Está en la página 1de 12
Ree hee } Escaneado con CamScanner N yf op Varlég MeMontas CONTENIDO EsCARMENAR Recuento del Agua Hal Plural Po 5 Sore, rns tom cecaneado con vantelthe MUJERES Y ESTRUCTURAS DE PODER EN LoS ANDES: DE LA ETNOHISTORIA En este articulo, quiero arriesgarme a compartir con ustedes tun esboto int pretativo de ce sistema de én tes historicos, desde el remoto pax sado prehispénico alas primeras reformas liberales republicanas. Este seré un modo de responder a algunas preguntas que| ‘man parte de una suerte de didlogo temo, en el contexto de los éncuentros) desencuentros entre indianistas y femi nistas. Mi postura personal me ha colo- cado, en cierto modo, al costado de toda la problemética planteada por el feminis- smo desde la década del 60. ¥ digo al cos- tado, no porque no me sienta interpela- da por las ideas y esperanzas feminista, ypolltico deteoto dela mujer idadse construye también co- Tonizada, en los variopintos estratos de Ta cadena q'ara-misti-chola/o-india/o, ‘eterogeneidad que en el lenguaje pabl ‘oseesconde tras la apariencia homogé- nea de la ciudadantfa. Es a partir de mi propia colocacién en el eslabén femeni- ‘ho-misti de esta cadena, que he const rentela afin: perspectiva masculina y iva femenina que se expres ‘estructuralmente en las nocionesde fa (ath, er aymara) y panaka, noc es organizativas fundamentales, no slo para la sociedad Inka, sino para la sce} aandina prehispanica en genera. ialelismo de ambas estructurs de tesco, aplicables al mismo grupode ‘ indencia, pero desde dos perspecti- rno_a la madre del esposo (M. ESO). Esta asimetria, mas el hecho Car =) Ox bre ‘res y ls mujeres de un grupo 1 coin dos sociedades diferentes. Cada tia con su propia organizaeién y regs de teansnision através del tiempo (.)! ciertos derechos ydeberesreligiosos eran hreredados de hombre a hombre y de mujer a mujer y (.) este tipo de trans- nisin era presentado como si fuera pa ralela en sentido geneal6gico” Zuidema 1989: 74). 'No obstante, adenis de I asimetrfa notada Ifneas arriba, habfan otras asimetrias en Ia sociedad indigena; por ejemplo, el hecho de que tanto ayllu como panaka tavieran como referenc ‘comin a un mismo ancestro masculino fen la cuarea generacidn. Aunque se po- dela decie que esteancesto masculinoera en realidad una pareja, no hay que per derde vistael hecho de que la mujercom- parta el spice de ambas estructuras de parentesco, séloen tanto esposa del fun- dador dl linaje, y no por euenta propia. Para decilo en forma mis simple: no es que yo tuviera una parentela femenina y aa sociedad femenina separadas (0 Tat pana), sino que al easarme, yofun- dabsr ta fanaka del aye de mi espose, Senta sobte laos le ainda y sono «dad, mds que de descendencia. “En lugar de igulitarsms, ve podria hablar aqufde complementariedod, pues ta que ambas estructura, en su funcio- nnamiento, dfintan al mismo tiempo las reglas matrimoniales endogimicas de todo el conjunto socal y las ronteras del 1 lab del nop ls R Ton Za tha, compen 1989 por Manel Bag, ha {rl comn mac pars and ue re ot clin. Cte acl gi, er ch tos Moma a ‘Bios layman rings opin contexte de Bala “be de tnamctaciin deere dete jets es emerinaomacslans Elemente nbn po AEeonfmane ots cemplementrelal posto. Iepersene delaymaraoli (pee) Saha oa dace serene Roh cnr ran Una cul achat de Shop leperemn amore anced abnvclesde rary seule Le pad as we ¥ ) ues ? rnistmo (es deck, Esto quiere decir que, dem teras del grupo éinico, la panaka repr sentaha elespaci de peadet y autoneanta Tegthimos ysoctalmenterecenvocidena las jetes, Un sistema asf resultaba balan ado env una sucrte de “equiibeo inests ble", blogueando petmanentemente La formacién de linajes eorporacos pate ceentrados (bane de ks sociales agra Fins patiarcales) y evitando que La re dencia patrilocal (cuando la hubiere) se tommase en un modo de subordinaciin femenina a la parentela masculina (poe intermedio de la M. ESO). Por ast Aecirlo, las mujeres se alinan com su pt rentel afin fen ‘nll bilareral de su esposo, y desde allt compobernaban en losdistintos nivelesde in socal an a mejor la importan- cia de este sistema de pares configuracin de telaciones de pénero a nivel de toda la sociedad indigena pre- hispanica, si comparamos lo que acabo dle descrbir, con la sociedad moderna ‘sccdental, donde una de ls premisas dle Insituacisa femeninaesla dicotomfa en tre su poder doméstico y familiar (el po~ der “chico” de la casa ta familia) y su falta absoluta de poder en el espacio “grande” de la sociedad nacional y el Es- tado. En asociedad andina pel as reglasde parentesco que regulaban el po- “ der doméstico familiar eran, al mismo reglas # nina, en ef interior del fo, laya men fa entre la panaka y el aylvera compensa, nivel estatal, por el hecho de que la principal esposa del Inka era su hermana de pate y mare, aque a la vee formaba parte es mist ppanaka y funclaba una panaka diferente: Esta norma matrimonial no impetia que Tarelacisnentee el Estado Inka y los pue blos y etnias incorporados all Tawan- tinsuyo fuese normacka t por la ideologta y prdctica del parentesco, pues: to que en la persona del Inks se com! sxtrema (prohibida teados los denis seres humanos) con bt 1 peobubidha también a los mieabros de mitales opuestas, ¥ fue- rade lasfromteras étnicas),oseael matt monio con hijaso hermanas de los yefes Escaneado con CamScanner SAV EU RIVERA CUSIONNQUT Ye vy H x " tN wy Ayala 1988: 406). . ESCARMUNAR NEE Escaneado con CamScanner MUIERES Y ESTRUCTURAS DE RODER EN LOS ANDES fuerte al pr de la condicion de extra: ‘Agalade pariente,inclino hasta el pun. tode compartir el poder y la herencia de lowbienes culturales de una colectividad dada. Sin embargo, esto slo era posible através de ls mujeres, que de este modo, se convertian en un freno al dominio autocritico absoluta de un grupo sobre otro. Result fil vislumbrar, sin embar- 9, cdo esta concepcign igualitaria se convirtis en un auténtico suicidio a la hhora de enfrentar a otros extrafos, lega- dos en 1532 alos Andes, tema sobre el aque volveremos mis adelante. Porahora veamos nuevamente a lare- lacign entre naka yay, desde el punto de vista desu complementariedad, mall de una visién dicotsmica y excluyente «de lo femenino y lo masculino como | Hlntidadesiredctibles, lo que hizo la | sociedad andina fe, mi juci, dar una | resolucin socal y cultural ala desigual- dad de atributos biolégicos de ambos sexo, al incorporar dos asimetrias com: plementarias en su sistema de paren: tesco. Si por un lado, la parentela feme- rina encamada en la panaka implicaba tuna subordinacién de [a eposa.a la sue- gra (relaciOn asimétrica afin), la paren- ‘ela del allu implicaba otra desigualdad ‘que subordinaka al hijo patie (nace ssinarenconsange. nea). En las sociedades con linajes corpo- rados,ambasasimetrfas juntas, pueden dar vy de hecho dan- lugar a estructuras pa triarcales muy rigidas, donde los hombres ‘oprimen colectivamente a las mujeres, sea ‘en tanto esposas, hermanas o (nueras). En Ia sociedad andina, por el contrat, la inexistenci de ines repos ‘yelpa- lismo de lineas de descendencia, pet’ iti un “esquema de sime ado ‘ena unidn de dos estructuras asimétricas Sapien (Zuidema 1989: on al esquema de parentesco analizado Anca smb, adits el hecho dee Ios espacios éenicos andinos no eran es- pacios territoriales continuos, sino dis- Ccontinuos (lo que implica que el terrte rode ciertos pins ecoldgicos es compa tido por diversas etnias sin necesidad de tun poder central regulatorio 0 coerciti vyo), ¥ si ademds tomamos en cuenta la ‘enorme impertancia de los intercambios situalesy simbilicosrecfprocos entre Lis ‘unidades éenicasincoeporadas al Tawan: tinsuyu, estamos, en realidad, muy lejos FESCARMENARN*2 dela problemitica feminista convencio- ral, donde lo dinico que se delhera es el AaPTTe Las mujeres en el espacio pro: ‘Wactivo Tet Murra 1975). Con Pierre lasttes, creo que es legitimo sostener que "a linea divisoria entre sociedad arcaicas y sociedades‘occidentales” pasa|| senos pore desarrollo de la técnica qu! Borla transformacién de Ti autorida “politica” (Clastres 1987742). Nada mas Pertinente para stuat carectamente la temética femeninaenelcontextodel and- lsis global, puesto que las mayorestensio- nes del equilibrio dificil y contencioso en lnetsciin eat homb hallaban. de modo algino, en ef espacio eta divisiin social del trabajo, sino mis espaciode ladistnlcid ye Cicio del poser en los dition niveles de Ta estructura segmentaria de als fede- racionesétnicasy Estado, abe aclararque agi otorgo a a mésamplio gue elhabitual,incluyendo las formas regulatoris del poder: el poder simbslico, el poder social y stu tn integra del grup y sus condiciones materiale ycuturales de eprsbiccn. Elsistema de complementaricdad an- dino no smplicaba, por lo tanto, ba exis tencia de un doble standard en la vida cotidiana dels mujeres, con un sistema derealas vido pata hombres otro para | mujeres, ambos encubierts pot uns now vidad en aparienctasgulitata. La diferencia era teconocidade un mode ex plicitoytajance, quiz hasta el punto dz fundar una jerarqua. Pero ninguna neo Jota igualitatia sirv6 para encubrit ka } formas no explicitadas de la desigualdad | entre les géneros. Tomemos un ejemplo. | Segtin el"modelo cosmolégico"expresa- do en un famoso dibujo de Santacruz | PachacuiYamaui Sollkamaywa,analiza- | doporZuidema (1989: 40s), la distri * bucign de responsabilidadesrtuales en- ‘uchombeesy mujeres, en tanto metifora del sistema de parentesco bilateral antes expuesto, etablecta dos lineas de descen: dencia a parte de una deidad fandadora (masculinn y femenina a la vez), euyos Como habtamos visto, elaylla.en tan-7hijos, el Sol y la Luna, son el epitome de coparentela sanguinea msculino-centa| la oposicién complementaria hombre: dda, era el paralelo estructural del Estado) mujer, no séloen los Andes sino en mu- cen la apropiacién productiva del rerrito- rio yen el etablecimiento dels foate- rasétnicas de un grupo. En este sentido ‘yde abl asimetra-resuleaba una espe- cie de continente de la condicicn de las mujeres, en a medida en que delimitaba socialmente su espacio de ejercicio del poder, asf como los mirgenes cultural- mente recomocides de libertad y permi- sividad a las wansgresones, que forman aspectos biscos del teido cultural de toda sociedad (y que, por supuesto,afec- tan tanto a hombres como a mujeres) En la medida en que la estructura pol ca andina estaba basada en un sistema de parentesco como el deserto, estos It mites se definfan en funcién dela inte- gridad social y territorial de la unidad énica de referencia, ineluidas sus relas de relacionamiento.con extraios tos, Dichode otra manera, el margen de sjecicio del eal abierto a ls mujeres se extableta desde dentro de su unidal roca, pero integral a través suye a ‘otras unklides,aftancanuo el eal hot zontal de LasreLconesinenérnicas La tonomtade lasmujeessedesenvolvnen- tonces en limites tan amplos como post bes, condi de que no se amenasira cas otras culturas del sur. Las lineas de descendencia bajaban por sucesivas dei dades menores hasta desembocar en los ‘morales: el hombre yla mujer, cada uno de los cuales se especialzaba en oblign ciones rituals especificas, que debia se- suir todo su matrio patrilinaje. En este sentido, la presencia de deidades fement- | nas en relacién de equilibrio con sus pa resmasculinosen elpantedn ailino, pro yecta en ef cultoa los ancestes, la bil teradad de as lneas de descerdencia, a encomendar aspectos espeifisn del ciclo ritual, ahombes yamujeres porsepuaks, Peroesteequilitsionoopera comateeys de una realidad igualmente equilibrads, Por el contrat, traduce una imagen nor rmativa de telaciones entre los por la cual se busca equilibearyreorien tar Lisasimetriasexistentesen la realshal Se podtian dar otros ejemplos de ete esfuersoandhino por crear un ula des ciedalen eleual lisdesgualdaesy dese quiltbrios de fo natural son compersados y redistabuids a través de mecansmos sociales y culturaes que, lejos dio ail Escaneado con CamScanner sentido, la metiforay la prictica del pa rentesco, asf como la proyeccidin de las relaciones hombre-mujer haeiael cosmos andino, la confeontacise ritual y guerre rm entre parcialudades étnicas, te. son ejemplos de los mecanismos utilizados Por is sociedades andinas prehispani para regular el dinamismo de su creci- miento demogrifico y productivo. Elen- sanchamiento de sus niveles de organi- én hacia escalas mis amplias fede- ‘aciones, sefiotios, Estado Inka-a través de la seduceién y la guerra, permitié a ‘estos grupos la creacién de tna forma «stata en el cual habia lugar para el reco- nocimiento dela diferencias, sea dese bito, costumbre, antigiiedad lat but not east~consttucién biol6gica. La ca- Pacidad de toleranciayarticulacién sim- bia de estratos étnicos no contempo- Féneos, 0 Ia ideologia del equilibrio «6smico entre lo masculino yl femenino en el universo, constituyeron as las ori Binales soluciones andinas al tema -tan crucial y vigente en nuestros dias~de la convivencia equilibrada entre diferentes. El tejido pluriénico del Tawantinsuyuy el notable poder simbdlico, ideolsgico y Polftico que tenfan las mujeres en el di Sefio estatal, nos dan atin lecciones per. durables de “buen gobierno", y materia de pensamiento para las utopias pluralis- tas del futuro. En sociedades culturalmen- te tan complejas como las latinoameri- ‘canas, esta temiética deviene en cada ver sms crucial para idear modos apropiados de convivencia y respeto democriticos Con todo lo dicho no quiero, sin em- bargo, dara entender que la situacidn de las mujeres en las sociedades andinas prehispénicas era un mar de aguas tran- uilas. No comparto el “misticismo dela diferencia” ni la idealizacién que suelen, hacer las dirigencias étnicas masculinas de ls sociedades prehispnicas, alas que presentan como modelos de urta incam- biante armonfa entre los sexos. Consi- deto que estas interpretaciones no son sino la otra cara del gesto maniqueo oc- cidental que divide al mundo en Norte- ‘Sur, Cwvilizado Salvaje, Crstiano-Here- je, Blanco-Moreno. En efecto, las muje- tes también fueron usadas por el poder Inka, por el poder indigena, por el poder {ndio alo largo de los slkimos 500 aos. Los conflicts entre los géneros-Lo mis ‘mo que los contlictos interétnicas-fue- 2» SILVIA RIVERA CUSICANQUI ron parte estructural de la ganizativa del poder politica y c ind{gena. extensién tan vi ‘como el Tawantinsuyu, el equilibria en- tre diversos grupas étnicos, de distinta escala demogréfia, hase de recursos yde- sarrolo tecnolégico,debig hacer erecien- temente diff laexpansidin esata y de- bi6é haber implicado una alta dosis de conflicto. Cuando Hegaron los europeos, la sociedad del Tawantinsuyu se encon- traba atravesando un momento de con- tradicciones internas particularmente agudas: una guerra civil entre los herma- nos Washkar y Atawallpa -pertenecien- tes a distintos matrilinajes~ por la su sidn en el poder. A la sociedad invasora -que lleg6sin mujeres para intercambiar- {e fue muy facil aprovechar de esta situa ccién de tensién interna, para inaugurar un ciclo de dominacién profundamente violenta ¢ ilegftima, que slo podemas escribir con ayuda del concepto andino cde pachakuti, que podrfamos traducir del qhishwa o del aymara como “la revuelta © conmocién del universe". Y no cabe dluda que, entre todas las cosas que sre volvieron desde entonces, puede figurar Escaneado con CamScanner COMAVISTA AVE La apuesta fememina por el mesiaj, el horizonte colonial El drama colonia ‘Andes con el intento de seduccin wy, dlespliega la sociedad nativa, al ofecer sus mujeresal invasor. La upturade nr asdereciprocidad hasta entonces cum partidas por todas las sociedades nas conocidas genera u distan comienza en fo mecanismo de -nto completamente into, que consiste en mirar al otro como si fue ra parte de la naturaleza, de lo amoefo y social. Esta que en occidente ‘también se aplica a sexo femenino, une pues umbilicalmente patriarcalisino y colonialismo a partir de 1532. Cietta- mente, los espatioles miran a los indios como no-humanos, tanto como éstos nie an radicalmente la humanidad del ew ropeo. El testimonio grafico y verbal de Maman Puma nov permite vislumbar hasta qué punto esta imagen especular cala hondo en el in ie indigena: ESCARMENAR Nt MUIERES Y ESTRUCTURAS DE RODER EN Conquista, Esta donzella me ena ‘Atagualp. Cai, ape [Aut la seftor) ... donzellas presenta a los cristia. fam (.) Le dito camaricony treplon meres ellos ya tex ae covalog perue declan queera pera leche Caualls, que comfan mats, Coma ne saula nt aula uisto en su uida,y net la tmands dae rrecalo(.) Comertubone, ticia Atgualpa Yingay os seQones prone cipaesycapitanes los demas yon de In uida de los epatoles, se expantton ddeque los cristianos nodormicte Es que decia por que uelauan y que comia plata oro, ellos como sus caballos. Y, que trayfa, ‘ojotas [sandalias} de plata, decia de los, frenos y herraduras y de las armas de hie- roy de bonetes colorados. Y. que de dia y de noche hablauan cada uno con sus papeles, quilca. Y que todos eran amor. tajados, toda Ia cara cubierta de lana, y que se le parecfa sdlo los ojos. (...) Yque tzayian las pixascolgadas stds lagute mos, decfan de las espadas, y que estauan ‘bestidos todo de plata fina. Y que no tania ‘sefior mayor, que todos parecfan ermanos. enel trage y hablar y conuersar, comer y bests yuna cara slo le parecié que te la, un sefior mayor de una cara pretay dientes y ojo blanco, que éste solo ha- ‘blaua mucho con todos” (Poma de Ayala 1988: 353-354). Esta imagen aterradora de hombres sin aban hacia atrds, que comfan oro - ~atgntas Tos caballos com nel Sagrado sis migicos papeles, se complementa con la idea'de una sociedad sin orden, Sim Poder, puesto que el nico que pare- trandar en el conjunto era solo el que ais Fablataren oposiciéatadical al implica la amenaza de un drenaje y acaparamiento unilateral de mujeres, fuera de toda norma de inter- cambio, que desequilibra y hiere el co- razdn de la organizacién social y la polis indigens. El texto de Waman Puma es demasiado elocuente en la descripcién de los episodios de violacién y abuso a Jas mujeres indigenas, en cuyodetalle no ‘vamos a detenernos sino lo suficiente “Como para mostrar el profundo abismo scAMENAR 2 s normativa que implies el pro: eso colonial para Tas sociedades an- slinas, Parie"mestitllos” que luego no ti ‘un lugar, ni en a sociedad espatiola hin igen. Sin embaego, esto escorr- de una paradoja de la sociedad colonial Siporun lado el conjunto de la sociedad indigena se patriarcaliza pata preserva lias normas legftimas de cireulacién de ccOnyugues y permit la reproduceién de las unidades érnicas nativas, por otra par te, el varén mestizo fruto de la violacién, cel “amancebamiento” de una mujer in- digena y un espaol, sufre con més fuer- 22 la discriminacién dentro del ayllu, puesto que no es, ni un partido apeteci- ble por la falta de acceso a los bienes de su patrilinaje, ni un waxcha (huétfano) bien educado, que compensa su falta de Patrimonio con un sentido de servicio a lacomunidad. Aungue las mujeres mesi zas no son invulnerables a este tipo de actitudes ~segiin Waman Puma, las"mes- tizas son mucho més peores para las di- cchas yndias, sus tfas y tos y de sus ma- dies, ama, que son contra los progi- ‘mos..”-cabe, sin duda, dentro de las nor- ‘mas del parentesco indigena, un espacio de mayor tolerancia para su reincorpora- ORCI Sata Mie 8 ANDES, ‘clin a la comunidad, puesto que como mujeres, les hasta com el patrin proteccifn de sr mateilinaje, La dad de ganado, asf como La mercanti in de una serie de acti vas femeninas Jes product la elaboracién de la chicha, los textiles, ete.~ permitieron a estas mujetes una serie de opetones labo rales no siempre disponibles a les vate nes, sobre quienes recafan las respons bilidades tibutarias y laborales més fucr- tes hacia el sistema colonial La emigraci6n a las ciudades, sin em- bargo, fue la ténica comtin a estos proce 08 de miscegenacién biolégica y cultu: ral, que fundan un espacio subordinado para los sectores cholos mestizos. La impronta de las mujeres muchas de ellas ‘madres solteras, con hijos ilegitimos de luniones mixtas~ en la formacidn y en la orientacién cultural de estos sectores, no puede ser pasada por alto. Las nuevas rea: lidades mercantiles y urbanas se forma- ron.consu contribucién activa, perocllas yu prole tuvieron que pagar un precio ‘muy alto, viviendo un nivel de conflicto colonial que las obligS a acepear un rol subordinado (como sirvientas, amantes ‘o segundas mujeres de un amo o amante espafol), en la esperanza de liberar a sus Comeginients. EL Comegibory ake cnente and roncndo y mando La gucrgensa ce bs rmugeres. robincis. Lis dehs Justis cored y pubes de as downs y arate de is enabakes y alas yprownciss dete mewn, co de Dass yde Lipase vss, oxen rmonbvabsy ranks Li ganpense & mugerescasabisydongesy es prongs. Yann rude sus ginal 9 fomisan a lascapabisyalisdingelas bs dkewarga Yann janis» se Fagen pus 9 fen chon mest yn apa kv ys” AS (Pama de Agals 1988: 408) Escaneado con CamScanner hiosfas de un destino como el suyo, pro- porcionsndoles un espacio fronterizo en. los intersticios de la sociedad colonial El origen de la clase obrera en los pat- ses andinos leva esta impronta conflic- tivade un acoplamiento subordinado con la sociedad dominante, mediante su par ticipacidn en ocupaciones desdenadas por los conquistadores, que abandonaron todo trabajo manual para posicién de clase ociosa que wi bajo ajeno. Pero es evidente, ta que el proceso de mestizaje en los Andes Teva la huella de esta apuesta femenina, ‘en tanto mecanismno de supervivencia de las mujeres ahandonadas con sus hijos, 0 recurso de evasidn a La durfima opresion €xnica que cays sobre Las comunidades {indigenas. Exel hechusde que as primeras feneraciomes mesttas cate:can, C481 por ‘completo, de referentes yer tén cobjjadas en una compleya apuesta femeruna por la sobvevivencian las dur: sas cond ud colo- rial, lo que induce también a estas mu Jeres a tecrear una serie de tot tunes de una socieda comportamienti colect rituales, reglas endogéimicas y mecanis n SILVIA RIVERA CUSICANQUI ‘mos legitimos de circulacién de bienes y de cényugues, lo que acaba constituyen- do una auténtica“tercera replica”, que hace de puente entre la sociedad espatiola y la indigena. No obstante, cabe notar ue la ideologta oficial del mestizaje pre~ tende borrar esta huella conflictiva, con- virtiéndola en una imagen complacien- te que se regodea en una supuesta sine tesis,armoniosa y positiva, Por contrast, Ia literatura contemporinea de Bolivia abunda en ejemplos -como la Ch'aska- Aawi, ola Claudina-decholasobirlochas vigorosas y expansivas, eapaces de col jar y seducir bajo sus polleras a los m aristecratas sefioritos de la oligargufa mis- in lograr acceder jamais a una tunidin conyugal soctalmente Como todo in dad éste rflej al implica en la pest rayugales tanp yugal de "segunda" Tes pernutian compete sa falta de lege tmadaad socal hacia aretha", com un po der ecundmicw y de prestigu que ee: Escaneado con CamScanner suyos, y que frecuemtemente se trays en fa alquisicin de propiedad, nee ios, Pero también hay otras cats dey proceso: la violencia conyusal crece o, espiral, al intensificarse las peesion aculturadoras sobre las familias, dor autoridad y el modelo pasa a ser req porla imagen masculina aculturada, reniega de lo suyo a través del desprecy porsu propia compara o madre. Serr duce ast un doble proceso de colon: cién, cultural yde género, que ha de ms car a hierro a todas las generaciones d= _mestizaje colonial andino” (River 1993). Qué evidencia més palpable J esto, que las transformaciones de cado sufridas por el traje de la actual ch | laboliviana. Si ése inicialmente (sigh XVIIL-XIX) fue un intento femenino cludir la carga de tributos y despreci que implicaba el uso del taje indiaen. en contextos urbanos o mercantiles, por toque muchas mujeres optaron por el us de la saya y el mantén espatioles com: esfuerzo de mimesis cultural, en suces vas generaciones, las espafolastermins ron por alejarse del uso de estos trae nun esfuerzo porafirmar -ellas también advenedizas- una raigambre noble excluyente que confirmara su derecho al usodel trabajo gratuito indigena (Rossa- fa Barragin 1992) (ver fig. 4). Con todo [lla rae pal de Is cela acabs | long ia discriminacion hasta el preven | ¥ que efemplifica muy bien esa forma que Rossana llama “embler | autoidentificacién en soci Lloniates como la bolistana Epreciament adsble natures de cote fensmeno, lo qu tus periite meta Grito come an apa dque cada generacki tealcn a través de ti sivimero se suttanientony cont tos culturales, con bn uc se Fenes el wesgs y Le potencialilal del rua la generac de alta nplias. Agu no cabe dla el"horsonte liberal” tajocensiga tnucvose indi dere, ve peta than Li constuvcion hestrica del and spuesta" femenina, js soctales nis Recine ae ESCARMENAR "2 MUJERES Y ESTRUCTURAS DE RODER EN LOS ANDES, ee “Padres. Po ere csamiento gue hazen los dicks padres de ls dorinas ya os no ager azar, unque b pide 9 tiene depot. dvrina Gujeta histérica coctds dad- No obstante, en las que este modelo se proyect desde fi- nes del siglo XIX, se dio un paradéjico resultado de este ensanch: de la época toledana Ta condickin de haciendas. Tanto en el campo cor thas liberales no hicieron sino eprxtucie iciones, multiplicar emblems es dle ermal, ain ot Los ta ro, pues el Gnico derecho teal que se r= ESCARMENARN*2 5 sen sido producto rode la teancculura yen sis maltiples et lettn strato nist-cholenreprodujers de fort celebrat formas de reciptocidad y poder rituales, hhaciéndolas compatibles con aque en un principio parectan los tall smalignos de la cultura inwasora: 10, ¢1 mercado, la teligié En este proceso, se configura t tuna sociedad polar, que divide el ab do y variopinto mundo del me tomoa dos universos de referencia: l par rentela matricentrada que loaricula con el mundo indio, y la parencela patri- centrada que lo vincula al proceso de aculturacién y aproximacién subordina- daal mundo de los extranjeros ycrollos. Laotra cara de esta apuesta femenina es | por lo tanto, la de una defensa terca ¥ ‘multisecular de una identidad diferenci propuestareivindicativa indigena, cont gura en fa actualidad una promesa y un. riesgo: la de abrir una dimensién demo- crética, pluralista y descolonizadora ala ccuestin de las identidades colect porel contrat la de cerrar esta ‘qué tipo de implicaciones tiene laa lacigin eneze luchasi 2s tachas fe rmeninas, para el destino de esta contro versia hist6rica, A modo de epilogo, © por qué el programa liberal (actual) es tan sslo tuna ilusign de poder para las mujeres No me es posible desartllar en deta te capitulo de esta historia de las confrowtaciones pos . bocadss lineasatris. Ciertamente, Laci: Escaneado con CamScanner ses subalternas) es un programa ideal que noha llegadoa concretarse con ninguna de as reformas estatalesemprendidas por nuestros patses desde el siglo pasado, ul renee reformas liberales, popuistas, re ‘volucionarias o neoliberales. En Bolivi logue seconoce como ciudadanfahasido iferenciada ~incluidos el trae, el idio- aay eT gesto, los ritualesen aras de una sociedad uniformemente criolla, “mesti- za", cristiana, consumidora, mercantil, propietaria, ndividuada y carente de toda forma de solidaridad comunal, gremial 0 de grupo. De gl manera loge seco- sa. qve to de quebrar las econdmica de las lor espacios de participacién mrasculina y eortando las esferas donde-mujeres y ottos sectores, sobreviven y comercian manteniendo, al mismo tiempo,-capaci- dades de reproduccién cultural comiinitaria. Este esfuerzo, como parte de laingercién de las zonas andinas en el capitalismo, a més de convertimos en mero apéndice de los mercados del norte, hha introducido normas estilos de trabajo SILVIA RIVERA CUSICANQUI deshumanizados, que alienan no s6lo a indios y mujeres, sino todo see humano que ingrese permanentemente en los en- tranajes del ftichismo de la mercancfa ¥ Ia producein en masa, Toda esta pro- blemética, que implica un dominio antropocéntrico del hombre sobre el pla- ‘eta, conecta las demandas democréticas femeninas con las corrientes ms reno- vadoras del pensamiento y la praxis pos- colonial contempordneas. Sin embargo, en lugar de la mimesis que nos esteriliza, hharemos bien en mirar nuestra propia his- toria, que contiene similares cuestiona~ rmientos, articulados en un lenguaje més préximo a nuestras preferenciasy précti- cas culturales y éticas. {Podré ser casual que el primer movi- miento popular femenino modemoen la zona andina de Bolivia haya sido el anar- ‘quismo expresado en el Sindicato Feme- nino de Oficios Varios yen la Federacién ‘Obrera Femenina, que agruparon a dece- nas de miles de cholas trabajadoras en LaPaza partir dela década del 20?No lo creo, Entre otras cosas, este movimiento Juché contra una modernizacién ciega a las necesidades convivenciales de la so- ciedad, y contra una ciudadanta homoge- neizadora y negadora de las diferencias éxnicas y cultrales. Defendié con fiereza la autonomfa de las comunidades de co- Sindicato de Culinaria y B.S. auherido a la FOL, 1935, en Leh y Rivera 1988, merciantes y productorasartesanales, identidad cultural de ls cholas y sus de rechos como mujeres. Defendis el ame, libre y se opuso al matrimonio como ob gacién formal, quizés apelando a una rx bia més antigua, como la que Waray Puma expresara en su imagen del mati monio catélico en el siglo XVII. Pero en esto también confirmé una larga pct ‘ca de uniones libres propia de las socie dades cholo-indigenas, que logré sobre viviral autortarismo eclesaly patra de la colonia y la repablica. Combatis los abusos sexuales de los gendarmes policfas, que atentaban contra la auto nomia y legitimidad de los negocios actividades artesanales y comerciales fe- meninas. Significativamente -y no sél\ por su raiz anarquista—este movimient urbano de mujeres combatié el sufragic tiniversal como un mecanismo engafo so de la sociedad q’ara u oligérquica do- ‘minante, para prolongar la invariable ex- clus de ls clases subalternas, de las cesferas del poder y del gobierno. El programa esbozado por el sindica lismo anarquista femenino tuvo atin otra ‘ensefianza para las luchas de las mujeres de hoy. Fue un programa que intents descolonizar y resignificar el lenguaje la palabra, para que ésta deje de ser el talismén maligno del conquistador y se convierta en medio de comunicacién y espacio de ejercicio de la libertad Petronila Infantes, cocinera de profe sién y dirigente del Sindicato de Cu: linarias y R.S., adherido a la Federa cién Obrera Local, expresaba las si guientes palabras en un testimonio re copilado en 1986: “En primer lugar tenéamas que ser somos, que no haya discriminacién. P esomos rspetdbamosel unoal oto, tnt centre compatiras como entre comp 1s, lo mismo las compara con sts oss, no se pegaban como en atrs host res que se agarran a patacas, ka myer le rasguita, le agarra a borellazos, e838 6 sas nosotros no hemas conocido (...) Por eso eralibertario el sindicato, dle los ner ‘quistas, anarcosindicalistas. Eso qt decir ser libres, tener control sobre kt ‘manera de vivir, tener esa libertad en bt ‘vox. Nos organizamos todas en virtul de que nadie nos dinja ni nos mane" (It fantes, en Lehm y Rivera 1988: 163) Escaneado con CamScanner MUJERES ¥ ESTRUCTURAS DE RODER EN LOS ANDES rajatabla qu ral de la ciudad: igualdad 2 de estas pales, tn arma de dable filo. ¥ lo son porque lasmujeres.attulode acceder al derecho alapalabra ala politica pueden perder lo mismo que los indios el derecho a tuna identidad diferenciada y diversa de lanorma dominante, convirtiéndose en rmeros peones en el tablero de ajedrez occidental Los derechos y utopfas exp sadosen el testimonio de dofia Petronil como producto de una historia conden sada en su propia vido, express en cam bio, con toda claridad, una visién més digna y respetuosa de la convivencia h mana, en la que todasfos podamos por fin “ser como somos", sin perder nuestra cespecificidad, pero reencontrando al mis- mo tiempo la dimensién humana, soli daria y complementaria en la relacién hombre-mujer y sociedad-naturaleza. En este contexto, la apuesta por la identi dad, con todo lo contempornea y pos- modemista que pueda sonar, reproduce parad6jicamente aquella doble posicién de las mujeres Inka, que permitia articular las edes afines de la panaka con lasredes sanguineas delay. Articula también en ellas, la doble funcién de relacionar al aylly con el extrafo 0 ajeno (el kaka 0 lari de la terminologfa andina de paren- tesco) y de defender rigurosamente Ia identidad del grupo propio, a través dela préctica textil y la endoculturacién ritual. YY aqut llegamos, finalmente, alas as0- res por las que la problemtica femenina actual en América Latina puede adquii Un espacio nuevo y fructifero de reflexion, cn didlogo con los movimientos indios 0 indianistasdel continente, ue le permita liberarse del relativismo que ha invadi- do los estudios fereninos en otras lati- tudes. La emergencia de una utopia com- Partida que, sin renunciar a la dimensién hhumanistay ciudadana encamada en las ddemandas igualitarias feministas,refuer- ‘e,al mismo tiempo, la vocacién huma- fista y universal del “artificio humano” Y’la abigarrada pluralidad de culturas,ra- 22s coloresy modes de vida que caracter a nuestra especie y a la sociedad huma ha en general Estas ensefianzas andinas, on todo su particularismo, pueden asf ‘engarzarse en el propésito comiin de fun- sin matices son, ESCARMENAR N*2 dar una pluralidad de ik nas y ensinchy pacios de interaceién eiudadan que per an afimar la condietén humana y los derechos humanos de ka mayora: indios, mujeres y clases subalternas, dade femeni- nismo tiempo, les Bibliografia citada ‘Anenor, Hannah: The Human Condition, ‘Chicago, The University of Chicago Press, 1958, Baneacdn, Rossana: Espacio urbana y di- ‘ndmica nica, La Paz en el siglo XIX, La Paz, HISBOL, 1990. “Entre polleras, liqllas yAafiacas. Los mes- ti2os y la emergencia de la tercerarepabli a, en Arze, Baragin, Escobar y Medina: cell (comps), Emicidad, economia simbolis- ‘mo enlos Andes, 11 Congreso Internacional deEinohistoria, Coroico, La Paz, HISBOL, IFEA, SBH, 1992. SSE Gassagne Therése: La idenidad faymara. ‘Apmdgimacién histrica, Siglo XV- La Pas AHISBOL, 1987 WSLASTRES, Ph Extudios de Antropologia Poliica, Barcelona, Grijalbo, 1987. Escaneado con CamScanner DiL9,Rossella"Il ogo dela dferens cen Voli 1-2(68, Min, 1988, Lisa Zlema y Rivera, Silvia: Lo artesa- run Mbertarin la ica dl ea, La Pay Ediciones del THOA, 1988 Mercato, Mission Mai Album de pai Sajs, is humane centuries de Bola, (LaPaz: Banco Central de Bolivia, Archi- ‘vo Nacional de Bolivia, Biblioteca Nacio ral de Bolivia) (1841-1869). Munna, John V: Formaciones ecomémica potas de mio ondino, Lima, IEP, 1975 Poua br vata, Guamén: El primer nueva rica buen gobiema [1613}, Esc de Jahn V. Murty Rolena Adorno, México, Siglo XXI, 1988, Rivera Cusicanut Silvia: "Democracia liberal y democracin de alu: el caso del norte de Potos’en Varios Awores, ELdif- cil eamino dela democracia, La Paz, ILDIS- Enbsjada Alemana, 190, “Pachakuti”, Los aymara de Bolivia frente a ‘medio mlenio de colonialsmo. La Pas, Arve iyi, 1992. "Mestiaje colonial andino: una hipstesis detrabajo",en Riveray Ral Barto, Visken- tas encubirtas en Bola, Vol I: Cultura y Politica La Pas, CIPCA‘Arusi Zuaveain,R. Tom: Reyes yuereos. Ensayos de cultura andina. Lima, Fomeciencias 1989.

También podría gustarte