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Introduccién La seguridad piiblica y la lucha contra la de~ lincuencia organizada son temas que adquieren cada vez més relevancia en la agenda de todos los paises. Para ello, se analizan y plantean una serie de reformas legislativas que buscan asegu- rar que esa lucha sea la mds efectiva, es decir, que cl Estado cuente con los instrumentos ne- cesarios para enfrentarla. Pero igualmente, todo sistema juridico debe asegurar que los princi- pios generales del Derecho y que las caracteris- ticas de sus leyes puedan ser compatibles con uun Estado de Derecho para ello, éste debe 7 Para Norberto Bobbio "Por estado de Derecho se en- tiende en gencal un Estado en el que los poderes pi bcos son regolados por norras generates (as Byes fundamentals © constitacionales) y deben ser eer- ids en ol dmbito de at leyes que los regula, salvo {Derecho del cudadano de reeurir awn juer inde- peneliente para hacer reconocery sechazar el abaso o fxceio de poder” Citado por MARTINEZ PICHAR- DO, José, "Ensaya: Democracia y Estado de Derecho Maou Aca Mancena Esnvosa. asegurar las libertades y garantias del régimen politico y al tiempo proteger los Derechos in- dividuales de toda la poblacién, Debe contener claramente ese vinculo entre Estado y sociedad, ctistalizado con el afin de que las libertades sean eficaces, que garanticen los Derechos civi- les, la existencia de una ciudadania y una red de responsabilidad civica y politica. Es precisamente ese “Estado democritico de Derecho’ el que se tiene que enfrentar con un aumento de la delincuencia organizada, en par- ticular en su modalidad de narcotriico, con los altos niveles de violencia que implica, y con la amenaza que representa, Son estructuras delic- tivas que desafian y se convierten en una fuerte amenaza para la seguridad nacional, ademés tienen la ventaja de resultar més que sustenta- bie, “altamente productivas” sus ganancias son enormes y les permiten fortalecer su seguridad Interior, penetrar citculos de seguridad del pro- pio Bstado y adquirir tecnologia y armamento de punta, De cualquier manera, lo importante es en- tender que la funcién del Estado es generar un clima de tranquilidad para los gobernados y en el caso concreto, respecto de las posibles afec- taciones a sus bienes juridicos, asi, queda claro que el delito siempre ha existido y existié pero en Mévico” Revit Inlciativa nim, 24-25, instituto de Estudios Legislativos de a Cémars de Diputados 10 Derecho penal del enemigo lo relevante es que no se rompa la posibilidad de convivir y que cuando esa convivencia se vea afectada, que el Estado tenga los mecanismos necesarios para restablecerla lo antes posible, y todo esto dentro de un sistema juridico que de seguridad de aplicacién de los Derechos funda- mentales y de las garantias individuales, es de- cir, una tarea nada facil En efecto, la mira del Estado esté puesta cen la seguridad de sus ciudadanos y al tiempo esa es la exigencia de éstos, pero la ecuacién se ‘complica cuando aparecen las estructuras de Ia delincuencia organizada porque entonces se tiene que reaccionar de un modo diferente, un ‘modo muchos més agresivo que el que se ocu- pa para la delincuencia habitual, ello no deja de rovocar polémica dado que esos modelos re- sultan cercanos a los que emplean los estados totalitarios, es decir un camino que conduce a ‘un claro alejamiento de ese llamado “Estado de- mocritico de Derecho’ Asi, de la simple lectura de la reform cons- titucional penal en materia de delincuencia ‘organizada que se aprobé conjuntamente con la implementacién del sistema acusatorio en México (2008), como de los instrumentos legis- Iativos previos, no podriamos afirmar de modo ligero que se corresponden con los rasgos de un ‘modelo de estado totalitario, pero tampoco, sin tun anilisis previo, podriamos precisar que se trata silo del resultado de Ta biisqueda de ins- ju gues Avast Mancana Esrisosa trumentos juridicos que vuelvan més eficiente y decidido su combate. Desde el punto de vista operativo, es decir, dle quienes ocupan los puestos en las areas de seguridad piiblica encargadas de perseguir a esta clase de delincuencia, se han vivido épocas complejas respecto del tratamiento juridico de la delincuencia organizada, sobre todo en lo que corresponde a la esfera judicial. Muchos fueron los juicios de amparo en los que se concedié la proteccién de la justicia federal por falta de acreditacién tipica del delito de delincuencia organizada, por trabajar con testigos protegi- dos, por ocultar la identidad de los denuncian- tes, o bien por enjuiciar con formas previas a la fase de ejecucién entre otros temas. Y entonces, cuil podria sera reaccién de un Estado cuando advierte, mediante la actuacién de uno de sus oderes, que en la lucha contra la delincuen- cia organizada los instrumentos juridicos con que cuenta limitaban la posibilidad de actuar de modo eficaz, cémo poder entender que esta forma de delinguir no puede ser neutralizada, ni siguiera sometida al imperio de la ley si no se piensa en una reaccién juridica distinta que la que se ocupa de la delincuencia comiin. Ante estos planteamientos, algunas voces se alzaron, algunas iniciativas se plantearon y se viola posi- bilidad de tener “dos derechos penales” uno que se ocupe de la delincuencia comiin y otro que se |haga cargo de Ta orgenizada, n | Derecho penal del enemigo Fue asf como en nuestro pais se comenzé a hablar de la posible incursion o fortalecimiento de una linea juridica penal que se conoce como Derecho Penal del Enemigo, Este tema, aunque no es nuevo, sigue sien- do de actualidad y tal y como hemos dicho en diversos foros, ha sido capar.de generar un ex- tenso debate dentro de los anales de la Ciencia Penal, sobre todo de la extranjera, al grado de provocar enfrentamientos directos entre los ‘grandes pensadores del Derecho Penal actual.* Fab ade en efetecia gue hace el aes Franco Mor Conde nl texto de vata De [Nucto sobre el Deecho Penal del Enemign cuando he me he es ts ae tendo del pels que eneraba fates de Jtabs para {Direc peta de ted de Dero en fo meta ne pub avons emer lo exo on Derecho penal de stoma polio utoraron ena I= tin dea br sabre mand Mezger yf Derecho ena de iempe, sn que aque mma pear fees critcase nso tas que rect por agus ‘pasion partidos de Meer (no 363 tanbién een float) tvier gun espera 06 tmnt del chao eon de ningun ord oe que Usps scan opel tema. Si embarcuando tiga desc ms fron roger ena thre gue me hice ef Revista ects de Dereho peel de a Universidad de Grenada, rt a ovo vepo una cara de aks (eh en Bore To deseptembre 202) la que at copia de npg eo in nin da ra at “apa pepeaa quien a parece arbién pcos tens pine qu se Jaa qua dlmosraa he Abner Detar (Le a dla eu terrec). No me costa que abs | 8 cust ANeat Maxcana Espinosa Fue el siempre polémico y sin duda brillante maestro alemén Gtinther Jakobs quien, reto- mando diversas ideas del pensamiento juridi- o, asi como atendiendo a sendas realidades, lo ‘bautiz6 como Derecho Penal del Enemigo debi- do a la forma en que algunos estados estructu- ran el ius poenale, con la finalidad de legitimar luna manera especial de la utilizacién del ius Puniendi? En este trabajo dejaremos constancia de algunas de las caracteristicas, aleances y por supuesto objeciones planteadas a este llamado Derecho Penal del Enemigo, para después estar ‘en condicién de visualizar si es que en México, en su legislacidn positiva, también esté presente esta forma del Derecho Penal. Hablar sobre este tema no es algo sencillo y ni siquiera de apacible comprensién, por el Contrario, se trata de un concepto que implica tuna serie de razonamientos que en muchas de las ocasiones aleanzan altos grados de abstrac- Tea o entenia el espanol, por toque supongo que alguien fe hab trducido el testo de referencia, ca el rsgo ‘qe ello encerra de que haya sido mal interpetado 0 ‘manipulado. En todo cas, haba que planters so ue € lama ‘absurd ce mi irterretacién, no se Aebe quis a a unbigiedad desu posi’ Editorial “Amurabi, Claves de Derecho Penal nim. 5 Ci Lis Gracta Martin, £1 hoizonte dl fnalismo y eb Derecho penal de enemigo, Tran lo Blanc, Vaencla, Espana, 205, p89 «| ‘Derecho penal del enemigo cién y que provocan el agolpamiento de diver- sas ideas. Desde ahora podemos adelantar que en nuestro pais y concretamente en el Distrito Fe- deral, existen disposiciones legales que se ¢o- rresponden con las ideas contenidas en el plan- teamiento del Derecho Penal del Enemigo. Es innegable la necesidad de actuar de una forma especial en contra de la delincuencia que hace de la infraccién de la norma penal su forma de sin embargo, lo importante es tomar con- Recs ‘que este tipo de reaccién normativa s6lo puede llegar a entenderse para los casos concre- tos de la delincuencia organizada trasnacional spor ende, se debe evitar que se propaguen sus postulados y que pudieran alcanzar esta reac- ‘cidn tan severa conductas que realmente no son de Ia dattosidad social para la que ha sido pen- sada esta normativa. I. CARACTERISTICAS DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO Para poder dar respuesta @ la interrogante relativa a si esta presente el Derecho penal del enemigo en México, lo primero que necesita ‘mos es saber en qué consiste éste. ‘Mucho se insiste en que el Derecho penal del ‘enemigo tiene una serie de caracteristicas que ‘encajan y dan pie a suponer la presencia de un modelo de Estado autoritario, peto tal afirma- ci6n resulta vaga para poder definirlo, dado que hablar de Derecho penal autoritario€s algo ob- vio, pues tal y como lo refirié en su momento Francisco Mufioz Conde, todo Derecho penal tiene presente esa caracteristica ya que en élcon- fluye la violencia, tanto en las conductas que re ‘gla, como en la forma de reaccionar ante elas. ‘Sin embargo, como también destacé dicho autor, en el caso del Derecho penal del encmigo Francisco Mufioe Conde, El Derecho Penal del Enem 40, INACTPE, 2008, Mexico, pp. 9-10. Miu ANoEL MaNcena Esrnvo8a se advierte la presencia de uno etiquetable como ruevo y caracterizado por set mds autoritari, En este sentido, se debe recordar que tal y como ya lo anticipamos, el Derecho Penal es tuna forma de control social formal, ala cual el Estado confia lacustodia de los bienes juridicos ‘més importantes de la sociedad, al menos, los que el consenso social considera como de mayor valia y ello lo hace, sin duda, porque sabe que quien se atreve a atentar contra tales valores esta consciente de que la reaccién del sistema juri co sera la mas severa y que por ende, enfrentard ‘raves consecuencias. No obstante, a este Derecho violento, agre- sivo y libre de toda compasién, los hombres se hhan preocupado y ocupado de buscarle limites; asi, e ha trabajado en la cteacién de las més ‘complejas construcciones de Derechos funda- ‘mentales, en la celebracién de tratados multila- terales, e incluso, se financia el establecimiento y ‘operacidn de tribunales de jurisdiccién interna- clonal, que entre otras cosas, buscan sancionar los excesos cometidos en nombre de supuestas, luchas etiquetadas como legitimas, es decir, de Jo que se trata es de combatir el exceso, el abuso y las conductas arbitrarias realizadas al amparo de la detentaci6n del poder, mismas que hasta bien pueden derivar de la propia ley. En lo que concierne @ la materia penal, es- tos derechos y garantias fundamentales propias. de un Estado de Derecho, se representan en los w | Derecho penal del enemigo rincipias de legalidad, de intervencién minima, Ue capable dereho le presen de inocencia, ala tutela judicial y a no declarar con- tra si mismos, entre otros. ‘Asi, no es dificil advertir la incidencia de ta~ Jes principios tanto en el plano de lo objetivo como de lo subjetivo del Derecho penal, ademas de que son consicerados como renuncable a cualquier Estado en el que se profese la ac- per cca dentro dels exucs de la ep ello por tratarse de presupuestos esenciales de lalegalidad? De lo asegurado hasta ahora, procede con- sultarlo siguiente: ;F1 Estado en el cual se cum- plan con todas estas garantias y principios, se puede decir, al menos en forma inicial, que es tun Estado de Derecho’, y en ese sentido zcudn- do se habla de la aplicacién del Derecho penal del enemigo, se puede decir que por el simple hecho de ser Derecho positivo permite cumplir fen st instrumentacién con los principios del amado Estado de Derecho? Pues bien, para estar en condicién de ccontestar a estos y otros cuestionamientos, es conveniente que observemos cules son algu- nas de las caracterfsticas que plantea el doctor Jakobs, respecto al Derecho Penal del Enemigo. En términos generales a este tipo de Dere- cho see atribuyen las siguientes caracteristicas: Mugust Avaet Mancena Espinosa, 1. Adelantamiento de la linea de defensa, se sancionan inclusive actos preparatorios. Se pre- tende justificar a través de la idea de seguridad cognitiva 2. La pena resulta desproporcionada, respec- to de una conducta que atin no entra en la fase ejecutiva o del principio de ejecucisn. 3. Se plantea como una legislacién de lucha, de guerra, de combate. 4, Notable reduccién de garantias procesales? Ahora bien, esta forma de reaccién norma- tiva estatal, la soporta el profesor Jakobs en el hecho de considerar a una serie de sujetos que por su tenacidad para vulnerar la ley alcanzan el status de no personas, se trata de aquellos que requieren de un tratamiento especial, diferen- ciado del que se da a los ciudadanos normales, dado que estos tiltimos si pueden ser conside- rados como personas y, por tanto, su violactén. ala ley se debe tratar dentro de la normalidad que implica la imposicién de una pena con el fin de dar vigencia ala prevencién general postiva. En términos gencrales, Jakobs sefala como enemigos a los narcotraficantes, a los terroris- tas, alos que cometen delitos econémicos y, en general, a aquellos que se ubican dentro de la delincuencia organizada, “Vid, Tas Gracia Marto, ob ft, pp. 107-111; uan An- tonio Garcia Amado, Hl obedient, el enemig, el Dere- cho penal y Jakob, Universidad de Leén Cast 2» | Derecho penal del enemigo En efecto, como dijimos, a los ciudadanos se les aplica un Derecho penal ordinario tanto eno material como en lo formal, dado que este Derecho ordinario atiende en st normativa, a Jos fines de la pena, alos principios delimitado- res y a las construcciones dogmiticas clisicas, en cambio, a las ofras, a las no personas, se les

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