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Fernando Pereira Texto 1,2 Y 3 2 25/11/2022

La nómina es la suma de los registros financieros de los sueldos de los empleados, incluyendo
los salarios, las bonificaciones y las de deducciones. En la contabilidad, la nómina se refiere a la
cantidad pagada a los empleados por los servicios que prestaron durante un cierto período de
tiempo.

Desde un punto de vista contable, la nómina es crucial porque los impuestos sobre la nómina y
la propi nómina, afectan considerablemente el ingreso neto de la mayoría de las empresas, y
están sujetos a las leyes y reglamentos. Partiendo de la ética desde el punto de vista
empresarial, es fundamental que los empleados respondan a errores en las nomina pagar a
tiempo y von precisión.

La misión principal del departamento que se ocupa de la liquidación de la nómina, es asegurar


que a todos los empleados se les pague puntualmente y en forma, con las retenciones y
deducciones correctas, asegurando que las retenciones y deducciones sean remitidas en
tiempo y forma. Esto incluye el pago puntual de sueldos, retenciones de impuestos y
deducciones.

Existen pasos fundamentales que son comunes en la mayoría de las organizaciones. Uno de
esos pasos, que se ejecuta al final de cada periodo de pago, consiste en la preparación de la
nómina. La información se incluye en ese registro de nómina consiste en el salario para cada
trabajador y el número de horas trabajadas. Después de separar las horas ordinarias de las
extraordinarias, y de aplicar las tarifas apropiadas para cada categoría laboral se tiene el total
del salario devengado.
Fernando Pereira Texto 1,2 Y 3 2 25/11/2022

Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los


extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra
para poderse presentar decentes en la escena del mundo.

Fecunda, como el lecho de muerte dela miseria, y parecida esos padres que engendran máas
hijos de los que pueden alimentar, mi musa concibe y pare en el misterioso santuario del
cabeza, poblándola de creaciones sin número, a las cuales ni mi actividad ni todos los años que
me restan de vida serían suficientes a dar forma.

Y aquí dentro, desnudos y deformes, revuelto y bajados en indescriptible confusión, los siento
a veces agitarse y vivir con una vida oscura y extraña, semejante a la de esas miríadas de la
tierra, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse l beso del sol en
flores y frutos.

Conmigo van, destinados a morir conmigo, sin que de ellos quede otro rastro que el que deja
un sueño de la media noche, que la a mañana no puede recordarse. En algunas ocasiones, y
ante esta idea terrible, se subleva en ellos el instinto de la vida, y agitándose en formidable,
aunque silencioso tumulto, buscan en tropel por donde salir a la luz de entre las tinieblas en
que viven. Pero ¡ay, que entre el mundo de la idea y el de la forma existe un abismo que solo
puede salvar la palabra; ¡y la palabra, tímida y perezosa, se niega a secundar sus esfuerzos!
Mudos, sombríos e imponentes, después de la inútil luchas vuelven a caer en su antiguo
marasmo. ¡Tal caen inertes en los surcos de las sendas, si cesa el viento, las hojas amarillas que
levantó el remolino!.
Fernando Pereira Texto 1,2 Y 3 2 25/11/2022

Hay en Toledo una calle estrecha, torcida y oscura, que guarda tan fielmente la huella de las
cien generaciones que en ella han habitado, que habla con tanta elocuencia a los ojos del
artista y le revela tantos secretos punto de afinidad entre las ideas y las costumbres de cada
siglo, con la forma y el carácter especial impreso en su en sus obras más insignificantes, que yo
cerraría sus entradas con un barrer, y pondría sobre la barrer un tarjetón con este letrero:

“En nombre de los poetas y de los artistas; en nombre de los que sueñan y de los que estudian,
se prohíbe a la civilización que toque a uno solo de estos ladrillos con su mano demoledora y
prosaica”.

Da entrada a esta calle por uno de sus extremos un arco macizo, es achatado y oscuro, que
sostiene un pasadizo cubierto.

En su clave hay un escudo, roto ya y carcomido por la acción de los años, el en cual crece la
hiedra, que, agitada con el aire, flota sobre el casco que lo corona, como un penacho de
plumas.

Debajo de la bóveda, y enclavado en el muro, se ve un retablo con su lienzo ennegrecido e


imposible de descifrar, su marco dorado y churrigueresco, su folio pendiente de un cordel y sus
votos de cera.

Más allá de este arco que baña con su sombra aquel lugar, dándole un tinte de misterio y
tristeza indescriptible, se prolongan a ambos lados dos hileras de casas oscuras, desiguales y
extrañas, cada cual, de su forma, sus dimensiones y su color. Unas están construidas de
piedras toscas y desiguales, sin más adornos que algunos blasones groseramente esculpidos
sobre la portada.

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