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existencia de Dios y Ia dj entre el alma y el cuerpo tincion 5, ‘eal del hombre Primera meditacié Acerca de las cosas que se pueden ad nN duda HACE YA ALGUN TIEMPO que adverti como desde mis primeros ios habia recibido por verdaderas una cantidad de falsas opiniones, y que aguello que después he fundamentado sobre principios tan mal ssegurados no podia ser sino muy dudoso e incierto; de manera que me hacia falta intentar seriamente una vez en mi vida deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces habia dado crédito, y comenzar ablecer algo firme todo de nuevo desde sus fundamentos, si queria e Yconstante en las ciencias. Pero como me parecia que tal empresa era enorme, esperé hasta haber alcanzado una edad que fuese tan madura, {eeno pulse experar que hubiese otra en la que estuviera en con- nes para ejecutarla; lo cual me ha hecho diferirla tanto tiempo, oe creeré cometer una falta si continuara empleando en ies a7 que me queda para obrar. pic, y halen mi espiritu se halla libre de toda pre- ‘ledad apacible — procurado un seguro Feposo & una : ‘anera 7 , aplicaré seriamente y con libertad a destruit i necesario odas mis antiguas opiniones. Ahora bien, n° » Para lograr este empefio, probar que todas ellas son 235 Primera meditacion fertas ¢ indubitables, que a las que nos falsas, sera suficiente que yo encuentre e| duda para hacer que las rechace a todas, Y que las examine a cada una en particular, lo que seria un trabajo infinito; sino que, dado que la ruina de los fundamentos as consigo necesariamente el resto del edificio, atacaré en primer Jugar los principios sobre los cuales se apoyaban todas mis viejas opiniones. Todo lo que hasta ahora he recibido como lo més verdadero yseguro lo he aprendido de los sentidos, o por los sentidos: ahora bien, algunas veces he comprobado que esos sentidos eran enga- adores, y es prudente no fiarse nunca por completo de quienes hemos sido alguna vez engafiados. Parecen con evidencia més minimo motivo de Para ello no es necesario Pero, aun cuando los sentidos nos engaien algunas veces con respecto a las cosas poco sensibles y muy alejadas, tal vez haya muchas otras de las que no se pueda dudar razonablemente, aunque las conozcamos por su medio: por ejemplo, que estoy aqui, sentado cerca del fuego, vestido con una bata, teniendo este papel entre mis manos, y otras cosas por el estilo. ¥ somo podria acaso negar que estas manos y este cuerpo son mios? a no ser que me compare con esos insensatos cuyo cerebro esta de tal manera perturbado y ofuscado por los negros vapores de la bilis, que aseguran constan- temente que son reyes, siendo muy pobres; que estan vestidos de oy purpura, estando por completo desnudos; 0 que se imaginan We son cantaros, o que tienen un cuerpo de vidrio. Pero no son més que locos, y yo no seria menos extravagante si me guiase por “4s ejemplos, conga MPArEO, tengo que considerar que soy ee ee is ae acostumbro dormir y representarme pea 405 Tee cosas, y algunas veces hasta menos verosi a ee dig ensatos cuando estan despiertos. ;Cudntas ve an Sercg aoe durante la noche, que estaba en este Tuga : fuego, aunque estuviese dentro de mi lecho y por com 237 Primera meditacién intencién y deliberado I 4 '0 que acontece en el suefo no parece, ni tan claro, ni tan distinto como todo esto. Pero, con cuidado, propésito, y que la siento: a pensando en ello cuerdo de haber sido engafiado con frecuencia por semejantes ilusiones mientras dormia. Y al detenerme en este pensamiento, veo con tal evidencia que no hay indicios conclu- yentes, ni marcas tan ciertas por las cuales se pudiese distinguir con nitidez la vigilia del suefio, que me leno de extrafieza; y esta extraneza es tal, que es casi capaz de persuadirme de que estoy dormido. Supongamos pues ahora que estamos dormidos, y que todas esas particularidades, a saber, que abrimos los ojos, que movemos la cabeza, que extendemos las manos, y cosas semejantes, no son sino falsas ilusiones; y pensemos que tal vez nuestra manos, 0 todo nuestro Cuerpo, no son como nosotros los vemos. Sin embargo, hay que confesar al menos que las cosas que se nos representan en el suefio son como cuadros 0 pinturas que no pueden estar for- madas sino a semejanza de algo real y verdadero; y que asi, por lo menos, esas cosas generales, a saber, los ojos, una cabeza, las manos y todo el resto del cuerpo, no son cosas imaginarias, sino verdaderas y existentes. Porque es verdad que los pintores, aun cuando se empefien con todo su artificio en representar Sirenas y Satiros mediante formas bizarras y extraordinarias, sin embargo no les pueden atribuir formas y naturalezas por completo no- vedosas, sino que hacen una cierta mezcla y composicién de los miembros de diversos animales; o bien, si acaso su imaginacién es tan extravagante como para inventar algo tan nuevo que nunca ha- yamos visto nada semejante, y que asi su obra nos represente algo Puramente fingido y falso en absoluto, al menos losicolores con los cuales lo componen deben ser verdaderos. Dyantidd Y por la misma raz6n, aunque esas cosas generales, como los jos, una cabeza, las manos y otras semejantes, puedan ser imagi- Narias, es necesario confesar, sin embargo, que hay cosas atin mas simples y mas universales que son verdaderas y existentes; de cuya 239 5 Primera meditacion genes de las cosas que residen featdotie: Dean ertes San verdaderas y reales, sean fingidas y "6 este género de cosas es la naturaleza corporal en ge~ 1 ae neral y su extension; igualmente la figura de las cosas extensas, su a nitue’, y Su numero; asi como el lugar donde estan, elitiempo.que mide su duracién yot en nuestro pensamiento, ‘cantidad o magnitud, eee ras semejantes, ual tal vez no iri | aa dependen de la consideracién de tas cosas ee 8 Compuestas, son muy dudosas e inciertas; pero que la Aritmética, la Geometria y las otras ciencias de esta naturaleza, que no tratan sino de cosas muy simples y muy generales sin preocuparse mucho de si se dan en la naturaleza 0 no, contienen algo cierto e indudable. Porque, ya | sea que yo esté despierto o que duerma, dos y tres juntos forman siempre el numero cinco} y el cuadrado no tendré nunca més de cuatro lados; y no parece posible que verdades tan patentes puedan ser sospechosas de alguna falsedad o incertidumbre. Sin embargo, hace mucho tiempo que tengo en mi espfritu una cierta opinién, de que hay un Dios que todo lo puede, y por el cual he sido creado y producido tal como soy. Ahora bien ;quién puede haberme asegurado de que ese Dios no ha hecho que no haya tierra alguna, ni Cielo, ni cuerpo extenso, ni figura, ni magnitud, ni lugar, Y que sin embargo yo tenga las sensaciones de todas estas cosas, y todo ello no me parezca existir sino como yo lo veo? Mas atin, como juzgo a veces que los dems se equivocan aun en las cosas que piensan saber con mayor certeza, podria ser que él hubiese querido que yo me engafie todas las veces que hago la adicién de dos y tres, 0 que enumero los lados de un cuadrado, 0 que juzgo de algo atin més facil, si es que se puede imaginar algo mis facil que eso. Pero puede ser que Dios no haya querido que me engafie de esa manera, porque se dice de él que es la suprema bondad. Sin embargo, si repugnase a su bondad el haberme hecho de tal suerte que me engajiara siempre, manera contrario el permitir que me en- Pareceria serle de igual e gaviara a veces, y sin embargo no puedo dudar que lo permita, 241 Primera meditacion ‘al vez haya aqui personas que preferirg T. i amc q * Preferirén negar la existencia geun Dios tan poderoso, antes que creer que todas las dem, as Cosas son inciertas. Pero por ahora no les hagamos resistenci: ‘ a, Y supon- gamos» en favor suyo, que todo lo que se ha dicho aqui de Dios una fibula. Sin embargo, cualquiera que sea la manera como supongan que he legado al estado y al ser que poseo, ya sea que geo atribuyan a algtin destino o fatalidad, ya sea que lo refieran al azar, ya sea que pretendan que haya sido por una sucesién y encadenamiento continuo de las cosas, es cierto que, puesto que equivocarse y errar es una especie de imperfeccién, cuanto menos poderoso sea el autor que ellos le atribuyen a mi origen, tanto mas probable sera que yo sea de tal manera imperfecto que me engaiie siempre. Razones estas a las que no tengo en verdad nada que res- ponder, aunque me veo en Ia obligacién de confesar que, de todas las opiniones a las que en otro tiempo les he otorgado crédito como verdaderas, no hay ninguna de la cual no pueda ahora dudar, no por alguna falta de consideracién y por ligereza, sino por razones muy fuertes y consideradas con mucha madurez: de manera que si deseo encontrar algo constante y firme en las ciencias, es necesario que suspenda en adelante mi juicio acerca de tales pensamientos, y que no les otorgue mas crédito del que les otorgaria a cosas que me parecieran evidentemente falsas. Sin embargo, no es suficiente con haber hecho estos sefiala- mientos, es necesario ademas que me cuide de acordarme de ellos; Porque esas viejas y ordinarias opiniones me siguen viniendo con recuencia al pensamiento, ya que el largo y familiar trato que han ee les otorga al derecho de ocupar mi espiritu contra |, y de convertirse casi en duefias de mi conviccién. Y Nunca A fn de lacostumbre de darles mi beneplacito y de confiar en > Mie! i oe ‘ntras que no las considere tal y como son efectivamente, en cierta "80 muy am eee como acabo de mostrar, y sin em- “reerlas que para hes e manera aude tiene mayor razon para ™ayor pry fe garlas. Por ello Pienso que las utilizaria con Mis cuida los en tomando el partido contrario, empleo todos PeNsamientos . eearme a mi mismo, fingiendo que todos esos ‘98 son falsos e imaginari Sos ¢ imaginarios; hasta que, habiendo balan- ncia si, 243 y Primera meditacion ¢ Ho de tal manera mis prejuicios que no puedan hacer que mi e mi del otro, mi juicio no vuelva opinidn se incline mas de un lado que a verse dominado por malos habitos y apartado del recto caminc de conducirlo ¢ : que puede conducirlo al conocimiento de la verdad. Porque estoy ' sto} seguro de que a pesar de ello no puede haber en este camino ni peligro ni error, y que hoy no podria concederle demasiado a mi desconfianza, ya que ahora no se trata de obrar, sino uni de meditar y de conocer. camente Supondré entonces que hay, no un verdadero Dios que es fuente soberana de verdad, sino un cierto genio maligno, no menos astuto y enganador que poderoso, que ha empleado toda su destreza para engaharme. Pensaré que el Cielo, el aire, la tierra, los colores, las fi- guras, los sonidos y todas las cosas exteriores que vemos no son mas que ilusiones y engaiios, de los cuales se sirve para sorprender mi credulidad. Me consideraré a mi mismo como si no tuviera manos, ni ojos, ni carne, ni sangre, como si no tuviera sentido alguno, pero creyera erradamente tener todas esas cosas. Con obstinacién perma- neceré aferrado a este pensamiento; y si por este medio no est4 en mi poder llegar al conocimiento de ninguna verdad, por lo menos esta en mi potencia el suspender mi juicio. Por ello me cuidaré mucho para no darle crédito a ninguna falsedad, y prepararé de tal manera mi espiritu contra todas las astucias de ese gran engafiador, que, por mas poderoso y astuto que sea, nunca podra imponerme nada. Sin embargo, esta resolucién es ardua y laboriosa, y cierta pereza me arrastra insensiblemente al trajin de mi vida ordi- naria. Y de la misma manera que un esclavo que goza en el suefio de una libertad imaginaria, cuando comienza a sospechar que su libertad no es mas que un suefio, teme ser despertado y conspira con sus agradables ilusiones para que lo engafen por mas tiempo, asi también recaigo insensiblemente por mi mismo en mis antiguas opiniones, y temo despertarme de esta somno- lencia, por temor a que las vigilias laboriosas que seguirian ala tranquilidad de este reposo, en lugar de aportarme alguna cla- tidad y alguna luz en el conocimiento de la verdad, no sean su- ficientes para aclarar las tinieblas de las dificultades que acaban de ser suscitadas. 245 LA MEDITACION QUE HICE ayer me ha llenado el espiritu con tantas dudas, que en adelante ya no esta en mi potencia olvidarlas. Y sin embargo no veo de qué manera podria resolverlas; y como si de golpe yo hubiera caido en aguas muy profundas, me hallo tan sor- prendido, que no puedo ni afianzar mis pies en el fondo, ni nadar para sostenerme a flote. Me esforzaré, sin embargo, y continuaré otra vez el mismo camino por el que me encaminé ayer, alejandome de todo aquello en Jo cual pueda imaginar la menor duda, lo mismo que si su- piera que es por completo falso; y continuaré siempre por este camino hasta que haya encontrado algo cierto, 0 por lo menos, si no puedo otra cosa, hasta que haya aprendido con certeza que en el mundo no hay nada cierto. Arquimedes, para sacar el Globo terraqueo de su lugar y transportarlo a otro, no pedia mas que un punto que fuera fijo y Seguro. También yo tendré derecho a concebir grandes esperanzas Si tengo la suerte de encontrar al menos una cosa que sea cierta ¢ indudable, eee entonces que todas las cosas que veo son ee me repres eee de todo lo que _ Get repleta de me He Ste que « : ‘a, nada ha sido jamés; pienso que no tengo Ss fee ‘uerpo, la figura, la extensidn, el movimiento y ¢! "U8: | 27 ATX 9 Segunda meditaion nas que ficciones de mi espiritu, Qué sera entonces lo qu e no son Mm ¢ considerado verdadero? ‘Tal vex uni podrd se Br ndo no hay nada ciert0. pero jqué sé Yo sino hay alguna otra cosa diferente de las de juzgar como inciertas, de la cual no se pueda tener que acab' ta menor duda? No hay acaso algiin Dios, 0 alguna otra potencia que me intr mente que en el oduzca en el espiritu estos pensamientos? Esto no es que bien puede ser que yo esté en capacidad de pro- necesarios Por mismo. Pero entonces al menos yo n0 soy algo! Ya ducirlos por ™ he negado, sin embargo titubeo, pendiente del cuer ellos? Me he persuadido, empero, de que n nada en el mundo, de que no habia cielo, ni cuerpo algunos pero entonces 10 me he p' de que yo no era? Ciertamente nes sin duda que persuadido, 0 sélo si yo he pensado algo. Sin em qué engafiador muy poderoso y muy astuto que destreza en engaharme siempre. Pero entonces no hay duda de que soy, si me engafias y que me engaie cuanto quiera, él no podré munca hacer que yo no sea nada mientras que YO piense ser algo. De manera que después de hal y de haber exa- minado con cuidado todas las cosas, tener como firme que esta proposiciOn: yo s0ys riamente verdadera cada vez que la pronuncie, 0 que la conciba en mi espiritu. Pero ain no conozco,con suficiente claridad lo que soy, yo que estoy cierto de que soy: que en adelante es necesario que atienda con cuidado a no tomar de manera imprudente alguna otra eee yano equivocarme asi en este conocimiento, que Sos Ae s més cierto y mas evidente que todos los que he tenido iormente, seme io considera de nuevo lo que Yo crea ser antes mis antiguas a a estos ultimos pensamientos; Y epee de las razones icciones todo lo que pueda ser combatido por que acabo de alegar, de manera que NO quede preci- embargo, que tuviese sentidos, 0 cuerpo. Pero sin porque squé se sigue de ello? sSoy acaso tan de- po y de las sentidos como pata no poder ser sin 10 habia absolutamente ni tierra, ni espiritus, ersuadido también yo era, si me he bargo, hay no sé emplea toda su erlo pensado bien, hay que llegar a concluir y @ ‘yo existo, es necesa- de ha- 289 | a samente nada, sino aquello que es por compl ple est Sin dificul hombre, Pero zqué es un hombrez to as entonces 10 que creia ser ant indudabte tind PENA sey un ' n Pac © UN animal racj No, por cierlor porque seria necesarig 'Mvestipar | tee ar Lue animal y lo que es racional, y asi, de una dnie de manera insensible en una infinid 2Que aDiré que B0 Jo que ey 4 Cuestion, Cacriamos lad de ue J cuestiones adn Mas di- Tria desperdiciar lo poco que me queda de tiempo y de ocio empleandolo en desenredye semejant antes ficiles y embarazosas, y no que: sutilezas.(Me detendré mas bien a considerar aqui los pensa. nmi espiritu, y que me Jos inspiraba Unicamente mi naturaleza cuando me mientos que nacian antes por si mismos e: aplicaba a con- siderar mi se’yEn primer lugar me consideraba como alguien que | poseia un rostro, manos, brazos y toda esta maquina compuesta | de huesos y de carne, tal como aparece en un cadaver, y ala cual! | designaba con el nombre de cuerpo. Consideraba ademas que me alimentaba, caminaba, sentia y pensaba, y referia todas estas ac- ciones al alma; pero no me detenia a pensar lo que era esa alma, o si me detenia en ello, imaginaba que era algo en extremo raro y sutil, como un viento, una Ilar 0 un aire muy fino, que se insi- nuaba y se expandia por mis partes mas burdas. En lo que respecta al cuerpo, no abrigaba duda alguna sobre su naturaleza; porque Pensaba conocerla de manera muy distinta, y su hubiese querido explicarla segtin la nocione que tenia de ella, la hubiese descrito de sta manera, Por'cuerpo entiendo todo lo que puede ser delimitado Por alguna figura; lo que puede estar comprendido dentro de algun lugar y Henar un espacio de manera que todos los demds cuerpos fstén excluidos de él; lo que puede serisentido, ya sea por el tacto, Ya por la vista 9 Por el oido, 0 por el gusto, o por el olfato; lo que Puede sen movid lo de muchas maneras, no por si mismo, sino por extrafia de la cual sea tocado y de la cual reciba 4 impresi én, Pe e si tuvi m a n. Porque si tuviera en si el poder para moverse, “NSar, no cref alguna otra cosa entir ia de ninguna manera que se le pudiesen atribuir aja id me xtragh 8 ae naturaleza corporal; aba de ver que sem por el contrario, mas bien “lettgg cuerpo ejantes facultades se encontrasen en 251 Segunda meditacién Ahora bien squé soy_yo, ahora que supongo que hay alguie en extremo poderoso y, si me atrevo a decirlo, malicioso y ae que emplea todas sus fuerzas y toda su destreza en engaitarme? yPuedo estar seguro de tener la mds minima de las cosas que acabo de atribuir a la naturaleza corporal? Me detengo a pensar en ello con atencién, paso y repaso todas estas cosas en mi espiritu, y no encuentro ninguna de la cual pueda decir que est en mi. No es necesario que me detenga a enumerarlas. Pasemos entonces a los jtributos del Alma y veamos si hay algunos que estén en mi. Los primeros son los de alimentarme y caminar; pero si es verdad que no tengo cuerpo, también lo es que no puedo caminar ni alimen- tarme. Otro es el de sentir; pero tampoco se puede sentir sin el cuerpo: ademas de que en otras ocasiones he pensado que sentia muchas cosas durante el suefio, las cuales al despertarme he re- conocido no haberlas sentido efectivamente. Otro es el de pensar; y aqui encuentro que el pensamiento_es un atributo que me per- tenece: sdlo él no puede ser desprendido de mi_Yo soy, yo existo: esto es cierto; pero spor cudnto tiempo? A saber, por el tiempo que Tpiense; porque tal vez sea posible que si yo dejara de pensar, cesara al mismo tiempo de ser o-de-existir. Ahora no admito nada que no sea necesariamente verdadero: por lo tanto no soy, hablando con precisin, sino una cosa que piensa, es decir, un espiritu, un enten- \ dimiento 0 una raz6n, que son términos cuyo significado me era_ | desconocido hasta ahora. Asi pues, soy una cosa verdadera, yen | verdad existente; pero qué cosa? Lo he dicho: una cosa que piensa. w qué mas? Excitaré ain mi imaginacién para buscar si no soy algo mas. No soy este montén de miembros al que se llama cuerpo humano; no soy un aire fino y penetrante expandido por todos esos miembros; no soy un viento, un soplo, un vapor, ni nada de todo €s0 que puedo fingir o imaginar, puesto que he supuesto que todo pines nada, y, sin cambiar esta suposicién, encuentro que no far cierto de que soy algo. a i oes acaso suceder que esas mismas cosas que supongo diferentes ee resultan desconocidas, no sean en efecto disputo ee al que conozco? De ello no sé nada; ahora no sto, no puedo juzgar sino sobre las cosas que me N 253 re 9 - Segunda meditacion son conocidas: he reconocide que era, y busco to ¢ : Ie Soy, yo, a » YO, a 18 cierto que est Ho de esa manera pre quien he reconocido que es, Ahora bic i @ nocién conocimiento de mi mismo, ton 7 cisa, no de cosas Cuya existencia no me es conocida tod: consiguiente, ¥ con mayor raz pende de li avia; y por m, tampoco de ninguna de las que as por la imaginacién. Y los mismos términos de fingir y de imaginar me advierten de mi error; porque, en efecto, fingiria si imaginara ser algo, puesto que imaginar no es otra cosa que contemplar la figura o la imagen de una cosa corporal, Ahora bien, pueden ser fingidas o inventac ya con certeza que soy, y que en conjunto puede ser que todas esas imagenes, y en general todas las cosas que se re- fieren a la naturaleza del cuerpo, no sean sino sueiios 0 quimeras. Después de lo cual veo con claridad que tendria tan poca razén al decir: excitaré mi imaginacién para conocer con mayor distincion Jo que soy, como si dijese: ahora stoy despierto y percibo algo real y verdadero; pero, puesto que no lo percibo con suficiente nitidez, me dormiré expresamente para que mis suefios me representen eso mismo con mas verdad y evidencia. Y reconozco asi con certeza que nada de lo que puedo comprender por medio de la imaginacién Pertenece a ese conocimiento que tengo de mi mismo, y que es necesario lamar de nuevo y apartar al espiritu de esa manera de concebir, para que él mismo pueda reconocer con toda distincion su naturaleza. que piensa’ Es decir una cosa que duda, que concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que también imagina, y que lente. No es en verdad poco si todas estas cosas pertenecen a mi naturaleza, Pero spor qué no le pertenecerian? ;No soy acaso ese mismo que duda casi de todo, que sin embargo entiende y concibe Ciertas is : en Cosas, que asegura y afirma que sdlo esas son verdaderas, iega todas le i ‘ a todas las demas, que quiere y desea conocer otras, que no duiere ser enganado, * poar mig y we eee muchas cosas, aun algunas veces yo ae ién siente muchas como por intermedio 'erpo? jHay algo de todo eso que sea tan ver- Soy y que existo aun cuando durmiera el que me ha dado el ser empleara todas Pero entonces squé soy? Una cosa que piensa, ;Qué es una cosa ero entonces piensa, adero como : €8 ciert Hempre, 0 que Yaun cuando aque 255 22, Segunda meditacion sus fueraas para engaiarme? atributos que pueda ser distinguido de mi pensa: pueda decir que esta separado de mi mismo? ae jocetan evidente que soy yo quien duda, quien entiende y quien des ae ahi no hay necesidad de aiadir nada para explicatlo. Y matin, tengo ciertamente el poder de imaginar; Porque, aun fe is ceder (como lo he supuesto antes) que las eae sean verdaderas, 2Acaso hay también alguno de esos n embargo este poder de imaginar no deja de estar realmente en mi, y hace parte de mi pensamiento. En fin, soy’ a mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas al por los drganos de los sentidos, puesto que en efecto veo la luz, oigo el ruido, percibo el calor. Pero se me dird que esas apariencias son falsas y que estoy dormido. Sea; sin embargo, por lo menos es muy cierto que me parece que veo, que oigo y que me caliento; y AHs: esto es propiamente lo que en mi se llama sentir, y esto, tomado L** asi precisamente, no es otra cosa que pensar. Por donde comienzo a conocer lo que soy con un poco mas de luz y de distincion quel antes. Sin embargo, no puedo impedirme creer que las cosas corpo- rales, cuyas imagenes se forman por mi pensamiento y que caen bajo los sentidos, no sean conocidas con mis distincién que esta no sé qué parte de mi mismo que no cae bajo la imaginacién: aunque en efecto sea una cosa bien extraiia que cosas que encuentro du- dosas y lejanas sean conocidas por mi mas clara y mas facilmente que aquellas que son verdaderas y ciertas, y que pertenecen a mi propia naturaleza. Pero veo bien lo que pasa: mi espiritu se com- place en extraviarse, y todavia no puede contenerse dentro de los justos limites de la verdad. Aflojémosle entonces una vez mas la brida, para que, cuando lleguemos luego a tirarla suavemente y en el momento oportuno, podamos con mayor fa‘ idad meterlo en ae cintura y conducirlo. ALON Comencemos considerando las cosas mas comunes y que istincié pos Creemos comprender con mayor distincion, a saber, los cuerp ero a los cuerpos en general, ¢(¢ de ordinario més confusas, (¢, Tomemos, por ejemplo, este que tocamos y que vemos. No me refi Porque estas nociones generales son Sino a uno cualquiera en particular. 257 Segun. *e9unda meditacign pedazo de cera que acaba de ser sacado de | perdido la dulzura de la miel que contenia, menting en a, e del perfume de las flores de donde fue ey ido, tiene todavia algo gu tamafio son visibles; es duro, frio, se lo toca a ol su figura, sigin sonido, En fin, todas las cosas que sa i goles, dara hacer parte de un cuerpo, se encuentran en él. eee Pero he aqui que, mientras hablo, lo acercan al fuego: lo quedaba en él de sabor se esfuma, el olor se dewvanece, su a cambia, su figura se pierde, su tamaio aumenta, s a se calienta, apenas se lo puede tocar, y, —— . Mra ae golpee, no dara sonido alguno. ;Permanece la misma cera después de este cambio? Hay que confesar que permanece; y nadie lo puede negar. ;Qué es entonces lo que se conoce en este pedazo de cera con tanta dis- tincién? No puede ser ciertamente nada de aquello que he notado en él por medio de mis sentidos, puesto que todas las cosas que caian bajo el gusto, 0 el olfato, o la vista, 0 el tacto, 0 el oido, han cambiado, y sin embargo permanece la misma cera. Tal vez era Jo que pienso ahora, a saber, que la cera no era ni esa dulzura de la miel, ni ese agradable olor de las flores, ni esa blancura, ni esa figura, ni ese sonido, sino Wnicamente un cuerpo que poco antes se me aparecia bajo esas formas y que ahora se hace notar bajo otras. Pero, hablando con precision jqué es lo que imagino cuando la concibo de esa manera? Considerémoslo con atencién y, apartando todas las cosas que no pertenecen la cera, veamos Jo que queda. Ciertamente no queda sino‘algo extenso, flexible y mudable. Pero aqué es flexible y mudable? ;No es acaso que imagino que esta cera que es redonda, es capaz de volverse cuadrada y de pasar del cua- drado a una figura triangular? Cierto que no, no es eso, puesto que laconcibo capaz de recibir una infinidad de cambios semejantes, Y no podria sin embargo recorrer esa infinidad con mi imaginacion Leeman esa concepcién que tengo de Ja cera no se lleva Poe la facultad de imaginar. ce ahora esa extensién? jNo es ella también desco- todavig inayor que en la cera que se funde aumenta, 7 oe més cuando ee esta fundida por completo, y adn muc 10 nta el calor? Y yo no concebiria con claridad y 259 24 Segunda meditacion segiin la verdad Pes iin lav lo que es la cera, sino pensara que ¢ recibir mas variaciones seyiin la extensi le ae it extension, de nee podria ni siquiera concebir con la y que tinicamente mi entendimie pedazo de cera en particulat, las que alguna ver haya podido imaginar, Es 1 10, por lo t » Por lo tanto, . ceplar que yo no maginacién lo qu s esta cera, ‘Mo lo concibe; me refiero a este Porque en cuanto a k . ‘ ja cera en general, es atin mas evidente. Ahora bien : i. squé es concebida sino por el entendimiento? Ci esa cera que no puede ser z : erlamente es la misma que veo, que loco, que imagino, y la misma que : i conozco desde el co- mienzo. Pero lo que hay que tener en cuenta es que su percepeién, 0 bien, la accion por la cual se la percibe, no es una visién, ni un tacto, ni una imaginacién, y nunca lo has asi, sino inicamente una inspe do, aunque antes pare \n del espiritu, que puede ser im- perfecta y confusa, como lo era antes, o bien clara y distinta, como lo es ahora, segtin que mi atencién se centre mas 0 menos en las cosas que hay en ella, 0 de las cuales esta compuesta. Sin embargo, no podré extrafarme demasiado cuando con- sidero cuanta debilidad tiene mi espiritu, e inclinacién que lo leva insensiblemente al error. Porque, aun cuando todo esto lo considero en mi mismo sin hablar, sin embargo las palabras me detienen y casi que soy engafiado por los términos del lenguaje ordinario; porque decimos que vemos la misma cera, s nos la presentan, y no que juzgamos que es la misma porque tiene el mismo color y la misma figura: de donde casi me inclino a concluir que se conoce la cera por la visidn de los ojos y no por la sola inspeccién del espiritu, si por acaso no mirase desde una ventana hombres que pasan por la calle, a cuya vista no dejo de decir que veo hombres, igual que digo que veo la cera; y sin embargo jqué veo desde esa ventana sino sombreros y abrigos que pueden cubrir espectros u hombres ima- ginados que sdlo se mueven mediante resortes? Juzgo sin embargo que son verdaderos hombres, y comprendo asi, por el solo poder de juzgar que reside en mi espiritu, Jo que crefa ver con mis ojos. Un hombre que se esfuerza para elevar su conocimiento por encima del vulgo, debe sentir vergitenza de tener motivos para dudar tomados de las formas y de los términos del lenguaje vulgar; 261 25 Segunda meditacion prefiero seguir adelante y considerar si conce er tec : 7 al principio y cres conocerla por medio de los sentidos externos, 0 por lo menos del de gentido comtin, como ellos lo Haman, es decit, por el poder bia con ma a con mas evidenc nto que era la cera cuando la percibi ne ma- ginativo, de lo que la concibo ahora, después de haber examinado con mayor exactitud lo que ella es y de qué manera puede ser co- nocida. Seria ciertamente ridiculo poner esto en duda. Porque qué habia en esa primera percepcién que fuera distinto y evidente, y que no pudiera caer de igual manera en el sentido del menor de Jos animales? En cambio, cuando distingo la cera de sus formas exteriores y la considero por completo desnuda, igual que si le hu- biese quitado sus vestidos, ciertamente, aunque se pueda todavia encontrar algun error en mi juicio, no la puedo concebir de esa manera sin un espiritu humano. 7 Pero, en fin jqué diré de este espiritu, es decir, de mi mismo? Porque hasta ahora no admito en mi otra cosa que un espiritu. sQué expresaré, digo, acerca de mi, que parezco concebir con 26 tanta nitidez y distincién este pedazo de cera? No me conozco yo mismo, no sdlo con bastante mas verdad y certeza, sino también con mucha mas distincién y nitidez? Porque si juzgo que la cera es, o existe, porque la veo, es cierto que se sigue con bastante mas evi- dencia que soy, o que yo mismo existo, porque la veo. Porque puede ser que aquello que yo veo no sea en efecto cera; también puede suceder que ni siquiera tenga ojos para ver algo; pero no puede ser que cuando veo, 0 (lo que yo ya no distingo) cuando prenso ver, °S> Yo, que pienso, no sea algo. Ast mismo, s1 juzgo que la cera existe | \{» ¢ POKGUE YO TATICD, eguira tambien la misma cosa, a saber, que yo | ((soy; y si lo juzgo porque mi imaginacién me persuade de ello, por cualquier otra causa que sea, concluiré siempre lo mismo. Y lo que he sefialado aqui de la cera se puede aplicar a todas las demas cosas que a son exteriores y que se encuentran fuera de mi. ae ee i nocién o el conocimiento de la cera parece See sa Lad distinto después que ella ha sido des- otras causas, con ener y 2 tacto, sino ademés por muchas ; evidencia, distincién y nitidez debo ‘ismo, puesto que todas las razones que sirven Yconocerme a mi mi Segunda meditacion para conocer y concebir In naturateza de | cera, o de cu, iro cuerpo, prueban con mucha mas facili Ja naturaleza de mi espiritu. Y se alquier lad y mas. evidencia cuentran ademas tant cosas en el espiritt: mismo que pueden contribuir a esc as otras jarecer su aturalezd que aquellas que dependen del cuerpo apenas si me- recen ser nombradas, Pero, en fin, he aqui que he vuelto a donde queria; porque como ahora para mi y es conocido que, hablando con propiedad, no concebimos los cuerpos ino por la facultad de conocer que hay en nosotros, ¥ no Por la iMaginacidn, ni por los sentids y que no Ios conocemos porgue los veamos 0 los joquemos, sino tin! mente ae ento, conozco con evidencia porque los concebimos por el pensamiento, conozco con evidencia : —— ue no hay nada que me sea nvis fic de conacer que mu Fspirita y nada que me sea mais facil ds F Pero, dado que es casi imposible deshacerse tan pronto de una vieja opinign, sera bueno que me detenga un poco en este lugar, para que, al ampliar mi meditacién, imprima mas profundamente en mi memoria este nuevo conocimiento. * Eltexwy ‘to francés inserta aqu{ un signo de interrogs 265

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