V. La necropolitica en La isla y The Mediterr.
Al momento de escribir esto, la foto de Aylan Kurdi cumple
ya un lustro. Hace cinco afios que ese nifio de camiseta roja fue
fotografiado sin vida, con la cara sobre la arena y el mar a centime-
tros en una playa de Turquia. La imagen de Kurdi se volvié viral y
marcé un giro, al menos en el nivel del discurso, en la tragedia glo-
bal de los refugiados y sobre las secuelas de la guerra de Siria. Fue
entonces, en 2015, cuando cambié la forma de referirse a quienes
traspasaban las fronteras de Europa de forma ilegal: ya dejaban de
ser descritos y tratados como inmigrantes y emergia con fuerza la
categoria de refugiados, a quienes les correspondia un derecho a
asilo. La imagen de este nifto de tres afios que murié al naufragar la
embarcacién en la que intentaba—en la que sus padres intentaban—
cruzar los seis kilémetros que separaban esa playa de la isla griega
de Kos, vino a ponerle cuerpo a ese derecho. Los lideres politicos
dijeron estar horrorizados; Hollande, presidente de Francia, ma-
nifesté que era «una interpelacién para ayudar a los refugiados»,
y Merkel, canciller alemana, que esta crisis nos concernfa a todos.
En tanto, Erdogan, presidente de Turquia, acusdé a los paises euro-
peos de indiferencia. La imagen del nifio siio-kurdo se viralizé a
toda velocidad por las redes, transforméndose en un icono posmor-
tem de la violenta tragedia de los refugiados. Y si bien hubo quien
cuestion6 si era apropiado publicarla —la deontologia periodistica
antepone el derecho a la intimidad de la muerte al derecho a la
informacién-, su viralizacién fue acompaiiada de esperanzadas re-
flexiones sobre cémo esta imagen si movilizaria a los politicos. En
la cultura del meme, la figura yaciente de Aylan Kurdi fue apro-
piada y reversionada miltiples veces y en multiples direcciones; en
casos, con ilustraciones o montajes que intentaron reparar el dolor
de esa muerte haciendo homenajes funerarios. El profesor de teo-
ria politica educativa chipriota Michalinos Zembylas se pregunta
87sobre si la viralizacién devesta imagen no acaba normalizando la
necropolitical®,
~~ El filésofo camerunés Achille Mbembe acu el término ne-
cropolitica para argumentar cémo en los paises del asf llamado
tercer mundo estan en un estado sistematico de emergencia en
los que se ejerce un derecho a dejar morir, Mbembe arguye que
el concepto de biopoder de Michel Foucault no es suficiente para
explicar las formas en las que el poder no solo decide quién es
deseable o normal, sino quién vive y quién _ puede morir. Mbembe
insiste en que la necropolitica no se refiere tanto al derecho a
matar como al derecho a exponer a algunos (incluidos los ciu-
dadanos de un propio pats) a vidas que eventualmente les seran
arrebatadas o les dejardn en una situacién de precariedad tal que
A llama «muertos vivientes»'™”. El concepto resulta muy actual en
tiempos de pandemia marcados por cémo las distintas estrategias
gubernamentales han expuesto a diferentes grupos, pero ha sido
un término de referencia por aftos para referirse a la politica eu-
ropea de no patrullar el Mediterraneo. Los frecuentes naufragios
y el que tantos mueran intentando cruzarlo, operaria como un
elemento disuasivo para la travesia de otros. La necropolitica se_
hace posible cuando se normalizan esas muertes, una normali-
zacién que opera gracias a que el extrafio es un «cuerpo fuera de
lugar», como decia Ahmed", un cuerpo ajeno al «nosotros», a la
comunidad que se reconoce y protege. Los medios han mostrado
muchas imagenes de embarcaciones que naufragaron, de rescates
y, también, de cuerpos a la orilla, pero la de Kurdi es posiblemen-
te la més icénica. Quizds porque los nifos y nifias ocupan ese
espacio liminal en el que nunca pueden, del todo, ser un otro a
expulsar; asi como vimos en el capitulo anterior, que la posicién
del nifio vulnerable activa nuestras capacidades de proteccién y
¥ (2020). «Necropolitics and sentimentality in education: the ethical, political
and pedagogical implications of “making live and lecting die” in the current political
climate». Pedagogy. Culoure & Society, 1-15.
97 (2011). Necropolitica, Melusina.
“48 Ahmed, S. (2000), 55.
88acogida. Ese nifio es ademés la més violenta confirmacién de que
Ios futuros no se imaginan para todos.
‘Traigo aqui la imagen de Kurdi para pensar cémo se verfa la
necropolitica explicada a Ixs nifixs. Es una muerte que no parece
ser posible explicar. Pocos parecen imaginar siquiera a un lector
que se beneficiarfa de un relato donde se tematizara la necropoli-
tica, El tinico autor de amplia circulacién que parece abordarla es
Armin Greder, autor suizo nacionalizado australiano que actual-
mente reside en Peri, Greder es conocido internacionalmente por
su celebrado libro-élbum La isla, un libro que se refiere a cémo
para producir un nosotros expulsamos (y también dejamos morir)
a otros. Habla de cémo el miedo refuerza ideas de comunidad y
cémo la pertenencia es también exclusién en un relato que estd
cruzado por la més brutal xenofobia. La isla fue publicado en ale-
man en 2002, traducido al inglés ese mismo afo y al espafiol algo
mis tarde, en 2007. En estos aftos y los que siguen ha sido un libro
que se ha ido abriendo espacios, revelando la necesidad de contar
con relatos menos autocomplacientes sobre las comunidades que
hacen de anfitrionas. Hacia fines de 2017, Armin Greder avanzé
més en la denuncia al orden necropolitico publicando The Medite-
rranean'®, un libto-dlbum silente sin palabras en el que ahonda
en la hipocresfa y las intrincadas redes que benefician a algunos de
la precariedad de otros. Ambos son libros desafiantes que hablan
sin tapujos sobre la necropolitica.
La isla es un libro que ha logrado posicionarse en distintas
listas de lecturas recomendadas para tratar los flujos migratorios.
Fue uno de los libros a los que se eché mano en 2015, tras la
irrupcién de esa foto del nifto de tres afios muerto por buscar asilo
en tierra segura. Entonces, cuando los educadores buscaban «te-
cursos» para tratar el tema que estaba en todos los medios, La isla
aparecié en distintas listas de recomendaciones'®. La Fundacién
"Allen & Unwin,
* Entre otras, en el documento «Stand with Refugees», de la UNHCR (https://
www.unher.org/en-ie/Sede4e704.pdf), y por la Fundacién Cuatrogatos (heeps://www.
cuatrogatos.org/detail-ojo.phptid=777).
89German Sanchez Ruipérez, afincada en Madrid, lo recomendé con
la siguiente resefia: «Un cuento que relata una historia cotidiana: el
miedo al extrafio, el temor al extranjero. Los habitantes de La isla,
presos de un panico injustificado al hombre que alli ha ido a parar,
terminan por devolverlo al mar, para construir luego una fortaleza
con el objetivo de que nadie més los encuentre. El autor de La isla
se compromete asf con un bien preciado de nuestro tiempo y no
tan utilizado como serfa necesario: la tolerancia. Las semejanzas de
este cuento con la realidad no son mera coincidencia», Esta resefia
parece esconder ese descalce entre la buena voluntad y el hecho de
que tantas personas mueran de solo intentar el viaje. El viaje hacia
Europa mata. Leo esta resefia como un descalce porque La isla no
se compromete con la tolerancia, sino que hace mas bien lo contra-
rio: ataca y excluye, pone en movimiento esa devastadora fuerza de
creer que para estar seguros tenemos que restringir a otros, tenemos
que restringir nuestra capacidad de recibir y de sentir con otros.
El libro trata sobre un hombre que naufraga y llega desnu-
do a una isla. Los pobladores dicen acogerlo, pero no saben qué
hacer con él y lo encierran en un establo abandonado. Cuando el
hombre, tiempo después, se presenta en la localidad, los vecinos
le temen y no estan dispuestos a ayudarle: nadie quiere darle de
comer, ni menos trabajo. Un miedo contagioso se apodera de los
habitantes hasta que en tumulto— lo amarran y arrojan al mar.
Tras eso, los habitantes de esta isla construyen una fortaleza para
asegurarse que nunca nadie més llegue. Matan también a todos
los pajaros para que nadie pueda avistar tierra por ellos. La ultima
doble pagina muestra una barca en llamas en medio del mar. Es
la barca del pescador, el tinico hombre que habia esbozado una
intencién de ayudar al forastero. La contraportada nos oftece el
muro altisimo de la fortaleza construida.
«Es un libro que si no modelamos quedard sin usarse. Se les va
en collera», me dijo, hace unos afios, una de las impulsoras de Bi-
blioteca Migrante, una iniciativa del Ministerio de Educacién y del
Plan Nacional de Lectura chilenos para llevar libros sobre diferencia
90y exclusiones a las bibliotecas de Chile. Entre 2016 y 2018 el nii-
mero de estudiantes extranjeros en las escuelas chilenas aumenté en
casi un 100%'°!; la inmigracién a Chile se aceleraba tras el endureci-
miento de las medidas conta los inmigrantes irregulares de Donald
Trump en EE.UU. Durante 2017, el ultimo afio del gobierno de
la socialista Michelle Bachelet, se idearon distintas iniciativas para
trabajar la integracién de nuevas poblaciones en las escuelas; entre
estas, la creacién de un programa de fomento lector que trabajase
nociones de origen y diferencia. La coleccién de libros de Biblioteca
Migrante incluia La Isla junto a ottos libros-élbum més populares
en las aulas, como El mds poderoso, de Keiko Kasza; La otra orilla,
de la autora ¢ ilustradora chilena Marta Carrasco; El pequeno cuchi-
cuchi, de Mario Ramos, y Eloisa y los bichos, de Jairo Buitrago y
Rafael Yockteng. También se incluyeron algunos libros de «no-
ficcién» que contaban la historia de jévenes activistas (Malala/Iqbal
y Wangari y los drboles de la paz'*), asi como un texto divulgativo
sobre movimientos migratorios, Migraciones, un mundo en movi-
miento'*?. Pero el tono general de las historias reunidas era uno en el
que se rehitye del conflicto, un tono muy habitual en los textos para
nifios y nifias, asi como en los discursos sobre lo emocional hoy (dis-
cursos en los que el conflicto aparece como algo a solucionar cuanto
antes, porque su permanencia atenta contra nuestra felicidad).
La politéloga belga Chantal Mouffe ha trabajado largamente
cémo la supresién del conflicto es instrumental para la produc-
cién_de relaciones injustas. Mouffe!™ critica la politica cultural
151 Vizcarra, R. y Martinez, V. (2019). «Aportes para la accién pedagégica con
enfoque intercultural en contextos de migraciénm, en Carrasco, A. y Flores, L.M. (eds),
De la reforma a la transformacién: capacidades, innovaciones y regulacién de la educacién
chilena, Ediciones Universidad Catélica.
182 Ambos de Jeannece Winter, publicados en 2014 y 2008 respectivamente.
‘85 La coleccién consté de 27 titulos que se entregaban a los establecimientos con.
més alto mimero de estudiantes extranjeros en las ciudades de Arica, Putte, Iquique,
Antofagasta, Mejillones y Santiago, a cambio de que sus docentes participasen de un
programa de capacitacién. Esta iniciativa fue luego integrada como una politica publica
en conjunto con las bibliotecas escolares,
1 Bn (2014). «Democracia y conflicto en contextos pluralistas: Entrevista con
Chantal Mouffe». Histéria, Ciéncias, Satide - Manguinhos, 21 (2), 749-762.
91del reconocimiento en el que las diferencias son supuestamente
integradas para producir un nuevo orden, argumentando que en
este las diferencias ¢ inequidades quedan enterradas. Enterradas
hasta que explotan. Moutffe indica que la democracia no debiera
orientarse hacia la creacién del consenso, sino del reconocimiento_
de la multiplicidad en su contradicci
n, en su conflicto, Hacerlo
requiere de vias politicas e institucionales en las que encauzar esta
diferencia, pero también requiere de una formacién cultural para
hacer posible este avance. Una mirada a la literatura infantil nos da
buena cuenta de cémo la cultura del consenso se articula y produ-
ce ya en estos textos para los més jévenes.
En la literatura infantil encontramos muy pocos casos en los
que se expongan conflictos irresolubles, conflictos de aquellos en
los que si para uno algo se vuelve justo, para el otro dejaria de serlo.
Y esto se enfatiza atin mas cuando se trata de libros que se presen-
tan como textos sobre el ejercicio de la ciudadania’®*. En La isla no
hay cooperacién posible, no hay esperanza, y eso es lo que lo hace
especialmente complicado. El libro asi tiene poco que ver con ese
doble estndar de los discursos sobre tolerancia. Es como si el libro
mismo se resistiera a ser cémplice de la reproduccién de poder que
significa tolerar. ;Cudl es entonces la aproximacién recomendada a
un libro como este? ;De qué se tratarfa ese «modelar?
La propuesta para la educacién literaria que desde hace algu-
nos afios se ha instalado desde el Ministerio de Educacién chile-
no es la de usar el enfoque DIME que esbozé el autor y profesor
inglés(Aidan Chambers". DIME es una estrategia para producir
conversaciones én relacién a los textos, en que se invita a un grupo
a disparar ideas en distintas direcciones para luego acordar una
5 Un buen ejemplo lo da Pequenia historia de un desacuerda, Ciudadanta para ni-
fios, un premiado libro chileno para la educacién ciudadana que cuenta la historia de un
conflicto en una escuela entre dos grupos: un grupo quiere construir un nuevo edificio
donde ctece una araucaria centenatia. Los grupos se enfrentan con argumentos a favor y
en contra, Finalmente, la solucién cra construir el edificio en otro lugar y todos quedan
contentos; dl libro asi da cuenta de una ciudadania que es capaz de encontrar consensos
cen los que ninguna de las partes se considera.
> 156 (2007). Dime: Los niftos, la lecturay la conversacién. Fondo de Cultura Econémica.
92
eonscierta interpretacién comtin. Chambers dice que la pregunta mas
recurrente de los profesores es preguntar si acaso les gusté o no
un texto, una pregunta que abre poco espacio para saber cémo la
leimos, de qué se trata y cémo lo trata. Mas bien, la sola pregunta
de por qué algo nos gusta toma un cariz examinador, como si los
lectores tuviésemos que saber las razones de nuestras preferencias.
Chambers propone en cambio una estrategia para abrir pregun-
tas que no tengan que ver con tener una idea total de la obra, ni
con hacer un juicio sobre esta, sino que permitan acercérsele. Asi
propone cuatro grandes preguntas orientadoras: :qué te llamé la
atencién?, shubo algo que te gustara?, ;qué conexiones o patrones
encontraste?, zhubo algo que te desconcertara? El enfoque DIME
invita a abrir una conversacién literaria a partir de preguntas frag-
mentadas que luego se articulan para hacer sentido de la obra.
Cuando hemos usado DIME con La isla, los grupos suelen traer
a escena lo sugerente y chocante de sus ilustraciones; en algunos
casos relacionan a una de estas con la icénica pintura El grito, de
Edvard Munch (imagen 4) 0 hacen especulaciones sobre cémo la
Imagen 4. La isla, Armin Greder. Leguez Ediciones, 2002,
93—>
construccién de la fortaleza les recuerda muros como el de Trump
o el de Berlin. Las conversaciones literarias sobre La isla son ricas
porque permiten hacer sentido de miiltiples elementos en el tex-
to y entender como es que este ha sido puesto en movimiento.
Al hablar de este libro en Europa suelen aparecer referencias al
Mediterraneo, los naufragios y el trato que reciben quienes llegan a
la orilla. En cualquier caso, lo que aparece cuando nos acercamos @
La isla hablando sobre ella tiene mucho de ser una explicacién del
libro, como si este fuese un puzle que hay que ordenar con pala-
bras. ;Pero por qué nos pedimos hablar poner en palabras- a una
obra en la que se cuenta una historia con tanta intensidad visual?
zPor qué enfatizamos tanto, en las aulas, la necesidad de hablar de
los libros que se han lefdo?
La isla, como La madre y la muerte, es uno de esos libros que
me fascinan (Por lo que nos hace® por cémo nos interpelan y po-
nen en un lugar dificil, Es uno de esos libros que me han llevado
a pensar en lo limitado que es ese paradigma de la interpretacién
como decodificacién que con tanta fuerza aparece en la mediacién
lectora con libro-album y en las incesantes calificaciones que se ha-
cen sobre los distintos tipos de relaciones entre lo visual y lo verbal.
En los libros-Album, la historia se cuenta con textos linguisticos y
con imagenes, pero también, como en todo arte y toda comuni-
cacién, se cuentan con algo que no es més que la suma de partes
y que no es solo una sinergia entre imagen y texto verbal, sino esa
relacién entre lector(es) y texto. El paradigma de la interpretacion
como decodificacién tiene entonces el riesgo de ensefiarnos a dis-
tanciar, de pensar que el texto tiene un significado que descubri-
remos como si fuese algo fijo, independiente de las fuerzas que se
enredan con nosotros.
La isla fue parte de los libros con los que trabajamos en el
estudio que describo en el tercer capitulo. Fue uno de esos libros
desafiantes que leimos con nifios y niftas de siete a ocho aitos y de
diez a once afios. En esa ocasién, la mediadora de lectura llevé un
globo terréqueo que mostré al curso y les hablé de que en medio
94del mar habia una isla como la de esta historia. Una isla en me-
dio del océano Pacifico. La mediadora de lectura leyé asf el texto
mientras proyectabamos sus paginas sobre un telén. Las imagenes
se veian atin mds amenazantes: hombres corpulentos avanzaban
con azadones y horcas hacia un hombre mds menudo y desnudo.
Cuando acaba la historia y sabemos que los habitantes hasta ma-
taron a los pajaros para asegurarse que nadie mas llegaria alli, un
nifio de once afios grité desde los tiltimos asientos de la sala: «(Por
fin un libro que termina mal!»
Como otras veces, dividimos al grupo en dos. Una mitad se
quedé conversando sobre el libro con la mediadora de lectura,
mientras que la otra fue a la sala contigua a trabajar en las mesas.
Habiamos disefado las intervenciones asi: tras cada lectura, un
grupo hablaba, y el otro escribia 0 dibujaba. Nos interesaba tan-
tear cémo nos aproximamos distinto a la lectura si acaso no tene-
mos que dar nuestra opinién sobre esta, si acaso no tenemos que
articular lo experimentado con palabras. Habiamos fotocopiado
la doble pagina que muestra al hombre cuando llega. Se lo ve de
espalda, desnudo, siendo apuntado con herramientas —un rastri-
Ilo, una horca, un azadén y una escoba-. El texto, sin embargo,
dice «asi que lo acogieron». Repartimos las fotocopias entre los
grupos de nifias y nifos y les pedimos que escribieran palabras
para describir al hombre que llega. «jPero no lo acogieron!», dice
una apenas recibe la hoja. «Lo trataron pésimo», tercia otra. La
mediadora a cargo de esa sala da entonces la instruccién: han de
escribir sobre el dibujo palabras que describan a este hombre que
ha Ilegado a la isla. Con qué tipo de lapiz, preguntan. Con cual-
quier lapiz, si quieren usar colores tanto mejor, dice la mediadora.
En las imagenes 5 a 9 se muestran algunas de las «respuestas lecto-
ras» en forma de intervenciones sobre la ilustracién. El problema
con el término «respuestas lectoras» es que hace pensar que estas
dan cuenta de una relacién con el texto como si se diese en un
vacio y a nosotras nos interesaba mds ver cémo estas imagenes
son parte de un entramado de relaciones. Mientras dibujaban, en
95grupo de nifixs pudimos observar muchas otras cosas aparte de
plasmar esas «respuestas» que reproducimos aqui. Entre esas otras
cosas conversaron sobre quién era buena amiga y quién no, y con
quién querian sentarse a la mesa. También se preguntaron por
qué el hombre estaba desnudo y por qué comia con las manos, y
se hicieron callar las unas a las otras; hubo quien quiso expulsar
de la mesa de trabajo a otra. Durante los veinte minutos en que
trabajaban se activaron multiples repertorios relacionados con di-
ndmicas de excl Este tema es activo en Chile, esa misma
manana habfa escuchado en la radio un debate sobre la nueva ley
de inmigracién —una ley que daba facilidades a los inmigrantes
venezolanos, pero imponia una serie de nuevas restricciones para
aquellos que venfan de Haiti, una comunidad racializada en el
imaginario social chileno-, pero ningiin nifix hizo mencién a la
condicién de migrante del hombre que llega. Si hicieron mencién
a cémo era distinto a los habitantes de la isla 0, en algunos casos,
a como los pobladores no habfan querido conocerlo y lo habian
tratado como un extrafio.
Con Soledad Véliz y Claudia Matus trabajamos estos en-
cuentros con La isla en el articulo «Think difference differently?
Knowing/becoming/doing with picturebooks». All{ leemos cémo
esa actividad de escribir palabras sobre la ilustracién acaba siendo
una de dibujarlas, de disponerlas con la intensidad de lo visual. En
algunas vemos como las palabras se escriben trazando el contorno
de los cuerpos con palabras, como si acaso abrazaran y retuvieran
al hombre (imagenes 5 y 7). En otros casos son lanzadas; nos Ilamé
la atencién cémo algunas van en diagonal hacia el hombre —ore-
jon, narigén, calvo—, mientras que otras, algo mas neutras quizs?,
quedan de forma horizontal (imagenes 6 y 8). En otro caso el re-
cién Ilegado es transformado en una suerte de punk con un skate
y pelo a lo mohicano (imagen 8). En esa sala, esa mafiana, nadie
parece relacionar la historia con xenofobia, ni mucho menos con
la nectopolitica, pero sf con las miiltiples formas de exclusién en
la vida cotidiana.
96Imagen 5. «solitaro - porque sin trabajo - no tiene nombre intenta todo»,
Intervencién sobre La isla, Armin Greder. Allen & Unwin, 2007.
Imagen 6. «est desnudo, es calvo, pelo sin cabello, orej6n, esta sin ropa,
es serio», Intervencién sobre La isla, Armin Greder. Allen & Unwin, 2007.
oFImagen 7. Descripcién sobre habitantes de! pueblo: «son crueles, le hacen bullying,
tienen miedo de él porque no saben quién es, son muy ingenuos».Intervencién sobre
La isla, Armin Greder. Allen & Unwin, 2007
Greder. Allen & Unwin, 2007.
98Imagen 9, Se intuyen emociones: cest avergonzado, se siente basuray
Intervencién sobre La isla, Armin Greder. Allen & Unwin, 2007.
En los talleres para profesores realizados en la Biblioteca Mi-
grante repetimos el mismo ejercicio con distintos grupos. Lo hi-
cimos en cinco oportunidades distintas, trabajando asi con més
de doscientos docentes, lo que nos permite algunas generalizacio-
nes: primero, que a los adultos les costaba seguir la instruccién
de escribir sobre la ilustracién. Al menos un cuarto de ellos dio
vuelta la hoja para escribir atras y no intervenirla. Segundo, que
si bien recibfan la misma instruccién —«describan al que llega con
palabras»— tendian, en su gran mayoria (mas del 80%), a utilizar
oraciones gramaticalmente completas. En esas oraciones, los pro-
fesores describieron al hombre como un forastero, un inmigrante.
Hubo también, claro, quienes hicieron notar que los habitantes
no habfan intentado siquiera conocer al hombre, que eran prejui-
ciosos, Pero comparando las respuestas de los docentes con las de
las nifias y niftos, nos Ilamé la atencién cémo en la de los adultos
no aparece una resistencia a la instruccién misma que sf se da
99entre Ixs nifixs. Lo menciono porque la instruccién que débamos
era también un ejercicio de discriminacién. ;Cémo se puede des-
cribir a este hombre sin describir a los que deciden matarlo? ;Qué
pasa cada vez que lo describimos como forastero, como diferente?
Los profesores eran capaces de relatar el problema de una forma
que podia naturalizar lo que ocurria: un hombre distinto llegaba
a un lugar donde no era acogido; La isla nos trae el problema
de cémo pensar desde el otro. La narracién verbal de Greder no
pone nunca la focalizacién en el ndufrago: no se hace mencién a
cémo él se siente o piensa. Esa voz narrativa si menciona cémo los
habitantes de la isla se sorprenden, se intranquilizan y se asustan;
la voz narrativa s{ conoce a los pobladores, pero-no se aventura a
conocer a ese otro hombre. Es interesante que la narrativa visual
sf ofrece otra perspectiva, al menos cuando vemos a esa mujer
aterrada ante la presencia del ndufrago y podemos imaginar en-
tonces que esa es la imagen a la que se enfrenta él (como vimos
en la imagen 4).
Otra diferencia que resalta al comparar el grupo de respues-
tas de Ixs nifixs con aquellas de las y los profesores, salta a la vista
como las de los docentes parecen estar gobernadas por lo racional,
mientras que Ixs nifixs responden mds emocionalmente. Leo esta
oposicién como una ilustracién de esa frase que dice «las emo-
ciones empaiian la razén», La educacién, como revisamos en el
primer capitulo, opera separando la emocién de la razén, 0 més
bien supeditando la primera a la segunda. Las distintas formas de
responder al ejercicio propuesto nos dan cuenta de ello.
En uno de los talleres con profesores les pedimos si podfan
mostrar sus respuestas al resto. Una profesora se me acercé dudo-
sa: «La verdad es que no supe bien cémo hacerlo», confesd. «Nos
piden que lo describamos, pero no sabemos nada de él. Me ima-
gine cémo se sentia». Ella fue una de las pocas que no escribié ni
una oracién para describir al hombre, sino que utilizé palabras
que dispuso con flechas sobre la ilustracién. Fue precisamente esa
«respuesta» la que me hizo yer cudn importante era ofrecer una
100alternativa a las conversaciones literarias, a la aproximacién desde
el cédigo lingiifstico, desde la palabra, a estos textos qui
pelan en tantos otros niveles. Ella me dejé pensando en como la
os inter-
conversacién sobre este libro puede, mas bien, volver a reproducir
exclusiones, mientras que otros registros pueden dar espacio a for-
mas emocionales de cuidado y reparacién.
~~~ El segundo libro de Armin Greder que aborda la necropolitica
explora precisamente el potencial de las historias sin palabras. The
Mediterranean es un libro silente, lo que en inglés se llama «word-
less picturebook», una categoria creciente de textos que cuentan
historias con secuencias de imagenes. La relacién entre libros silen-
tes, migracién y refugiados fue explorada en el proyecto de inves-
tigacién internacional Visual Journeys: Understanding immigrant
children’s responses to the visual image in contemporary picturebooks,
que desarrollaron investigadoras de la Universidad de Glasgow
en Escocia (Evelyn Arizpe, Maureen Farrell y Julie McAdam),
de la Universidad Auténoma de Barcelona en Catalufia (Teresa
Colomer y el equipo del grupo GRETEL), de la Universidad de
Texas en Austin (Carmen Martinez-Roldan) y de la Universidad
Catélica Australiana en Sidney (Maureen Walsh). Cada uno de
estos equipos trabajé con grupos de diez a doce nifios de minorfas
étnicas que habjan recientemente emigrado a estos paises como
migrantes, refugiados 0 demandantes de asilo. La investigacién
mostré el potencial de los libros silentes para integrar a nifos que
recién habian inmigrado gracias a que estos textos presentan histo-
rias mas abiertas a la interpretacién; son historias con imagenes en
las que el cddigo lingiifstico no era necesario. Estos libros presen-
taban asi oportunidades para invitar a nifios y niftas que pudiesen
encontrar dificil leer textos: en la lectura de estos se hacfa claro que
no habja respuestas correctas 0 incorrectas, y que los textos estaban
abiertos a multiples interpretaciones. Para ese proyecto se trabajé
con Emigrantes, de Shaun Tan, y Flotante, de David Wiesner'*’.
157 Libros que fueron luego incluidos en la coleccién de Biblioteca Migrante, si-
guiendo la inspiracién de este proyecto.
1n1Emigrantes (en inglés, The Arrival’) trata sobre inmigracién en
la forma de una novela gréfica que relata la historia de un hombre
que se embarca para una larga travesfa y llega a una ciudad hostil
en la que es tratado con recelo y ha de superar diferentes dificulta-
des. Pero en la historia de este hombre se cruzan las de tantos otros,
asi como criaturas fantasticas y tenebrosas.
‘The Mediterranean comienza con un breve texto que hace las
veces de epigrafe: «Después que habia terminado de ahogarse, su
cuerpo se hundié suavemente hasta el fondo, donde los peces es-
taban esperando»’. Tras ello se siguen paginas que muestran a
este cuerpo rodeado de peces que son més tarde capturados por
inmensas redes y vendidos. Otra doble pagina muestra a perso-
nas comiendo pescado en un restordn elegante. Mds tarde vemos
a esas personas guardando rifles en cajones y cémo esos cajones
son cargados en un gran buque. Una de esas mismas personas —un
hombre grueso y calvo— aparece luego dirigiendo a un grupo de
gente armada y una doble pagina después hay soldados que atacan
¢ incendian un pequefio poblado. Los pobladores caminan con al-
gunas pocas pertenencias en una caravana hasta que se suben a una
camioneta. Mas tarde los vemos en un grupo que supuestamente
esta negociando algo. Una peniiltima doble pdégina muestra una
barcaza atestada. Es una ilustracién que nos recuerda las imagenes
que conocemos de los medios. Y luego, como final anunciado, ve-
mos a esa embarcacién naufragando. Es un regreso al comienzo. La
durfsima historia de las fronteras nacionales y la injusticia global.
El libro cuenta toda esta historia sin palabras, pero incluye
un texto escrito por Alessandro Leogrande, escritor italiano y pe-
tiodista, que le da un marco interpretativo a la historia, En un
epilogo, Leogrande usa el término «food chain» (cadena alimen-
ticia) para describir el ciclo que muestra el libro y asi evidenciar
las relaciones causales que denuncia. «;Cual es la relacién entre
8 (2006). Hodder Children’s Books.
‘°° En inglés original: «After he had finished drowning, his body sank slowly to the
bottom, where the fish were waiting»
102Europa y las dictaduras de las que la gente escapa en masa? ¢Cudles
son nuestras responsabilidades y qué errores se han cometido en
las guerras que han destruido Africa y el Medio Oriente? Y, sobre
todo: gpor qué no hablamos ptiblicamente de nada de esto?»'®. En
‘The Mediterranean, Greder empuja la critica a un punto en el que
ya se vuelve imposible hablar de una ficcidn alejada del acontecer
social. El produce una historia en la que como lectores hemos de
ocupar, ahora si, el lugar de los cémplices que ya se evocaba en La
isla, Hay mucho que resuena con el titulo anterior: los colores, las
ilustraciones en carboncillo, el formato grande con tapa dura, pero
donde més se encuentran ambos libros es en esa referencia a la res-
ponsabilidad sobre el otro. Si La isla era un libro sobre xenofobia
y cémo somos responsables de las vidas de los demés, The Medi-
terranean arguye que los europeos han de tomar responsabilidad
sobre las guerras, los conflictos y el terror en Africa y el Medio
Oriente. Entre las poquisimas referencias lingiiisticas que vienen
aqui a hacer de anclaje de lo visual, Greder elige algunas para este
elocuente titulo. The Mediterranean subraya la critica a Europa y
sittia el drama en ese mar que fue cuna de intercambios culturales
y mercados y que hoy familias como la de Kurdi intentan cruzar
y mueren en el intento, Greder cuenta una historia que incluye
trfico de armamento y relaciones geopoliticas en las que unos ins-
tigan las guerras de otros, pero al hacerlo con imagenes esa historia
queda dispuesta para otras posibles significaciones. Su estrategia
autoral es astuta: las palabras finales de Leogrande dan una guia
de lectura, pero a la vez conservan esa distancia que supone otro
humano escribiendo. El texto de Leogrande est4 mds bien dirigido
a posibles mediadores de lectura, padres, profesores, bibliotecarios
que tomarian la decisién de cuanto contexto ha de entrar al texto.
Es un texto que confia en ese adulto mediador que regulara y mo-
delaré las dosis posibles de horror que se pueden soportar en los
encuentros entre libros y lectores.
\@ The mediterranean. Sin pagina.
103El término necropolitica surge para nombrar esas formas en
ue el poder produce vidas precarizadas que son expuestas a
e y nombra asf lo que se busca hacer invisible, acciden-
‘os naufragios de los que nadie se hace responsable. Mas que
culpabilizar individuos 0 gobiernos, Greder la carga contra el mar
como un simbolo emblematico de esa inequidad que mata, de esa
necropolitica naturalizada.
Unos meses después de que se publicase este libro-dlbum, la
artista y activista peruana Daniela Ortiz presentaba en Barcelo-
na El ABC de la Europa racista, un libro publicado por Pensaré
Cartoneras en el que subyierte el género de los abecedarios para
nifios haciendo una critica poscolonial al sistema de control mi-
gratorio europeo. Ortiz avanza con una letra por pagina utilizan-
do el collage para superponer imagenes de una nifiez inocente (y
blanca) que se contrasta con uno o dos parrafos de reivindicacién
antirracista por cada letra. En la A, por ejemplo, dice «los mismos
Aviones que usan los turistas euroblancos para ir de vacaciones son
usados para la deportacién de personas migrantes y solicitantes
de Asilo, Durante la expulsién las Autoridades usan extrema vio-
lencia. En los Aeropuertos hay un régimen de Apartheid». Con
la letra M vuelve sobre el mismo significante que elige Greder:
«El Mediterréneo, el Mar donde la clase Media europea disfruta
sus vacaciones, es el mismo Mar donde mas de 50.000 personas
Migrantes han Muerto o desaparecido. El Mediterraneo es la he-
rramienta del sistema de control Migratorio para dar Muerte». Y
en la N habla del «orden colonial global y su Necropolitica». El
libro de Daniela Ortiz ha circulado en el campo del arte contem-
pordneo y del activismo, sin «cruzar esa frontera que le separaria
de otros libros-4lbum utilizados por educadores y mediadores de
lectura para hablar de esos temas dificiles. La necropolitica es qui-
zs el tema mas desafiante, mds esquivo, mds tabti, de aquellos de
los que nos atrevemos a tratar con Ixs nifixs del siglo XXI.
104