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dossiers CPL dossiers CPL dossiers aK de la homilia dossiers CPL dossiers CPL dossiers CPL dossiers CPL dossiers: CPL dossiers CPL dossiers CPL dossiers CPL dossiers CPL dossiers CPL EL ARTE DE LA HOMILIA dossiers cpl 3 CENTRE raeneyee€ ITURGICA mR ivaden ez ( a 08002 — Barcelo na Este dossier ha sido preparado por José Aldazdbal con la colaboraci6n de Josep Roca. Algunos de los articulos que incluye habian sido publicados anteriormente en “Phase” o “Misa Domi- nical”, revistas del CPL. En algun caso han sido condensados para su inclusién en este dossier. No estd permitida la reproduccién total o parcial de esta obra, por cualquier procedimiento, sin la autorizacién escrita de la editorial. Primera edicién: marzo de 1979 Segunda edicién: diciembre de 1981 Tercera edicién: julio de 1984 Cuarta edicién: diciembre de 1986 Quinta edicién: mayo de 1990 Sexta edicién: noviembre de 1994 Séptima edicién: junio de 1998 Edita: Centre de Pastoral Litirgica Rivadeneyra 6,7. 08002 BARCELONA ISBN: 84-7467- 007-1 DL: B, 29.594-98 Imp.: Multitext, S.L. SUMARIO A. LA HOMILIA, HOY 1. La homilia, élo mas importante? P. TENA... 2. La homilia, de actualidad. J. ALDAZABAL . . B. UN SERVICIO A LA PALABRA 3. La Palabra de Dios es celebrada. J. CAMPS. 4. Servidores de la Palabra. J. ALDAZABAL. 5. Exégesis y homilia. J. LLOPIS . . 6. Fidelidad a la Palabra. M. RAMOS . q 8. . El leccionario actual. J.M. BERNAL .. . Como NO usar el Leccionario. P. TENA C. UN SERVICIO A LA ASAMBLEA: aplicacion a LA VIDA 9. Aplicacién de la Palabra al “hoy” y “aqui”. 11, La comunicaci6n en las homilias. R. COLL-VINENT 12. Carta a un oyente irritado. J. GOMIS . 13. La predicacion social. EPISCOPADO ESPANOL. 14, De la Palabra al Sacramento. J. ALDAZABAL .. . 15. La homilia, elemento integrador. J. LLOPIS .......--- on D. EL ARTE PASTORAL DE LA HOMILIA 16. Dodecalogo del predicador.L. MALDONADO......... 17, Sermén a los predicadores. J. GOMIS ‘ 18. A propésito de las homilfas dialogadas. J. URDEIX 19. La importancia del lenguaje. J. ALDAZABAL .. 20. Consejos para un mal orador (K. TUCHOLSKY 21, Acupuntura homilética (W. JETTER) . 22. La ensefianza de la homilética en los Seminario. EPISCO. PADO USA...... 2.0. e cece cece cence eee eee 23. La actitud espiritual del predicador. . . aE 24. Guia bibliogrdfica sobre la homilia . . A-LA HOMILIA, HOY 1. LA HOMILIA, 4LO MAS IMPORTANTE? O PERE TENA Quien visite la catedral de san Pedro, en Ginebra, no podra pasar por alto el cambio que supuso, en la disposicién interna de la iglesia, su adapta- cién a las necesidades litargicas de la Reforma. Alli se conserva el altar mayor, en el Abside; pero el altar dejé de ser el polo de atraccién de la asamblea reunida. Absolutamente todo estd centrado en el pilpito, inclu- so los asientos corales del presbiterio; delante del pulpito, una pequefia mesa recuerda la posibilidad de la eucaristia. En la estructura fundamen- tal de la catedral de san Pedro no hay otra variante mas que ésta, pero queda muy claro hacia dénde se dirige la atencion de los reunidos. Esta noticia no tiene el sentido de una indicacién turfstica, sino el de una invitacion a entrar en el tema que nos hemos planteado en este dossier: gdénde estamos en lo que se refiere a la homilia, y a su lugar dentro de la celebracion?; la homilia, gno se. nos estara comiendo la celebracion entera? Cronolégicamente, la homilia ocupa a veces en las celebraciones un tiem- po desproporcionado al resto; recuerdo ahora una misa en la que, a los cinco minutos de empezar se habian “liquidado” ya las lecturas con la ra- pidez que se supone; empez6 entonces la homilia, con gran énfasis, que dur6 exactamente veinte minutos. Nuestras celebraciones resultan, dema- siadas veces —y valga la comparacién—, una especie de “emparedados” de homilia; en ellas, lo que realmente cuenta es la homilia correspondiente, mientras que el pan —la liturgia de la palabra y la liturgia eucaristica— quedan relegados a la categoria de acompafantes benévolos. Un dato muy significativo es el que se puede recoger cualquier domingo en cual- quier iglesia: los fieles que llegan tarde a la asamblea dificilmente se atre- 5 EES veran a circular por la iglesia, buscando sitio, si se esta predicando la ho. mila; lo haran, en cambio, con toda normalidad, durante las lecturas y durante la liturgia eucaristica. Si de estas constataciones —entre festivas y cdusticas— pasamos a la expe, riencia de los responsables de la homilia, tenemos que reconocer que normalmente, estamos bastante mas preocupados por la preparacién de la homilfa que vamos a predicar que por el resto de la celebracién que vamos a presidir. Admito que hay justificaciones para ello, ya que la ho. milia implica mayor creatividad personal; pero creo que es bueno dar yn toque de alerta. Como todo el mundo puede suponer, no es el propdsito de este dossier invitar a una desvalorizacion de la homilfa, o criticar las personas que de. dican sus esfuerzos a prepararla. Nuestra pretension es bastante mas sim. ple y fraternal que todo esto, y ha quedado suficientemente expresada en Jas preguntas iniciales. Querriamos ofrecer unos elementos que sirvieran para resituar la homilig en el interior de nuestras celebraciones. Partimos —hemos partido, mu. chos de nosotros— de una etapa en que se podia celebrar la eucaristia, un bautismo, una uncién de enfermos, etc., sin hacer mas que seguir fiel- mente las paginas del misal o del ritual correspondiente. Bien es verdad que en la mayoria de los casos éramos conscientes de que era necesario un acercamiento personal a los reunidos, una palabra de exhortacién y actualizacion, etc. Pero —en el caso de los sacramentos, excepto la euca- ristia— esto no tenfa un soporte de lectura biblica que le diera consisten. cia. Ahora, en cambio, la proclamacién de la Palabra de Dios esta for. mando parte de cualquier celebraci6n, incluso de estas mini-celebraciones que son la distribucién de la comuni6n a los enfermos, o fuera de la misa ... Y por esto no se trata, ahora, de continuar diciendo unas palabras de exhortacion, con la unica diferencia que éstas puedan seguir cronolé. gicamente la lectura biblica; se trata de hacer “homilia”, ni mas ni menos. Volviendo a la situacion anterior a la reforma litargica, podemos recordar cémo la importancia del celebrante era bastante reducida. Muchas veces ha sido citada la frase de Mauriac alabando a los benedictinos y sus cele. braciones, precisamente porque no acostumbraban a predicar. Era un mi- nisterio ritual, que transparentaba —eso si— la intensidad espiritual con que se ejercfa; pero que no llegaba a ofrecer, en la mayoria de los casos, un testimonio personal acerca de su reflexion sobre la Palabra de Dios. Con facilidad podia quedar aureolado de trascendencia. Nuestra situacién actual no discurre por los mismos caminos, desde luego. Cristianos hay que asisten regularmente a tal o a cual misa en vistas ala homilia, y poca cosa mas, de una manera semejante a como, afios atris, las multitudes acudian a los novenarios y a los sermones de los predic 6 dores de fama. Creo, desde luego, que estas personas estan en su derecho. Pero creo asimismo que los responsables de la homilia podemos sentir con facilidad la tentacién del protagonismo en las celebraciones. Y esto no es deseable. Servir la Palabra de Dios es una tarea honrosa, que hay que hacer con toda la confianza y la audacia —parresia— que nos han ensefiado, desde el principio, los apéstoles de Cristo; pero a la vez hay que tener muy en cuenta —como Pablo— que no tenemos que predicarnos a nosotros mis- mos, es decir, a nuestros particulares aficiones, ideologias, o convenien- cias de cara al piblico. El tema es amplio, y esta ahf, en todas sus dimensiones. Sin pretensién de “agotarlo”, sino mas simplemente, como una invitacion: ,caminamos bien? Nuevas homilias para el Matrimonio, Dossiers CPL n. 30, Barcelona 1987 (2a. ed.), 72 pags. Nuevas homilias para las exequias, Dossiers CPL n. 31, Barcelona 1989 (3a. ed.), 116 pags Nuevas homilias para el Bautismo, Dossiers CPL n. 32, Barcelona 1986, 96 pags. 2. LA HOMILIA, DE ACTUALIDAD C1 JOSE ALDAZABAL a) La asamblea de los creyentes, que es el sujeto primordial de la cele. braci6n litirgica, se pone a la escucha de la Palabra y se constituye en “Iglesia oyente”’. Toda ella, incluido su presidente y los demas ministros, acoge la Palabra, se deja iluminar y juzgar por ella. Pero dentro de la asamblea existe un ministerio, el de la homilia, que quiere ayudar a los presentes a captar el mensaje vivo de esa Palabra que se ha proclamado y relacionarla con el rito sacramental y con la vida. La homilfa es un “servicio” que el ministro hace a los demés creyentes para que comprendan la Palabra anunciada como “Palabra-para-nosotros hoy”. Hay mucha distancia desde la “oratoria sagrada” que se estudiaba en otros tiempos, desde los panegiricos de santos o los sermones temiticos mas o menos basados en las lecturas, hasta la “técnica” de la homiliaac- tual. Su nombre mismo nos puede ayudar a “situarla” dentro de la celebracién litdrgica. El término “homilfa” designa en griego una “platica familiar”. La palabra latina es “sermo”, que no corresponde al ‘‘sermén” castelle- no. La homilfa se distingue por su tono familiar. No es una conferencia, un sermén tematico, un discurso, un panegirico, una oracién fanebre. No es una “oratio” latina (discurso oratorio) 0 un “logos” griego. Lo de “platica familiar” se refiere, no tanto a que tenga que ser neces riamente una “conversacion” compartida, sino a que el que dirige la pale- bra a los demas no lo hace desde fuera, no habla a alumnos 0 oyentes ct- 8 riosos, haciéndoles propaganda. Les dirige la palabra como hermano a hermanos. Como a miembros de la familia, No a paganos ni a catecame- nos. Sino a miembros de la misma comunidad cristiana que él, con una exhortacién familiar en torno a la Palabra de Dios. La homilfa es parte integrante de la accion litirgica. En las Rubricas pu- blicadas en 1960 se decia en el n. 474: “Missa celebratio suspendatur et tantummodo expleta homilia resumatur”’: consideraba atil la homilia, pero era una interrupcién de la acci6n litirgica. Tres afios més tarde (SC 35.52) la homilia se definfa ya como parte de la misma celebracién, una prolongacién normal de la lectura de la Palabra biblica, no solo en la Eucaristia, sino en todos los sacramentos y celebraciones, incluida la Li- turgia de las Horas. Es un cambio de perspectiva muy significativo. b) La homilfa presenta hoy dificultades evidentes en su realizacion pas- toral. No hace falta recurrir a muchas encuestas para percatarse de la des- afeccién que en muchas partes acusan los fieles y el desanimo o cansan- cio de los ministros respecto a la homilfa. Las causas pueden ser multiples: © unas son extrfnsecas, como la crisis religiosa general, y la vision cada vez mas secular del mundo; la inflacion de “palabra” que sufrimos (antes, casi el tinico que hablaba era el predicador); la desigual competencia con los medios de comunicacién, por lo general mas evolucionados y adapta- dos al hombre moderno; e hay razones de tipo objetivo: la dificultad de la intercomunicaci6n hu- mana, sobre todo cuando se trata del mensaje religioso; la problematica inherente a la misma Palabra biblica, por el estado actual de evolucién en su exégesis y hermenéutica; © otras residen en las personas interesadas: en los ministros homiletas, que tienen tal vez poca preparacion remota y proxima, tanto en el terre- no biblico como en el arte de la comunicacién, o disponen de pocos sub- sidios y escaso tiempo para ejercer este ministerio con vivacidad y efica- cia; en los fieles oyentes: unos porque a duras penas estan evangelizados, y el anuncio mas abundante de la Escritura les encuentra poco prepara- dos; otros precisamente por lo contrario, porque ya estan mas promocio- nados en la nueva espiritualidad biblica y liturgica y no encuentran a los sacerdotes a la altura ... © muchas veces se produce el desprestigio por el modo como se realiza el servicio de la homilia: por demasiado moralizante, 0 por abstracta y poco encarnada en la vida; a veces, por el contrario, la juzgan demasiado concreta en sus aplicaciones y denuncias; su lenguaje es con frecuencia 9 dificil, o pasado de moda en la espiritualidad y en las motivaciones teolo- gicas ... La crisis es antigua. Desde la primera homilia de Jesiis, en su pueblo de Nazaret, que terminé al borde del barranco, no es dificil conectar con las dificultades de las homilias actuales, en una o en otra direcci6n, pasando por el “éxito” de Pablo, a quien se le durmié aquel joven durante su ho- milia, o por Agustin, que se quejaba de que el pueblo se le escapaba de la iglesia para ver el circo, o por Tomas de Aquino, a quien en Paris ya le sa- lieron en plena celebracién ruidosos contestatarios interrumpiendo su ho- milia ... ¢) Pero por otra parte son claros también los signos de revalorizacién de la homilia en la pastoral y en la espiritualidad: © la teologra nueva nos esta haciendo comprender el misterio cristiano mucho mas en categorias de “buena noticia” e Historia de la Salvacién, y asi nos permite un lenguaje mas positivo a la hora de transmitir los valo- res del mensaje biblico; la espiritualidad posconciliar se ha centrado decididamente en la Pala- bra de Dios: tanto en el proceso de la evangelizacién, al que se da priori- dad absoluta en la pastoral, como dentro de la celebraci6n litirgica de to- dos los sacramentos; el pueblo cristiano se esta familiarizando con la Biblia; © ala vez, la celebracién litirgica de la Palabra se ha hecho mucho mas consciente y activa: se celebra con una variedad mucho mas rica de lectu- ras que proporcionan los nuevos leccionarios; se ha recuperado el Anti- guo Testamento, practicamente desterrado hasta ahora; y por todo ello se ha colocado la homilia en condiciones mucho mas significativas; muchas comunidades cristianas van adoptando el ritmo de la homilia diaria; © por fin, un fendmeno interesante, que puede considerarse como sinto- matico del nuevo enfoque vivencial de la Palabra: la tendencia de muchas comunidades, sobre todo las mas promocionadas, a participar en el servi- cio de la homilia. d) Tal vez lo més urgente para muchos de los que realizan este ministe- rio en la comunidad eclesial sea un repaso de sus ideas, una re-situacion de la homilia: qué es, cual es su puesto en el conjunto de la celebracion... Es clasico ya hablar de tres direcciones en la homilia: © su mirada a la Palabra b7blica, para entenderla y explicarla a la comu- nidad, 10 fe es, | + cho My dele, 0 el Ay tt todo ej, as; a honii mo sints e muchy nel ser: 2 minis situacit praciot. Ja cos ala Vida, para aplicar la Palabra a l i Siendo hoy ¥ aqui, a las personas que nos Sener estamos vr fy su “paso al rito”, para ayudar @ que la comu inidad cel Gade la Palabra al sacramento, que es donde esa ae cine aigeere Gesnayor actualidad y su eficacia salvadora. su mirada ‘Asi Ja homilfa se constituye en auténtico “gozne"” 'gozne” de toda la celebracién, AS duuoiendo a la asamblea congregada a la asimilacion de Je Palabra, de modo que ésta dé sentido pleno al signo sacramental o a 1a oracion que day ala ver ilumine con sus criterios la vida concreta de a comuni- dad cristiana. EL PROBLEMA DE LA HOMILIA lias de las misas. Por ello es significativa esta carta ‘del obispo de Urgell, Mons. Marti semanas, probablemente por coincidencia, han sido muchas las an hablado de las homilias en las misas dominicales. Hubo un Jaen que la misa se decia sin ningin tipo de sferencia a los textos biblicos y ie la celebracion. Hoy es distin- Uno de los problemas més notables en En estas ultimas s personas que me hi tiempo —la gente mayor lo recuer hemilfa, o con una predicacion superpuet™, sin rel realizada a menudo por otro sacerdote a lo largo di (eo La homilia ocupa un lugar importante. n embargo, es inquietante, No me refiero a hecho de que, no hace Toe nomilias eran objeto de multas gubernativas Me refiero a ahora. 2 los que esta responsabilidad les pesa. ‘Qué decir, si ta teologia se tated construyendo, las sensibilidades ulturales son tan distintas, el publico 2 veces ests Jado y desconocido (pensad en lat comm ‘turisticas), el tiempo del que se dispone tan breve...? © por él a ario, Zqueé decir si el publico desde hace eflos ge el mismo, pocas personas en 10s. ueblecitos de montafa, fata de cima religho so, de una eelebracién concurrida.. Una obra de arte Por otra parte, una homilia bien hecha os one verdadera obra de arte. El pastor debe hablar como cabeza de und ‘comunidad con una intencion religiosa de provo- far la conversion antes que de hacer lorituras, debe relacionar el mensaje de los fextos biblicos del dia con los problemas vivos de los que escuchan, y todo ello debe relacionarlo con la celebracion eucaristica. Y eso en seis, en ocho, en diez 0 fn doce minutos. Porque un numero considerable de asistentes tiene prisa y mira mos cansados de escuchar pa- el reloj. Hoy todos andamos cronometrados. Y estat labras. Palabras ¥ més palabras en la radio y en la TV. Palabras que cansan. Ade- més, estos medios de comunicacion han aprendido a solicitar al espectador aburri- do con formulas estimulantes, aunque impliquen un cierto engafio. éCémo lo haremos para decir una palabra de fe a unos hombres que NO quieren escuchar, que prefieren NO pensar en determinados temas, y que encuentran abu- rridas y mondtonas las palabras del sacerdote? “Diga a los sacerdotes que hagan WV La homilia, si muchos afios, Hay sacerdotes mejor sus homilias, Lo que dicen es aburrido y no interesa’””, me decia hace poo una sefiora, Una situaci6n dificil EI problema, de todos modos, no es de un Unico color. No existe ninguna predica cién que pueda hacer comprensibles totalmente los misterios divinos que nos tray cienden. No existe oyente, por benévolo que sea, que no traduzca todo lo que ey. cucha al lenguaje de una critica personal y que libremente aceptara 0 no el mengs. je de la fe y més atin las razones humanas que lo presentan. Una celebracién eucy. ristica no es un acto académico ni una conferencia que busca sdlo atraer el asent. miento de los oyentes por las razones dadas y por las dotes oratorias de persuasién del que predica. Presupone, mas bien, un acuerdo fundamental previo, una viven. cia de fe y una voluntad de celebrar con el gozo de la fraternidad de sentimientos lo que se cree. Afiédase aqui ademés la dificil situacién que se produce en algunas celebraciones de bodas o de funerales en los que pronto uno se da cuenta de que buena parte de publico esta en la iglesia por un compro social y no “participan” en la cele. bracion. Por todo ello no deberiamos pedir a los sacerdotes lo que no se tiene que dar ono se puede dar en una homilia de una eucaristia festiva. Un esfuerzo necesario Ahora bien: a pesar de eso, también hay que pedirles a los sacerdotes que pongan todo su esfuerzo en el aprovechamiento de estos minutos tan importantes. Todo el mundo, cuando habla, proyecta su propia personalidad con la propia riqueza cul- tural o de sentimientos. Por eso el sacerdote prepara la homilia cuando se esfuerza por vivir en si mismo la riqueza del evangelio, cuando se cultiva intelectualmente con el estudio de la Biblia y de la teologia, cuando esta como buen pastor cerca de los hombres, de sus problemas, de sus penas. Cuando lee el periddico y cuando ora, Los hombres de hoy a veces piden utopias, pura ciencia humana, distraccién pro- pia del que tiene curiosidad y poco més. Pero también es verdad que tienen el co- raz6n abierto a la buena semilla. Lenguaje y sensibilidad Captar el lenguaje, el estilo de vida, tener sensibilidad ante los problemas, darse cuenta de que muchas personas viven una angustia existencial, tienen una sense- cidn de vacio, buscan respuestas serias y profundas, libertad, seguridad, paz y fei cidad, es un deber del sacerdote. Un mensaje de fe y de amor, una palabra que sea verdaderamente de Dios, salida del corazén, preparada con interés, en dos o tres horas si es necesario, con el estudio de los textos biblicos y la reflexion de las ne- cesidades espirituales de los fieles, se convierte en un mensaje aceptado, en una pa. labra que se escucha, Tener sacerdotes con vida de fe profunda, con preparacién intelectual, en contac: to con los hombres, con sensibilidad espiritual, es la riqueza de la Iglesia, Estos sa cerdotes dirdn palabras que verdaderamente penetraran. Una nueva razén para pensar que, en nuestra vida, cuenta mds lo que somos que lo que hacemos? Si, cuenta més. Porque nadie da lo que no tiene. Aunque tam- bien es verdad que, por buena que sea la comida, si no hay ganas de comer... Mons. Marti, obispo de Urgell 12 B. UN SERVICIO A LA PALABRA 3. LA PALABRA DE DIOS ES CELEBRADA O JOSEP CAMPS La lectura biblica en la liturgia es algo mas que una lectura. Leer, para nosotros, es enterarse personalmente del contenido de una obra. Incons- cientemente aplicamos este concepto a la liturgia. a) En realidad la lectura litargica de la Biblia es cualquier cosa menos una lectura. Es una accién, un hecho vivo. En la liturgia la Palabra de Dios no se lee. Se dice. Se hace. La accion no se limita a traducir a soni- dos significantes un cédigo cifrado impreso sobre papel. No es, dirfamos, una demostracién de que el lector esta alfabetizado. Hay mucho mas. No olvidemos que los textos podrian no estar escritos. Podrian ser transmi dos de memoria, como lo fueron en su origen, como son los textos b cos de toda cultura viva. Si asi fuera, y nada lo impide en teoria, veria- mos con mayor claridad que lo que se dice son palabras previamente co- nocidas y aceptadas, voluntariamente pedidas y repetidas por la comuni- dad, posefdas y queridas por ella, tesoro suyo y elemento constitutivo de su asamblea. 6) En la liturgia la Palabra de Dios no es propiamente anunciada, estu- diada, analizada o simplemente lefda, sino celebrada. No se celebran ideas sino hechos. La Palabra de Dios es considerada en la liturgia como algo que sucede, como un acontecimiento, ,Qué es lo que sucede? Lo fundamental en este momento es el hecho de que Dios hable a su pueblo, mas que lo que en este momento diga. El proceso de autocomunicacion personal de Dios a la humanidad, que la Iglesia ha conocido y aceptado 13 YF por la fe, se produce ahora en una accién concreta y real. Esta constituye el objeto de la celebracién. Se celebra precisamente la presencia de Dios ante la asamblea por la comunicacion de su Palabra. Toda comunicacién entre hombres acarrea consigo al mismo comunican. te, que a través de las palabras se da a conocer y se hace presente como existente, como persona, como relacionada y proxima al oyente. En J palabra que Dios dice, su comunicacién personal adquiere un grado de realidad supremo, porque él es Verbo, en Cristo, para nosotros. El en. cuentro entre Dios y su pueblo es un suceso extraordinario: modifica no sdlo las relaciones mutuas sino a los mismos interlocutores. Este suceso, realizado en la revelacion periédica y progresiva de Dios a la humanidad, adquiere en la celebracién litirgica un caracter tipico y simbdlico, desti. nado precisamente a ser objeto de celebracion. Celebramos exactamente el hecho de que Dios se ha revelado y hecho presente al mundo, localj- zando esta realidad en la lectura biblica de este momento preciso, que para nosotros se convierte en punto de condensacién de un estilo divino de obrar (revelarse por la palabra) desarrollado a lo largo de la historia, Celebrar este hecho es exactamente hacerlo presente para festejarlo, apre- ciarlo, encuadrarlo en una fiesta que tipifique la reaccion adecuada del pueblo a las dimensiones del acontecimiento. c) La celebracién supone por tanto una sintonia previa: los participan- tes a la fiesta saben qué es lo que vaa pasar, y precisamente para esto se retinen. Mas atin, organizan la fiesta para que el hecho se produzca. Y la fiesta exige que lo que va a suceder sea lo conocido, y lo esperado. La pa- labra no es ya anuncio sino repeticién deliberada. Cuanto mas conocida mis se gusta de ella, mas habla al oyente. Lo original de la Palabra de Dios es que existe por si misma, ha sido ya dicha, flota y subsiste, nos envuelve, es anterior a nosotros y a nuestra ca- pacidad y deseo de oirla. Sélo le falta ser dicha aqui, ahora y a mi. Pue- do ser un especialista en exégesis 0 conocer de memoria los textos; eso no impide que como hombre de fe necesite que esta palabra, conocida, estudiada y gustada de siempre, hoy me sea dicha. d) Es importante valorar todo aquello que, ademés de su contenido es pecifico, lleva consigo la palabra biblica pronunciada en la liturgia. Cual- quier texto, ademés de lo que dice explicitamente, comporta una can dad de resonancias y arménicos que son también objeto de celebracién. Un pasaje sobre la caridad, por ejemplo, dice no sdlo que la caridad es la més importante de las virtudes, sino también que Dios en este momento esta hablando, que hablando se hace presente y esta con nosotros, que 14 =i habla a esta comunidad como tal y a cada uno de sus miembros, que est que dice lo ha dicho siempre, a otros, en otras partes, que sabe que cree- mos su palabra, que espera nuestra fe, que con esto quiere cambiar nues- tras personas y el mundo, que su palabra la compartimos con otros, que reconoce a la comunidad como su pueblo, que rehacemos con ella los vinculos que nos unen, etc También es importante aceptar que la lectura liturgica de la Biblia forma parte del lenguaje estereotipado, destinado, mas que a transmitir un co- nocimiento, a producir una realidad (el clasico “declarase inaugurada la sesion”). Es como un poema amado que gustamos de volver a ofr, como Ja ejecucién de una obra musical que queremos que “suceda” de nuevo. El poema o la obra musical “existen” por sf mismos, pero no se estan produciendo en este momento. La ejecucién los devolverd a la existencia real, y sera la misma pero distinta, La novedad consiste no en su conteni- do, sino en el hecho de que éste reviva y esté aqui. La obra, igual a sf misma, es nueva en cada ejecucién, no s6lo porque hay matices que la modifican (Ia direccién, los ejecutantes, el ritmo, los mismos oyentes que han cambiado y viven situaciones nuevas a las que la obra aporta la nove- dad de su viejo mensaje) sino sobre todo porque se da de nuevo ahora. La lectura biblica, dicha de una vez para siempre en tiempos antiguos, cono- cida quizds y estudiada previamente, reaparece en el culto rebosando no- vedad, porque el que escucha no es ya el que fue, y el dia de hoy es origi- nal y distinto, y la misma palabra al revivir en situaciones nuevas genera de su propio interior virtualidades inéditas. La palabra, en cuanto es creadora de relaciones, no es fruto solamente del emisor sino también del receptor. La palabra en el aire no es nada. Sélo ha dicho lo que ha recibido el oyente. La palabra de Dios nunca dice lo mismo: condiciona su carga comunicativa a las capacidades del que la recibe. El oyente da realidad, de algtin modo, a la misma palabra, y ala vez que es modificado por ella, la re-crea, la precisa y la hace nueva. e) Para que Uegue a ser una verdadera celebracién la pastoral litargica debe esforzarse para conseguir las condiciones apropiadas: © Sélo una comunidad madura en la fe, es decir, nutrida de la Palabra de Dios, consciente de su esperanza y activa en su testimonio al mundo es capaz de “celebrar” la palabra. Porque “‘celebrarla” supone poseerla y ser posefdo por ella. @ No hay que ahorrar esfuerzo para conseguir que la palabra realmente Hegue a la asamblea y le hable. La lectura solo llega a ser palabra cuando ha sido recibida y opera en el oyente. Por esta razon en muchas celebra- ciones hubo lecturas pero no Ilegé a haber Palabra de Dios. © Hay que captar la atencién del auditorio. Pero esta atencién no vendrd 15 despa 30 UTS rencton dele ean. hy legtiabra de Dios en su funcion Estas, wf iy aa celebracion ha contéel 4 wes. decity CUR otundade las coss,aunnetitto fp sy Gristiand & UM Teal YB UO ie de su propia gt Mersintonizad® oO” mente celebrant Palabra quienes estiman que a. Unviga nueva, que VE Jometida a la tension y al desg 2° vie ra la Palabra, de vevivir en ella, de restaurarse en 8 n, sting, la palabra, consecuencia de su car como tn defecto, POrave es neceat Himify acudiendo a recursos mas o mene olgactivo convertiria la celebracién en ie f, ureelebracion esté en que todos saben coder; €80 co se han reunido. El especticulo ¢, ‘erinesperado. Los Titos pueden deformarse en especticuly 2 suceder 10 contrario ipensemos ent 1a reposiciOn anual qc ironorio, en Tos festivales Pagnerianos en Bayreuth, en los Mig. ope en Tos Fes de nuestra época. Su créer ein, medievmjo un caracter ritual: Tou asistentes se convierten en ode fifo les ha dado un caret > a si mismos de nuevo alge. que esta en| lise aad y que hay que actualizar periddica I comer estereotipado del ito es esencia. Lane cesaria varie ol ear? gmbios en la estructura del ito; inode fa variacion de las lecturas (cada una de las cuales polariza el imico men- saje en torno a un ‘elemento 0 aspecto del mismo) ¥ de la vida de la co. sale ad fgue es cada vez nuevas ¥ OVI situacion vital cambiante modifi muni Mgemmina la efcacia de a palabra)- La multiplcidad de versiones biblicas 9 deseo de adaptacion nosha hecho olvidar la importancia de la fijeza del texto. La palabra como tal hecho ot itee:sinos llega siempre identica 8) mma graba en la me sierra se sobrepone a si misma una ¥ oir8 Yt y va estructurando nues tra ment Jo y el deseo de una co fidad. La incesante basqueda del senttd municacion inteligible pue un cierto racionalismo, de hacernos caer en {que eliminaria el poder poético de la palabra como tal. No celebramos e Spensamiento” de Dios sino su Palabra. Sin caer en un estructuralismo dogmatizante, hemos de admitir por Jo menos que el culto gira en torno dom anficantes objetivos. La unidad y la fijeza de los textns suscita a os sntidad de problemas pastorales que no podemos analizar ahora # La persona del lector es de suma importancia. El, mas que leer, dic. Su funcidn de lector lo compromete como persona y como creyente. Br soveer To que dice, y ademas parecerlo. Segin quién sea y aut testi peo dé en sa vida, la proclamacion restringiré o enriquecera la Palabre 16 esperan, Pa yat rato de sal eto 5 2 habitan io comentarios {os a cial temp [0 pe ‘Wyo, ovndo el lector ce alata aa iia spusnosevantama Una misma afirmacion, por ejemplo, “La caridad todo lo soporta” (1Cor 13,7), puede ser lefda por un Camilo Torres o por una buena sefiora que contribuye a obras benéficas: la palabra sera la misma, pero el mensaje que realmente llega a la asamblea es completamente distinto. El compro- miso cristiano del lector matiza la Palabra y ayuda a comprenderla en profundidad. YAENEL SIGLO II “Y el dia llamado del sol se tiene una reunién en un mismo sitio, de todos los que habitan en las ciudades o en los campos, y se leen los comentarios de los apéstoles o las escrituras de los profetas, mientras el tiempo lo permite. Luego, cuando el lector ha acabado, el que preside exhorta e incita de palabra a la imitacién de estas cosas excelsas. Después nos levantamos todos a una y recitamos oraciones” SAN JUSTINO, afio 150. De su “Apologia” I, 67. 7 4. SERVIDORES DE LA PALABRA O josé ALDAZABaL Un problema muy sentido hoy por los predicadores es el de la fidelidad , la Palabra biblica. Conocer qué quiere decir el pasaje concreto, “traduci. lo” en lenguaje inteligible a la comunidad. a) La homilia no es una predicacién libre, independiente. Es una pro. Jongacién de la lectura biblica. Es un servicio a la Palabra, que el predicador realiza humildemente en medio de la comunidad. La “diakonia tou Logou” de Hechos 6. La con. ciencia de “servidores de la Palabra’? que en Lucas es insistente ya desie el comienzo de su evangelio (Lc 1,2). No se trata tanto de lo que el pred. cador piensa y cree (‘‘gqué les voy a decir hoy?”), sino lo que nos pro- pone a todos la Palabra viviente de Dios (“qué nos dice hoy la Pale bra?”). Es obediencia, disponibilidad y acogida. Tanto el predicador co. mo los demas fieles se ponen a la escucha de la Palabra, como discipulos y creyentes. En general, no basta que se proclamen las Escrituras, que resuene en me- dio de la asamblea su lectura. Hace falta el servicio de la explicacién ho- milética. La Palabra no puede considerarse suficientemente proclamada hasta que es entendida por la comunidad como “Palabra dicha hoy para nosotros”. No es facil, por lo general, captar el mensaje biblico en pro- fundidad. Hay que ayudar a la asamblea en este proceso de asimilacion. Como lo hizo Cristo a los discipulos de Emais, explicandoles lo que las Escrituras habfan anunciado, empezando por Moisés y los profetas. 18 b) Y aqui empiezan las dificultades. Porque no siempre es facil saber qué dice el pasaje lefdo o cual es su mensaje central. La tarea de “tradu- cir” las categorias biblicas a la clave de valores entendidos y apreciados por la asamblea, es a veces muy ardua. Las dificultades vienen de muchas partes: © por la lejania del lenguaje biblico: gdice algo la Biblia al hombre secu- lar?, le cuenta cosas pasadas, de otra civilizacion; le habla desde una cos- movisién que hoy no se aguanta; los intereses y los problemas del cristia- no de hoy parecen ir por otros caminos ... © pero es que ademas, la evolucién de la exégesis actual hace que sobre el sentido concreto de muchos pasajes haya cierta confusién e incerti- dumbre; e la “historicidad” de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se entiende ahora de muy distinta manera, por ejemplo, en los libros del Pentateuco o los relatos del Exodo o los libros de Jonas, Job, las apariciones del Resucitado, etc. © crece la conviccién de que los libros biblicos, también los evangelios, estan escritos desde la fe y para la fe: o sea, con una intencion teoldgica, catequética, mas que histérica o biografica; y eso condiciona notable- mente su exégesis: el predicador deberia indagar en cada momento la in- tenci6n del autor y distinguir su mensaje de las formas de que se ha reves- tido; es, en cierto modo, un continuo trabajo de “desmitizacién” y tra- duccion. c) Para que su “servicio a la Palabra” sea eficaz, el predicador necesita conocer siempre mejor la Biblia y estar al dia en su interpretacion. No basta con lo que estudié en el Seminario. Una exégesis cuidadosa, guiada por los mejores autores, le ayudar a descifrar los géneros literarios del pasaje biblico y a concretar cual es el mensaje que Dios comunica a tra- vés de esa determinada lectura. Es tarea seria. E] predicador no sélo es un creyente, sino responsable de la fe de los demas. Debe “traducir” con exactitud, no a capricho o ligera- mente. Los fieles ya van teniendo una formacién biblica y son exigentes: se dan cuenta muchas veces si se les da una explicacién arcaica o demasia- do personal. Al empezar la lectura continuada de un libro, por ejemplo, el predicador debe hacer un esfuerzo por captar la lineas basicas de ese libro, la cone- xi6n de unas lecturas con otras, los criterios de la selecci6n, etc. d) Pero una cosa es la exégesis y otra la predicacién. La homilia no es 19 YF una clase, Su finalidad no es la comprensién cientifica, sino la exhorta. cién a poner en practica lo que la Palabra nos dice hoy. Las controversias y dudas de los estudiosos no tienen por qué pasar nece. sariamente a la homilfa. No porque el oyente no esté preparado o para no escandalizarle o porque haya que mantenerlo ignorante de la evoly. cién de la ciencia biblica. Sino porque la homilia tiene su finalidad y sy razon de ser. Lo otro puede quedar para los cursillos biblicos, las clases y conferencias, los circulos de estudio. La prudencia pastoral le debe sugerir al predicador el modo de “desmiti. ficar” y traducir el mensaje biblico. No se trata de tumbar la fe y las se. guridades de los fieles, ridiculizando las antiguas interpretaciones (que les ensefiamos nosotros mismos), por un prurito de aparecer modernos. Si en la exégesis misma se requiere prudencia, porque no todo esta claro y mu- chas explicaciones no son definitivas, mucho mas en la homilia. Aqui ya no se trata de prudencia sino de honradez. La homilia debe iluminar la vida con el mensaje revelado. No entretener con la problematica. En todo caso, si se tiene que corregir alguna vieja in- terpretacién, cosa que esta pasando con frecuencia, no es por el gusto de derrumbar, sino para construir otra nueva, mas conforme a la intencién biblica y mas profunda. Todos tenemos en la mente el ejemplo de los pri- meros capitulos del Génesis 0 las paginas de la infancia de Jesiis, con su evidente género midrashico, etc. A veces el estudio mds detenido de la exégesis biblica debe servir para que el predicador sepa qué no ha de decir, en qué aspectos no debe insis- tir, porque no son seguros, o porque no tienen ninguna importancia en la mente del escritor sagrado. El mensaje basico del libro de Jonas no de- pende tanto de si fue un episodio historico: hay que saber descubrir —hay estudios muy a mano— cual es la intencién del autor, y a lo mejor esta in- tencién aparece més eficaz si se trata de una “parabola” que si ha preten- dido un relato histérico. Lo importante es que el que va a ofrecer a la comunidad el servicio de su homilfa no se crea que lo sabe todo, sino que humildemente trate de des- cubrir, con ayuda de los mejores comentarios, el mensaje contenido en Jas lecturas del dia. Es el primer paso serio que debe existir en cada homilia. Transmitir lo que Dios dice: no lo que el predicador sabe decir, lo que le gusta a él, 0 lo que a los fieles les agrada oir. 5. EXEGESIS Y HOMILIA O JOAN LLoPIS La homilfa, en su calidad de “comentario litargico de la Escritura”, tiene particulares problemas. Las cuestiones exegéticas, sobre todo, repercuten de modo evidente en la predicacién homilética. El problema fundamental de la homilia coincide con el de la exégesis cientifica: gcémo interpretar correctamente los textos biblicos, en un caso proclamados en la celebracién, en el otro estudiados en el gabinete? Es un mismo problema de interpretaci6n, es una misma cuestion herme- néutica, pero la diversidad de motivaciones y de finalidades, en uno y otro caso, determina dos modos distintos de comentario exegético: el cientifico, cuyo objetivo fundamental es comprender mejor la Palabra de Dios contenida en la Biblia; el litargico, cuya meta es celebrar y vivir esta misma Palabra. a) Tanto la exégesis teologica como el comentario homilético pueden enfocarse desde distintos criterios interpretativos, que corresponden a otras tantas actitudes vitales ante la Sagrada Escritura. Sin creerla exhaus- tiva, me parece valida todavia la clasica enumeraci6n de las diversas inter- pretaciones —o sentidos— de la Biblia, contenida en la formula escolar del Medioevo: “Littera gesta docet, quid credas allegoria, moralis quid agas, quo tendas anagogia”. La interpretacion literal intenta descubrir el contenido objetivo de los hechos biblicos; la interpretacién alegérica quiere penetrar la significacién religiosa de las verdades reveladas; la mo- ral busca las normas orientadoras de la conducta obediente a la Palabra de Dios, y la anagégica desvela el sentido ultimo que esta Palabra tiene para el destino total del hombre. Es evidente que la exégesis cientifica es primariamente literal, pero si 21 se teotogiea, no puede prescindt dela dan, quire server ment egjerto modo SI Y conduce, Blech retaciones 8 io, ‘consiste en una exhortacion ¢ invitacion to fertco» OF Cetios ejemplos” US. Justin, Apologia 1,67}; esta 5. harienos ot08 DY Tye otras UES Mreerpretaciones, sin que pueda req '® enlali i wy sin que pueda prescindir del sentido literal ot se a una SO" ue e| comentaro homilético perfecto es aquel qu, Po. Seiamos afirmat di sa interpretacion cientifica literal, actualiza gu pi ris los oyentes a creerla, vivirla ah le eleva os osentes§ Dos ayatro sentidos dela Bscritura confy mofig cada ver MeO" En ‘ig “forma plenaria de fa predicacion” ole al homili, come cuz de transmision de Ta Palabra de Dios. ‘lia ti de caer en acentuaciones parei Ja homilfa tiene el peligro de cee A parciales iA esequiibran y desvian. Quisiera sefialar aqui tres de estas posites desviaciones que ypodrian coneretizar ‘el mal uso de la exégesis en la ho. milia: ¢ Interpretacion migico-iteral interpretacion literal de la Escritura puede entenderse de dos modos inten Segiin el primero, exégesis literal no es més que el esfuerzo por comprender lo que primaria y directamente quieren comunicamos los ha- giografos a través de la ‘eta de las Escrituras. Para lograrlo, hay que echar mano, naturalmente, de todos los recursos cientificos de interpre- tacion. Este primer sentido es correctisimo, y representa ‘un presupuesto indispensable para cualquier interpretacion mas profunda de la Biblia, El spretar la Biblia “al pie de la indispedo, en cambio, consiste en leer ¢ inte ‘sign eritica, ya que se funda en la con- Ietra”, sin ningan intento de revisi viecion de que todas las Escrituras, globalt tes, han sido directamente inspiradas por te sobrenatural y milagroso. Este tipo de interpretaci6n literal con las Escrituras. La homilfa debe desempefiar un papel de primer orden en la necesaria desmagizacién de la proclamacion de la Palabra de Dios, y para ello tiene que consistir, ante todo, en una clarificacion del sentido real de Jas peri- copas proclamadas, presentando el mensaje perenne de la Escritura en toda su transparencia y actualidad. En este esfuerzo de superar Ja com- ee magica e ingenua de la literalidad de la Escritura, hay que evitar See concepeion —que en el fondo también es magica” aso- amadetae| tne ae mas recientes y audaces, sobre todo vestigacion Pana hipdtesis de trabajo en el campo de Jain- Sree aie Mas alla de la [etra, sea lefda acriticamente, sea cir nalizada, debemos buscar el espiritu que realmente vivifica. 2 mente y en cada una de sus par- Dios de un modo absolutamen- duce a un tratamiento magico de © Interpretacién alegorizante En el intento de superacién del sentido meramente literal y de busqueda de un sentido mas pleno y espiritual, se debe evitar a toda costa el peligro del alegorismo. La interpretacién alegorica se basa en el presupuesto de que el sentido de las Escrituras no se agota en lo que el hagiégrafo queria comunicar ni en lo que directamente entiende el lector, sino que siempre dicen otra cosa, siempre manifiestan algo mas, porque la intencién divi- na, tltima inspiradora de la Biblia, supera necesariamente el alcance de los autores humanos. Lo malo no esta en este presupuesto, perfectamen- te admisible, sino en los excesos inevitables que trae consigo el esfuerzo de interpretacién alegérica cuando, en lugar de dejarse guiar por los indi- cios objetivos existentes en la misma letra de la Escritura, se abandona a toda suerte de fantasia subjetiva. La exégesis se convierte entonces en un juego imaginativo, enormemente peligroso, ya que representa una mani- pulacién de la Escritura mucho mas audaz que su utilizacién magica e ingenua. Hoy quizds estamos muy lejos de las exageraciones alegoristas de la es- cuela alejandrina, e incluso de las de san Agustin, con sus malabarismos numéricos, su insistencia en detalles insignificantes, su complacencia en armonias misteriosas. Pero no podemos afirmar que estemos exentos de un neoalegorismo, tanto més peligroso cuanto con mayor aparato cienti- fico se recubre. Por un lado, se advierte en algunos exegetas modemos ~ una preocupacién excesiva por descubrir en ciertos libros de la Biblia hs unas estructuras formales que obedecen a planes totalmente preconcebi- te ; i dos, segiin pautas que quiza mas existen en la mente del intérprete que en la del autor. O bien un interés desorbitante por sefalar corresponden- cias tematicas entre escritos enormemente separados en el tiempo y en la i mentalidad. Y por el otro lado, cada vez se va imponiendo mas una utili- ty zacién ideolégica de los libros santos, que, al estilo de ciertos manuales clasicos de teologia, se sirve de pasajes escrituristicos, sacados de su con- texto y artificialmente conectados entre si, con el fin de probar una tesis o de iculcar ideas u opiniones, que poco o nada tienen que ver con el mensaje biblico. @ Interpretacién moralista La orientacién practica y concreta que ha de tener la interpretacién de la Escritura no debe convertirla en mera busqueda de normas morales, que orienten en cada momento la actuaci6n practica del creyente. Si la Biblia no es una simple cronica, ni un tratado filoséfico o dogmatico, tampoco podemos considerarla como un mero manual de recetas morales. La aplicacién moral de la interpretacién de las Escrituras tiene que limi- tarse a hacernos descubrir el designio amoroso de Dios que, a lo largo de toda la historia de salvacién, ha comunicado su vida a los hombres. a 23 pesar do sus infidelidades ¥ pecados, y a levarnos ala Peay cq respuesta valida a la mniciativa amorosa de Dios Conclusion 4 suprema del creyente, Motor timo de su actuacion pret gt, ngett mos que los excesos moralizantes sean cosa de otros ti ctica, yg mot dad corremos el mismo riesgo cuando nos emmeg ceEPOS. Ey minar con la Palabra de Dios todas las situaciones praction, Tt Weter Individual como a escala comunitaria. Si lo entendemos 22 ato ant zo por encontrar soluciones concretas para todos nuestr; como un ae ao eo, por dictar normas de actuaci6n incluso en lo 708 Problema Y Politiog Io més probable es Pusquemos slo en 1a Palabra de Dios la justificacion d pperones o las armas para combatir a nuestros adversacit 2S prop la luz que disipe nuestros errores y la interpea ge? de ng 16n que no, og gin modo Sonvierta de nuestra cerraz6n y de nuestro egoismo, que, como en el caso de las construccione. | S ideolg c) PARA UNA RECTA UTILIZACION DE LA EXEGESIS La homilfa no debe basarse en una interpretacion Biblia, ni puramente alegorica, ni solamente Somat ramen iter de pi pucno de cada uno de estos tipos de exégesis, tiene que tenn Panda to buent 0 es decir, a ser totalizante ¥ conductora Parte denne “anagoRia ew to de las palabras proclamadas en la celebs a faogo guia a los oyentes hacia una asimilacion creyente elec, a hacia una celebracion laudatoria del hecho de la Palak ot Contenido, ae hacia una realizacion préctica de su fuerza vital, De eae con no, ¥ havique la Palabra de Dios, proclamada, celebrada y viva, ay due radicalmente tiene que ser: dadora del sentido iltimo ish : cia fiel. DALA PALABRA |ANUEL RAMOS 6. FIDELIDA oO ™ y adminis: Cristo n admi- mo siervos de se pide aw debemos ser considerados co mn, lo que east Pues. More rigs de Dios. Ahora bie fel” (Cor 41-2) ve fiaetidad, caracterition Secs det buen administrador, implicn € al rate palabra la necesidad de, tor Je Dios y sus destinatarios, 10 a de ong el ser movidos por el Esp! “ion ¥ Crimera de esas dimensiones: 1@ yritu, Vamos a in fidelidad a Ja Palabra. ios leva ala fe y @ Ja salvacion. Si en lugar extrafamnos de que no fructi! ie que, Estemos seat Poder a pedir cuentas, como a 24mm Tedores desle’ IM ios. Nos las pedira Dios mismo ¥ DOS las pe- dirin los hijo: eneficio somos administradores- como conseguir ser fieles a la Palabra? No hay duda de que la primera cedicion, indispensable, es due ‘comencemos por captarla con exactitud, Gor comprenderia, por hacemos Cargo de ella, Hl servicio que Dios espere Fal predicador no es el de un ‘runeionario de correos que lleva uh mensaje del Pie cerrado y 10 entrega asi ia estinatario. Se trata més bien de av ténticos mensajeros, de vhombres-mensaje”, como aquellos intrépidos, algunos de los cu Sido, que en circunstancias criticas han tenido que levar w gando fronteras policial- mente custodiadas, escrito corria evidente peligro de mernterceptado. Han de ser ellos mismos Tos que han de repetir personal sate el mensaje cuando logren llega, Per fin, a su destinatario. De abi que antes de partir a semejante misign todo esfuerzo les parezca poco han de transmitir, para comprender con para captar bien el mensaje que 25 la maxima exactitud posible cual es su sustancia y cuAles los pormen, mas 0 menos complementarios, dénde pone el énfasis el que los enyy los matices todos de lo que han de comunicar. wa, Pero se da ademas una circunstancia que complica y pone a prueba la f, delidad del mensajero, al mismo tiempo que lo hace mucho més imprer cindible. No bastara con que sea un mensajero personal, ha de ser bién intérprete. El mensaje que lleva debera ser traducido ala lengua de} destinatario. Y le corresponde a él mismo, al mensajero, realizar la tr. duccién. Naturalmente, no nos referimos solo a una traduccion de orden lingiifstico; es algo mucho mas complejo: es todo un entomo cultural, uy medio ambiente cada vez mas alejado de aquel en que la Palabra de Diog vivi6, por asi decirlo, sus primeras encarnaciones, a donde el ministro de la Palabra ha de llevarla. Todos sabemos algo de lo extraordinariamente dificil de realizar una traduccién al mismo tiempo viva y fiel. De ahi I, extraordinaria responsabilidad del ministro de la Palabra, que ha de ser, en una pieza, “hombre-mensaje”’ e ‘“intérprete”’. A la hora de pronunciar su mensaje ante el destinatario debera cuidar con esmero de que no se pierda ninguno de los “‘imponderables” de la Palabra, de suerte que pue- da ser reconocida como Palabra de Dios. Cualquier palabra, en efecto, es un fenémeno complejo; no es sdlo un contenido, sino un contenido en- carnado en unos determinados signos y pronunciado en un determinado tono. Ser fiel a la palabra no es s6lo ser fiel a su contenido desencarnado, sino ser fiel al fendmeno en su integral complejidad, a los signos que en- carnan el contenido, al tono, a la forma de hablar del que envia, a su ex- presiOn unica e irrepetible. En el caso del ministerio de la Palabra el men- sajero lo es de un mensaje muy “sui generis”: es un mensaje de invitacion suprema de amor, que ha de estar siempre presente, al menos como tras fondo, incluso en el caso de tener que restallar el létigo de una denuncia profética implacable. La fidelidad a la Palabra exigira, pues, incluso en esos momentos, dejar constancia de ese tono calido propio del amor, que nunca podra esconderse del todo si se actiia como verdadero profeta del que lo envio. Y es que, en el caso del ministerio de la Palabra, el mensaje no puede ser nunca totalmente extrinseco al mensajero. Este no puede ser solamente un cronista externo, desinteresado, respecto a aquello que comunica. Es el sentido mismo de la fe, de su propia fe, lo que ha de transmitir; por tanto, él mismo debera sentirse penetrado por ese sentido de la fe. No es solamente “hombre-mensaje” e “intérprete” en el sentido antes explica- do; es ademés “testigo” y “testigo comprometido”. Digdmoslo de una vez, el ministro de la Palabra habra de ser personalmente él mismo Pala- bra de Dios, acontecimiento salvifico en su vida. 26 7. EL LECCIONARIO ACTUAL JOSE M. BERNAL a) jHACE FALTA UN LECCIONARIO? En ciertos ambientes la cuestion se ha planteado de un modo radical, po- niendo en tela de juicio la conveniencia o no de leer la Biblia en las asam- bleas litargicas: la utilidad del leccionario biblico, en cuanto seleccion de un determinado niimero de perfcopas cuya lectura queda oficialmente distribuida y reglamentada a lo largo del afio liturgico. zNo hubiera sido mas oportuno dejar completamente a la iniciativa de los pastores y res- ponsables de las comunidades la tarea de seleccionar las lecturas biblicas? {No son ellos quienes mejor conocen la situacién real de sus iglesias con sus peculiares exigencias y necesidades? ,Por qué imponer desde arriba determinados ciclos de lectura o determinados temas que acaso quedan muy lejos de los intereses reales de la comunidad? Sin pretender con mi respuesta menospreciar la seriedad de las dificulta- des propuestas, creo poder abogar por la validez y conveniencia del lec- cionario. Ello por varios motivos: © El leccionario permite una presentacion mds objetiva de la palabra de Dios, sobre todo en los ciclos de lectura continuada, sin ceder a condi- cionamientos subjetivos o a gustos personales. ¢ Nos ofrece una lectura casi completa de la Biblia, sobre todo de los li- bros o pasajes mds relevantes. Ningun texto importante ha quedado olvi- dado o marginado. © Garantiza una coherente vinculacién de los textos y de los temas a la marcha o desarrollo del avo litirgico. Ello nos permite una visién global del misterio de Cristo, celebrado a lo largo del afio, desde distintas pers- pectivas biblicas tanto del Nuevo como del Antiguo Testamento. 27 @ Asegura una visién complementaria y coherente del Antiguo y dg Nuevo Testamento. © Nos permite permanecer fieles a la tradicién de la Iglesia, la cual 5, vinculado desde antiguo la lectura de algunos libros o textos del Ant y del Nuevo Testamento a determinados tiempos o fiestas del afio litiy, gico. © Nos facilita una rica seleccién de pericopas biblicas a utilizar en deter, minadas ocasiones (misas votivas) y en la celebracién de los sacramentos, 6) ,LECTURA “CONTINUADA” O LECTURA “TEMATICA”? Cuando hablamos de lectura ‘“‘continuada” ya se sabe a qué nos refer. mos. Se trata de abordar la lectura de un libro sagrado y de continuar dia tras dia siguiendo el orden del libro, saltando eventualmente ciertos fragmentos menos aptos para ser proclamados en la asamblea. En este caso algunos prefieren hablar de lectura “‘semi-continuada”. De hecho este sistema suele utilizarse con relativa frecuencia, a lo largo del afio, tanto en la eucaristia como en el oficio de lecturas. Pero no son pocas las voces que se manifiestan en contra de este sistema gPor qué someterse a la lectura disciplinada de un autor sagrado? ;Por qué no elegir en cada ocasién lo que mas convenga? ¢Por qué no seleccio- nar los diversos textos de lectura en funci6n de un tema previamente de. terminado? No debemos olvidar, a este respecto, el interés que viene des- pertando desde hace unos afios, sobre todo a nivel de grupos, las llamadas misas “de tema”: tendencia a construir el montaje de la celebracién euce- ristica a partir de ciertos motivos tematicos previamente establecidos, Eucaristia “tematica” y lectura “‘tematica” obedecen, sin duda, a un mis- mo tipo de sensibilidad y de inquietud. En esta reflexion deseo subrayar el interés positivo que ofrece la lectura “continuada”’ o “semi-continuada” de los libros sagrados. Para ser breve indicaré tres motivos: © No basta con retener y meditar ciertas frases 0 escenas més sobrest- lientes de la vida de Jess. Debemos situar sus palabras y sus gestos en el conjunto de su historia, en su propio contexto. Es decir, hay que dejar que la palabra de Dios se nos distribuya con el mismo ritmo y en el mis- mo orden con que ha sido escrita. No basta leer aisladamente estas 0 aquellas frases. Es preciso situarlas y apreciarlas en el interior de la misma vida de Jesas. La continuidad del evangelio pone de relieve los diversos elementos de su mensaje. © Es preciso ademas saborear la Escritura teniendo presente la sensibil dad personal y la profundidad religiosa de los testigos que nos narran los 28 (ROS Y Palabras de Jeng L testigos, enc en su pr hablar libremente, sin ig otro. Hay que dejar 2) 0 im, del Principio al fin, et 10 que nog fick inalmente, tratandose de las blo, de Pedro’ de Juan, 0 de te Bien ett0 global de las"? ° ‘ bien concretas: por Situacion Problemas de dociring Suscitados en ¢ sen f Paciente de la eante Podra pe, ja misma, Desde luego, nunca lg lect clusividad en la Titus fan tanto en las fiers, del juales y Votivas, han lo fue se colebra oa ig circuns En es0s casos versas lecturas, que ost BEXO de cones Me el motivo de seleccie Win wowunle lugar, 9 ha ow A, Wy C, 4 uullizar on el eg Hermitido uni lectura més abundant difioutiaden train la clue forma nse an Hn la distribucion de low texto “onion teeta pon fuorten dol alo litirgieo (Adviente tho flota Ta nlecelén de texton agneog cusreama y Hido propio de cada tiempo o de cada fines ble corrolacion entre las tres lecture, ey eubl Mamados per annum: continuada” de los evangelios, rT a cow; ¥ on el C, Lucas, Juan se lee preterenten ye Mateo y Pascua, Esta distribucion permite un aceent®e8 Neviad ie ios grandes testigos de la vida del Sefior, Durante oY enrique un tanto incoloros e indefinidos en cuanto « terssat’ S28 de done se elige en congonancia con el texto evangélice, he Primer et prension unitaria de los dos Testamentos, ” “W! 7Uda a unaee d) EL LECCIONARIO FERIAL En los dias ordinarios, entre semana, s6l. a , S6lo se leen dos k se toma del Antiguo Testamento o de los Escritos Apostansas lege da de los Evangelios. Hay que distinguir, sin embargo, la sistematizacié 8 > én de leet tiempos fuertes (Adviento, Cuaresma y Pascua) ont eats ) ¥ en el tiempo llamady Durante los tiempos fuertes el ciclo es ‘nico; pero las lecturas se eigen teniendo en cuenta las exigencias peculiares de cada uno de esos tiempos, Durante el resto del afio o tiempo “per annum” la primera lectura ha quedado sistematizada segtin un doble ciclo, uno para los ait impares (I) y otro para los pares (II). Las pericopas evangélicas, en cambio, om das de los Sin6pticos, se ajustan a un ciclo tnico. Tanto la primera como la segunda lectura se presentan de forma continuada, permitiendo une corrido casi completo de los libros sagrados y ofreciendo a la asambleals lectura de los pasajes mas significativos. e) EL LECCIONARIO DEL SANTORAL Y DE LAS MISAS VOTIVAS iestas de los santos es doble: uno propio, y oto El leccionario para las fi comin. tos de . . jones textos En el propio de los santos se han sefalado en algunas ocasiones 30 lectura propios. Eso ocurre cuando se cuenta con pericopas biblicas que aluden directamente al santo. En otras ocasiones se sugiere el uso de una lectura contenida en el comin, cuando se trata de textos que iluminan o interpretan el carisma propio de un determinado santo. En todos estos casos, si se trata de solemnidades y fiestas, o de memorias con textos pro- pios, el uso de tales lecturas es obligatorio. En los demas casos es preferi- ble proseguir la lectura continuada del ciclo ferial a fin de no perder el ritmo progresivo del libro que se esta leyendo, a no ser que la sensibilidad o devocién especial de una determinada comunidad aconseje seleccionar las lecturas en funcién del santo que se conmemora. Respecto a las lecturas previstas para el comtin de los santos y para las misas votivas, rituales o “ad diversa” sdlo he de decir que ofrecen una es- tupenda seleccién de textos distribuidos en atencién a los distintos caris- mas que caracterizan la diversa personalidad de los santos, o en atencion a las diversas circunstancias o momentos sacramentales de la vida cristia- na. El uso de tales lecturas deber regularse teniendo muy en cuenta las necesidades pastorales de las diversas comunidades, y respetando siempre el caracter preferencial de los ciclos de lectura en los tiempos fuertes. Me parece importante volver a insistir en la necesidad de respetar el ritmo re- gular de la lectura continuada o semi-continuada del ciclo ferial “per annum” si se quiere conseguir un acercamiento profundo a la palabra de Dios tal como ha sido plasmada en los libros sagrados. 31 g. COMO NO USAR EL LECCIONARIO PERE TEN, ionum Missee”, publicado en 1969 por la Sagrada Congrega wulto divino, es uno de los elementos mis preciosos an ‘blia y Liturgia, propia de la renovacion actual de la El “Ordo Lecti cin para el culto d conjuncién entre Bil gia, propia i .reia de estos altimos afios ha confirmado plenamente bfan puesto en esta nueva distribucion de las pe. Jas esperanzas que se hal e . u las expetsblieas, desde el punto de vista de Ia variedad, riquota de mat ‘ces en la presentacion de la fe, acercamiento al Antiguo Testamento, res. cose? an del sentido de los Salmos, entrada masiva, en fin, de las Escr jan la liturgia de la Palabra, segiin el deseo conciliar: “una mesa bien provista!” [Const. Sacrosanctum Concilium, n.51). Sin embargo, hay que reconocer que la experimentacion esta todavia en sus comienzos, y que las posibilidades del nuevo Leccionario estan lejos de poder ser consideradas como plenamente desarrolladas. Una serie de prejuicios, en efecto, limita con facilidad las perspectivas de los responsa- bles de la homilia. He ahi algunos: clusiva a la pertcopa evangélica en el momento de pre- parar la homilia. Con ello se pierde de vista muchas veces Ja orientacion de la pericopa en el leccionario, cosa que facilmente se podria obtener con una referencia al texto del Antiguo Testamento, completado —muchas veces— con el salmo responsorial, encargados precisamente de subrayar un aspecto del evangelio. a) La atencion ex b) La preocupacién por enlazar todas las pericopas de un domingo bajo 32 un tema comun, cuando, en realidad, muchas veces este tema no existe; la consecuencia es, normalmente, que la homilfa se convierte en la expo- sicion de un punto sistematico, con citas de las lecturas. c) La costumbre de predicar solamente a partir del evangelio, o de esco- ger indistintamente entre las tres lecturas, sin continuidad. Esto, ademas de dar pie al subjetivismo del predicador, limita la riqueza del contenido de la predicacién, y hace perder el sentido de la continuidad en una lec- tura seguida; p.ej. en los domingos “per annum”, conviene ser fiel al prin- cipio de la lectura continua, y no pasar, de un domingo a otro, a comen- tar ora la pericopa evangélica, ora la lectura apostdlica; con ello se perde- ria el sentido del conjunto. d) El principio de tomar pericopas enteras, sin tener en cuenta el valor que pueda tener la explicacion de una simple frase; p.ej. de la respuesta del salmo, de una afirmacion del Apéstol, de una sentencia de Jesiis, de un proverbio, etc... Asi, también, el no advertir suficientemente las carac- teristicas de una perfcopa en comparacién con la siguiente y precipitar el comentario en lugar de cefiirlo, con lo cual se tiene después la impresion de que “ya esta todo dicho”; p.ej., las parabolas de Lucas sobre la ora- cion, los textos de Pablo a los Romanos sobre la justificacién por la fe, ete. e) El olvido de la situacién litirgica de las pericopas, y en general de la estructura del leccionario: tiempos fuertes, conexiones, lecturas conti- nuas, etc. Esto hace perder una gran cantidad de matices, y empobrece la educacién biblica y litargica. Todos estos prejuicios y limitaciones pueden mermar considerablemente las ventajas del nuevo Ordo lectionum; de ahi la conveniencia de un estu- dio detallado de cada ciclo, con una visién de conjunto de las pericopas, de las Ifneas de lectura continuada, y, sobre todo, de las caracteristicas del evangelio —o evangelios— propios de cada ciclo: Mateo en el A, Mar- cos y Juan en el B, Lucas en el C (aparte la presencia de Juan durante Cuaresma y Pascua). PREDICAR A LOS NINOS “No hay dafio ma (Lutero). Estas diez reg dienst”, 0. 3 yyor en Ia cristiandad que el descuida ida 108 iho Jas para la predicacién a los nifios I ide 197, el conocido liturgista alemdn Ba £m “Gott, sar Fi Fischer 1. Si en una comunidad cristiana, ® los nifios que participan en |; no les dirige nunca la palabra ‘el presidente-predicador, no se la Misa domin fila se tome en serio la misién pastoral. Misién que ahora més doen decir que cil dada @ 1a comunidad, dados los cambios ave ha able oe Te een y escolar. en el clima fan, 2. La predicacion a 108 nifios, / con mayor razén que la de adultos, esta b ‘que puede siempre —sobre todo en ay iyi” 2 Faidlogo. Su gran ventaja es Gin convertirse en diélogo real intro, A la homilia dirigida a nifios e corresponds an pore de jovi si 3 ey un toque de humor: una atméstera i Cea neat aL on ‘ sites igar, sf, pero evitando una constante moralizacién. ede aimary G0 ae a a nilfios debe saber narrar con lenguale ada ‘ aptado set relato que ya se ha leido en la Biblia, Pero oe “ie fos santos 0 de [a vida diaria. Aunque en be dde una narracion. ‘ahomila ido, debe aparecer como tal, no ; |, 0 como ‘ble. Claro que son legitimas también ome gos libres, pero que se puedan pad 4, El que predica todo cuando resum narra algo de la historia ho deber ia desarrollarse mas ra como suce Jato hist6rico crett ‘comparaciones 0 apdlos 5. Lo que se nal sino como un rel nes personales, las como tales. 6. El que predica a nifios no es preciso que se limite al vocabulario activo de lx niffos. Lo que no tiene que traspasar es st vocabulario pasivo, No puede hablar Como a universitarios, y tampoco como & parvulos. * 7. Al hablar @ nifios hay que preferir siempre Jo concreto @ lo abstracto, la vor tiva a la pasiva, el verbo al sustantivo, el tiempo perfecto al impertecto, el lengueje directo al indirecto. ue haber ninguna homilia a nifios Ja Eucaristia que va a seguir. 1a predicacion a los nifios es el comunicarles amor a Cristo Jess. 8. No tendria a en la Misa que no establezcae! Jazo de unién con 9. El objetivo de I hay en la fe yenel 10. Para el éxito de esta predicac Espiritu que habla desde el pred Y entre los factores humanos, el P' ‘ame a los nifios: a estos nifios coner ellos. toda [a alegria ue cién, es decisivo un protagonista el Espirit a reador y el que habita en el corazin de os ris rincipal, et imprescindlble, es ave predicador retos, hasta el ultimo y et mas ‘nsignficante alegria ge spiritu, 8 fos iis redicadr ficante dt (CON SERVO 10 ___A LA ASAMBLEA 9, APLICACION DE LA PALABRA AL “HOY” Y “AQUI” 1 José ALDAZABAL sia es la sogunda dimension de la bomilfa: la “mirada” ES de haber leido el pass, Be a eal volun erapent 1 tablanes puss os rucara presenca, sea cumplido este pasae re ia ste es el aspecto “profético” dela hom: Este nos dice Hoy Ia Palabra: cémo se ie a aussie vida — lo ae fia de Ia Salvacion continGa: Ia Palabra salvadora ‘ie Dios, aus a esces¥ ser Cristo, sigue interpelando con fuerza a cada grnertcion, siemp es siempre evidente Ia dieccion de este impacto: Te bemilia debs Pero oe qcubria, Ayuda aque el go7o, la esperanza In demuna de ayuda» fque a lumina ls Ceunsianiascoereas que vivo a ta Palabra se mire al espejo de Ia Palabra y acepte 7 a su acogida. “La predicacion sacerdotal, que en las circunstancias actuales del mundo “Da pron raras veces difillisima, para que mejor musi « lawaiaiaa’aa resulta reg no debe exponer la Palabra de Dios solo de modo general y los over sno aplicar a las circunstancias conerelas de la vida la verdad eenno del Evangelio” [Presbyt Ord, 4). Bl mejor éxito de su ministerio Jo consigue el predicador cuando contri- uye a que la Palabra salvadora de Dios resuene en Esta asamblea como prvtra viva dicha wo con toda su fuera de juicio y de gozo. Porque el Dios que hablo es el que habla. Y su Palabra no puede resonar en vano. zs eat ala vida”, el Predicador: era la asamblea: sus circu concer en sinvonia on la Se fntgual que ha reflexionado soe mts, jobre los aspectos en que esa Pal re que #e Que probablemente serin qig® Mie una comunidad de monjas stints mrroquia en 1a misa de dos, a " tory una Pé he ‘ ratar la “‘chispa” del eney to ge er Conbign ser fie! 218 ‘comunidad y aq. entre 108 Ue debe § aa vida el mensaje biblico, deb aplcar a fo siempre el aspecto de Tas tata nuestra. moral, sino fundament: attr 6lo ension del Misterio, de la vida, me omPtquetios matices de la vida, sino dein “plan de ‘vida’, nuestro proyecto existencig) inten lan el tono de la Lectura, debera ser anu, hes endvris bien “dogma” que moral ‘ungeeae en Noon del Misterio,Cxeirs ne respuesta vital ee homilia reiter: jamente moralizante puede empobrecert” rasajes de 1a Palabra biblica. etl 4n lo harfa si fuera superficial 0 se quedara en log aplicar ala vida la lectura proclamada. }; seubrir, no 10s detalles ni las anéedotas propia det” desewincencion fundamental del Pasaje, para ine das histories. Serén, por ejemplo, las actitudes hun, juzgadss, alabadas © condenadas en el pasa, ola intervenciny wrios de] obrar de Dios. Cudntas veces, al oir determinadas honilis, que se ha puesto en primer término un aspety Vida, nuestra ys afecta nas, crite siente uno el temor de i que no tenia ningin relieve en la mente del escritor biblico: {qué impe. tancia tiene el orden de Jas apariciones, al hablar de la Resurreceién;ob | martirio de Juan el Bautista? moralidad del baile, en ¢! d) Los hecho: de vida que la homilfa debe tener presentes, alahorace exhortar y edificar ala comunidad, son variadisimos: Jos problemas del humanidad entera, los intereses Y Jas aspiraciones de nuestra generaia, Jos acontecimientos de la Iglesia universal y de la comunidad local, lose iliar y profesor! ~ mas candentes del propio pais, la vida personal, fami {Puede una homilia olvidar la palpitacion de la historia? Todo elo como tema de una conferencia o para resolver dichos problemas como realidades vivenciales que son iluminadas por la Palabra sav que Dios dirige a sus creyentes. 36 > ralmente que también la politica, como reali oy Natjanos viven se realidad guiados por la Palabra de Dios heen 108 fos & refugiarse en una escatologfa lejana, sino a compr. eon ftadOs 8s en la sociedad. La homilia cumple el magnifice y cited roféticamente” sus actitudes y actu: ifico y diffcil de la Palabra. No puede renunciar a estos Eapectaed segtin mas di- M8 es de su ministerio- ocumento “La Iglesia y la comunidad politica” del Epi nf @ 1973, reafirma plenamente, sobre todo en nae ea ado Espa- mrrigacion, vez que dificultad, que tienen los ministros de ik poe obi yealaar ete Servicie de aplicacién de la Palabra bibli Pistia con pistorica concreta que vivimos. (Cfr. su texto en el n° 13 fA situa. dossier): hese pa nadie se le oculta que si en algan momento hace falta equilibric io, es cisamente en una homilia litargica. Para no hi perso ales, sino servir a la Palabra. Para no envatiae: uvilaterion eae perora direccion. Antes hablabamos dal tono demasiado moralizants ing podria aplicar también al tema socio-politico En le aris Pomilética el criterio ‘céntrico debe ser siempre la Palabra omarion homina nuestra Vida Y la que provoca nuestra respuesta de Ree aae aumvromiso. Lo que hace el ministro, con humildad y c annem deeds ‘on autosuficiencia irdnica o demagégica aes “dent escucha de esa Palabra y ayudar alos demés a Stender sus im- in escamotear su fuerza contestataria y a covieencn as . Pero plicaciones. sin ‘convertirla tampoco en un latiguillo social ni en un mitin. 37 10, FIDELIDAD AL OYENt, O Manu EL Ry es tes a proposito de la fidelidad a la Pal Cusfaree ahi, como en una Mere contemplacion estéticas wa Pu Gesignio de Dios que es la ‘salvacion del hombre mediante |, febe ten wi i ‘algunos hombres ministros de su Palabra ct Pe, os nace fas como 0 etvi0 a Su Hilo, para con loves | mundo se salve por él. La fidelidad al decor Ba, sino para Sica en el ministo la necesidad de tomar en sii ah oP ue es enviado, ¥ dirigirse a él, Mlevarle su mensaje, no eas am ie ortan sus ovejas, sino como el buss f= a Scelariado, a quien no le impol que las tiene como suyas y est dispuesto a dar su vida por elas, la Palabra habré de comenzar paradji sino por ieM oan fecem harjal detuaime es \ ee fo comprenderlo. Tendra necesdad de mea | P mdr necesidad de spe, \e antiques Cuanto dijimos an' sino para que Por eso, el ministro de mision, no por hablar, Intentara conocer! mensaje. coed, ner enguaje, su mundo, a fin de poder ses un intérprete ati. 7 a, Smplica un acercamiento, una proximidad de persona crema aie oS YOU" pre recido a una “encamacion”. ee | a ils © revela . oe : tacto, debera caer en la cuenta de las difts | vo wi algun para im Una vez logrado este con! des que tiene ese destinatario concreto del mensaje, el hombre dem gexponente de f oes igs, inmerso en nuestra sociedad, primero Para entender elem, | \ ogi ‘alec op ealvacian, Endo | |" deque esta He dew precisamente pero ademas, para aceptarlo como mensaje concreto de proponer Ja Palabra el ministro debera ser consciente deus conetje dificultades para la inteligencia misma el mensaje, proves | vei exblecer una in de mil factores, de la falta, quiza, de suficiente formacion religiost@ canteimientos, Solo a | er tinatario, de los prejuicios acurnulados, de la propaganda ites. | sede apa caer en la cuenta, igualmente, de otra serie de dificultades pan! ub la aceptacion de la Palabra, provenientes algunas de sus propias debiliat y pasiones, pero otras de nuestras debilidades e inconsecuencias, dem 38 ya incorrecta presentacion, tal vez fria e inmisericorde, del mensaje transformador que portamos. Habra que devolver al hombre que nos es- cucha, en no pocas ocasiones, la confianza en nuestro respeto a su digni- dad personal y a su libertad. De esta forma, sin prisas y sin pausas, con infinita paciencia, con delica- deza, “como una madre cuida de sus hijos” (1Tes 2,7), el ministro de la Palabra cumpliré con el deber supremo de fidelidad para con aquellos a quienes ha sido enviado. éLECTURAS NO BIBLICAS? éPor qué leer sdlo la Escritura en las celebraciones liturgicas? éPor que no leer otro tipo de escritos no biblicos? Algunos incluso sugieren la posibilidad de leer en la asamblea las noticias de prensa. A estas sugerencias yo responderia, en primer lugar, diciendo que la Iglesia, desde antiguo, ha utilizado lecturas no biblicas en el ofi- cio nocturno. Es ya un precedente. Pero hay més todavia. Si es cierto que Dios se revela en la vida y en los acontecimientos, no veo raz6n alguna para impedir la posibilidad de leer todo aquello que es exponente de la vida. Pero con una condicion. Es decir, a condicién de que esta lectura no sustituya la lectura de la Biblia. Ha de ser precisamente la Escritura el criterio mediador que nos permita establecer una interpretaci6n cristiana de la vida y de los acontecimientos. Sdlo a la luz del plan de Dios, revelado en Jesus, es posible descubrir la presencia divina en el acontecer del mundo. J.M. BERNAL

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