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El Rico Insensato

Le dijo uno de la multitud:

Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.


Pero él le dijo:
—Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
Y les dijo:
—Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los
bienes que posee.
También les refirió una parábola, diciendo: «La heredad de un hombre rico había producido mucho.
Y él pensaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?” Y dijo:
“Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis
bienes; y diré a mi alma: muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come,
bebe y regocíjate.’”
Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién
será?”
Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios.

Uno de los presentes le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.» El le
respondió: «¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?» Y añadió:
«Guardaos muy bien de toda codicia, porque las riquezas no garantizan la vida de un hombre, por
muchas que tenga.»
Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron una abundante cosecha; y
pensaba para sus adentros: '¿Qué haré ahora, si no tengo dónde almacenar todo el grano?'
Entonces se dijo: 'Ya sé lo que voy a hacer. Demoleré mis graneros y edificaré otros más grandes;
almacenaré allí todo mi trigo y mis bienes, y me diré: Ahora ya tienes abundantes bienes en reserva
para muchos años. Descansa, come, bebe y banquetea.' Pero Dios le dijo: '¡Que necio eres! Esta
misma noche te reclamarán la vida. ¿Para quién será entonces todo lo que has preparado?' Así es
el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.»

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