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“ El puma y el conejo nervioso”

El invierno es una época del año que algunos disfrutan, a unos no les gustaba y a otros
simplemente les daba igual, como es el caso de nuestro amigo más carismático, el puma. Al
puma le encantaba esta época del año, le gustaba como caía la nieve su el color y le parecía
hermoso.

Al puma le gustaba pasear por las noches y casar sus alimentos. La mayoría de pumas comían
animales silvestres sobre todo aves, pero este puma era diferente, le gustaba comer vegetales
y frutas del bosque.

Una noche el puma fue a buscar comida, le gustaba comer de noche. La noche era más tranquila
la noche y menos ruidosa, hasta que escuchó unos ruidos que provenían del bosque, luego
escuchó una rama romperse. El puma asustado agarra una rama grande y dice con miedo: ¿Hay
alguien ahí? - pregunta asustado, pero nadie responde.

El puma vuelve a preguntar: ¿Hay alguien ahí? -Esta vez lo dice tartamudeando por el miedo
que tenía. De pronto aparece un conejo, que parece estar muy asustado, pensaba que el puma
se lo comería, pero en vez de lanzarse sobre el conejo se acerca para ayudarlo; sin embargo, no
se da cuenta de su intención y huye despavorido, con miedo. Al salir huyendo no se da cuenta
que había una piedra en el camino, se tropieza y se lastima su pata derecha. El conejo dio gritos
de dolor que alertaron al puma. Corrió donde estaba el conejo para ayudarlo, pero este en vez
de quedarse quieto sale cojeando para escapar del puma en su intento de correr se tropieza
nuevamente y se lastima la otra pata.

Al puma le pareció muy gracioso que el conejo huya de él, ya que este no es igual al resto de su
especie, él no come animales silvestres. El puma al ver al conejo asustado y mal herido le ofrece
su ayuda y lo lleva a su casa para curarlo. El conejo al ver la buena acción del puma le ofrece
disculpas por haberlo juzgado mal. El conejo pensó que se lo comería porque el resto de pumas
come animales silvestres y aves, pero este puma se había acostumbrado a comer frutos del
bosque y hierbas. Cuando el conejo mejoró se volvieron mejores amigos y le comentó al resto
de animales cercanos que había un puma en el bosque muy amigable y carismático que en vez
de comer a los animales los protegía.

Moraleja: No hay que juzgar a las personas por su apariencia, raza, credo y religión. Primero
hay que conocerlas para después opinar de ellos, ya que podemos equivocarnos al hacer un
juicio temprano.

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