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Historia antigua y medieval: el

origen de Europa

La plena Edad Media


Daniel Justel
Clemente López
Introducción
Introducción

A partir del año 1000 en Europa Occidental


comenzó un proceso de desarrollo en todos los
ámbitos de la actividad social. Si por una parte
florecieron las órdenes monacales, por otra parte
aumentaron los intercambios no solo comerciales
sino también culturales.

Camino de Santiago

La tradición del Camino de Santiago, arrancó


en la Alta Edad Media y fue en este
momento cuando se popularizó la
peregrinación del Camino de Santiago.
El Papado y el Imperio

En el orden político si por una parte estuvo


presente la disputa entre el Papado y el
Imperio, por otra, el poder creciente de los
reyes hizo que al final ni uno ni otro
consiguieran sus objetivos de supremacía
política. Hay que tener en cuenta que el
Imperio, después de la decadencia en los
años posteriores a Carlomagno, había sido
restablecido y renovado con Otón I en 962 y
que, a partir de ese momento, tanto papas
como emperadores pretendieron
constituirse como la suprema autoridad
política de Occidente.
La Penitencia de Canossa

El momento
álgido de la
disputa entre
papado e
imperio fue la
llamada Castillo de Canossa, en donde
“querella de Enrique IV se encontró con el
las Papa Gregorio VII en 1077
investiduras”, (Región Emilia-Romaña, Italia).
provocada
por los
deseos
papales de evitar que los obispos fueran
investidos por las autoridades seculares.
Episodio conocido de la misma fue la
penitencia de Canossa.

Durante tres días y tres noches permaneció


el excomulgado emperador Enrique IV junto
a los muros de Canossa vestido con la túnica
de penitente hasta que el Papa Gregorio VII
por fin le levantó la excomunión. El conflicto
finalizaría con la firma del Concordato de
Worms, en 1122, que reconocía en parte las
pretensiones del papado. En esta
confrontación ambos bandos consiguieron
reunir en torno a sí importantes núcleos de
partidarios.

A los seguidores del Papa se les llamó güelfos


y a los seguidores del emperador gibelinos.
Tanto güelfos como gibelinos tenían su parte
de razón. Mas en este conflicto no podía
haber vencedores ni vencidos. Quien, en
definitiva, perdía era toda la Cristiandad. Los
acontecimientos que seguirían al traslado de
la Sede Pontificia a Avignon en 1309 por el
Papa Clemente V así lo demostrarían.
Las Cruzadas

En estos siglos comenzaron las Cruzadas,


una serie de campañas, comúnmente
militares, que a partir del siglo XI se
emprendieron desde el Occidente cristiano.

El ámbito de la cultura

La elaboración de códigos de valores y de pautas de conducta hasta conformar una


cosmovisión compartida por toda la sociedad fue una obra en la que la Iglesia fue su
gran artífice. La sacralización de la cultura llegó a su máximo grado de expansión en
todos los niveles de la sociedad. No es de extrañar, por tanto, que la principal
manifestación del arte Románico (1) , fueran las iglesias, y con un estilo de gruesos
muros, arco de medio punto y bóveda de cañón, que propiciaba el recogimiento y la
oración.

Arte Románico (1)

Sobre el arte Románico debemos apuntar, aunque sea brevemente, dos


consideraciones. La primera es que fue el primero de los grandes movimientos
artísticos que abarcó todo Occidente. La segunda es que supuso una fusión de
la An güedad con el Cris anismo, o más ampliamente, del mundo con Dios.

El arte románico, profundamente cristiano, encontró en los monasterios una de


sus formas más completas de expresión. Y de la mano de expansión geográfica
de los monasterios el románico se extendió por toda Europa.
1. La economía

Feudalismo

La racionalidad del sistema feudal es evidente si se consideran las


condiciones de aquellos siglos, pues no existe una economía de
mercado, apenas hay numerario y los intercambios monetarios, por
tanto, son escasos.

1.1. La lógica económica del


feudalismo

La tierra

En la época feudal el capital físico hace referencia a la tierra y es abundante.

Mano de obra

El capital humano, es decir, la mano de obra es escasa.

Distribución del trabajo

Se considera que la distribución del trabajo propia del sistema feudal es la solución más
eficaz para la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad.

Así pues, los europeos para salir del desorden


resultante del fin de Roma tuvieron que constituir,
no de modo deliberado, sino como respuesta a las
condiciones existentes, un nuevo sistema
económico.

Podríamos decir que el precio pagado fue el del


nacimiento de un nuevo grupo social dominante, la
nobleza señorial. Dado que los salarios eran
inexistentes, la compensación por el servicio de
seguridad y justicia que debía prestar fue el
derecho hereditario al usufructo de los productos
de la tierra que constituían sus dominios.
Reflexiona

La explotación de los dominios por el señor era por medio del trabajo de
los siervos. No había otra alternativa:

la esclavitud había casi desaparecido


los medios monetarios de pago eran casi inexistentes.

¿Qué mejor que recurrir al trabajo de los siervos?

El derecho de propiedad privada

En este sistema no había estrictamente ningún derecho de propiedad privada.

El señor no es propietario de su feudo ni de sus siervos; sólo disfruta de su


posesión por concesión del rey.
Tampoco los siervos son propietarios; sólo disfrutan de lo que les concede la
tierra que pueden cultivar y cuyos frutos pueden reservárselos.

El trabajo de los siervos

No había plusvalía en el sentido marxista. No había explotación estrictamente hablando


por parte de los señores. Los señores no podían exigir a su conveniencia “más trabajo”
de los siervos o reservarse más tierras de las que inicialmente retuvo.

Incluso las condiciones de vida de unos y otros, al menos durante los primeros siglos,
eran muy similares: compartían escasa comida, ningún lujo y un futuro incierto. Las
relaciones de intercambio entre nobleza y campesinos estaban prefijadas desde sus
comienzos y ratificadas por la costumbre.

El feudalismo como respuesta a las condiciones del momento

El feudalismo, con todas sus limitaciones, fue una respuesta adecuada a las condiciones
del momento. La prueba de ello fue su resultado. Poco a poco la población fue
creciendo; se fueron roturando nuevas tierras, se introdujeron nuevas técnicas; hubo
más producción de alimentos. Esto fue lo que permitió que no sólo que aumentara la
población rural sino también la de las ciudades cuyos habitantes podían intercambiar sus
productos por comida.
1.2. El lento renacimiento urbano y comercial a partir
del S. XII
En los primeros tiempos de la Edad Media las ciudades a duras penas lograron sobrevivir. Sin
embargo con el paso del tiempo y gracias a la gradual expansión de la actividad agrícola y
mercantil las ciudades comenzaron a crecer hasta acabar convirtiéndose en los principales
focos del desarrollo económico.

Actividad comercial

La paz relativa y la prosperidad resultante de la consolidación de la


economía feudal empujaron hacia el renacimiento de la actividad
comercial. El crecimiento demográfico y la mejora de la seguridad
en las comunicaciones invitaron a que no sólo los productores se
especializaran en determinados productos que podrían tener
demanda en otros lugares sino a que los más osados hicieran el
trabajo de llevar y traer las mercancías allá donde eran más
demandadas.
Intercambio comercial

A medida que las perspectivas de intercambio comercial mejoraron


los comerciantes buscaron por todos los medios a su alcance que
esos costes de transacción bajaran lo más posible. Surgirían así
nuevas técnicas contables y financieras, como la letra de cambio, y
nuevas sociedades mercantiles.

Entre esas novedades, de especial importancia eran las que debían


servir para garantizar protección y justicia a los mercaderes. No fue
por casualidad que los mercaderes se asentaran en las ciudades e
hicieran de ellas su centro de operaciones. Aunque las ciudades
inicialmente dependían de algún señor feudal y eso podría restar
libertad de maniobra a los comerciantes, estos pudieron llegar a
acuerdos con los señores: a cambio de protección, privilegios y una
cierta autonomía en el gobierno municipal los comerciantes estaban
dispuestos a pagar a los señores ciertas sumas dinerarias. La
relación era mutuamente beneficiosa tanto para señores como para
comerciantes.

Mercado medieval

Surgió entonces una nueva población especializada en actividades


comerciales. Hicieron su aparición los primeros mercados y las
primeras ferias. Sin embargo este incipiente comercio era una
actividad muy costosa y de resultados bastante inciertos. Los costes
de transacción eran todavía muy elevados.

Con el paso del tiempo, dado que en las ciudades se fueron consolidando ciertos espacios de
libertad, se fue haciendo muy atrayente para los campesinos, especialmente los más
desfavorecidos o los que tenían alguna habilidad artesanal, emigrar a las ciudades. Por otra
parte, el fortalecimiento de las ciudades hizo que la minoría de comerciantes que dominaban
el poder municipal plantara cara a sus señores, se desembarazara de su dominio y pasara a
depender directamente del rey o, como en el caso de Italia se convirtieran en repúblicas
independientes.
Castillo medieval de Salvatierra de los Barros (Extremadura)

Italia y Flandes fueron los lugares donde a partir de los siglos XI y XII comenzaría con más
fuerza el renacimiento urbano y comercial. Por estas razones los poderes feudales
gradualmente irían perdiendo protagonismo a la vez que las monarquías reforzaban y
consolidaban su poder. Se estaban dando los primeros pasos hacia el Estado moderno.
2. Las Cruzadas

Las Cruzadas

Durante muchos siglos los cristianos occidentales peregrinaron,


aunque no en número significativo a los santos lugares. Incluso
después de caer Jerusalem en manos del Islam los cristianos
siguieron peregrinando sin ser molestados.

2.1. Origen y
desarrollo
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando
esas tierras cayeron en manos de los
turcos selyúcidas. A partir de ese momento
los peregrinos comenzaron a ser
molestados, perseguidos y vejados, cuando
no prohibidas sus aspiraciones de visitar
Tierra Santa.

(2)
Monte del Templo (Jerusalem)

1ª Cruzada

La primera cruzada tuvo lugar en el año 1095. Fue consecuencia


de la predicación de Urbano II. Finalizó con la toma de Jerusalem
y la fundación del reino de Jerusalem.

El primer rey fue el jefe cruzado Godofredo de Bouillón.

Imagen: Godofredo de Bouillón.


2ª Cruzada

La segunda cruzada se produjo en el 1147 y tuvo en San


Bernardo de Claraval uno de sus más fervorosos promotores. No
obtuvo ninguna conquista relevante.

Imagen: San Bernardo de Claraval

3ª Cruzada

La tercera cruzada, una de las más conocidas, comenzó en 1188


a raíz de la toma de Jerusalem por Saladino. Aunque
consiguieron alguna victoria, y se destacó especialmente Ricardo
Corazón de León, los cruzados no lograron reconquistar
Jerusalem.

Imagen: Retrato de Ricardo Corazón de León, Merry-Joseph Blondel

4ª Cruzada

La cuarta cruzada ocurrió ya en el siglo siguiente, en 1202.


Tampoco consiguió ningún resultado, excepto el de empeorar
las relaciones con los bizantinos pues los cruzados no sólo
saquearon Bizancio sino que también depusieron al emperador y
colocaron en su lugar a Balduino de Flandes.

Imagen: Coronación de Balduino IX de Flandes como emperador de


Constantinopla, Louis Gallait (1847)

5ª Cruzada

La quinta cruzada fue en 1217. Dirigida por Andrés II de


Hungría, sólo consiguió la conquista de la plaza de Damieta en
Egipto.

Imagen: sello de Andrés II de Hungría


6ª Cruzada

La sexta cruzada, tuvo lugar en 1228. Fue dirigida por un


emperador excomulgado, Federico II, quien consiguió recuperar
Jerusalem por medio de negociaciones. Pero a los pocos años,
en 1244, Jerusalem se perdió definitivamente.

Imagen: Federico II

7ª y 8ª Cruzada

Las dos últimas cruzadas (ocurridas en 1248 y 1270) fueron


dirigidas por un rey excepcional, modelo del perfecto caballero,
San Luis rey de Francia, pero acabaron en fracaso.

Imagen: San Luis rey de Francia, El Greco.


Saber más...

Solo en dos ocasiones se consiguió el objetivo de conquistar Jerusalem:

Con la primera cruzada, que dio como resultado la fundación de


los reinos cristianos en Tierra Santa.
Con la cuarta cruzada de Federico II, quien la conquistó de forma
pacífica por la vía de un acuerdo con los musulmanes.

Pero a la larga fue imposible retener los santos lugares. En la base de


este problema estaba el escaso peso demográfico de los cristianos frente
a un enemigo poderoso y numeroso.

Los cruzados después de combatir volvían a sus tierras de origen. Por


ese motivo como un modo de defender permanentemente las tierras
conquistadas se fundaron las órdenes militares de caballería. Entre éstas
destacó por su riqueza, por su historia incluyendo su trágico final y por
su leyenda la Orden del Temple (3) .

Las consecuencias de las cruzadas (4) fueron muy profundas, a pesar


de su aparente fracaso. A pesar de sus muchas discordias y de la
violencia tantas veces puesta de manifiesto, la vida religiosa
experimentó un fuerte impulso.

Origen de las Cruzadas (2)

A medida que fueron llegando las noticias a Europa se fue preparando un


ambiente favorable para algún tipo de intervención; no sólo por el agravio, sino
también por la oportunidad que se presentaba para reorientar en una dirección
religiosa el espíritu combativo y aventurero de los caballeros.

Cuando el Papa Urbano II al final del Concilio de Clermont pronunció un


sermón sobre el sufrimiento de los cristianos de Oriente y llamó a que todos los
cristianos fueran en su auxilio, la respuesta fue muy favorable en todo
Occidente.

Comenzaron así las cruzadas, que en número de ocho ocasiones intentaron


recuperar los santos lugares para la cristiandad.
Orden del Temple (3)

Hoy en día el juicio retrospectivo sobre la Orden del Temple sigue estando
distorsionado en la mayoría de las ocasiones por consideraciones políticas e
incluso ideológicas. A pesar de todos los esfuerzos y sacrificios los cristianos
acabaron siendo expulsados de Palestina.

Consecuencias de las Cruzadas (4)

La piedad de San Bernardo de Claraval es una buena prueba de las


consecuencias de las cruzadas. Incluso podemos incluir aquí lo que podría ser el
contrapunto a la evangelización por la fuerza de las cruzadas:

El nacimiento de las órdenes mendicantes.


La figura de San Francisco de Asís.

También el comercio se incrementó, beneficiándose del mismo especialmente


las ciudades italianas. Por último, también encontramos consecuencias
culturales para Occidente. Hubo un mayor conocimiento de la filosofía y de la
ciencia de los orientales, en esos momentos superior a la de Occidente.
3. Cultura y mentalidades

Europa medieval

En los tiempos iniciales de la Europa medieval había grupos de


hombres armados a caballo dispuestos a prestar sus servicios a los
jefes o señores más o menos poderosos a cambio de la
manutención o algún otro tipo de compensación.

3.1. La caballería
medieval
En un contexto de inseguridad generalizada y de privatización de
los poderes públicos, estos caballeros fueron cada vez más
identificándose como grupo social con valores propios y
representaciones simbólicas que contribuían a diferenciarlos del
resto.

La caballería como grupo social

El resultado de la configuración de la caballería como grupo (5)


social fue la constitución de un código o reglas de honor de la
Torneo Medieval
caballería. Los principales valores que defendía este código
eran:

El valor en el combate La religiosidad


La justicia El respeto a la palabra
La fidelidad a su señor dada
El coraje La generosidad
La defensa de los
débiles.

No todos los caballeros llegaron a cumplir estos altos ideales,


pero sí los tuvieron como su ethos, su camino de perfección.
Los Caballeros (5)

Los caballeros participaban activamente en las disputas y guerras que


proliferaban en aquellos tiempos. La Iglesia Católica era contraria a la guerra,
pero comprendía la imposibilidad de erradicarla. Por eso, intentó al menos
ponerle límites. De ahí surgió la tregua de Dios, o la reorientación de la finalidad
de la función del caballero.

La Iglesia Católica en cierto sentido, cristianizó la mentalidad y la finalidad de la


caballería. Así, canalizó las ansias belicistas hacia las cruzadas, por una parte. Por
otra, introdujo nuevos valores en la mentalidad caballeresca: la defensa de los
débiles, el sentido de la justicia, etc.

Con el paso de tiempo, a finales de la Edad Media, la caballería dejó de ser el


componente fundamental del campo de batalla. Las armas de fuego y las nuevas
tácticas de infantería la dejaron completamente obsoleta.

Al mismo tiempo que perdía su importancia en la guerra, el modo de


comportamiento de los caballeros o sus más directos sucesores (en España, los
hidalgos) fue deformándose hasta caer en la exageración y el ridículo. Sin
embargo, no debemos pasar por alto su importancia en épocas posteriores.
Además de constituirse en un referente que no ha desaparecido en la tradición
occidental (véase por ejemplo el éxito del Señor de los Anillos), la caballería
contribuyó decisivamente al fortalecimiento del individualismo como
característica antropológica distintiva de la civilización occidental.
3.2. Las
universidades
La transmisión de los conocimientos en los siglos inmediatamente posteriores a la caída de
Roma había estado a cargo casi exclusivamente de los monasterios, las parroquias y las
catedrales.

Con el transcurrir de los siglos se fue ampliando la transmisión de los saberes no sólo a los
clérigos sino también a los laicos. En el siglo XIII los pontífices otorgaron bulas que apoyaron
la creación de unos nuevos centros de estudios independientes de las catedrales: las
universidades.

Escuelas monacales

Las principales escuelas monacales estaban a cargo de los


benedictinos y llegaron a su máximo esplendor con Carlomagno.
La universidad

Aunque hay disputa sobre ello, parece ser que la primera


universidad en fundarse fue la de París. Se llamó Sorbona por el
colegio incorporado a ella, que fundó Roberto Sorbón para
estudiantes pobres. Siguiendo el modelo de París se fundaron otras
más: Bolonia (1088), Oxford (1167), Cambridge (1209), Salamanca
(1218), Coímbra (1308), etc. La primera universidad en recibir tal
nombre fue la Universidad de Salamanca en 1253.

Las enseñanzas se agrupaban en cuatro facultades: artes liberales,


teología, leyes y medicina. El idioma común era el latín, lo que
permitía el desplazamiento de profesores y alumnos de una a otra
universidad.

Escuelas catedralicias

Las escuelas catedralicias dependían del obispo y en su nombre las


presidía un canciller que recibía el nombre de magister scholarum.
Los profesores solían ser los canónigos de las catedrales. Una de las
más famosas escuelas catedralicias fue la de Toledo. En esta ciudad
se acumularon la sabiduría hebrea, árabe y cristiana, además de la
clásica. Su momento de mayor apogeo fue con el rey Alfonso X.
Reflexiona

Si una de las características más importantes de una civilización es su


lengua, en el caso de la occidental se dio la circunstancia de tener una
lengua común –el latín- para desarrollar el conocimiento más elevado,
coexistiendo con una serie de lenguas nacionales. Estas universidades
medievales tenían una doble misión:

Buscar la verdad y formar profesionalmente a quienes servirían a


la Iglesia.
Formar a quienes desempeñarían alguna profesión relacionada
con la medicina o las leyes.

Las autoridades políticas y eclesiásticas concedieron privilegios para


proteger el ejercicio libre de las tareas universitarias. Pero bien es cierto
que en numerosas ocasiones hubo abusos ya que no faltaron alumnos
que amparándose en estos privilegios cometieron con relativa
impunidad delitos de todo tipo.

¿Cómo crees que influyen las universidades en la reflexión intelectual?


(6)

Respuesta (6)

El resultado más importante de todo ello fue el de la institucionalización de la


reflexión intelectual. No sólo la filosofía moderna, sino también la ciencia
moderna tienen sus raíces en las universidades medievales.
4. La búsqueda del sentido de la vida

El sentido de la vida

Una gran aportación de la cultura medieval a la búsqueda del


sentido de la vida fue la concepción de la vida como un proceso de
perfección humana. Entendida la vida de este modo, la figura de
Jesucristo se podía presentar como modelo de esa perfección.

4.1. El sentido de la vida en la cultura


medieval

San Francisco de Asís


Para saber más...

Probablemente si se preguntara quién ha sido el


personaje histórico de cualquier época, no sólo de la Edad
Media, que más plenamente ha encarnado el modelo de
vida de Jesucristo la respuesta mayoritaria sería San
Francisco de Asís
(http://w2.vatican.va/content/benedict-
xvi/es/audiences/2010/documents/hf_ben-
xvi_aud_20100127.html). Así lo ha reconocido la Iglesia
Católica otorgándole la designación de alter Christus.

San Francisco de Asís (7) fue la persona que supo


llevar más lejos la imitación de Jesucristo como modelo
para alcanzar la perfección humana. Está claro que muchos
no siguieron ese modelo y que también muchos apenas
pudieron imitarle tímidamente. Sin embargo, la influencia y
consecuencias de la vida y obra de San Francisco nos
hacen pensar que en la cultura medieval él fue un claro
referente de lo que se aspiraba a ser, por muy difícil que
fuera conseguirlo.

La personalidad de Francisco era y sigue siendo enormemente


atrayente. Lo que era propio de Francisco y lo que era fruto de su
deliberada voluntad de imitar en todo a Jesús no lo podemos
distinguir.

Hasta tal punto llegó a darse este paralelismo vital que en


septiembre de 1224, a la vuelta de su retiro en el monte Alverna
para rezar, Francisco apareció con las señales de la Pasión de Jesús,
que recibieron el nombre de estigmas o llagas.

Aunque ha habido otros casos de estigmas en la historia, incluso en


el seno de otras religiones, el caso de Francisco fue especial, como
lo fue su propia vida. De hecho el punto central de su imitación de
Cristo no fueron estos estigmas sino la pobreza.
(8)

San Francisco de
Asis

San Francisco de Asís (7)

Giovanni Francesco Bernardone (1182-1226) nació en el seno de una familia de


mercaderes de Asís. En su juventud llevó una vida bastante mundana, por lo que
parecía, en un principio, poco probable que quisiera dedicarse a la vida religiosa.
Sus aspiraciones iban más en la línea de convertirse en caballero y dedicarse a
las armas. Sin embargo, en un proceso que fue gradual, Francisco fue
abandonando estas pretensiones y acercándose a un nuevo conocimiento de sí
mismo y de su misión en el mundo.

La clave de ese cambio fue Jesús y, como relatan sus biógrafos, las visiones que
de la divinidad tuvo. Entre ellas, destacaríamos dos. La primera cuando estaba a
punto de ir a comba r en el bando güelfo y Dios le hizo entender que era más
importante servirle a El que a su siervo el Santo Padre. La segunda, un mandato
específico, “ve y repara mi casa que está llena de averías”. En principio,
Francisco lo entendió literalmente y se puso a reparar diversas iglesias. Mas
poco a poco fue cayendo en la cuenta de que lo que se le pedía era la
reconstrucción de la Iglesia Católica.

El medio para cumplir ese mandato divino, le fue dado por otra inspiración. En el
año de 1209 tuvo la revelación de seguir a Jesús en total austeridad y pobreza.
Inmediatamente comenzó a tener seguidores en ese estilo de vida, fundando
una nueva orden religiosa, la llamada primera orden franciscana. También, esta
vez por medio de una mujer (Clara), fundaría en 1212 una orden femenina con
el mismo espíritu, la llamada segunda orden o clarisas.
San Francisco de Asís (8)

San Francisco llegó a viajar a Egipto y Tierra Santa, predicando incluso ante el
sultán. A su vuelta encontró oposición entre los frailes, lo que le llevó a su
renuncia como superior de la orden que había fundado. En sus últimos años
fundaría la tercera orden, comúnmente llamada de los terciarios.

La influencia de San Francisco y del franciscanismo no sólo trasciende de lo


religioso al ámbito de lo cultural sino también al ámbito de lo político. A
continuación podemos ver dos ejemplos:

Frente al fracaso de las cruzadas y la aparente paradoja de ser los


cristianos abandonados por Dios en algo que era para gloria suya (el
dominio político y militar de Jerusalem), San Francisco ofrecía otro
modelo de seguir a Jesús, lejos de las armas y de la violencia.
Frente al intento de imponer al papado como autoridad suprema del
orden político, fue un filósofo y teólogo franciscano, Guillermo de
Ockham, quien con sus escritos dio argumentos para sentar las bases de
la filosofía política moderna y la separación de lo religioso y lo secular.

​La pobreza se convirtió para los franciscanos en el modelo de perfección


humana, que permitía de modo positivo una mayor identificación con Cristo y
con María. Sin embargo, este desprendimiento de las riquezas materiales no era
expresión de rechazo o de odio hacia el mundo material. Todo lo contrario,
Francisco redescubrió la naturaleza.

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