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LINGUISTICA KARMELE ROTAETXE AMUSATEGI Sociolingiiistica Editorial SINTESIS 2 Conceptos fundamentales y precisiones terminolégicas Debido, en gran parte, al valor simbélico que tienen las lenguas (cf. 1.1,),laidea que nos hacemos de las mismas presenta 9 menudo con- notaciones acientilicas, y la historiografia ofrece abundantes ejemplos de calificaciones inadecuadas, como «lengua clara», 0 «bella», 0 elégica», © «primitive. Mediante expresiones de ese estilo, los hablantes —que forzosa: mente son miembros de algun grupo social— reflejan actitudes tanto sobre su lengua propia, como sobre Jas ajenas. Basta con recordar, al res. pecto, que en la Grecia clésica se designcba alos hablantes extianjeros mediante «barbaroi», término creado por armonia imitativa para indicar los gritos de los péjaros, y cuya evolucién seméntica aparece en el sen- tido actual de «barbaros», Y es que la palabra elenquay, vinculada @ valores afectivos y al «imaginarios de los hablantes, suscita frecuente- mente juicios de valor. Dado que, precisamente, a sociolinguistic se propone el estudio del funcionamiento de la lengua en sociedad y que sobre este funcionamiento inciden las actitudes, el término «lengua» debe ser empleado con reservas. Su pertinencia es ademas menor que en lingutistica: hemos visto, en efecto, que a la sociolinguistica le interesa la variacién y es obvio que este fenémeno suele quedar neutralizado mediante el término genérico de lengua. 2.1. Lengua, Dialecto, Variedades Lingiiisticas Asi, utilizaremos la expresién variedad lingiistica sin dar de la misma una definicién previa (Fishman, 1971: 35), y deberemos aclarar cundo y en qué circunstancias suele denominarse a alguna variedad «lengua». En otras palabras, se trata de introducir un término neutto para expresar luna nocién que nos es necesaria De entre las variedades, una de las mas conocidas es la llamada dia lecto, nombre que vamos a sustituir por variedad geogrdtica, para evitar connotaciones generalmente peyorativas atribuidas al primero. Ade- mds, hay que tener presente, como apunto hace tiempo Fishman (1971: 35 y ss}, que adialecto» remite a menudo a una nocién no exclusiva- mente geoardtica: En efecto, la. experiencia demuestra que los usuarios de un dialecto pueden representar, porrazones diversas, un subcon)unto de poblacion con caracteristicas sociales especiticas dentro de la comu nidad global, En tal caso, para los componentes de ésta que no lo utili- cen, el dialecto no seré ‘una mera clengua regionals, sino que habrét adquitido un valor social. De esta forma, la variedad geogratica se inter preta como variedad social o como ambas cosas a la vez, No es descartable, ademas, que los hablantes de tal dialecto —precisamente por serlo— tengan escaso acceso alla interaceién dentro de la comunidad global y que, al sentirse marginados, vayan constitu yendo un grupo propio en el que mantendrdn su dialecto y sus propias costumbres, definiéndose con el tiempo como grupo separado de la comunidad. Cuando esto ocurte, Ia variedad que primero habia sido geoaratfica y luego social puede llegar a ser suficientemente diferen- clade como para preguntarse qué permite relacionarla ya con la varie dad de partida. Para ilustrar esto, basta recordar la evolucion social seguida por las lenquas romanicas: variedades geograticas de! latin pri- mero (abstraccion hecha del fondo linguistico previo en cada caso), variedades sociales después (en la medida en que el latin vulgar es prdctica de unas determinadas capas sociales), llegan paulatinamente una diferenciacign tal, entte si y con respecto al latin clésico que impide, desde hace siglos, considerarlas dialectos. Podemos imaginar mds: por ejemplo, que en la supuesta comunidad global en la que un grupo de hablantes utilizan el supuesto dialecto, algunos miembros que no conocian esa «lengua regionals llequen a aprenderla. Es muy probable, entonces, que estos iltimos utilicen sus dos, sistemas de expresién de manera previsible: con los hablantes que no conocen el dialecto, la variedad que ellos mismos poseen originaria mente y, con los hablantes del dialecto, esta variedad, Para quienes ope ran asi, las dos variedades seran variedades funcionales (Fisfman, 1971: 36) en distrbucién complementaria. Sisuponemos ademés que, en 22 tal situacién, la funcién del dialecto es la de permit telaciones profesio- ales podemos concluir que tales hablantes disponen de una variedad ‘especializada, en este caso, parct la profesién En la perspectiva dindmica que hemos adoptad, llegames ala con- clusién de que variedades que son geoardticas en ciertos momentos his- \oricos pueden ser sociales en otros; o bien, variedades consideradas ‘geoardficas dentro de una comunidad pueden ser consideradas sociales pata quien ve el fenémeno desde fuera, Ejemplo de este tiltimo caso es la situacién de la variedad viecaina en Euskadi: para los vascéfonos de ori- ‘gen, {al variedad se siente posiblemente como geogrdtica; sin embargo, dada su marginacién en el proceso de elaboracién de la norma (Roiaetxe, 1986 a: 84), para quienes estén aprendiendo la lengua vasca (como pata muchos neovascéfonos ), se trata de una variedad social «peor» que la norma. Con todo, un usuamo de lavaniedad citada, puede y seguramente esté obligado a utilizarla para un empleo funcional con- ereto como, por e}., el Comercio en su localidad. El planteamiento que estamos desarrollando tiene un valor por el marco general de reflexién que proporciona. Asi, en el caso de los dialec- {o3, lnactitud social tendente aatribuirles un sentido subaltemose utiliza, fen ocasiones, para hacer creer que una lengua determinada es subal- tema de otra, como ocurié conel catalan en relacién al espafiol (Menén- dez Reigada, 1939). Parece claro que lo que incumbe a 1a socio- Iinguistica es ofrecer una explicacién de cada una de las variedades en primer lugar, e interesarse por los prejuicios lingulsticos que pueden loner serias repercusiones en las comunidades afectadas (cf. el reciente estudio de Jestis Tusdn, 1988), Dentro de este marco general, hay que lener en cuenta también que ciertas variedades, que han sido en otras #pocas dialectos, se consideran hoy «grandes lenquas»: el espatioles,en origen, la variedad geoaratica de Castilla, como el francés lo es de Ile de France, o el italiano literario de la Toscana. Por ello resulta que la nocién de «dialectov no es, ni puede ser absoluta; ninguna variedad es $riginariamente dialecto sino que los hablantes se la representan ast dentro de determinados pardmetros sociales y siempre en comparacién 0n ottas variedades. Este tiltima observacién nos lleva a otra idea de importancia: el tér- nino «variedad» implica que existan otras variedades, y no designa mas que un miembro de lo que se llama repertorio verbal (Fishman, 1971: 37), hhoeion ésta sobre lar que volveremos. Las distintas variedades se diferen: @lan por rasgos lingtistices (fonolégicos, gramaticales y/o Iéxicos) fitando algunas de ellas més clejadas entre si que otras. Pero su diferen: G16 fundamental radica en su distinto funcionamiento social, no depen: Miendo este valor funcional de caracteristicas del cédigo sino del uso que fe haga de cada una de ellos en la sociedad. Por esta razén, existen 23 situaciones en las que las variedades reflejan una verdadera estratifica: cién social: asi, en la India donde el pueblo est dividido en grupos (cas- tas), existe una identificacién de cada una de éstas con su propia variedad, Como se estd viendo la nocién dinamica de variedad tiene enormes ventajas: permite comprender que lafuncién que cada una de ellas cum- ple en la sociedad sea cambiable. ¥ estos cambios de estatus social de las variedades suelen reflejarse en la organizacién de sus codigos, Vol- viendo al ejemplo anterior sobre las lenguas romdnicas, no hay duda de gue, con el tiempo, cada una de ellas haido asumiendo plenas funciones en el plano de la comunicacién social. Pero tampoco cabe dudar —y es esto lo que queremos destacar ahora— que este cambio de estatus social ¢8 el que ha permitido —e, incluso, exigido— el pleno desarrollo lingiis- tico de las posibilidades de tales sistemas. Puede comprenderse el cam- bio contrario: lenguas en estado floreciente en ciertas épocas (como el occitano durante la Edad Media) y con un estétus social reconocide (poder politico, por lo general, como en este caso) al perder, por razones ue no entramos « analizat pero que no suelen depender de sus propios hablantes, tal estditus, se ven afectadas en su propio cédigo. Este dejade desarrollar las posibilidades del sistema, pudiendo llegar a convertirse en una variedad de limitadas funciones sociales: marginada frecuente. mente del mundo oficial de inadiacién de la cultura, su léxico cae en desuso y Ia variedad, como tal, vat perdiendo prestigio social. Tampoco hay que olvidar que las variedades pueden influenciarse reciproca- mente, aunque lo normal es que la influendia proceda de la que tiene ‘mayor prestigio hacia la que tiené menos, Todo esto esta indicando que son las citcunstancias sociales las que crean la dindmica de las vatieda- des linguisticas y que éstas son suceptibles de modificarse bajo la influencia de aquéllas. De la misma manera que ninguna lengua se man. tiene, alo largo del tiempo, exenta de influencias de otras lenguas —y el ‘caso mds evidente es la influencia actual del inglés-americane sobre la mayoria de las lenguas europeas—las variedades linguisticas estén tam- bién expuestas en general (cl. infra norma») a influencias exteriores. En esto, como en ottas ideas aqui expuestas, estamos de acuerdo con J.A. Fishman, Pero no podemos estatlo cuando dice que las posibilida des de las variedades estén en manos (o en los ofdos) de sus usuarios (1971; 38): suelen estar més bien en manos de poderes politicos en los que, porrazones diversas, pueden faltar usuarios de tales variedades. Por Ja misma ra26n, la funcién que una determinada variedad lleque a cum- pliren una determinada organizacién social dependerd de las decisio- nes que adopte la comunidad lingiistica que Ia emplee pero, una ver més, tales normas emanardin de un poder cultural o socio politico consti- tuldo, aunque no forzosamente representativo de los intereses de tal 24 jar cuando camibian variedad. Obviamente, las decisiones pueden camb! b Tas comunidades en sus relaciones intemas o externas, como dion Fits man (1971: 38). ¥ tales cambios en las comunidades suelen afectar, como se ha visto mediante ejemplos, ¢ las variedades lingtisticas mis- mas. Po ello, las comunidades (Concepto social las variedades (con: : tuna estrecha interrelacicn. Esta cepto linguistic) suelen mantener en, Eat Intemelacion permite hablar de una covariacién de las ructuras, al tiempo que justifica el objetivo de nuestra disciplina, tal como ha sido enunciado. 2.2. Caracteristicas de las variedades lingliisticas Es comin admitir la siguiente caracterizacién de las variedades (Ste- ‘wart, 1968: 537): Caructeritions Beet nan 1fz[a]e + + [+ | |p Wome S a + + ” Clasica Cc + Te mites = [+ [+ fe vemacuia |v == Le [isles | a) anoigl imean | esieal maha = 5 inne fs eae) [ncaa P nombre de la varie~ — Los simbolos recogen, como se ve, lainicial del nombr dad, utilizandose en el caso de «criollo» una; en cuanto a$ procede de ‘Standard» empleado porel autor. Enseguidase veré que esta variedad, de valor simbslico, puede codificarse en distinto grado: méximoen la la~ mada «Norma», menor en el «Estandar. — Las cifras representan las caracteristicas siquientes: 1= Normativi: zacién; 2= Autonomic; 3= Historicidad; 4= Vitalidad W..Stewartindica, con azin,que el cuadionoinehire més que aie tenes ington (reiododae, ps poole) eaten ‘una edad pustnge Palle de cuentade sro aan 25 ejemplo, el «argots (cl. cp. 84.) estudiantil puede ser clasificado a partir dials eared’ recedes, seo senge toting comm, sins lade. 2.8. Actitudes y comportamientos La tipologia amiba presentada quiere ser un marco comparativo para describir un plurilingtismo nacional mediante la especificacién de las relaciones entre variedades (Stewart, 1968: 533). De acuerdo con Fish- man, entendemos que las «caracteristicas» de tal tipelogfa permiten dar cuenta de actitudes y de comportamientos, 2.8.1. Normativizacién y estandarizacién Se trata de uno de los compartamientos sociales mejor conocidos, consiste en la «codilicacién y aceptacién, por parte de una comunidad de usuarios, de un sistema formal de normas que definen el uso corrector (Stewart: 535). La codilicacién es tarea tipica de personas o Instituciones que «velan por la lengua», como graméticos, escritores, profesores o, cuando existen, Academias de lengua. Depende pues de grupos concre- tos para quienes el uso de la lengua es uso consciente determinado porla profesién y que, en el momento de intervenir, poseen el poder cultural 0 politico. Estos formulan la norma para toda o parte de la comunidad lin: giiistica (Fishman: 1971: 39). Difundida por medio de listas de ortografia (amenudo es ésta una de las primeras medidas) y de gramaticas, diccio- narios, etc., la aceptacién de la vatiedad promovida a rango de norma queda en manos del Estado ode otros Poderes politicos (Gobiemos Auté- nomos) y a.cargo de los Centros de ensefianza, Mass-media, ete, Por el hecho de serlo, la variedad asi elegida queda asociada a las institucio- nes y ¢ las relaciones que debemos mantener con ellas, asi como a los valores y objetivos que representan (ct. cp. 9.2). Se trata siempre, en todo caso, de un modo de intervencién oficial sobre Ia lengua y las reacciones de los hablantes a esta manipulacién suelen ser imprevisibles (Stewart, 1968: 532); oltos autores piensan que alcanza sus objetivos (Hagége, 1983: 65), basandose en casos de opoién oficial tinica para los hablantes ya que, en cases de co-oficialidad lin- guistica, los resultados varian, Las reflexiones sobre a norma, su funcién ysu relacién con otras variedades no son de hoy: en 1929, estan presen- tes en el Primer Congreso de Fildlogos Eslavos (Garvin, 1983: 141-152; Danes, 1987: 453-492), y siguen centrando el interés de obras completas (Bédard et Maurais, 1983). Resumiendo mucho, la norma puede ser ‘monocéntrica vs. policéntrica segiin Stewart, es decir proponer un solo 26 modelo o admitir varios, oposicién que se formula también en términos de unitaria vs. variacionista, En las distintas regiones del pais, por otra parte, resultard, siguiendo también a Stewart, endonormativa (basada en mnodelos de los nativos) vs. exormativa (modelos extrafios). No existe por otra parte correlacién entre norma policéntrica y uso de la misma en més de una regién: mientras el setbo-croata de Yugoslavia, usado en més de tuna regién (cf. 9.3.2), tiene una norma policéntrica, en iqualdad de con: diciones, el francés 6 el alemén la tienen monocéntrica Por otro lado, cuando se habla de «norma» se piensa sobre todo en lo que Stewart llama normativizacién formal, es decir codificada. plena- mente; pooas comunidades en el mundo han liegado atal arado de inter- vencién, aunque generalmente exista unc normativizacién informal de enor grado que la anterior y que sigue modelos (escritores, gente de prestigio, ete. aceptados en la comunidad como tales. Se habia enton- es, como hemos avanzado, de esténdar. Siesta segundaes mas cercana la gramética interiorizada que todo hablante posee, la citada oposi- cign tecubre la de norma explicita vs. implicita (Rotaetxe, 1985: 209- 225), Una u otta tienen repercusiones en el uso posterior que es més uniforme en caso de normativizacién formal, y menos sujeto a automatis mos establecidos en el caso contrario; por ello este sequndo tipo de inter vencién deja mas libres a los hablantes permitiendoles aplicar eriterios flexibles de uso, y ne rigides. Tal hilosofia, menos dogmdtica que la pri- mera puede conducir incluso a varias notmas. Al respecto hay que citar por su interés el caso de Nomuega: el proceso de normativizacién de cast tin siglo, desde 1864 (primera gramatica de Landsmal o Nynorsk de Ivar ‘Aasen) haste: 1959 (adopcién de las decisiones en las escuelas),llevado cabo «a laluz de la critica social y bajo la constante influencia y super vision de la opinion pablica democraticas (Haugen, 1968: p. 674), ha conducido a dos normas explicitas —Nynorsk y Bokmél— epartidas te mitorialmente y teniendo, ambas la misma oficialidad. El que exista una norma no significa que deban despreciarse otras variedades, ya que éstas son igualmente importantes en el proceso de interacoién (cl. 3.1., permitiendo la constitucién del repertorio verbal que todo hablante normal necesita, Por otra parte, los cambios sociales pueden llegar a desestandarizar una variedad que ha funcionado como ora en algin momento histérico pudiendo, igualmente, erigir en norma otra variedad que no lo habia sido antes. Todo esto demuestra que el tasgo analizado no es una propiedad de la lengua en sf, sino que ocurre cuando «una sociedad suficlentemente diversificada sientelanecesidad de una elaboracién simbdlica» (Fishman, 1971: 38). Como propiedad, permite asentar, entre otras diferencias, laque separa ala mormadel dia- lecto y de la lengua vemdcula. Dadas las explicaciones anteriores, es {imposible sostener —como mds de una vez se hace— que las variedades 27 eoardlicas o las vernéculas sean sistemas impertectos 0 degradades Gonrespectoalanorma. Yhay que denunciarque, muchos aes despuse ® que la linguistioa dejara clare que no existen lenguae (ni variede cles) superiores a ottas, esta ideclogia persista, Asi, O. Unie (1970: 176) indica: «a Jas manilestaciones dialectolégicas hispano-americanas se sha visto con frecuencia —y atin se las ve— como realidades despre. Glebles, indignas de que las tome el lingaista como objeto de estu: 2.8.2. Autonomia Propiedad que, interpretada socialmente, hace del sistema tico\un sistema winico e indepencliontos (Stewar, 1968: 535) 0 Ee le sus variedacles (Fishman, 1971: 40). En comunidades con lengues diferenciadas (genetica 0 tipologicamente), el raago no es secialmonte Pimerdial (euskera-espatol, por ejemplo); cobra, en cambio, especial ‘glere oudecoexien leiguas emparentadas genétcamente yuna 8 estd en situacién de diglosia (gallego-espanol, por ejemplo, o 934), Pot ls popiedadesintinsecas de lu stones pocas voces marean fronteras ntidas entre los mismos. Con todo, se los ieeoneee ‘uténomos cuando, presentando alguna diferencia estructural, no evista centre ellos interdependencia sociolinguistica o cuande, independiente. mente de criterios linguisticos, tales sistemas son el simbolo de une nacién, ya que en tal caso cada uno suele tener su estandar y cumple todas las funolones sociales (cl, ep. 4). Asi, pese a la relacion linguistic entre el neerlandes y el aleman, el funcionamiento social independient de cada uno de ellos como simbolo de su nacion les canfiere autonomic, Se observa que es este rasgo el que justfica que el dialecto se sient soctalmente no autonome respecte ala norma u oltas Variedades funcio- nales. Por ello, no puede hablarse con propiedad de «dialectos en tonto no exista en una comunidad una variedad reconocida por su valor sim, bélico con respecto a la cual otra variedad es heteronoma 2 2.3.3. Historicidad Se sabe 0 se cree que el sistema linguistico (provisto de este 1 ha tenido un desarollo normal a tavés del homies ee nace i. Dado que tener un desarrollo histérico implica que el sistema no seq reciente, esta propiedad, como actitud del hablante, vaa menudo aso- ctada a la de xantigdedads. En nuestro mundo cultural tal actitud, @ menudo estereotipada, refleja una ideologia proclive a desanollar y a alimentar mitos. Por ejemplo, las reflexions sobre el lenguaje no rompen 28 hasta précticamente el siglo X1x con el mito de la monogénesis del hebrea que, aparte de origen divino, atribuye antigtedad a las lenquas que se contemplan. ¥, establecide ya la clasificacién genética de las lenguas Indoouropeas que permite explicar su origen comin, la erudicién ale- mana (A. Schleicher y J. Grimm en particular) asimila antiguedad y par- feceién de las lenguas. Mas cerca de nosotros, el desconocimiento del origen del euskera dio lugaral mito del tubalismo, que hacia de lalengua yasca una de las lenguas «matrices». Falsas etimologias, herencia acri~ fica acumulativa de ideas patristicas, entre otras razones, dieron pie para difundir una envidiable antighedad de las lenguas primitivas de la Penin- ula; se llegé a plantear si el euskera era ematriz mayor» o emenors (cl. cri ticas en Caro, 1972; Juaristi, 1976; Tovar, 1980). Elcuadro demuestra que la variedad Artificial tiene minus (—) frente a ‘esta propiedad, lo mismo que las variedades P y K. En el primer caso, por ‘su misma finalidad y origen, no pueden tener historia variedades como el Esperanto, Volapuik, etc.: resultan de una creacién y no de una evolucién humana e histérice. También tienen marca (—) las variedades P y K: se trata de cédigos hibridos surgides ambos de! contacto de lenguas europeas (portugues, francés, inglés, espafiol, por ejemplo) con lenguas de pueblos coloniza- dos; a menudo, las primeras aportan la base léxica y Jas sequndas la gra- matical. Un «pidgin» (0 ) nocién ce puede ser definida come un sentimiento de desoriontacién personal, una situa ion de ansiedad y de aislamiento social. El papel de Je enomia en la ‘ida de bilingtes, particularmente adolescentes, ha sido obser entre nifos de inmigracin italiana en Nueva York oe s iA oaks jucacién bilin — Existen, porn, opiniones también contrarias «la e Sn blin- gue, Sao ‘mutleblemente menos falsables que lds anteriores. Asi, he xandte Gal{ considera el bilingiismo «en cierta forma nocivo, p« definicién» (Vallverdu, 1971: 54). Como se advirte estamos tocando el plano de la ideologtia del que nos ocuparemes més adelante. Porque, volvienco als ventajas sefala- das en 4.1.2, hacemos nuestra la conclusion a la ave Megat H. Basten (178) lear su experiencia en la Escuela multiingte Europea de Bru- selas: de las enfrevstasreaizadas con 13 alurnos bilingles no prec. ces, conchiy6 el autor que ningune de ells hublera pre eee eduicacién uniingte. En cualquier cato, la divergencia de parecetes observada obliga a hacer un par de observaciones sobre el pr ‘aprendizaje y de adquisieién de sequndas lenguas. 3. Ensedanzo-aprendizaje de segundas lenguas Ln ensefanzo-aprendizaie de segundas enguashasido seme e+ bablemente segui siendo un proceso dificil. Efectivamente, no se fotadenustosconociments ue los process refloivoe pueden rae re tat, pe pte del enseiante de intent incur nuevos hab a “medi icaciones explicitas o sin ellas— deben s Ee Ee a eds cedeloes sccemenmiayie Ech parte de quien se somete al aprendizaie, voluntariamente o sin aie edie su ‘hla, tata de aceptar uns inrovacién que supe pu con Sistema defarmos ue, come «home loquens» siempre posse yave sonst ea, en pincinio unico posible y,ademés, sfciente.En ete sentido, e Sprendliaae de na segunda lengua ~ue dlerenciomes dein adqus clon ue pueda baceteuera deuna ensefiansacrganizeda no necesidad natural, sino social, como més arriba so Dada su complejidad el actividad debe serratada, deforma ites. disciplinar en un campo propio, enol que es pure mismo sealer que a linguistic aplicada a la ensefianza debe desempefiar un pap. 59 vante (Rotaetxe, 198]: 43-55). Las se descuide —o no se cor ence eae se compmuebe interdisciplinarmente— in uml Scie ene medida on a del emento ode ononcanerta enderdeldesarolode una len Ha (otactze,1984a: 267-76). Por muchas cree tena ae detallar qui, resulta obvio tecalcar que toda ee a : cial que ids de lo que se haga 0 1986b: 291-313), Alocupamos de tipos de bil alee ipos de bilingties, hemos sefialado, por otra ailerencia entre ol preco2 y el tardio. Existe, ov crete eel generalizada sequin la cual, mds alld de cierta edad, el precetode nnn detalle) quela edad éptima imase sitta centre los cuatro A una Proaneis do éxto maximo hasta lon ocho, nleve y cies aio, todo que conesponde al desarrollo del penson ‘aMsee Patlodo au jel pensamiento légico. Mas de utr ha indioadoigualmento que la sdeaioneaa ee ee el nifio mismo actuales métodos «comunicativoss («P rel ig ote) etal uunicativosy («Follow mes para el inglés, u oft. Hocan un nivel umbral(reshold level ieasad a i lahpcleraae existe una relacisn entre el nivel de conocimiento que elnMoneces tes 4.2. Diglosia Mas de una vez hemos sefialad: Mase Vlalado que ninguna comunidad lingstica a logénea, y que toda comunidad puede ser unilingie 0 olin na ‘a. quienes aceptan el término (cf. infra), «diglosia» designa una a @ cién enla que los miembros de una comunidad son conscientes de que la ‘ariedades intralinguisticas o interlinguisticas de sus repertorios estén jerarquizadas; tienen conciencia tambien de que ninguna de estas varie- dades, por sf sola, es suliciente para infegrar socialmente a todos los miembros de tal comunidad. Procedente del griego di-glossia, con ele- mentos equivalentes loa que integran el cultismo latino bi-lingaismo, los dos términos no son sinénimos (Rotaetxe, 1981), en numerosos estudios actuales de sociolingtistica. 4.2.1. Antecedente: Hemos visto en 3.4.2. que Ferguson llamé «diglosia» a la existencia de variedades complementarias para contactos dentro de un grupo, que los usuarios utilizan, por lo tanto, en distintas condiciones (Ferguson, 1959: 325-340). En las primeras lineas, indica lacénicamente que intro: duce el término en inglés, adoptandolo del francés «diglossies utilizado para situaciones similares. Tomamos de L.-F. Prudent (1985: 13-38), que ha investigado en Ia. «adopelén» citada por Ferguson, algunas aclaraciones de interés. Se atribuye diglosia al helenista francés Jean Psichar que lo habia vulgari- zado en un atticulo de la revista Mercure de France de 1928, utilizandolo por primera vez en una gramética del griego que publicé en 1885: en ella, indica que lo toma de M, Rofdis que lo habia empleado unos meses antes en un escrito publicado en la revista Acrépolis, Con todo, Psichari no lo usa mas que dos veces en las 633 paginas de su gramatica al refe- ritse ala evolucién del griego modemo. En realidad, es un alumno suyo, H, Pemet, quien, enuna gramatica igualmente griega, dala primera defi- nicién del término, Baséndose en la historia linglistica y politica de Gre~ cia, Perot explica cémo se ha llegado « una «étrange diglossiex: por un lado, la lengua sescoléstica, sabia purista» katharevousa de la préctica escrita y de las ceremonias formales, por otto, el dhimotiki no ensefiado en ninguna parte pese a ser la lengua comiente. Interesa destacar ya algunas precisiones de Pemot aportadas unos afios mds tarde: la diglosia se presenta como una dualidad de lenguas que obstaculiza el aprendi- zaje por parte de propios y de ajenos; sefiala ademas que, aun tratan- dose de dos «idiomas» emparentados, se presentan claramente distintos, con poces elementos intercambiables. Segun Prudent, el empleo de diglossie por Psichari en 1928, tuvo otros continuadores. En 1930, W. Marcais lo usa en un articulo dedicado alla ediglosia drabep. Sin citar de quién lo toma, Marcais muestra que el término formaba parte ya del léxico francés, puesto que puede sacarlo de su referencia griega anterior y porque ademas lo emplea sin marca 6 1, tres. E] francés tiene ‘e, mientras el criollo haitiana no. ino ni lo otro. En suma, las reglas mas senclas que lor dels alg, los usuarios de tales variedades comuriguen cane een nee ae Otto rasqo sefialado es el 8) que se refiere a. ie géneto y niimero gramatical en el nombr necesita marcar gramaticalmente ni lo u ign no exista, Al conta nes conoodas alan onde roscoe lades obedecen a ideologias de Aelinitén, no 6 tiene concioncia (el nt, 42.9) oe oe 8 We: Pot 4.2.3, Debate terminolégico y conceptual Entre los lingutistas de renombre intemacional, André Martinet ha sido sin duda uno de los primeros en sefialar sin ambages que una completa homogeneidad lingdistica no es concebible, aseveracién totalmente fonforme a lo que se sostiene desde la sociolinguistica, Ha sido también luno de los primeros en posicionarse contra el término —y el concepto— ide diglosia. Para este autor (Martinet, 1960: 149), el ulilizar ediglosiay para desig- iar una situacién en la que se emplean, sequin las circunstancias, una longua més familiar y de menor prestigio, y otra més «sabia y mas rebus- cade» tropieza con un grave escollo: porun lado, el ilingitismo quedaria leducido aun fendmeno individual, reservéndose diglosia para situacio- fies colectivas. Por otro, existen, sequin Martinet, tantas posibilidades de imbiosis entre las lenguas que es preterible conservar el término «bilin- ilismo», capaz de referirse a todas ellas en vez de plantear una clasifica- ei6n basada en una dicotomia simplista, Afos mas tarde, ha insistido en te mismo techazo, ampliando sus razones (Martinet, 1982-1: 5-16). Dentto de su idea de lengua en la que fatalmente este inscrita la diversi- dad, el autor sefiala que no hay motivo para prefen el radical griego gloss- al latino lingu- ya que es «ilicito considerar (como hacen muchos ‘estudiosos) que este ultimo remita a algo monolitico». Estas reflexiones ‘tacan, naturalmente laidea ferqusoneana seqtin la cual la diglosia ocu- ne entre variedades intralinguisticas, las cuales para Martinet deben ser vistas como una sola lengua en su diversidad. En cuanto al criterio social que atribuye distinto estétus a cada variedad, considera que es, de hecho, el que ha centrado todos los intereses, a expensas de investica- ‘clones lingiiisticas fundamentales. Cierto que el autor opina que el tér- mino puede ser conservado para definir situaciones concretas, como la tunecina en que, al lado de una diglosia érabe literal-drabe dialectal, existe un bilingiiemo francés-drabe dentro del que si se dan los niveles de prestigio social sefialados, aunque no podria hablarse de diglosia (adviériase que se trata del sentido fergusoneano visto), puesto que entre estas dos lenguas no hay ninguna relacién intralingtistica. Otra de las objeciones procede de que todo plurilinguismo colectivo debe ser enfo: ‘cado en su dindmica misma por la siguiente razén: cualquiersistema lin- guistico esté en permanente reequilibrio y, en uria situacion plunlingde, se afiade a este dinamismo la continua competicién del (de los) siste- ma(s) concurrentes. Por supuesto, Martinet no es el tinico investigador que rehiiye utilizar ediglosiay; muchos otros ni entran siquiera en la polémica. En otros casos, como el de Andrée Tabouret-Keller, aparece un gran escepticismo ante la pertinencia del término y del concepto, « través de un magistral estu- 6 dio por su contenido y por su forma (1982-1: 17-43); la autora, sopesando razones favorables y contrarias, encuentra causas justificativas del empleo en evidentes muestras de malestar social; éste se da, precisa. mente, en comunidades cuyos miembros (0 parte de ellos) hablan de diglosia 4.2.4, Extensién del concepto (Fishman, 1967 y 1971) En 1967, la revista americana Journal of Social Issues dedicé un numero monogréfico, dirigido por John McNamara, a los problemas del bilingilismo, en el que particips J. A. Fishman con un articulo (1967: 29- 38) ampliamente leido y discutido pocos afios después. En él, Fishman tecoge de la nocién fergusoneana de diglosia los rasgos que podian hacerla operativa dentro de preocupaciones no sélo lingitisticas, sino también socio-politico-culturales. Este fue quizd uno de los prmeros atractivos del estudio, ya que ningun hablante, ni ningiin lingdista, vive ni Puede vivir aislado de su contexto social, en el que a menudo se decide, independientemente de su voluntad, el papel reservado a su propia lengua, La primerc novedad que presenta, con respecte al de Ferguson en él que se basa, se refiere al conjunto de comportamientos, actitudes y valo- tes que se adjudican auna lengua y se éxpresan mediante ella y al con- junto de tales comportamientos e ideas remitidos y expresados mediante la ota, Para Fishman, en efecto, las variedades o lenguas, en su caso, estéin separadas (H vs. L) en sus funciones, porque a cada una de ellas le corresponde un sistema de valores y creencias; por ello mismo, mientras estas valoraciones no se alteren, las dos lenquas pueden mantenerse en distribuciéa complementaria, sin conflicto, Por otra parte, siguiendo a J.], Gumperz, extiende el concepto de diglosia, indicando que existe no s6lo en comunidades que oficialmente reconocen la existencia de varias lenguas, sino también en otras, igual- mente phurilingues, por emploar dialectos distintos o recistros, en una palabra, variedades funcionalmente diferenciadas, Siquiendo las apor- taclones de Gumperz, el estudio de Fishman ofrece un marco conceptual en el que el investigador de comunidades plurilingties puede discemit los modelos sociales que gobieman el uso social de una variedad con referencia gota. Este marco teorico presenta una formulacién nueva, al Prever, para cada una de las situaciones sociolingulfsticas, la copresens cia del bilingttismo y de la diglosia, como factores de medicién del cono- cimiento de las variedades concurrentes, por una patte, y de la valoracién social de tales variedades, por otra. Por fin, es también nuevo eltipo de discurso utilizado: huyendo de eufemismos, Fishman (1967: 34) 66 es quien primero introduce, salvo error, el sintagma «submerged lan- guage» = «lengua sumergida» para referirse, dentro de la casilla 3, ala lengua baja (L). La expresién se repetird desde entonces en a literatura sociolingiistica bajo la forma mas general de «lengua dominada», y come témmino de la oposicién «lengua dominante/lengua dominaday. 4.2.4.1. Relaciones entre bilingiiismo y diglosia A continuacién, el cuadro de situaciones posibles (1967: 30), y (1971: 31 y ss): DIGLOSIA oe a BILINGUISMO 1 Diglosia y | 2 Bilinawismo Bilingtismo | _sin Diglosia 3 Diglosia sin | 4 NiDiglosia: Bilingiismo | ni Bilingaismo| Veamos el andiisis y la interpretacién de cada uno de los casos: 4.2.4.1.1. Comunidades caracterizadas por diglosia y bilingaismo Es la primera casilla y la situacién puede englobar a una nacién entera (Fishman, 1967: 31) pero, dado que exige un bilingdismo muy extendido, pocas naciones son a la vez bilingies y diglésicas. Suele cltarse a Paraguay donde mas de la mitad de la poblacién habla espatiol y quarani, Lasituacién es diglésica ya que el espatiol cubre las funcio- hes formales (dominios de la educacién, gobierno, cultura...) y el guarant las informales (hogar, amigos...) tanto en medio urbano como rural. Segiin Fishman (1971; 91), el guarani no es, en efecto, lengua oficial, aunque la legislacién de 1967 reconoce que es «nacional. Existe un estudio espe- Gilico de esta. comunidad debido a]. Rubin (cf. Bolaiio, 1982: 102-7) que enciona una actitud del gobierno favorable a hacer del guarani un sim- bolonacional. En él, también se indica que el espatial tiene prestigio alio. Gomo indicador de estatus, cunque en determinadas partes del pais, el spariol no sea tinico requisite para ser aceptado socialmente. En cuanto falas normas de uso, se muestra que la lengua sélo es predecible en tres, Geasiones: quaran{ en el drea rural, espariol en las situaciones formales Piiblicas y en la escuela; en las restantes situaciones, paso fluido de una or lengua a otra. Aparte del contacto citado, existe (Bolaio, 1982: 103) en Paraguay una variedad hiorida espatiol-quaran (lomada veraren) aoe funciona como pidgin en regiones do fuerte unilingiismo. En cualquier caso, seqtin el estudio citado, la supervivenicia de las dos lenquas parece dependerde la distribucién de las funciones: si ésta es complementaria, #1 ilingaismo puede mantener, | or debajo de la escala de la nacién, se dan otros casos de diglosias estables que existen junto.a un bilingdismo extenso. Un ejemplo tipice es el de los cantones suizos de habla alemana, como hemos visto en 41 Pueden coneultarse oltes ejemplos en los trabajos de Fishman citas Todos los casos tienen una caracteristica comin: los miembros de tales comunidades disponen, por una parte, de una serie de roles clara. mente diferenciados y, por otra, de la posibilidad de poder acceder alos mismnos. Fishman establece unatrelacién entre repertorio de roles y reper torio verbal: légicamente, este segunda es extenso porque lo es el pri mero. Ademds, e¢ la compartimentacién de roles —debido a la asocia. cién de cada uno de ellos con valores distintos aunque complemen: tarios— lo que mantiene variedades distintas ya que, en la medida en que se mezclen los primeros, tenderén también a mezclarse las segundas. Es obligatorio aceptartambién con Fishman que, sno existe una rela- tiva facilidad de acceso a los roles —y por consiguiente alas variedades ue los manifiestan— 1a poblacién bilingde se reducirta, limitandose @ tuna élite 0 casta. Basdndose en estas observaciones, Fishman concluye que muchas comunidades modemas —consideradas unilingtes—- estan caracterizadas, de hecho, por diglosia y bilingiismo. En todo caso, el Gnalisis del recuacro 1 muesta como en las comunidades comespon- lentes se cumplen las consignas de la interaccién verbal (ct. supra - a teraccién verbal (ct. supra, 424.12. Diglosia sin bilingatismo Situacién generalizada en numerosos Estados de Europa occidental enlos que es facil encontrar comunidades diglésicas que, por carecer de un bilingdismo generalizado, no pueden ser consideradae bilingdes, Ba huestro entomo préximo, seguirian este modelo Euskadi y en menor medida Cataluna y Galicia (of. 93.4, 5. y 6). Para Fishman, la situacién del cuadrante 3 representa el resultado de dos © varias comunidades linguisticas que forman una unidad desde el Punto de vista politico, religioso y econdmico, pese a un foro sociocultu- yal. A nivel de una unidad mayor —no siempre voluntaria- es forzoso cl reconocer que existen dos lenguas (o variedades). Fishman toma sus ejemplos de comunidades cuyos miembros tienen roles bien delimitados yen las que, por falta de bilinguismo, no puede darse ung comunidad ‘unica; en tal caso, los repertorios verbaleeson discontinuos ¥ las relacio nes entre dos grupos de distinta lengua (ambos unilingiies) se hacen por medio de intérpretes. Es la situacién, por ejemplo, de una élite europea francéfona desde el xviii hasta entrado nuestro siglo y la masa del pueblo (fuera de Francia) desconocedora de esa lengua. Segiin Fishman es tam- bién el caso de poblaciones rurales o grupos recién urbantzados en Africa, donde existen casos de diglosia nacional, sin implicar un bilin- gilismo extendido.También es el caso de la comunidad vasca de més cllé de los Pirineos en la época de la Revolucién francesa de 1789, con una reducida lite unilingtle francéfona y una poblacién vascéfona pero no francéfona, lo que obligé a la «Convention» a aceptar la «politica de tradueciones» que ya hemos mencionado. Sin embargo, es fécil percibir que la situacién 3 no es la complemen taria de Ia 1. En aquella, Fishman exigia un bilingaismo generalizado pata adseribir situaciones concretas al modelo, pero los ejemplos que el autor menciona aqui niegan, de hecho, la existencia de bilinguismo, Ocure, sin embargo, que entre el todo o Ia nada, hay muchos interme- dios. Es legitimo decir que la situacién de Euskadi, Catalufia.o Galicia ‘encajan aqui, como hemos dicho, porque no encajan en lacasilla 1, pero seria abusivo plantear que no existen bilingles, aunque s6lo tengan que serlo —incluso en la situacién politica actual (cf, 9.3.)— los hablantes de las lenguas minoritarias. Esto indica que el cuadro de Fishman hay que interpretarlo como un esquema para la reflexion Sobre la evolucién de este tipo de situaciones, Fishman sefala que, como pocas comunidades de estas caracteristicas han surgido en Esta dos derivados de un consenso, cualquier evolucién favorable alas clases inferiores (lengua L. de la diglosia) puede conducir a movimientos socia- Jes de emancipacién y a exigencias de igualdlad para Ia lengua domi- nada (cl. Rotaetxe, 1961 ¢), 4.2.4.1,3, Bilingtismo sin diglosic A juicio de Fishman, en las relaciones presentadas en este titulo y conespondientes al recuadro 2, la inexistencia de diglosia trastoma el uso de las dos lenquas (0 variedades), ya que queda afalta de normas de regulacién. En tales casos, nitios, por ejemplo, de familias y de entomo inmediato unilingle pueden aprender la otra lengua que introducen en dominios 2 que no le son propios. Sefiala que el informe de McNamara de 1966, a menudo citado para combatir el bilingiismo, midié el desarrollo de la inteligencia en nifios de estas caracteristicas, lo que le valié serias criti cas (cf, Fishman, 1971: 140, para una breve resefia de McNamara, 1966). En todo caso, en opinion del autor cuyo cuadro comentamos, en tal situas cién, las lenguas 0 variedades se entremezclan a todos los niveles (onico, gramatical, Iéxico), aunque se trate de sistemas inicialmente separados. Es frecuente que esto ocurra entre emigrantes a paises de len= guar distinta, en los que sienten la vejacién de adquirir mal la lengua dominante, al tiempo que van desprendiéndose de la suya propia. Por todo ello, esta situacién parece ser siempre de transicién: no existiendo distineién funcional entre los sistemas de los bilingues, la lengua aso- ciada al poder, es decir la lengua dominante terminaté por vencer y suplantar a la(s) otra(s). Entretanto, es obvio que pueden surgir varieda~ des pidaines, 4.24.14. Ni diglosia, ni bilingaismo Situacién muy poco frecuente, puesto que sélo podria darse en comu- nidades pequefias y primitivas, en cuanto al repertorio de roles relacio- nado, como sabemos, con repertorios verbales. Pero incluso en tales casos, como hemos visto al analizar la nocién de comunidad linatifstioa enelcp, 2, suele existir alguna diferencia de roles que implica un reper- toric verbal diferenciado y, desde la perspectiva de Fishman, un plurilinguismo. Pero ademas, este tipo de comunidades suele presentar también una otganizacién minima que reconoce alguna jerarquia debida a roles, edad, ete. y que se manifiesta frecuentemente mediante ceremonias. Al existit funciones distinfas que requieren formas linguisticas distintas, apropiadas a cada funcién y regidas por normas sociales, exisien las condiciones que definen la situacién de diglosia. Resulta pues que, incluso este tipo de comunidades, suele tener indicios de los dos fenéme- nos considerados. Por todo ello, podemos concluir que la situacién repre= sentada en el recuadro 4 es mas tedrica que real 4.2.4.2. Situacién diglésica y repertorio verbal Lo visto en 4.2.4.1.2, muestra que la lena id jua «sumergida» presentard inevitablemente deficits con respecto a la otra lengua, La'situacion diglé= sica permite, en efecto, a esta tiltima ocupat los dominios o, i se prefiere, cumplirlas funciones mds relevantes en la organizacién social. Como pot otra parte, se ha visto que en tal situacién, los usuarios de cada une de las 70 longuas pueden constituir un grupo lingtistico propio, resulta que los injembros de la lengua alta tendrén un repertorio de roles completo y un lepertorio verbal desarrollado al maximo, es decir, capaz de cubrit fun- clones altas y bajas. En consecuencia, esta lengua habré desarrollado luna amplia gama de variedades. Yaunque cada uno de sushablantes no tendra un repertorio igual de extenso ~puesto que ello dependerd de los roles que asuma— el repertorio esta ya creado y, en tal sentido, disponi- ble para cuaiquier usuario. Por el contrario, uno de los dramas de las lenguas bajes (L) y, ademas, sumergidas o dominadas procede de la imposibilidad que han tenido sus usuarios de desantollar un abanido suliciente de variedades. Porque, como se ha visto, os habblantes de tales lenguas, para acceder a determ'- hadlos roles sociales, tienen forzosamente que abdicar de su lengua pro- pia, adoptando la lengua dominante. Esta situacién puede ejempli- ficarse comparando Ia vasta gama del repertorio del espafiol, con un desarrollo mucho menor del repertorio del euskera; por limitamos a una earencia, la lengua vasea ha tenido siempre impedida su entrada en la Administracién hasta 1979 (salvo el breve periodo dell Gobiemo Vasco de 1936) y no puede sorprender anadie que en estos afios se esté simple mentando» (cl. 9.2.1.) la variedad apropiada a tal dominio. Alrespecto, hemos visto en el cp. 2 que la nocién de comunidad lin- giistica no implica unilingiismo, ya que existen comunidades plurilin- gues. Segun Fishman (1967: 33), en el caso de la casilla 3 que estamos considerando, los hablamtes no interactiian mutuamente y, por ello, «no forman una simple comunidad lingttistica» (traduccién nuestra, subra- yado en el texto original). ¥ esto quiere deci que una explicacién cohe- tente de xcomunidad lingtisticas, como de stepertorio de roles» 0 de tepertorio verbal» no puede, nl debe infravalorar el estatus esumergido» ‘odominado de una lengua, frente aldominante de otra. Sélo teniendo en ‘ouenta estas circunstancias discriminatorias para una de las lenguas, pueden evitarse alitmaciones acientilicas e ideologizadas sobre supues- fas incapacidades inherentes de ciertas lenguas para expresar determi- nadas funciones. .2.5. Interpretaciones posteriores Poco después de publicarse el articulo de Fishman, la nocién de diglosia encontré, entre nosotros, un terreno abonado para su aplicacién, difusion y reinterpretacién, La causa principal se debia, sin duda, a que el término ebilinguismo> resultabe insuficiente para dar cuenta de una realidad social que se queria denominar. Por ejemplo, en 1964, A. M, Ba- dia | Margant (1972; 136), propone la distincién entre un bilingtismo n natural y uno ambiental, para caracterizar mediante el segundo eel biline Gwismo que ofrecen generalmente las lenquas minoritarias al convivircon | lalengua del Estados. X. Alonso Montero (1968), porsu parte, advierte la necesidad de separar mediante adilingiismow (en oposicion a «bitin. ‘@iismo») la funcién que un dilingue atribuye a cada una de las lenguas ue es capaz de emplear: por ejemplo, mientras Rosalia de Castro seria bilingtle al publicar en castellano poemas escritos anteriormente en Gallego, es dilingie cuando escribe directamente novelas en castellano, Porque en tal caso esta demostrando que es ésta la lengua propia para este género, mientras que el gallego lo es para la poesia La acogida del término fue especialmente significativa hacia los setenta por otra razén: el articulo de Ferguson (pobremente interpretada, en ocasiones) y, sobre todo, el de Fishman aportaban una formulaciom e6riea.a.una diferencia social entre las lenguas existentes en comunida des como Euskadi y Catalufia, ampliamente sentida y que venta Pidiendo un trato especifico. Por un lado, el estudio de Ferguson identifi- caba funciones alta y baja con lenguas alta y baja, haciendo explicita una jerarquiar en el estatus de éstas claramente trasladable a nuestros entomos socio-politico-culturales. Por otto, el de Fishman aportaba ties nosiones, al menos, de gran interés: la diglosia era fenémeno social y no individual, afirmacién acogida sin reservas porque se sabia que el pro- blema del euskera o del catalan tenia ese cardcter. Se retuvo tambien la idea del autor sobre el conjunto de valores y creencias mencionada en 4.2.4, ya que expresaba nuestra experiencia de situaciones vividas en Jas que los valores positivos se atribuian al espanol, en tanto que ottos negativos eran atribuidos al euskera; asi, empezaron trabajos de investi+ gacién en tomo a la ideologia diglésica. El tercer aspecto de especial incidencia procedia de la combinacién fishmaniana de factores: la relax cién entre ebilingtismo» y «diglosia» en cada una de las situaciones die- tinguidas tenta poder explicativo y, al dar cuenta de las causas social que habfan generado un tipo u otto de relacién, inspiraba posibilidades de cambiar situaciones adversas. Pero estas coincidencias no deben hacer creer que el concepto de diglosia iba a ser interpretado de forma nica. Y ni siquiera todo el mundo Jo asumié. A menudo, su empleo vino a denuinciar una laguna terminolé. gica y conceptual. Esta segunda permitis que se le attibuyeran los males de la desigualdad linguistica y diglosia se convirtié en chivo expiatorio, Al recubni un vacio terminolégico, por otra parte, se llegé a atribuirle valores de exorcismo, para conjurar una injusticia. Con la distancia del tiempo, es posible que hoy puedan verse signos de precipitacion en algue hos trabajos de la época; pero, independientemente, de criticas fdciles de haver a posteriori, fueron en conjunto positivos no sélo porque obliqae ton a reflexiones, trabajos de exégesis, intercambios de informacién y nn eontroversias, sino también porque contribuyeron, no poco, a una toma do conciencia linguistica y democratica. Fe asked, pusden morcloncrie ucbe(6e de eplicaeid Rica, 1977) de elaboracién conceptual, como el de J. uaristi (1976) que presenta el Tubalismo como ideologia linguistica. Ambos constituyen tesinas de Vicenciatura que hemos dirigide. Por otro lado, J.M.Sdnchez Carrién (1980: 25) considera, en el plano te6rico, que la diglosia epor muy gene- folizada que esté, es una variante del billngtlismo social, que se produce ‘on las sociedades donde las lenguas se disponen en posicién jerdt- quica»; para este autor los «valores antagénicos que confluyen en la diglosia no son siempre el prestigio como valor asignado ala lengua cul- {ural y la lealtad linqusstica como valor asociado a la lengua maternar. En ottos trabajos, se profundizaren lannocién de interferencias linguisticas fagravadas en una situacién diglésica, proponiéndose, como origen de Jas mismas, razones de orden cultural (Rotaetxe, 1980: 63). Estas citas hotienen, por supuesto, pretensiones de exhaustividad, sino intencién de mostrar un panorama rico en inquietudes y en bitsqueda de soluciones Nuevas expresiones estén relacionadas también con el descubrimiento 0 Ja aplicacién de la diglosia como, pot ejemplo, slucha de lenguas» 0 sconflicto linguistico» (cf. infra). Esta ultima da titulo a un libro de la Kea demia de la Lengua Vasca que presentalos resultados del primer estudio ociolégico sobre usos del euskera, actitudes, etc. (Euskaltzaindia, 1979). Pero sin duda, dentro del Estado espafiol, despuntaron ya en aquellos afios los catalanes, hasta el punto de haber constituido hoy en dia una escuela sociolingtiistica reconocida Sobre otras modificaciones aportadas al concepto de diglosia por parte de autores vinculados entre si, bien por premisas que justifican pun- tos de partida comunes, bien por aplicaciones a realidades compara bles, Denise Daoust y Jacques Maurais acaban de publicar un extra: ordinario trabajo de sintesis (1987: 7-46). A él vamos a referimos a menudo de aqui en adelante i cribaionysoeectiner crcl ade ntey ersccs qelenile ais de la diglosia por parte de la sociolingtistiea americana ha sido cues- tionado por la sociolinguistica catalana, Ia occitanary algunos cnollistas. A diferencia del primer grupo, los dos tltimos sustituyen la polaridad diglésica por un continuum (occitano-francés 0 criallo-francés). La escuela catalanahainfluido, sin duda, sobre laoccitana y, ademds, se ha replanteado en profundidad la nocién de diglosia, para practicamente sustiuila por la de conlicto lingtistico, elaborada primero por Llufs V. Aracil (1965) y popularizada por Rafael Ll. Ninyoles (1972). Seguin se dijo en el Congrés de cultura catalana de 1978 (cf. Daoust y Maurais, 1987: 17) hay conflicto lingtistico cuando dos lenguas claramente dife- renciadas se enfrentan, una como politicamente dominate (empleo ofi- 73 cial, empleo publico) y la otra como poltticamente dominada. Las formas de dominacién van desde las claramente represivas (como las existentes ‘bajo el franquismo) hasta otras mas tolerantes en el plano politico, pero cuya fuerza represiva es esencialmente ideolégica (como las que practi, cam los Estados francés e italiano). De hecho, seaiin la topoloaia concep- tual de la sociolingtistica catalana, en el punto de partida esté la alienacién lingiistica que genera ideologias diglésicas como «mito bilin. Uistas, cauto-odio» y sprejuicios», relacionados respectivamente con el castellano, la diglosia y el catalém. La polaridad antes cltada apare- ce asi Castellano Diglosia Catalén (Lengua impuesta, —Bilingitismo—— (Lengua dominada) dominante) Esta polaridad crea el conflicto que supone un dilema, cuya resolue muestra asi Boyer (1986, apud Daoust y Maurais, p. 17) CONFLICTO sustitucion normalizacién —— Dilema —__________, asimilacién normativizacién, estandarizacion = extensién social La importancia concedida al conflicte ha llevado a algunos autores @ sefialar que, para los sociolinguistas catalanes, la diglosiano es mds que una etapa del conflicto lingtistico que es, de hecho, el concepto més general. ‘Queremos recordar, al respecto que, en 4.2.4.1.2,, hemos visto la dife cultad de encajar en las casillas de Fishman situaciones concretas como lade Euskadi, En el caso de Catalufia, una de las dificultades proviens seguramente de que el castellano y el catalén no presentan la distribu. cién funcional rigida que exige la diglosia, idea que lleva también @ F, Vallverdi a preferir hablar de conflicto lingitistico (1981: 26). Pero, naturalmente, esta expresién no es exclusiva de los soviolingdistaseata lanes; hemos visto mds arriba su empleo en Euskadi (donde, por olvolado, salienacién» se emplea mas que «auto-odio») y, como dicen Daoust y Maurais, el conflicto es la categoria basica de Ia nocién de «glotofagiay usada por L. J. Calvet (1974: 31). Aunque, por otra parte, parece claro que toda situacién diglésieg — tal como ha sido presentada por Fishman — no es, forzosamente, canflics ” tiva, esta opinién se discute por parte de quienes ven en la diglosia siempre un equilibrio inestable. Desde otra perspectiva, se ha indicado que la diglosia queda en algu- hos discursos, disimulada por medio de términos como bilingttismo social, colectivo, ete,, actuacién que ha sido denunciada por Aracil (1973, cf. Daoust, Maurais: 19), En cuanto a la relacién entre el «bilin- guismo de masa», tal como lo interpreta J.B, Marcellesi y la diglosia parece explicarse a partir de la nocisn de polaridad; este autor sostiene que la polaridad y la disimetria en el poder hacen necesario el término diglosta, pero el cardcter no estanco de los usos linguisticos hace que el bilingaismo de masa se mueva en un continuum o en un quasi- ‘continuum (1981: 8). Elandlisis de situaciones de conflicto linguistico lleva a algunos auto- res a emplear el término «iriglossies = triglosia. Se trata de la jerarquia que se da entre tres lenguas por parte de personas que utilizan su varie dad vemdcula, la norma y, en actividades profesionales, una lengua internacional, como el inglés, Seguin Daoust y Maurais, alqunos eriollistas Uscn asimismo una tri-cotomia oponiendo acrolecto, interlecto y basi- lecto. Por todo lo visto, esta claro que el concepto de diglosia ha evolucio- nado mucho desde los antecedentes sefialados en 4.2.1.; queda claro también que su tratamiento ha interesado a muy distintos grupos de tra bajo europeos constituidos desde que Ferguson y Fishman lo dieron a conocer. El estudio de Daoust y Maurais que venimos citando recoge un cuadro elaborado por Gentil Puig, indicando los hitos de tal evolucién. A partir de 1885, la fecha de 1928 (ver Antecedentes) sefiala el principio, apareciondo luego la de 1959, con Ferguson, la de 1967, con Fishman, 1871 con Ninyoles, 1976 con el occitano Robert Lafont, 1981 con el erio- lista, L-P, Prudent y 1962, con D. Bemardé que presenta un conllicto lin: ailistico triddico entre el anglo-americano, el francés 0, en su caso, espafiol y el catalan 4.2.6. Avatares del término Las lineas anteriores muestran que el témino ha venido siendo empleado con cambios significativos. Y, si algunos de ellos son explica- bles dentro del grupo de trabajo que utiliza la nocién de diglosia, otros parecen responder a la necesidad de acoplar esta nocién a situaciones plunlingues muy diversas o al rechazo que produce aceptarla tal como habia sido acunada, Es interesante, en este sentido, la revision que ofrece Andrée Tabouret-Keller (1982-1: 17-43), Aqui,nos limitaremos a sefalar algunas vicisitudes de especial importancia. Como indica esta autora —y se ha 5 visto en paginas anteriores— ediglosia» se hizo muy pronto sindnimo de la desiqualdad de aquello para lo que cada una de las lenguas en pre- sencia en una situacién compleja puede servir, y de la desigualdad correlativa de los valores que cada una de ellas puede representar. Pero, ssi con respecto a «bilingtismos, el término diglosia insiste en la manera desigual en que los sistemas linguistics se conciben intra-comunitaria- mente, para algunos autores, vaa ser precisamente este criterio de desi- gualdad el rasgo rechazado. En consecuencia, indican que aceptar dar Hombre a esta desigualdad supone legitimarla y que el aspecto que hay que cuestionar es el de ideologia dominante. Otto aspecto discutido es el eferente a sila diglosiase presenta entre ‘érminos discontinuos y opuestos, o si también puede emplearse para designar un continuum, pregunta que plantea si la diglosia signilica grmonia 0 conllicto. Asi, mientras que para algunos investigadores, diglo- ‘sia se limita a una nocién operativa, pero tedrica, para otros remite a und situacién conereta. Por otra parte, se ha visto que, a partir del conjunto de valores que Confieten funciones a las lenquas seficlade por Fishman, alqunos grupos han hecho especial hincapié sobre las ideologtas diglésicas. Limitadas Primero, como se ha visto en el esquema de la sociolingiiistica catalana, arreilejos de nuestro imaginario lingdistico, algunos autores las han pre: sentado como xalimentadap por intereses de clase social. En definitiva, es dificil dar actualmente una interpretacién dnica de diqlosia, a no ser que se siga atendiendo a las explicaciones de los auto- res que la difundieron. Entre éstas, parece que debe aplicarse a situacio- hes en las que dos lenguas se opongan funcionalmente lo suficiente como para que, precisamente por ello, no se trate sélo de bilingtllsmo. Es obvio, por ota parte que, en si, diglosia —contrariamente a bilingiis- mo— remite a situaciones politicas creadoras precisamente de la desi- gualdad. Pero ne pueden confundirse totalmente los dos planos: ni un problema politico se resuelve con medidas estrictamente lingilisticas ni, reciprocamente, medidas estrictamente politicas —como la promocién mediante decisiones juridicas del estdtus de una lengua dominada— pueden resolver siempre la practica minoritaria de la misma. Estas ulti- mas son, sin duda, determinantes y constituyen una condicién necesaria, Pero sequramente, no suficiente, 4.3. Lengua e ideologia Desde el principio de este libro, hemos sefialado que no sélo juzga: mos las lenguas mediante calificativos inapropiados, sino que, ademas, Por una tendencia quizé en primera instancia natural cunque luego man. 76 jenida, la persona humana suele considerar su propia lengua como la MOREY, ch mumetovoa oatom exis tandenciosvele lever perecr us és deseable que oios compartan ese bien. La consigna de Nebria haciendo ala lengua compareradelimpeyo no fue, en este sent, mulaet6rica,ni probablemente hadejade de serio. Lasideologias diglé- Sica antes vista ne son, por ela, sino manfestaciones de un fonémeno nds genoral: el que conciemne la relocién lengua e ideologia, que suele mmanfestone através de nuestosjucios de valor sobre as lengan Estos jescubierto multiples pre-juicios y algo que llamaremos el ima~ Fara Kngultco, pena no penetar en deinicionce do sideclogisn (aportacién de Althuser y de otros) innecesarias en esta ocasién, ‘Gre ocs dal problema al prowesis on ol op, 2; in clealcocicnt de las variedades lingtisticas de Stewart. En 4.2.2. se ha visto también, a propesito del rasgo 2) prestigio de Ferguson, que la ideologia diglésica puede sactilicarla eficacia de la comunicacién (vartedad L) para promo- Yor ol pretiio dela variedad Haun taboo recent, Claude Hagtge ha completado el cuadro de Stewart con una tipologia de funciones. present os dvewsostipos de lengua como lugares de atmacionpoltioa social (1985b: 1-13). cure, en efecto, que los conlictos entre las len- {Guas muestran de forma clara que los hablantes se apropian de las mis mas como lugares de inversion simbélica individual o nacional, es decir, Gomo espejos de su imaginario. Abundan los ejemplos, en las luchas, pasadas o presentes, de los puristas o de los reformadores hingaros o tnesos en tome ala concepein ideal desu respectvaslenguas come expresiones nacionales de esos pueblos. Coincide también con la preo- Gupucion de ploniicadares, como | Basen en Noruega, . Ben Yehuda ealsrol. por ennauece [lengua de supais cdapndolas aos neces jadles modernas, como dice Hagége, parc hacetlas capaces de expresat tiivvas Yodidudes wcricen'ysoctlex Peto ol poder enbotios da une lengua, como reflejo de la conciencia de un pueblo estal que ha degene sade a menido en valencia, coms la del asesiate det nauists pees Wi en 1946 por una cuestién de Iéxico: su nacionalismo anti- Giioelatnpulscbu adve-arsouturellesico bate opoalecd cecal io= nalismo panislémico de quienes defendian vn pers. fuerlemente ‘arabizado, ¥ son conocidas las querras de la primera mitad de nuestro siglo, en Grecia, en favor en contra de alguna de las variedades a las Ticairers nencuonpanis conetdcattbisrky ied tha empleadas en Buskach contra nis indefensos que cometian el «delito» de expresarse en la tinioa lengua que conocian y que, ademds, era la suya: el simbolo del canlo verde los castigosisces ot sonreates no lejanos, como la muestra el estudio de la Academia de la Lengua Vasca Euskaltzaindia, 1977: 319) 7 En todos los casos, se percibe, como dice con 5 ‘ibe, como dice con razén Hagage, que las lenguas son mucho més que instnamentos de comunicactén Sto fueron mds que esto, no se cometerian tantas harbaridades por ideol: 6 saridades par ideologias lin- {Glistioas, Pero ocumre que los hablantes somos depositarios de nuestras lenguas porque nos voleamos en ellas; por ello, cualquier intento de alterarlas, incluso la mera recomendacién de unas formas sobre otras, Parecen aleanzamos en nuestra propia integridad. Por la misma razon, Gloroshablantes que, como nienbicedeoucolecivtdadcen mechoer mostrar acttudes avanzadas y valientes en defensa del progiose social pueden manifestar, paraddjicamente, las actitudes mas conservadoras en defensa de la inmutabilidad de su lengua Asi, parece necesatio considerar la relacién entre nuestro modo de verla realidad y la expresion lingutstica que le damos, Sestiresiet a que le damos. ¥ de ello, tratamos 78. 5 Lengua, pensamiento, organizacién sociocultural 5.1. Planteamiento de la cuestién y plan del capitulo Vistas las relaciones entre las distintas variedades linguisticas (cp. 2) yentre distintas lenguas dentro de una comunidad (cp. 4), enfocamos ahora las relaciones del lenguaje con el mundo exterior designado mediante la expresién

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