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CULTURA POLITICA Y SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES EN EL BRASIL DEL SIGLO XIX (1846-1881) RICHARD GRAHAM! UNIVERSIDAD DE TEXAS EN AUSTIN CULTURA POLITICA I plicable © inalter a cultura no es una fuerza abstracta armada de una voluntad propia, inex- da sino una experiencia vivida, compleja y cambiante. La cultura politica, es evidente, esta relacionada con la politica, es decir, con el ejercicio del poder: con sus simbolos y rituales; con las creencias, los princi- pios, los valores y las actitudes compartidos; y con los supuestos implicitos so- bre su utiliz acion. Las ideas sobre el papel adecuado de uno mismo y sobre los papeles de los demas modelan las interacciones con la esfera politica. Como sucede con todos los aspectos de la cultura, el cambio es constante y el ejer- “io del poder no es fijo ni unidireccional. Al igual que Sandra Lauderdale Graham, entiendo que la cultura politica se refiere «a un conjunto de nocio- nes compartidas sobre el comportamiento politico, a diferencia de las insti- tuciones formales de gobierno o la configuracién de los partidos politicos». Se trata mas bien de las imposiciones y restricciones impuestas a las for- mas en que se puede expresar k accion politica y por parte de quién» y tam- bién se refiere al modo en que las «aseveraciones (politicas) serén escu- chada y respondidas, es decir, las nociones y expectativas compartidas, 1 En las notas utilizo las abreviaturas siguientes: AGCRJ = Arquivo Geral da Cidade do Rio de Janeiro; AN » Arquivo Nacional, Rio de Janciro; APEB = Arquivo Pablico do Estado da Bahia, Salvador; BA = Bahia; CE « Ceara; Cx. = Caixa; GN « Guarda Nacional; MG = Minas Gerais; MI Ministro do Impeério; MJ = Ministro da Justiga; Pac. = Pacote; PA = Pari; PP = Presidente da Provincia; RGN « Rio Grande do Norte; RJ = Rio de Janeiro (provincia); SE = Sergipe; SP = Sao Paulo (provincia); SPE » Segao do Poder Exeeutivo; SP] = Secao do Poder Judiciirio; VPP Presidente da Provincia 168 RICHARD GRAHAM ‘obre la aunque no necesariamente explicitas ni perfectamente articuladas, se politic forma en que deberia hace . Los intereses de clase y la cultura politica interacttian permanentemente comprender la entre si, ni uno determina al otro nies independiente de él. Pa relacidn entre cultura y sociedad, me inspiro fundamentalmente, por supuesto, en Clifford Geertz, pero también en James C. Scotty las «armas de los débiles». ala particularidad de Estos autores, por su parte, eran especialmente sensible 5 en momentos y lugares especificos que pien- la historia: personas especifica specifi as. Tal y como senalé Geertz: «los problemas, oluciones, al ser humanas, son san y actiian de formas ¢ ales, [pero] su alser existenciales, son unive diversas»*. Esta diversidad exige el andlisis minucioso de nadas -ulo voy acentrar miatencién en el comportamiento de algunos agentes histori I. El periodo que he elegido para mi analisis riores ala independencia. Las décadas anteriores presenciaron modific ituaciones determi- . yen el presente art ros en el Br son los anos del siglo XIX poste- jones profundas de las ideas imperantes sobre la soberania y el individuo en toda Latinoamérica. Los sistemas politicos y judiciales de los tiempos coloniales (como sucedié en casi todas las sociedades del Antiguo Régimen) no se conce- dos en individuos cuyos derechos estuvieran protegi- bian como sistemas b: dos con equidad y que tuvieran movilidad en sus relaciones mutuas, sino como tamentos, gremios y her- rangos, corporaciones, s verticalmente 0 conviviendo unos sistemas basados en ¢: mandades, superpuestos todos unos a otr ‘] individuo tenia multiples identidades y leal- junto a otros horizontalmente'. F tades, sin una tinica que las englobase a todas, salvo la de cristiano (y solo so- meramente, como stibdito de un rey), nunca como ciudadano de una nacion). Todo esto iba a cambiar muy pronto. Como sucedié en todo el mundo occi: X surgié un nuevo concepto de dental, a finales del siglo Xvilly comienzos del X representacién nacional derivado de nuevas concepciones de la sociedad y del lugar del individuo en ella. A comienzos del siglo XIX, la elite urbana de Latino- américa (desde México a Argentina y tanto criollos como europeos) se dejo cautivar por una nueva forma de pensamiento, Sintieron el arrollador impacto confrontaron con nuevas ideas de de la «era de la revolucion» en Europa y niento es similar al de Lynn Hunt, tal y 2 LAUDERDALE GRAHAM (1980), pag. 431. Este plantea como expone CABRERA (2010), pags. 58-64 3 GEERTZ (1973), pag. 363; SCOTT (1985), passim 4 Agrandes rasgos, como las sociedades sobre NIER (1973); obsérvese, no obstante, la critic GUENEE (1985), pags. 221-226. s que hablaba en sus primeras etapas MOUs: hecha por ARRIAZA (1980), Vease tambien CULTURA POLITICA Y¥ SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES... 169 representacién y soberania popular. Toda persona culta —si bien algunos lo rechazaron— sintié la atraccién de un sistema de ideas que emanaba de los centros de poder politico y econémico del mundo, Tal y como lo imaginaron las elites urbanas reformadoras, todos eran ahora ciudadanos. La creacién de una lealtad dominante la nacién, que sustituyera o al menos abarcara las multiples lealtades a corporaciones, se Hevé a cabo de forma gradual, pero habia una iendencia creciente ¢ inequivoca hacia el individualismo y la nacionalidad. Este nuevo paradigma del hombre y de la sociedad informé entonces cémo se debia concebir la practica politica’, La forma en que los individuos se identificaban ante si mismos y ante otros todavia tenia fuertes vestigios de las categorias corporativas anteriores, pero ahora habian sumado una nueva definicién domi- nante de si mismos como ciudadanos. Junto con estos nuevos conceptos, y estrechamente unidos a ellos, habia una nueva manera de conceptualizar la representacion que pasaba a ser individual y no corporativa, general y no par- ticular. Este fue un cambio cultural trascendental. Un cambio como este en la forma de pensar sobre la politica se extendid también a la manera de identificarse con los lugares. Antes, aparte de su perte- nencia a corporaciones, las personas se vinculaban ante todo con su lugar de residencia o de trabajo, o con el lugar en que estaban enterrados sus padres. En ausencia del rey o la reina, solamente conservaron su fuerza emocional los la- zos que unian a las personas con su territorio de origen 0 con su localidad mas inmediata, con su patria’. Pero la independencia politica cambid esta situacién y provocé una batalla para definir los limites de la nacién, una linea en un mapa que separara al «nosotros» del «ellos». Los nuevos Estados jugaron un papel importante, incluso predominante, en la creacion de un sentido de participacién conjunta en una nacién. Bien, el Estado es también un producto cultural construido precisamente para hacer aceptable lo que de otra manera podria ser visto como ilegitimo, en concreto, el someti- Aunque es cierto que el Estado depende de la fuerza us herramientas principales miento de algunos a otro: (que intenta monopolizar), son culturales, es decir, la creaci6n de una visién del mundo, de actitudes ¢ ideas para que se acepte su imperio como natural y apropiado y se conceda a sus agentes autoridad legitima. De esta forma, combina la amenaza de la fuerza con la fragua del consentimiento. Los nuevos Estados lo consiguen, en particular, instituyendo la novisima 5 Estos cambios los analiza de forma brillante GUERRA (19 6 En portugués en el original [N. d.’T] 7 GARAVAGLIA (2003), pag. 137. 92a y 6), 170 RICHARD GRAHAM nacionales. Ademas, al celebrar elecciones, los latinoa- practica de las eleccione: mericanos de elite también lograron definirse como parte del mundo europeo zado a la idea de una ciudadania nacional activa’. y «civilizado», un mundo ent: El Estado del Brasil del siglo XIX fue construido por hombres de un tipo muy particular: destacados terratenientes y propietarios de escl: nes y ranchos de todo el Brasil, donde dominaban la politica rural y toma tado para controlar a los esclavos y a los javos en plantacio- ‘on la iniciativa en la construccion de un Es pobres indisciplinados. Los actores politicos mas importantes en esta sociedad predominantemente agricola eran los patrones rurales, muchos de los cuales también se arrogaron importancia nacional como miembros del Consejo de Ministros y primeros ministros. Y como solian expresar su miedo al conilicto sciente entre quienes par- social, es posible determinar una intencionalidad con ticiparon en la construccién de este Estado en el Bi LAS ELECCIONES EN EL BRASIL il, puesto que son para jones del Br Ahora centro mi atencién en las elec ‘a intereses de la mi los mecanismos de una cultura politica al servicio de los > terrateniente. Lo que sostengo aqui es que el verdadero propésito de las clas elecciones era legitimar y perpetuar la red existente de relaciones sociales me- diante una puesta en escena dramatica. Los rituales publicos podian hacer efec- tivamente visible el orden jerarquico de la sociedad, como si fuera algo natural y completamente aceptable, Esto era atin mas necesario dada la pronunciada movilidad geografica de los trabajadores en | s rurales del Brasil —y el Brasil era predominantemente rural. Al ser analfabetos en su mayoria, la mejor forma de llegar a estas personas era mediante exhibiciones visuales y sonoras. Asi, prestando atencién a estas puestas en escena podremos comprender mejor el importante objetivo de las elecciones. Voy acentrarme en los treinta y cinco afos comprendidos entre 1846, cuan- do el Congreso aprobé la primera ley electoral del pais, y 1881, cuando dicha ¢ ANNINO 8 Entre las obras que se dedican a las implicaciones culturales de las elecciones, vé (1994, 1995a y 19958). 9 Véase CORRIGAN y SAVER (1985), con algunas sugerencias sobre la relacién entre clase, politi cay cultura, Sobre la intenci6n consciente o no de las elites en la creacién de un proyecto cul tural beneficioso para ellas, véase GUERRERO (1997), pig. 580. También conviene consultar JosePit y NUGENT (1994). En cuanto ala identidad de los «agentes politicos incido con MATOS (1987), para quien este grupo estaba jones de café del sureste de Brasil. Otro punto varios articulo: mas importantes» en el Brasil, no c compuesto integramente de duenos de pla de vista diferente lo presenta URICORCHEA (1978). CULTURA POLITICA ¥ SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES... 171 ley fue modificada drasticamente". En este periodo, un gran numero de perso- na s participé en el proceso de eleccion de diputados al Congreso y otros digna- tarios. Mas de la mitad de todos los varones libres de 21 aitos o mas aparecie- ron en las listas de votantes registrados, y las elecciones bien podian ocupar la atencién de las comunidades locales todos los aitos. La elaboracién de la lista de votantes registrados, que solia ser un asunto interminable en si, se realizaba todos los meses de enero. Cada dos anos, los votantes elegian a los asamblei tas provinciales. Cada cuatro anos, los votantes elegian a los consejeros muni- cipales, a los jueces de paz y a los electores que, un mes después, se encarga- ban de designar a los diputados del Congreso Nacional. Pero votaban si el emperador sustituia un ministerio, lo que suponia la disolucién del Congreso. ‘También se votaba si un diputado moria, renunciaba al cargo, se convertia en senador vitalicio, aceptaba un puesto en el Consejo de Ministros o, simplemen- te, decidia representar a un distrito diferente donde también lo habian elegido. Las elecciones podian ser disputadas y anuladas, lo que suponia la celebracion de otras nuevas. Las elecciones . tan repetidas, se convirtieron en una preocu- pacion permanente de la vida local y muy pocos conseguian mantenerse al margen de elas", Mi informacién proviene fundamentalmente de lo s registros de los proce- sos electorales a escala local, materiales manuscritos preparados entre una poblacién rural 0 semirrural predominantemente analfabeta y caracterizada por la cultura oral. Ya se ha publicado mucho sobre la cultura politica en las _ como, por ejemplo, para el Brasil: Gladys Ribeiro, que ha escrito so- bre la ereacién de la identidad nacional; Andrew Kirkendall, que ha estudiado ciudade: alos alumnos de las facultades de Der ho donde se formaba la elite politica; y Liicia Bastos, sobre visiones opuestas de la nacionalidad”. En el campo, sin embargo, los historiadores no pueden recurrir a articulos de periddico, panfletos politicos 0 debates del Congreso, sino que deben bus- car en otros lugares pistas que les conduzcan hacia la cultura politica. Tan tarde como en 1872, solo el 21 por 100 de la poblacién de hombres libres de todo el pais estaba alfabetizado, y en las regiones rurales esta proporcién habra jclante «Ley 1846», Antes de esta ciones se Hevaban a cabo siguiendo 10. Brasit. (6. /£.), Ley 387 de 19 de agosto de 1846, de aqui en ley, que fue extensamente debati instrucciones ad hoc del Gobierno, GRAHAM (1997), pags. 147-150. 12, RIBEIRO pigs. 27-57; KIRKENDALL (200 a la referencia a SALATO (1998). en el Congreso, las ele ; Neves (1994), Para la América espafola, es: 172 RICHARD GRAHAM 1 fue creada, perpetuada sido mucho menor", En este entorno, la cultura politi de rituales elaborados —puestas en escena dramatica y transmitida a tra de hecho— que revestian las elecciones. A través de este tipo de actos publi- ativas comunes cos, los votantes crearon un lenguaje compartido y unas expec respecto a la politica. La votacion estaba abierta, en un sentido, a casi todos los varones adultos libres, aunque por otro, estaba cerrada a aquellos que no res paldaban al patron local. El requisito de propiedad para votar era muy bajo y atin se redujo mas con los efectos de la inflacién. No habia requisitos de raza ni de alfabetizacién pa los esclavos y algunas otras que no podian votar, participaban hasta cierto grado en el proceso y a votar, ¢ incluso las mujer categoria iones movilizaban cl interés de casi todas las perso- iudades del interior del pais. Por eso, voy s ele eran sus testigos. La nas de todos los pueblos y pequeii pues tica, las elecciones tenian su elenco de actores con papeles propios 9, coro, vestuario, guion, personal y ptiblico. Vamos a exa- s en escena. Como cualquier obra drama- acentrar mi atencidn en e: s, un escena- rio adecuado, atrez: minar cada uno de estos elementos por separado. EL ELENCO El proceso de registro de los votantes (el primer acto de la obra electoral) tenia lugar ante la Junta de Calificacion, presidida por el Juez de Paz local" ipuntaban en una lista y se borraban los Los nombres de los nuevos votante: de los votantes que habian muerto 0 se habian mudado. Los pasos para la defi- nicién de los votantes evocan el lenguaje de la jerarquia social. El requisito le- gal para votar era que los votantes fueran hombres libres 0 libertos de 25 aitos tenian entre 21 y 25 anos o mas. Sin embargo, también podian vota ban casados, 0 eran oficiales del Ejército, sacerdotes (pero no frailes) 0 licen- ciados en Derecho 0 doctores. Por otro lado, los hombres de iis pero solteros y todavia viviendo con su padre, no podian votar, a no ser que fueran funcionarios publicos. Y por supuesto, las mujeres y los esclavos tampoco te- nian derecho al voto, También estaban excluidos los empleados domésticos, pero no los contadores, los cajeros de casas de negocios, los gerentes de planta- ciones 0 fabricas ni los empleados de la corte imper determinado"®. Por tiltimo, se requerian unos ingreso por encima de un rango superiores a 200 reales -1876), Imperio do Brazil, Quadros Gerais ESTATISTICA (1873 13. BRASIL, DIRETORIA GERAL DE led. Aqui y en lo siguiente, “4 15 Brasti (1824), art. 92. , publicado por primera vez en 18% me baso en SOUZA (19 CULTURA POLITICA ¥ SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES.. 173 anuales, lo que era un umbral bastante bajo (si incluia los ingresos provenien- tes de cualquier fuente, como reclamaba la mayoria). Segiin un informe de la cada de 1880 sobre los 0s de los trabajadores libres en plantaciones de -afé, podemos concluir que uno de estos trabajadores podia ganar la cantidad dé exigida en solo 100 dias. Incluso los empleados domésticos, de no haber queda do excluide s por otras disposiciones de la ley, podian ganar lo suficiente para poder votar, al menos en el caso de algunos empleos con especial demanda, como cocineros o amas de cria'’, Como voy a mostrar mas adelante, es impor- tante observar que no era necesario saber leer y escribir para votar. Para demostrar su capacitacién como votante, en caso de que fuera disputada, aquel podia presentar tres testigos y si alguien objetaba la in- clusién de un votante a la lista, se amaba a otros tres, «probos e fidedig- nos», para justificar dicha exelusién". Asi pues, incluso se ificaba a los testigos. Aunque al final acababan votando casi todos los clientes de los poderosos, el vocabulario del procedimiento de registro venia a significar que la seleccidn del elenco del espectaculo electoral subrayaba ya en sila |. Era una oportunidad extraordinaria para elaborar y confirmar de forma publica los pormenores de las catego- importancia de la posicion soci: rias sociales, con todos sus miltiples matices. Para que la comisién de registro dejara fuera alos empleados domésticos pero no a los contadores ni a los cajeros de casas de negocio ni a los gerentes de plantaciones 0 fa- bricas, tenia que tratar abiertamente la ocupacién, la residencia, la edad y en resumen: la posicién social. Entre los hombres de 21 a 25 dos, oficiales del Ejérci- su vez, entre los religiosos la comi- sion distinguia entre el clero secular y cualquier religioso «que vive em los ingresos ahos, la comisién tomaba nota especial de los ca to, abogados, doctores y sacerdotes. A comunidade claustral», porque estos ultimos prestaban voto formal de obediencia y no se los podia considerar lo bastante independientes para votar™. En cada ca so podia hacerse un examen ptiblico del rango social. ZEl posible votante vivia en casa de sus padres? En tal caso, zestaba casa- do? ¢Cuantos anos tenia? ¢Cudles eran sus ingresos y de dénde procedian? ‘Todas estas preguntas servian para separar a unos de otros y sacaban a la luz incluso las diferencias mas sutiles. A partir de 1875, el votante 16 LAERNE (1885), 04; LAUDERDALE GRAHAM (1992), pags. 17 Recurso de Qualificago, 1860, Franciseo Antonio Feiteiro recorrente, Conselho Muni Recurso da Cx. 11.880. 18 Ley 1846, ipal de ila de Cagapava [Rio Grande do Sul] recorrido, AN, SPJ, Apelagao, nim. 1242, art. 18, ine. 4. 174 RICHARD GRAHAM tenia que documentar su ascendencia, obligando a algunos a admitir su origen ilegitimo'’. Cuando Hegaba el momento de las clecciones en si, todo empezaba de nue- dente de la Mesa Parroquial, habitualmente el Juez de votantes recogidos en Ia lista vo. El primer dia, el pres Paz (otra vez), leia en voz alta los nombre elaborada previamente por la Junta de Calificacién. Al oir su nombre, cada vo- tante daba un paso al frente boleta en mano. Pero... gera realmente la misma ista? Seguin la ley, el primer deber de la de los persona cuyo nombre aparecia en la Mesa Parroquial consistia en establecer | de duda o disputa, la comisién llamaba a testigos, papel este que podian desem- -rdote de la parroquia 0 ciudadanos a los que identidad de los votantes, En caso penar el propio Juez de Paz, el sac la comisi6n considerara «cidadaos [...] abonados»"”. Como todos los miembros de la comisién debian acordar de forma unanime la validez de los testigos, sobre quién podia testificar, De esta $0 hacian distinciones colectivas inclu forma se decidia el elenco. LOS PAPELES Cuando el Juez de Paz entraba, con paso firme y decidido, en la iglesia del pueblo la mafana del primer dia de las elecciones y tomaba asiento «no topo da mesa>*! con dos miembros de la comision a cada lado, nadie podia poner en duda su autoridad. Como dueno de una plantacion de café 0 azticar, ganadero o titular de otras propiedades, el Juez de Paz tenia otras fuentes adicionales de autori- dad. Doce de los diecisiete jueces de la municipalidad azucarera de Escada en la s de diecinueve ingenios de azticar™. provincia de Pernambuco eran propietario 1 mostraba y reafirmaba el De esta manera, la posicidn de presidente de la me: correcto orden social y los demas actores conocian bien las deferencias adecua- respectivos papeles. La naturaleza jerarquica de la sociedad, interpre- sentaba ahora de forma visual dasa su tada y presenciada repetidamente, se repr El derecho al voto no estaba restringido a quien pudiera leer y es alfabetizacién si separaba claramente a los pocos que Hlevaban a cabo las eleccio- nes de los muchos que se limitaban a votar. Como se ha sefialado antes, solo una yen muchos luga- bir, pero la a quinta parte de los hombres adultos libres sabia leer y escribir 19 BRasiL (s. /£), Decreto mim. 2675, 20 de octubre de 1875, 20. Ley 1846, art. 46, ine. 1. 21 Acta da Mesa Parochial [sicl, Freguesia de S, Sebastiao dos Aflitos, Uba, 7 de septiembre de 1860, cépia anexa em PP-MG para MI, Ouro Preto, 19 de octubre de 1860, AN, SPE, LJ"482. 22 EISENBERG (197-1978), pag. 13: CULTURA POLITICA Y SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES... 175 res este porcentaje era todavia mas bajo”. Todos los que formaban parte de las Juntas de Calificacion o de las Mesas Parroquiales desempenaban funciones para sario saber leer y escribir. E] Juez de Paz abria la obra leyendo alta e inteligivel> los dos primeros capitulos de la ley electoral, unas seis las que era nece «em VO paginas impresas, haciendo asi accesible a todos el guion escrito, Después, una vez finalizada la votaci6n, se abrian una a una las boletas. En cada una habia varios nombr sy un miembro de la Mesa leia «cada uma das listas recebidas [enquanto] outros membros |...] da Mesa [...] irao escrevendo os nomes votados> Las posi- an enviar por escrito”, ya que en esta cultura forense los actos solo cobraban validez al quedar anotados”. Quienes obre las acciones de la Mesa se debi bles quejas 5 podian desempenar esa habilidad esotérica gozaban de una enorme ventaja. Se sancionaba con duras multas el romper el libro donde el s retario registraba las actas y en una ciudad hubo incluso «um pequeno tumulto durante o qual foi arre- batado o livro das atas»”*, En esta cultura esencialmente oral, la palabra escrita y s tenian una calidad casi magica y el ‘is de la escritura. Conceder el derecho al voto a ‘antizaba que pudieran interpretar un pequefio papel 1 donde los letrados y los hombres Jos libros donde se anotaban los actos legale proceso electoral era la apoteo analfabetos y a libertos ga en una obra dramiati libres de nacimiento —con derecho a ser elegidos— exhibian su superioridad. La ley especificaba que durante la organizacién de la Mesa Parroquial debia existir una baranda u otra division adecuada entre la mesa de la comisién y los votante! embargo, se quitaba la baranda, para que los alli reunidos pudieran «rodear e examinar os [...] trabalhos [da] me reunidos. Cuando la comisién ya se habia constituido debidamente, sin »™, Después de trazar nitidamente la divi- sidn de los papeles que iban a ser interpretados, los votantes corrientes legitima- ban el proceso con su presencia y st testimonio, aunque de forma inconsciente EL ESCENARIO e des Laiglesia parroquial era el lugar donde ‘arrollaba la accién de la Junta de Calificacion y de la Mesa Parroquial, para seguir refrendando la representacion 2%, Este porcentaje se calcula utilizando como base la poblacién libre de 6 anos o mas, BRASIL, DIRETORIA GERAL DE ESTATISTICA (1873-1876). 24 Ley 1846, art. 43. 25 Ley 1846, art. 54 26 Ley 1846, art 27 Cf LAUDERDALE GRAIAM (2007), pags. 617-618, PP-RGN para MJ, Natal, 24 de septiembre de 1860, AN, SPE, [J°43. Ley 1846, art. 44 176 RICHARD GRAHAM humana y vincular esta estratificacién social con un orden sagrado escalonado y ascendente que alcanzaba hasta el propio Dios. Antes del primer dia de las elee- una lista de votantes cualificados. Las ciones, se publicaba «a vista de todos elecciones comenzaban en domingo, cuando solo trabajaban unos pocos, aunque debian durar al menos dos dias y a menudo se extendian durante varios més. Ademés de ser un lugar central y bien conocido, la iglesia era un sitio evocador de simbolos de autoridad y visibles grados de privilegio. Las elecciones se Hevaban a francas» y solo durante las horas de dia abertas e f cabo en la iglesia «de porta entre las 09:00 h de la manana y la puesta del sol", Como espectaculo tenia que ser visto. sicion interna el esta- Ademas, algunas 08 Las iglesias mostraban incluso a través de su dis tus correspondiente a cada uno de los diferentes sa en- los dignata salas tenian mayor importancia simbélica que otras cargados de las elecciones se reunian «no corpo da igreja>" y no en una sala independiente o privada, y los grupos rivales se disputaban el control de ese s débil tuvo que terminar con- suelo sagrado, En una ocasién, una faccién ma ‘al donde Ilev6 a cabo un acto en paralelo al formandose con una capilla late! que se estaba realizando en la nave. Los resultados finales de las elecciones entonces se clavaban en la puerta de la iglesia. Para traer a esta larga ceremo- nia a un fin apropiadamente festivo y observado por muchos, las boletas se quemaban en una pequefia hoguera en la escalinata de la iglesia, algo que, sin duda, atraia la viva atencién no solo de los participantes en el proceso, sino también de mujeres, nifos, jovenes, esclavos y cualquier otra persona exelui- da del acto principal". La iglesia servia de escenario para esta puesta en es- cena tan importante. LOS ATREZOS La ley exigia que los Ayuntamientos «aprontarem mesa, assentos, pape io for para se efetuar com toda a dignidade este tinta [...] eo mais que neces solene ato»*!. Un Juez de Paz denuncié que no habia recibido el «papel pautado 30. Ley 1846, art, 21. 31 Ata de recolhimento, numeragao das apu freguesia, N. S. do Livramento das Minas do Rio d 1 32 Ley 1846, art. 42. 33. Ata da Mesa Paroquial, Freguesia de S. Sebastido dos Aflitos, UI em PP-MG para MI, Ouro Preto, 19 de octubre de 1860, AN, SPE, 1JJ’482; Ley 1846, art, 21 34 Ley 1846, art. 58, ‘ao dos votos, ¢ reuniao de E ores desta las Contas, 26 de febrero de 18: sl 9 de septiembre de 1860, CULTURA POLITICA Y SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES.. 177 ] e os mais objetos precisos |...], nem cadeiras vieram»”. El escenario no era un espacio vacio. Era esencial contar con una urna. Cuando las votaciones se suspendian cada dia de las elecciones al caer el sol, se cerraba la ranura de la urna con cera fundida que se estampaba con el sello del Juez de Paz. A continuacién, la urna —que solia estar decorada con motivos en plata— se guardaba ceremoniosa- mente en un cofre forrado con planchas de hierro. La caja y el cofre tenian tres cerrojos y tres personas diferentes guardaban cada Have. Luego, el cofre se mbolo de su pureza y se guardaba «no lugar ostensivo da matriz» que quedaba abierto durante toda la noche”. A la mafiana ataba con una cinta blanca como s siguiente, los espectadores contemplaban cémo los dignatarios desataban la cinta con cuidado, giraban las tres llaves a la vista de todos y sacaban la urna del cofre, para que todos pudieran ver como se rompia el sello con toda solem- nidad. La urna era el atrezo mas importante de las elecciones, y el presidente de una comisién presenté una airada queja por no haber recibido a su debido tiempo el «cofre de trés chaves»” EL CORO Un amplio elenco garantizaba el caracter festivo de las elecciones. Por su- puesto, los protagonistas principales de la obra eran los miembros de la Junta de Calificacion y de la Mesa Electoral, pero habia otras personas que interpre- s, el sacerdote de la parroquia. Cada uno de los procedimientos electorales iba acompanado de actos religiosos. Cuando secundarios, entre ell: taban papele: el presidente de la Mesa Electoral habia abierto la ceremonia, pero antes de empezar la votacion, «fez 0 Reverendissimo paroco um discurso andlogo do ato celebrado a mis cleitoral, tendo depois sa», Incienso, campanas y toda la so- lemnidad propia de un ritual sagrado acompaiaban la puesta en escena, no Juiz de Paz da Preguesia de S. José para presidente da Camara Municipal, Rio de Janeiro, encro de 1849, AGCRJ , 61-4-14, fol. 108. 36 Presidente da Mesa Eleitoral de Engenho Velho para el presidente da Camara Municipal, Rio de Janeiro, 31 de julio de 1849, AGCR], 61-4-14, fol. 120; Atas da Mesa Eleitoral da Vila Nova do Principe e Sant’Ana de Caeteté, 15 de enero de 1858, ¢ Mesa Paroquial de Vitoria en PP-BA, sria, 14 de septiembre de 1860, ambos en AN, SPE, UJ'25; Atas da Mesa Paroquial de Pirassinunga, 7 de septiembre de 1872, copia recogida en PP-SP para MI, 25 de septiembre de 1872, AN, SPE, 1J)°30; Ley 1846, art. 61 37. Presidente da Mesa Eleitoral de Engenho Velho para el presidente da C de Janeiro, 31 de julio de 1849, AGCRJ , 61-4-14, fol. 120. 38 Atada Mesa Paroquial de Pirassinunga, Sao Paulo, 7 de PP-SP en MI, 25 de septiembre de 1872, AN, SPE, 1JJ°30. ‘amara Municipal, Rio eptiembre de 1872, copia recogida en 178 RICHARD GRAHAM menos teatral, de las elecciones. Una vez terminada la votacién, se convocaba a los electores elegidos a la iglesia, donde recibian sus credenciales y escucha- s elec: El ban un solemne tedeum*. La puesta en escena de estos ritos durante ‘ado de la obra dramiatica civil. ciones subrayaba atin mas el cardcter sagr sacerdote interpretaba un papel central en el drama y, aunque no era el prota- gonista, tenia mucho que hacer durante las elecciones. por oficiales y subalternos de la Guardia Las elecciones eran observadi Nacional, una organizacion de cardcter marcadamente jerarquico. No solo ha- iacion entre hombres de fila y oficiales, sino que también habia di- ada separa: bia diferenc ferentes rangos entre los oficiales, al tiempo que existia una mar iales y los de caballeria, que aportaban sus cién entre el grueso de los ofic . Estos ordenes de privilegio hablaban abiertamente de propios caballos y sillas posicién social, en cuanto los oficiales venian de las «classes abastadas»". El ses para ser nombrados y, habitualmente, nacimiento legitimo era una de las bas Un presidente provincial los oficiales eran propictarios de tierra y esclavos justificaba su eleccién de un coronel de la Guardia Nacional por ser «o cidadao mais rico e mais ilustrado do distrito»"', En otra provincia, cl oficial fue elegido porque «independente da fortuna do pai, que é um dos mais abastados proprie- tarios na provincia, possui ele fortuna propria». Idados ordinarios de la Guardia Nacional eran de otro tipo. En las fi- todo tipo de varones libres de la edad adecuada, mien- sanos, tenderos 0 pes- Los las se podia encontrar tras que se consideraba indecoroso que taberneros, arte caderos fueran nombrados oficiales. Estos hombres eran descritos como e homens do roteamento de terras», como «feitores das iadores de [...] tropas» o como «homens de cor»". Ellos «artistas, opererario: fai eran quienes recibian la presencia de la Guardia Nacional el dia de las ele del orden, pero al acudir al lugar de las elecciones y al ser Iamados, despacha- endas [de café], arr 6rdenes de los oficiales. El motivo ostensible para la jones era el mantenimiento dos y al saludarse unos a otros, estos civiles que tenian otras ocupaciones habi- i6n publica y palpable a las relaciones de superiori- rontactos cotidianos. tuales daban ahora expres dad e inferioridad que subyacian a esos 39 Ley 1846, arts. 57, 58. 40 CARVALHO (1870), pig. 45. 41 PP-BA para MI, Salvador, 6 de agosto de 1849, AN, SPE, IJ 42. PP-SE para MJ, Sergipe, 3 de septiembre de 1851, AN, Secao de Arquivos Particulares, Cx. 83, Pac. 2. 43 Comandante Superior da GN para VPP-RJ, [Niteroi], 21 de abril de 1866, y Coronel Chefe para VPP-RIJ, Valenca, I de septiembre de 1839, ambos citados en URICOECHEA (1978), pags. 186 y 20 ; CARVALHO (1870), p CULTURA POLITICA Y SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES.. 179 Una de las principales responsabilidades de la Guardia durante las eleceio- rna, tomando turnos a lo largo de toda la noche'*, Elcambio nes era vigilar lav 1, cuando una unidad sustituia a otra, era un evento ceremonioso por de guard derecho propio, presumiblemente Ilevado a cabo a la luz titilante de las antor- 1s lamparas de aceite de ballena. Con unas puestas en eg chas, las velas 0 la ena ipantes no solo confirmaban la honestidad del proce- tan elaboradas, los part i dimiento, sino que también interpretaban de forma visible papeles distintivos segtin su posicidn social EL VESTUARIO Como en toda obra teatral cuidadosamente planeada y presentada, el ves- tuario hacia patente el papel de cada personaje. Presidiendo los actos electora- z.de Paz, con su fajin de oficio da largura de um palmo», con una banda amarilla entre dos verdes y que se les en el interior de la iglesia se encontraba el Jue: ‘ecto des ee a cendo para o lado esquerdo»", Se le distinguia de la Mesa Electoral. Aunque era la figura de rango mas bajo dentro de la jerarquia judicial nacional, a nivel local claramente de todos los demas miembro: casi siempre era el representante de mayor rango de ese sistema. El de las ele rdote, que se encarga de oficiar las ceremonias de apertura y cierre ciones, vestia los habitos propios de la liturgia. Un sacerdote «tendo ac celebrado a missa conventual [...] veio 4 sua casa para mudar suas vestes» 1", Pero antes nadie lo hubiera confundido con un antes de regresar a la igle votante ordinario. ales de la Guardia Nacional vestian ricos uniformes que adquirian Los off por sus propios medios. El uniforme de un oficial de caballeria incluia pantalo- nes verdes con bandas rojas a lo largo de la pernera, una chaqueta roja entalla- da de cola corta, una banda blanca cruzada en diagonal sobre el pecho donde colgaba sus medallas y un cinturén de cuero negro del que colgaba una vaina blanca con una espada con empunadura de oro. Ademas, vestia brillantes botas negras y una gorra negra de visera con ribete dorado y una pluma roja, La figu- ra era imponente, elegante, circunspecta e inaleanzable, y transmitia de forma 44° Ley 1846, art, 61 15 BRASIL (s. / £), Decreto de 14 de junio de 1831, arts. 2 y 3, 16. Vigario para PP-BA, Canaviciras, 18 de enero de 1858, APEB, Presidéncia, Religiao, Vigarios, 1850-58, M.5215. 180 RICHARD GRAHAM inequivoca autoridad y superioridad. Encumbrado con este ves tuario, estaba muy lejos de ser un individuo comin’. Incluso los votantes tenian vestuario. Un antiguo juez recordaba que los votantes eran como soldados Ilamados a fila que no solo «tinham o directo a etapa que se Ihes fornecia com toda a largueza», sino que también tenian el derecho a «todo 0 fardamento ou pelo menos a uma certa porgao del porque [...] nem todos podendo se apresentar em forma de um modo suficentemente decente, tornava-se necessario que da caixa saisse o prego de uma roupa mais ou menos apresentavel, e muito mais ainda de um bom par de sapatos»", En una ocasién, cuando un cochero esclavo Hegé a un lugar de votacién con zapa- tos, la multitud dedujo que lo habian traido como falso votante, porque ningtin esclavo llevaba zapatos", Esto es: si llevabas zapatos, podias votar, y a través de su vestimenta, los votantes reclamaban una posicion superior a la de quienes no podian votar. EL GUION Las elecciones estaban detalladamente guioniz darse variaciones locales. Después de oir pronunci: adas en la ley, pero solian ar su nombre y de que fuera reconocido su derecho al voto, cada votante depositaba una lista de nombre sen la urna. Lo hacia de manera publica porque, como explicé un comentarista, solo se hacen en secreto las cosas de las que uno se avergiienza hacer en publi- co™', Después de llamar a todos los votantes regi strados —se hacia por triplic do—, la comision abria la urna y verificaba que no habia mas boletas que los votantes presentes que habian votado. Luego, abria cada boleta, proceso que iba acompaiado por nuevos debates sobre cualificaciones —y, con ello, sobre rango social, 2E1 candidato para elector tenia el doble de los ingresos exigidos a los votantes? ¢Era por casualidad un liberto, lo que lo convertia en no elegi- ble? Los votantes debian indicar las ocupaciones de cada candidato en la bole- ta, para identificar de forma inequivoca a la persona deseada; pero este requisi to también denotaba que los elegidos debian tener ocupaciones reconocidas. Esta informacién servia para localizar a la persona en el pai aje social y demos- 47 Uniformes dos ofic is aos comandos superiores da res, Codice 112, vol. 7, fol. L. juarda al do Império, AN, Si 49° Juiz de Paz par MI, Rio de Janei Parochial da Fi guesia de Sant’Anni 31 de diciembre de 1860, anexado a las Actas da Meza 30 de diciembre de 1860-20 de enero de 1861, AGCRJ CULTURA POLITICA Y SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES.. 18] trar que pertenccia a é A medida que un miembro de la comisién iba leyendo ja informacion que acompanaba a cada nombre, es de imaginar los comenta- rios, los susurros, los insultos abiertos 0 las preguntas impertinentes que reco- rrerian por la multitud reunida No se habia identificado erréneamente a un aparcero como hacendado 0 viceversa? Luego seguia el recuento piblico de los votos recibidos, un proceso largo y elaborado. Al final, los nombres de los candidatos se anunc jaban uno a uno en voz alta, junto con el mimero total de votos recibido: yan. El secretario copiaba esta in por muy pocos que fue- formacidn en un libro especial que custodiaba é1, mientras que en la puerta de la iglesia se colgaba una copia. En caso de empate, se celebraba una ceremonia independiente que se anun- iba veinticuatro horas por adel Como se ha descr ce antado y «feito com a maior publicidade»™, 4 localidad, el secretario, con dos hojas de papel exactamente iguales, escribia publicamente los nombres de los dos candidatos en cuestion y doblaba con cuidado los papeles en dos. Luego, estas hojas se metian ceremoniosamente en un tarro para que un nifio de menos de siete aiios (ay, por tanto, libre de cualquier malicia?) sacara el nombre del ganador™. ito para u EL PERSONAL DE ESCENA Muchos de lo que no podian votar desempenaban, no obstante, un papel tras los bastidores. Antes del estreno, mujeres y esclavos habian cosido a mano Jos uniformes y las vestimentas que ahora, Javaban y planchaban. Antes de las abros y fregaban el suelo de la iglesia con un También aqui se hacian distinciones: unos se ocupaban dela yestimenta, mientras que a otros solo se les permitia fregar. Durante los actos, estas mismas pe cantidad de comida que los elecciones, brunian los ¢ nd cuidado exquisito. 7 onas e encargaban de cocinar una gran andidatos ofrecian a los votantes reunidos en la plaza a la espera de su turno para votar —a veces, durante varios dias. También prepa- raban algo mas refinado para los miembros de la Mesa Parroquial que podian irse a su casa «para tomar algum alimento» antes de reanudar sus deberes o dejar de trabajar «as duas horas da tarde [...] afim de irem jantar», Habia que hacer ho- queras y alimentarlas con madera cortada probablemente por esclavos. Los que 51 Ley 1846, art. 115. {Acta da Mesa Eleitoral da Freguesia de Inhatimal, Rio de Janeiro, 9 de noviembre de 1852, AGCRJ, 61-4-14, fol. 133. Vigario para PP-BA, Canaviciras, 18jan, 1858, APEB, Presidéncia, Religiao, Vigarios, M.5215; Acta da Mesa Paroquial, Fre a de S. Sebastiao dos Aflitos, Uba, in PP-MG para MI, Ouro Preto, 19 de octubre de 1860, AN, SPE, LIJ482. nei 182. RICHARD GRAHAM parte det a esta actividad podian sentirse como una vali¢ participaban en tod sJes que si bien revelaban su esta. proceso, Mujeres y esclavos desempenaban pape tus social relativamente bajo, les permitian exhibir en puiblico sus talentos. EL PUBLICO s, presenciadas por un n insistentemente publica ‘sentaciones er {ante improbable que en una pequena localidad hubiera +s, Como recordaba Las repr . Es ba gran niime alguien que no supiera que se estaban celebrando eleccione un observador, «naquele tempo, uma eleigao era |[...] muita gente, muita la campaia, los grupos rivales proclamaban sus lealta. animagao»”, Durante s e foguetes [dando] des, «percorrendo a noite as ruas desta Vila com musi vivas aS. M., o Imperador, a Religiao, ¢ a pessoas pa afeicoes de cada grupo». En 1860, el presidente provincial de Ceara tuvo que |, es- ulares segundo as emitir ordenes que prohibian «reunides populares [durante las elecciones e dao nome de ‘samba’»". Si habia que pecialmente aquela a que vulgarmente prohibir este tipo de festejos, significa que eran habituales. Quien estaba en el puiblico? Para empezar, los actore: principales interpreta- ipar y verse reflejados en la posicion de los aban ban sus papeles ante el resto. Al part Parroquial se podian convencer de que es amente igual a demas, los miembros de la Mesa verdaderamente capacitados para mandar. En una posicién practi la suya estaban los oficiales de la Guardia Nacional y el sacerdote. A continuacion s votantes, grupo que incluia a los que podian convertirse en candidatos, 5) que podian votar, pero no eran elegi- estaban | aelectores y a otr bles. Por tiltimo, estaban los esclavos, las mujer aunque no tenian derecho al voto si podian participar y presenciar estos actos gun: (libertos y analfabeto los nifios y los jovenes que incluso muchos de ellos trabajaban como personal de escena. Sin duda a todos seguirian hablando durante muchos dias de lo que habian visto y oido. SIGNIFICADO Y PROPOSITO ¢Por qué era necesario todo esto? A mi modo Pero podemos preguntarno de ver, un motivo principal estaba relacionado con la movilidad geogratfica de la 54 REZENDE (1944), pag. 124. 55. Delegado para PP-PA, Breves, 27 de julio de 1860, copia anexa en PP-PA en MJ, Belém, 1 de agosto de 1860, AN, SPE, IJJ°43. 56. PP-CE, circular aos delegados e subdelegados da provincia, anexo en PP-CE para MJ, 13 de agosto de 1860, AN, SPE, 1}J°43. CULTURA POLITICA ¥ SOCIEDAD: EL DRAMA DE LAS ELECCIONES.. 183 poblacién, Habi que ensenar a los recié n Hlegados a un distrito rural quiénes Hevaban las riendas y siempre habfa muchos recién egados. La amplia dispo- forma segura y perma- la de forma permanente, favore- nibilidad de tierra ociosa que no se podia reclamar de nente y que, por tanto, no merecia ser mejorad cia la movilidad entre los trabajadore agricolas. Como no tenia sentido hacer mejoras, lo mejor era moverse a tierras virgenes. Los terratenient ban que los «agregado denuncia- sus patrones io», Cifras de censo indican que hasta un 40 por 100 de la poblacién total de algunas parroquias habia nacido en otro I > incluye a ninos y jovenes que con mas probabilidad rroquia en que habian nacido”. » tenian la costumbre de abandonar a «sem dar a menor satisficag: lugar, in- cluso si s | vivian en la pa- Por ello, la representacion dramatic tenia que repetir una y otra vez, porque el piblico en general al que iba dirigida se trasladaba muy frecuente. proporcionaban a los ion que les correspondia. Y el mismo analfabetismo de la mayoria hacia que una interpretacién dramética (en la que todos ellos tenian un pequeno papel), fuera mas atin e dio de in mente de un lugar a otro. Los hacendados y los notables recién legados una lec ion visual sobre la pos sencial como me- struccion. Al participar, se podian sentir involucrados e incluso valorados y recompensados”, n el proceso, Cualquier ritual que representara y enfatizara la piramide del poder local servia en pro de los que estaban en su cumbre. dramatizacion en si servia primacia de los poderosos locales debia mani- festarse de forma clara ¢ incuestionable para contrarrestar que el para legitimar su autoridad. | movimiento geografico tendiera a debilitar la debida deferencia o permitiera que algunos eseaparan de su influenc . Una parte importante de la accién politica no tenia otro propésito que este: para cumplir ‘on la importante tarea de poner en orden los papeles sociales, cuanto mas visible fuera la interpretacion y mas numeroso el puiblico, mejor. Cada vez que se repetia este ejercicio, la posicién de cada individuo se ma- terializaba y se ponia de manifiesto a través de la accién en el enario y tras los bastidores, por el vestuario y por el papel distintivo de cada a ctor. Las mis- smo papel ni ocupaban el mismo lugar en la jerarquia —habia cierta movilidad social—, pero si se afirmaba de mas personas no desempefaban siempre el m Citado en EISENBERG (1974), pig. 184 GRAHAM (1997), pags. 57-58. Sobre Ja movilidad geografica de la poblacion, véase también MESQUITA (1977). 59 Aqui y en lo que sigue, siggo las observaciones de ISAAC (1982), pags. 184 RICHARD GRAHAM forma constante y repetida que habia niveles y que asi era como debia ser, De amente porque habia movilidad social se de- a dramatizacion recu- hecho, se podria decir que pre bia insistir en la nocién del rango social e incluirla en e rrente, Para comprender esta expresion cultural, el historiador debe conside- rar la sociedad afectada, pero también es cierto que conocemos mejor una sociedad al examinar su cultura politica.

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