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DEL TEQUESQUITE AL ADN.

ALGUNAS FACETAS DE LA QUÍMICA EN MÉXICO

D EL TEQUESQUI TE AL AD N . ALGUN AS FACETAS D E LA QUÍ M I CA EN M ÉXI CO

Au t or e s: ANDONI GARRI TZ RUI Z / JOSÉ ANTONI O CHAMI ZO

COMI TÉ DE SELECCI ÓN
EDI CI ONES
DEDI CATORI A
I NTRODUCCI ÓN
I . LA QUÍ MI CA EN MÉXI CO. UN POCO DE
...LA HI STORI A CI ENTÍ FI CA MEXI CANA
I I . EL PETRÓLEO Y SUS QUI MI DERI VADOS
I I I . MACROMOLÉCULAS
CONTRAPORTADA

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COMITÉ DE SELECCIÓN

COM I TÉ D E SELECCI ÓN

Dr. Ant onio Alonso

Dr. Gerardo Cabañas

Dr. Juan Ram ón de la Fuent e

Dr. Jorge Flores Valdés

Dr. Leopoldo García- Colín Scherer

Dr. Tom ás Garza

Dr. Gonzalo Halfft er

Dr. Raúl Herrera

Dr. Jaim e Mart uscelli

Dr. Héct or Nava Jaim es

Dr. Manuel Peim bert

Dr. Juan José Rivaud

Dr. Julio Rubio Oca

Dr. José Sarukhán

Dr. Guillerm o Soberón

Coor din a dor a :

María del Carm en Farías

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EDICIONES

ED I CI ON ES

Prim era edición ( La Ciencia para t odos) , 1989

Segunda edición, 1995

Tercera edición ( La ciencia para Todos) , 1997

Se prohibe la reproducción t ot al o parcial de est a obra

—incluido el diseño t ipográfico y de port ada—,

sea cual fuere el m edio, elect rónico o m ecánico,

sin el consent im ient o por escrit o del edit or.

La ciencia para Todos es proyect o y propiedad del Fondo de Cult ura Económ ica, al que
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Pública y del Consej o Nacional de Ciencia y Tecnología.

D.R. © 1989 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S.A. DE C. V.

D.R. © 1995 y 1997 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Carret era Picacho- Aj usco 227, 14200 México, D.F.

I SBN 968- l6- 5232- 0 ( 3a. edición)

I SBN 968- l6- 4735- 1 ( 2a. edición)

I SBN 968- l6- 3038- 6 ( la. edición)

I m preso en México

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DEDICATORIA

D ED I CATORI A

A nuest ros padres:

JESÚS DE GARRITZ

JOSÉ CHAMIZO

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INTRODUCCIÓN

I N TROD UCCI ÓN

QUÍMICA: LA CIENCIA CENTRAL

Podría decirse que la quím ica es la ciencia de las t ransform aciones de la m at eria. Durant e un
cam bio quím ico, la apariencia de las cosas se m odifica de m anera radical. Por ej em plo, parece
m ent ira que a part ir de un m et al m uy act ivo ( el sodio) y un gas t óxico verdoso ( el cloro) se
obt enga la sal con la que condim ent am os los alim ent os. Tam poco el leño que se m et e a la
hoguera en nada se parece a las cenizas que se recogen y a los gases que se producen durant e
su com bust ión.

Esa m agia del cam bio quím ico ha fascinado a la especie hum ana durant e siglos. Es suficient e
im aginar la cara de los prim eros hum anoides al ver el oscilant e e inexplicable fuego durant e
una com bust ión, o la de quien por prim era vez logró t ransform ar las piedras ¡en lust rosos
m et ales! Tam bién debió ser espect acular el descubrim ient o alquím ico del m ercurio. Bast a
calent ar el m ineral roj izo llam ado cinabrio para ver cóm o se em piezan a condensar las got as de
est e bello m et al líquido.

Aunque la explicación cient ifica del cam bio quím ico t ardó m uchos siglos en llegar, el hom bre
aprendió a t ransform ar los m at eriales desde sus prim eras épocas. En el prim er capít ulo de est e
libro cit am os algunos casos not ables logrados en el valle del Anáhuac y zonas circunvecinas,
ant es y después de la Colonia. Los dos capít ulos rest ant es est án dedicados a com ent ar ot ros
t ant os ej em plos de lo que la quím ica puede hacer para t ransform ar la m at eria. Es suficient e
t rast ocar m ínim am ent e la est ruct ura de las m oleculas para obt ener nuevos product os, con
propiedades t ot alm ent e diferent es. El prim er ej em plo t rat a som eram ent e la quím ica del
pet róleo y el segundo la exist encia y producción de m oléculas gigant es, llam adas polím eros. En
am bos com ent arem os la sit uación de México.

Hoy, la quím ica es considerada una ciencia básica. Con j ust icia se le denom ina la ciencia
cent ral, pues se nut re de los result ados de la física y proporciona a la biología el fundam ent o
m olecular de los fenóm enos en los seres vivient es.

Hace apenas 200 años que los t rabaj os de pioneros dieron base sólida y m ét odo cient ífico
propio a la quím ica. Se t rat a, sin duda, de una ciencia j oven. Sin em bargo, ese t iem po
relat ivam ent e cort o ha servido para orient ar al hom bre hacia la t ransform ación de la
nat uraleza. La quím ica ha sido út il para obt ener nuevos m at eriales, de los que est am os
rodeados, para int erpret ar m ult it ud de fénom enos, incluida la vida m ism a. No obst ant e, no
siem pre est as t ransform aciones inducidas se han llevado a cabo con el respet o que la
nat uraleza m erece. En el proceso de sanear nuest ra cont am inada biosfera, la quím ica t am bién
habrá de ser em pleada com o herram ient a cent ral.

El obj et ivo m edular que se persigue es que el lect or haga propios los alcances de est a ciencia y
se percat e de su presencia const ant e en la vida cot idiana del ser hum ano m oderno, en est e
país y en el m undo ent ero. I nt ent am os, pues, com paginar est e t rabaj o j ust ificando así el
nom bre de est a serie: La Ciencia desde México.

Cuando se hace necesario em pleam os palabras propias del vocabulario quim ico, así com o
fórm ulas; no hacerlo sería equivalent e a querer narrar un part ido de fut bol sin m encionar t iro
de esquina, pena m áxim a o ni siquiera, ¡gol! Sin em bargo, hem os puest o cuidado de no
inundar el t ext o de t ecnicism os que lo vuelvan ilegible. Es m ás, la incorporación del lenguaj e
quím ico se ha hecho paulat inam ent e. La densidad de concept os y fórm ulas es m ayor hacia el
final.

A lo largo de la obra hem os ut ilizado recuadros para explicar m ás det alladam ent e algunos
t érm inos usuales en la quím ica. Est os recuadros podrán ser evit ados por el lect or conocedor,
pero represent an un m icrocurso de quím ica para el no fam iliarizado con est a ciencia, com o un
est udiant e de secundaria, por ej em plo.

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INTRODUCCIÓN

Result a perent orio present ar al m exicano com ún y corrient e una im agen út il y cot idiana de la
quím ica. Es indispensable m odificar radicalm ent e los esquem as predom inant es de la difusión y
la enseñanza de las ciencias. Para lograrlo se requiere incorporar t em pranam ent e t em as de la
quím ica orgánica, com o los que se present an en los capít ulos I I y I I I de est a obra. En resum en,
esperam os que la lect ura de est e libro proporcione una idea realist a e int eresant e de la ciencia
cent ral, que m ot ive al lect or a la profundización y venza, en por lo m enos algún est udiant e, la
fobia exist ent e hacia el aprendizaj e de las ciencias. Si ello ocurre, los aut ores est arem os
sat isfechos, pues est am os convencidos de que est e país no irá a ninguna part e sin m ás y
m ej ores cient íficos e ingenieros.

Julio de 1988

Casi seis años después de haber escrit o la prim era int roducción, nuest ro pensar no se ha
t ransform ado un ápice respect o a los obj et ivos que guiaron la escrit ura de est a obra. No
obst ant e, nuest ro m undo sí ha evolucionado a velocidad im pensable. Los cam bios en nuest ro
país han sido fundam ent ales, por lo m enos en los aspect os económ ico y am bient al.

Del t equesquit e al ADN se ha vuelt o una lect ura com ún para m uchos est udiant es del
bachillerat o, gracias a la est upenda acogida que le dieron un sinnúm ero de profesores. Nos ha
t ocado analizar el libro en una m ult it ud de escuelas y gozar con el hecho de que reseñas del
m ism o hayan sido prem iadas en el concurso Para leer la Ciencia desde México. En esas
ocasiones, al conocer los punt os de vist a de los lect ores j óvenes, se hizo t ransparent e para
nosot ros la necesidad de act ualizarlo. En los alum nos surgían nuevas pregunt as que la prim era
edición no alcanzaba a resolver: ¿qué es la gasolina Magna Sin? ¿Y el diésel Sin? ¿Y los
convert idores cat alít icos de los aut os? ¿Todavía no se hacen det ergent es biodegradables en
México?

Las t ransform aciones m ás im port ant es de est a revisión afect aron esencialm ent e al segundo
capít ulo, aunque los ot ros dos t am bién las sufrieron. El result ado nos vuelve a dej ar
sat isfechos. Verem os cuánt o t iem po nos dura la sat isfacción. Suponem os que poco, pues cada
día prospera una conciencia am bient al m ás clara, m ás equilibrada y m ás profunda. La indust ria
quím ica realiza esfuerzos im port ant es dirigidos hacia el bienenest ar de sus t rabaj adores, sus
consum idores y el m edio am bient e, así que su m et am orfosis cont inuará. Y con ella la de Del
Tequesquit e al ADN.

ANDONI GARRITZ
JOSÉ ANTONIO CHAMIZO
Enero de 1994

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I. LA QUÍMICA EN MÉXICO. UN POCO DE LA HISTORIA CIENTÍFICA MEXICANA

I . LA QUÍ M I CA EN M ÉXI CO. UN POCO D E LA H I STORI A CI EN TÍ FI CA M EXI CAN A

CIERTO ES que la quím ica, com o part e de la ciencia, es un pat rim onio universal. Cualquiera de
sus leyes y t eorías puede ser verificada en cualquier punt o del planet a, siem pre que se siga la
experim ent ación adecuada. No obst ant e, el desarrollo de la ciencia sigue m odelos cam biant es
de un lugar a ot ro. La act ividad cient ífica m ism a se desenvuelve en un m edio local que influye
sobre ella. Por est a razón, diversos pasaj es de est e capít ulo cont ienen cit as, dat os y anécdot as
correspondient es al desarrollo de la quím ica en México.

Debido a diferent es razones, la invest igación cient ífica ha prosperado m uy lent am ent e en el
país. En part icular, la invest igación quím ica sufre un ret raso adicional cuando se la com para
con la que se realiza en ot ras ciencias básicas, t ales com o la física o la biología. Sin em bargo,
aquí se han dado diversos hallazgos sobresalient es, algunos de los cuales vale la pena relat ar
en est e capít ulo.

LOS ÁTOMOS EN ELEMENTOS Y COMPUESTOS

¿Podría el lect or levant ar la vist a del libro en est e m om ent o? Observe la solidez de las paredes
de la casa, ese obj et o m et álico, aquel vist oso árbol, los colores de ese cuadro, el aire
aparent em ent e inexist ent e, el café que t om a en esa t aza de plást ico, el papel y la t int a de est e
libro... Todo, t odo cuant o exist e est á form ado por una cant idad m enor que cien elem ent os, del
hidrógeno al uranio. Bast an 92 de esos " ladrillos" para const ruir cualquier cosa. ¿Cóm o es
posible t al diversidad?

Figu r a 1 . D os t ipos de a gr e ga dos e st a ble s de á t om os. a ) M olé cu la de l a gu a qu e m u e st r a dos á t om os de


h idr óge n o e n la za dos a u n ox íge n o. b) Re d de clor u r o de sodio. En e st e com pu e st o los á t om os de ca da
e le m e n t o a dqu ie r e n ca r ga e lé ct r ica y for m a n lo qu e se con oce com o ion e s. D e a qu í e l n om br e de sólidos
ión icos.

Para los griegos, t odas las cosas est aban hechas por diferent es proporciones de aire, agua,
fuego y t ierra. Est a visión cam bió conform e pudieron separarse los com ponent es de las
m ezclas. Así, los cient íficos encont raron sust ancias puras que no podían descom ponerse en
ot ras m ás sim ples. Est as sust ancias reciben el nom bre de elem ent os quím icos. Por ej em plo,
hace apenas dos siglos sabem os que ni el aire ni el agua son sust ancias elem ent ales.

Fue el inglés John Dalt on, un profesor de escuela, quien hacia principios del siglo pasado

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I. LA QUÍMICA EN MÉXICO. UN POCO DE LA HISTORIA CIENTÍFICA MEXICANA

esbozó la respuest a: Toda la m at eria est á form ada de pequeñísim as part ículas, los át om os, de
los cuales exist en en form a nat ural m enos de una cent ena.

De est a form a surgió la prim era clasificación de las sust ancias puras. Los elem ent os est án
form ados por una m ult it ud de át om os, pero t odos equivalent es. Por su part e, los com puest os
cont ienen át om os de dos o m ás diferent es elem ent os. Así, por ej em plo, el hierro es un
elem ent o; sólo cont iene un t ipo de át om o, el de hierro. Sin em bargo, la herrum bre es hierro
oxidado, por lo t ant o, un com puest o con át om os de hierro y oxígeno, al que pom posam ent e los
quím icos denom inam os óxido de hierro ( I I I ) .

SÍ MBOLOS Y FÓRMULAS QUÍ MI CAS

Desde el siglo pasado, los quím icos usan let ras m ayúsculas, seguidas en ocasiones por una
m inúscula, para dar sím bolo a un át om o o un elem ent o. Así, H significa un át om o de
hidrógeno, o t am bién el elem ent o hidrógeno.

C carbono

H hidrógeno

O oxígeno

N nit rógeno

P fósforo

S azufre

Los ant eriores son los sím bolos de los seis elem ent os const it uyent es de t odos los seres vivos.

Los sím bolos quím icos provienen de palabras del lat ín. Por ej em plo, Fe viene de ferrum , la
palabra lat ina para designar al hierro. El ext raño sím bolo del sodio, Na, viene del lat ín nat rium .

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I. LA QUÍMICA EN MÉXICO. UN POCO DE LA HISTORIA CIENTÍFICA MEXICANA

Figu r a 2 . Cu a dr o cr on ológico de l de scu br im ie n t o de los e le m e n t os qu ím icos. Se cit a n t a m bié n la s


t é cn ica s qu e lle va r on a los h a lla zgos. ( Tom a do de Cr u z, Ch a m izo y Ga r r it z, Est r u ct u r a a t óm ica . Un
e n foqu e qu ím ico, Addison W e sle y I be r oa m e r ica n a W ilm in gt on , 1 9 8 6 .)

Los át om os pueden form ar agregados est ables que caract erizan a t odo m at erial puro. Un t ipo
de agregado, las m oléculas, cont iene unos pocos át om os reunidos. Ot ros, por el cont rario,
est án form ados por enorm es bloques de elem ent os repet idos que se encuent ran enlazados, los
llam ados sólidos iónicos.

El núm ero de com binaciones que pueden alcanzarse a part ir de 92 elem ent os es im pensable,
de allí la diversidad de ellas en la nat uraleza.

Para abreviar y referir a las sust ancias puras con propiedad, el quím ico hace uso de fórm ulas,
expresando los elem ent os present es y la proporción que exist e en aquellas de cada uno de los
át om os.

Cuando escribe " N a Cl" , el quím ico habla de una sust ancia que sólo cont iene sodio y cloro, y
que por cada át om o de sodio cont iene uno de cloro. Sólo hay un com puest o con est as
caract eríst icas: la sal com ún. Por ot ro lado, el bicarbonat o de sodio que se em pleaba para

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I. LA QUÍMICA EN MÉXICO. UN POCO DE LA HISTORIA CIENTÍFICA MEXICANA

com bat ir las agruras t iene por fórm ula N a H CO 3 , por lo cual debe ent enderse que cada át om o
de sodio viene acom pañado de uno de hidrógeno, uno de carbono y t res de oxígeno.

EN EL MEXI CO PREHI SPÁNI CO

Desde ant es de la Conquist a, los pobladores del valle de México sabían de la exist encia y el
aprovecham ient o de las sales alcalinas. En t iem po de secas, est as sales afloraban a la
superficie y form aban cost ras, que recibieron el nom bre de t equixquit l o t equesquit e. Sahagún
cit a que: " La t ierra salit rosa se llam a t equixquit lalli, que quiere decir t ierra donde se hace el
salit re." El lago de Texcoco cont iene 81% de sales, ent re las que sobresale el carbonat o de
sodio, N a 2 CO 3 , con 45% , y el cloruro de sodio, NaCl, con 34 por cient o.

El com ercio del t equesquit e se hacía en I zt apalapa, nom bre que significa " pueblo donde se
recoge la sal" o ixt ail. Así, en el nom bre I xt apan de la Sal se hace un uso redundant e de dos
lenguas.

Al añadir el t equesquit e a la com ida se condim ent aba con sal y se facilit aba la cocción de las
legum bres. Tam bién se lo em pleó com o det ergent e alcalinizant e ligero.

Figu r a 3 . El ca r a col. La s a gu a s de l la go de Te x coco sigu e n sie n do a pr ove ch a da s h oy pa r a obt e n e r


ca r bon a t o de sodio. Com o pr im e r pa so, la in du st r ia Sosa Te x coco e m ple a u n e n or m e e va por a dor sola r ,
¡de 8 0 0 h e ct á r e a s!, Qu e con ce n t r a e n sa le s la s a gu a s e x t r a ída s de l su bsu e lo. ( fot o t om a da de l a r t ícu lo
" u n ca r a col giga n t e pe r m a n e ce a ct ivo" , ICYT, n ú m . 1 3 6 , e n e r o de 1 9 8 8 , p.4 7 . cor t e sía de l in ge n ie r o
Albe r t o Ur bin a de l Ra zo.)

LOS ÁCI DOS, LAS BASES Y LAS SALES

En quím ica, com o en t odas las ciencias, se acost um bra efect uar clasificaciones. En est e caso, lo
que se clasifica son los t ipos de sust ancias puras conocidas. Exist en unas —los ácidos— con
sabor agrio, que cuando se disuelven en agua liberan part ículas llam adas iones hidrógeno ( H
+ ) . Un ej em plo es el vinagre, que es una disolución de ácido acét ico en agua. Ot ras sust ancias
—las bases, t am bién llam adas álcalis— t ienen un sabor am argo y se sient en resbalosas al
t act o. Al disolver una base en agua se reduce la proporción de iones hidrógeno. La leche de
m agnesia que t om am os cont ra la acidez est om acal es una base.

Se puede decidir si un com puest o es ácido o base gracias a sust ancias especiales, llam adas
indicadores,que cam bian de color en función de la concent ración de los iones hidrógeno
present es. Por ej em plo, el papel t ornasol adquiere color roj o en presencia de un ácido, y azul
frent e a una base. Hast a un t é negro cam bia de color al añadirle unas got as de lim ón, ¿verdad?

Ácidos y bases desem peñan un papel esencial en la quím ica de nuest ra vida diaria. Son
am pliam ent e ut ilizados en diversos procesos de m anufact ura y de ellos depende, ent re ot ras
cosas, el correct o funcionam ient o de nuest ro cuerpo y el de t odos los seres vivient es. Por
ej em plo, la acidosis o la alcalosis de la sangre pueden provocar la m uert e. I gualm ent e, la

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