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Frédérick Lehoyer “La respuesta esta en la pregunta” 53 Nos preguntabamos: “Como podemos preparar al nifio? Hacen falta finos electrodos...”. Nos sentiamos perdidos. No es al nifio a quien hay que preparar, sino a nosotros mismos. Son “nuestros” ojos los que tenemos que abrir. Fs “nuestra” ceguera, la que tiene que desaparecer. Como en todas las cosas, basta con un poco de inteligencia, para que todo resulte facil. 2 En resumen, todo empieza como una especie de paradoja. El nifio, que estaba en una prisién, jahora se encuentra libre y llora! Dicen que es lo que les ocurre a los prisioneros. Se les abre el calabozo, los saluda la libertad, y no dejan de echar de menos los barrotes que tanto maldecian, hasta tal punto que reinciden, como si les faltase la carcel. A este recién nacido, a quien vuelve loco la libertad, se le pretenderia decir: “Vale, desgraciado, jdeja de chillar! Estas desesperado y deberias estar loco de contento. Date cuenta de lo que ocurre, disfruta de tu libertad. Fijate como puedes moverte, como puedes estirarte. {Como puedes llorar?” Es un error lamentable. {Como podemos hacer que se calle? {Cémo podemos hacer que comprenda este bebé? Es muy sencillo. Aeste nifio, hay que hablarle en su lengua. Hay que hablarle en esa lengua universal que se habla en todas partes, que no utiliza palabras, se comprende a todas las edades y se llama amor. jHablar de amor... a un recién nacido! Naturalmente Hay que hablarle como se hablan los enamorados. {Qué se dicen los enamorados? No hablan: se tocan. Para ello, apagan la luz o, simplemente, cierran los ojos. Reproducen la noche en su entorno. En la crean, en silencio, se rozan, se hablan. Se rodean con los brazos, reproducen el encierro, la vieja prision que los protege del mundo. Son sus manos las que hablan, son sus cuerpos los que se comprenden. Si, asi es como hay que hablar al recién nacido, con manos suaves; pero atentas, amorosas, que se mueven lentamente, al ritmo de “su” respiracion. jPero no vayamos muy deprisa! Ayancemos paso a paso, un sentido tras otro. tinieblas que 3 Empecemos por la vista. Hagamos como los enamorados: apaguemos la luz. {.Quién podria hacer el amor debajo de unos focos potentes? Dejemos solamente lo justo para ver lo que hacemos: controlar que la mujer no corra el riesgo de desgarrarse y ver en todo momento cémo se encuentra el nifio. 56 jCémo tranquiliza la sombra! A la madre también le gusta esta penumbra. {No solemos cerrar los ojos, para escuchar mejor? 4 Ahora, los oidos. Nada mis sencillo: guardemos silencio. {Sencillo? No es tan facil como parece. Somos muy charlatanes. Ademas, quedarse en silencio con alguien es una experiencia tan inquietante, que nadie se atreve a aventurarse en ella. Guardar silencio, estar pendiente del “otro”, escuchar, percibir mas alla de las palabras es el fruto de un esfuerzo. Hay que estar preparado para ello, entrenarse y comprender las razones. Las primeras mujeres que dieron a luz en silencio se sintieron tan inquietas que vale la pena contarlo. Cuando ya terminaba la expulsion, hablabamos poco y en voz baja, para no perturbar la paz que reinaba en la sala y preparar el ambiente propicio para recibir al nifio; pero, tan pronto como habia salido el nifio, no pronuncidébamos ni una sola palabra. Si teniamos que decir algo, dar una orden, pasar una indicaci6n, lo haciamos con una voz casi inaudible, un susurro, para no perturbar los primeros instantes del recién nacido. Esta forma de actuar, tan natural y, sin embargo, tan sorprendente, les caia a las mujeres tan de imprevisto que entraban répidamente en una crisis de panico. El nifio, en vez de llorar, como de costumbre, se limitaba a respirar con fuerza, después de dos 0 tres gritos vigorosos, de tal modo que, con aquel silencio, las mujeres echaban de menos el Ilanto de sus hijos. Pronto se veia en sus ojos la sorpresa y, de inmediato, su 57 angustia, mirando de uno a otro a todos los asistentes, como si quisiesen hacer un monton de preguntas. De pronto, sin poder contenerse, se deciden a preguntar: “(Por qué no Ilora mi hijo?” Era desgarrador, asombroso, irritante. “7Y por qué no grita mi hijo?” Era el grito desconsolado del niiio al que se le ha roto un juguete. “7 Por qué no grita mi hijo?” Habia en esta exclamacion tal sorpresa, tal reproche, tal reivindicacion, que nos quedamos pasmados. Hasta ese punto estamos mentalizados con que le nifio tiene que llorar. Hasta ese punto estan el nacimiento y el sufrimiento asociados en la mente. Hasta ese punto el Ilanto del recién nacido forma parte de las cosas intangibles. {Qué se podia decir? ,Qué podriamos responder? Aquellas mujeres no habian sido advertidas; pero, para nosotros, ese silencio era algo normal. Estamos tan desnaturalizados, que una cosa verdadera, simple, nos sorprende y nos deja atonitos. “iMi hijo no vive!”, —seguia diciendo la voz desolada. Era ridiculo, lamentable. “Tu hijo esta muy bien”, le deciamos, mientras que, con un gesto, la invitabamos a que bajase la voz para no molestar los oidos del bebé. jEl susurro de nuestra voz atormentaba aun mas a la desdichada! “|Esta muerto. Esta muerto mi hijo!” —exclamaban, entonando la vieja letania. {Muerto? Tenian al niiio sobre su vientre moviéndose sin parar. “jMira! —le deciamos~. Los muertos no se mueven. {Notas como se mueve tu hijo? ,Notas lo contento que esta?” Todo esto, dicho en voz baja. {Como podemos hacer felices a la madre y al nifio? Entonces, intentéabamos, aunque demasiado tarde, explicar 58 el porqué de aquel silencio: que era por respeto al nifio, para no molestar sus oidos, para no asustarlo con voces destempladas. Tratabamos de decir a la mujer que ya no hay necesidad de sufrir y gritar para venir al mundo; que se puede evitar el calvario de parir. Una pérdida de tiempo. Era demasiado tarde. Nuestras explicaciones no las convencian. Sus ojos quedaban cargados de dudas. {De reproches! Al final, se tranquilizan. “Tu hijo esta en perfectas condiciones”, les decimos para animarlas. “De verdad?”, —preguntan en un tono que demuestra una incredulidad total. Para ser justos, hay que decir que ver que un nifio, en el momento de nacer, después de dar un par de gritos, se pone a balbucear, bosteza, se estira y entra en la vida como si saliese de un sueiio placentero, es algo sorprendente. También es algo sorprendente y preocupante, para quien no lo conoce, que una mujer dé a luz con una sonrisa, sin un grito y con el rostro radiante. Todo esto, para decir que las mujeres deben estar preparadas. jPero no condicionadas! Todo lo contrario, ya que tienen que estar despiertas, conscientes. Pero es preciso que comprendan, que sepan que el nifio oye, que sus oidos son sensibles, que se hieren con facilidad. En resumen, desde el primer instante, ellas tienen que aprender a amar al nifio por él y no por ellas mismas. Este bebé no es un juguete: es un ser que se les ha confiado. Las mujeres deben comprenderlo y sentir: “Yo soy su madre”, en vez de “Es mi hijo”. 59 5 Este aprendizaje del silencio, indispensable para las parturientas, lo es tanto o mas para los que atienden el parto, como tocdlogos 0 comadronas. En el paritorio se habla en voz alta. Los consejos, como “Venga, empuja, empuja”, se dicen pocas veces con un susurro. Es una pena. Las explosiones sonoras perturban a las mujeres, en vez de ayudarles. Si se les habla en voz, baja, se relajan y se hace por ellas mucho mas que gritando. Los asistentes tienen que ir también a la escuela del silencio y prepararse para recibir al nifio dignamente. 6 Oscuridad total 0 casi; silencio.. Se establece una paz profunda, sin que uno se dé cuenta. Predomina el respeto con que conviene recibir al viajero que llega: el bebé. En una iglesia no se vocea. Se baja la voz instintivamente. Si hay un lugar santo, es éste. Penumbra, silencio... {Qué hace falta ahora? Paciencia 0, mas exactamente, acostumbrarse a una lentitud extrema, rayana en la inmovilidad. Si no se consigue esta tranquilidad interior, no se puede esperar el éxito, no se puede establecer comunicacién con el bebé. Aceptar esta lentitud, convencerse de ella, actuar con calma, es también un ejercicio que requiere preparacion, tanto para la mujer como para quienes la atienden. Para conseguirlo, hay que comprender, una vez mas, de qué mundo extraiio viene el bebé. Va avanzando, centimetro a centimetro 0, tal vez, menos, en su descenso a los infiernos, con unos movimientos que, 60 al tener cada vez menos espacio, requieren cada vez mds fuerza y una energia considerable. Si no se tiene en su propio cuerpo la experiencia de esta lentitud extrema, es imposible comprender el nacimiento; es imposible coincidir con el recién nacido. Para que se produzcan esta comprensi6n y esta coincidencia, hay que salir del tiempo; salir de “nuestro” tiempo, de la costumbre, de esa aficién personal que tenemos por su modo de transcurrir, por su precipitacion. Nuestro tiempo y el del recién nacido son casi incompatibles. Uno es de una lentitud rayana en la inmovilidad. El otro (el nuestro) es de una agitacion cercana al frenesi. Por lo demas, nosotros no estamos nunca aqui: siempre andamos por las nubes. En el pasado, nuestros recuerdos; en el futuro, nuestros proyectos. Estamos siempre antes 0 después; pero nunca “ahora”. Para recibir al recién nacido, hay que salir de nuestro tiempo, que corre vertiginosamente. Eso parece imposible. {Como podemos salir de la ola furiosa del tiempo? Muy facilmente. Basta con estar “aqui”, como si no hubiese futuro ni un “después”. La mera idea de que hay que terminar esto, de que nos espera otra cita, todo esto es falso. Hay que estar “aqui”, como en el fin de los tiempos. Esto es el fin de los tiempos, porque es el comienzo. Una vez mas, todo es muy sencillo, aunque parezca imposible. {Como se puede conciliar lo inconciliable, hacer que se junten el cero y el infinito? Poniendo una atencién apasionada. E! observador descubre al recién nacido, a quien, en realidad, no ha visto jamas. Siente tal sorpresa, que se 61 olvida de todo, incluso de si mismo. jDesaparece! Ya no hay observador! Solo queda el bebé. Se ha terminado esta divisi6n ilusoria, antigua, eterna, entre el que mira y la cosa mirada. Lo unico que subsiste es el nifio que se contempla, aunque no como se sabe, como se ha aprendido, como se nos ha dicho, como se ha leido. Se contempla tal como es. Uno lo mira 0, mejor dicho, se deja acaparar por él sin referencias ni prejuicios, sino con toda inocencia, como una novedad. Jno se convierte en “él”. El médico se ha hecho un recién nacido. Ha vuelto a vivir su obsesiOn, su nacimiento. Ha vuelto a encontrar su pureza. Sin saberlo, ha salido del tiempo. Esta, junto con el nifio, en el umbral de la eternidad. Pero, por mi parte, yo vuelo, me adelanto. Por lo menos, esperemos al bebé. 7 Pues bien. Todo esta preparado: penumbra, silencio, recogimiento. El tiempo se ha detenido. Ya puede llegar el niiio. 8 iY aqui esta! Sale... Primero, la cabeza, y después, los brazos, que se ayuda a liberar, deslizando un dedo por debajo de cada axila. Sosteniéndolo asi, por debajo de cada brazo, se levanta, como si se sacase de un pozo. Sobre todo, no se le toca la cabeza y se deja directamente sobre el vientre de la madre. 62 {Cual es el lugar idéneo para recibir al nifio? El vientre de la mujer, que tiene la forma y el tamaiio exacto del bebé. Prominente, hace un momento, y hueco, ahora, parece esperar, como un nido. Ademias, su temperatura ideal y su ligereza, hacen que suba y baje al ritmo de la respiracion, y la suavidad, el calor vivo de su piel, todo hace que sea el lugar idéneo para dejar al recién nacido. Finalmente, algo muy importante. La proximidad permite conservar intacto el cord6n. 63 de hombres”. Finalmente, se abren los ojos por las buenas “jDonde estoy? {Qué me ocurre?” Se nota el esfuerzo sobrehumano que hace el nifio para comprender. Finalmente, se ve, se siente que el nifio ha comprendido: “|Pues si... he nacido!” Entonces, si, se ha ganado. EI nifto esta ahi y va a quedarse. Otra sorpresa: no hay nifios feos. Si hay desfigurados por el terror. Cuando Ilegan, los nifios suelen ser horribles. Ante caras tan desagradables, ,cémo no retroceder? Pues bien: esta fealdad no es mds que una mascara. La mascara del miedo. Cuando se ha exorcizado el miedo, se cae la mascara. Aparece la persona. La transformacion es dificil de creer. EI nifio mas feo resulta, de pronto, guapo. Si, no hay nifios feos. Los poco agraciados son los que conservan su mascara. Les falta el amor que hace que se caiga. 5 — Pues bien, de acuerdo —diran algunos-. Es posible y hasta probable que el nacimiento no tenga nada de agradable. Incluso puede ser para el bebé una aventura espantosa; pero, a esa edad, no se tiene memoria. No hay nadie que se acuerde del nacimiento. Por tanto, es simplemente un mal trago. — {Que no tienen memoria? jPermiteme. — Y gcon qué va a acordarse el bebé, con qué va a registrar lo que pasa? Todo el mundo sabe que, cuando acaba de nacer, el cerebro no funciona todavia, al menos en sus partes nobles. 142 — jVolvemos a lo mismo! Es posible que el cerebro no funcione con normalidad; pero todo lo que se lee en la fisionomia del nifio esta claro. Si, si, no hay duda.; pero repito que nadie se acuerda de lo que ocurre en su nacimiento. — Ese es tu error. Es todo lo contrario: el nacimiento se queda en la memoria de cada uno; pero la experiencia ha sido tan dolorosa que se encuentra arrinconada en el inconsciente, desde donde esta constantemente tratando de aflorar. Jonas y la ballena, Moisés salvado de las aguas. El simbolismo esta claro: se trata de esa muerte, de ese ahogamiento, del que se escapa por los pelos. Bueno, si se piensa asi, es posible; pero a mi los simbolos no me han quitado jamas el suefio. {De veras? {No has tenido jams una pesadilla? Si. Es cierto. ~ {No te has despertado jamas, de nifio, cubierto de sudor frio, muerto de miedo hasta el extremo de esconderte entre las sdbanas? Si... es cierto. Y, hablando de experiencias més recientes, no has tenido nunca problemas con la respiracién? — 4No se te ha dado el caso de que, en una situacion tensa y dificil, se te corta la voz? — Si. Tengo que reconocerlo. Estas viendo lo limitado que es el campo de tu voluntad en algo tan cercano, inmediato y simple. Tu voz no sdlo no te obedece, sino que podriamos decir que te traiciona. Me temo que tengo que darte la razén, una vez mas. — Y esa respiracién, ,no empieza con el nacimiento? Es evidente. gSabes que vas a llegar a convencerme? — Nacer es entrar en esta dimensi6n, en esta oscilacion, en esta pulsacion universal, que es la vida, y la respiracién es su manifestaci6n en nosotros. Es abrirse, ofrecerse a ella, embarcarse en esa barquilla fragil que nos lleva ahora de una orilla a la otra. Es participar en el gran todo. 143 Todo lo que vive respira. La creacién entera, con sus dias, sus noches, sus ciclos, sus estaciones, sus solsticios, no es mas que respiracion. En cuanto a ti; si ese aliento esta dificultado o es libre, hace que cambie tu vida. No se te ha ocurrido nunca decir: “Si, tengo que aprender a respirar?” jComo si fuese algo que puede “‘aprenderse™! {Cuantos pasan toda su existencia medio estrangulados, incapaces de reir sin trabas o incluso de suspirar? Se sabe que los enfermos mentales son incapaces de hacer una inspiracién profunda. Los pobres tienen como un corsé en la cintura que los priva de la libertad para respirar. Esta libertad para respirar depende exclusivamente de la que tengas en tu espalda, es decir, en tu columna vertebral. El minimo bloqueo, la minima tensié6n dificulta la respiracion y destroza tu vida. Puede hacerte un desgraciado para siempre. {Cuando se ha organizado esta estructura? En los instantes que siguen al nacimiento. Si, amigo, no se recuerda con el cerebro, sino con la espalda. Ahi estan nuestros disgustos, nuestras penas. Es la espalda lo que hay que liberar inmediatamente después del nacimiento, porque, a continuacion, 6 Mas grave aun es que algunos diran: “Bien. Es posible que efectivamente el nacimiento deje su huella y que, de las vivencias de esta experiencia, dependa la actitud posterior, la forma en que reaccionara cl nifio, su forma de aceptarse y enfocar su existencia; pero va a vivir en un mundo de violencia, de maldad, de mentiras. Va a vivir en una jungla”. 144 “En cuanto sepa en qué avispero ha caido y que la ley es que o comes o te comen, que no hay duda de que la sociedad es una jungla, se le pondran los pelos de punta, tan pronto como dé un vistazo alrededor de él”. Antes de preguntarse si es necesario que se mantengan asi las cosas, conviene aclarar un malentendido. Los nifios nacidos sin violencia, a los que se les ha evitado ese primer golpe en la cabeza en el instante de su puesta en escena, json blandengues, adormecidos, embrutecidos e incapaces de hacer frente a la vida? Todo lo contrario. No son agresivos? Sin duda alguna que si. Pero la agresividad es consecuencia del miedo, es precisamente una mascara para ocultar la debilidad. La fuerza esta segura de si misma. Es tranquila, sonriente, soberana y relajada. | Se hace mucho caso a la agresividad, sin ver que es una plaga, que provoca y atrae los golpes. Si tienes miedo a un perro, corres riesgo de que te muerda, Dichosos los que no son agresivos: la gente corre hacia ellos, no para aprovecharse de su debilidad, sino atraida por su radiacion. Volvamos a la jungla. Es una gran verdad que, aunque no encontramos en las esquinas de nuestras calles tigres ni osos, las ciudades dan tanto miedo como la selva. Este miedo lo hemos conocido hace mucho tiempo, cuando viviamos todavia en la selva. Si; pero zpor qué lo arrastramos todavia con nosotros? {No van los hombres todavia de pesca y de caza? Todo eso es anacr6nico. Tal vez ha llegado el momento de despertar y darse cuenta de que los diplodocus y los dinosaurios han desaparecido, que se cultiva el trigo y que esta vieja hacha de silex tallado esta completamente pasada de moda. 145 En Esparta, abandonaban en el suelo a los recién nacidos. Con eso, hacian espartanos. {Queremos guerreros en estos tiempos? Pues si, diran algunos. Aunque sea en secreto, nos gusta la violencia. Sin embargo, ya es hora de que acabemos con ese pasado agobiante. En cuanto a los que se resisten con obstinaci6n a abrirse a esta nueva vision del nacimiento, me temo mucho que sea porque se dicen, en el fondo de su corazon: “La vida ha sido dura conmigo. He recibido muchos golpes. Eso me ha formado. Mis hijos necesitan golpes para formarse.” Lo que equivale a decir: “Yo he sufrido y las he pasado canutas. Que las pasen ellos igual ahora.” Ojo por ojo y diente por diente, la abominable ley del talion, que devuelve con precision golpe por golpe, incapaz de condonar la minima deuda, y hace que paguen nuestros hijos lo que hemos tenido que pagar nosotros por los sufrimientos de nuestros padres. “Los padres han comido uvas verdes y los hijos tienen dentera.” {Quién no ve ahi el ciclo infernal, la rueda de dolores a la que esta clavado Ixién? {Quién no querria romper este circulo? Los rencorosos, los obstinados del sufrimiento y del dolor, los mismos que decian: “¢La mujer sufre para dar a luz. Es que tiene que ser asi, tiene que sufrir. Dios lo quiere asi”. Se sabe que esos “tiene que” justifican la redencion del pecado por el dolor. jBasta ya de culto al sufrimiento! 146 El parto sin dolor 0, mas exactamente, sin miedo, nos ha abierto los ojos. E] sufrimiento es inutil. No satisface a ningtin dios. No es mis que una pérdida de energia. Aunque moleste a los partidarios del garrotazo y tente tieso, de la estaca, del autoritarismo, el sufrimiento es una ceguera. Es irracional. En cuanto a la agresividad, es una protesta contra la falta de amor. Devolver golpe por golpe es afiadir el insulto a la ofensa. A los que no quieren comprender, a esa gente “engreida”, hay que repetirles estas palabras de Lao Tse: “Cuando llega al mundo, el hombre es ligero y no tiene fuerza. Después de morir, se queda duro y rigido. Los rosales, los arboles pequeiios, se doblegan, son fragiles. Cuando crecen se secan y se quiebran y mueren. La fuerza y la dureza son propias de la muerte. La docilidad y la ligereza son amigas de la vida. En realidad, la fuerza no ha conquistado nada jamas”. Pero resulta que yo también me pierdo: jestoy argumentando! ! {Qué tonteria! Argumentar no ha convencido jamas 147 y alos escépticos y a los malvados, menos que a nadie. 148

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