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Los Bienes y Su Clasificacio N
Los Bienes y Su Clasificacio N
Para iniciar el estudio de la teoría de los bienes resulta necesario distinguir el concepto
de “cosa” y el concepto de “bien”.
Cosa y Bien no son expresiones sinónimas, sino que puede afirmarse que entre ellas
existe una relación de género a especie. En efecto, “cosa” es todo aquello que ocupa un
lugar en el espacio, esto es, que tiene corporeidad sensible (una mesa, una silla). Si
embargo, si se pretende ampliar esta noción a aquellas entidades que carecen de
corporeidad material, como es el caso de los bienes inmateriales (producciones de
talento o ingenio del Art. 584 del Código Civil) o las energías (electricidad, distintos
gases, etc) se presentan problemas.
Cabe precisar que el Código Civil Chileno no define cosa ni bien; incluso confunde
ambos términos, pues alude a cosa y bien indistintamente, como se advierte a partir del
Art. 565 del Código Civil.
El artículo 565 del Código Civil dispone que Los bienes consisten en cosas corporales e
incorporales.
Cosas Corporales son las que tiene un ser real y pueden ser percibidas por los sentidos,
como una casa, un libro.
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Cosas Incorporales, en cambio, son las que consisten en meros derechos, como
créditos y las servidumbres activas (Art. 565).
Esta disposición debe vincularse con el Art. 576 del Código Civil que prescribe que las
cosas incorporales son derechos reales o personales y con el Art. 583 que señala que
sobre las cosas incorporales hay también una especie de propiedad. Así el
usufructuario tiene la propiedad de su derecho de usufructo. Esta última disposición ha
dado lugar a la Teoría de la Propiedad sobre el derechos, teoría que tiene un
reconocimiento constitucional como se desprende del Art. 19 nº 24 de la Constitución
Política del Estado que, en su parte pertinente, indica que la Constitución asegura a
todas las personas el derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de
bienes corporales e incorporales.
Según el Art. 576 del C.C. las cosas incorporales son derechos reales o personales.
El C.C. en su Art. 577 define el derecho real como aquel derecho que se ejerce sobre
una cosa sin respecto a determinada persona.
Este concepto es de carácter clásico, pues concibe el derecho real como una relación
persona-cosa, inmediata y absoluta: un derecho en la cosa (jus in re). Puede entenderse
como un poder o señorío que tiene un sujeto sobre una cosa, y cuando éste es total y
completo estamos frente al derecho real de dominio. En los demás casos estamos frente
a los llamados derechos reales en cosa ajena1.
Los llamados derechos reales pueden agruparse en dos categorías: derechos reales de
goce y derechos reales de garantía.
Los derechos reales de goce son aquellos que permiten la utilización directa de la cosa
(uso, percepción de frutos). El más completo es el dominio, pues otorga la facultad de
usar, gozar y disponer de la cosa. Los demás derechos reales de goce son limitados,
dado que otorgan la facultad de gozar, usar o disponer de la cosa, pero no todas ellas
conjuntamente (Ej: usufructo, otorga al usufructuario la facultad de usar y gozar de la
cosa fructuaria; el derecho real de uso, la facultad de usar la cosa, etc.).
El derecho personal, según el Art. 578 del C.C. es el que puede exigirse de ciertas
personas que por hecho suyo o disposición de la ley han contraído obligaciones
correlativas, como el que tiene el prestamista con el deudor por el dinero prestado o el
hijo contra el padre por alimentos.
Cabe destacar que de los derechos reales y personales nacen acciones reales y
personales, respectivamente.
1 Véase clase sobre Derechos reales de Jueves 16 de Marzo de 2006 sobre Derechos
reales.
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El C.C. después de definir el derecho real y personal y, precisar las acciones que
emanan de ellos, aplica en su Art. 580 la clasificación de los bienes corporales en su
categoría de muebles e inmuebles a estos derechos y acciones. Así dispone que los
derechos o acciones se reputan muebles e inmuebles según lo sea la cosa en que han de
ejercerse (derechos reales) o que se debe (derechos personales), destacando en el Art.
581 que los hechos que se deben se reputan muebles.
Según el Art. 566 del C.C. las cosas corporales se dividen en muebles e inmuebles.
Esta clasificación nace en el Derecho Romano, y por largo tiempo, hasta la llegada del
desarrollo industrial, los inmuebles, representados principalmente por el suelo,
constituían el bien económico por excelencia. Esto determinó que las distintas
legislaciones establecieran un estatuto protector de los inmuebles que se traduce en un
régimen jurídico distinto, a pesar que hoy por hoy algunos bienes muebles
(instrumentos electrónicos, medios de transporte, etc.) han adquirido un mayor valor
que los inmuebles.
Este estatuto jurídico protector de los bienes inmuebles se advierte en las siguientes
disposiciones:
1º La venta de bienes raíces es solemne, dado que requiere escritura pública, como lo
dispone el Art. 1801 inc 1, lo que no ocurre con la venta de los bienes muebles que es
simplemente consensual.
4º Los herederos sólo pueden disponer de los bienes inmuebles en la medida que
realicen las inscripciones exigidas por el Art. 688; a saber, inscripción del decreto de
posesión efectiva, inscripción especial de herencia, inscripción del acto de partición.
Estas inscripciones no se exigen tratándose de bienes muebles.
5º En las reglas de la sociedad conyugal se establece que los inmuebles que hayan
aportado los cónyuges o que se adquieran durante la vigencia de la sociedad
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7º La enajenación de los inmuebles del pupilo debe efectuarse con ciertas formalidades
como la pública subasta, previo decreto judicial (Art. 393 y 394).
Importancia de la clasificación
Los bienes muebles se encuentran definidos en el Art. 567 del C.C. Este Art. prescribe
que muebles son los que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose por
ellas mismas, como los animales (que por eso se llaman semovientes), sea que sólo se
muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas.
Los bienes muebles admiten una doble clasificación: muebles por naturaleza y muebles
por anticipación.
1º Los muebles por naturaleza son los definidos en el Art. 567 antes citado.
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2º Los muebles por anticipación son los indicados en el Art. 571. Se trata de ciertos
bienes inmuebles por naturaleza, por adherencia o por destinación, que para el efecto
de constituir un derecho sobre ellos en favor de una persona distinta que el dueño, se
reputan muebles, antes de su separación del inmueble al que pertenecen.
En consecuencia, se les aplican todas las normas de los inmuebles cuando se trata de
constituir derechos a favor de terceros.
Los bienes inmuebles están definidos e el Art. 568. De acuerdo a este precepto
Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden transportarse de un
lugar a otro; como las tierras y minas, y las que adhieren permanentemente a ellas,
como los edificios, los árboles.
Los inmuebles admiten una triple clasificación, distinguiéndose al efecto los inmuebles
por naturaleza, inmuebles por adherencia e inmuebles por destinación.
2º Inmuebles por adherencia son ciertos bienes que, siendo muebles, se reputan
inmuebles por estar adheridos permanentemente a un inmueble. Ej: Edificios, árboles.
Por consiguiente, es necesario que el bien esté adherido al inmueble y que esta
adherencia sea permanente.
Los productos de la tierra y los frutos de los árboles, mientras permanezcan adheridos
a su fuente de origen son inmuebles, pues forman con ella un solo todo; separados
permanentemente, son muebles; y, se reputan muebles, antes de su separación, para los
efectos de constituir sobre ellos derechos a favor de otras personas distintas del dueño.
3º Inmuebles por destinación. Según el Art. 570 pueden definirse como ciertos bienes
muebles que la ley reputa inmuebles por estar permanentemente destinados al uso,
cultivo o beneficio de un inmueble.
1.) El bien debe estar destinado al aprovechamiento del inmueble (no del propietario
del inmueble)
2.) El destino del bien debe ser permanente.
3.) El bien debe estar en el inmueble debido a que es éste el que comunica su carácter,
aceptándose la posibilidad que esté transitoriamente alejado de él.
4.) El destino debe ser dado al bien por el dueño del inmueble.
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El Art. 573 señala que las cosas que por ser accesorias a bienes raíces se reputan
inmuebles no dejan de serlo por su separación momentánea; por ejemplo los bulbos o
cebollas que se vuelven a plantar, y las losas o piedras que se desencajan de su lugar,
para hacer alguna construcción o reparación y con ánimo de volverlas a él. Pero desde
que se separan con el objeto de darle diferente destino dejan de ser inmuebles.
Por su parte, el Art. 572 prescribe que las cosas de comodidad u ornato que se clavan o
fijan en las paredes de las casas y pueden removerse fácilmente sin detrimento de las
mismas paredes, como estufas, espejos, tapicerías, se reputan muebles. Si los cuadros o
espejos están embutidos en las paredes, de manera que formen un mismo cuerpo con
ellas, se consideraran parte de ellas, aunque puedan separarse sin detrimento.
Son objetivamente consumibles los bienes que por sus propias características se
destruyen civil o naturalmente por su primer uso. Se destruyen naturalmente si
desaparecen físicamente o sufren una alteración sustancial (Ej: los alimentos) y se
destruyen civilmente aquellos cuyo uso implica enajenación (Ej. Las monedas).
Por el contrario, son objetivamente no consumibles los bienes, que por sus propias
características no se destruyen ni natural ni civilmente por su primer uso (Ej: una mesa,
un árbol).
Son subjetivamente consumibles los bienes que, atendido el destino que tienen para su
actual titular su primer uso importa enajenarlos o destruirlos.
Por consiguiente, son subjetivamente no consumibles los bienes que, atendido el destino
que tienen para su actual titular, su primer uso no importa enajenarlos.
De lo anterior se colige que existen bienes que pueden ser objetiva y/o subjetivamente
consumibles. Así los libros de una librería son consumibles subjetivamente para el
librero, pero son no consumibles objetivamente; una botella de licor es objetivamente
consumible, pero destinada a una exposición es subjetivamente no consumible. Los
alimentos de un almacén son objetiva y subjetivamente consumibles para el almacenero.
Dentro de los bienes consumibles hay una categoría especial denominada “bienes
corruptibles”, que deben consumirse en breve tiempo, pues de lo contrario pierden su
aptitud para el consumo; es el caso de algunas frutas y ciertos medicamentos. En
atención a esta especial circunstancia la ley los somete a un tratamiento especial, como
se desprende del Art. 488 del C.C. y 483 del CPC 6.
6 El Art. 488 del C.C. prescribe que se prohíbe a los curadores alterar la forma de los bienes, contraer
emprésitos y enajenar aún los bienes mueble que no sean corruptibles, a no ser que esta enajenación
pertenezca al giro ordinario de los negocios del ausente, o que el pago de las deudas la requiera. Por su
parte, el Art. 483 del C.P.C. establece que venderá el depositario en la forma más conveniente, sin previa
tasación judicial, los muebles sujetos a corrupción o susceptibles de próximo deterioro.
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Importancia de la clasificación
Ej: El usufructo no puede recaer sobre una cosa consumible que pretende utilizarse en
su natural destino.
Son fungibles aquellas cosas que por presentar entre si una igualdad de hecho se
considera que tienen un mismo poder liberatorio. Suelen definirse además como
aquellas cosas que pertenecen a un mismo género y se encuentran en un mismo estado.
Cabe destacar que esta noción no sólo es aplicable a las cosas sino también a los hechos,
entendiendo por hechos fungibles aquellos cuya ejecución no requiere de condiciones o
destrezas especiales y no fungibles aquellos en que tiene importancia la persona que lo
ejecuta, como ocurre por ejemplo con la pintura de un cuadro7.
Consumibilidad y fungibilidad
Por regla general las cosas consumibles son al mismo tiempo fungibles, como ocurre
con la mayoría de los alimentos, pero consumibilidad y fungibilidad no van
necesariamente unidas, sino que son independientes.
Cabe destacar eso si que la fungibilidad es más común que la consumibilidad, pues la
fungibilidad generalmente se presenta en las cosas consumibles y la fungibilidad se
presenta en todos los artículos de uso habitual de carácter durable.
De allí que el Art. 575 del C.C. confunda las cosas consumibles con las fungibles, dado
que prescribe que las cosas consumibles pertenecen a las fungibles, significando que las
cosas consumibles son una especie de cosas fungibles.
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Es necesario aclarar que las especies monetarias son fungibles, porque tienen el mismo
poder liberatorio y además son consumibles, dado que empleadas en su destino natural
se destruyen civilmente con el primer uso. Ahora bien cuando el Art. 575 señala que “en
cuanto perecen para el que las emplea como tales, son cosas fungibles” debe entenderse
que ha querido decir “consumibles”. Este fenómeno se repite a propósito de la
definición de usufructo en el Art. 7648, Art. 1656 relativo a la compensación9, Arts.
2196 y 2198 sobre el mutuo o préstamo de consumo10.
Importancia de la clasificación
Bienes principales son aquellos que tienen existencia independiente, sin necesidad de
otros. Ej: El suelo.
Bienes accesorios, en cambio, son aquellos que están subordinados a otros sin los
cuales no pueden subsistir. Ej: Los árboles.
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intereses devengados y el Art. 1830 que señala que en la venta de una finca se
comprenden todos los accesorios que se reputen inmuebles.
Cabe destacar que esta clasificación no sólo se aplica a los bienes corporales sino
también a los incorporales o derechos (Ej. El derecho real de servidumbre es accesorio
al derecho de dominio sobre el predio en que se ejerce y la hipoteca accesoria al crédito
que garantiza).
Existen distintos criterios para determinar cuál bien es accesorio y cuál no. Entre estos
criterios destacan los siguientes:
a.) El criterio de la subsistencia
b.) El criterio del valor (Ej: motor-combustible).
c.) El criterio de la finalidad (vaina-sable).
d.) El criterio del volumen.
Estos tres últimos criterios utiliza el C.C. en el Art. 659 (criterio del valor de afección),
Art. 660 (criterio de la finalidad) y Art. 661 (criterio del volumen) en materia de
adjunción para decidir el destino de los bienes adjuntos.
Importancia de la clasificación
En primer lugar, debe precisarse que desde un punto de vista físico todos los bienes
corporales son divisibles. El problema se presenta desde un punto de vista jurídico, dado
que existen dos conceptos de divisibilidad; uno material y otro intelectual.
Son materialmente divisibles los bienes que pueden fraccionarse sin que se destruyan
en su estado normal ni pierdan notoriamente su valor al considerarse las partes en
conjunto. Ej: el agua es divisible, en cambio, una animal es indivisible porque al
fraccionarlo se destruye su estado normal.
Son intelectualmente divisibles las cosas que pueden fraccionarse en partes ideales,
imaginarias aunque no lo sean materialmente.
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Importancia de la clasificación
2º Para determinar los efectos de las obligaciones divisibles e indivisibles. Arts. 1524 y
1526 n º515.
Los bienes singulares son los que constituyen una unidad natural o artificial.
Estos bienes a su vez pueden ser simples o complejos. Los bienes simples son aquellos
que tienen una individualidad unitaria. Los bienes complejos, en cambio, son
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agrupaciones de cosas físicas que forman un todo coherente en razón de existir una
conexión física o corporal en ella. Ej. Un edificio.
De allí que las características comunes a toda universalidad sean que comprende un
conjunto de bienes sometidos a reglas especiales y que sus elementos tienen una
individualidad distinta de ella.
Tipos de Universalidades
a.) Los bienes que la componen pueden ser de la misma naturaleza (animales de un
ganado, libros de una colección) o de naturaleza diferente (bienes corporales e
incorporales que componen el “establecimiento de comercio”).
b.) Los bienes mantienen su propia individualidad, función y valor, por lo que no se
consideran universalidades de hecho las fracciones de un bien singular. Ej: Un
saco de trigo no es una universalidad de hecho, porque los granos aisladamente
considerados son parte del saco de cereal.
c.) El vínculo que une a las cosas singulares para formar la universalidad de
hecho es el de un destino común que generalmente es de carácter económico.
d.) La universalidad de hecho sólo comprende bienes, esto es, elementos activos y
no pasivos o deudas, aceptables únicamente en universalidades jurídicas.
e.) Existen dos tipos de universalidades de hecho; las colecciones y las
explotaciones.
Las colecciones de objetos están constituidas por bienes singulares de
naturaleza homogénea (Rebaño, biblioteca).
f.) La universalidad de hecho requiere que el destino común de los bienes sea
conferido por el propietario de dichos bienes y esta universalidad cesa por la
voluntad del propietario de hacerla desaparecer.
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Importancia de la clasificación
1º Tratándose del contrato de sociedad, dado que el Art. 2056 prohíbe toda sociedad a
título universal, sea de bienes presentes y venideros o de unos u otros y la sociedad de
ganancias a título universal, excepto entre cónyuges.
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2º Una situación similar se advierte a propósito del contrato de compraventa, puesto que
el Art. 1811 del C.C. prescribe que es nula la venta de los bienes presentes o futuro, de
unos y otros, ya se venda el total o la cuota.
3º Finalmente, cabe señalar que la acción reivindicatoria sólo procede respecto de cosas
singulares y no de universalidades, tal como se desprende del Art. 889 del C.C. En
efecto dicho artículo define la acción reivindicatoria como aquella que tiene el dueño
de una cosa singular, de que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea
condenado a restituírsela16.
Los bienes presentes son los que al momento de celebrarse la relación jurídica tienen
una existencia real.
En cambio, los bienes futuros son los que a esa época no existen y sólo se espera que
existan.
a.) Cabe señalar que la futureidad puede considerarse desde un punto de vista
objetivo o desde un punto de vista subjetivo, lo que ocurrirá cuando la cosa
existiendo realmente no pertenece al sujeto, pero éste espera en el futuro
adquirirla.
b.) La futureidad admite graduaciones, tratándose de cosas compuestas. En efecto,
un edificio puede encontrarse a la época de la relación jurídica en una etapa de
construcción inicial y en ese caso resulta difícil determinar si se trata de un bien
presente o futuro.
c.) Existe una graduación en relación con la probabilidad de existencia de las
cosas futuras, distinguiéndose los bienes futuros de existencia esperada (Ej:
fruto de un árbol) y los bienes futuros de existencia aleatoria (Ej. El producto de
una pesca).
El C.C. se refiere a la futureidad en los Arts. 1461 a propósito la cosa que debe darse o
entregarse como objeto del acto jurídico y en el Art.1813 relativo a la compraventa de
cosas futuras17.
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Bienes comerciables son los que pueden ser objeto de relaciones jurídicas privadas, de
modo tal que sobre ellos puede recaer un derecho real o constituirse un derecho
personal. Así se desprende del Art. 1461 relativo a los requisitos que debe reunir el
objeto cuando se trata de una cosa que debe darse o entregarse y del Art. 2498 que
prescribe que se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales que están en
el comercio humano.
a.) Bienes incomerciables por su naturaleza son aquellas cosas comunes a todos los
hombres, esto es, las cosas que no pueden ser objeto de relaciones jurídicas en general
y que, por lo mismo, se encuentran fuera del comercio humano. Por esta misma razón
no puede hablarse de bienes. Es el caso del aire y el altamar.
b.) Bienes incomerciables por su destinación son aquellos que, siendo naturalmente
comerciables se han sustraído del comercio jurídico para dedicarlas a un fin público.
Es el caso de las plazas, calles y otros bienes nacionales de uso público.
Este tipo de bienes puede ser objeto de ciertas relaciones jurídicas de carácter público,
como ocurre con aquellas concesiones que otorga la autoridad.
Cabe destacar que existen bienes respectos del cuales hay una prohibición legal de
celebrar determinados actos o contratos de carácter temporal o transitorio por razones
de interés público o privado. En este caso estamos antes bienes comerciables que
tienen limitada su comerciabilidad. Así ocurre con ciertas obras declaradas patrimonio
nacional, ciertos productos químicos explosivos o tóxicos, bienes embargados
judicialmente cuya propiedad se litiga.
Es importante destacar que al interior de esta categoría existen ciertos bienes que no
sólo pueden enajenarse, sino que tampoco pueden traspasarse a otras personas. Se trata
de los denominados “bienes inalienables, entre los que destacan las cosas
inapropiables, las cosas incomerciables y ciertas cosas comerciables como los derechos
personalísimos que son aquellos que no pueden transferirse a otras personas. Es el caso
del derecho de alimentos (Art. 334 del C.C.), el derecho legal de goce que tiene el padre
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sobre los bienes del hijo (Art. 252 del C.C.) 18 y los derechos de uso y habitación (Art.
819)19.
De lo anterior se colige que todas las cosas incomerciables son inalienables, puesto
que aquello que no se encuentra en el comercio humano no puede transferirse a otras
personas, pero no todas las cosas inalienables son incomerciables, toda vez que, como
se indicó precedentemente, existen cosas comerciables, esto es, cosas que pueden ser
objeto de relaciones jurídicas privadas, pero que no pueden trasferirse a otras personas.
Finalmente, cabe precisar que las cosas de culto divino son bienes comerciables, dado
que la ley civil chilena no los excluye de las relaciones jurídicas privadas ni de la
comerciabilidad. Así se colige de los Arts. 586 y 587 que se refieren a las cosas
consagradas al culto divino y del Art. 1105 relativo al legado de cosa de culto divino.
Son bienes inapropiables las cosas comunes a todos los hombres antes calificadas de
absolutamente incomerciables.
Los bienes apropiados son los que siendo susceptibles de apropiación tienen dueño.
Los bienes inapropiados, en cambio, son los que siendo susceptibles de apropiación
carecen actualmente de dueño.
Si estos bienes nunca han tenido propietario se les llama res nullius; en cambio, si han
tenido propietario, pero el dueño los abandonó con la intención de desprenderse del
dominio se denominan “res derelictae”.
En nuestro derecho a los bienes inapropiados se les llama mostrencos” cuando son
muebles y vacantes cuando son inmuebles.
Los bienes privados o bienes particulares son aquellos bienes de dominio de los
particulares.
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Los bienes nacionales, en cambio, son aquellos que pertenecen a la nación toda,
distinguiéndose al efecto los bienes nacionales de uso público o bienes públicos y los
bienes del Estado o bienes fiscales.
Bienes nacionales de uso público son aquellos cuyo dominio pertenece a la nación
toda y su uso a todos los habitantes (Art. 589), como las plazas, calles, puentes,
caminos y mar adyacente.
Los estatutos legales de estos bienes son variables, de modo que resulta útil distinguir
entre bienes de dominio público marítimo, dominio público terrestre, dominio público
fluvial, dominio público lacustre, dominio público aéreo.
1º Dominio Público Marítimo: En esta materia resultan aplicables los Arts. 593 y 596
del C.C. relativos al mar adyacente y a la zona económica exclusiva. También el DL
2222 Ley de Navegación, el DFL 292 Ley Orgánica de la Dirección General del
Territorio Marítimo y Marina Mercante y DL sobre Concesiones Marítimas.
2º Dominio Público Terrestre; comprende todos los bienes nacionales de uso público de
la superficie del Estado (calles, plazas, caminos, etc). El estatuto legal aplicable está
determinado por los Arts. 589 y 592 del C.C., la Ley 18.695 de Municipalidades, Ley
General de Urbanismo y Construcciones (DFL Nº 458) y Ley de caminos (Decreto nº
294 de 1984).
3º Dominio Público fluvial y lacustre; abarca todas las aguas del territorio nacional.
En este sentido cabe precisar que todas las aguas existentes en el territorio nacional son
bienes nacionales de uso público, de acuerdo al Art. 595 del C.C. y Art. 5 del Código de
Aguas, pudiendo los particulares servirse de algunas aguas para determinadas
necesidades mediante el denominado “derecho real de aprovechamiento de aguas”
contemplado en el Art. 6º del Código de Aguas.
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4º Dominio Público Aéreo: El Estado de Chile tiene soberanía exclusiva del espacio
aéreo sobre su territorio. Esto significa que es el facultado para regular la utilización de
dicho espacio con las limitaciones que la ley imponga20.
Los Bienes Fiscales, en cambio, son aquellos que constituyen el patrimonio privado del
Estado y pertenecen a él en cuanto sujeto de relaciones patrimoniales privadas para
cuyos efectos es llamado “Fisco”.
La mayoría de la doctrina estima que el Art. 590 del C.C. establece una verdadera
presunción de dominio a favor del Fisco, de modo tal que quien dispute un inmueble al
Fisco debe acreditar dominio aunque tenga la posesión, lo que parece lógico, toda vez
que sería difícil para el Fisco probar el hecho negativo de que el bien no tiene otro
dueño. En atención a esta circunstancia se ha sostenido que el Art. 590 del C.C. sería
una excepción al Art. 700 que en su inciso segundo prescribe que el poseedor se reputa
dueño, a menos que otra persona justifique serlo.
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