la masa de lectores. El mismo fin cumplen
mo y el Ateneo de Madrid. las revistas ilustradas económicas, cuyo nú
El crecimiento del periodismo—sobre la mero ha crecido en los últimos años y que
base de los ejemplos clel siglo xvm, aunque suelen atender más á la ilustración misma
éstos eran principalmente literarios—corres que al texto. Pero esto mismo ha cedido en
ponde á los periodistas liberales de t 8 i t , detrimento del libro y de la sólida forma
1820 y después de 1S33. En los dos prime ción de los conocimientos.
ros, adquirió especial desarrollo la prensa Tanto como la prensa, y en una esfera
política y polémica, en la que se distinguie más independiente y elevada, ha contribuido
ron Gallardo, Villamieva, Sánchez Barbero, á la difusión de la cultura el Ateneo de Ma
el P. La Canal, Quintana, Gallego, Lagasca, drid, fundado en 1820, institución singula
Antillón, Alvarez Guerra, Mejía, Morales, rísima en nuestra historia intelectual y sin
Stala, Miñana, García Suelto, San Miguel, cuya intervención no cabría explicarse mu
Pida] y otros. Después de 1833, y particu chos hechos de ella. La función principal
larmente después de la paz de Yergara, no del Ateneo ha consistido en representar,
sólo aumenta el número de los periódicos aun en los tiempos de reacción (excepto en
políticos, sino que se inician los literarios y el período de 1825 á 1835, en que estuvo
las revistas enciclopédicas ilustradas, suma cerrado) y de más viva lucha política, un
mente interesantes para estudiar la marcha centro de absoluta tolerancia, en que eran
de la cultura española y cuyos tipos princi por igual admitidos los hombres de todas
pales fueron el Museo délas fam ilias (1839). las ideas y completamente libre la emisión
No me olvides, E l Artista y ¿as Novedades, de éstas. Las conferencias y discusiones del
primer diario de cultura, fundado por Fer Ateneo fueron, en muchos casos, el camino
nández de los Ríos. Los periodistas más por donde se hicieron públicas y se difun
notables de este período (hasta 1868), son: dieron doctrinas que en otros sitios hubie
Larra (Fígaro), Bretón, Alcalá Galiano, ran sido reprimidas. En su tribuna brillaron
Bergnes de las Casas, García de Villalta, casi todos los grandes oradores del siglo:
Estébanez Calderón, Espronceda, Núñez Pacheco, Pidal (D. Pedro José), Alcalá Ga
Arenas, Raimes, La Hoz, Fermín Caballero, liano, Donoso, Ríos Rosas, Castelar, Mo
Reinoso, Oliván, Pacheco, Pérez Hernández, reno Nieto, Re villa, Cánovas, Martos, Pi,
Borrego, González Bravo, Donoso Cortés, etcétera.
Ranees, Lafuente (Fray Gerundio)f Pedrosa, 17. Las Bellas Artes.—El neoclasicis
Ayala,Selgas,Nocedal, Carlos Rubioy otros. mo del siglo xvm siguió imperando en ar
La revolución de iS68 marca un nuevo em quitectura á comienzos del xix; pero bien
puje y difunde por toda la Península el pe pronto se produjo contra él una reacción,
riodismo, tendiendo ¿convertir el diario en paralela á la del romanticismo en literatura,
órgano de propaganda política y de cultura, cuya nota característica consiste en la imi
juntamente, y multiplicando los periódicos tación de los estilos medioevales y del primer
de carácter literario y científico. Periodistas Renacimiento y en el afán por conservar y
notables en este último período han sidoLo- restaurar los edificios de aquellas épocas.
renzana, Rivcro, Castelar, Calvo Asensio, Ejemplos de esta nueva corriente son las
Chao, Robert, Mané, Santa Ana, Pi, Tuero, iglesias de San Jerónimo, pseudogótíca,
Escobar, E. Gasset, Rodríguez Correa, Al- sobre la base de la antigua, verdaderamente
bareda, Miquel y Badía, etc. gótica, del siglo xv), del Buen Suceso y las
Altamlra.— la españa del siglo xix 3*7
Calatravas en Madrid; el Palacio de Museos Carlos Haes, cuyo realismo tuvo una im
y Bibliotecas, algunas casas particulares portancia grande en la historia ulterior de
como la pseudoárabe de Xifré (Madrid), nuestra pintura de paisaje. Posteriormente,
otras de tipo medioeval en Barcelona, mu aparecen otros pintores, inspirados todos
chas construcciones de carácter mudejar y en el sentido romántico, como Gisbert, Ca
las restauraciones de San Juan de los Reyes, sado, Manzano, Llanos, Fierros, Palmaroli,
catedrales de Sevilla, Barcelona, y, muy es Mercadé, Sans, Alvarez y, sobre todo, R o
pecialmente, de León. Los arquitectos más sales, cuyo Testamento de Isabel la Cató-
notables que representan este sentido, son tica (1864) es el mejor cuadro romántico de
Alvarez, Colomer, Gándara, Lnríquez, Men la época. Descendientes de esta escuela, con
di vil, Coelloy, sobre todo, Madrazo (D. Juan), novedades hijas de la variedad de los tiem
alma de las obras de la catedral leonesa. En pos, son Piasencia, Casanova y otros que
los últimos años del siglo, la arquitectura^ aún viven, Fortuny (1838-1874) ofrece ca
aunque sigue en general copiando, combi racteres especiales, hijos de condiciones
nando é inspirándose en todos los estilos propias, fructificadas en sus viajes, y de in
anteriores, sin crear un tipo original, tiende fluencias francesas, especialmente la deMeis-
á trasformarse por el uso predominante de sonnier, caracterizándose por la riqueza de
materiales nuevos, como el hierro, que obli. color y la fuerza de luz. El realismo, que en
gan á buscars forma propias. Tipos de estas cierto sentido vino á reaccionar contra el
construcciones son, v. gr., la estación del fe. romanticismo y á modificarlo, imponiendo
rrocarriidel Mediodía (Madrid), el llamado la indiferencia del asunto y aspirando, sobre
Palacio de Cristal del Retiro, el Mercado de todo, á expresar sinceramente el natural, así
la plaza de la Cebada, etc. como, más tarde, las nuevas corrientes del
La pintura lia pasado, también, por dife impresionismo, puntillismo, simbolismo, et
rentes influencias, que marcan periodos dis cétera, han producido, á fines del siglo, gran
tintos, todos ellos de más importancia que variedad de estilos, individualizándolos y
los de la arquitectura. Goya siguió pintando dando origen á notables obras de arte.
en los primeros años del siglo, asi como La escultura ha tenido menos importan
López, que no murió hasta 1850. La reac cia, hasta el último tercio del siglo, en que
ción neoclásica vino por influjo del pintor autores que todavía trabajan, han traído un
francés David, representado en España por renacimiento de este arte. Entre los falleci
Aparicio, Ribera (D. Juan) y Madrazo (Don dos, se encuentran Piquer, Ponoiano, San
José), principalmente estos dos últimos, pro Martín, los Bellver, Pérez, Medina, Susilio-
fesores de la Academia de San Fernando á Grajera, Oms.
mediados del siglo. Madrazo fue también La música vivió, en los primeros años,
organizador del Museo del Prado (que se supeditada á la ópera italiana, que hizo fu
abrió en 1819) y creador de las pensiones ror en los teatros de Madrid, Barcelona y
de Roma, que produjeron un renacimiento otras poblaciones. A ella se unió el nombre
del arte. Al mismo tiempo se significaron de Carnicer, compositor catalán, algunas de
como imitadores de Murillo, Ksquivel, Bec- cuyas obras alternaron con las de Rossini
quer (padre), Gutiérrez de la Vega y Tejeo. (sinfonía y serenata de E l Barbero de Sevilla).
El romanticismo, traído por influencias ale Notables fueron también Gómis (que murió
manas (Uwerbeck) y francesas (Proudhon, en 1836), Saldoni, el guitarrista Sors, muy
Géricauit; más tarde, Delacroix, Ary Schoef- aplaudido en toda Europa, y} sobre todo, el
íer, etc.), fue iniciado aquí por Federico de vizcaíno Arriaga, fallecido prematuramente
Madrazo y Carlos Luis Ribera, desarrollán en 1825. La música religiosa seguía, aunque
dose y modificándose después al impulso de decadente, cultivada por algunos maestros
nuevas influencias y de un mayor progreso de capilla, entre ios que sobresalió Eslava.
en la concepción y la. técnica pictóricas. La En 2849-50, apareció el género mixto de
primera exposición oficial,celebrada en 1856, ópera y drama, llamado zarzuela, que arraigó
reveló á varios artistas nuevos, entre ellos rápidamente, siendo la expresión nacional
3 l8 X . — CARTA DE PARÍS