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Y MENSAJE PASCUAL Xavier Léon- Dufour RESURRECCION DE JESUS ‘SIGUEME aso RESURRECCION DE JESUS Y MENSAJE PASCUAL XAVIER LEON-DUFOUR BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BIBLICOS 1 Edicién preparada por MARIO SALA y ARACELI HERRERA SEGUNDA EDICION, EDICIONES SiGUEME SALAMANC. 1974 Titulo original: Resurrection de Jésus et message pascal ‘Tradujo: Rafael Silva Costoyas Cubierta y maquetacién: Luis de Horna © Les Editions du Seuil, 1971 © Ediciones Sigueme, 1975 Apartado 332 - Salamanea (Espaia) ISBN: 84-301-05 38-7 Depésito legal: S. 295-1974 Printed in Spain Grificas Ortega, Asaderia, 17 ~ Salamanca 1974 iene CONTENIDO Presentacion a la edicién castellana . Prélogo Introduccién, PRIMERA ETAPA LAS AFIRMACIONES DE LA FE NACIENTE 1. Dios ha resucitado a Jestis de entre los muertos . 2. Jestis, Sefior en la gloria . 3. Cuando habla un testigo . SEGUNDA ETAPA . LOS RELATOS DEL ENCUENTRO CON JESUS EL SENOR 4. Los relatos de la aparicién a Pablo . 5. En el origen de los relatos de apaticién . 6. En el sepulcro de Jesus +e TERCERA ETAPA EL MENSAJE PASCUAL SEGUN LOS EVANGELISTAS 7. EI mensaje pascual segiin san Marcos . 8. El mensaje pascual segtin san Mateo . 9. El mensaje pascual segiin san Lucas 10. El mensaje pascual segin san Juan . Ultima etapa: Hermenéutica 11. Hermenéutica . 19 23 41 67 93 115 135 163 191 203 215 237 265 Apéndices A) Para ayudar a la comunicacién . B) Textos . Bibliografia : Obras generales Trabajos sobre la resurreccién Siglas de obras, revistas y colecciones . Siglas de libros bfblicos Siglas de libros no biblicos Abreviaturas . Vocabulario Indice de materias . Indice de citas biblicas . Indice de citas de libros apécrifos . Indice general . 335 346 363 363 364 371 372 373 374 375 383 389 392 393 PRESENTACION A LA EDICION CASTELLANA No hay duda de que el tema de la resurreccién de Jestis est4 hoy en alza', La obra que presentamos no responde simplemente a una coyuntura alcista. Ni ha sido solamente el prestigio del autor, bien conocido de nuestro publico” y su preparacién para el tema? lo que ha determinado su aparicién en castellano. Cuando un estu- dio especializado salta a Ia calle y acosa al hombre medio que tran- sita por ella en todas direcciones, nos hallamos ante un hecho que reclama explicacién. Este es justamente el caso del libro de Xavier Léon-Dufour, del que en el pais vecino, de otofio a primavera (1971-1972), se agoté una tirada de 10.000 ejemplares. Es verdad que en él la resurreccién de Jestis — un tema viejo como la fe cristiana, central en ella como ningtin otro y delicado como el que m4s— se replantea con absoluta honestidad y se resuelve 1 El mercado biblic i bere ha acusado también el alza. Princi- pales publicaciones rellano: J. GuILLén TorRALBAa, Andstasis: jacia una teologta de la resurreccion, Sevilla 1968; J. I. Gonzhtez Faus, La resurreccién otra vez: Marxsen, Schlier, Kremer: Actuslidad Bibliogréfica (Sel. de Lib.) 7 (1970) 11-49; J. Ateu, Resurreccién de Jestis: Estudios Ecle- sidsticos 45 (1970) 35-51; Ip., La resurreccién de Jestis en los evangelios: Es- tudios Btblicos 30 (1971) 47-75. Traducciones del alemén: H. Scetuter, De la resurveccion de Jesucristo, Bilbao 1970; F. Mussner, La resurreccién de Je- Santander 1971; E. RuckruHy - J. Prammatrer, La resurreccién de Jesucristo, hecho bistéricosallfico 2! foco ae | be Ta Madrid 1973. Condensa- ciones de articulos pul ct, SelTeol 6 (1967) 209-216; 7 (1968) 179-180; 8 8 (1969) 202210; § 9 (310) 119-141; 10 (1971) 238-248 y 299-313; 11 (1972) 234-242. 2 Nos permitimos remitir al lector a nuestra presentacién de la persona- lidad de Léon-Dufour, como exegeta y tedlogo de la Biblia que abre la edicién castellana de su obra Estudios de evangelio, Barcelona 1969, x1-xxvi1. 3 Cf. Ibid., 405-407 el Apéndice bibliogréfico, en el que constan todas sus publicaciones sobre temas biblicos desde 19 1950 a 1967. este dltimo afio y sobre el tema de la resurreccién: Bulletin d’exégese du nouveau testa- ment, 1: sur la résurrection de Jésus: Recherches de Science Religieuse 57 (1969) 583-622; Apparitions du Ressuscité et berméneutique, en La résurrec- tion de Christ et Tewdgose moderne, Paris 1969; Présence de Jésus ressuscité: Etudes 332 (1970) 593-614. 10 Mario Sala con toda la seriedad de que es capaz un creyente que maneja con maestrfa los instrumentos que pone hoy a su alcance la ciencia biblica. Pero lo que, a nuestro juicio, explica el hecho insélito a que hacfamos referencia, es la’pretensién del autor de situarse en el coraz6n mismo de la fe pascual, tal como ella fue vivida y ex- presada por Ja primitiva comunidad cristiana y tal como hoy puede y debe ser revivida por un creyente que, sin renunciar a su propia condicién histérica, sino identificado con ella, quiera expresarse de una forma a la vez actual y coherente con la tradicién viva de la iglesia. Cuando, conducido por una mano maestra y tras haberse adentrado por los vericuetos de un anilisis riguroso y metédico, el lector, en la ultima etapa de su itinerario, alcanza el punto de tira en el que el autor ha pretendido situarle, entonces se aper- cibe de que, detrés y més alla de las paginas de este libro, late Ja apremiante invitacién que, segtin la versién lucana del relato de la «tumba abierta», se hace a las mujeres y, en su persona, a todo creyente: «No busquéis al Viviente entre los muertos» (Le 24, 5). Esa es la palabra: el Viviente. En realidad no se trata aquf de un hombre que vuelve a la vida de este mundo, sino de aquel que, «una vez resucitado de entre Jos muertos, ya no muere més: la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom 6,9). Y sin embargo, ese Viviente no estd ausente del mundo en que vivimos. En unas pdginas densas e inspiradas (véase, més abajo, 322-325) el autor insiste en la repercusién comunitaria de la resurreccién: trascendiendo con su presencia todas las angosturas humanas, el Resucitado contintia viviendo en la comunidad de creyentes. Esa dimensién comunitaria es fundamental en el tratamiento teolégico de Ja resurreccién, al menos dentro de la perspectiva paulina. Lo que san Pablo en la carta a los gélatas afirma a un nivel per- sonal — «ya no soy yo el que vivo, sino que es Cristo el que vive en mf» (2,20)— y que luego expresaré en clave escatolégica escribiendo a los filipenses — «él, con su accién podetosa capaz de subyugarlo todo, transformard ese miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo» (3, 21) — es lo que, saliendo al paso de las objeciones de algunos de Corinto contra la resurrec- cidn, le permite saltar de la resurreccién de Cristo (1 Cor 15, 3-8) a la de los cristianos (1 Cor 15,23). Porque entre ambas, y sir- viendo de puente, hay que colocar la vida de Cristo resucitado, Presentacién a la edicién castellana n de la que la comunidad de Corinto tiene experiencia en su propia vida de justificados por la fe: «Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no sirve: todavia permanecéis en vuestros pecados y, por con- siguiente, los cristianos que murieron también se petdieron» (1 Cor 15, 17-18)‘. Y no estard de mds recordar aqui que Pablo por un lado, y Lucas y el autor de la carta a los hebreos por otro, con términos seménticamente emparentados, aunque con matices dis- tintos, coinciden en expresar la resurteccién de Cristo como una especie de retorno «primicial» al Padre, que leva consigo una participacién solidaria de los que con él constituyen un todo. Para ellos el Resucitado es «primicias (ap-arché) de los que descansan> (1 Cor 15,20), «el que abre brecha (arché-gos) hacia la vida» (Act 3, 15; cf. Act 5, 31; Heb 2, 10; 12, 2). Asf, el Viviente para siempre (Ap 1, 17-18) no vive sdlo para s{. Contintia siendo el hombre para los demés: vive y da la vida. Con frase feliz de resa- bio veterotestamentario lo afirma Pablo: «El primer Addn llegé a ser alma viviente; el ultimo, espiritu que da vida» (1 Cor 15, 45)5, Dejando de lado otros valores de la obra, como son el rigor del andlisis y la insistencia en el valor simbélico del lenguaje °, dentro del horizonte hermenéutico en el que el autor se sitéa, no dudarfamos en sefialar como més significativas las siguientes apor- taciones: 1) Se afirma la necesidad tanto de un lenguaje referen- cial? — el neotestamentario — como de un lenguaje referido — el 4 Cf. S. Lyonnet, La historia de la salvacion en la carta a los romanos, Salamanca 1967, 151-175, sobre todo 166-172. ‘Comparando este pasaje con otros patalelos del mismo Pablo, especial- mente con Rom 1, 34, en el que Pablo probablemente echa mano de una antigua {6rmula cristolégica de fe para expresat esa misma idea, se Mega a la conclusién de que para él la resurreccién hace a Cristo capaz de comunicar algo que en su condicién prepascual de hombre débil (Rom 1, 3) no podia de hecho comunicar: su justicia (Rom 4, 25), su santidad (Rom 1, 4), su pro- Bis Gliacion (Gal 4, 6; Rom 8, 15) y su misma vida (Gal 2, 20; 1 Cot 15, 45; 3,14 6 La prevcupacién por el valor Simbélico del lenguaje biblico es una constante de la obra de ‘Léon-Dufour -. Véase su exposicién, casi dirfamos pro- gramética, en el Vocabulario de teologta biblica, Barcelona 11965, 15-24; cf. Estudios de evangelio, xx1-2001. 7 El lenguaje referencial constituye punto obligado de referencia por el determinar la situacidn relativa de todo otro lenguaje o expresién Sobre Ja fe y hasta qué punto dicho lenguaje o expresién se encuentra dentro de la esfera propia de Ja fe cristiana atestiguada por el nuevo testamento. En otros escritos suyos, inspirandose probablemente en el pensamiento y en la terminologia teolégica, utiliza Ledn-Dufour el concepto y el término de 12 Mario Sala nuestro —. Dicho de otra forma: se afirma la necesidad de un Jenguaje «primicial», el cual, por ser vehiculo de la experiencia ctistiana originaria, es también normativo, y de un «nuevo co- mienzo» del lenguaje, que, sin limitarse a repetir, intente reex- presar lo que la resurreccién de Jestis significa hoy para nosotros, cteyentes, pero sin perder tampoco de vista su condicién de len- guaje refecido. 2) Se afirma la necesidad de un centro focal —el acontecimiento de la resurrecci6n — como presupuesto o condi- cién de posibilidad de todo lenguaje, tanto del referencial como del referido, y de toda interpretacién sobre la resurreccién. Para com- prender dicha afirmacién dentro de sus justos limites, hay que tener presente Ia diferencia que establece el autor entre lo

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