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Querida Aleja…

He dejado que mis palabras sean el instrumento que exprese lo que pienso y extraño de ti.

He conocido muchos caminos en la vida pero ninguno con una sonrisa tan tierna y cálida
como la que florece cada amanecer en ti. Recordarte es empezar a vivir de nuevo, sin
tristezas, días malos o lagrimas que como la lluvia, derraman el alma, porque tu recuerdo
es poesía, es alegría y es la pasión que enciende corazones y le da paz a cada respiración
cuando las horas parecen interminables.

Tu vida es mundo de aventura donde en cada paso o kilómetro recorrido dejas tu esencia
y el amor por lo desconocido, amor por la naturaleza en su máxima expresión y amor por
lo que sientes al cerrar tus ojos, pues al abrirlos empiezas a vivir.

Siempre había pensado que la naturaleza es vida y es muy hermosa, pero el haberte
conocido ha cambiado mi humilde opinión, el verte, sentirte y extrañarte, le da vida a cada
segundo de mi tiempo, a cada latido de alegría y a cada suspiro que elevo al cielo tratando
de encontrar tu respiración y hacerla mía

Siempre fuimos pequeños detalles como miradas sin palabras, abrazos más allá de lo físico
y choclitos con arequipe que endulzaban el momento y a nuestro corazón. Creo que nunca
más me sabrán igual, pues lo especial y delicioso éramos tú y yo juntos y el amor que
atreves de ti era poesía y en mi tan solo una ilusión.

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