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El narrador contempla suicidarse saltando de un lugar alto después de que su único motivo para vivir, su novia Ariana, falleció de una enfermedad. Recuerda su último cumpleaños juntos y las palabras de Ariana sobre lo que pasaría si la enfermedad terminaba con ella. Ahora, sin Ariana, el narrador se siente sin esperanza y decide poner fin a su vida saltando.
El narrador contempla suicidarse saltando de un lugar alto después de que su único motivo para vivir, su novia Ariana, falleció de una enfermedad. Recuerda su último cumpleaños juntos y las palabras de Ariana sobre lo que pasaría si la enfermedad terminaba con ella. Ahora, sin Ariana, el narrador se siente sin esperanza y decide poner fin a su vida saltando.
El narrador contempla suicidarse saltando de un lugar alto después de que su único motivo para vivir, su novia Ariana, falleció de una enfermedad. Recuerda su último cumpleaños juntos y las palabras de Ariana sobre lo que pasaría si la enfermedad terminaba con ella. Ahora, sin Ariana, el narrador se siente sin esperanza y decide poner fin a su vida saltando.
En ese momento solo sentía la brisa que me golpeaba
de frente como si me estuviera incitando a no hacerlo,
pero ya llegados a este punto era imposible.
—te amo. Y si existe algo después de la muerte allí
donde yo este, te seguiré amando. — Su voz aun resonaba en mi mente. Solo la imagen de verla en una cama de hospital débil, enferma, desapareciendo, MURIENDO. Esa imagen me perseguiría para siempre.
—No Ariana, yo no quería que dijeras eso, ¿no podías
decirme que estarías conmigo para siempre? — dije entre sollozos mientras reunía el valor para saltar.
En ese momento mi única salida era saltar, el único
motivo de mi felicidad se había desvanecido, lo único que me impulsaba a vivir me lo habían arrebatado, no pude cambiarlo. aunque no creía en algún ser superior le rogué miles de veces al cielo a quien sea que me pudiese ayudar, que no la apartara de mi, y nadie me escucho, así que he llegado a la conclusión de que no existe nadie allá arriba. pero si es que existe y aun así me ignoro, puedo jurar que aunque me suplique nunca lo perdonare.
Mire hacia abajo, toda la ciudad en la que había vivido
desde hace 6 años y donde conocí a la persona que cambio mi vida, mientras mi mente divagaba llegaron a mi mente recuerdos que en algún momento me hicieron infinitamente feliz, ahora sentía que eran un puñal directo al corazón. Pero no podía parar de pensar en todo eso, era como una ola inevitable que me llevaba consigo. Un recuerdo de su ultimo cumpleaños me paso por la mente y se quedo ahí incrustado.
—Si algún día esta enfermedad acaba conmigo... y
pasara.— dijo ella sentada en una cama de hospital, apoyando su espalda con una pila de almohadas, aun tenia en la boca rastros de el pedazo de pastel que me convenció de buscar a escondidas de su mamá, la cual le había dicho que ya había comido suficiente azúcar, y yo sabia que tenia razón, pero Ariana siempre me pedía las cosas de una forma en la que nunca me podía negar.
La interrumpí limpiándole la mejilla con el pulgar, y
aproveche para darle una suave caricia.
—¿Podrías escucharme? — dijo ella poniendo una cara
de disgusto
—Te estoy escuchando amor— respondí mirándola
fijamente —solo que no quiero que hablemos de eso.