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IMPRESIONES DE UN OBSERVADOR
ENTRE LA CRÓNICA Y EL ANÁLISIS
1 . Observaciones generales.
1. El Sínodo ha dedicado 13 Congregaciones generales, de las 30 de que
ha constado, a la "Disceptatio generalis in aula", es decir, a la exposición de
intervenciones personales. 215 miembros del Sínodo, de los 236 asistentes 1
hablaron, durante los 8-10 minutos que se les concedían, en el aula sinodal.
Esto quiere decir que la práctica totalidad de los participantes como miembros
han hecho uso de la palabra y han ofrecido su opinión sobre el tema. Este
dato se acrecienta si se añaden las 26 aportaciones entregadas por escrito 2 •
El clima de participación ha sido, pues, altísimo, lo que denota, sin duda, el
gran interés de todos los Padres por el tema objeto del Sínodo.
Esta metodología desarrolla un altísimo grado de comunión. Y éste es el
valor eclesial fundamental del Sínodo, que lo convierte en una realización con-
creta de la comunión de los obispos entre sí y con el Papa, que ha asistido a
todas las sesiones y ha escuchado con visible interés, según los observadores
directos, todas las intervenciones. Es este valor el que con mayor complacen-
cia ha subrayado y comentado el propio Juan Pablo II en el discurso de clau-
sura (cf. el texto más arriba, pp. 337-342).
2. Estas 13 Congregaciones generales, a las que hay que añadir otras tres
más dedicadas a "auditiones", con 18 intervenciones de 20 minutos de algunos
de los "expertos", ayudantes de la Secretaría y auditores 3 ha convertido la pri-
mera parte del Sínodo, y la más extensa, desde el día 2 de octubre hasta el
1. Los miembros del Sínodo eran 238, pero han asistido solo 236.
2. La mayor parte de las intervenciones por escrito son de Padres que intervinieron tam-
bién oralmente.
3. Los "auditores" han sido 43, de ellos 7 seglares, incluido un matrimonio. Mujeres han
sido, 7, 3 seglares, las demás superioras de Congregaciones religiosas. Implicados en la for-
mación sacerdotal 20, la mayor parte rectores de seminarios mayores. Los demás han sido o
profesores de teología, o directores de vocaciones, o superiores de Congregaciones e Institu-
tos religiosos.
• La primera "Auditio", tenida en la. Sil Congregación general, el día 4 de octubre por la
tarde, fue sobre las vocaciones. Intervinieron el matrimonio Jacques y Anne Gagey, profeso-
res de psicología en la Universidad Jussieu, de Paris, con su testimonio sobre "ser padre y
madre de sacerdotes"; B. Ravbar, párroco en la diócesis de Joper (Yugoslavia), que habló de
la "parroquia y las vocaciones"; J.D. Ajinjo, rector del seminario menor de Akure (Nigeria),
sobre "el seminario menor: una fuente de vocaciones en Nigeria"; G. Gizzerio, presidente del
Serra Club internacional, sobre "los laicos y la promoción de vocaciones sacerdotales". Inter-
vino también T. Costello, profesor de teología y psicología pastoral en el seminario teológico
de los Maristas de Nueva Zelanda, ayudante del secretario especial, sobre el tema "el discer-
nimiento de la vocación sacerdotal".
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 365
La segunda "auditio" tuvo lugar en la Congregación 12, el día 8 de octubre por la tarde.
El tema fue la "formación al sacerdocio". Intervinieron W. Slonka, ayudante del secretario
especial, profesor de teología y espiritualidad en la Universidad católica de Lubelski (Polonia),
sobre "la espiritualidad del clero"; D. Murray, rector del seminario de Philadelphia; (USA),
sobre "un año de espiritualidad como parte del programa de la formación del seminarista al
sacerdocio"; E. Jiménez Esquive!, ayudante también del secretario especial, prefecto de filo-
sofía en el Centro de Estudios de los Legionarios de Cristo (México), sobre "el estudio de la
filosofía y la formación sacerdotal"; V. Adjanohoum, rector del seminario mayor de Ouidah
(Benin), sobre la "formación integral en el Seminario"; P.E.C. Tjeng, rector del seminario
mayor regional de Seúl (Corea) sobre "la formación del seminarista en el contexto de una uni-
versidad católica"; W. lppolt, vicerrector del seminario mayor de Erfurt (Alemania del Este),
sobre "el seminario en la nueva situación de Alemania".
La "Auditio" tercera tuvo lugar el 12 de octubre, en la 1O Congregación general y se cen-
tró en la formación permanente. Hablaron K. Hillenbrand, ayudante del secretario especial,
rector del seminario mayor de Würzburg (Alemania) sobre "la formación sacerdotal como
tarea permanente"; los auditores S. Cola, responsable de formación permanente de los sacer-
dotes del movimiento de los Focolaris, sobre "asociaciones y fraternidad y presbiteral"; E.
Suela, Director de vocaciones en Filipinas, sobre "formación permanente y ministerio para el
afianzamiento de las vocaciones"; la señora J. Guinden, psicóloga (Canadá), sobre "cómo
enfrentar el stress en la vida del sacerdote"; J. Mantejka, profesor en la Facultad de Teología
de Praga (Checoeslovaquia, sobre "la formación permanente y la pastoral"; finalmente, y en
nombre de los sacerdotes jóvenes, intervino el ayudante de la secretaría general del Sínodo
A. Crespo, de la diócesis de Málaga (España), sobre "las expectativas de los sacerdotes jóve-
nes".
366 L. Rubio Morán
2. Observaciones estadísticas
Teniendo en cuenta las observaciones generales anteriores, podemos
pasar a otro tipo de consideraciones más particularizadas. Y, en primer lugar,
impresiones que proceden de una observación estadística elemental.
1. Ofrezco un cuadro estadístico de las intervenciones. En la coordenada
vertical se indica el origen geográfico o eclesial de los miembros del Sínodo,
es decir, el título por el que participan en el Sínodo, por el orden en que apare-
cen en la relación oficial de la Secretaría del mismo. En la horizontal, se halla
el tema o aspecto tratado, según los capítulos del lnstrumentum Laboris, al
que varias intervenciones hacen referencia expresa y que hay que suponer, no
obstante lo dicho hace un momento, que habrá sido el marco de referencia de
todas.
La primera columna vertical indica el número total de miembros del Sínodo
de la procedencia respectiva. En las demás columnas, los números se refieren
a las intervenciones sobre ese aspecto o capítulo teniendo en cuenta también
aquí la clasificación por materias tal como la hemos presentado más arriba en
este volumen (et. pp. 159-289). La referencia, pues, no es aquí el número total
de Padres, sino la columna última, en que se ofrece el total de intervenciones
por cada tema o aspecto 4 •
4. La mayor parte de las intervenciones de los Padres han tratado varios aspectos o
temas. Se hallan incluidas, por lo mismo, en los diversos temas abordados.
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 367
5. Aquí, como en los puntos siguientes, señalamos solo los tres datos extremos, tanto
por arriba como por abajo.
368 L. Rubio Morán
6. Éste es siempre el punto de partida en todas las Ratio y Planes de formación, tanto
romanas como nacionales. Puede verse, por ejemplo, la Ratio romana de 1985, n2 3: de
notione sacerdotii. catholici tanquam fine sacerdotalis educationis proprio. En el Plan español
de 1986, el capítulo II se titula: "finalidad de la formación sacerdotal" y en él se trata de "la for-
mación de pastores", como la razón de ser del seminario mayor y se expone, como el marco
de referencia y objetivo último de toda la formación de los presbíteros, "la identidad y espiri-
tualidad del presbítero diocesano secular en su a) vocación-consagración-misión; b) en su
ministerio "de la palabra, de la santificación y culto, de la comunión eclesial", c ) ~ s rela;
CiQDe~J,pecíficas,,con.•el Qbisr,o/_,~911el.• presbiterio, 99.fl .la 9qm~nid~t~ri,stian.~'. cciñ'.e. L
muiiao. · · ··'"··· -
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 369
dos, todos los cuales han elaborado sus planes de formación. Esto hubiera ilu-
minado a todos sobre las inquietudes y las opciones formativas, sobre los
caminos emprendidos que han tenido éxito, sobre las direcciones equivoca-
das, sobre las líneas que ofrecen futuro. Con todo ello el Sínodo hubiera podi-
do discernir lo que hay de común, lo adecuado a los nuevos tiempos, lo ya
avalado por la experiencia. Esta falta de información de experiencias formati-
vas es otro de los factores por el que, a mi entender, los que han seguido el
Sínodo desde fuera y no han gozado, por lo mismo, de sus emociones interio-
res, comenzaron también a perder interés en su desarrollo, a verlo alejado de
la vida concreta y, por lo mismo, de las preocupaciones de quienes se ocupan
=
en la actualidad de la formaci6n sacerdotal.
3.2. El tema de la "identidad y '!]}sión ,<J§Ls.;;1..c;J;.l<i..Qt~.Y.•.SU..espirilYl!llgad" ha
sido el~TffúrñeroTotaíde intervenciones. Ningún grupo ha dejado
de abordarlo.
~s inten,encio~un..descr.ibir-1 .ide~t~e..la..espir~~
tualidad, pero existe uria amplia y pr9f1,1nda convergencia,. · ~convicción
de gy§-.Tá ~~iritualidad se·c:1eriva' de la identidCl._d,-1:)S la otra cara, la existencial,
de la misma identidad.
En la descripción de la identidad se advierte una variada gama de pers-
pectivas y de acentos: junto a lo mistérico, ontológico y sacramental se coloca
lo existencial y lo ministerial, las funciones o actuaciones; junto a lo "sacerdo-
tal", lo "presbiteral" ..
~ be ~1¿i,g9.,J?,rirnª~do '9..9,ri~!<>!cSgic,o sobreJo ecles.lQ!égJco,Jo "sacerdo- } )
tal" sobre lo "pastoral", lo "eucarístico-sacramental (sacerdotal) sobre la pala- .
bra (profeta) y sobre lo relacional y organizativo (rey).
Las intervenciones se mueven con relativa facilidad afirmando elementos
o aspectos, yuxtaponiéndolos, incluso exponiendo su complementariedad (por
ejemplo, entre lo cristológico y lo eclesiológico o ministerial). Sólo algunas,
muy pocas, han intentado una descripción armónica, una visión sintética global
a partir de algún núcleo vertebrador de la teología del ministerio ordenado 9 •
9, Este aspecto de los acentos teológicos deberá ser objeto de profundización en estu-
dios o comentarios posteriores, haciendo, por ejemplo, un análisis del lenguaje. A simple vista
se advierte que ha prevalecido el vocabulario sacerdotal (sacerdote-sacerdocio) sobre el ya
más frecuente en la reflexión teológico-espiritual más reciente que prefiere la terminología
"ministerio presbiteral-presbíteros", o "pastor-pastoreo-pastoreitas", más en consonancia con
las perspectivas del nuevo testamento, que, como es sabido, evita aquél y privilegia estos
últimos. A este respecto puede verse mi estudio del vocabulario empleado en el Plan de for-
mación español, donde lo "presbiteral" ha desplazado ya casi totalmente a lo "sacerdotal", en
El ministerio presbiteral: perspectivas y acentos teológicos según el nuevo Plan de formación
para los seminarios mayores, en el volum®-,Peffflaf-pr-esbíteros.hoy,,..S,alJlioarios 34 (1~88)
17-41, especialmente pp. 17-22. 26-27. 36-4LVéase también la anotación en la misma línea
del Card. Moreira Neves en la 'Rélációña'ñies' de la discusión, en este volumen, p. 136.
372 L Rubio Morán
1O. Véase la diferencia con el planteamiento del Plan de formación español especial-
mente sensible a la dimensión eclesial del ministerio presbiteral y a su vertiente de relaciona-
lidad (et. nn. 64-70. 72. 74, 85-89) y las perspectivas del Congreso de espiritualidad sacerdo-
tal celebrado en España en septiembre de 1989, con su insistencia en la múltiple
relacionalidad del presbítero y en la espiritualidad que procede del ejercicio mismo del minis-
terio, en los estudios de L. Trujillo y del Card. C. M. Martini, Espiritualidad sacerdotal. Congre-
so, Edice Madrid 1989, pp. 121-171 y 173-191 respectivamente.
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 373
uno de Asia, uno de Portugal y uno de México) y sólo dos intervenciones sobre
la obediencia (uno de la Curia y uno de n9mbratrli~ñfo~).
El tono de las intervenciones sobre ~U~elibato es positiy9/de valoración y
aceptación, incluso en aquellos dos o tres PacJres qTie;··aldescribir la situación ..
eclesial en sus territorios, abogaron por la ordenación de "viri probati" y que
i
fueron los que tanto dieron que hablar a las crónicas periodísticas. Muchos
piden, y varios proponen, argumentos y motivos teológico-espirituales para el ~
mantenimiento de esta condición y exigencia en la iglesia latina, y se reafirm¡r- , ,, . ,1
la necesidad de una formación psicosexual y afectiva adecuada para que se1 lt\ / 'r/
pueda vivir en fidelidad y alegría la vida celibataria. 'l'f- • f l/ · .,
Al titularse "los consejos evangélicos" el observador hubiera deseado ver
multiplicarse las intervenciones sobre la pobreza como exigencia, como actitud
y como práctica para la vida de los presbíteros. Así como una mayor clarifica-
ción acerca de la obediencia como virtud característica en el presbítero desde
la comprensión del ministerio presbiteral en comunión jerárquica sacramental y
pastoral con el Obispo y con los otros p r e ~ . P í t e r ~
3. 7. Los pocos que han tratado de l(tormacíón humana lq)acen resaltan-
do la necesidad del equilibrio humano-;"de--madureZj:rsicológica, afectiva y
1,
sexual también aquí especialmente en vistas a la~ i b a t a L ~ 1
3.8. Las numerosas intervenciones sobre láJ.'2cwseísía inteJe<itt.G orga-
nizan alrededor de varios centros de interés. El más importante, y esto ha de
anotarse como un dato muy positivo y de enorme trascendencia, sobre el que
volveremos, es el que se refiere a la "inculturación", el conocimiento de las cul-
turas locales y la adecuación de la formación a dichas culturas. En este con-
texto las intervenciones se refieren a las culturas antiguas e indígenas (África,
Asia, América central-sur). Algunos Padres se entretienen en indicar materias
del curriculum académico, añadiendo a las clásicas, una mayor insistencia en
la Sagrada Escritura, la doctrina social de la Iglesia, la formación para el diálo-
go con las culturas y las religiones, y por tanto, el conocimiento de las mismas,
(especialmente el islam y el judaísmo), el conocimiento para usar y enjuiciar
los medios de comunicación social.
Hay también una marcada insistencia en la importancia de la formación
intelectual, y más en concreto, del estudio de la filosofía, como parte y medio
para la evangelización en el actual contexto cultural.
Late también en determinados niveles y ambientes una preocupación por
la ortodoxia, por la fidelidad en la enseñanza a la doctrina de la Iglesia, y más
en concreto, al magisterio.
Finalmente, es en este contexto donde se repiten las más acuciantes lla-
madas a la solidaridad entre las iglesias ricas y las pobres, con propuestas
concretas de intercambio de profesores, de libros, bibliotecas y hasta material
didáctico. ~·~-~-····•··•·- ·--··
3.9. Al hablar de la formación pa~ se insiste en el talante o actitudes
del pastor: colaboración con os lait'OS~.,.solidaridad con los pobres y las luchas
por la justicia; la universalidad (perspectiva y actitud misionera), la capacidad y
374 L. Rubio Morán
11. El P. G. Alonso, superior general de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de
María (C.M.F.). La otra es de Mons. K. Lehmann, obispo da,Mainz {Alemania).
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 375
,.,..~--~,~. . .,_. _,, _ L
3.12. La mayor parte de las aportaciones sobre la _&rmac.iÉ!J per_f!l~IJ.fJ;Je
resaltan la necesidad de esta formación. Una tercera parte de ellas ofrecen
sugerencias sobre estructuras y medios, como las asociaciones sacerdotales,
el acompañamiento personal de los sacerdotes, especialmente de los jóvenes,
la mejora de las estructuras pastorales diocesanas.
Pocas de ellas señalan contenidos de esta formación o lo hacen de mane-
ra genérica, como "lo pastoral", lo humano, lo intelectual, lo espiritual. No exis-
ten aportaciones sobre metodologías.
12. Cf. el texto de las mismas al final de la Relatio post disceptactionem, más arriba, pp.
319-362.
376 L. Rubio Morán
13. Los ayudantes del Secretario especial Mons. H. Muszynski., obispo de Wloklawek,
(Polonia) han sido: P. Buetebula Balembo, rector de la facultad teológica de Kinshasha
(Zaire);M. Camisasca, Director general de la Fraternidad sacerdotal de los misioneros de S.
Carlos Borromeo; R. Christian, profesor de teología en la P. U. de Santo Tomás (USA); T.
Costello, profesor del Seminario teológico de los Maristas (Nueva Zelanda); A. Denaux, profe-
sor en Lovaina y presidente del seminario mayor de Brujas (Bélgica); J. O. Egbulefu, profesor
en la Universidad Urbaniana en Roma (Nigeria); J. Esquerda Bifet, director del Centro Inter-
nacional de Misionología de Roma (España); l. Fuerer, secretario del Consejo de las Confe-
rencias Episcopales Europeas (Suiza); F. Guimaraes, vicario judicial de Río Janeiro.(Brasil);
A. Heredia Mora, secretario del departamento de vocaciones y ministerios del CELAM
(Colombia); K. Hillenbrand, rector del seminario de Würzburg (Alemania); E. Jiménez Esqui-
ve!, prefecto de filosofía en el Centro de estudios superiores de los Legionarios de Cristo
(México); G. Poisson, rector del Colegio Canadiense de Roma (Canadá); C. Pozo, profesor
de la Universidad de Granada (España); J. Rojas, rector del Seminario mayor de Cáceres
(Filipinas); W. Slomka, profesor de la universidad de Lubelski (Polonia); B. Testa, profesor del
seminario regional de !=ano (Italia).
378 L. Rubio Morán
14. Sus nombres figuran junto a sus relaciones más arriba, pp. 319-335.
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 379
(prop. 24); se introduce una proposición específica sobre los formadores (prop.
29) y otra sobre los profesores de teología (prop. 30).
La formación permanente recupera un tratamiento amplio, dedicándole
todo el bloque VI (prop. 31-41 ). Se incluyen aquí diversos elementos tanto de
orden teológico-espiritual, como la diócesis y el presbiterio (prop. 33-34), las
asociaciones sacerdotales e institutos seculares (prop. 37), como de orden
psicosocial como la inculturación (prop. 34), la soledad de los sacerdotes
(prop. 35), la referencia a los sacerdotes enfermos y ancianos {prop. 36), las
relaciones entre los presbíteros diocesanos y los religiosos (prop. 38).
2.3. La formulación de las proposiciones no parece haber conseguido una
plena armonización ni integración de elementos. Parece haberse adoptado el
criterio de acumular modos y enmiendas, ideas o aspectos, para que no se
perdieran, enriqueciendo así el contenido aunque no estuviera todo perfecta-
mente unificado, aunque aparecieran incongruencias, repeticiones y a veces
algunas contradicciones.
Es un aspecto que exigiría un estudio más amplio y minucioso, y que el
documento final habrá de tener en cuenta. Me limito a señalar algunos ejem-
plos.
La pastoral vocacional se recoge ya en su contenido esencial en la prop. 6
y luego se le dedica un bloque completo, aunque aquí se especifican mejor los
ámbitos de las vocaciones (prop. 13-16); la dimensión y espíritu misional se
afirman y tratan con perspectivas un tanto distintas en las proposiciones 7 b y
c y en la 38; la formación de la recta conciencia se incluye como un aspecto de
la formación humana (prop. 21) y se vuelve a considerar en la prop. siguiente
como parte de la formación cristiana. La prop. 25, sobre los seminaristas pro-
cedentes de los movimientos, aparece como. una cuña inmediatamente des-
pués de tratar de la formación para el celibato.
La acumulación de ideas, cuya conexión no se percibe con claridad, apa-
rece más acentuada aún en el bloque de la formación permanente. Allí se
incluye el tema de la "inculturación", pero al explicitarla, se hace referencia
extensa a la formación inicial, y sólo dos breves párrafos al final referido a la
formación permanente {prop. 32); el de la "diócesis", también aquí con una
amplia referencia al período de la formación inicial y más en concreto al semi-
nario (prop. 33); las dos últimas, tienen carácter de conclusión, más que de
formación permanente, al ser expresión de la gratitud del Sínodo a los sacer-
dotes y seminaristas (prop. 40), y la de la obligada referencia a María, como
Madre de Cristo y del sacerdote (prop. 41 ).
2.4. No son raras las proposiciones que recogen formulaciones o textos
procedentes de documentos oficiales ya existentes. Así la 3, que recoge y
remite ampliamente al lnstrumentum laboris, a la Gaudium et Spes y a la
Ecclesiam suam; el bloque de los ámbitos de las vocaciones recuerdan-y no
añaden nada a los textos del Congreso Internacional de vocaciones de 1981;
las del seminario como comunidad humana, eclesial y educativa suenan ai lec-
tor español casi literalmente idénticas a las del Plan de formación español de
380 L. Rubio Morán
15. Un buen elenco inicial ofrecía el grupo de lengua hispano-lusitana A, cf. más arriba.
También el Plan español ha hecho un esfuerzo en este sentido con una lista relativamente
amplia, cf. nn. 208-21 O. Esta lista fue ampliada con otros tomados del mismo Plan español en
mis dos estudios, Criterios para el discernimiento de la vocación presbiteral y Puntos de eva-
luación de la idoneidad vocacional en los candidatos al ministerio, en Formar presbíteros hoy,
Seminarios 34 (1988) pp. 207-214 y 215-218 respectivamente.
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 381
"padre nutricio", el pedagogo que hace crecer desde la "caricia", desde el apre-
cio, la valoración positiva, la alabanza estimuladora.
La proposición 2, con su proclamación de la fe del Sínodo en el sacerdo-
cio y en el futuro de las vocaciones; la 36 que urge a los obispos a preocupar-
se y a cuidar con cariño y con actuaciones efectivas y concretas a los sacerdo-
tes ancianos y enfermos; la 34, en que se extiende el ejercicio de la fraternidad
presbiteral incluso a los que abandonaron el ministerio; y, sobre todo, la 40
añadida al final, en que se expresa la alegría del Santo Padre y el agradeci-
miento del Sínodo a la "ingente multitud de sacerdotes que se ofrecen a sí
mismos día a día con toda abnegación en el ministerio", junto con el Mensaje
final a todo el pueblo de Dios, han Qe ser saludadas como las cimas más altas
del Sínodo y sin duda el resultado más satisfactorio y de mayor futuro.
1.3. En la misma línea hay que colocar el tono adoptado al realizar la des-
cripción de la situación actual. Si ya en Líneamenta y en el lnstrumentum
Laboris se reconocían los aspectos positivos del momento presente, en el
decurso del Sínodo se ha ido evidenciando cada vez más una consideración
favorable de la misma, culminando en la Prop. 3, donde los "hodierna adjunc-
ta" son reconocidos como un momento de gracia, como un "signo de los tiem-
pos", como una llamada a la Iglesia, invitando el Sínodo, por lo mismo, a que
la "formación sacerdotal considere como una de sus prioridades el que los
futuros sacerdotes conozcan y amen la sociedad humana" y a "recoger y ate-
sorar todo lo positivo de la misma" 16 •
1.4. Por encima de valoraciones periodísticas anecdóticas, apresuradas y
parciales y también de algunos temores presentes en ambientes formativos, el
Sínodo ha recogido una serie de ideas, principios y líneas que, aunque, como
ya dijimos, no pueda decirse que sean nuevas u originales, sí produce satis-
facción el que hayan sido avaladas por el Sínodo y entregadas al Papa como
orientadores para el documento final por cuanto pueden marcar rumbos
amplios y abiertos a la formación de los futuros presbíteros.
Puede ser oportuno recoger aquí, como en síntesis final, la serie de las
que me parecen más importantes.
-El reconocimiento de la inculturación como factor determinante en la for-
mación de los sacerdotes y la superación de la tendencia a imponer o exten-
der desde el occidente o desde la misma Roma una normativa de formación
uniforme para todas las iglesias y todas las plurales culturas (cf. prop. 32).
-La acentuación del "espíritu misional': con la insistencia en la destina-
ción de por sí universal de los presbíteros, aunque estén ligados a un territorio
17. El texto de la Proposición dice: "Ex notis identitatis sacerdotis derivat modus vivendi,
cui accomodari debent omnia elementa formationis candidatorum. Et ita, sacerdos servus est,
minister et non dominus; servus, nempe, unici Domini Christi Jesu, et im lpso et per lpsum,
servus omnium fratrum.
18. Volveríamos a remitir aquí al citado Congreso de Espiritualidad celebrado en Madrid
en 1989 y que tan profundamente expuso algunos de los aspectos de la identidad y de la
espiritualidad sacerdotal, y más en concreto, a las ponencias de S. del Cura, La sacramentali-
dad del sacerdote y su espiritualidad, pp. 121-171 ; la del Card. Martini, el ejercicio del minis-
terio, fuente de espiritualdiad sacerdotal, pp. 173-191. Hice un breve estudio y presentación
de ese núcleo unificador en el a.c. El ministerio presbiteral: perspectivas y acentos teológicos
según el nuevo Plan de formación para los seminarios mayores, pp. 36-41, precisamente
desde la "pastoreitas".
386 L. Rubio Morán
omitir cuando se afirma la dimensión ontológica del sacramento ni. basta con
remitirla, como hace el Sínodo, a la formación permanente, considerándola
como algo meramente existencial. El sentido de la misma, las exigencias y
actitudes que comporta y supone, las formas de vida en que ha de traducirse,
han de iluminar y configurar todo el proceso formativo del futuro presbítero 19 •
En cuarto lugar se precisa también una descripción más clara y adecuada de
dos características·que configuran y distinguen el ministerio de los presbíteros
seculares con relación a los religiosos, Son éstas la "secularidad" y la peculiar
"diocesaneidad" de los mismos, una vez que se afirma ya con toda claridad
que los presbíteros religiosos pertenecen también al presbiterio "diocesano"
(cf. prop. 7 c y 34). Sin esa descripción los formadores de esos presbíteros no
podrían realizar adecuadamente su labor formativa 20 •
En quinto lugar creo que debe ser ampliado, profundizado y enriquecido el
aspecto de la formación comunitaria como ese lugar y medio para poder vivir y
ejercer la fraternidad sacramental del presbiterio 21 •
Se diría que a este respecto el Sínodo ha seguido teniendo como horizon-
te fundamental la forma actual ordinaria de la vida y el estilo habitual de traba-
jo de los presbíteros, que es la vida aislada y el trabajo individual. La concien-
cia de la "colegialidad presbiteral" no parece haber producido aún frutos
considerables en ambos aspectos. También aquí algunas hermosas interven-
ciones de los Padres sinodales cayeron en el olvido en ese proceso de con-
centración del trabajo de grupos y sobre las proposiciones. Es de esperar, por
esto, que el documento final subsane esta laguna, insista en la "colaboración"
como una de las actitudes y exigencias fundamentales del ministerio presbite-
ral, que es encomendado no a título individual sino colegial y que ha de ser
vivido y ejercido no en solitario sino en "presbiterio". Y, como consecuencia,
haga ver más ampliamente la exigencia de formas de trabajo colegial y orgáni-
co como las más apropiadas y la "conveniencia" de formas de vida comunitaria
en las que hacer visible y efectiva esa fraternidad. Todo ello ofrecería nuevas
motivaciones para la vida celibataria y mejores ayudas para superar la soledad
tantas veces esterilizante en el ejercicio del ministerio, más allá de los peligros
19. Véase el estudio citado de L. Trujillo. Y en relación a la formación para ella, el estu-
dio elaborado por el IVMA, Formación para la fraternidad presbiteral. Un proceso pedagógico,
en "Seminarios" 35 (1989) 407-448.
20. Sobre los dos aspectos puede verse la ponencia de L. Trujillo antes citada, en pp.
142-149. 160-171.
21. Podría servir como orientación el hermoso párrafo 5 del cap, 111 del Plan español. las
dimensiones de la formación en el seminairo mayor, en el que se expone la "dimensión
comunitaria", con una fundamentación antropológica, cristológica, eclesiológica y pedagógica,
(nn. 126-131), una formulación de los objetivos (nn. 132-141) y la enumeración de elementos
y medios para la formación comunitaria (nn. 142-148). Véase en el volumen de comentario a
este Plan anteriormente citado, Formar presbíteros hoy, los estudios de A. Morata, La forma-
ción humana y comunitaria, pp. 57-81, y de J. R. Romo, Contexto, comentario, experiencia y
propuesta sobre la formación comunitaria en el seminario mayor, pp. 83-104.
A modo de crónica. Impresiones de un Observador 387
que pueda entrañar para una vivencia fiel y gozosa del celibato, en lo que ha
insistido el Sínodo (cf. prop. 1O, 11, 24, 35).
El Sínodo ha terminado. Ha hecho su camino. Ha sido ciertamente un
ingente esfuerzo eclesial que, como todo esfuerzo humano realizado en el
Espíritu, ilumina el caminar de la Iglesia en la historia y abre horizontes y cami-
nos más allá de lo que podamos observar o pensar.
Pero, como terminaba Juan Pablo II su discurso de clausura del Sínodo,
"la reflexión debe proseguir conforme a las orientaciones elaboradas por la
asamblea sinodal a fin de que se aplique a las diferentes situaciones de las
iglesias locales. Esta continuación se inscribe normalmente en la lógica de la
actividad sinodal que solo dará todos sus frutos en las realizaciones que inspi-
rará y orientará".
Con el mismo Juan Pablo 11 ponemos los resultados de la actividad sino-
dal, de las realizaciones que pueda inspirar y orientar, y, sobre todo, la "abne-
gación y el don de sí mismos que exige el ministerio de la formación de los
sacerdotes", según dice el Mensaje final del Sínodo, en las manos del Padre,
por el Hijo, en el Espíritu Santo. Le pediremos que haga más fructuosos estos
trabajos en la vida de toda la Iglesia y de todas las Iglesias del mundo, pues
sólo de Él, Padre de la luz, viene "toda dádiva buena·y toclo don perfecto"
(St 1,17).