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LAS FUNCIONES CORTICALES SUPERIORES DEL HOMBRE Alexandr R. Luria Pena nee nae Roe cen) Po eed més eminentes de nucstra junto con Vaigotskj los traba- Reta meats Coreen sreray ntamara fo So ees Seay eras Amat 5 SEEN TEN etre oe Peers yn £3 Treen hs ee te ent Sc eee een dae eet eee ee XG Se eee 2e ee aneeialaate <é& NSS nS Rea an woe este oa Ree a eee oe Tasers SUS OC ete or hes enna SRS sce che a eee eee incepei6n del problema mencionado, con s6lidos fund eee en eeany bra est deicacla al andlisis de Los tastomos de los procesos psiguic Seer ee ae eee ee ee ee ee ee Pe ere erence ee te eee Pere a Gece nee he eee Cee yee ce cee eee ee) ee ee ees cet oe alculable valor tanto en el enriquecimicnto ico de los profesionales en su labor cotidiana, como en la ore eee ts ons re ct Cort teen Seems 2 fe aa f= Eo s= om oe = za ar sec z= a oo > Zu = V4 a See Nan Verein amnovieh Lada, Dostos sp med ences relapogieas, newrolldolbe ee eo eee er oe Ce oe ce eee Ee Ronee eet So acon Iternaional de Pricologe ymiets- Cee oo ee Cae oe: es in crs ee coo Toe Seo eee ce ee funcional: respuasables del comporamiento oo LAS FUNCIONES CORTICALES SUPERIORES DEL HOMBRE Coleccién es | LAS FUNCIONES CORTICALES SUPERIORES DEL HOMBRE Alexandr Romanovich Luria fontamara 56155 | Titulo original: Higher Cortical Functions in Man Traduccidin: Cactull Péreg Primera edicién: 1986, Coleceién Fontamara Primera edieién: 2005, Coleceidn Arguments Segunda edicién: 2011 Reseruads todos le derechos conforme a la ley ©Distribuciones Fontamara, 8. A. Av. Hidalgo No, 47-b, Colonia Del Carmen Deleg, Coyoacin, 04100, México, D. F, ‘els, 565967117 y 56597978 Fax 56584282 Email: contacto@fontamara.com.m \ww.fontemars.com.mx ISBN 978.607-7971-22-1 Lmprezoy hecho en México Prt aed den Menon | | omit ol) a ee tes Dibujo de Leonardo da Vinei que refleja las concepeiones de su tiempo sobre la estructura del encéfalo y sobte los tres ventriculos cerebrates, Imagen actual del cerebro humano PREFACIO A LA EDICION MEXICANA. Pocos cientificos han logrado escudrifiar las funciones superiores en el hombre en sus relaciones con los mecanismos cerebrales, como lo hizo el neurdlogo soviético, Alexandr Romanovich Luria (pionero de la psiconeurologia), nacido en Kazén en 1902 y muerto en Mose en 1977. Para él, los sistemas funcionales responsables del comporta- miento humano son sistemas complejos, plasticos, capaces de autorregulacion resultante de la interaccién de un conjunto de areas del cerebro. Por otro lado, considera que la organizacién del entomo social es un determinante fundamental en estos sistemas funcionales. La presente obra esta dedicada a la neuropsicologia, disciplina que trata de las relaciones entre las funciones sicolégicas superiores y las estructuras cerebrales, y al andlisis de los trastornos de los procesos psiquicos superiores causados por lesiones locales en el cerebro y es uno de los aportes mas importantes del autor. Aunque la neuro- psicologia nacié en 1861 cuando Broca asocié de forma explicita un trastomo del lenguaje con una lesidn cerebral, esto se enriquecié cuan- do Luria se da a la tarea de observar zonas cerebrales determinadas para cada una de las funciones superiores y, a partir de él esto se ha venido desarrollando con el empuje de la sicologta cientifica, que bus- caba y sigue buscando la organizacién cerebral. La neuropsicologia pertenece al campo de las Namadas neuro- ciencias y a las ciencias del comportamiento, dedicadas al estudio de Vil Jas relaciones entre perturbaciones del comportamiento y los aconte cimientos fisicos al nivel del sistema nervioso central, asi como a los factores implicados en la patologia de las funciones mentales supe- riores. De ahi que, el animo que mueve a Distribuciones Fontamara para publicar esta obra es la certeza de que cl libro sera de incaleula- ble valor tanto para el enriqueeimiento tedrico-prictico de los profe- sionales en su labor cotidiana, como en la orientacién y ejecucién de Jas futuras investigaciones en el terreno de la medicina, la sicologia y la sicopatologia, ademas de ayudar, como dice el mismo autor, a sicdlogos, siquiatras, neurdlogos, neurocirujanos y otros mis. Con esta publicacién esperamos cumplir con esa labor y al mismo tiempo, rendir un homenaje al autor, a sus casi 30 afios de su muerte. David Apolinar Rincén Pérez, México, D. F., marzo, 2005 vill PALABRAS DEL DirEcTOR La publicacién de la obra Las fienciones corticales superiores del hombre, del profesor A. R. Luria, Jefe de] Departamento de Psicolo- gia Clinica de la Facultad de Psicologia de la Universidad de Mosct, es un aporte més que la Direccién del Hospital Psiquiatrico de La Ha- bana tiene el orgullo de poner a la disposicién de todos aquellos pro- fesionales que se encuentran vinculados directamente a las ciencias de la salud y del comportamiento humano. La importancia de la presente obra no esta dada sdlo por el metito- rio reconocimiento que a nivel internacional posee su autor, sino por que ésta emerge como una resultante del desarrollo cientifico operacto cn la Unién Soviética a partir de los descubrimientos de Ivin P. Pavlov, consecuentes con la ideologia y filosofia materialista que le han servi- do de base para proporcionar un nuevo enfoque, concebido en forma dialéctica, de las ciencias fisiolégicas y psicolégicas, que en esta for- ma devienen en una nueva ciencia, a la que Luria ha denominado Neuropsicologia. Estamos seguros sera de incalculable valor tanto en el enriqueci- miento tedrico-practico de nuestros profesionales en su hacer diario, como en la orientacién y ejecucién de las futuras investigaciones en el terreno de la medicina, la psicologia y la psicopatologéa. Nos sentimos profundamente honrados al haber sido autorizados por el profesor Luria a traducir al espafiol tan importante obra y, que- Ix remos también agradecerle la sugerencia que nos hiciera en el senti- do de utilizar para ello la tims edicién soviética del aio 1969, por ser la mits completa, ya que en ella aparecen afiadidos nuevos capitu- los, No queremos terminar estas palabras introductorias sin dejac de reconocer a todos aquellos que de una u otra forma hicicron posible Ja culminacién de esta obra Dr, Eduardo Bernabé Ordaz Duemigé Director det Hospital Psiquiatrico de La Habana ns PREFACIO A LA PRIMERA EDICION Bl presente libro esté dedicado al anilisis de los trastornos de los procesos psiquicos superiores causados por lesiones locales en el ce- rebro. En [a literatura de neurologia se emplea fa frase “funciones corticales superiores”. Conservamos esta denominacién tanto en el titulo como en el texto. Lo hacemos conscientemente, aunque com- prendemos a plenitud que los procesos psiquicos superiores son fun cién de todo el cerebro y que el trabajo de 1a corteza sélo se puede examiinar en estrecha relacién con el anilisis de los aparatos neviosos inferiores. A pesar de que en el texto nos detendremos, en forma sintetizada, en los materiales de las observaciones acumuladas por nosotros du- tante los tiltimos 25 afios, esforzdndonos por introducirlos en el con- texto de la literatura, los datos expuestos no se pueden considers como un sistema ya acabado, Al hacer el balance del camino recorri- do percibimos, cada vez mas, que s6lo nos hallamos en las etapas iniciales de la investigacién de esta compleja rama. Al exponer, de modo generalizado, datos sobre los trastornos de los procesos corticales supcriores, prescindimos de la diversidad de fe- némenos con que se tropieza en la clinica neurolégica y neuro- quirirgica, eludiendo los hechos coneretos de la patogénesis, desa- rollo y formas clinicas de las perturbaciones de los procesos neviosos XI superiores en los distintos tipos de lesiones cerebrales; apenas ilus- tramos el libro con historias elinicas coneretas, ni describimos casos particulares. El examen de todo ello pudiera constituir el contenido de un trabajo especial Otra particularidad del presente libro esti basada, en gran medida, en el estado actual de las investigaciones dedicadas a los trastor- nos en las funciones corticales superiores del hombre, causados por lesiones locales en el cerebro. La clinica dispone de abundante material que permite describir di- chas perturbaciones. El minucioso estudio clinicopsicolégico de las mismas posibilita, en muchos casos, la extraccién de aquellos facto- res que les sirven de base, y el planteamiento de cuestiones importantes acerca de la organizacién cerebral de las formas complejas de activi- dad psiquica. Gracias a ello, el estudio psicolégico de las funciones corticales se ha hecho parte inseparable de la investigacién clfnica dirigida al diagnéstico local de! foco de lesién y al restablecimiento de las funciones cerebrales alteradas. Sin embargo, Ia investigacién fisiolégica precisa de la dindmica de los procesos nerviosos, patolégicamente perturbada cn Las lesiones lo- cales del cerebro, se encuentra en sus etapas mas incipientes. La fisiopatologia de la actividad nerviosa superior en las lesiones organicas generales del cerebro y en las psiconeurosis, ya dispone de abundante material; mientras que en la clinica de las lesiones locales, dichos estudios se iniciaron recientemente. Esta es Ja causa de que no hayamos podido presentar datos tan completos como nos hubiera gustado, en Ja investigacin neurodinamica de las lesiones focales en el ecrebro, y consideramos que ésta sera la tarea bisica en la siguien- te etapa de nuestro trabajo. Muchos amigos del autor prestaron una gran ayuda en la confec- cidn del presente libro. Sc deben destacar especialmente: A. N. Leéntiev, F. V. Bassin, G. I. Poliakov, S. M. Blinkov, M. B. Eidinova, B. V. Zeigamik, Y. V. Konovaloy, T. O. Faller, asi como las colabora- doras oficiales del autor, N. A. Filippicheva y B. N. Pravdina- Vindskaia, xi — G 1. Poliakov escribié la seccién dedicada a las ideas moderas sobre Ia organizacién estructural del cerebro, basdndose en las inves- tigaciones que viene realizando durante muchos afios. El autor le est sinceramente reconocido por ello. Ha sido especialmente grande la ayuda prestada por la colaboradora E, D. Jomskaia, Las tesis basicas de este libro fueron elabocadas jun to con ella, y es justo sefialar que la presente obra constituye, en gran medida, el resultado de nuestra labor conjunta. El autor expresa su agradecimiento al colectivo del Instituto de Neurocirugia “N,N, Burdenko” de la Academia de Ciencias Médi- cas de la URSS, al que le une casi un cuarto de siglo de trabajo, y a su director, T. G. Byérov, quien facilité considerablemente las inves- tigaciones de las lesiones locales del cerebro. Hace mas de 30 aos que el autor, junto con su camarada y maes- tro, L. S. Vuigétskij, dieron los primeros pasos en el estudio clinico- psicolégico de las mencionadas tesiones; por este mative mucho de lo que se exprese en las paginas siguientes se puede considerar como ‘una continuacién de sus ideas, y deberd dedicarse 2 su memoria, xm : | ttt PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION Poco después de publicarse la primera edi nes corticales superiores en el hombre, se requirié una segunda edicién, Este hecho refleja la actualidad de las cuestiones planteadas y el gran interés que los problemas de las funciones corticales superiores despierta entre los psicolégos, neurdlogos y fisidlogos; el interés hacia esta rama crecié gracias a los éxitos de la Biénica y de la ciencia sobre los sistemas autorregulados, que en Jos tiltimos tiempos han estado en el centro de Ja atencion, La discusién del libro en la prensa no puso en duda sus tesis inicia. les y a este respecto, el autor no cree preciso intreducir correcciones sustanciales. Sin embargo, los éxitos que la ciencia ha logrado en el estudio del cerebro y su organizacién neuronal durante los iltimos afios, obligaron a realizar ciertas adiciones, parte de las cuales han sido hechas por el propio autor. Ultimamente se ha publicado mucha literatum dedicada a precisar las funciones del sistema Iimbico del cerebro, y también a las perturba- iones de la esfera afectiva y los procesos mnésticos que aparecen en caso de que sean lesionados. Por este motivo, el autor introdujo una pequeria seccién que trata de las investigaciones en este campo, sin pre- fender, por supuestc, abarcar, ni con mucho, los resultados acumulados ‘en esta rama durante Ios tiltimos tiempos. Sin embargo, el tema bisico del libro, la concepcién de las funciones corticales superiores, permite limitarse a una escueta exposicién de datos sobre las funciones de estas En los diltimos afios han adquirido un desarrollo impetuoso das inves- tigaciones de las funciones de los elementos componentes del tejido ner- vioso, investigaciones realizadas a nivel neuronal, Estos estudios, publi- ‘cados en diversos paises, han aportado un valiosisimo material nuevo; ‘ereemos que con él nuestra generacién llegaré a recstructurar radical- xv mente, configurando de forma nueva, la ciencia de la organizacién fun cional de la corteza cerebral No es competencia del auttor el tratar estas nuevas investigaciones al nivel adecuado. Por ello, agradece profundamente a O. 8. Vinogré- dova la redaccién sucinta de Ja seceién que examina los resultados obte- nidos durante los ultimos afios en las investigaciones a nivel neuronal, fanto en los laboratorios de otros paises, como en el de E. N. Sokolov, de la Universidad de Mosca, donde ella participé directamente El autor se permitié escribir de nueva la seccion dedicuda a las fun- iones de los Ibulos frontales, utilizando ampliamente los datos obte- nidos por E. D. 1émskaia y sus colaboradores, quienes enriquecieron esta cuestion con abundante y valioso material. En el libro también se han incluido materiales de amigos y colaboradores del autor, publicados completos en el libro Los lobulos frontales y la regulacién de los pro- ‘esos psiquicos, redactado por E. D. Jémskaia, La neuropsicologia, cuyos hechos biisicos se exponen en este libro, se ha desarrollado en los wltimos tiempos formande un campo de inves: tigaciones ampliamente ramificado. 1 autor confia en que la segunda edicién del presente libro sea de utilidad para quienes trabajan en esta nueva rama del conocimiento. XVI | | | | PREFACIO A LA EDICION CUBANA Me ha producido un gran placer saber que mi libro: Las funciones corticales superiores del hombre sera asequible a los lectores de los pal- ses de habla hispana. La neuropsicologia, a la que esté dedicada este libro, es un nuevo campo en la ciencia, Se ha formado como resultado del desarrollo de la psicologia cientifica, la que tiene gran necesidad de una teoria sobre la organizacién cerebral de los procesos psiquicos y sobre la actividad cons- ciente del hombre, como un resultado de los grandes éxitos de la neuro- logia, la newrocirugia y la psiquiatria, las que, como nunca antes, nece- sitan mélodos de diagnéstico topogrifico lo mas. precisos y tempranos posibles, cientificamente fundamentados, de las lesiones locales en el cerebro. Para estas ciencias tiene un gran significado la neuropsicologia, cuyos datos estan basados en el anélisis psicolégico de los pacientes con lesio- nes cerebrales locales. La importancia de la neuropsicologia para la ciencia psicoldgica resi- de en el hecho de que permite enfocar de cerca el anilisis de la estruc- tura interna de las formas complejas de la actividad psiquica del hombre, escribiendo su construccién y ayudando a diferenciar los procesos de la actividad psiguica que paren cercanos, y a unir otros que parectan distanciados. Su significado para la neurologia, la psiquiatria y, en particular, para la neurocitugia, se basa en que brinda la posibilidad de describir una sintomatologia riquisima, que aparece en las lesiones en los sectores complejos, espectficamente humanos, de Ia corteza cerebral, los que durante un largo tiempo fueron considerados “zonas mudas” y cuya lesién, con frecuencia, apenas si producia algin sintoma netrolégico. AL mismo tiempo, la neuropsicologia facilita un material inestimable ara la elaboracién de métodos con fundamento cientifico, con vistas xvn a la rehabilitacién de las funciones complejas (la gnosis, a praxis y el Tenguaje), alteradas como resultado de las lesiones focales en el cerebro El autor de este libro no alberga dudas con respecto a que su tra: duccién y edicién en espafiol ayudard a los psicélogos, psiquiatras, new rélogos y neurocirujanos de los paises de habla hispana a obtener éxitos ‘win mayores, y que seré favorablemente recibida por los cientificos y médicos de estos. paises. El autor cumple con el agradable deber de expresar su profundo reconocimiento al doctor Eduardo Bernabé Ordaz Ducungé, iniciador de la traduccién y edicién de esta obra, asi como a mi amigo el doctor Luis Oliva Ruiz, al compafiero Castul Pérez. Fernandez y al doctor Edmundo Gutiérrez Agramonte, quienes han trabajado mucho para su realizacién, ALR. Luria XVI SOBRE EL AUTOR Y SU OBRA Las cireunstancias que me permiticron llegar a conocer personal- mente y estar en contacto directo durante casi cinco afios con Aleksandr Romériovich Luria, fueron las mismas que hicieron posible para muchos cientos de mis compatriotas viajar a la Unién Sovietica, desde los comien- zo de la década del 60, para estudiar en sus institutos y universidades, cuyas puertas estaban abiertas para nosotros, asi como para muchos otros estudiantes de casi todos los paises. A mt me interesaba ta psicologia y ese fue otro de los factores que me permitié conocer al autor de este libro. En el transcurso de agueltos cinco afios vimos y olmos al profesor Luria on sus clases de la Catedra de Psicologia Clinica, que él dirige en la Facultad de Psicologia de la Universidad Estatal de Moscti, en su labo- ratorio de neuropsicologia en el Instituto de Neurocirugia Burdenko de a Academia de Ciencias realizando investigaciones con pacientes, en sus conferencias en el Instituto de Psicologia y en muchas otras ocasiones, Lo vimos 9 oimos hablar con fervor y admiracién del genio de Vuigats- ij y de la grandeca de Bernstein, revelarnos la historia maravillosa que estd escondida deirds de cada una de las funciones psiquicas del hombre. ¥ un dia comprendimos por fir. que Luria nos incitaba a que nos apro- idramos de una inmensa herencia cultural que deblamos tratar de enriquecer y transmit. Veantos, pues, aunque sea a grandes rasgos, el panorama cienttfico gue nos ofrece este investigador, conocido en el mundo entero como uno de los psicdlogos mas eminentes de nuestra época y cuya vida ha estado fntimamente ligada al desarrollo de ta ciencia psicoldgica en ta Unién Soviética Luria, que nacié en 1902, es ya a finales de los afios 20 un iniciador. Inicié junto a Vuigdtskij el pensamiento en la psicologia, que considera @ los jfendmenos psiquicos del hombre como el resultado de un largo xix proceso de desarrolio histérico-social, Nec manus nuda nec intellectus sibi permissus multum valet: instrumentalis et auxiliis res perficitur.* Bajo la advocacién de este pensamiiento de Bacon, aparecié en 1930 e libro Estudios sobre la historia de la conducta, uno de los trabajos ini lales de Luria, publicado junto a Vuigétskij. Ambos estaban lamados a desempenar un papel muy importante en el desarrolio de la psicologta actual. Al estudiar los estados afectivos en otro de sus primeros trabajos: Los conflictos emocionales en el hombre (1932), Luria propuso el "méto do de conjuncién motriz”, que Mira y Lopez en su Manual de psicolo- gla Juridica (1941), muchos aiios después, calificd como “un positive ‘avarice —por tratarse de un principio original~ para comprobar (obje- ivamente) et grado de sinceridad de los declarantes”, y que con pos: terioridad se ha utilizado de manera amplia en el estudio de los proce 505 ajectivos. Vuigétskij habia planteado que ef Lenguaje se convierte en un ins- trumento decisivo para la aparicién y desarrollo de la conducta volun. taria. Luria, en wna serie de investigaciones, publicadas mds tarde con el titulo de El desarrollo del lenguaje y la formacién de los procesos psiquicos (1959), mostré cémo cambia en su esencia la estructura de los procesos psiquicos del nitto, a medida que en su lenguaje comienzan @ aparecer las formas conceptuales de! reflejo de la realidad. Una investigacién sobre el desarrollo de las funciones psiguicas supe. riores en gemtelos: Fl desarrollo de la actividad constructiva en el nifio (1948), le permitio a Luria demostrar, que los factores genotipicos slo san determinantes en las etapas temtpranas del proceso de desarrollo sicoldgico, y que en las posteriores, la formacién de las funciones psi quicas, estd determinada por la influencia de la educacion, especial: mente por las cavacteristicas del desarrollo del lenguaje. En el Primer Congreso Ucraniano de Psiconeurologia, en ef verano de 1934, fueron leidas tas tesis sobre “La psicologia y la doctrina de la localizacian de las junciones psiquicas” de Vuigotskij, que debian haber sido presentadas por él mismo, pero que su muerte prematura no le per- mitid hacerlo, Aqueltas tesis constituian realmente —y asi se lo oimos decir al profesor Luria— las bases para un ambicioso programa de inves- igaciones a largo plazo del problema planteado y para cuya ejecucién ya Vuigdtskij habia dado los primeros pasos. Es sin embargo, Lairia, en cotaboracisn con el cual Vuigdtskij habla Hlevado a cabo muchos de sus trabajos, quien logra, a partir de los aiios 40, realizar una nueva linea de investigaciones dedicadas al estudio de los mecanismos cere: brales de tas funciones psiquicas superiores del hombre. Esta nue- tx mano desma y ot inet, por 11 manos salon peo: todo se pereecna con la ayuda 4 struments 9 eos ees ars xx i ; va direccién se hace poco a poco el contenido principal de su actividad cientifica, investigativa y experimental y, como resultado de ella, salen de su pluma decenas de trabajos, que son hoy fundamentales para una nueva rama de la ciencia psicolégica: la neuropsicologia, que consti- tuye el mejor homenaje a Vuigdtskij, el compatero desaparccido. Se puede decir con toda justeza, y ast lo reconoce la mayoria de los inves- tigadores de més prestigio en esta rama, que ha sido Luria, quien inau- ura y con sus esfuerzos le da el impulso principal a la neuropsicologta Su primera gran monografia sobre esta nueva problemdtica es su Afasia traumética, que vio la luz en 1947 y que constituye un enjundioso tratado convertido en sélido cimiento para la estructura de una nueva concepcidn, mds cientifica y con mds perspectiva de desarrollo ulterior, que las doctrinas que hasta entonces trataban de explicar cémo se rela. cionan el cerebro y la psiquis del hombre. Esta nueva concencin fue el resultado de tas investigaciones rea- ficadas por Luria sobre las'alteraciones en tas funciones psiquicas supe- riores a causa de lesiones locales en el cerebro durante los afios de ta Segunda Guerra Mundial. Luria fue eapaz de ver en las heridas de bala en el cerebro el modelo clinico mds idéneo, ya que son éstas las lesion nes mds genuinamente locales y mejor delimitadas para estudiar qué sucede en el producto det trabajo del cerebro del hombre cuando falta uno u otro de los eslabones que hacen posible su realizacion. Este este dio fue realizado precisamente en el transcurso de la labor para resta: blecer en los pacientes las funciones psiquicas alteradas. El resultado principal de esta investigacién, que constituye el cen tro de Ia nueva concepcién, fue ta elaboracién de ta teoria acerca de la organizacién sistémica y dindmica de las funciones psiquicas supe- riores en la corteza cerebral. Y esto no sélo enriquecid y perfecciond los medios para ef diagndstico topogrdfico de las lesiones cerebrales locates y para la rehabilitacién de las funciones corticales superiores alicradas, sino que también constituys un extraordinario aporte a la ciencia psicoldgica en generel, al crear nuevos métodos que nos per- miten hoy profundizar més en el andlisis y la comprension de la estruc- tura de fos fendmenos psiquicos. Luvle Heo ag ambien un aporte esencal al estudio del proble: ma de fa afasia, Analizé minuciosamente muchos cientos de enfermos con alteraciones en el lennguaje a causa de lesiones cerebrales focales en diferontes localizaciones. Sobre la base de esta experiencia elaboré tuna clasificacidn mds fisioldgica de la afasia y logré una comprensién mds profunda de los factores que yacen en la base de la organizacién cerebral de la actividad verbal. Distinguid, gracias a un riguroso and lisis psicofisioldgico de fendmenos lingustices, dos nuevas formas de alieracién afésica del lenguaje: la afasia motric aferente, determinada por la pérdida 0 el debilitamiento, a causa de ta lesidn en el sector correspondiente en el extremo cortical del analizador motor, del and- XXE lisis y la sintesis cinestésica necesarios para la articulacién de los fonemas; y la afasia dininnica, alteracién de los niveles mds altos y com lejos de la actividad verbal, manifiesta sobre todo en el lenguaje mono- Togico, espontdneo y desplegao y que se ve afectado en presencia de lesiones en los lébulos fromales, considerados hasta hace poco como conas cerebrales cuyas fuciones eran confusas e imprecisas. Aplicando el mismo método, es decir, la descomposicion de las funciones pstqui cas superiores en sus factores constituyentes y levando a cabo el ané- lisis psicofisioldgico de éstos, Luria obiuvo una mejor comprension de Ja naturaleca interna de la afasia semdntica, al descubrir que ta altera- cién de la percepcién de las estructuras gramaticales del lenguaje puede estar determinada por la imposibilidad de la orientacién correcta en las relaciones espaciales. Este factor resulté ser comin para otras funcio- nes psiguicas, que como el céleulo, por ejemplo, parecia muy alejada del Lenguaje Luria, ademés, elabord sobre la base del estudio de la afasia, los rincipios de la rehabilitacién de tas funciones psiquicas superiores, los cuales expuso en una monogratia dedicada especialmente a este tema: La rehabilitacion de las funciones después del trauma de guerra (1947), asi como también en una serie de articulos, muchos de los cuales, ai igual que gran parte de sus otros trabajos, han sido traducidos a varios idiomas. El problema de tos mecanismos cerebrales de la funcién regula dora del lenguaje (su otra gran funcidn junto a ta de comunicacién) ocuipa un lugar significative en el trabajo de Luria ‘Sus primeros estudios dedicados a este tema y reatizados mediante la investigacion de las alteraciones de esta funcién en el reiraso men- fal, constituyen el contenido de su libro: Los problemas de ta acti Vidad nerviosa superior del nifio normal y anormal (1958), En el mismo se deseriben los resuliadas de una serie de experi- mentos que descubren {a estructura interna del proceso a través del cual ia palabra se convierte en instrumento decisivo, tanto para legrar la selectividad de las funciones cognoscitivas, como para organizar controlar la conducta dirigida a un fin Posteriormente, Luria describié las distintas formas de alteracién del papel regulador del lenguaje en pacientes con lesiones cerebrales locales. En la obra: Los lobulos frontales y la regulacién de los proce- 508 psiquicos (1966), Luria y sus colaboradores exponen tos resultados de los experimentos que permitieron valorar el papel esencial que des- emperian los Iobulos frontales en la realizacion de los mecanismos ver- bates de regulacién. El anélisis neuropsicoldgica de la alteracién de los procesos intelec- tuales dio lugar a otra serie especial de trabajos dirigidos por Luria. En ellos se analizaron las alteraciones de la actividad intelectual en un gru- po de pacientes con lesiones en los sectores cerebrales parietooccipitales, comparandolas con las de otro grupo de pacientes con lesiones en los Isbulos frontales. Se analizé ei ellos, de manera minuciosa, el pro- 850 psicoldgico de solucidn de problemas aritméticos. Como resul- tado se detectaron diferencias esenciales en la patologta de ta actividad intelectual entre los dos grupos de pacientes. En los enfermos con el “sindrome frontal” donde quedan conservadas las operaciones aritmé. ticas elementales, se vio que el defecto fundamental consistia en la impo- sibilidad de seleccionar las operaciones necesarias y en realizar con la consecutividad adecuada la serie de pasos indispensables para llegar 4a la solucién del problema planteado. En los pacientes con lesiones en los sectores posteriores de la corteza cerebral ocurre, por el contrario, gue al conservar la capacidad de organizar la buisqueda de los datos nece- sarios y hacer el plan que conduce a la solueién, fallan en ellos, sin embargo, las operaciones parciales, imprescindibles para obtener el resultado, Estos trabajos se exponen en la monografia: El andlisis neu. ropsicolégico de la solucién de problemas (1967). Luria le ha dedicado mucha atencién en Ios tiltimos aftos a los meca- nnismos cerebrales de la memoria. Junto al colectivo de sus colabora dores ha estudiado sistemdticamente los distintos sindromes aninéstic cos, que corresponden a lesiones de distinta localizacién en el cerebro, Pudo establecer dos tipos diferentes de alteracién: una que es inespe- cifica y afecta por igual las distintas modalidades de la memoria —vi- sual, auditiva, motriz, et— y que aparece en presencia de lesiones loca. lizadas en las estructuras mediales del cerebro; y otra, de modalidad especifica, en dependencia de la lesiin del extremo cortical del analiza. dor correspondiente. En su monografia: La neuropsicologia de Ia memoria (1973), en ta que se exponen estos trabajos, se describen, ademds, diferentes formas de alteracion de ta memoria inmediata y de la memoria organizada logi- camente, en las que se han establecido los factores que actian sobre la firmeza y la fijacion de las huellas y la calidad de la reproduccién. El presente libro: Las funciones corticales superiores del hombre, constituye otra de las grandes monografias (junto con El cerebro del hombre y los procesos psiquicos, 1963; Los lobulos frontales y la regu lacién de los procesos psiquicos, 1966, y otros), que Luria ha dedicado al anélisis neuropsicolégico devallado de la alteracién de las funciones psiquicas superiores y tal vez sea su obra principal. En él se expone, com la claridad y coherencia que caracterizan a Luria, la nueva concep- cion sobre el problema de la organizacién cerebral de las funciones pst- quicas superiores. Los fundamentos en que se basa estén constituidos por la “teorla de tos analizedores”, el principio del “circulo reflejo, ta teoria de los “sistemas funcionales”, 9 los tltimos descubrimientos de la neurofisio- logia moderna, tanto acerca de las propiedades funcionales de una new ona aislada, como de los sistemas de autorregulacién del cerebro, ast XxxmT — como tambien los éxitos alcancados en ef desarrotlo de la psicologia soviética al considerar @ tos feniémenos pstquicos: “socio-histBricos por su origen, instrumentatizados o mediatizados en su estructtira y cons cientes y voluntariamente divigidos por el modo de realizarse". Par tienda de esto, Luria logro ef andlisis pstcofisiolgico de las furciones Psiquicas superiores. como etapa previa en el camino hacia la solucior del problema sobre su organizacion eerebral. De esta manera, ademas se superan en el libro las contradicciones propias de las soluciones psi comorfologicas al problema de tas localizaciones cerebrales. Después, Luria expone detalladamente el andlisis sistemnitico de tas alteraciones de tas funciones corticales superiores provocadas por lesio. nes focales en ta corteza cerebral. Consigue penetrar profndamente en la comprension de los mecanisinos cerebrales que determinan fend. menos clinicos tales como ta afasia, la apraxia, la agnosia, etc, que por regla gencral, antes sélo se constataban 0 deseribian, six que Se enri quecicra su significado para el diagndstico topogrdfico de tas lesiones © para la rehabilitacién de los pacientes Esta versidn en idioma espatiol del libro del profesor Luria que hoy se ofrece al lector, es la primera que se huee @ otro idioma de la segun- da edicién en ruso (1969), donde el autor incluyd un gran capitulo dedicado al esclarecimiento de ta estructura y funciones de tos Iébu os frontales det hombre, acerca de los cuales los conocimientos se habian mantenido pobres y confusos. Como resultado de una serie amplia y original de investigaciones neuropsicoldgicas y exper rinentales, Licria avanza extraordinariamente en el andlisis y la com prension de los factores que dependen del buen funcionamiento de los labulos frontales. Demuestra que cuando éstos estan lesionados y fal- tan aquellos, se producen fendmenos patoldgicos al fallar la regulacién de los estados de activacién, al perderse el control sobre los movimien tos y acciones voluntarias, al desaparecer la capacidad de crear progra- mas nuevos de operaciones y acciones dirigidos a un fin y necesarios ara la reaticacidn efectiva de la forma mas compleja de la gnosis, la praxis, la memoria, el pensamiento, ete. Por ultimo, en esta obra se exponen los principios metodolégicos ¥ las particuluridades especificas que caracterican la investigacién cli nicopsicotdgica desarrotlada por el autor. Se abunda en el contenido y los modos de aplicacion de las pruebas analiticas y funcionales que deberdn ser empleadas a fin de obtener datos confiables, que permitan Wegar a una conclushin util para el diagndstico topogrdfico, teniendo en cuenta las particularidades de los pacientes con lesiones cerebrales y las condiciones elinicas en que habitualmente se Wevan a efecto dichas investigaciones. Al concluir su obra, Luria plantea todo un programa de investiga. ciones pendientes que constituyen para la nueva generacién de. investi- sadores una rica fuente de ideas perspectivas en el camino iniciado. XxIv | Como dijimos al comiienzo, agui solo es posible mostrar a granies rasgos los resultados de ta extraordinaria actividad cientifica del profe. sor A. R, Luria, quien ha dedicado su vida entera a la psicologia, la cual te debe a su ver, aportes esenciales y variados que han coadyuvado al desarrollo actual de esta ciencia Para tratar de cumplir et objetivo que nos habiamos propuesto, hemos hablada aqui de algunas de las obras que nos parecen las mds Jundamentales de este investigador. No obstante, seria necesario. un esfuerzo mucho mayor para poder, al menos, seRalar en pocas plginas la signifieacién de solo aquellos trabajos de Luria, originales por los métodos y las soluciones halladas a los problemas cientificamente plan- teados, que constituyen ef material fundamental del que se han hecho los cimientos y la estructura ya bien configurada de la neuropsicologia. En el laboratorio de Luria se siguen proyectando nuevas investiga ciones y se continiian realicando interesantes experimentos, por todo un grupo de valiosos colaboxadores cientificos que él dirige, ya desde hace muchos aiios. De su pluma salen nuevos libros: Los fundamen- tos de la neuropsicologia (1973); Sobre el desarrollo historico de los procesos cognoscitives (1974) y articulos dedicados a los mas variados problemas de la neuropsicologia y la psicologia en general. A su labora: torio vienen, no sélo de toda la Union Soviética, sino también desde los mds tejanos confines del mundo, lo mismo cientificos eminentes, que jovenes especialistas que inician su actividad en las distintas ramas de la ciencia, interesados en las novedades de su trabajo Llenos de admiraciGn hemos redactado estas palabras sobre et autor y su obra, de la cual este libro es una muestra, cuyo valor extraordina- rio podrd apreciar el lector por st mismo, a medida que se adentre en su contenido, Luis Oliva Ruiz La Habana, diciembre de 1975, “Aiio del I Congreso”. PARTE I LAS FUNCIONES PSIQUICAS SUPERIORES Y SU ORGANIZACION CEREBRAL 1. EL PROBLEMA DE LA LOCALIZACION DE LAS FUNCIONES EN LA CORTEZA CEREBRAL Muchas generaciones de investigadores se han ocupado del proble- ma del cerebro como substrato de Ia actividad psiquica compleja y tam- bign de una cuestién esociada a dicho problema: la localizacion de las funciones en la corteza cerebral. Sin embargo, la solucién no sélo depen- dia de los medios téenicos que se podian utilizar para el estudio del cerebro, sino también de los conceptos tedricos, predominantes en deter- minada época, acerca de los procesos psiquicos. Por ello, dicha solu- cion se ha visto limitada largo tiempo a penosos intentos de “‘aplicar cl sistema de conceptos no espaciales de la psicologia moderna a la estruc- tura material del cerebro” (I. P. Pavlov. Obras compleras, t. 111, ed. usa, pag. 203, 1951-1952). Como es natural, estos esfuerzos Hlevaron a la acumulacién de un valioso material empirico, sin poder aportar una verdadera solucién cientifica del problema. Sélo en los siltimos tiem- Pos, y gracias a los éxitos de la psicologia moderna (rusa y soviética, en particular) y a la psicologia materialista, ha comenzado a perfilarse un viraje en ef enfoque de esta cuestién, se le han aportado nuevos princi- cios para su solucién, y acumulado nuevos hechos que entiquecen nues tros conceptos acerca de la organizacién funcional del cerebro humano, normal y patolégico. a) LAS CONCEPCIONES PSICOMORFOLOGICAS ¥ SU CRISIS. RECUENTO HISTORICO Detengamonos brevemente en los conceptos basicos de las funcio- nes psiquicas y el problema de su localizacién. Lo hacemos sélo para ‘comprobar la supervivencia que han tenido, en la historia de Ia ciencia, los enfoques de los fenémenos espirituales como propiedades peculia: 3 res, ingeparables, de la conciencia, y el eardcter retrégrado de los con- ceptos dei paraletismo psicofisiologico acerca de la relacién entre dichos fenémenos y el substrato cerebral." En las etapas tempranas det desarrollo de la filosofia se intents, or primera vez, encontrar el substrato material de los fenémenos pi quicos. Estos esfuerzos atin no se apoyaban en conocimientos positives Solo fueron pasando de forma paulatina los pensadores de los concep- tos ingenuamente materialistas de Ia_psiquis como “pneuma”, a los intentos de relacionar las complejas funciones psiquicas con el subs- trato material: el cerebro. Hipécrates y Croton (siglo V ane) sdlo sefialaron que el cerebro 5 el drgano det “raciocinio” 0 “director del espiritu” (yeuoviuu), mien- tras que el corazén se debia considerar como el drgano de los senti- mientos. Varias centurias después, Galeno (siglo II a.n.e), intent pre- isar el concepto de la relacién entre la vida espiritual y el cerebro. Su sistema se puede considerar uno de los primeros ensayos que play tea el problema de la “localizacién” directa de los fendmenos psiq ‘cos en las estructuras del cerebro. Estimaba que las impresiones del mundo exterior, recibidas por el hombre, entran en forma de fluides 1a los ventriculos cerebrales, a través de los ojos, y expresé la idea ce ‘que la cémara interna, que contiene estos fluidos, constituye el “tem plo” (Galas yrryot), donde se encuentran con los fluidos vitales (Gaiepct) que parten del higado, y, mediante una red de vasos, se trans- forman en fluidos psiquicos (wrisjia heywersor) La nocién de que los ventriculos cerebrales 0, més exactamente, el Mfquido que conticnen, son el substrato material de los procesos psiqui- 08 perduré 1 500 aiios. Vesalio (siglo XVI) —quien hizo el primer estu dio detallado de la estructura sélida del cerebro— e incluso Soemme ing (1796), continuaron con la idea de que el verdadero substrato de Jos procesos psiquicos eran los spiriti animales que fluyen por les nervios, Con el tiempo, las nociones de los ventriculos cerebrales como substrato de Jos procesos psiquicos, fueron diferenciandose en forma gradual y empezaron a adscribirse funciones especiales a varias partes de los citados ventriculos, Nemesio (siglo IV ne), fue el primero en manifestar la hipétesis de que et “ventriculo anterior” sc debe contemplar como recipiente de percepcién o imaginacién (cellela phantastica); el “ventriculo media” del intelecto (cellula logistica) y el “posterior”, de la memoria (cellula memorialis). Este concepio de los “tres ventriculos del cerebro” como substrato directo de las capacidades psiquicas bisicas se mantuvo sin alteraciones durante siglos. También fue de aceptacion general en In En ins inwstigcioes de Head (128, Ombredane (51) y Fable U9) v otran se pce . Edad Media (Fig. 1). Es interesante recordar que Leonardo da Vinci, nos muestra un dibujo suyo original que legé hasta nosotros (frontispicio), conservé la idea de Ia localizacién de las “‘capacidades” psiquicas basicas en los “tres ventriculas del cerebro’ Fig. 1, Representacion de los tres “ventricules cerebrales" (tomado de G. Reish "Margarita Philosopbica”, 1513) La historia posterior de los conceptos del substrato cerebral de los procesos psiquicos estuvo vinculada al desarrollo de la psicologia (que durante mucho tiempo permanecié como una rama de la filosofia), por un lado, y a la incipiente anatomia descriptiva del cerebro, por otro. La concepcin de las funciones psiquicas comenz6 a liberarse del con- cretismo inicial, y Ia imagen de la estructura cerebral adquirié gradual- mente un carécter mas preciso. Sin embargo, durante mucho tiempo continud sin cambio el principio basico de aplicacién directa de los concepts psicolégicos no materiales a la estructura material del cere- bro. Por este motivo, las primeras etapas del desarrollo de la cfencia anatémica en la nueva era Hlevaban el sello de la busqueda del “érgano cerebral” compuesto de tejido denso, que se pudiera considerar como al substrato material de los procesos psiquicos. Distintos investigado- res resolvian de manera diferente este problema, Descartes (1686), esti |S maba posible que este drgano fuera la glindula pineal, ubicada en el mismo centro del cerebro, que, a causa de esta situacion, posefa las Propiedades imprescindibles para ser portadora de Jas funciones. pst- ‘quicas; Willis (1664), ‘se inclinaba 2 situar dicho organo en el cuerpo estriado (corpus striatum); Vicussens (1685), cn la masa de la sustan cia blanca (centrum sermiovale) de los grandes hemisferies; Lancisi (173%, cen el cuerpo calloso (corpus callosum), estructura que une ambos hemi ferios. Empero, a pesar de Ia diversidad de soluciones concretas, en esta temprana etapa, el deseo comtin de todos los investigadores seguia siendo el de Hegar a la localizacién directa de los fendmenos psiquices en alguna parte del substrato cerebral Los intentos de hallar un “6rgano cerebral” tinico para los proce- £98 mentales, constituyeron sdlo el primer paso en el desarrollo del estu- dio de Ja localizacién de dichas funciones. Por entonces, la psicologia dej6 de limitarse a la concepeién no diferenciada de la conciencia com> un todo indivisible. Aparecié la doctrina psicol6gica que dividia los procesos mentales en “propiedades” o “capacidades” especiales, Est hecho planted a Ios investigadores el problema de hallar ef substrata material para dichas “eapacidades” y contemplar el cerebro como un agregado de multiples “érganos”, cada uno de los cuales seria el por tador material de una determinada “capacidad” Los investigadores de aquella época confrontaron las concepciones de sus tiempos sobre “psicologia de tas capacidades” y los conocimier- tos existentes acerca de Ja estructura de la sustancia cerebral. Al hacer Io, es natural que los primeros esfuerzos para resolver el problema det substrato cerebral de las “capacidades" psiquicas, estuvieran a cargo de los grandes analomistas y, en gran medida, fucran de naturaleza especulativa. El anatomista aleman L. Ch. A. Mayer (1779) fue el prinier ientifico gue intents enfocar diferenciadamente la localizacién de tas “eapacidades” en la sustancia cerebral, En su tatado sobre anatomia y fisiologia del cerebro, expresé la hipdtesis de que en la corteza cere: bral esta localizada la memoria; en la sustancia blanca, la imaginacion y la razon; en las porciones basales del cerebro, la apercepcion y la voluntad; y que el corpus callosum y el cerebelo efectian la actividad del cerebro para la integracion de todas estas funciones psiquicas. Sin embargo, fue F. G. Gall quien pevfilé mejor estos estuerzos para loca lizar las distintas funciones mentales en areas cerebrales aisladas, Sus ideas hallaron amplia difusién en ct aquel entonces” Gall fue uno de los mejores anatomistas del cerebro en su época. Valoré, por primera ver, Ja importancia de la sustancia gris de los gram des hemisferios y sefiald su relacién con las fibras de la sustancia ban ca, Empero, al interpretar las funciones del cerebro, partia exclusiva : mente de las posiciones de la “psicologia de las capacidades”, vigentes en su época, Fue Gall el autor de Ia concepcién, segin la cual, cada facultad psiquica se apoya en determinado grupo de células cerebrales, y toda la corteza cerebral (que por vez primera comenz6 a considerarse Ia parte mas importante de los grandes hemisferios, participantes en la realizacién de las funciones mentales), constituye un conjunio de distintos “érganos”, cada uno de ellos es el substrato de determinada “capacidad” psiquica. Fstas “capacidades” que localiz6 en diferentes areas de Ia corteza cerebral las tom6 Gall, tal y como las presentaba la psicologia de su épo- ca. Por este motivo, junto a las funciones relativamente sencillas, tales como le memoria visual 0 auditiva, la orientacién en et espacio, o el sentido del tiempo, entre las “capacidades” que localizaba en las dis- tintas dreas de la corteza, figuraban también el “instinto de perpetua- cién de la especie”, “amor a los padres”, “sociabilided”, “valenti “ambicién’, “asimilacién educacional” y otvas. En la figura 2 se expo. ne el “mapa Frenoldgico” de la época de Gall, publicado hace sélo 150 considerar, con razén, Ja primera formulacién de wionismo estrecho". Podiamos haber chidido mencionar las ideas de Gall en un libro dedi- cado a los actuales conceptos de las funciones corticales superiores y de la organizacién funcional del cerebro humano, por cuanto las tesis de su sistema “frenolégico” eran tan fantasticas que tropezaron, al publi carlas, con una brusca oposicién. Sin embargo, las hemos incluide por dos razones: primera, porque Ia imagen de la corteza cerebral como sistema de diferentes funciones, propuesta por Gall, en una forma pre cientifica, tan fantdstica, era hasta cicfto punto progresista, por cuanto Planteaba la posibilidad de enfocar de forma diferenciada la aparente masa homogenea del cerebro. Por otro lado, las concepciones formu ladas por Gall, de los “centros cerebrales” en los que se localizan las funciones mentales complejas, resultaron tan sélidas en sus posiciones iniciales de principio, que se han conservado en forma de conceptos psicomorfolégicos del “localizacionismo estrecho” hasta un tiempo muy posterior, cuando la investigacidn de la organizacién cerebral de los pro- cesos psiquicos adquirié una base cientifica més realista. Estas ideas determinaron el enfoque de la localizacion de las funciones casi durante todo un siglo. El desarrollo de las ideas det “localizacionismo” encontré seria resistencia. El concepto expuesto por Mayer y Gall del cerebro como agregado de diferentes “érgenos”, tropez con objeciones de los fil6- sofos de aquel tiempo, quienes defendian una posicién contraria, Ia que se convirtié en el fundamento de Ia teoria “antilocalizacionista”. Ya en la mitad del siglo XVIII, Haller (1769), sin negar que las, distintas reas del cerebro pueden tener relacién con funciones dife- rentes, express el supuesto de que el cerebro constituye un todo nico 1 -— Cuolidades expritveles superiares Propiedodes ideales del intelecto, j Perfecionamionta Suilora. y Comianze-Curiosklod Exporonza Mimetismo ee «) costo Fotora Conciancle ) mimice dosha Autovolorociéa ‘Amor propio Agrosivided LS Tiempo Medd ra ie 92, Sy Let) pe ceo POD TARR Sains tee WA See ‘Amar ol vino agate Amor a la vide Ingtintos destructivos Elecuividad Seninintor superiors ‘Atovoloreion Weds Instintos alimenticios ‘Amor @ la comida Instintos. Precaueién, Prevsion Orgullo Independence Veracidad Fidelided ‘Amar al hoger Potritismo, Agresividad Proceueiin Amistad ‘Amor o ta familia Socabilidad Intrepidex Volentia Instintos hogoremos Matrimonio Instintor sexvalos Amor sexta) AMF paternal a los rifos mor @ lor animales Fis. 2, Mapa trenolégico de locaizacién de las capackiades psiquicas. Tomado de un modelo contemporaneo de Gall. ee bree que transforma las impresiones en procesos psiquicos y que se debe considerar Sensorium comune, cuyas partes son equivalentes. La demos- traciGn de esta tesis Ia veia en el hecho de que un foco puede ocasionar perturbacién de diferentes “capacidades” y los defectos causados por este foco se pueden compensar en determinada medida. Pasado medio siglo, Flourense (1824) planted hipdtesis similares, basadas en oxperimentos fisiolégicos. Destruia distintas areas de los grandes hemisferios en las aves, y observaba que pasado cierto tiempo, se restablecia su comportamiento; ademés, la citada recuperacién trans. currfa de forma relativamente igual, independiente de la parte destruida, sin saber, que en los vertebrados inferiores, la corteza de los gran- des hemisferios apenas esti diferenciada, y sus funciones insuficiente- menie corticalizadas, llegé a la conclusién de que, aunque todo el cere- bro es un érgano complejo, su corteza acttia como un todo homogéneo, cuya destruccién conduce a la perturbacién uniforme de la "sensibili- dad y las facultades intelectuales”. Asi, pues, la sustancia gris de los grandes hemisferios constituye en conjunto el “nysumev” de que hablan los autores griegos. Flourense confirmo estas hipdtesis en conocidos experimentos con cruzamiento de los nervios extensores y flexores del ala de un gallo. Al advertir que las funciones del ala se restablecieron, Flourense consider6 posible afirmar con decisién ef prin- cipio de la homogeneidad del cerebro como un todo tinico, manifes tando que “la masa de los hemisferios cerebrales es tan equivalente y homogénea fisiologicamente, como la masa de cualquier glinduls, del higado, por ejemplo” (Flourense, 1842). Los experimentos de Flourense constituyeron un notable progreso comparados con los razonamientos tedricos de Gall. Sustituy6 las con- jeturas especulativas por el experimento cientifico y fijé la atencién en la plasticidad © intercambiabilidad caracteristicas de las funciones de los grandes hemisferios cerebrales. Con ello, anticips aquellas cuncep- ciones dindmicas de la actividad del cerebro a las que retorné el pen samiento cientifico posterior. ‘A pesar de que la concepcién del cerebro como un todo énico diné- ico fue expresada por fisidlogos, apoyéndose en experintentos al pare- cer exactos, los decenios subsiguientes Ievaron a una acumulacion de material que inclind de nuevo la balanza hacia el lado de Ios conceptos “localizacionistas”. Este material se basaba en observaciones clinicas de enfermos con lesiones focales del cerebro, por un lado, y en las inves- tigaciones anatdmicas y fisioldgicas, en impetuoso desarrollo, dedica- das al anélisis de la estructura y las funciones del cerebro, por otro. Se produjo un nuevo cambio de los puntos de vistas con respect a la localizacién de las funciones en la corteza cerebral. La nueva teoria de la localizacién estaba estrechamente vinculada a las concepciones del “asociacionismo” (formuladas por esa época), ‘cuyos cimientos ya se habian echado en el siglo XVIII y que, para Ta 9 segunda mitad del siglo XIX, se habia convertido en escuela rectora de la psicologia. Precisamente cuando Flourcnse publicé sus observaciones, que 1s permitian manifestarse contra toda hipétesis acerca de la estructura diferenciada de Ja corteza cerebral, Bouillaud (1825), que encabezb mas tarde la Escuela Médica de Paris, en su Tratado clinico y fisiolé- sic del cerebro, y como resultado de las observaciones sobre enfer- mas, llegé a la conclusion de que: “Si el cerebro no estuviera compues to por distintos centros... seria imposible comprender de qué forma la lesién de una de las partes del cerebro provoca la paralisis de unos ‘miisculos del cuerpo sin afectar a otros” (pags. 279-280). Bouillaud con- sideraba posible extender este principio de localizacién a Ias funciones més complejas del lenguaje. En 1825 (al afio de aparecer Tas investi- gaciones de Flourense) publicé un informe con el titulo Investigacio- tres clinicas que permiten demostrar que la pérdida del lenguaje hablado corresponde a la lesidn en los lébulos anteriores del cerebro 9 com firman la opinion de Gall acerca de la localizacién del lenguaje articw lado, En este informe dividia la actividad det lenguaje hablado en fure cidn intelectual, funcién del uso de signos y funcién de articulacién de las palabras; indicaba su posible disociacién y exponia las razones que mostraban la conexién entre el lenguaje articulado y los sectores anteriores del cerebro. Asi, pues, la hipétesis de la homogeneidad del cerebro se vio de nuevo amenazada por la idea de su diferenciacidn, basada en observaciones clinieas en el hombre. n de las funciones en la corteza cere: bral permanecié sin confirmacién hasta verse consolidada por la publi cacidn de las observaciones de M. Dax (1836) y el descubrimiento de Broca (1861), que mas tarde adquirié fama mundial. En abril de 1861, en Ia Sociedad Antropoldgica de Paris, Broca exhibié el corebro de su primer paciente, quien en vida padecia tras tornos de! lenguaje articulado. En la autopsia se detect6 una lesién en et tercio posterior de la circunvolucién frontal inferior del hemisferic izquierdo. En noviembre de ese mismo afio, repitié la exhibicién cor tun segundo enfermo que padecia el mismo sindrome. Esto le permitié manifestar que el lenguaje articulado se localiza en un area del cerebre exactamente demarcada, y que la regién por él sefalada se puede con- siderar “centro de las imigenes motrices de la palabra”. Basdndose en estas observaciones, Broca hizo la audaz conclusion (que continuaba basi camente fos intentos de localizar de forma directa las funciones psico- lugicas complejas en sectores limitados del cerebro), de que las célu Jas de determinada area de la corteza cerebral son una especie de “depsito” de las imagenes de los movimientos que componen nuestro Tenguaje articulado. Broca termind su informe con estas patéticas pala: bras: “Desde el momento en que se demucstre que fa funcién intelec- tual esta vinculada a un Area limitada del cerebro, quedard refutada la 10 : tesis de que las funciones intelectuales conciernen a todo el cerebro y Seri altemente probable que cada circunvolueién posea sus propias funciones parciales.” El hallazgo de Broca estimulé la aparicién de toda una serie de Investigaciones clinicas que no s6lo multiplicaron Jos resultados por €l logrados, sino que enriquecieron las posiciones de los “localizacio- nistas” con diversas observaciones nuevas. Diez afios después del hallaz- go de Broca, Wernicke (1874) deseribié un caso en que la lesién del tercio posterior de Ia cireunvolucién temporal superior del hemisferio iequierdo causé la perturbacién de la comprensién del habla. La con clusién de Wernicke de que las “imagenes sensoriales de las palabcas"” estén localizadas en la zona del hemisferio izquierdo por él descrita, se consolidaron posteriormente en la literatura La descripcién de dos areas cerebrales totalmente aisladas, cuya lesién ocasiona trastornos en "funciones” tan distintas, que provocs un auge sin precedente en las post i i cio- nistas”. Impuls6 la idea de que también otros procesos mentales (inclu- <0 los mas complejos), se pueden localizar en areas relativamente Ii todas de Ia corteza cerebral, y que ésta tltima se debe considerar un agregado compuesto de distintos “centros”, cuyos grupos celulares cons- tituyen el “depdsito” para las mas diversas “capacidades” psiquicas. Este es el motivo por el que la atencién de los neurdlogos de aquella epoca estuvo dirigida a describir los casos en que Ta lesion en sectores delimitados de la corteza cerebral ocasiona la perturbacién preferente de determinada forma de actividad psfquica. Al establecer estos hechos y confrontar las descripciones clinicas con los descubrimientos ana Ymicos, estos especialisia se preocupaban muy poco por estudiar cuidadosamente los casos observados. No analizaban el complejo de sin- tomas fuera de Ja estricta perturbacién de una funcién y no se esfor zaban por calificar exactamente la perturbacién funcional que habian establecido, Siguiendo a Broca y Wernicke, sacaron de inmediato la con- clusion de que las areas cerebrales aisladas por ellos, cuya lesién lleva deterininados trastornos concomitantes, constituyen los "eentros” de las correspondientes “funciones” y la composiciOn celular de estas Areas, el “depésito” que almacena “imigenes de la memoria’, altamente especia- lizadas. De esta manera, durante los dos decenios siguientes al descubri- miento de Broca y Wernicke, se describieron “csntros” tales como los “eentros de la memoria visual” (Bastian, 1869), “centros de la escritura” (Exner, 1881), “‘centros de los conceptos” 0 “centros de la ideacién” (Broadbent, 1872, 1879; Charcot, 1887; Grasset, 1907) y sus vinculos. Por csta causa, el mapa de la corteza cerebral humana se llené muy pronto de numerosos esquemas que proyectaban sobre el substrato cere- bral las ideas de la psicologia asociativa dominantes en aquel tiempo. Los autores de estos esquemas los consideraban la verdadera explica- cién de todos los misterios relacionados con la organizacién funcional de Ja corteza; Ia confeecién de estos esquemas y mepas ocupé un largo periodo en el desarrollo de las concepciones clinicas del trabajo dsl cerebro. La idea de la posibitidad de la localizacién directa de Jos procesos mentales complejos en reas circunscritas de la corteza cerebral ro hubiera hallado tan amplia difusion ni obtenido tal éxito, de no haber sido por ciertas circunstancias. El éxito de esta teoria Jo predetermiré Ja posicién de la psicologia de aquella época que, para entonces, se habia convertido en una rama del conocimicnto suficientemente dif renciada, que describia con detalle fa asociacién de las sensaciones y Jas representaciones como base de la vida espiritual del hombre. Otros hechos, no menos importantes, sin las que las ideas de los | “localizacionistas" no hubieran hallado tan amplia difusién en la segun- | da mitad del siglo XIX, fueron los éxitos de la anatomia y la fisiolo- gia de aquel entonces. Precisamente en ese tiempo, Virchov (1858) express Ta idea de que | cl organismo se debe considerar un “reino celular", compuesto por uni- dades que son portadoras primarias de todas sus propiedades. Las ideas de Virchoy fueron tomadas por Meynert (1867-1868), el primer inves- igador que describié Ia estructura celular fina de la’ corteza cerebral Meynert, al ver la enorme complejidad de la estructura de la corte cerebral humana, estimé posible trasladar las concepciones de la Fisio- logia celular a la nueva rama y comenz5 a considerar las células cor licales como portadoras de determinados procesos mentales. “La capa cortical incluye mas de mil millones de células”, describia, “Toda nue- va impresidn encuentra una nueva célula, atin vacante. Como estas all mas son muchas, las impresiones que arriban sucesivamente encuer- tran sus portadores y se conservan en ellos para siempre, una junto a otra.” (Psiquiatria, pag. 166, traduccion rusa, Jarkov, 1855) No obstante, la época de que hablamos estuvo cargada de grandes logros cientificos, verdaderamente decisivos. En Ia década del 70 del siglo pasado, que I. P. Pavlov denomind “época notabilisima de la fisio- logia del sistema nervioso" (I. P. Pavlov. Obras completas, t. 11, pag. 202, ed. rusa), se hicieron dos descubrimientos cientificas. estrechament2 vinculados. En 1870, Fritsh e Hitzig, al excitar con corviente eléctrica la corteza cerebral de un perro establecieron, por primera vez, que la estimulacién de ciertas areas corticales definidas (posteriormente s2 | determiné que contenian células piramidales gigantes de Betz) provocaba la contraccién de ciertos mtisculos. Mediante estos experimentos se esta- blecié la existencia de “centros motores” aislados, en la corteza cerebral. En posteriores investigaciones, este hecho se confirmé con experimentos ‘en monos y, luego, en el hombre, Casi simultaneamente, el anatomista de Kiev, B. A. Betz (1874), descubrié en la corteza de la eircunvolucion central anterior, cclulas piramidales gigantes que asocié a la funcién motriz, La presencia de estas celulas diferenciaba enormemente la estruc 2 : tura de la corteza en Ia regién motriz, de la estructura de la corteza sensorial poscentral. Los descubrimientos de Fritsch e Hitzig, por un lado, y Betz por otro, establecieron In base real para las observaciones clinicas; dieron lugar @ toda una serie de experimentos fisiologicos con la extirpacion de diferentes reas de la corteza cerebral de animales, seguidos por el estudio de las alteraciones en el comportamiento, En la década del 80 se realizaron tambien las conocidas investigaciones de Munk (1881), quien establecid, que cuando se extirpan los sectores occipitales, el perro continiia viendo, pero deja de reconocer viswalmente los objelos. Las observaciones de Hitzig (1874), Ferrier (1874-1876), Bianchi (1895) y otros, registraron grandes alteraciones en la “atencién" y “activacidn intelec- twal” on los animales, después de extirpar los sectores anteriores del cerebro, EI descubrimiento de que la corteza cerebral posee estructura alta mente diferenciada y de la posibilidad de la estricts diferenciacién de las funciones entre sus distintas partes, se ha incorporado de hecho a la ciencia como uno de sus grandes logros. Tomando estos hechos como demostracién de la existencia (en la corteza cerebral) de distintos “cen tru" para las diferentes funciones motrices o sensoriales, los investiga dores comenzaron a relacionar, con mayor seguridad, las funciones psi quicas mas complejas con areas particulares en el cerebro. Durante los finales del siglo XIX, la literatura sobre neurologia abundé en descrip: ciones de casos de perturbaciones de los procesos psiquicas complejos, ‘scasionados por lesion en determinados sectores de la corteza cerebral Los autores que observaron estos fendimenos no s¢ limitaban a descubrit Jos siniomas, sino que Hlegaron a la conelusién de que las reas corres pondientes de la corteza cerebral se deben tomar como “centros” de determinadas funciones. De esta forma, se deduce que en la corteza cerebral se pueden “localizar”, no sélo las percepeiones visual, auditiva y téctil, sino también procesos psiquicos complejos tales como “com: Prensién de los nimeros”, “calculo”, “lectura”, “ideacién activa”, “accién volitiva”, ¢ incluso procesos psiquicos complejisimos, evidentemente sociales por su procedencia: el "yo personal y social”, y otras. Todavia hasta hace poco, dichos intentos de localizar los procesos psiquicos com. plejos en determinados sectores de la corteza cerebral sirvieron de fun- damento a obras basicas de psiquiatria, tales como el trabajo de Kleist (1934) cuyo mapa de localizacidn cerebral (Fig. 3) obtuvo amplia ifusién, Hallaron apoyo en la doctrina “topistica” de 0. Vogt (1951), fundador de la citoarquitecténica moderna, quien manifesté la idea de gue todo el cerebro consta de pequefios érganos (Kleinorgane), cada uno de ellos es portador de determinada facultad. Mas tarde, estos trabajos Pasaron a formar parte de los principales tratados de neurologia, como el tratado de Nielsen (1946), en EE. UU,, y otros. B “ “0 | ceneranice de aie’ Cangrelan det a) noite snes Fig. 3. Mapas de localizaciones, sein Kleist. La idea de que las diferentes areas de la corteza cerebral estan dife- senciadas en alto grado entre si por su estructura, y de que las complejas funciones mentales no tienen la misma relaciéa hacia las diferentes éreas del cerebro, era en esencia profundamente progresiva; estimulaba a los investigadores para un estudio més cuidadoso del cerebro y sus funciones. Sin embargo, es natural que la misma idea, de que los fendmenos psiquicos complejos pueden estar localizados en Areas limitadas y que, sobre la base de los sintomas aparecidos por un foco de lesién, se pueda hablar ya de localizacion de las funciones en estas dreas circunscritas, continiaba suscitando serias dudas. Por ello, un siglo después del choque de las opiniones de Mayer y de Haller, y también cien afios después de la discusion de Gall y Flourense, ésta resurge entre “localizacionistas” y “antilocalizacionistas”, ahora sobre una nueva base. En los aftos en que Wernicke mostré la importancia de la cortera dol Isbulo temporal izquierdo para el lenguaje, y en que Fritsch @ Hitzig ya habfan obtenido efectos especificos por la estimulacién del area motriz del cerebro y Munk observaba las alteraciones en el. reconocimiento visual, despues de la cestruccién de la region occipital del perro, el emi- nente fisidlogo aleman Goltz (1876-1881) realizé una serie de nuevos expe rimentos con extirpacion de diferentes dreas de los hemisferios cerebra les en los perros. Al comprobar los resultados de estas extirpaciones en ‘cuanto a los cambios en la conducta general del animal, Goltz llegé a tuna conclusién muy préxima a la que en su tiempo dedujo Flourense cn las aves; después de extirpar diferentes reas de los hemisferios cere- brales, se producian en el animal considerables alteraciones en la con- ducta, que Goltz calificaba como reatciin del cerebro como un todo tinico. Posteriormente estas alteraciones desaparecian; las funciones que- dabatyrestablecidas y en el perfodo residual se observaban tan sélo algu- nas torpezas de movimiento, ¢ insufitiente capacidad en el animal, que Goltz interpretaba como “disminucién general del intelecto”. Baséndose en estos experimentos, Goltz llegaba a una conclusion proxima a la de Flourense, es decir, que cualquier parte del cerebro tiene relacién con la formacién del dolor, las sensaciones, las representaciones en el pensa- miento, y que el grado de la pérdida funcional est en relacién directa tinicamente con la magnitud de la lesion, Goltz no dominaba un método que le permitiera juzgar de forma diferenciada acerca del surgimiento de defecto, y comprobaba los resul tados de las extirpaciones solo mediante la observacién de la “conducta general del animal”. Pero, al mismo tiempo, operaba con conceptos psi- cologicos demasiado amplios y generales, tales como “voluntad”, "inte lecto”, y otros. Ambas circunstancias impedian llegar a conclusiones distintas a las de Goltz, Sin embargo, sus referencias sobre los Factores vAmicos, tales como la "reaecién general del cerebro” y la gran plas ticidad del substrato cerebral, constituyen, sin dada, el mérito de este 1B dirigié Ia atencién hacia ta actividad del cerebro como un todo. Es interesante observar que cuando se realizaba el trabajo de Goltz, | Ia publicacion de su tesis no desperté notable simpatia, en tanto que cincuenta alos después casi los mismos argumentos fueron empleacos por Lashley (1929). Lashley extirpé diferentes dreas del cerebro en ag atas y abscrvé los cambios de su conducta en un laberinto, y Megs ala | conclusién de que las alteraciones en su conducta no se pueden atribuir a lesiones en determinadas areas del cerebro, que el grado de alteracisn de sus habitos esta en relacién directa con la masa de cerebro eliminada ¥ que, con respecto a las funciones complejas, las areas diferentes de la corteza de los hemisferios cerebrales son, de hecho, equivalentes. Las tesis de Lashley recibieron la critica demoledora de I. P. Pavlov (1. P, Pavlov. Obras completas, (, THT, pags, 428-456), donde se demostraza que los procedimientos téenicos, incapaces de mostrar los mecanismos fisiolégicos de a conducta, no pueden conducir a otras conclusions, Estos intentos de comparar los resultados de la extirpacién de las areas aisladas del cerebro, usando conceptos indiferenciados de la psicolog'a, 8 erréneo en su propios fundamentos. No obstante, las tesis principa- les de Lashley, que respaldaban de nuevo las posiciones antilocalizacio- nistas, fueron bien recibidas, precisamente porque reflejaban una nueva etapa en el desarrollo de la psicologia y relacionaban nuevas represen- taciones psicolégicas, muy diferentes del clisico asociacionismo con el substrate cerebral Por estos afios, un gran ntimero de psicdlogos, en parte influidas | por los fisicos contemporaneos, pero en mayor grado por la fenomeno- | ogia idealista representada por la escuela de Wurzburgo, se separé de Ios postulados mecanicos del asociacionismo clasico y empez6 a com. render los fenémenos psiquicos como procesos integros que transcurren | en determinado “campo” y se subordinan a leyes "estructurales”, Estas eyes elaboradas en detalle por la escuela psicoldgica de la Gestalt, tenian un cardcter formal evidente, Al separarse del método analitico us do en las ciencias naturales, los representantes de la citada psicologfa ieron un paso hacia atras en relacion con la etapa anterior de la ciencia. | psicologica, ideas “integrales” 0 “dindmicas” de la psicologia requerian correlacién con el substrato cerebral y hallaron consolidacién en las hipotesis antilocalizacionistas de Lashley. En estas hipétesis los concep- tos psicolégicos generales se confrontaban, como con anterioridad con el cerebro directamente, sin andlisis fisiolégico. Cierta es que esta vez, el ‘comportamiento integral” se confrontaba con el “cerebro integral” que ‘ompezaba a entenderse como masa homogénea actuante de acuerdo con las leyes integrales del “campo". El andlisis anatomofisiolégico diferen- ciado de la estructura cerebral se rechazaba en este caso con la misma decisién que el anilisis diferenciado de los habits en el animal. En 1% - autor, que, en el periodo de los conceptos estrechamente localizacionistas, lugar del estudio detallado del aparato cerebral, los investigadores ope- raban por analogia con aquellas relaciones de “estructura” y "fondo" que habian sido tomadas de la fisica y aquellas leyes gencrales de la morfo. génesis que constituian ef objeto de la embriologia Las ideas de antilocalizacionismo de esta npeva formacién sobre. pasaron pronto los limites de los trabajos que estudiaban los mecanis. mos cerebrales del comportamiento de los animales. Se propagaron rapi damente a la medicina clinica y se fueron convirtiendo, de forma gradual, en una seria fuerza de oposicién al localizacionismo clisico. Por ese motivo, merece Ia pena detenernos especialmente on su desarrollo. Durante fa década del sesenta del siglo pasado, el eélebre neurdlogo inglés Hughlings Jackson, primero en deseribir los ataques epilépticos locales, formulo varias hipétesis que impugnaban seriamente las idleas del “localizacionismo” esirecho de su épaca. Estas hipdtesis, lamadas a desempefiar un importante papel en el desarrollo posterior del pensa- miento neuroldgico, fueron presentadas por él en su discusién con Broca, inmediatamente despues de la publicacién de las observaciones de este iiltimo, Sin embargo, durante los decenios siguientes fueron desplazadas 2 un segundo plano por Ios éxitos de las ideas del “Jocalizacionismo" estrecho, Sélo en el primer cuarto del siglo XX obtuvieron de nuevo un amplio reconocimiento.* Los hechos de los que partia Jackson contrastaban con las ideas fun- damentales de Broca, y contradecfan en gran medida, las concepciones de la localizacién celular de las funciones. Al estudiar las perturbaciones de los movimientos y el habla en las lesiones focales del cerebro, Jackson observé un fenémeno, paraddjico a primera vista, consisten en que la Tesidn de un area circunscrita del.cerebro nunca conduce a Ia desapari- cién completa de la funcién, El paciente con lesién focal en determinada zona de Ia corteza no puede con frecuencia cumplir voluntariamente of movimiento requerido 0 repetir, por si solo, una palabra. Sin embargo, puede hacerlo de forma voluntaria, repitiendo ese mismo movimiento y pronunciando esa palabra en estado de excitacién o en expresiones auto- matizadas, El caso descrito mas tarde por Gowers en el que un enfermo a quien el médico le propuso promunciar la palabra “no”, contesté: “no, doctor, no puede de ninguna manera decir no”, se convirtié.en punto de partida del anilisis neurolégico de Jackson, Sobre la base de hechos semejantes, Jackson elaboré una concepcisn general de la organizacién neurolégica de las funciones, muy diferente 8 la de las representaciones clésicas. A su juicio, cad funcién realizada por el sistema nervioso central no es el resultado del trabajo de un grupo uy limitado de células, que forman algo asi como un “depésito” para 1 Se dee ater que Ine trabajos de tation, los que 2 extiten mele silo despuds por Alek (E), teas Ghd "y Foner (9%) ocron publades, por primers we eh ut ecopla Slon'eh 2 ngiter) tog, en 188 (EEUU, 7 esta funcién. La funcién tiene una compleja organizacién “vertical”, representada primeramente en un nivel “inferior” (espinal 0 del tronco cerebral), aparece representada otra vez (rerepresented) a un nivel “medio” de los sectores motores (0 sensoriales) de Ia corteza cerebral, Y, por tercera vez, vuelve a reaparecer (re-re-represented) en un nival ;perior” que Jackson considera a nivel de los lébulos frontales del cerebro. Por ello, de acuerdo con Jackson la locatizacidn del sintoma, a pérdida de una u otra funcién, que acompatia la lesién sufrida en un ‘rea limitada del sistema nervioso central de ninguna manera puede ser identificada con la localizacién de la funcidn. Esta tiltima puede estar instalaca en el sistema nervioso central de forma considerablemente mas compleja y tener una organizacién cerebral distinta por completo. Las ideas de Jackson fueron interpretadas erréneamente, de forma unilateral, por sus contemporaneos, La tesis sobre el caracter comple!o y la organizacién “vertical” de las furciones, adelantada en varios dece- nios al desarrollo de la ciencia y confirmada solamente en nuestros dias, constituyé un acontecimiento durante largo tiempo. En cambio, sus declaraciones contra la localizacién circunscrita de las funciones en un rea limitada de Ja corteza cerebral y sus afirmaciones acerca del care- ter “intelectual” o “'voluntatio” de los procesos psicoldgicos superiores, fueron pronto captados por Ia parte mas idealista de los investigadores, que creian encontrar en estas tesis un apoyo en Ia lucha contra el sex sualismo materialista de la neurologia clisica. Ya en la década del 70 del pasado siglo, aparecieron investigadores que intentaron explicar ‘a esencia de los procesos psfquicos como complejas funciones ""simbd: cas”. Estos investigadores se empefiaban en contraponer sus puntos de vistas, con las ideas det localizacionismo estrecho; consideraban que los procesos psiquicos ten{an como base Ia actividad del cerebro en st cor Junto como un todo tinico, o renunciaban, en general, a reconocer el subs- ‘rato material, limitandose a declarar que ts vida espiritual del hombre es un nuevo tipo “abstracto" de actividad realizade por el cerebro como “instrumento del espiritu” Entre os investigadores de este grupo figura Finkelburg (1870) que, fen oposicién a Broca y Wernicke, interpretaba el habla como una fux- cién “‘simbética” compleja. Una posicidn parecida mantenia Kussiaul (1885), negando la idea de ‘que Ia base material de la memoria esta formada por un “depésito” espe cial en Ia corteza cerebral, donde las imagenes y los conceptos se encue: tran “seleccionades en diferentes estantes simbélica” como base para la vida espiritual, y suponer que cualquier alteracién del cerebro produce “asimbolia”, eseribfa: “Rechazamos con tuna sonrisa todos los propésito ingenuos de localizar el habla en ura uw otta de las circunyoluciones del cerebro.” Si en las postrimnerias del siglo XIX los investigadores opuestos al enfoque sensuslista de las actividades cerebrales v partidarios de las 18 a Ai considerar la "funcién | “funciones simbélicas” de dificil localizacién eran elementos aislados, a comienzos del siglo XX, bajo la influencia de una notable reavivacién de Ja filosofia y la psicologia idealistas, ese grupo simbolista comenzé ‘a extenderse y no tardé en convertirse en una orientacién rectora en el analisis de los procesos psicologicos superiores. Precisamente a esta época corresponden las declaraciones de Berg: son (1896), que intentaba fundamentar un enfoque netamente idealista de ls psiquis mediante consideraciones favorables de los esquemas diné- ‘micos actives como principal {uera motriz y oponia estos esquemas a la “memoria material del cerebro”. También corresponden al comienzo del siglo las investigaciones psicoldgicas de la escucla de Wurzburgo que promovian Ja tesis de que el pensamiento abstracto constituye un pro- ‘eso primario independiente, no relacionedo con las imagenes sensoriales ni con el lenguaje y recomendaba volver al platonismo. Estas ideas penetraron también en la neurologia. Pasaron a primer plano en los trabajos denominados de la escuela noética de los neuré: Jogos y psicélogos (Pierre Marie, 1906 y V. Woerkom, 1925, especialmente Bouman y Grimbaum, 1925, seguidos de Goldstein, 1934, 1942 y 1948). Los representantes de dicha escuela defendian la tesis de que el tipo prin- cipal de los procesos psiquicos en la “actividad simbélica” se realiza en esquemas “abstractos”, y que cada enfermedad cerebral se manifiesta no tanto en la desaparicién de procesos parcieles como en la disminu- ‘ién de la “funcién simbélica” o “actitud abstracta’” Tales afirmaciones cambiaron sustancialmente las tareas plantead: ante los neurélogos en el anterior periodo de desarrollo de: la ciencia En lugar de analizar el substrato material de ciertas funciones, coloca- ron en primer plano la descripcién de aquellas formas de disminucién de la “funcién simbolica” o de la “condueta abstracta”, que se origina fen cualquier lesion cerebral, La investigacion de los mecanismos cere- brales de estas alteraciones queds pricticamente en segundo plano. Vol- viendo de nuevo a la tesis de que el eerebro funciona como unidad inte- gral, y considerando las alteraciones de los procesos psiquicos, ante todo, ‘en dependencia de la masividad de la lesién, y no de su localizacién, estos autores enriquecieron el andlisis psiquico de tos cambios en la actividad cognoscitiva en los casos de lesién local del cerebro, sin embargo, crea- ron, al mismo tiempo, un obstculo sustancial al trabajo de investigacién materialista de los mecanismos cerebrales de los procesos ps{quicos. Los intentos de conducir 1a neurologia por los cauecs de la inter pretacién idealista en las alteraciones de la actividad psiquica, no dejaron de tropezar con importantes dificultades. Resulté particularmente com- pleja la posicién de notables neurdlogos tales como Monakow (1914 1928), Head (1926) y, ante todo, Goldstein (1934, 1942 y 1948) que sumaron parcial 0 totalmente a la orientacién noética y se vieron obli gados a armonizar Ja teoria, ampliamente admitida, de los “localizacio- nistas” con las nuevas teorias “antilocalizacionistas”. Cada uno de estos 9 - neurdlogos salta de tales dificultades como podia. Monakow, que se maniuvo como una gran autoridad en el estudio de las estructuras cere. brales, que yacen en la base de los sintomas neurolégicos clementales, se neg en la préctica a la aplicacién dol mismo principio de interpt tacion de la base cerebral de las alteraciones de la “actividad simbolic que él llamé “ascmia”. En una publicacién hecha por él junto con | Mourgue (1928), arribo a una explicacion netamente idealista de estas alteraciones, atribuyéndolas a cambios en los “instintos” profundos. Head, asentado sélidamente en la neurologia por sus investigaciones sobre la sensibitidad, limits sus propdsitos al estudio de las alteraciones comple jas del habla mediante Ia descripeién de los trastornos en algunos aspec- J tos del acto verbal; atribuyé convencionalmente estos fenémenos a las lesiones en areas extensas de la corteza cerebral. Sin dar a estos hechos ninguna explicacion neuroldgica, se remitié al factor general de la "vigi lancia’” (vigilance) como e} principio de explicacién definitiva. j La mas aleccionadora result6, sin embargo, la posicién de Goldstein, uno de los mas grandes neurélogos de nuestro tiempo, Aunque susten- taba las concepciones clisicas respecto a los procesos neuroldgicos ck mentales, se sumé a las ideas nuevas de las concepciones “noéticas” con respecte a los procesos psiquicos complejos del hombre, sefialando como caracteristicas especificas de los mismos, la “actitud abstracta” y la “con. ducta categorial”. 7 Goldstein consideraba que la alteracién de esta’“actitud abstracta” | © la “conducta categérica” surge en todas las lesiones cerebrales. Esa afirmacién le obligé a ocupar una posicién muy particular en la exp cacion de los procesos descritos por él: la alteracién de las funciones | psicoldgicas elementales y superiores. En su intento por comprender los mecanismos cerebrales de tales procesos, Goldstein distinguié entre ‘a | “periferia” de ta corteza, la cual, segiin él, conserva el principio de loca- lizacién en su estructura y Ia “parte central” de la corteza; ésta, a dife rencia de la primera, es “equipotencial” y actia segin el principio ce Jas “estructuras dindmicas" surgidas sobre un “fondo dinamico” cono- ido, Las lesiones de la “corteza periférica” conducen a la alteracién ce los “medios” de la actividad psiquica (Werkzengstérung), pero dejan intacta la “actitud abstract”. La lesion en la “parte central” de la cor- {eza determina cambios profundos en la “‘actitud abstracta” y la “con | ducta categorial”, subordindndose, a la “ley de Ia masa”: cuanto mayor | sea la parte de 4a sustancia cerebral afectada por la lesidn, tanto més sufre la formacién de las “estructuras dinémicas” complejas y_ tanto menos diferenciadas resultarén las relaciones de ia “estructura” y el “fondo” que a juicio de Goldstein, constituyen la base neurolégica de esta compleja “‘conducta categorial”. Al adoptar los “puntos de vista de la Gestalt” © interpretando con espiritu naturalista las complejas formes de la condueta humana, Goldstein repetia de hecho, los errores de Lash- ley en sus intentos de recurrir a las concepciones elementales sobre la masa difusa y equipotencial del cerebro para explicar las formas de ‘mayor complejidad de la actividad intelectual. En otras palabras, Golds- tein mezclaba practicamente las posiciunes chisicas del “localizacionis- mo" estrecho con las nuevas ideas “antilocalizacionistas" * De esta manera, la historia de la cuestién acerca de Ia localizacién de las funciones en la corteza cerebral, que parte de los intentos de rela clonar directamente los procesos psiquicos complejos con el substrato material del cerebro e influidas ademds por Ia lucha de dos orientaciones aparentemente contradictorias, termind con la formulacién de las teorias que conjugaban mecinicamente los. dos extremos: “localizacionismo” y “antilocalizacionismo”, lo que prueba las dificultades basicas de la orien tacion psicomorfoldgica Hemos sefialado, a grandes rasgos, ef complejo camino de la solu: cion de uno de los més dificiles problemas de las modernas ciencias natu rales, el problema de los mecanismos cerebrales de la actividad psiquica, que viene a ser también cl de la localizacién de las funciones psiquicas cen la corteza cerebral Hemos visto que en este camino ha existido, desde tiempos remotos, tuna Jucha de dos orientaciones opuestas, una de éstas trataba de relacio- nar Jos procesos psiquicos aislados con determinadas areas limitadas del cerebro, interpretando a éste como un complejo agregado de “érganos” independientes; en tanto que la otra orientacidn partia de la concepcién de la unidad integral, ¢ incluso indisoluble, de ta actividad psiquica, que aparece como funcién del cerebro, actuando como un todo ur Cada una de estas orientaciones hizo un aporte al desarrollo de las representaciones cientificas accrea del cerebro y las principales formas de su trabajo, No se puede negar que las concepciones “localizacionistas”, aun tomando a veces formas vulgarmente mecénicas (y hasta fantésticas), reflejaban, en su. época, una tendencia progresista, que examinaba el cerebro como un drgano diferenciado. Eran la expresion de unos u otros intentos inmaduros de los naturalistas, en su afin por enfocar analiti- camente la vida psiquica y la estructura cerebral y que, después, crearon Ta neurologia y la anatornia moderna precisa de! cerebro. ‘Tampoco se puede subestimar la importancia de los hallazgos de los “localizacionistas”, no sélo para la préctica neurolégica, sino tame bién para descubrir, en la masa aparentemente homogénea del cerebro, aquellas dreas que tienen un valor especifico para realizar las diferentes formas de actividad psiquica. Sin estos logros no hubiera sido posible ninguna clase de avance en el camino de una teoria realmente cientifica de la organizacidn funcional de la corteza cerebral. A pesar de no contar con los correspondientes métodos cientificos para la solucién de las “L$, Vaio 19) zo um andl detain de Ins concepioee de Godse, Este ont tis, Tas ayy nae compl “qu be eonace el tae cuestiones planteadas, los representantes del “ocalizacionismo” realiza- ron un gran trabajo que elaboraba los conceptos acerca del trabajo diferenclado del cerebro y, en este sentido, seria erréneo desestimar sus investigaciones. Al mismo tiempo, tampoco se puede negar la aportacién que los representantes del “antilocelizacionismo” realizaron en el desarrollo de las modernas concepciones acerca del trabajo del cerebro, con la afir- macidn de que el cerebro, siendo un érgano altamente diferenciado, fun. ciona siempre como un todo tinico y colocando en primer plano la tesis de la clevada plasticidad de los tejidos cerebrales, la capacidad del stbs. trato cerebral para el restablecimiento de las funciones y, por ultimo, ecalcando la significacién del tono de la actividad de la corteza cerebral para la realizacién integral del trabajo del cerebro, los representantes del “antilocalizacionismo” formularon las tesis, que, en lo sucesivo, se incorporaron aunque reelaboradas y cambiadas— al conjunto de las modernas concepciones neurofisiolézicas. Tampoco se puede ignorar el | hecho de que mucho antes de formularse las concepeiones modernas sobre cl funcionamiento del cerebro, algunos de los representantes de esta escuela promovieron la idea de la organizacion “vertical” de las funciones, Ja cual respalda Ia necesidad de analizar las relaciones jerérquicas de los diferentes niveles del aparato nervioso. Todo esto nos obliga a estudiar con extremada atencién aquellas etapas que recorrieron los investigadores de estos complejos problemas, tomando cuidadosamente de ellas todo cuanto puede ser aprovechado Por la ciencia moderna, Empero, toda la historia de los intentos por localizar los procesos Psfquicos en la corteza cerebral, tanto si se realizaron desde las posicio- nes del “localizacionismo” estrecho como las del “‘antilocalizacionism is errénea que determina nuestra més profunda insaiis- in. Por diversas que sean estas dos concepciones expuestas, y for activa que haya sido la lucha entablada entre ellas, las dos interpretan las “funciones” psiquicas como fenémenos que deben ser relacionados direc- tamente con el substrato cerebral, sin pasar por el estadio del andlisis fistolégico. En otras palabras, ambas corrientes intentaban superporer los conceptos inespaciales de la psicologia moderna a la construccién espa- cial del cerebro (I. P. Pavlov), y continuaban interpretando los procesos Bsiquicos como “propiedades" ya indivisibles y que, se pueden compre der, como un producto directo de la actividad de las estructuras cerebra- les. La idea de la sustancialidad de la psiquis, manifestada abiertamente en las concepciones medioevales acerca de las “‘capacidades del alma” que- daba, de hecho, intacta en todas estas teorfas, y el verdadero andlisis Cientifico de los mecanismos mediante los cuales efectiia el cerebro un Teflejo adecuado de la realidad se sustituia por la afirmacién paralelistica, de la “correspondencia” entre las complejas funciones psiquicas y las zonas amplias o limitadas del cerebro. 7, Los intentos psicomorfolégleos por localizar la funcién en un rea itada del cerebro eran propios de un periodo, cuando en la psicologia Jo mismo que en Ia fisiologia, In "funcion se comprendia como la pro- piedad de uno u otro érgano", y ain no se habian formado las concep. Eiones sobre la compleja estructura del cerebro y los procesos fisiologicos ue realizaba, ‘4 pero desde entonces se han producido cambio decisivos En la psicologia y la fisiologia moderna se han formado nuevas ideas incomparablemente més complejas, sobre las formas de la actividad humana y sobre los mecanismos reflejos mediante los cuales ef organis- mo efectia su “equilibrio con el medio”. En la neuroanatomia se for maron nuevas conecpciones sobre la estructura del cerebro, que_han Greado un fundamento material para fos. procesos fisilogicos reflejos descritos. A la luz de estos logros de la ciencia moderna, la importante tarea de identificar los fenémenos dindmicos (que transcurren en el apa. ato nervioso), con los fines detalles de la construccién del aparato (LP. Pivlov. Obras completas,t. VI, pig. 437), ha resultado ser incom parablemente més difieil que Ia. simple asociacién de las “funciones” psiquicas con las areas limitadas de la corteza cercbral. Esta tarea de Crear un enfoque genuiaamente cientifico de las cuestiones relacionedas con la localizacién de las funciones en la corteza cerebral se ha conver. tido en realidad slo después de que, mediante los trabajos de L. M. Se. chenov y, después, con los de I. P. Pavlov, fue creado un nuevo capitulo en la fisiologla —a doctrina sobre los fundamentos reflexologicos de los procesos psiquicos y las lees reflexoldgicas del trabajo de los gran- des hemisferios del cerebro—, Esta doctrina no solo ha promovido an revo método que faclita el enfogue objetivo en el andlisis de los com: plejos mecanismos de Ia conducta animal y humana, sino que ha con- ducido a una revision radical del concepta de "funcion’, el cual comenzo desde entonces a ser interpretado como un conjunto de complejas conexiones temporales; introdujo nuevas representaciones sobre la cor teza cerebral, como la agrupacién de aparatos centrales de andliss y sin- tesis de los estimulos externos e internos y la formacién de uniones tem porales. Precisamente, por los éxitos logrados en la fisiologia moderna ‘reada por I. P. Pévlov, fueron sentadas las bases de las nuevas ideas acerca de la localizacién dindmiea de las funciones en el cerebro, que vinieron a desplazar a las viejas concepciones precientificas psicomorfo- Jogicas. Estas nuevas ideas abrieron otra época en In doctrina sobre las funciones més complejas del cerebro y permitieron un nuevo enfoque de aquellas cuestiones a las que durante sigios no se les habia hallado una solucién correcta, El desarrollo de la teoria sobre la localizact6n dinémica de las fune ‘ones en el cerebro, suponen ante todo, una profunda revisién del propio oncepto de funcién, ex decir, del concepto de aquello que debe ser pre- cisamente relacionado con la estructura del cerebro, Esto representa Ia 23 renuncia a las ideas elementales de los “‘centros” como grupos mayores © menores de células, que son portadores directos de tales 0 cuales pro- esos psiquicos; en otras palabras, esto impone también una revision de | las ideas basicas de cémo precisamente deben ser localizadas las funcio. nes en la corteza cerebral Sin una revisién radical de tales cuestiones, la crisis que sufre la doctrina de la localizacién de las funciones en la corteza cerebral no pus- de ser superada y, por consiguiente, no puede avanzar Ia teoria sobre Jas funciones corti¢ales superiores en el hombre y sus alteraciones caus» das por lesiones locales en el cerebro. b) LA REVISION DEL CONCEPTO DE “FUNCION” Y DE LOS PRINCIPIOS DE SU LOCALIZACION Uno de los logros esenciales de la ciencia fisiolégica moderna es la revisidn radical del concepto de “funcién", que conduce a nuevos puntes de vistas sobre su localizacién. A la luz de los datos contemporéneos, la “funcién” ha dejado de entenderse como una propiedad directamente relacionada con el trabajo de ciertas células altamente especializadas de uno u otro organo, Sobre la base de la idea de los reflejos de I. P. Pavlov, la “funcién” se ha empe- zado a interpretar come el resultado de la compleja actividad refleja que agrupa en un trahajo conjunto, un “mosaico” de sectores excitados © inhibidos del sistema nervioso, los cuales realizan el anélisis y la sin- tesis de las sefiales que Hegan al organismo, que elaboran el sistema de las conexiones temporales asegurando con ello el “equilib rrismo con el medio. Precisamente por esto ha cambiado tam! ma radical la representacién que se tenia de la “localizacién de las fur. ciones”, la cual se ha empezado a considerar como la formacion de complejas “estructuras dinamicas” 0 “centros combinatorios”, consis: tentes en un "mosaico” de puntos muy distantes en el sistema nervioso, uunidos por un trabajo comun (I. P, Pavlov. Obras completas, t, 11, pags. 253, 288 y otras.)* EI cambio operado en la concepeidn de las “funciones”’y su localiza. cign ¢s hasta tal punto importante que merece un cuidado especial. Uno de los Fisidlogos soviéticos mas notables, P. K. Anojin (1935- 1940), indicaba en su época que el concepto de “funcién” se acostumbra ‘a emplear con dos sentidos completamente distintos. Por un lado, se entiende por funcién el ejercicio 0 actividad de ur ‘rgano 0 tejido dado: por ejemplo, la funcién de las eélulas del higad> consiste en la secrecién de la bilis, y la funcién de las células del pan- Skee punton de a de 1. Plvor, sober Int cseiones de Ielccin, futon expuetor creas, en Ia secrecidn de insulina. En este sentido, se puede decir que las (elulas de la retina tienen la funcidn de la fotosensibilidad, y las e¢lulas de la region del polo occipital de la corteza, la funcién del andlisis y sin- tesis de las excitaciones causadas por los estimulos luiminicos. Por otro lado, en la biologia, en la fisiologia de la actividad nerviosa superior y cn la psicologia, el término "funcién” se emplea con frecten- Gia en otro sentido completamente distinto. Se entiende por “funcidn” fuchas veces, la actividad adaptativa del organismo dirigida al cumpli- fniento de una tarea, tanto fisiolégica como psicolégica. En este senti do, se habla de la funcién de la “respicacién”, la funcién de la “loco- mocidn”, In funcién de la “percepcién’, e incluso, de las “funciones jntelectuales”. En todos estos casos se tiene en cuenta una determinada actividad que puede ser realizada de formas diversas, en dependencia de fa tarea planteada ante el organism. Esta comprensién del término “funcisn’, Ia que en la historia de la doctrina sobre la localizacién se confundia frecuentemente con la prime- ra, y se distingue de aquella, de forma radical, por su contenido, y exige ‘tras concepeiones, tanto con respecto a la estructura de la “funcién”, ‘como con respecto a sus bases anatomofisiologicas. Hace ya casi un siglo que Jackson sefialaba con frecuencia que “fun tales como el movimiento voluntario, son miiltiples —hoy diria- ‘multifasicas’™— y estén representadas en el sistema nervioso central. Esta comprensin de las funciones, desatendida durante varios dece- nos, se ha extendido ampliamente en ia ciencia moderna y en la actua- lidad es admitida por toda Ia fisiologia contemporanea. De acuerdo con esta concepeién, la “funcién”, en el sentido a que nos referiamos tltimamente, es en realidad un sistema funcional (concep- to introducido por P. K, Anojin), destinado a cumplir una tarea biolégica determinada y asegurado por un complejo de actos intérvinculados que, al final, conducen al logro del efecto biol6gico correspondiente. Fl rasgo sustancial del sistema funcional consiste en que, por lo comtin, se apoya fen una constelacién dindmica de eslabones, situados en diferentes nive- les del sistema nervioso y que, estos eslabones, pueden cambiar, aunque la propia tarea no se inmute. Como indicaba N. A. Bernstein (1935, 1947), este sistema de componentes agrupados de forma funcional tiene una estructura, no “métrica”, sino "topoldgica” en la que lo que permancce invariable, permanente, ton los eslabones del comienzo y del final (la tarea y el efecto), en tanto que los eslabones intermedios (modos de rea- lizar ia tarea), pueden modificarse dentro de un amplio margen. * sepia osteo, ol termine “imlsdco”, con repecto & tas funcines, fue Intro cdg por IN, Flinn (0 2 Tales sistemas funcionales con una composicién compleja y una mutabilidad plastica de sus elementos, poseedores de la propiedad dira- mica de la “autorregulacién”, son, por lo visto, una regla general en la actividad del organismo humano que I. P. Pévlov denominé “sistema tinico por su elevadisima autorregulacién” (I, P. Pavlov. Obras compie- ‘as, t. TT. pag. 454). de diversos niveles del sistema nervioso central pueden ser el de la res: piraciGn, profundamente estudiado por P. K. Anusin (1935-1958), y el cel movimiento, no menos profundamente estudiado pur N. A. Bernstein (1935-1947, ...). Como se sabe, el estimulo de las células del bulbo raquideo, ejer- ido por una elevada concentracién de didxido de carbono en la sangre, pone en movimiento todo un sistema de inervacién'que, mediante las correspondientes células situadas bajo el nivel de la medula espinel, provoca Ja contraccién de los miisculos del diafragma y los misculos intercostales; estas contracciones contintian aumentando hasta que la concentracién del oxigeno en la sangre se eleva y entonces la respiraci recobra su lentitud ritmica. Sin embargo, como sefalaba P. K. An les eslabones que intervienen en este sistema funcional no forman ura cadena fija y permanente de reacciones, sino que se adaptan a constituciones, Por ello, el corte del nervio motor del diafragma conduce a la intensificacién de la actividad de los rmisculos intercostales y, la exclusion del trabajo de estos musculos, a ia utilizacién de otros actos, como la deglucién que, en la vida normal del animal, esta incluida en el sistema digestivo. En tales condiciones especiales, la deglucién, se puede incluir en el sistema funcional de la respiracién mediante un nuevo acto, la degliacion del aire. Si la respiracién constituye un sistema funcional complejo y plésti- c0, ¢5 evidente que no puede existir ningtin tipo de localizacién de esta funcién en un area limitada del cerebro. Lo que antes se denominaba “centro respiratorio” adquiere un contenido completamente nuevo. Esta tesis ha sido perfectamente formulada por I. P. Pavlov cuando examind la cuestign del “centro respiratorio”. “Al principio se pensaba —escri- bfa— que se trataba de un punto similar a la cabeza de un alfiler en el bulbo raquideo, Ahora resulta que se ha desplazado considerablemente, se elevs hasta el cerebro y descendid hasta la medula espinal y sus limites recisos nadie los conoce...” (I. P. Pavlov. (Obras completas, et. UL ag. 127). Por lo tanto, una funcidn en apareciencia tan simple como Fespiracién, constituye un complejo sistema funcional realizado por una estructura dindmico-diferenciada de las células nerviosas, relacionadas con diferentes “niveles” del sistema nervioso. Todavia mas compleja es la cuestién de los movimientos voluntarias que no se pueden considerar, en absoluto, “funciones" exclusivas de las Ejemplos de tales sistemas cuya actividad requiere la participacion - células piramidales gigantes, situadas en la zona motriz de la corteza cerebral. ‘Como han demostrado las metic tein (1926, 1935, 1947, 1957, ...), es basicamente impos sistemas motores de manera exclusiva, medianye los impulsos eferentes que parten de las células situadas en la circunvolucién central anterior. Bl acto motor es, no una “funcién” de algin grupo concreto de células ‘erviosas situadas en Ia corteza cerebral, sino un complejo sistema fun- ional cuyo trabajo esta determinado por numerosos factores. Este sis- tema se compone de miiltiples eslabones diferenciados por su papel y posee una clevadisima capacidad de autorregulacién. Como. se ha esta- blecido en las investigaciones, cl movimiento es determinado, ante todo, por la “tarea motriz” que, en los casos de locomocién, de acciones con objetivo o de un acto simbélico (dibujo o escritura), se forma en diferen- tes niveles con la participacin de distintos sistemas aferentes. Se rea- liza no sélo por los aparatos corticales, sino también por la participacién de Jos nuicleos subcorticales que aseguran aquel “fondo” tonal y coordi- rador, sin el cual no se puede realizar movimiento alguno. Por dltimo, algo de particular importancia: la regulacién o control del movimiento yoluntario exige una constante aferentacién en forma de sefiales propio- ceptivas que llegan de los misculos motores y de las articulaciones, Sin estas sefiales no podrian originar algtin tipo de correccion del movimien- to. A esta caracteristica de los sistemas del movimiento voluntario se debe sumar el hecho de que, en todas las ocasiones en que cambia en lo més m{nimo la situacién, el movimiento comienza a realizarse con un grupo de misculos diferentes y con ung serie de impulsos motores dis- tintos. Por ejemplo. un simple golpe de martillo, teniendo el brazo en diferentes posiciones, requiere distintas inervaciones motrices, partici- pando a veces miisculos diferentes para aleanzar el objetivo, En otras palabras, como ya se dijo, el sistema motor esta construido segdn un principio topolégico y no métrico. Es natural, por ello, que sea lo menos parecido a una “funcién” fija o estable realizada por impulsos eferentes, emanados exclusivamente de células piramidales gigantes. En la estruc- tura del movimiento voluntario interviene todo un sistema de eslabones eferentes y aferentes, situados en diversas zonas y niveles del sistema nervioso central; y cada eslabén de este sistema desempefia su papel diferenciado (garantizando la “tarea motriz", el esquema espacial o cines: tésico del movimiento, el tono y la coordinacién de los grupos muscu- lares, el control sobre el efecto de la accidn realizada, y otros). Sélo la estrecha interaccién de los elementos de este sistema funcional puede darle a esto la plasticidad necesaria y la autorregulacién precisa, Todas estas investigaciones condujeron a una revisién radical de Jos conceptos de la “funcién”, que se ha dejado de interpretar como “asunio” de algin drgano cerebral particular o cierto grupo determi- nado de células. La funcién, como se exponfa con anterioridad, se comen- n 58155 26 a interpretar como un sistema funcional complejo que realiza una u otra tarea de adaptacién y que se forma de un complejo altamente diferenciado de elementos intercambiables. Al mismo tiempo, esto deter- mind también la revisién radical de nuestras concepciones acerca de la localizacién en cl sistema nervioso central, de cualesquiera funciones, inelusive las relativamente “simples”. La “localizacién” se deja de consi. - derar como Ia relacién de una determinada funci6n respecto a cierta | zona cerebral o de algtin grupo aislado de células nerviosas. Estas concep. ciones simplificadas y caducas son sustituidas por lo que uno de los mas eminentes neurdlogos soviéticos, I. N. Filiménov (1940, 1944, 1951, 1957), denominé el principio de la “localizacién por etapas de las funcio- nes”. Este principio va unido en sus trabajos al'del “pluripotencialismo funcional” de las estructuras cerebrales. La importancia de tales principios exige de nosotros que nos deten- gamos en ellos con mas prolijidad. En Ia actualidad, con la moderna interpretacién de las funciones, nadie piensa ya en localizar fendmenos tales como el reflejo rotuliano, ¥ menos atin, el movimiento voluntario en areas limitadas del cere. bro. La ejecucién de cada funcién presupone una serie de eslabores _ excitados sucesiva y simulténeamente. El anilisis de ciertas etapas del reflejo rotuliane © de un movimiento voluntari citi Papel en el logro del resultado final. La pérdida de uno u otro esla- bon de dicho sistema se refleja de inmediato en el efecto resultane, blecer el acto alterado. Esa es la razén de que I. N. Filiménov indicara gue las funciones, por su naturaleza, no pueden estar vinculadas a algin “centro tinico” y hablara de la “localizacidn sucesiva o simulténea de las Funciones”. Este es el concepto que se debe aplicar para sustituir a los antiguos “centros” estaticos aislados. El concepto de la localizacién por etapas, sucesivas y simulti eas, de las funciones, se encuentra estrechamente vinculado a otros conceptos del “pluripotencialismo funcional” de las estructuras cere brales. El principio del pluripotencialismo funcional introducido por LN. Filiménov (1951, 1957), en oposicién con las ideas de! “localiza. smo estrecho” y el equipotencialismo de los tejidos cerebrales, s¢ reduce a Ia tesis de que no hay tales formaciones del aparato nervioso central con una sola funcién estrictamente limitada. En ciertas con ciones, Ia formacién dada se puede incluir en otros sistemas funcionales y participar en la realizacién de otras tareas. Estos conceptos tienen una base tanto morfoldgicas como fisio- Logi Al estudiar las Hamadas estructuras olfativas de la corteza cere bral, I. N. Filiménov descubrié que éstas se dan también en los ani- 28 ales anosmaticos (por ejemplo, en los delfines), y que, por lo tanto, tienen también otras funciones. Lashley (1930, 1942), arribé a conclu: siones similares estableciendo el hecho del pluripotencialismo de la cor- teza visual, lo mismo que una serie de autores (ver Penfield y Jasper, 1954), al constatar las funciones sensoriales de la zona motriz y las fun- ciones motrices de las zonas sensoriales, A juicio de Grinshtein (1966), [a idea del “pluripotencialismo funcional” de las estructuras corticales viene también confirmada en la tesis de I. P, Pavlov, acerca de la exis- fencia de una periferia difusa en la corteza cerebral, gracias a ésta, por lo visto, areas aisiadas de la corteza cerebral pueden incluirse en diferentes sistemas y participar en diversas funciones. La confirmacién fisiolégica de la tesis sobre el “pluripotencialismo funcional” de las estructuras funcionales esta en los hechos bien estu- diados por Hess (1954); Ia salivacién, generalmente inducida por el esti- mulo de los correspondientes niicleos ‘del tronco cerebral, puede en ‘algunos casos tomar parte en la realizacién de la funcién termorregu- ladora, y, en otros, incluirse en la actividad digestiva. En cuanto al hecho de una posible participacién de la deglucin en el sistema diges- tivo y en el respiratorio, ya hemos hablado con anterioridad. El concepto de la “localizacion por etapas de las funciones” y el del “pluripotencialismo” de las estructuras cerebrales, que excluyen, tanto Ia estrecha localizacién de las funciones en una estructura par- ticular, especial, como la idea de la homogencidad y la equipotenciali- dad del tejido cerebral, constituye et fundamento del nuevo principio de Ia localizacién dindmica, formulado en su tiempo por I. P. Pavlov (LP. Pavlov. Obras completas, t. III, pags. 127, 233, 436..., 1949) y ALA. Ujtomskij, (A, A. Ujtomskij. Obras completas, t.1V, pags. 101-102. 1943). En consonancia con dicho principio, la localizacin de las fun. clones presupone, no “centros” fijados, sino “sistemas dindmicos", cuyos elementos conservan su estricta “diferenciacion” y desempefian un elevado papel especializado en una actividad integrada.” Los conceptos de a estructura de fos sistemas dinimicos de las funciones se encuentran confirmados en una serie de hechos anatémicos. ‘Mas adelante, en este mismo libro (ver parte 1, seccién 2)** vere- mos hasta qué punto es complejo el sistema de conexiones con que cuenta el aparato del sistema nervioso central. El hecho de que en el hombre las ‘‘zonas de sobreposicién” de los extremos corticales de cada +A, AL Ujdci) formals au “tear” de tox “eetron™ dena: “EL ct como an ca Junto ie Sparator canals ectutos y teeter per Int ancons, tia ecepineate camo Sloe iran srw eas ganglonares mis omen digeran” "cnt" de deerninade {ica on nedndrecnstanie as tes Sst a unin 3 pases de ctmmplinneas de clran aseciaa de ta" reacin, ora por primer vet" to ea_uoresacanente eins". Ce A. Umm. Obras complews, t 1V. Two Ur gb, 13). 2 analizador (es decir, las areas donde, de acuerdo con las modernas 1eo- ias, se realiza un trabajo conjunto de algunos territorios corticales) constituye hasta el 43% de toda la masa cortical y de que la evolucién de Ia vorteza se produce precisamente gracias a las formaciones cue asegurail esta actividad de sistemas integrativos del aparato nervioso, contradice radicalmente la idea de los “centros” aislados y concuerda con los concepios acerca del trabajo del cerebro organizado en sistema, También concuerda perfectamente con dicho concepto el hecho ana-_ témico de que las fibras del haz piramidal provienen no s6lo del dea motriz de la corteza, sino de los campos alejados considerablemente de sus limites (ver Lassek, 1954; A.M. Grinshtein, 1946, ...). De I misma forma, las fibras sensoriales que provienen de los nicleos aso iativos del télamo dptico Megan no sélo al sector “sensorial” de la corteza, sino también a las regiones frontal, parietal y temporal dis. tantes (Grinshtéin, 1946, 1956) lo que, en realidad, permite efectuar tna amplia regulacién'de los movimientos. Por ultimo, los datos obtenidos cn los tltimos decenios evidencia el importante papel que desempefan en todo el aparato del cerebro las conexiones verticales centrifugas y centripetas, presentes en cada drea de la corteza, y que la conectan con los nticleos secundarios del télamo éptico y la estructura de la forma cién reticular activadora no especifica (Polyak, 1932; Walker, 1938; Magoun, 1952; Moruzzi, 1954, y otros), también imponen una reviskin de los anteriores conceptos acerca de la estructura del aparato cerebral y la toma de posiciones completamente distintas. 7 El concepto de la estructura sistémica y la localizacién dinémica de las funciones sirve al mismo tiempo para esclarecer una serie de hechos que resultaban dificiles de explicar, desde el punto de vista de las ideas anteriores, basadas en los ‘‘centros” estables y aislados de la corteza cerebral De ¢Sta manera, se comprenden mejor los hechos obtenidos en su época fe Griinbaum y Sherrigton (1901, 1903); Brown (1915, 1915); y Leutdn y Sherrington (1917). Mediante el estimulo de un mismo pun- to de Ih corteza motriz, dichos autores obtuvieron, en dependencia de la fuerza de dicho estimulo y los estimulos precedentes, resultados diae metralmente opuestos. Estos resultados también ayudaron de forma no- table a comprender los hechos ampliamente descritos por Penfield y sus colaboradores (Penfield y Ericson, 1945; Penfield y Rasmussen, 1950; Penfield y Jasper, 1959). Estos’ hechos. indican la posibilidad de obtener efecios motores mediante la excitacién de la circunvolucisn central posterior, y el cambio de sensibilidad al estimular las reas ante Fores de la corteza cerebral. Por ultimo, desde las posiciones de la orga nizacidn sistémica de las funciones, se pueden explicar también hechos tales como los diferentes resultados obtenidos mediante el estimulo de tuna determinada area de la corteza por una corriente eléctrica y con estricnina, y también el hecho de que la extirpacién de una determinada {rea de la corteza cerebral no va segui aquellos grupos musculares que se contrafan cuando dicha érea era esti- oulada (Ward, 1948; Denny-Brown, y otros, 1948; citado de Bassin, 1956). Todo esto permitié a Head, uno de’los més grandes neurélogos ingleses, decir, mucho antes de ser comprobados los hechos descritos, que Ia “actividad cortical, aunque sea provocada por estimulos elée- trios, debe ser considerada como una marcha consecutiva de los acon- fecimientos que transcurren dentro de relaciones temporales conocidas, La respuesta obtenida en un mismo punto, en un momento dado, nde de lo que ha ocurrido antes...” (Head, t. I, pég. 434, 1926). ‘Los hechos mencionados vienen a corroborar, por lo visto, que las reas individuales de la cortera cerebral no sc pueden considerar como “centros” fijos, y si, por el contrario, algo semejante a las “estaciones de paso”, ("nudos de comunicaciones") de aquellos sistemas dinémicos que tanscurren en el cerebro y tienen una estructura extraordinaria- mente compleja y cambiante. Los conceptos de la estructura sistémica de las funciones y la sig- nificacién multiple de las estructuras corticales, contribuyen a la mejor comprension de una serie de hechos relacionados con la alteracién de las funciones a causa de las lesiones focales en el cerebro o Ia extirpa: sion de las areas limitadas de éste. Hace ya mucho tiempo, desde las expericncias de Leuton y Sherrington (1917), se conocian hechos, con firmados plenamente mas tarde, como el de que la extirpacién’ com pleta de algtin “centro” determinado de la corteza en un animal en ‘muchos casos, representaba sdlo al principio Ia pérdida de las funcio- nes correspondientes; la funcién alterada iba restableciéndose gradual- ‘mente, con la particularidad de que, en lo sucesivo, ninguna otra extir- ppacién de las areas aisladas de la corteza cerebral puede producir, de nuevo la pérdida de esta funcién restablecida. Estos hechos permitian coneluir que la corteza cerebral no consta de “centros” aislados ¢ inde- pendientes y que las funciones restablecidas deben scr interpretadas, no tanto como su desplazamiento hacia otros “centros” vicariantes, como que se trata de una reorganizacién con nueva estructura dind- mica, ampliamente dispersa en la corteza cerebral y las formaciones subcorticales, Todavia sabemos muy poco acerca de los sistemas en que se ubican las funciones restablecidas. Se sabe que al Icsionarse alguna area limi- tada de la corteza cerebral, y, lo que tiene mayor importancia, en dife- rentes etapas de la escala evolutiva de los animales con diferente cor- ficalizacién de las funciones y diverso grado de diferenciacién de la corteza cerebral, el grado de restablecimiento de la funcién alterada puede ser desigual. Se sabe también que el restablecimiento de los dife- Fentes componentes de la funcién alterada transcurre con facilidades ‘muy distintas. Y por sltimo —lo que conviene destacar— con las inves- tigaciones clinico-patolégicas realizadas en el hombre se ha comprobado- at de la pérdida de las funciones de que el restablecimiento de la funcién alterada es, mas bien, su restruc. turacién y la formacién de un nuevo sistema funcional, cuyas leyes son | ya conocidas con mas detalle que hace dos decenios.* Todo esto, sienta las premisas para considerar que las funciones no estan ligadas exclusivamente a ciertas areas limitadas del cerebro 5, al mismo tiempo, que el restablecimiento de las funciones no ocurre mediante otro ‘desplazamiento a las dreas equipotenciales del tejido | cerebral a Por ultimo, al considerar Tas funciones como sistemas funcionales complejos, y que su localizaci permite comprender también algunos casos clinicos, imposibies de exp. car partiendo de la localizacion estable y estrecha, Desde este punto | de vista se hace comprensible el hecho esencial de Jackson, indicando _ que una lesion focal en el cerebro puede provocar, la alteracién volun: taria del empleo consciente de una funcién, dejando intacta su mani festacién involuntaria, En este sentido, es comprensible también el hecho de que, como veremos mas adelante, una lesién focal en el care- bro casi nunca va acompafiada de una pérdida completa de la func-én, siendo mas frecuente su desorganizacién; a causa de esto aparece de forma patolégicamente cambiada y se interrumpe sélo en condiciones especiales (la afirmacidn de los clasicos acerca de la pérdida competa de la funcion tras una lesidn limitada focal en el cerebro es, en muchos casos, una considerable simplificacién de los hechos observados en la realidad). Como hemos de ver, la idea de que las funciones son siste. | ‘mas funcionales complejos, hace més evidente el hecho ignorado con | frecuencia por los clisicos de la neurologia y que sequira ocupondo auestra atencion —de que la interrupcién de una funcién dada se pue- de producir por las lesiones de ubicacion més diversa en la corteza cere bral, y que el foco limitado conduce en la practica a la alteracién de "un complejo entero de funciones aparentemente muy heterogsrea, | (ver I, 3) Todo lo expuesto hasta aqui indica que ta revisién del concesto de “uncion” y de los principios de su localizacién en la corteza cere: | bral conduce a la superacién de las viejas concepciones, v ofrece nuevas_| erspectivas a la investigacién de la organizacién funcional del cerebro. ©) LAS FUNCIONES PSIQUICAS SUPERIORES DEL HOMBRE _ Hemos visto que la revision de nuestras concepciones acerca de la estructura de las funciones bioldgicas, incluso las relativamente sen- cillas, sin hablar de las mas complejas (el movimiento, por ejemplo), | condujo a la modificacién radical de la localizacién en el cerebro. iBso Je tatames, deiladomesie en otro ler (er A. R. Lac on Resiabacniela de tae ‘lees de cerebro despots de as Teles tdae en guerra eds ANN SSSR, TD, 2 Cémo alecta lo anteriormente expresado al problema de la local zacién de las funciones psiquicas superiores, que siempre ocupé el ce fro de la cuestién del funcionamiento del cerebro como organo de la actividad psiquica? Después de cuanto hemos dicho, carecemos de fundamento para Jocalizar procesos complejos, tales como la percepcién de objetos 0 el rnsamiento légico en sectores 0 dreas circunscritas de la corteza cere- bral y retornar a las ingenuas ideas de que en dicha corteza existen ‘eentros” congénitos de la voluntad el pensamiento abstracto. ‘Significa esto, sin embargo, que debemos renunciar al andlisis diferenciado del substrato material de estos complejisimos procesos y fimitarnos a la afirmacién de que las funciones mentales superiores Jas realiza el “cerebro como un todo"? :0 debemos considerar que estos procesos psiquicos no se deben localizar en general, es decir, estar de ‘acuerdo con la opinién de Sherrington de que, “el reflejo y la men- fe se contraponen uno a otro... se excluyen mutuamente...., que Ja mente ineluye un principio de accion por completo diferente, absolu {amente nuevo"? (Sherrington, 1934.)* Para responder a estas pregunias ténemos que referirnos al andl sis de los cambios que ocurrieron durante los ultimos decénios en la comprension de las funciones psiquicas, superiores, y a los avances ‘oourridos durante este periodo en la ciencia psicologica El logro fundamental de la psicologia moderna se puede conside- rar que es la renuneia a la concepcién idealista de las funciones psiq as superiores como manifestaciones de cierto principio espiritual, aisla- do de los demas fenémenos de la naturaleza, asi como la renuncia a su enfoque naturalists, como facultades naturales conferidas por Ia natu- raleza al cerebro humano, Quizis el éxito principal de la actual psicologia materialista con: siste en la implantacién del método histérico, que permite enfocar las funciones psiquicas superiores como un producto complejo del desa- rrollo sociohistérico, Estas ideas estén relacionadas, ante todo, con los nombres de psicdlogos soviéticos (L. S. Vuigdtskij, 1956, 1960; A. N. Le6ntiev, 1959, 1961, y otros) y parcialmente, con los de investigadores progresistas de otros paises (Janet, 1928; H. Wallon, 1942, y otros) y tienen importancia decisiva para el problema que nos ocupa, La psicologia moderna se ha separado totalmente de las nociones anteriores acerca de los procesos mentales compicjos entendidos como “capacidades” psiquicas, no descomponibles, 0 “facultades” primarias de los procesos cerebrales humanos. Rechaza plenamente la idea de ‘que los procesos conscientes del hombre deben ser interpretados como ‘manifestaciones del “principio espiritual”, sin otra explicactén posterior. + krtas_proposcoaes aparecen tambien envios trabajos psterores de Shercngon, Se ncven tm co todt una see de publican de on los at (er Sherrington, WED 7 La psicologia moderna, siguiendo las teorias de Séchenov y Pav. lov, considera los procesos’ mentales superiores como actividad reflec. tora compleja, gracias a la cual se realiza el reflejo de la realidad. Niega los procesos volitivos “puramente actives”, o las sensaciones y percep. ciones “puramente pasivas”. _ EI enfoque deterministico de los movimientos y las acciones volan. tarias busca siempre su base aferente. Al estudiar la sensacion y la Percepcién como procesos reflejos, tiende a describir los componenses eferentes del funcionamiento de Ios receptores, los cuales realizan su “'ajuste” activo y estan incluidos en ef mecanismo de formacién de la “imagen” de la realidad objetiva.* Desde el punto de vista de la psicologia actual, es més incorrecta Ia localizacin de los procesos tales como la percepcién visual 0 aude tiva en areas “sensoriales” limitadas de la corteza cerebral, y Ia loca lizacién de los movimientos y la actividad voluntaria en sectores ircunscritos a la corteza “‘motriz”, que la localizacién del acto de la r25- | Piracién o del reflejo rotuliano en un sector aislado del aparato cerebral. Sin embargo, el reconocimiento del cardcter reflejo de cualesquer rocesos mentales que une la psicologia a las teorfas fisiolégicas de la actividad nerviosa superior, no revela aquellas peculiaridades espect ficas que caracterizan las funciones psfquicas superiores del hombre. Desde el punto de vista de la psicologia moderna, las funciones psiquicas superiores del hombre constituyen complejos’ procesos au rregulados, sociales por su origen, mediaticados por su estructura, cons cientes y voluntarios por el modo de su funcionamiento. La psicologia materialista moderna considera que las formas superiores de la activ. dad psiquica del hombre son de origen socio-histérico. A diferencia del animal, el hombre nace y vive en un mundo de ‘objctos creados por el trabajo social y en un mundo de personas con _ las que entabla determinadas relaciones. Esto, desde su comienz0, for- ma sus procesos psiquicos. Los reflejos naturales del nifio (de succio nar, asir, atrapar y otros) se reorganizan radicalmente por la accién del trato con los objetos. Se forman nuevos esquemas motores que crean una especie de "molde” de estos objetos, los movimientos se van sometiendo a las propiedades objetivas de ellos. Lo mismo se debe decir de la percepcién humana que se forma bajo el influjo directo del mundo objetivo de las cosas, las cuales poseen origen social y son pro- ducto de lo que Marx denominé en sentido amplio ta “industria”. Los complejfsimos sistemas de enlace que reflejan el mundo de las cosas, requieren el trabajo conjunto de muchos recepiores y presupone Ia formacion de nuevos sistemas funcionales. “ta seein ee, dl sate reer te tense ot hint tempor sph Senn ran) at ty" Sadho Sa SPSS om attad pe a oe SS,“ ct Tambida A, N. Ledniiey (185%) : ee ” Pero el nifio no sélo vive en un mundo de objetos terminados, creados por el trabajo social. Desde el mismo comienzo de su vida enta- bla siempre Ja necesaria relaciOn con otras personas, aprende el sistema del lenguaje objetivamente existente, con su ayuda asimila Ia experien- tia de generaciones: Todo ello se convierte en un factor decisive para gu desarrollo psiquico posterior, se hace condicién decisiva para la formacién de las funciones mentales superiores que diferencian al ser frumano de los animales. En 1928 Janet indicaba que seria absurdo buscar Ia raiz de pro- esos tales como la memorizacién voluntaria, que utiliza diariamente toda persona, en las peculiaridades naturales del cerebro humano, y que para explicarse el origen de estas formas de actividad psiquica cons- Gente compleja, hay que remitirse a la historia social. El proceso de desarrollo de las formas superiores de Ia actividad mental fue seguido en el curso de la ontogénesis por Vuig6tskij (1956, 1960), quien mostré que Ia base de formas de actividad tales como Ja atencién activa o la accién voluntaria, esta siempre en la relacién del nifio con lo? adultos. ‘Al camplir, primero, una orden verbal del adulto, indicando hacia qué ‘objeto 0 lado del objeto debe hacer el movimiento, etc., y al reprodu- cir, después por st solo esta instruccién verbal, dirigiéndola hacia si ‘mismo, el nifio forma gradualmente una nueva accién voluntaria que, ‘con el tiempo, se habré de convertir en procedimiento o forma de su comportamiento individual. La teorfa de Vuigétskij acerca de que la accién compartida inicialmente entre dos personas se convierte més tarde en procedimiento de conducta individual, tiene como corolario él revelar el origen social de las funciones psiquicas superiores y sefiala la naturaleza social de aquellos fenémenos psicolégicos que por lo gene- ral se tomaban como puramente individuales, El enfoque hist6rico de Jos procesos psiquicos superiores, al revelar su naturaleza social, elimina con ello tanto la comprensidn espiritualista como la naturalista de esos procesos. La génesis social de las funciones psiquicas superiores, su forma: tién en el proceso de Ia actividad objetiva y la comunicacién social determinan la segunda caracteristica esencial de estas funciones: su estructura mediatizada, Vuigétskij (1960) ha indicado reiteradamente que el desarrollo de las capacidades psiquicas transcurre no segin el tipo de la “evolucién en Iineas puras" (cuando una u otra propiedad se perfecciona constantemente por s{ misma), sino segiin el tipo de la “evolucién en linea mixta";* en otras palabras, segin el tipo de Ia formacién de estructuras nuevas, mediatizadas, de los procesos psi cologicos y nuevas relaciones "interfuncionales” en caminadas a la reali zacion de las tareas anteriores con medios nuevos. + 1 comceia Ve Avge ‘vohclén en neat purat y mists” fue Iotraticde por el pslogy nso ‘avesgazor op ln ese de la "plclogn comperndn (90, Puede servirnos de prototipo o modelo basico de estructura media. tlaada de las funciones psiquicas cualquier operacién que resuelve una tarea préctica mediante el empleo de un instrumento, o que resuelve un problema interno, psicologico, al aplicar un signo auxiliar que cons. | tituya un medio para la organizaciOn de los procesos psiquicos. Cuan- do una persona, ante la cual se plantea el problema de memorizar algu. | na tosa, hace un nudo en sw pafuelo o toma un apunte, realiza una ‘operacién que, aparentemente, no tiene relacién alguna con la terea ue se le ha planteado. Sin embargo, por este medio el hombre domina su memoria; cambia la estructura del proceso de memorizacién y, dndole un earéeter mediatzado, amplia con ello sus posibiidades naturales. La memorizacién mediatizada refleja caracteristicas especificas cesenciales de la construccién de las funciones psiquicas superiores. Un andlisis més profundo muestra que tal estructura mediatizada resuk ta ser tipica para los procesos psiquicos superiores. El lenguaje juega un papel decisivo en Ia medi ces08 psiquicos. : La palabra, al designar el objeto 0 su propiedad, lo separa de la situacién en torno y To introduce en determinadas: relaciones con otros ‘objetos 0 propiedades. El hecho de que “cada palabra ya generaliza” (WV. I. Lenin) tiene significado decisivo en la forma sistematizada de rellejar la realidad, en la transicién de las sensaciones al pensamiento, fen la creacién de’ nuevos sistemas funcionales. La palabra no silo designa los objetos del mundo exterior, sino que destaca sus propie. dades esenciales y las introduce en el sistema de relaciones con otros ‘objetos. Gracias ‘a la existencia del lenguaje, el hombre puede invozar Ja imagen del objeto correspondiente y operar con ella en ausencia de éste. Simultdneamente, Ja palabra, al separar las caracteristicas esen- ciales y generalizar los objetos y fenénfenos que designa, permite pene- trar profundamente en Ia realidad circundante. Todo ello traslada los procesos mentales humanos a un nuevo nivel, permite su nueva orga. nizacién y ofrece al hombre la posibilidad de dirigir- los procesos | Psiquicos. La restructuracién de la actividad psiquica mediante la palabra, a inclusién del sistema de relaciones del habla en una considerable | cantidad de procesos que antes tenian cardcter inmediato, constituye un importante factor para aquellas funciones psiquicas superiores que _ diferencian al hombre del animal y que, por ello, adquieren carécter consciente y voluntario, La participacién del sistema del habla en Ia estructuracién de las funciones psiquicas superiores es su rasgo més importante, Por este motivo Pévlov tenfa fundamento para considerar el “segundo sistema de sefiales", basado en la. palabra, no sdlo como “una adicién extra ordinaria que introduce un nuevo principio en la actividad nerviosa”, én de los pro sino también como “el regulador superior del comportamiento humano”” (IP. Pavlov. Obras compleras, t. IH, pags. 476, 490, 368, 569, 577; 1949) Seria erréneo creer que la estructura mediatizada de las funcio- nee psiquicas superiores que se forman con Ia intima participacién de Tr palabra es caracteristica solo para formas de actividad como la ‘emorizacion, la atencién voluntaria o el pensamiento Iégico. Las investigaciones publicadas en los wltimos aflos indican que jncluso procesos psiquicos tales como la audicién de Ia altura de los sofiides, siempre considerades como relativamente elementales y, al parecer, sin relaci6n alguna con las particularidades sefialadas, en reali- | dad se forman bajo la influencia de las condiciones sociales de existencia y, ante todo, del lenguaje. Las investigaciones de Ledntiey (1959, 1961), Yemostraron que la audicién de la altura de los sonidos pertenece a Iss llamadas “funciones sistémicas” formadas en el hombre, bajo fa influencia intima del lenguaje y cuyas particularidades no se pue- den entender sino se conocen las caracteristicas del idioma en el sistema del cual se forma Ia audicién del hombre. Estas investigacio- ‘nes no solo tienen gran interés especial, sino también una importancia bpisica decisive. Muestran la naturaleza social y la estructura en sis- fema, no s6lo de los procesos mentales complejos del hombre, sino también de los relativamente elementales. Por consiguiente, al abordar al problema acerca de Ia organizacién cerebral de las funciones psi- {uicas superiores, debemos tomar en consideracién estas peculiarida- ‘des que acabamos de describir. {Qué deducciones pademos hacer de lo expuesto para el problema fundamental que nos interesa, es decir, la localizacién de las funciones psiquicas superiores en la corteza cerebral? La primera deduccién es evidente, Si las funciones psiquicas son | sistemas funcionales organizados complejamente, sociales por su pro- | ‘cedencia, todo intento de localizarlas en teas cireunscritas especiales | de la corteza o “‘centros” es més incongruente que el intento de buscar | centros” restringidos para los sistemas funcionales.biolégicos. Los actuales puntos de vista acerea de Ia posible localizacién de | las funciones psiquicas superiores obligan a presuponer su amplia dis- ttibucién dindmica por toda la corteza cerebral y a considerar que su base esta formada por consiclaciones de eomplejos territorialmente muy dispersos de las “celulas gangiionares que funcionan sincronizadamente yse excitan entre si” (A. A. Ujtémskij, Obras completas, t. 1V, pg. 102). Ast pues, el substrato cerebral de las funciones psiquices, son los “cen tros combinatorios funcionales” sealados por Pavlov (I. P. Péviov, Obras completas, ¢. Hl, pag. 288). La circunstancia de que el sistema de relaciones del habia sea un eslabén indispensable en las funciones Psiquicas superiores, hace que la organizacion cerebral de estas wtimas tenga extraordinaria complejidad, Por ello se puede suponer que la base material de los procesos mentales superiores es todo el cerebro a7 en conjunto, pero el cerebro como sistema altamente diferenciado, cuyas partes garantizan los diversos aspectos del todo tinico. La segunda deduccién consiste en que aquellos sistemas funciona. les complejos de las zonas corticales que actuan conjuntamente y que, ‘como se puede suponer, constituyen su substrato material, no aparecen ‘en forma terminada al nacer el nifio (como ocurre con el sistema tes. piratorio y otros), y no maduran independientemente, sino que se forman con el proceso de comunicacién y la actividad objetiva, adqui Fiendo graduaimente el carécter de las complejas relaciones intercen- tales que Leontiev (1959, pags. 466-468) propone designar como “érga- nos cerebrales funcionales". Estos sistemas intercentrales u “Grganos ‘cerebrales funcionales” aparecen bajo la influencia de la activicad practica del nifio y resultan extraordinariamente solidos. Basta ana. | lizar la interaccién de los sistemas corticales imprescindibles en la palabra hablada y escrita y en las operaciones practica con los obje- 40s, el oido verbal (adaptado al habla), Ia lectura, etc., para perci- bir la enorme complejidad de estos sistemas y su excepcional estab lidad. Es natural que dichos sistemas funcionales pueden existir solamente en presencia del aparato que permita realizar la formacién de nuevas relaciones intercentrales dinémicamente variables y, al mismo tiempo, estables. A continuacién se demostrar que (ver Fig. T, 2) las | capas asociativas superiores de la corteza, las conexiones verticales cue parten de los niicleos asociativos secundarios del talamo éptico, y las zonas de “superposicion”, que unen el trabajo de los extremos corticales de diferentes analizadores, constituyen precisamente el aparato que rea- liza este complejisimo trabajo. Son estos aparatos del cerebro, los que eesti desarrollados al méximo en el hombre, diferenciando consideratle- mente al cerebro humano del animal. Por este motivo se puede admi- tir la tesis de que Ja evolucién culmina (bajo la influencia de las con- diciones sociales) el proceso de transformacién de la corteza en Srgano capaz de formar “érganos funcionales” (Leéntiev, 1961, pg. 38) y que, precisamente este rasgo es una de las peculiaridades més importances del cerebro humano. Todo lo expuesto indica el caréeter altamente diferenciado de bas concxiones dindmicas intercentrales que forman la base cerebral de las funciones psiquicas superiores. Como ya dijimos, estas funciones ‘surgen sobre la base de los procesos motores y sensoriales relativamerte elementales. Varias investigaciones en la rama de la psicologfa infantil. (@Zaparézhets, 1960; Galperin, 1957, 1959; Elkonin, 1960 y otros) esa blecieron que en las etapas tempranas dei desarrollo esta conexién de | los procesos psiquicos superiores con su base sensorial (y motriz), se manifiesta con especial precisién, pero durante su desarrollo posterior | dichos componentes se condensan de forma gradual, aunque contintian formando parte de dichos procesos. 38 La argumentacién detallada de Ia (esis acerca de que las funclones psiquicas superiores s6lo pueden existir gracias a la interaccién de estruc- furas cerebrales altamente diferenciadas, cada una de las cuales hace un gporte especifico propio al todo dindmico y participa en el funciona. niento del sistema, cumpliendo funciones propias, se debe a Vuigotskij (1960, pégs. 375, 383, y, sobre todo, 384, 393). Esta tesis radicalmente ‘puesta, tanto al “localizacionismo estrecho", como a las ideas de la “pquipotencialidad difusa”, contimia siendo la idea rectora de todo nues- libro. f° Queda por exponer la iiltima deduccién extraida de los puntos de ita expuiestos acerca de la genesis y la estructura de las funciones pst- quicas superiores. Hemos indicaclo que las funciones psiquicas superiores se forman en el proceso de ontogénesis, pasando en este tiempo una serie de esta dios sucesivos, Ya Vuigotskij (1956, 1960) y luego Leontiev (1931, 1939) mostraron que en las etapas tempranas de su desarrollo, las funciones paiquicas superiores dependen de la utilizacién de signos de apoyo exter- hos y transcurren como serie de operaciones desplegadas. Sélo mas tar- de se repliegan paulatinamente y todo el proceso se transforma en accién reducida basada en la palabra externa y, mas tarde, en la interna, En fos ultimos afios estas ideas fueron expuestas en las investigaciones de Piaget (1947, 1955) y, en la Unién Soviética, en varias investigaciones realizadas por Galperin (1937, 1959, ...). Todos estos hechos sefialan que fen las etapas sucesivas de su desarrollo las funciones psiquicas superio- es no conservan su estructura tinica, pero realizan una misma tarea mediante distintos sistemas de conexiones que se sustituyen cl uno al ‘otro, siguiendo leyes fijas. ‘Para concretar esta teoria basta comparar cémo se realiza el proceso de Ia escritura en Jas primeras etapas del aprendizaje: cuando dicho proceso representa un ciclo complejo de diferentes actos (compuestos por Ia conversién de clementos auditives en imégenes visuales y en la epresentacién de los distintos componentes grificos de las letras) y las, ‘tapas posteriores del aprendizaje y cuando se convierte en un hibito altamente automatizado. Un camino anélogo recorren los habitos de lectura, célculo y otros, cuya composicién psicolégica resulta totalmente distinta en las diversas etapas del desarrollo. Estas teorias repiten, en relacin con las funciones psiquicas superiores, la tesis de la estructura “topolégica” y no “métrica” de Ja actividad, expuesta con anterioridad por nosotros, y de Ia que se extrajeron importantes conclusiones refe- rentes a la organizacién cerebral de las funciones psiquicas superiores. La variacién estructural de las funciones psiquicas superiores en las distintas etapas de! desarrollo ontogenético (y en algunos casos también del funcional, relacionado con el ejercicio), significa que su organizacion cortical no permanece invariable, y que en las distintas etapas se realizan por constelaciones de zonas corticales diferentes. 39

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